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El Día de la Verdad


Nate Weasley
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Por el momento la pelinegra se había mantenido un poco alejada de todo el cumulo de periodistas y fotógrafos que habían acudido a la rueda de prensa. Tenía una vista privilegiada del lugar y podía intervenir en caso de que algo sucediera, pudo ver a Ellie, Madeleine, Luna y Sagitas; todos miembros activos de la Orden del Fénix lo cual sin duda alguna le daba un poco de tranquilidad, pues tenía la sensación de que la situación podía ponerse fea en un abrir y cerrar de ojos.

El discurso iba bien y gran parte de lo que Weasley estaba contando ella ya lo sabía, así que prefirió sondear la situación, caminar entre los presentes en busca que algo o alguien sospechoso. Todo parecía estar en orden hasta que la presencia del mismísimo Ministro de Magia, Aaron Black Yaxley, hacia acto de presencia ¿Cómo se había enterado? Se preguntó, aunque en realidad, no importaba; lo único que era seguro es que la situación a partir de ese instante se iba a complicar.

Sin apartar la mirada del mago Kaori empezó a acercarse a Nathan, tenía la varita en la mano, oculta entre la túnica que llevaba puesta, conteniendo las ganas de atacar al ministro y es que hasta el momento no lo había tenido tan cerca como para poder hacer justicia por la muerte de su esposo. A sabiendas que no podría contenerse apartó la mirada intentando concentrarse en lo importante en ese momento, la seguridad del Weasley.

Los flashes de las fotos iban de un lado para otro y los vuelaplumas se movían a una velocidad increíble intentando documentar todo lo que ahí se dijera, intentando sacar la mejor noticia. Fue entonces que uno de los flashes alumbró a un pequeño animal que aterrizaba en lo más alto de la destruida fuente de la Hermandad Mágica. Un lugar sin duda favorecedor pues quedaba a espaldas tanto de Weasley como de Yaxley.

Repasó en su mente si alguno de los miembros de su bando tenía la capacidad de transformarse en un ¿murcielago? Y no, ninguno que recordara. Aunque claro podía tratarse tan solo de un animal que había perdido el rumbo. Posó su mirada la criatura para luego concentrarse en usar la legeremancia y poder leerle la mente, la única palabra que consiguió fue «Paciencia» confirmando así su sospecha de que se trataba de un animago y uno que no estaba de su lado.

—Sobre la fuente… — Susurró a Madeleine cuando finalmente llegó hasta su posición —Seguro hay más —añadió.

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Observar, evaluar, intervenir. Observa desde un lugar un poco apartado pues, no solo él, considera que Nathan puede estar en peligro. Le hubiese gustado ser él quien tome el riesgo. Hubiese preferido poder usar la metamorfomagia para pararse en ese lugar para proteger a su compañero. Pero dada las circunstancia habría sido complicado. Una entrevista era probable y en una situación así la tapadera se habría caído irremediablemente. Su única alternativa es evitar que le pase cualquier cosa.

 

Aunque no tiene intención de esconderse o de pasar desapercibido si que esconde parte de su armamento. El arco sobre su espalda son invisibles a los ojos de aquellos que no conocen la magia de los paladines. Lo que si mantiene a la vista y sin intención de ocultar el Mjölnir. No se trata del legendario mazo que descansa en el templo, sino de una proyección de su magia, un regalo de los dioses. Sostiene el mazo con una mano, la fabricada con acero sagrado, y en la otra la varita mágica.

 

Quienes si se esconden son sus clones. Al llevar una capa con capucha cuando los invocó los clones también van con la misma vestimenta. Pero ellos cubren su rostro con la sombra proyectada por la prenda. Caminan lento y escuchan atentamente. Especialmente el clon que tiene el poder de la percepción. El otro, en cambio, permanece tan cerca de Nathan como puede. Siendo su poder la fuerza sobrehumana sería útil en caso de que todo se salga de control.

 

 

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Lunática Gryffindor Delacour - Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

Espera pacientemente a que Aaron le responda o en su defecto que alguien más salte a decir algo, la energía inicial va decayendo a medida que piensa que no solo metió la pata, si no que hizo que el foco de atención fuera hacía la auror, algo que realmente ella no quería en lo más mínimo porque adoraba pasar desapercibida en todos lados, solo era la simple auror que tomaba café, defendía a toda la comunidad mágica y se preocupaba rápido, así es como la conocían, silenciosa y sin hablar, pasando desapercibida algo que le servía no solo como Auror que era si no como miembro de la Orden del Fénix, ella podía saber cosas que el resto del mundo no y a veces usaba esas cosas para su beneficio personal, claro que eso eran cosas que se sabían pero no se decían, como cuando la recibieron en la Gryffindor y le dejaron usar la biblioteca apenas la vieron con sus muchos libros, eran cosas que se sabían pero no se decían y en el ministerio de magia, había tanto enterrado bajo la alfombra que estaba feliz que Nathan sacara los trapitos al sol al fin, solo esperaba que eso no le perjudicara al Weasley, porque lo ultimo que quería era que lo odiaran o lo trataran mal, tan solo por decir la verdad.

 

Se cruza de brazos pensando que realmente ya hizo y dijo todo lo que tenía por decir por ahora, así que solo le resta esperar haber como se sigue desarrollando todo y reza internamente porque todo salga bien, no entiende nada de números ni del banco mágico, pero sabe que se hizo todo lo necesario porque no fuera a quiebra y que si Nathan esta hablando es porque realmente necesita ayuda, se pregunta si entre todos podrán ayudarlo o si habrá alguna manera de darle al banco el dinero que necesitan, ella que no entiende nada, quiere ayudar de alguna manera solo que no tiene ni idea de como lograrlo, así que se queda pensativa y preocupada, porque no desea que el banco cierra como institución y espera poder ayudar de alguna manera, aunque sea ínfima.

 

No quiere admitir que se siente preocupada y desecha por todo lo que esta pasando, siente que todo lo que pudiera hacer no serviría de nada pero espera una luz al final del túnel, sabe que esa luz es la Orden del Fénix, la organización secreta de la que ella es parte, pero tiene miedo que ni los esfuerzos que hace ahí sirvan de algo, aunque se dice negando con la cabeza que esta poniéndose negativa de nuevo y que no esta viendo que quizás si tenga relevancia, porque cada granito de arena es una ayuda más para que la desecha comunidad mágica encuentre su camino dorado de nuevo.

 

 

- No sé como es que algo así paso, entiendo que todo este mal, pero de verdad que creo que podríamos haberlo evitado, no se como pero era evitable, claro que si no le prestan dinero y no tiene forma de pedir ayuda, es lógico que tengan que ir a la quiebra, ¿seguro que no se puede hacer nada? Made ¿que piensas tu? yo no entiendo mucho de dinero pero creo que algo se tiene que poder hacer ¿o esta todo perdido? a veces siento que es como un bucle que cosas que pasan y pasan, una tras otra y todas negativas ¿no lo sienten así ustedes también? - Les pregunto a Made y a Eileen, preocupada y deseosa de encontrar una solución, una que no esta viendo por ningún lado y teme que las instituciones tal y como las conocemos queden obsoletas de por vida, un pensamiento nefasto que espera que no se haga realidad bajo ningún concepto, aunque por como se estaba dando todo, parecería que íbamos camino a eso -

 

Chasquea la lengua y patea el piso con el tacon de su bota violeta, producto de todo el malestar y la desazón que siente encima, quisiera poder entender más de números y darle una mano a su colega pero ciertamente solo puede escucharlo y quedarse paralizada por sus palabras, pensando que quizás habría un camino para salvar todo, un camino que no esta viendo por ningún lado y que espera encontrar más tarde que temprano, al fin y al cabo, la esperanza y el sentido del humor es lo ultimo que se pierde en una batalla y esto era exactamente eso, una batalla pero no el final de la guerra, así que aún quedaba mucho por recorrer y estaba segura que algo se le ocurriría, porque no podía permitir que Nat se diera por vencido y si estaba en su mano, buscaría la forma de ayudarlo, porque era su familia y lo quería demasiado como para no ayudarlo con lo que pudiera.

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Percibe su figura por el rabillo del ojo, una nueva mancha en su campo visual. Si se hubiera aparecido minutos atrás, probablemente hubiese oído sus pasos resonar en medio del inmenso atrio que, ahora desprovisto de gran parte de su infraestructura, permitía mucho mayor resonancia. Ahora, sin embargo, no gozaba del silencio que había entonces: gran parte de la multitud cuchicheaba en tono animado, e incluso algunos reporteros compartían notas entre sí mientras Nathan se dirigía exclusivamente al reportero de El Profeta. Sin embargo, lo vio llegar. Aaron Black Yaxley, el Ministro de Magia.

 

Su cerebro reacciona antes que él: los efectos de la adrenalina descargándose en todo su cuerpo son casi instantáneos. Siente su corazón batir más fuerte, su respiración hacerse más rápida. Sus pies están cargados de energía, instándolo a moverse. Las órdenes de su sistema nervioso son claras: alerta. Más el resiste todo ello: se queda estático en su lugar, su mirada clavada ahora sí en la figura de su adversario quien camina hacia él a paso decidido. Luciendo como alguien extraído del siglo pasado, Nathan debe admitir que si figura es ligeramente atemorizante, aunque no puede discernir si aquello se debe a su aspecto o a las circunstancias en las que se encontraban.

 

Señor Ministro. – dice el Weasley, a voz elevada, llamando la atención de todos los presentes quienes se giran en torno al recién llegado. – Me alegra mucho saber que mi invitación llego a buen puerto; ya pensaba yo que sólo sería yo hablando aquí hoy.

 

¡Oh!, sí...sí... – replica éste, en un tono que da por entendido que él esta aquí en sus propios términos. Le sorprende ver que éste hace una breve reverencia antes de seguir acercándose al Weasley.

 

Durante la perorata y el show que siguen a continuación, Nathan se mantiene impasible. Resultaba casi gracioso el como, ante la desesperación, las personas buscaban justificar sus acciones con las de otra persona. Excepto que no era gracioso. No para él. A decir verdad, lo encontraba un tanto cobarde que en lugar de refutar las acusaciones que él había hecho en su contra, o de negar o dar una explicación acerca de por qué había faltado a sus obligaciones, estaba allí hablando del Weasley. El Ministro se acerca cada vez más al Weasley, hasta que éste es capaz de mirarlo directo a los ojos, y entonces su legilimancia actúa sola. Normalmente esta siempre lista más expectante, a la espera de la orden del Weasley para introducirse en la mente de quien éste disponga, pero las circunstancias hacen que ésta tenga ahora mayor libertad para andar.

 

El Ministro no opone resistencia y, Nathan está seguro que ni siquiera es consciente de la intrusión. Ignorante en las artes de la Oclumancia, no tiene forma de saber que en ese momento él estaba presenciando gran parte de su vida en un santiamén. La ausencia de su madre a lo largo de toda su infancia, su crianza a manos de una familia obsesionada con la pureza de la sangre, su educación en Hogwarts que jamás llegó a satisfacer sus estándares de ambición. No le sorprende en lo más mínimo que ese niño y luego adolescente se transformase en la persona que hoy tenía en frente suyo. De hecho, hacía perfecto sentido; tanto que ahora ya no podía sentir rencor hacia él, sino lástima. Lástima porque, de ser distinta su historia, estaba seguro que el Ministro sería una persona decente. Sería incluso feliz.

 

A causa de su intrusión en mente ajena, Nathan prevee lo que el Black Yaxley hará incluso antes de que lo haga. Ve la mano de él posarse en su hombro antes de que lo haga, y ve la idea de tomarse una fotografía juntos – ¿para comprometerlo, quizá? – antes de que las cámaras disparen los flashes. Está listo para que todo aquello ocurra, y por tanto tiene su estrategia preparada. No hay intenciones de negarse a una fotografía con el Ministro, si eso es lo que desea, pero éste debería pagar un gran costo político de querer que se hagan públicas. Segundos antes del momento, Nathan aprovecha a sacar su varita del bolsillo y hace una leve floritura que pasa desapercibida para el Yaxley, quien está distraído en sus tonterías conservativas.

 

Su varita expide unos lazos anaranjados que brillan bajo una luz, como si el sol se reflejase en ellos. Los lazos se alzan en el aire, justo por encima de ambos magos, y se curvan y amoldan a la forma de un fénix que sobrevuela alrededor de una frase perfectamente legible:

 

"Orden del Fénix. Lealtad y Sacrificio."

Los flashes vuelven a disparar, en parte sorprendidos por ver al Weasley y al Yaxley en una misma toma, pero en parte asombrados por el cartel que a tan solo unos centímetros encima de ellos, es imposible de dejar afuera de la foto. Es, entonces, su turno de aprovechar las circunstancias.

 

Sabe usted, Ministro... mi madre es una mortífaga. Me resulta, cuanto menos, interesante que usted la conozca tanto. – le susurra al oído. Cualquiera que conociese un poco de historia de las familias magias podría hacer presunciones en base a los apellidos del mago: era una teoría común en la Orden del Fénix que el Ministro era miembro de la Marca Tenebrosa, a pesar de que no tenían pruebas fehacientes al respecto. Sin embargo, aquel comentario confirmó sus sospechas sin lugar a dudas. Si conocía tanto a su madre como sus palabras habían implicado, lo había hecho luego de que ella traicionara a la Orden.

 

Los flashes se detienen, evidentemente expectantes a que ocurrirá luego. Nathan devuelve su varita a su bolsillo, y se acerca una vez más a la multitud de reporteros. Está a punto de hablar, cuando una voz en la multitud llama la atención de todos: es su compañera, Luna, quien muy amablemente sale en su defensa ante al Ministro. No puede estar más agradecido: la interrupción de Luna le da el tiempo necesario para pensar sus próximas palabras, más al mismo tiempo lo infunde de energía que alguien lo defienda tan sinceramente en circunstancias como aquellas.

 

Gracias, Luna. Eres demasiado gentil. – le responde Nathan, una vez esta ha dejado de hablar.

 

Todos los ojos vuelven a posarse en él.

 

No deben permitir que tanta ignorancia por parte de nuestro Ministro los engañe, estimados. – comienza, mientras se pasea frente a todos ellos, incapaz de quedarse quieto ante la mar de nervios que siente por dar la respuesta acertada. – Verán, esto es lo que sucede cuando se elige al cargo a gente que no tiene la formación correspondiente.

 

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Sus ojos se mantienen siempre sobre la prensa. Yaxley no existe, su mandato se acaba en cuestión de semanas, y él no hace más que intentar a toda costa perpetuar su poder de alguna manera, aunque sea haciendo el ridículo.

 

Quizá sea hora de que el señor Ministro recuerde que a pesar de su convicción sobre la supremacía de los magos por encima de los muggles, son ellos quienes están ganando la batalla. ¿O debo, acaso, recordarles que tenemos que estar todos a escondidas por ante la posibilidad de que los muggles nos capturen y nos arrebaten nuestra magia? ¿O quizá sea mejor recordarle que no hemos sido capaces de generar una cura para aquellos que han sido inyectados con el suero anti-magia? ¿O, aún mejor, recordarle que el Inquisidor se las ha apañado para destruir y pulverizar todos y cada uno de nuestros emblemáticos simbolismos muggles? >>

 

– No se engañe, señor Ministro. Los muggles no tendrán magia, pero hay varios de ellos muy inteligentes, algo de lo que usted no puede jactarse, y que como resultado de lo cual hoy en día ellos nos están exterminando. Usted siempre ha querido que la magia prime por sobre la ausencia de la no magia, me pregunto como vivirá usted cuando ya no tenga más magia para vivir.

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Egipto

 

Luego de terminar la rueda de prensa contra la administración bancaria por parte de @ fue asignado como delegado de asuntos económicos por la Confederación de Países Africanos, por ello el egipcio se marchó de su país rumbo a Gran Bretaña. Al cabo de unas horas se apareció en el país, pues poseía permisos extra oficiales por parte de @ , además fue acompañado por aurores de su país de origen.

 

--

 

Gran Bretaña

Como funcionario diplomático y dueño de la Radio.

Ministerio de Magia y Hechicería

 

La delegación de los países africano comenzaba a llegar, los magos y brujas vestían atuendo típicos, todos pertenecientes a cada integrante de la misma, aunque sólo el Luxure podía tomar desiciones en asuntos de relaciones, pues este era su cargo extra oficial. Allí, con mirada en el suelo, se rodeo de sus aurores, mientras los otros integrantes de encontraban cerca del mismo.

 

-Busquen al Sr. Ministro de Magia y Hechicería británico. ordenó tajante. Y clava la mirada que sobre salían del atrio.

 

Alli uno de los aurores apuntó a un ciudadano que intentó acercarse al diplomático y el mago oscuro ordenó no matarlo, sin embargo, no impidió a su mecanismo de seguridad su protección, de igual forma sucedió con los otros integrantes, que habían llegado día antes de la rueda de prensa al país británico.

 

-Consideró que será mejor buscar un lugar más tranquilo.-

 

Agrega una bruja de Nigeria y camina cercano a Luxure, portando en sus muñecas y cuello joyas típica a su país de origen. Además, que el idioma que habló era propio de su país. La mujer era de una penetrante mirada y elegante a caminar. Además de esa delagacion, se encontraba los representante de la India, quienes compartía mismos criterios que los africanos. En cierto momento la ayuda internacional tenía la intención de evaluar la crisis, oponiéndose abiertamente a lo que pudiera expresar el Fondo Internacional de Comercio o fines vinculados a la misma. Y todos esperaban al pronunciamiento de los Di Medicci, pues reconocía su fama y experiencia en aquellos asuntos, por lo que por la mente de Demian rondó el nombre de @@Lucrezia Di Medici Di Medicci

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Aaron Augustine Black Yaxley

 

-Quizás qué otras cosas develan las reuniones como ésta ¿verdad?...- respondí entre dientes a Nathan, manteniendo la sonrisa al público cuando éste me dijo con soltura los principios de su madre, de Felicity, concentrándome en no librar recuerdos de nuestros encuentros, aunque estaba casi seguro que jamás los hubo en el ámbito de la noble casta que representaba hoy en día. Tal vez el hecho de que ella misma actuara bajo el seudónimo de Poppy, era una salida para éste embrollo.

La gris mirada que me precedía digno de un puro linaje, reflejó las palabras que por muchos años estuvieron vacías, presas de un olvido donde muchas familias de la sociedad mágica se vieron desprestigiadas, desamparadas y desoladas. Fruncí los labios con molestia y cuando estuve apunto de tomar mi varita, reconocí una voz en mi mente >>Paciencia<<. ¿Qué era eso?...Fueron las palabras de otra bruja las que me devolvieron al terreno en el que nos encontrábamos.

-¿Es usted una Weasley de verdad?, por los cabellos digo...- observo a Nathan- sin ofender, claro...- paciencia es lo que tendría que tener para aquella acusatoria y difamación de mi persona. Oigo cada palabra que sale de su boca y en cuanto deseo responder, el muchacho a mi lado se adelanta.


***


>>Veo que su amado bando, rebelde e ilegal por lo demás, no está lejos de la política que nos concierne. ¡Aprovecharse así de nuestra gente! ¿acusarme de haber atentado contra su vida?- cuestioné en vista pública-...¿qué edad tienes chiquillo?... ¡Que haga público el recuerdo! - le reté- tal y como les he enseñado que los fenixianos no estuvieron ahí cuando todo se nos vino encima, tal cual desampararon al débil que juraron proteger ¡¿qué clase de hipocresía barata es ésta?! ¿Querer culpar al gobierno mágico de que brujas y magos estén sacando sus ahorros por miedo a una entidad que no pueden controlar?¿ que no ha querido enfrentar, y tomar esa vía de ignorancia para su campaña política?... ni siquiera los vi en el frente de batalla cuando Bulgaria e Italia nos invadió por intereses propios, como tampoco han logrado dar con el Inquisidor y su ejército de redentis- miré al público y cuestioné- ¿no son ustedes los buenos en ésta historia?. Al parecer, al igual que los norteamericanos, ¡solo buscan dar el golpe de gracia para quedar como héroes! ¡y no dudo que el MACUSA esté detrás de todo ésto, queriendo manipular los demás gobiernos a su antojo! - fue entonces que me encaminé por alrededor de la multitud, no sin antes dar una palmada en el hombro de Nathan, percatándome que el anillo detector de enemigos en mi anular, brillaba como nunca.

>>¡Blasfemias!...- exclamé molesto. Estaba perdiendo los estribos; mi temperamento era una línea delgada entre lo correcto y lo seguro- No fui yo el que redactó las políticas que regulan nuestros sueldos, por lo demás, son libres de averiguar si es que acaso he tomado un galeón en contra de la ley; ¿que acaso no conozco la carga impositiva?, ¿que las familias de sangre pura son las más adineradas?- pregunté con cierta ironía, pues la excentricidad de sus palabras parecían bordear el resentimiento- La desesperación de su gente señor Weasley, de los fenixianos por entrometerse en la política que nos rige- sostuve con algo de serenidad-... ¿qué harán al respecto, abolir la caída del estatuto y devolver a nuestra gente a sus amplias celdas de pseudo libertad?, ¡¿Por miedo al muggle y a su ineptitud en las relaciones humanas?! ¿es esa la manera con la que pretende gobernar de ser electo?...no se trata de primar sobre "la no magia", jovencito. Se trata de sentirnos libres y de que esa libertad encaje en la jerarquía que nos corresponde por derecho, ¡¡por voluntad!!, como la suya al reconocerse miembro de un grupo que hasta el día de hoy no ha llevado a ningún mortífago a juicio, y no porque yo esté aún en el poder ¡pues se me ha acusado innumerables veces de pertenecer al bando tenebroso!- solté sin más- lo que claramente no es así. Dejen de mentirle a la gente, porque es penosa y notoria la falta de pruebas pruebas; solo les quedan los viejos y gastados discursos de lealtad y sacrificio...- aproveché el silencio y volví a levantar la voz, mientras bloqueaba el recuerdo de Delacour cuando secuestré a sus hijos- Le daré un consejo a usted y a los suyos, que de seguro se encuentran aquí entre nosotros. Sean leales a la bruja, al mago, a los seres que nos rodean y que para los muggles no son más que una historia de media noche. Sacrifiquen la vida, la varita por reconocer la posición, el estatus de nuestra esencia y no te dejes, ¡NO SE DEJEN!, engañar por las políticas que finalmente sí nos llevarían a la extinción. No le venda la ignorancia a quienes he considerado hermanas y hermanos...

...¡¡La fidelidad al conservadurismo mágico es una política que nos corresponde por derecho...!!

Por otro lado, podría haber ordenado su detención al explayarse tan abiertamente sobre un bando rebelde, pero no, hoy las políticas mágicas abarcaban los ideales de aquellos grupos, y yo no estaba ajeno a su oponente, la casta mortífaga.

OFF: Nathan!! ¡que lindo rol! *O* ! ... gracias por leer la historia en mi perfil. Le has dado al hueso con eso de: "No le sorprende en lo más mínimo que ese niño y luego adolescente se transformase en la persona que hoy tenía en frente suyo." Y todo lo que narras en ese párrafo, aunque Aaron si es feliz, solo que es una felicidad algo egoísta (?) XDDD

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No puede evitarlo. La risa escapa de sus labios antes de que pueda contenerse.

 

Me disculpará, señor Ministro. No es mi intención reírme de usted. – se apresura a aclarar – Entenderá, no es más que la respuesta más natural que me surge ante sus palabras.

 

Por unos momentos, de verdad intenta comprenderlo. Trata de hacer ejercicio de su mejor empatía y ponerse en los zapatos del hombre, de caminar los lugares que caminó, de extrapolar lo poco que vio dentro de su mente al razonamiento de cómo alguien llega a ser así. Sin embargo, no puede. Hay algún punto en el medio de la construcción de aquella ilusión en la que vive al que el Weasley no lo puede seguir y se queda, confuso, a medio camino. Es consciente de que la totalidad de la multitud allí congregada está presenciando la conversación entre ambos magos, más Nathan no tiene intenciones de que aquello se convierta en un debate. Su único propósito en aquel día era llevar a la luz las acciones del Black Yaxley.

 

Creo, señor Ministro, que usted está bajo la impresión de que uno de los dos se marchara de aquí hoy de acuerdo con el otro. – comienza después, mirándolo directamente a los ojos. – Permítame ahorrarle el incordio: usted y yo somos personas naturalmente distintas, y jamás esperaría convencerlo de mis visiones sobre política, sociedad, economía y seguridad ciudadana. Verá, al contrario de usted, yo valoro la democracia; y la pluralidad de voces es esencial para construir una sociedad justa en la que todos querramos vivir, incluso voces tan destructivas como la de usted.

 

Usted y su gente pueden esconderse detrás de cuanta fachada quieran montar. – prosigue, y ahora se dirige más allá del Ministro sino también a su grupo de personas – Pueden negar cualquier paso en falso. Pueden engañarse a sí mismos pensando que tienen los valores correctos, que son ustedes los que obran en pos del resto y quieren ver al prójimo tener éxito, independientemente de que piensen distinto que usted. Pueden decirse cuantas mentiras quieran para desacreditar a quienes no piensen como ustedes, e incluso encontrarán gente que no piensa como ustedes y que se les unirá en el afán de tener un enemigo en común. Ya lo hemos visto: ¿o acaso usted no se benefició de los ataques del Inquisidor? ¿o acaso usted no habla de libertad como un derecho mientras privó de libertad a todos aquellos que no estaban de acuerdo con sus regímenes? >>

 

La ira que sentía el Weasley por la obsecuencia y el cinismo del hombre era inconmensurable. No podía negar que el mago era muy hábil en tergiversar la historia a su favor. Hechos que debían ser relatados de otra manera, pero que él estaba utilizando para su propio beneficio político y buscando jactarse de ser benévolo en el marco de sus actos llenos de infamia y deshonestidad.

 

Quizá si en este país hiciéramos apología a la idoneidad del cargo, no tendríamos ignorantes como usted en el gobierno. Me cuesta creer que alguien en su posición tenga tan poco conocimiento sobre las leyes y libros que reglamentan su ejercicio. Y es que, estimado Ministro, los derechos nunca, jamás, y en ninguna circunstancia son absolutos. Su naturaleza está limitada intrínsecamente, pero también está supeditada al peso extrínseco de la ley que nos gobierna. Los derechos tienen limitaciones. Ser libre es un derecho, pero también ser libre acarrea la obligación de respetar la libertad del otro. Y ahí, Ministro, es donde discrepamos en la esencia. Usted ha instaurado un gobierno fascista de facto cuya legitimidad está por los suelos, y usted puede engañarse creyendo que en semanas cuando termine su mandato alguien se encargará de continuar su legado.

 

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Atrio.~

 

Hacia bastante que no me adentraba en aquellos territorios. Especialmente porque había terminado mi carrera profesional en ésa institución que ahora no era más que destrozos. El Estatuto había caído, y con él, muchos encantamientos seguramente. Pero por suerte estaba escondido para muchos ojos curiosos que podrían haber dado con el Ministerio de Magia sin problema. Como siempre, la lista de problemas era amplia. Y algunas cosas se solucionaban y otras no tanto.

 

Me encaminé directamente al Atrio, pasando por todos los puntos necesarios para llegar hasta allí. Llevaba una capa negra como la noche, con algunos arabescos en plateado. Una camisa negra al igual que mi pantalón y zapatos. Un broche de oro con forma de cabeza de león, representaba al emblema de mi familia. El otoño se acercaba y con él empezaría las épocas más frías del año.

 

Podía decir que había llegado en el momento justo. El grupo más grande lo conformaban los periodistas y reporteros, todos con los ojos puestos en una figura conocida, como lo era mi amigo Nathan. El cabello violeta de mi prima resaltaba entre la multitud. Pude reconocer a mi hija Lunática, mi compañera Ellie. Y el mismísimo Aaron Yaxley, que muchos problemas habían traído. Los lazos anaranjadas habían formado en aquel momento aquellas hermosas palabras, si, pero peligrosas.

 

Había llegado justo. Mi varita claramente que estaba en mi mano, si, porque sabía cómo terminaba aquello. De hecho, tiempo atrás, dos compañeros del bando habían hecho lo mismo y habían tenido que abandonar sus vidas. Negué con la cabeza mientras me acercaba aquel tumulto. ¿Nathan lograría entender que con el gesto en la cabeza y el guiño de mi ojo le estaba diciendo que estaba allí por cualquier cosa que necesitara? Esperaba que si, aprovechando a quedarme a un costado de todo eso.

 

Me entrecrucé de brazos.

 

@ @

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Había recibido un llamado pero no estaba segura de ir o no, las cosas estaban muy difíciles para ella y su familia y estaban por la labor de emigrar de Inglaterra. Pero mientras eso no pasara tenia que acudir a apoyar a su bando y el Weasley era de su bando. Caminar por el atrio, con la capucha sobre el rostro para no ser reconocida enseguida y su capa de viaje negra con vistas rojas en la orilla le trajo recuerdos buenos y malos. Aquel edificio ahora tan en ruinas había sido testigo de los pocos amores que la Granger había tenido en su larga vida, desde el Dumbledore hasta el Crouchs y también había sido parte de su carrera ministerial hasta que la abandono por seguir su verdadera vocación, leer el futuro y hablar con los muertos. Estos últimos le habían advertido el peligro que le acechaba si se quedaba en Inglaterra, tenia que salir pronto o ya no podría salir

 

Escucho cada palabra que se hablo mientras sus instintos aurores le obligaban a estudiar cada tramo del lugar en busca de amenazas. Era claro que había amigos y enemigos por ahi, tan solo de la orden, las filas se cerraban alrededor de Nathan sigilosamente, previendo un ataque que pudiese ser mortal. - Umbra - dijo en un susurro. Su sombra se desprendio de su cuerpo y se colo entre la multitud, quedando a escasos metros del fenixiano, lista para protegerlo.

 

- Hola - saludo de manera sencilla a su primo acercandose y colocandose a su lado con la varita en la zurda, disimulada entre los pliegues de su capa pero lista para ser usada de ser necesario. Lo miro de reojo preguntandose como le diria que se iba. Que dejaria el pais en un momento tan critico no solo para la comunidad sino para la misma orden. Estaba segura que su primo iba a reñirla por huir.

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Lunática Gryffindor Delacour - Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

Sonreí cuando divisé a papá Elvis entre todas las personas que estaban allí, le saludé con la mano aunque no estuviéramos cerca, una oleada de felicidad y seguridad me calentó el corazón de tan solo verlo, suspire mientras las palabras de mi amigo Nat y Yaxley se repetían en mi menté, ¿qué es lo que primaba más? ¿la seguridad de todos los magos o la posición social a la que pertenece? intento entender sus palabras lo más que pudo, según pudo saber a duras penas Yaxley tenía un gobierno de facto no democratio, Nathan lo estaba acusando de eso ¿o no? y por el otro lado el ministro ¿o ya no era ministro? decía que no había tomado ni un galeón en contra de la ley y una sarta de cosas que le dolía la cabeza de tan solo intentarlas entender, se alegró sobremanera de que eso no le conservera más que para escuchar a Nathan y sonreirle cuando le defendió, por lo demás se quedo muda escuchando los discursos de ambos magos, algo que si sabía era que evidentemente no estaba contento en lo más mínimo, entendía que nos culpaba por haber dejado sin libertad a los que no pensaban como nostros, la realidad era que eso no era cierto, solo llevábamos a las cárceles, cuando estas existían a los que veíamos que trataban mal a alguien o habían hecho algún bandalismo o algo mucho peor como matado a algún mago o bruja de a pie, eso era todo cuanto hacían, por lo demás como pensará el resto nos tenía sin cuidado en nuestra organización, de hecho la misma bruja había trabajado cuando recién empezó, codo a codo, con jefes y compañeros que no pensaban igual a su idiologia y no por eso los trataba mal o los encarcelaría, al contrario, se nutría de lo diferente más veces de lo que le hubiera gustado admitir.

 

 

Entendía que no era su lucha por eso se mantuvo al margen y sin hablar, sopesando para sus adentros sus recuerdos cuando recién entraba al ministerio, recordó cuando la recibieron en el departamento de la ley mágica, recordó la primera vez que redacto leyes que hoy en día estaban vigentes para magos y brujas de a pie, casi podía recordar palpablemente cuando su jefa de entonces le ordenaba redactarlo todo, sonrió ante el recuerdo, pero tardo un momento en volver a la dura realidad, se mantuvo en guardia y con la varita preparada, aun cerca de Made y Eileen, esperando quizás una guerra o lucha que nunca se produciría o quizás sí, lo cierto era que no estaba siendo tan optimista al respecto, solo esperaba que no tuviera que intervenir para salvar a Nat, porque Yaxley se llevaría una sorpresa si llegaba a lastimar a su buen amigo, aunque no le haría nada malo, igual preparo su varita por si las dudas en su mano, diciéndose que aquel día había entendido bastante lo que sucedía en su comunidad mágica y estaba a la espera de cualquier cosa que sucediera allí.

 

 

- Creo que en este día se revelaron más cosas que en mucho tiempo y espero que nada malo pasé, solo deseo que todo este en paz y que nada malo ocurra, ¿crees que eso sea posible? algo me dice, Made, que tendremos que esperar mucho tiempo antes de que todo sea como lo conocemos, sin desmerecer nuestros esfuerzos, me pregunto si es que alguna vez hallaremos paz entre tanto descontento generalizado - Le pregunte a Made y a Eileen, cuidándome de hablar bajo para que solo ambas pudieran escucharme -

 

Aun llevaba mi varita fuertemente sujeta en mi mano y no perdía de vista ni a mi amigo Nat, ni a Yaxley, ciertamente no conocía al mago de nada y antes de que hablará con Nathan en estos momentos, su nombre le había sonado por el ministerio una o dos veces nada más, dicho sea de paso, tampoco tenía nada en contra de él, bueno siempre que no atacará a nadie, cosa que no parecía dispuesto a hacer, no tenía porque preocuparse por él, así que me mantuve allí quieta esperando que todo el intercambio terminara para bien o para mal de sus participantes, preguntándose cuanto tardía en entender el suceso transcendental que había presenciado allí momentos antes, por suerte, tenía a su papá, Elvis, a Made, Eilen y el mismo Weasley para que luego le explicaran todo, así que agradeció que ya nadie la notará para quedarse quieta y callada, a la espera de algún desenlace de aquella contienda interesante que se estaba formando frente a sus azules ojos claros que parecía que definiría el futuro de su amada Inglaterra tal cual la conocía y el mismo Ministerio de magia Ingles que apenas estaba resurgiendo de sus ceniza,cual fénix, que siempre resurgiría de alguna forma o de otra, porque las instituciones eran importantes, pero mucho más eran las personas que hacían que esas instituciones funcionaran como un reloj ingles, a todo dar y sin pararse un solo instante.

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