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El Día de la Verdad


Nate Weasley
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Aaron Augustine Black Yaxley

 

-Oh, por fin logramos un acuerdo de palabras, señor Weasley...-le dije mientras esbozaba una ligera sonrisa con ánimo de sorna- ... el tema es que parece tergiversar la libertad, pues y si bien tiene razón en que una termina en el límite de la otra, no soy yo quien coarta el libre movimiento de la magia...- agregué, llevando la diestra hasta mi mentón con cierto aire de ironía. Entrecerré inquisitivo la gris mirada hacia su persona- ... ¿o es que acaso se avergüenza de ser un mago?- cuestioné y volví a mirar a la comunidad de hechiceras y hechiceros; muchos atentos y otros ni tanto, adeptos a uno u otro, al menos estaban allí, oyendo cada politiquería de la que allí se hablaba- ¡Somos diferentes!, estamos totalmente de acuerdo pues yo jamás podría predicar aquí, en el atrio ministerial sobre un bando que desvirtuó sus principios y que, disculpe que sea redundante, pero no estuvieron defendiendo a nadie por mucho tiempo. ¡Soy diferente! sí, ¡al muggle!, ¡claro que soy diferente al muggle!, de otra manera no sé para qué serviría ésto...- sostuve mientras desenvainaba mi varita con gran facilidad, dándole un par de vueltas entre mis dedos cuan baqueta de baterista. La paré en seco-... pero el tema está en que mi libertad también ha sido coartada, la de mis ascendientes, mi familia, mi gente, donde me gustaría incluirle créame que sí, ¡por siglos!.

 

>> Y adivine por quiénes, señor Weasley...- hubo un par de segundos donde el silencio reinó. Aproveché el momento para tomar aire y resoplar la respuesta con un sarcasmo innato, encogiéndome de hombros varita en mano- ¡muggles!; a los mismos que usted pretende defender, resguardar y proteger. Lealtad y Sacrificio ¡ja!. No me haga reír, Nathan, porque yo no tengo problemas en ser directo con quienes considero y he considerado traidores al culto mágico... ni me imagino lo que diría su madre ante las acusaciones que ha develado sobre sus principios...- observé a la comunidad- ... sí, la acusa de pertenecer al bando rebelde, legado del mago más poderoso de todos los tiempos, ¡el que no debe ser nombrado!, el señor Tenebroso... ¡Tom Riddle!, ¡UN MESTIZO! ...- reí y proseguí, bajando de la tarima para pasearme entre los presentes que formaban el camino. Algunos reacios a mis palabras, me observaban con cierto odio o mueca de disgusto-... me pregunto si alguna vez intentó difamarle o al menos capturarle, mi estimado... ¡Quizás no sea un experto en la ley mágica!, pero tampoco la desconozco. ¡De lo que sí me jacto!, es de la historia, la verdad de muchas brujas y magos que sufrieron a manos de los no mágicos, como ahora con el inquisidor ¡EL FAMOSO INQUISIDOR!...- exclamé a viva voz mientras levantaba la varita que no soltaría por ningún motivo. Me volteé hacia Nathan y le apunté con la misma- ...y el chiquillo aquí presente, me pregunta si me he beneficiado con sus ataques. ¿Es en serio muchacho?...- le pregunté al bajar el arma mágica, teatralizando la desesperanza de sus palabras. No era tan est****o como para atacarle en público.

 

>>¿Debo recordar el ataque a San Mungo?, ¿a Hogwarts?. ¡Mis hijos estaban allí!, mi sobrino, ¡mi gente!. Y usted tiene la desfachatez de venir aquí a ensuciar mi imagen, una y otra vez, ¡¿con los relatos de revés?!. Le he retado a presentar prueba pública de mis actos y aún así solo intenta tratarme de ignorante, cuando y al parecer el vacío de sus palabras no son más que un espejo de sus acusaciones...- sostuve en pleno atrio del viejo ministerio- por lo demás, mi gobierno no ha sido fascista... o tal vez si lo haya sido para personas de bajos y escandalosos principios, para el temeroso de Voldemort, sí, no temo decir su nombre. ¡O como Grindelwald! de quién solo tomé lo mejor...- me esfumé en una voluta gris y de cierto tono sombrío para posicionarme nuevamente a su costado; era el ministro regente aún y ese viejo ministerio estaba en ruinas con sus protecciones caídas- ...¡La libertad!...

 

>> Para concluir éste intento de desprestigio, dejaré en claro que no busco que usted comprenda lo que digo ¡es más!, no espero que lo entienda pues y los ideales del grupo del cual se jacta formar parte, me lo dice todo. No están listos para entender el conservadurismo mágico ni lo estarán jamás. Solo espero que cumplan con su deber, de que al débil deben proteger pues y las brujas y magos que han creído en mí, no necesitan protección ante quienes no conocen el poder de la magia, venga de ustedes o de ese famoso Inquisidor... Con su permiso, señor Weasley- finalicé con una leve inclinación de mi cabeza. Tenía modales y una enigmática educación- tengo asuntos importantes que atender. Un cambio de mando, tal vez... ¡fascista!..- exclamé con otra sonrisa para bajar las escalinatas de la tarima en plena serenidad- ¡AH! antes de que me olvide. Seré un miembro vitalicio del Wizengamot, y yo si tengo pruebas en su contra; le daré tiempo para que reúna las suyas y le esperaré en la comodidad de mi hogar o donde guste... soy un hombre de principios, señor Weasley; por ejemplo, yo jamás hubiese hablado mal de mi madre, y al parecer usted ya conoce la historia con la mía...-le había visto en mis recuerdos, más no podía protegerme pues la oclumancia no era mi habilidad- ¡legilimancia!... paradójicamente le admiro. Hasta luego, Nathan. Al igual que usted, espero nos volvamos a ver...

 

Dicho tal, me aventuré a buscar alguna de esas chimeneas que aún funcionaban para desaparecer hacia Buckingham, lugar donde se llevaría a cabo la próxima elección para mi sucesor en el Ministerio de Magia.

 

-Mmm... espero que ésta funcione...- dije mientras me metía en una supuestamente intervenida- ¡Buckingham!...- dije, y desaparecí entre flamantes llamas de fuego negro. Ya si me llevaba allí u a otra parte, no sería un problema difícil de resolver.

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Shelle Ridcklaud de la Hoya Gryffindor

Publisher, Politike Mágico de Dinamarca.

Días antes

 

 

-¿Aaron Yaxley, supremacista? ¡Un escándalo!- gritó la publisher arrojando la nota que había realizado unos de sus propios reporteros, anotó su nombre en una libreta para despedirlo cuanto antes.

 

¿Acaso la verdad había sido presa de una jauría de ignorantes de la llamada Orden del Fénix? Después de todo la historia era contada por los ganadores, pero aún no habían cantado victoria. Observó el calendario sobre su escritorio, las elecciones estaban prontas a terminar y uno de los candidatos más aclamados era el mismísimo director de Gringotts.

 

Miró a su alrededor, se encontraba en una pequeña oficina en Londres, después de que su torre en Dinamarca hubiera sido completamente destruida por los verdaderos supremacistas, aquellos quienes habían declarado la guerra por el simple hecho de sentirse inferiores.

 

La pelirroja soltó una parva de blasfemias y se agarró por unos minutos la cabeza. Aún no había conseguido reporteros confiables y con ideales fieles a la línea editorial que porponia. Había decidido no dejarse manipular nuevamente por ningún mandatario como había pasado en Dinamarca donde había sido obligada a un espionaje ilícito con fuerzas anti-magia. Aquello le había costado todo, incluso a la persona que más había amado, su socio.

 

El ulular de una lechuza rompió el silencio y escuchó cómo una diminuta garra daba golpecitos al vidrio de la ventana, se acercó para abrirle a aquel animal de tintes grisáceos y retiró un amarillento rollo de pergamino de su pata. Leyó con cuidado las palabras allí marcadas, era de un colega de El Profeta con quien tenía estrechos vínculos pese a tener opiniones completamente distintas, la carta recitaba los hechos que acontecerían en unos días, Nathan Weasley daría un discurso no solo político sino blasfemo sobre las políticas llevadas a cabo por el actual ministro.

 

El maldito había fundido el banco por no manejar los fondos de la forma adecuada, bancos de todo el mundo habían sobrevivido a la crisis y hasta se habían llenado los bolsillos ofreciendo financiamientos con importantes tazas de interés para que la comunidad pueda sostenerse y ellos lograr sacar buen provecho del asunto, era lógico que el FMI Mágico no decidiera poner un peso por un banco con malos manejos, pero uno nunca reconocía sus propios errores, preferían buscar un culpable y el blanco perfecto era Yaxley quien estaba a un paso de dejar el ministerio perdiendo poder, más no sus influencias.

 

El día de la verdad

 

 

Recorrió el largo pasillo sorteando la multitud embravecida, los periodistas cotilleaban entre ellos y las conversaciones se perdían en un unísono murmullo de voces que silenciaban el rechinar de las oscuras tablas de madera que cubrían el suelo del octavo piso de El Ministerio de Magia. Al menos el cielo raso color azul se apreciaba en todo su esplendor aunque la sala mantenía su oscuro aspecto después de que el establecimiento hubiera sido tomado en su totalidad por La Marca Tenebrosa a cargo del mismo Lord Voldemort. Frente a la fuente logré divisar al director del banco mágico quien calló a la multitud en solo segundos cuando inició su discurso presentándose.

 

-Política- bufó por lo bajo -y blasfemia, lo que pensé.

 

Un reportero lanzó una mirada asesina hacia su persona a lo que respondió enseñando sus ponzoñosos colmillos de vampiresa. La bruja decidió tomar distancia y limitarse a escuchar, las preguntas de sus colegas eran correctas y obligaban al Weasley a responder desde una situación más incómoda. Observó ciertas figuras en lugares apartados de la gran sala, ocultos en las sombras de las inmensas columnas de mármol, seguramente protegían al banquero de cualquier ataque ¿Serían capaz de realizar un atentado público al director?

 

Cuando vio que llegó el Ministro de Magia se acercó para escuchar el pequeño debate cargado con ira que se desarrolló entre el mandatario y el banquero, la publisher le dio en gran parte la razón al actual ministro y decidió que era hora de llevar su verdad a los medios, pero no los daneses donde había sido traicionada sino allí mismo en Inglaterra donde plantaría su nueva sede editorial gracias a sus influencias y a su fuerte presencia en los medios políticos de todo Europa donde su opinión como directora del diario político más importante de Dinamarca era buscada.

 

Sin embargo necesitaba hacer una entrevista exclusiva después de aquel suceso para borrar las palabrerías de Weasley y lograr así que no llegue al poder. Sin embargo le ministro salió de escena dirigiéndose a la chimenea más próxima partiendo a su residencia.

 

La periodista se armó de valor y desapareció sin dejar rastros en dirección a los jardines del Palacio.

 

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off: hace rato que quería participar aquí y creo que me quedé bien atrás... por eso tan largo, pero me encantó el debate <3

Editado por Shelle Dumbledore B.L

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Lunática Gryffindor Delacour - Empleada del departamento Auror de Gran Bretaña.

 

Las palabras de Aaron me toman tan de sorpresa que salto del susto, parpadeo dirigiendo mis ojos azules claros a él de nuevo, ¿está tratando de difamador a Nathan? cuando dice que sus hijos estaban en Hogwarts cuando fue el ataque lo observo triste pensando que esta segura que se debió de sentir mal por eso, suspiro observándolo hablar sin aparente esfuerzo, lo único que se le venía a la mente era que él era un tipo rico que defendía a las personas más adineradas del mundo, además de que decía que debíamos de defender al débil, algo que por si ya hacíamos, Aaron hablaba de familias de mucho dinero y poder, algo que la hizo fruncir el entrecejo confundida ¿en que momento de su discurso se había perdido? ¿de qué hablaba en realidad ese mago bien vestido y que parecía saber mucho más que ella como funcionaba el mundo en el que hacía años vivía? en realidad no decía mucho que ella ya no supiera o se imaginara, no por nada la bruja leía a destejo todo el tiempo en sus ratos libres, podía reconocer a alguien con poder al verlo y eso era su consabida intuición, además de sus palabras que le habían dado la pista definitiva.

 

Miré a papá Elvis por segunda vez en lo que va del día, aún estaba rodeada de Made y Eileen, suspirando y pensando por si Nathan necesitaría protección, tenia la varita preparada y mi ceño fruncido en clara muestra de concentración absoluta, estaba lista para derribar a cualquier que quisiera hacerle daño, porque lo dicho por ese mago le había dado dolores de cabeza y además le había costado un mundo entenderlo, pero una vez que lo consiguió, se dijo que jamás querría tener problemas con él y que no debería de enfadarse tanto que le saldrían arrugas pronto.

 

Cuando el mago se fue ella sintió un alivio repentino, como si hubiera estado jugando con estrellitas de cohetes desde el lado que tiene fuego y recién se hubiera dado cuenta de esto, le costo bastante ordenar sus ideas para saber que decir, sintió que ya no tenía porque estar tan en guardia, así que lentamente bajo la varita, pero la sostuvo aún fuertemente en su mano, porque como decía Eilen: "alerta permanente" no se iba a descuidar y menos después del numerito del mago más fino y raro que había visto en toda su vida, con el discurso más extraño de todos.

 

 

- ¿Qué acaba de pasar? y lo que es más importante, ¿eso fue una lucha de poder o estoy mal? quiero decir, ese tal Aron hablaba de las familias ricas y de su dinero, además de que creo que no entendí ni una palabra de lo que dijo, según yo hablaba de la familias más ricas del país y como a ellos no les gustaría nada todo esto, ¿es cierto? bueno pero tampoco es para que monté un espectáculo por aquí, quiero decir, podría haberse mantenido callado ¿o no? el ya no va a tener más poder o eso es lo que imagino - Dije con mi cantarina voz más baja de la cuenta, para que solo Made y Eileen lo escucharán -

 

Entendía que un gran poder conllevaba una gran responsabilidad, también había visto como el ministerio, el banco y cada una de las instituciones en las que confiaba y creía se iban a pique, así que estaba segura que por más numeritos que él haga, necesitábamos un cambio, alguien bueno y honesto en el poder, alguien como Nathan, por eso sonreí imaginándome que el Weasley haría un excelente papel como ministro, porque ya lo hacía como mejor amigo y compañero de bando, mientras tanto ella podría ayudar a re-construir el ministerio y parte de Gringots, solo esperaba no haber llegado demasiado tarde y que todo se fuera a pique, porque solo le quedaba pensar que su buen amigo Nathan era la solución a todo el desastre que había en su querida comunidad mágica.

 

Off Roll: Hago esto para decirles que nunca me entretuve tanto leyéndolos, por dios, adoré al personaje de Aaron a cada minuto que pasaba y me sucedía lo mismo con el personaje de Nathan, nada más que decirles chicos que fue uno de los mejores rolels que leí en mi vida y que ambos tienen madera de políticos, al menos sus personajes si lo tienen :)

Editado por Lunatica Lupin Evil Black

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Atrio.~

Tenía que admitir que no entendía demasiado lo que estaba ocurriendo allí mismo. Sabía que mi compañero Nathan estaba rodeado de personas que al parecer, había convocado él mismo. ¿Pero con qué fin? La llegada de Aaron me corroboró que todo se trataba de un trasfondo político, algo que era increíble de pensar que hicieran en medio de la locura que estaba ocurriendo con el Inquisidor.

Pero sin la necesidad de tener que darme vuelta, sonreí de costado al escuchar aquel saludo sutil de parte de mi prima. Sentir su presencia me hacía muy bien, en cambio su cabeza parecía que quería gritar.

Técnicamente no estás huyendo, si eso temes —no pensaba mirarla. No necesitábamos de eso para charlar. Yo también sabía que si no aprovechábamos aquel inoportuno momento, tal vez no lo tendríamos nunca. Hablábamos para escucharnos solamente entre nosotros, como un susurro. Cruzado de brazos, mirando especialmente a mi hija Lunática, continué hablando con mi prima—. No necesitas decirme porqué. Quédate tranquila. Lo que si me gustaría saber, para quedarme tranquilo, es que cualquier cosa que necesites puedas llamarme.

Esta vez si la miré, porqué estaba hablando de verdad. El mundo mágico a veces te absorbía por tiempos indeterminados y no sabías cuando volver. Luego volví a mirar hacia adelante al ver que Lunática me saludaba. Se encontraba en medio de su trabajo, lo mejor que podía hacer era concentrarte en eso. Por eso solamente me encargué de guiñarle un ojo.

Tenía que decirle la verdad. Era el momento. Era la única que se lo estaba contando.

Estoy sosteniendo lo más que puedo, prima. Ya nada es como antes. Y me tranquiliza saber que los pocos familiares que me quedan, estén bien. ¿Entiendes? —mi pecho vibró. Aquel dolor jamás se había ido desde hacía semanas. Era cada vez más constante—. ¿Has sabido algo de Sagitas? ¿Y del Inquisidor?

Traté de adentrarme en otros temas, intentando evitar que se dieran cuenta que estaba apoyando una mano en el pecho para intentar aminorar el dolor.

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Lunita Gryffindor Delacour- Empleada Del Departamento Auror.

 

Sonreí cuando papá me guiño un ojo, estaba feliz de que estuviera allí, se lo veía bien y tan entero como siempre, así que solo moví mi mano derecha a modo de saludo, concentrándome en mi trabajo lo mejor que podía, no noté nada inusual en él, así que estaba feliz que estuviera bien, a menudo me preocupaba lo más viejo que se veía pero por el respeto que le tenía guardaba mi pensamiento en lo más recóndito de mi menté, no era cuestión de hacerle notar que ya no era el Elvis que había conocido, cosa que más de una vez me preocupaba pero me cuidaba mucho de decírselo, no quería herirlo de ninguna manera, seguía siendo el héroe que era para mí, nada de eso había cambiado, así que solo me volví a concentrar en el trabajo, ya habría tiempo de hablarle y tener una amena y linda charla con él, me preguntaba si podría hacerlo luego de cerciorarme de que todos estuvieran bien, en especial mi amigo Nathan, Made y Eileen.

 

- Creo que me mantendré alerta por si las dudas, algo me huele mal, quizás esté viendo cosas o algo por el estilo, pero esta todo tan tranquilo ahora que es demasiado sospechoso, así que estemos alerta y lo más cerca de Nathan que podamos, por lo demás creo que fue un excelente discurso y me encanto escucharlo hablar, solo me preguntó que hará Aaron ahora, aunque eso no me preocupa demasiado, solo decía algunas cosas que no comprendía ¿verdad? ¿Qué creen que suceda? porque me temo que nada se calmará por si solo, solo espero que todo estuviera más en calma ahora - Les digo en un susurro a Made y Eileen, preguntándome si no estaré nerviosa y exagerada como siempre -

 

La paranoia que se había instalado en la comunidad mágica, nada tenía que envidiarle a la que tenía la vampiresa en su haber, nunca lo diría pero temía que algo malo sucediera en las inmediaciones del ministerio, sin contar que lo del banco Gringots la había puesto en demasiado alerta como para entender que algo malo sucedía, hasta cuando volvía a su casa ahora miraba a ambos lados antes de volar con su escoba, seguía pensando que algo se le escapaba pero estaba feliz de estar en familia y entre amigos, solo esperaba que nada malo pasará y que su paranoia sea solo eso, una sensación generalizada por la caída del estatuto del secreto y los posteriores problemas que enfrentaba la comunidad mágica.

 

- Si habrá una guerra o una posible hecatombe quiero participar, quiero proteger a los civiles, a todos los que estén en la calle o por los alrededores, de veras que tenemos que pensar un plan y necesitamos ver que hacer acontinuacion, sigo pensando que si ponemos algunas protecciones por el ministerio todo estará más calmado o montamos guardia, lo que sea más fácil de hacer, ¿Qué opinan de la idea? - Les pregunté a las brujas esperando su respuesta y preguntándome si podría ayudar de alguna manera -

 

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Shelle Ridcklaud de la Hoya Gryffindor

Publisher, Politike Mágico de Dinamarca.

Buckingham

 

Una llama de fuego rodeó a la bruja, al aparecer sobre el verde pastizal del jardín real, y desapareció como por arte de magia a medida que la pelirroja se materializaba y sus azulados ojos ardían ante la presencia de pequeños rayos de sol que atravesaban las nubes que cubrían el cielo casi en su totalidad.

 

Pequeñas hojas anaranjadas descansaban en el suelo anunciando las vísperas de un otoño que llegaba marcando pasos definidos con lloviznas matutinas y gélidas brisas que daban escalofríos. La ciudad se veía gris y así se sentía, el mundo se había partido en dos en una grieta que hería a los corazones de quienes deseaban el bien mayor. Sin embargo esa grieta siempre estuvo y fue el ministro quien abrió los ojos a esta realidad y sacó del ropero a todos aquellos magos que reprimían su magia y generaban caos.

 

En honor a los obscurus que fueron fruto del odio, en honor a los niños que debieron romper sus varitas, en honor a quienes debieron esconderse de la mirada pública para no ser señalados, en honor a esas brujas que ardieron en la hoguera en antaño. Por ellos, por nosotros y por quienes vendrán. La grieta se había definido, esa que siempre existió de forma invisible, allí estaba y era esa grieta el principio de la revolución.

 

Sin embargo estaba el pesar de que quien ocupe la silla de Yaxley, dé vuelta la página con un simple encantamiento para olvidar, existía la pequeña posibilidad de que toda la lucha haya sido en vano, que la guerra entre naciones hubiera sido en bano, que la guerra civil que se libraba en las calles no vaya a ningún lado si miembros de La Orden del Fénix ocupaban esa silla y tomaban las decisiones.

 

La elegante bruja se acercó a las puertas de hierro adornada por los dorados escudos de la familia real. Se encontraba en una entrada especial para portadores de magia ya que el palacio se encontraba dividido a conciencia de ambos ministros, aunque donde residía quien realmente tenía el poder, se encontraba protegido por hechizos para que los muggles no lograran acceder.

 

Dos guardias de rojas vestiduras se encontraban en la gran puerta de hierro, la bruja le enseñó su credencial de directora editorial y le permitieron el acceso. Agradecía que su nombre fuera conocido gracias a los medios y aquello le daba algún tipo de prestigio en el ámbito político. Sin embargo en la majestuosa recepción del inmenso palacio de estilo neoclásico, una dama de marcadas arrugas de expresión en su rostro armonioso y fino, coronado por castaños cabellos ondulados y un recto flequillo, portando una vestidura formal y digna del lugar en el que se encontraba, se acercó a presentar su bienvenida.

 

-Buenos días señorita Gryffindor ¿Tiene usted cita con el ministro? - dijo una jovial sonrisa en sus labios.

 

Shelle mantuvo firme su postura y con la frente en alto y su carácter protocolar, resopondió a la mujer:

 

-Me disculpo de antemano por haber venido sin invitación alguna, ni tampoco con una cita. Pero dígale al ministro que necesito una audiencia de carácter urgente. Presencié su debate con el director de Gringotts y creo que su palabra es fundamental ante la prensa en este momento.

 

La mujer de ojos café asintió con la cabeza y dijo que aguardara unos minutos. La periodista tomó asiento en uno de los sillones de cuero que había en el vestíbulo frente a una mesa ratona de mármol y aguardó con paciencia por la audiencia que había reclamado.

 

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A veces olvidaba que su primo era un legeremante pero no es que ella protegiera nunca su mente de el. Al contrario, era una muy buena manera de comunicarse y pasarse información sin tener que hablar demasiado, al menos solo el necesitaba hablar y lo que no podía transmitirle con la mente, pues ella no era una, lo hacia en susurros, la vampiro tenia muy bien desarrollado el oído así que sus conversaciones rara vez eran escuchadas por alguien mas que ellos dos. Suspiro ante sus palabras,

 

- No te preocupes, tenemos todo calculado, solo nos falta afinar detalles. Sera pronto pero no tanto como quisiera. - le contesto en un pensamiento. Sentia alivio de que su primo no la juzgara por irse, aunque sabia que su primo siempre era comprensivo con sus primas, si de alguien le preocupaba lo que pensara era de el y de Annick, eran como la base sobre la que se afianzaba toda su familia, Granger y Gryffindor. Los demas, eran lo de menos.

 

- Tal vez es tiempo de soltar, no crees? - dijo. Esta vez si hablo, llamo a su sombra de regreso y toco el hombro del Gryffindor - cuanto tiempo mas piensas ocultarlo - dijo mientras sus ojos se alejaban de su rostro y se fijaban en su mano, colocada disimuladamente sobre el pecho. - tal vez los demas no lo noten, pero yo si, creo que siempre olvidas que soy un vampiro y puedo ver cosas que otros no.

 

Volvio su mirada hacia la fuente para no incomodar a Elvis, sino habia hablado antes era porque esperaba que su primo confiara en ella y le dijera que pasaba con el, pero al parecer, como siempre, el patriarca Gryffindor creia que el podia con todo y no necesitaba ayuda de nadie. Pero no podia culparlo, era un mal familiar, ella solia hacerlo con su propia familia. Tenia una solución a su problema pero sabía que el mago jamas la aceptaria, solo tenia que pedirlo pero en su interior sabia que ese pedido jamas llegaria, no todos querian vivir para siempre y era una lastima porque si alguien merecia vivir para siempre era el.

 

- Corren rumores de que la prima Sagitas ya recupero su magia, pero sabes que no me interesa mucho lo que le pase, si la ayude fue por ti, no por ella. - esta vez suspiro con fastidio. - Del inquisidor tampoco se nada, pero ojala este muerto en una zanja de Alaska.

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Atrio.~

 

Miré fijamente a un punto. Aquello se había desembocado en un punto que no pensaba encallar.

 

¿Tenemos? —me quedé pensado. Por un segundo había creído que ella sola se iría. Pero había estado hablando en plural y eso me desconcertaba un poco. Estaba cien por ciento seguro que me contestaría porque no podía ocultar sus pensamientos. Ante mi pregunta aparecería el nombre (o los nombres) de quienes había mencionado sin decir nada.

 

Pero sentí su fría mano, que a pesar que tenía dos capas de ropa, se sentía como si me hubieran apoyado un hielo. No la miré. Y ella tampoco. Pero no lo necesitábamos. ¿De verdad quería saberlo antes de irse? ¿Y si eso evitaba que ella se fuera? Tenía que darle una respuesta que la dejara satisfecha. Aunque podía negarme a seguir dándole información, pero aquel no era el momento oportuno. Ella se iría y lo aceptaba pero a su vez, estaba perdiendo a mi mano derecha, a mi apoyo.

 

Es complicado, Zahil —me encargué de mirarla por dos segundos y luego regresé la vista donde estaba concentrado el público. Me había llamado la atención que nadie más llegara. ¿Tan poca convocatoria había tenido Nathan? —. Pero jamás en la vida haría eso que piensas, estás loca —emití una sonrisa. No se lo dije pero estaba seguro que ésa justamente no sería la solución—. No soy el mismo, prima. Y siento que me estoy desvaneciendo a cada amanecer. Y no puedo controlarlo, aunque he encontrado una solución momentánea con la Nigromancia

 

Si, Zahil era la primera que se estaba enterando de aquello. Tal vez eso le abriera mucha más dudas. Tenía que ir ante el problema y no extenderme mucho más.

 

Nunca deja de dolerme. A veces me arde. Y mis energías se gastan más rápido de lo que se recuperan —acaricié mi cabello que mostraba mechones blancos grisáceos. Al igual que mi barba—. Creo que lo más razonable es pensar que me ha quitado vida. Y está ahí

 

Me refería a la cicatriz y a lo que había provocado. “Es magia que no se puede contrarrestar con nada” le volví a remarcar sobre su solución. Suspiré. Le había contado dos cosas y se sentía bien, pero no quería que se preocupara.

 

Lo sé. Y te debo una por eso —esta vez fui yo quien le apoyé una mano en su hombro, al responderle lo de Sagitas. Se había arriesgado y eso lo consideraba oro. Pero tal vez Zahil no sabía que quien también me había salvado la vida era Sagitas, con el problema en el Clan cuando me habían cortado la mano. Ella logró cerrar la herida y salvarme por casi un segundo. Le guiñé un ojo.

 

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Editado por Elvis F. Gryffindor

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GOLDOR ♦ DEMONIUM MERIDIANUM

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Una bruja joven ingresó al ministerio de Magia Inglés en donde una reunión se llevaba a cabo, vestida de azul profundo para no llamar la atención dirigió sus pasos hasta la asamblea que se llevaba a cabo.

 

La situación era preocupante a razón de ver el juzgamiento en publico de alguien a quien admiraba tanto, sabía que siendo no solo una figura pública sino un dirigente las cosas muchas veces podrían salirse de control y aunque con planeación fuesen hechas no todo salía bien. Llegaba tarde a escuchar los descargos hacia el exministro, pero yo conocía de antemano pormenores de la situación gracias al departamento de inteligencia mágica de Francia detalles de las acusaciones.

 

No quería llamar la atención por lo que tomé asiento en silencio en la segunda fila, justo en frente donde Aarón Black Lestrange estaba sentado frente a donde había tomado lugar, esperaba que estuviera bien en medio de toda esta locura.

 

Suspira mientras que mi mirada analizaba no solo al oponente que era un miembro del banco gringots, sino a los aurores y periodistas que estaban allí para conocer de primera mano la situación, solo esperaba que se hallara una buena solución para ambos ponentes. Luego de eso el ministro dirigió sus pasos fuera del Ministerio.

 

Salí entonces del Ministerio para el palacio de Buckingham esperando encontrarme con @ a quien había quedado de ver, para mi sorpresa ella ya había llegado al lugar.

 

-hola bella-dije besando sus mejillas-¿Me necesitabas para algo en especial o solo me extrañaste

 

Bromee con la pelirroja

Editado por Ada Camille Dumbledore

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Ministre de la Magie Français // 🌙 dulce asesina by Mael

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Lunita Gryffindor Delacour- Empleada del Departamento Auror de Gran Bretaña

 

No dije más nada no porque no tuviera algo que decir si no porque me había quedado sumida en mis pensamientos, lo suficiente como para abstraerme del todo de lo que pasaba a mi alrededor, entendía que ahora con la salida del ministro teníamos una importante tarea en nuestro haber, sin contar que todo era un caos y me pregunté cuando tendríamos algo de paz, o si ¿alguna vez la habíamos tenido? me dije que no y que era iluso de mi parte pensar que había normalidad en un mundo que se caía a pedazos cada vez más, así que suspiré pensando que realmente teníamos mucho trabajo en nuestro haber y que esperaba poder dar todo de mí, para que el derrumbado Londres Mágico vuelva a florecer tal cual lo conocí tiempo atrás, andando y sin detenerse en ningún momento.

 

- No se como explicarles esto pero me temo que todo esto no nos beneficia en lo más mínimo, no quiero parecer fatalista pero ¿Qué pasará con Gringots? ¿hay alguna cosa que podamos hacer? además de que me temo que todo lo que se dijo es verdad, tengo la sensación de que no sabemos todo lo que pasó y como siempre ocultan cosas, Aaron no creo que sea de los que dicen todo lo que sabe, así que tendremos que investigar por lo demás sigo pensando que tenemos que ver como seguimos en marcha, no podemos parar y menos detenernos, tenemos que seguir intentando tener un mundo mejor del que tenemos, aunque no sé que significa eso exactamente, tenemos que intentarlo - Dije en un susurro para que solo Eileen y Made lo escucharán, pensando que realmente teníamos que hacer algo, solo que no sabía el que -

 

Seguía dándole vueltas a lo mismo una y otra vez, ¿Qué consecuencias tendrá toda la hecatombe mundial en nuestro mundo? había escuchado aquel programa en donde salía hablando el ministro muggle y si bien este mundo era el mágico, tenía la sospecha de que lo que acontecía en el mundo muggle era parecido a lo que nos pasaba a nosotros, ambos estábamos sin rumbo y sin saber para donde ir, entendía que la lucha de poder se había gestado en ese lugar y esperaba que todo se solucionará pronto, más por la comunidad que por otra cosa.

 

Olí el aire como si buscara algo que se me escapaba, ¿Qué me sucedía? me sentía bárbaro y dispuesta a ayudar en lo que pudiera, pero sentía que había algo que no entendía del todo, además de que las cosas políticas nunca habían sido su fuerte, entendía que allí sucedía algo importante porque había visto como Aaron y Nathan se peleaban, además de entender que defendían cosas distintas, el hablaba de las personas con mas dinero y Nathan del publico en general, eran dos visiones distintas, porque Aaron defendía los intereses de las familias más ricas del pais y Nathan del mago o bruja en general, aunque ninguna de las dos eran erradas, solo eran diferentes puntos y diferentes maneras de llevar la política, ambos eran muy buenos en su trabajo así que solo sonreí diciéndome que todo estaría bien y esperando que mi amado mundo mágico volviera a ser la potencia que alguna vez había sido y que nunca debió de haber dejado de ser.

 

 

- Papá ¿estas bien? lo siento, no quería interrumpir, es que sentí la necesidad de venir a verte ¿seguro que no te pasa nada? sabes que puedes contar conmigo ¿no? - Le dije a Elvis acercándome a donde estaba él hablando con Zahil y interrumpiéndole sonando más preocupada de lo que me gustaría estar -

 

@ @ @@Eileen Moody

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