Prueba Libro De Las Auras Julio 2020

[Gahíji]

Decepcionado estaba. Tener que ayudar y sacar a los aprendices del problema en que se habían metido no era absolutamente de mi agrado. Llamas aparecieron en las pupilas mientras terminaba con cada obstáculo planteado para llegar a la cima de la torre donde las piedras, destruidas estaban.

 

Lluvia caía. La tormenta era inminente. Truenos retumbaban. Rayos y centellas caían. El frio inmisericorde. Sentía el vital liquido tocar mi envejecido cuerpo mientras ambos trivianis eran liberados uno frente al otro. La azotea o techo era liso. Algunas rocas o piedras envejecidas en el suelo caídas estaban. Alrededor de aquella “plataforma” los dementores estaban. Deseaban besarlos. Quitar la humanidad que les quedaban, si es que la tenían. Lo importante en recordar era que cada 3 turnos las defensas protectoras caían y estos podían entrar para atacar a los aprendices.

 

-<<Si quieren vincularse, que les cueste>> -en mi sagaz mente las palabras aparecieron- <lo mejor es decidir si permitirles aprobar deberían,>>

 

No había enseñado lo suficiente. El miedo había llegado a sus ojos y en estado de parálisis por momentos habían quedado. Pedía lo mejor. No habían dado lo mejor.

 

 

~ 0 ~ 0 ~ 0 ~ 0 ~ 0 ~

• No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.
• Duración del duelo: Del 16 de Julio (inclusive) al 25 de Julio.
• Nos guiaremos por las reglas Nuevas de duelos existentes.
• Lista de Hechizos (con especial énfasis en el Libro de las Auras)
• Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al topic del Libro de las Auras

[Mentita]

Candela se encontró frente a su hijo en una superficie plana, decorada con algunos escombros en las esquinas. No le pasaron desapercibidos los dementores que esperaban poder atacarlos, una grieta en el escudo mágico que rodeaba a ambos Triviani. La bruja se fijó en que Gahíji se había alejado a conciencia de ellos y, además, había puesto una distancia prudente entre madre e hijo. Sonrió, reconocía que se dejaba llevar mucho por la adrenalina en una batalla y, aunque Jeremy tenía el mismo temperamento, se suponía que ella era la que debía mantenerse despierta.

 

― Ya sabes que soy Nigromante... Prometo revivirte, en caso de matarte. ¿Vale? ―arrastró las palabras en una voz insinuante.

 

Sacudió el polvo de la tela de su vestido, que se le había pegado en la celda en la que estuvo encerrada dos segundos, y blandió su varita a modo preparativo. ¿Qué esperaban de ella en una prueba? Nunca lo sabía, de hecho, nunca sabía ni por qué la pasaba, no entendía cómo que solía salir de allí vivita y coleando. El viento que sopló de repente llevó unos mechones de su cabello cerca de la boca, hacía frío, podía verlo en su piel cuando se erizaba, mas no lo sentía.

 

Invocó el Aura de la Confusión― Aguamenti. ―dijo, para empezar. De ese modo, Jeremy estaría obligado a que, una de sus dos acciones, fuese sí o sí el hechizo Aguamenti. Sonrió más para sí que para su hijo, pues era la primera vez que estaba usando esos poderes en una pseudo-batalla, así que lo más probable es que saliese más perjudicada de lo que realmente creía.

 

@

 

 

[Jeremy Triviani]

Gahiji ya los había liberado de los convictos y ahora estaban en una terraza rodeado de dementores. Seguían en Azkaban, por supuesto, solo que ahora en vez de tener un centenar de personas queriendo matarlos, tenia solo a Candela. El vampiro empezó a tener miedo, no porque su madre pudiera matarlo, sino porque aquello le traía al presente recuerdos que aun no lograba superar del todo. Su mente volvía a llevarlo una y otra vez a un lugar muy oscuro.

-Gracias, Madre. Por mi parte intentare no matarte, porque... ya sabes -Se encogió de hombros- no soy Nigro y dudo que pueda regresarte a la vida con la magia gitana.

El Triviani invocó el Aura del Escudo Fantasmal. Un resplandor surgió de su varita hasta convertirse en la calva de Zoella, que otra vez, aparecía para protegerlo de cualquier hechizo que pudiera usar su madre para atacarlo. Como había sido antes, y como volvería ser en el futuro si aprobaba aquel libro mágico.

-¡Aguamenti! -Exclamo inesperadamente largando un chorro de agua que salio disparado para mojar el vestido de cortina que vestia la bruja. Jeremy puso los ojos en blanco al darse cuenta que no razonaba muy bien - El agua te despierta -Justificó su idiotez - Mojada estas mas bonita.

@@Candela Triviani

[Mentita]

Hizo una mueca de fastidio cuando vio mojado su vestido. Todos sus hijos tenían la fascinación por arruinarle la ropa siempre que la veían y nunca se había molestado en preguntarles la razón. Suponía que se trataba de un afán por querer irritarla, una chiquillada que se estarían cobrando por la ausencia del rol maternal durante su infancia.

 

— Sí, sí, ya sé que te encanta verme mojada. Pero podrías disimular un poco. —terció mientras preparaba su varita— Vara de Cristal Sectusempra —el arma creció hasta convertirse en un bastón que simulaba fragilidad, resplandecía de un color naranja. El rayo, por supuesto, no fue rayo sino efecto. El Sectusempra había actuado de inmediado, realizando cortes en el pecho de su hijo, por donde la sangre manaba.

 

Candela desvió la mirada un segundo sólo para asegurarse de que los dementores continuaban donde ella los había visto en un principio, y sí, allí seguían. Las protecciones parecían ser fuertes, pero ella no se fiaba.

 

Embrujo punzante>> pensó. Pues planeaba deformarle la cara a su hijo con el rayo, de modo que tuviese problemas de visión en el futuro.

 

— Si llegas a matarme, pues nada, me regreso sola a la vida. Mi alma está ligada a este mundo, dudo mucho que puedas hacer que me pierda. —le sonrió.

 

[Jeremy Triviani]

Jeremy sintió que sus mejillas se coloreaban con la respuesta de Candela. No creía que sea momento de hablar de su edipo cuando estaban al borde de ser alimento para los Dementores de Azkaban. Estos estaban rodeándolos, pero alguna especie de limite invisible les prohibía satisfacer su hambre. Supuso que se rompería en cualquier momento y deberían de estar lo mejor posible, físicamente, para detenerlos.

-¡Ays! -Exclamó sintiendo el dolor del sectusempra rasgo su piel. La sangre empapo su ropa mientras intentaba recuperarse de eso. "Maldición" pensó antes de su madre (Candela) pudiera volver a lanzar alguna cosa que pudiera hacerle daño. Tuvo suerte porque los ojos de la gitana mostraban la concentración que requería algún hechizo mental que solo hizo chispas en su varita y jamas salio de allí.

-¡Cinaede! -Formuló para que Candela empezara a sufrir los efectos del gas venenoso compuesto por restos de pétalos de pensamientos. Obtruiria las vías respiratorias, cortándolas antes de pasar a la sangre para envenenar, paralizando el sistema circulatorio y posteriormente el nervioso. Una agonía de lo mas horrible.

"Curación" Pensó usando aquel hechizo para dejar de sangrar de inmediato. La herida del Sectusempra eran duras, pero soportables una vez que se curaban parcialmente.

-Ahora si me dan ganas de matarte para comprobar que tan anclada al mundo mágico es que estas. Ya que estamos a solas, en un lugar tan hermoso como este, ¿Crees que tendrías el valor de reconocer que soy tu hijo favorito? -Preguntó devolviendole la sonrisa, muy a su pesar, se veía buenota.

[Mentita]

La Triviani invocó a Kansho, la daga que tenía un bonito decorado en la empuñadura. Ésta, absorbió el Cinaede con el que Jeremy intentó atacarla y se lo devolvió, de modo que el gas venenoso acechó a su hijo. La idea era simple, penetrar sus vías respiratorias, pasaría después a la sangre y lo mataría. Claro que no lo dejaría morir, sólo lo empujaría un poco hasta que el rubio le pida clemencia (?).

 

― Te sorprendería saber qué tan ligada a este mundo estoy. ―le sonrió. Candela había intentado morir muchas veces, había cometido suicidio en reiteradas ocasiones; jamás pudo escaparle a la vida, así que supuso que se trataba de una especie de castigo divino, o infernal. Fuere cual fuere, eran datos que sus hijos ignoraban.― Digamos que tengo un pacto con el diablo...

 

Se encogió de hombros a la mención de los favoritismos. Se permitió largar una carcajada pura antes de hacer el amago de contestarle; sólo que, en ese momento, el ambiente se heló más de lo que debería y fue cuando la matriarca se dio de lo que había pasado: lo que sea que haya estado conteniendo a los dementores, había perdido su efecto. Como no sabía realmente si otra Aura sería efectiva en esa situación, optó por invocar Obsistens. El cerco de materia luminosa que se creo alrededor de Candela fue capaz de absorber a un par de criaturas que estaban listas para convertirla, muy posiblemente, en una de ellos.

 

Que la gitana era fría y todos los etc. maliciosos, pues sí. Pero no le apetecía unirse a un ejército de dementores.

 

― En mi vida sólo tuve un hijo al que consideré como mi favorito. ―dijo, retomando la charla. Observó cómo los fantasmas del Aura Fantasmal de Jeremy, protegían a éste de las criaturas tenebrosas.― Pero no es ninguno de ustedes, se fue hace mucho tiempo. ―>. Quiso agregar, pero se lo guardó.

[Jeremy Triviani]

Ah no. El vampiro no iba a permitir que su madre le hiciera un daño mortal. Bueno... no iba a permitirlo, si podía evitarlo, claro. Así que invoco tal como ella la daga del Kansho para absorber el Cinaede que él mismo había intentando enviarle unos segundos antes. Pudo ver el gas venenoso volverse a formar sobre Candela con la intención de obstruir sus vías respiratorias, cortarlas, antes de envenenarle la sangre, paralizarla y dejarla al borde de la muerte. Un borde que según ella, no existía. ¿Ni el diablo quería su compañía?

-¿Y el diablo acepto eso? -Preguntó impresionado. Aveces no podía saber si lo que decía era cierto o era simplemente un farol para distraerlo - Episkey -Dijo terminando de curar las heridas del sectusempra. Podía ver que la gitana, unos segundos después, había invocado una protección para cuidarse de los Dementores que había roto el limite que los protegía.

Tenia la suerte de que su Escudo Fantasmal aun estaba en perfecto estado con la forma de Zoella, la verdadera, para repeler cualquier ataque de las criaturas tenebrosas. Pudo observarlas como se volvían locas teniendo tan cerca a sus victimas y sin poder hacer nada por romper las barreras de protección. El ambiente era pesado, oscuro y sin una gota de alegría.

-Ahora tienes otro -Insistió esperando que afirmara eso. No sabia porque necesitaba aquella confirmación de la bruja. Nunca había estado en su crianza y sin embargo, al margen de sentir odio por ella, simplemente la quería y la admiraba al punto de necesitar su aprobación. Así de mal funcionaba su cabeza - Pero sé que no vas admitirlo. Sera un secreto entre nosotros.

[Mentita]

1d3-2
Rueda del Tiempo

[Mentita]

¿Cómo podía hacer, Candela, para aprovechar el movimiento que había hecho su hijo? Estaba segura de que el efecto ping-pong había iniciado pero no tenía muchas ganas de seguirlo, nada establecía que debía hacerlo y, por lo que calculó, tendrían para largo rato esas devoluciones con el Kansho. Así que invocó las fuerzas del caos, esa magia tan volátil y siniestra, con la Rueda del Tiempo dando por bueno el resultado, pues la devolvió en el tiempo unos segundos atrás, a la acción anterior de Jeremy (el Episkey)...

 

― ¡Vara de Cristal Sectusempra! ―exclamó la bruja, en el instante en que Jeremy le devolvía el Cinaede con el Kansho. De esa manera, nuevos cortes aparecieron en el pecho y abdomen del rubio, pues como era con la Vara, no le daba tiempo a defenderse. Además, tenía que aprovechar que esa era la última vez (al menos por ahora) que podía utilizarlo como efecto.

 

Candela, como buena madre que era, le sonrió. No le importaba que el gas venenoso estuviese hostigándola, si con eso había podido hacer uso de la predicción (intercalación) de los movimientos. Se aplicó un Anapneo para liberar sus vías respiratorias, pues notaba la agitación, y cierta desesperación, que tenía al costar el ingreso del oxígeno limpio en su sistema.

 

― El diablo acepta, lo que uno le ofrezca. No es muy quisquilloso. ―otra sonrisa― Pero eso no lo entenderías, tú sí que lo eres.

 

Le bastó una Curación más para sentirse mucho mejor, de ese modo, el efecto del Cinaede que había recibido sería menor.

 

PV: 80

PP: 4

[Jeremy Triviani]

Jeremy se atrevió a sonreír antes de sentir que su pecho volvía a estar herido por un sectusempra y la sangre volvía a regar el suelo. ¡Por Nibiru! Estaba otra vez herido de forma brutal. ¿Podía irle peor las cosas? Bueno, si, si podia, pero debía de agradecer que aun no lo había matado. Porque tampoco se fiaba de sus promesas de revivirlo. No había precedentes sobre una acción así de parte de ella.

-Episkey- Exclamó para que su herida por lo menos dejara de sangrar y no se muriera seco como una pasa de uva - ¡Cantar de Eleboro!

Una vibración musical broto de la varita del vampiro para protegerlo de cualquier tipo de ataque venidero a sus sentidos. Los cuales, también agudizaba. Aquello, por otro lado, le curaría las heridas que estuviera sintiendo en el momento. Podría de a poco volver a estar restituido de salud, por lo menos.

-Yo no soy quisquilloso -Contradijo a la su madre con un gesto en la mano restandole importancia a sus palabras - Soy exigente. Pero tu tampoco lo entenderías -Se atrevió a decir.