El Día de la Verdad

[Darla G Dumbledore]

Scarlet Akane
En el Departamento de Seguridad Mágica.

Todo parecía puesto a nuevo, apostaba que los accidentosos debían haberse esmerado más teniendo en cuenta quién era la que ocupaba ahora el asiento principal del Ministerio de la Magia de Gran Bretaña. Aquella idea se le había ocurrido al ver a elfos y algunos humanos trabajando a la par mientras en algunas áreas que se veían aún vandalizadas y otras que parecían haber sido remodeladas o pintadas hacía muy poco tiempo.

 

Se digirió hacia los ascensores e indico a un encargado que lo manejaba a dónde quería ir, por lo que él le comentara los ascensores habían sido recientemente restaurados pero aún no querían que la gente se manejara sola hasta tanto estuvieran seguros de que no existía ningún peligro que les pudiera afectar. No fue peligro la palabra utilizada por el mago, pero de su expresión y su tono se podía desprender que no estaban seguros qué trampas pudieran estar aún en pie en el antes abandonado ministerio y sobre todo, que los muggles anti magos no hubieran podido plantar algún elemento explosivo u otra trampa en aquel lugar.

 

Ya en el nivel de seguridad mágica descendió y se apresuró a recorrer el pasillo, buscando alguna indicación, una oficina, un escritorio, una placa, alguien que le pudiese indicar en dónde estaba @. Llevaba en su bolsillo el pergamino que había llegado a su hogar y quería discutir con él sobre la posibilidad de obtener un empleo, Darla y Seba habían sido los expertos en libros, ella dejaba todo en manos del elfo de la Potter Black y necesitaba algo por donde insertarse una vez más en el mundo mágico.

[Nate Weasley]

La fresca brisa que se coló dentro de su oficina en cuanto abrió la puerta pareció devolverle un poco de claridad. No tenía muy bien en claro de qué manera habían llegado a aquella faceta de la conversación, y tampoco comprendía del todo si de alguna manera el había dado a entender que estaba interesado en ella. Se sorprendió, momentáneamente, considerando la idea: ¿acaso era posible que lo estuviese? Pero... ¿cómo? Si tan sólo conocía a la muchacha hacía menos de una hora. Y sin embargo, no podía negar lo atractivo de su figura, ni la manera en que sus ojos reflejaban los suyos. Una parte de él quería darle una oportunidad a aquello de lo cual se había privado tanto tiempo: luego de su última relación, jamás se había permitido enamorarse de alguien nuevamente, y en cambio había optado por depositar sus energías en el trabajo y en el bando.

 

Quizá... solo quizá, era hora de hacer una excepción.

 

Y, sin embargo, la voz llena de cautela dentro de su mente no dudó en poner objeción. No conocía a la muchacha en lo más mínimo; por todo lo que sabía, podía ser una aliada del ex-ministro o bien una mortífaga – Merlín sabía que aquellas ratas estaban desperdigadas por todos lados – ¿cómo sabía que podía confiar en ella?. En efecto, no lo sabía, y Nathan estaba seguro de que lo más prudente era denegar cualquier intención de la mujer y ser categórico más educado en el rechazo: ya habría tiempos para conocer otras personas, y en tiempos mejores, tiempos en donde una parte de la comunidad no lo quisiese muerto o lo acusase de traición a la patria.

 

Pero... ¿acaso esos días volverían?

 

Volvió a la realidad, consciente de que se había quedado mirándola demasiado tiempo.

 

– Supongo, entonces, que deberá esperar mi lechuza. – comentó, guardando la tarjeta en el bolsillo de su pantalón, y esbozó una corta sonrisa para luego tomar su mano y estrecharla firmemente.

[Ada Camille Dumbledore]

Palacio de Buckingham, Oficina de Aarón Black Lestrange

 

La conversación ya no era tan estrictamente de asuntos de nuestros ideales, sino se había vuelto mucho mas personal, la interlocución entre ellos dos se había puesto mas relajada, yo solía ser muy tranquila y mas conociendo que no debía temer, por ser leal a mi amado abuelo. Aunque la sangre que recorría mis venas no era la misma suya, la crianza dada por Zoella, me había hecho fiel a muchas creencias y firmes razones del bien y el mal. El té era obviamente de una calidad impecable, pocos conocían y distinguían el sabor de un té de calidad, solo algunos poseíamos el exquisito paladar para distinguir tal detalle en una bebida tan antigua.

 

La pregunta de como nos habíamos conocido hacia que por mi cabeza pasaran recuerdos bastante singulares, aun no estaba muy segura de lo que ese día había sentido, pero si era evidente del cariño infinito que guardaba por @ Dumbledore BL y que la acompañaría donde fuese. Con una sonrisa que disimule con la taza de té, escuche sus palabras y todo lo sucedido en esa ocasión, casi morimos atrapadas por una carpa en medio del escape de los magos aterrados por dementores y como hasta mi hermana había estado en peligro por esa razón.

 

Dirigí mi mirada zafiro hacia el mago, @ a pesar de ser mi abuelo, aun era un mago atractivo y joven que poseía un sequito de admiradoras, incluso antes y después de ser Ministro de Magia. Aun no sabia como la revista corazón de bruja no lo había puesto en su portada. En fin solo solía bromear con él sobre eso porque sabia que para el eran cosas superfluas a las que le restaba importancia, aunque eso era en el seno de la familia, esta vez nuestro tema era otro.

 

- Fue una fortuna conocer esta bella dama, además de su importancia en la política de su país... no solo es bella, sino que seguro nos ayudara a que nuestros ideales puedan estar seguros.

 

Era un simple halago para los dotes de la vampireza, ademas que admirada su teson.

 

 

 

 

 

[Anthony R. Dracony M.]

Palacio de Holyrood Edimurgo

 

Era algo cierto: yo no sé nada de nada, de este nuevo presente que vivo como mi ser me impulsa a vivir, una existencia que no tiene mucho de "sentido". Sigo en la edificación que hicieron en exclusividad para mi en la cercanía del palacio Holyrood, con las reinas Kamra y Alessa, como no tengo raíces, me da igual, aunque puedo decir,que ambas me empiezan a ser personas que admiro por su actitud y ese algo que las hace "únicas".

 

La reina Kamra se ha marchado a una travesía Internacional en compañía de su hijo el Príncipe Richard, así que tengo muchas horas vacías que no he decidido como llenar. Tal parece que Kirma y Dragos piensan que ese ocio no me va bien. Me han hecho cita personal en calidad de "urgente" y por atención marcho a la oficina donde me han llamado a reunión privada, me visto con un traje ricamente ataviado, dando imagen de mi cargo como Embajador, si, ya tengo planeado que nuevo plan voy a llevar a cabo en unas semanas, solo tendré que hablar con tía Sagitas...

 

Como he previsto, llego sin problema a la oficina ricamente engalanada, justo a tiempo, como buen inglés...aunque más bien, me gusta pensar que soy más escoces por lo mucho que me gusta este país, con su historia milenaria en la magia..

 

Saludo y nos sentamos a una mesa donde hay copas y diferentes envases de bebidas que beber si acaso me apetece. Ambos hombres me miran con severidad, su seriedad no me asusta, más bien despierta mi alocada curiosidad.

¿Qué les tendrá en esta actitud? pienso y trato de encontrar algún motivo de mi parte pero por ahora no puedo definir si alguna de mis conductas ha sido inapropiada, creo que no,pero uno nunca sabe del todo sobre el hecho de la visa pública...

 

Kirma es quien toma la palabra, mucho más elocuente que dragos, después de formular todo aquel protócologo tan marcado que hay en el reino, su plática se vuelve más "considerada", me plantea que debo tener una "imagen" que vaya más allá de las paredes del palacio, de mi cargo como funcionario, representante de escocia ante otros países. me recuerdan el riesgo de que descubran mi estatus de mago, algo que en este presente es como andar con una Diana para que me ataquen a la primera oportunidad. Sonrió ante esa metáfora pero lo cierto es que me dan un plazo de unas semanas para buscar otra actividad social y económica que el resto de escoceses "vean".

 

me marcho de la reunión verdaderamente abrumado....¿Qué puedo hacer?...ocultar que soy mago....eso si que es una gran problema!! siento que mis brazos me pesan, es la presión la que me hace sentir los músculos rigidos, me marcho a nadar para relajarme, el agua me refresca pero a penas salgo, vuelvo a sentir que no me halllo...si al menos tuviera mis utencilios y herramientas de dibujo...pero no creo poder dedicarme a esa actividad, no ahora que parece que la corriente de energía fluye por mi cuerpo...entonces me viene una idea: ¡Tocar mi guitarra eléctrica!

 

Entuciasmado voy a buscarla, dentro de su estuche de lujo, la guitarra que me ayudo Esmeralda Slytherin a adquiris, la afino y comienzó con unos acoredes, luego aquella melodía que iba a interpretar en el Concurso de Rock...evento que se cancelo....lástima! pero sigue esa emoción en mi, de hablar de lo que hay en mi alma por medio de la música...

 

Las yemas de mis dedos arden, pues han sido meses que no tocaba, pero todo ir bien. Me cuelgo al hombro el estuche con mi presiada guitarra en el interior. Con la idea de ir a uno de los clubes y agregarme a un grupo, tal vez eso ayude, ser integrante de una banda de música muggle, roqueros que no prejuzguen tanto, un nuevo giro que al menos supongo me traerá algunas satisfacciones.

 

Así me voy a mezclar entre ese círculo de artistas, tan diferentes como semejantes, veo unos jóvenes que llevan su cabello entintado de colores muy brillantes..."estos son con los que puedo encajar" pienso con optimismo y me acerco para solicitar una oportunidad, me miran de arriba abajo, creo que les cayo bien mi imagen porque me aceptan escuchar y luego nos ponemos de acuerdo para tocar algo entre todos, se siente bien, bien dicen que la música es el idioma universal, aunque no soy en definitiva parte del elenco, si me aceptan como sustituto del guitarrista, el jefe de la banda.

 

Ahora tengo que empezar a moverme con mi grupo de conocidos meggles, lo bueno es que son buenos músicos y tanlocos que no se está del todo mal con ellos.

[Lisa Weasley Delacour]

@

 

El reloj del salón Delacour apenas y marcaba el inicio del amanecer y un Luca bastante dispuesto a confrontar el mundo yacia tumbado en el sofa mas cercano a la chimenea encendida. El calor de las llamas lo confortaba, a pesar del frio que rodeaba los terrenos. El fuego le recordaba quien era y que protegia. En la tibieza de aquel elemento, no solo veia poder y destruccion, tambien podia encontrar amor, lealtad y necesidad de libertad. Todo lo que Lisa le transmitia, aquella femina que habia logrado tanto en tan poco tiempo y por la cual él estaba dando la cara ahora mismo.

Cuando Dobby se aparecio a su lado con un pañuelo blanco en una de sus manos, fue que se levanto. Aquel simple objeto iniciaba y le daba luz verde a uno de sus, quizas, mas locos planes del momento. Iba a probar sus decisiones y se expondria ante quien fue uno de los compañeros mas fieles y leales de la antigua y verdadera Orden del Fenix. Mei no estaria de acuerdo, La morena mucho menos, sin embargo, su corazon y alma le aseguraban que era la mejor decision. Necesitaba contar con aliados si queria salir ileso de aquel entramado y estos tenian que ser cercanos, confiables y sobre todo poderosos.

Gracia a sus espias tenia entendido que Elvis habia expedido un orden de busqueda y captura contra quien se suponia era su lider. Aaron estaba entre la espada y la pared, aunque era evidente que nunca nadie podria dar con su paradero. Por mucho que lo intentasen. Los esbirros mortifagos habian aprendido a ocultarse y a hacerse pasar por sombras para sobrevivir mucho mejor que en años anteriores. Era hasta divertdo ver como las ratas evolucionaban. Enfundandose el abrigo marrón y bebiendo la pocion multijugos, el Van Halen abandono su hogar para iniciar su camino.

Pocos segundos despues llegó a uno de los muchos lugares seguros de aquel ministerio. Las protecciones, inventos y secretos que la Weasley habia creado cuando aun ostentaba el cargo de jefa de seguridad seguian funcionando a la perfeccion. Su pelo oscuro ahora era rubio platino. Sus ojos verdes pasaron a ser negros y su cara afilada y bella ahora mostraba signos de debilidad y miedo. Los ropajes, que en la casona portaba con elegancia, ahora se mostraban raidos y le quedaban demasiado grandes para su encorvada figura. En un tiempo donde las apariencias lo eran todo, Luca sabia que aquel disfraz era el mejor.

Miro a su alrededor, la habitacion no era muy grande. Estaba oscura y polvorienta. Fue un archivo antaño. Ahora solo uno más de los errores de quien en su dia fue el cabeza visible del Londres magico - Expecto Patronum - Pronuncio con voz tremula. Una nutria salio de su arma magica, brillaba con intensidad. ¿Porque aquel animal y no su aguila imperial? Sencillo, mera proteccion. El como habia cambiado su patronus era otra historia totalmente diferente. Aquel animal de luz fue en busca del Gryffindor. El mensaje claro y directo; Necesitamos hablar, tengo informacion.

[Mael Blackfyre]

Departamento de Seguridad Mágica
Ministerio de Magia.

La nueva reestructuración de aquel Ministerio era muchísimo más simple que la anterior. Era extraño como el Ministerio sufría una y otra vez aquellas remodelaciones. Si mal no recordaba, era la quinta vez que sucedía aquello, estando en aquel segundo piso de la institución.

Ahora casi todo el departamento estaba unificado en un amplio espacio abierto, donde había cubícul0s, una zona de sillones para esperar, una máquina de café y agua, algunas bibliotecas con libros, ficheros donde había todo tipo de informes y una amplia mesa de trabajo justo en el centro. Al fondo, en la pared opuesta a la entrada del lugar, había una puerta negra, mi despacho. Era la única oficina (medianamente grande) donde tendría mi lugar. A veces necesitaba un espacio para hablar con alguien de algo especial, fuera de cualquier oído y ojos curiosos.

Algunos memorándum iban y venían. Y las lechuzas descansaban en la parte más alta del techo, donde tenían sus perchas para descansar. Cuando a alguna se le ocurría largar algún desecho de su parte trasera, las heces, desaparecían. Asi manteníamos todo limpio. Las ventanas mostraban un falso panorama de afuera que coincidían con el clima exterior. Un gran reloj de pie, antiguo y con media docena de agujas, mostraba varias horas, y si los empleados estaban presentes en el lugar.

— No, no, ni se les ocurra. Aquí nadie del Profeta ni medios puede entrar. ¿Escucharon? Se les caerán las orejas si alguno se atreve a poner un pie dentro —sabía muy bien cuáles eran las intenciones de aquellos empleados de medios y no me gustaba ninguno. Jamás me había caído bien la prensa y ya me había encargado de poner algunos maleficios contra ellos, tras la nueva reestructuración del departamento y las nuevas decisiones que había tomado con Sagitas, la primera Ministra. — Oh, tu…

Una muchacha de cabello rojizo, de un fuerte rojo apareció por el umbral de la entrada. Claramente que había entrado con una intención, buscando algo que no sabía.

— Darla. ¿Qué haces aquí? ¿Pasó algo? —me acerqué a la muchacha que era compañera de bando. La conocía hacía muchísimo tiempo pero parecía diferente o al menos no como la recordaba. Extendí mi mano para estrechársela. No recordaba tampoco verla en las últimas semanas dentro de la Orden.

Una estela plateada apareció tras Darla y estalló entre nosotros, mostrando la imagen de una nutria, hablando con una voz masculina y que ahí no llegué a reconocer. Era una suerte que Darla fuera parte del bando. ¿Qué hubiera pasado si aparecía delante de otras personas? ¿O había aparecido porque ella también era parte del bando? ¿Quién era ése mago? Requería de mi presencia pero no sabía quién. En el momento que el Patronus desapareció, justo ahí pasé mi varita por aquella estela que se disipaba. Luego apoyé la punta de ésa sobre un pergamino, como depositando un rastro y escribí unas pocas palabras:

“Estoy en el Departamento de Seguridad Mágica. Te espero” Hice una floritura y el pergamino desapareció, esperando que aquella idea funcionara y llegara a manos de ésa persona. Miré a Darla.

— ¿Quieres pasar?

@@Darla Potter Black @@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

@

 

Caminaba con paso lento, asumiendo el rol que se había auto impuesto para obligar al mundo a que lo ignorase. Su destino era lo que parecía ser el centro de trabajo del nuevo ministerio. Siempre ojo avizor, observaba con detalle el lugar, memorizando cada salida habida y por haber, por mera necesidad de supervivencia. Como había supuesto los altos mandatarios, e incluso los de menor rango, creyéndose mas poderosos y mejores por tener un puesto barato en aquella sede de corrupción, hacían la vista gorda. Para ellos era solo un hombre ruinoso y encorvado. Gaia, madre naturaleza, con su poder y el mas puro de los elementos contribuyo a aquel engaño, ocultando su esencia y magia. Quien fuese capaz de detectar aquello no sentiría mas que un deje de lo que en verdad el Van Halen poseía.

 

Mas pronto que tarde llego a donde la nota le había indicado y se dirigió hacia su destino; la oficina del Gryffindor. No se detuvo mas que un segundo. A su alrededor había suficiente alboroto como para pronunciar un conjuro silenciador sin que miradas curiosas lo detectasen, así que lo hizo. Guardo su varita tras aquello y sin llamar, ingreso a la habitación. Capto dos personas y no una. Aquel no era el plan previsto, pero no se podía andar con tonterías. La información que poseía era clave y necesitaba compartirla. Frunció el ceño para expresar su malestar, pero supuso que si él confiaba en aquella mujer, bien podría darle un voto de confianza. Carraspeo para hacerse notar. Nunca había sido muy paciente – Marta y Hugo no han podido acompañarme hoy – Sabia que aquello abriría los ojos al hombre.

 

Con toda la confianza del mundo se sentó en una de las sillas. La Weasley estaría orgullosa de sus ademanes cavernicolas cuando se lo contase. Era hasta gracioso ver los cambios de expresión de la fémina al ver a un sucio y mal vestido desojo de la sociedad con tanta entereza ante quien parecía ser el jefe de aquel departamento de seguridad¿Como abordar el tema? Si la paciencia no era su fuerte, tampoco lo era la sutileza. El dhampir miro al moreno a los ojos, se levanto la manga del raido abrigo y le enseño lo que era su mas reciente tatuaje. En su muñeca izquierda, como Lisa, tenia la calavera negra que lo definía como mortifago activo dentro de las filas de la Marca Tenebrosa – Han cambiado muchas cosas, pero la escoria humana sigue siendo la misma de hace años, quizás mas escurridiza.

[Darla G Dumbledore]

Scarlet Akane

En el Departamento de Seguridad Mágica fingiendo ser Darla Potter Black

 

No había pasado demasiado tiempo cuando las palabras del Gryffindor le hicieron notar que tener el cuerpo y el rostro de Darla Potter Black, podía ser un pase en algunos lugares del mundo mágico, así como podía ser una condena en otros. Pero en este caso, por fortuna para ella, era un gesto de bienvenida el que le esperaba. La bruja sonrió al mago frente a ella y estrechó afectuosamente su mano, con la diestra y haciendo una suave presión sobre el codo de la misma mano que estrechaba con la mano libre, para luego soltarle, dejando que sus dedos se deslizaran suavemente sobre el antebrazo del mago.

 

--Hola Elvis --había recurrido a los recuerdos de la Potter Black para reconocer a su compañero de bando --no --no alcanzó a terminar la frase cuando un patronus apareció entre ambos, sorprendiéndola ¿dónde había visto antes una nutria como aquella? Esperó a que el mago respondiera el mensaje y como esperaba luego él la invitó a pasar.

 

--Claro, gracias, he venido por ésto --agregó, mostrándole el pergamino en que mencionaban buscaban gente para el Departamento de Seguridad, mientras tomaba asiento en una silla a un lado de la mesa principal de la oficina de Elvis.

 

Claro que se veía que el día no podría ser más complicado, la puerta se había abierto de imprevisto dando paso a una figura masculina que la Akane juraría haber visto en algún lado de la memoria de la otra bruja, pero allí no podía estar segura. El mago expresó algo sobre una pareja a la cual Elvis pareció comprender, ella obviamente no. Giró su cuerpo hacia el mago que se sentara a unos metros de ella y cuando elevó su brazo contuvo un grito de sorpresa, sin poder evitar llevar su mano hacia la marca que en otras épocas había llevado y que ahora estaba oculta bajo el tatuaje original de las rosas y las espadas que Darla había diseñado. Solo Seba había visto su verdadero significado.

 

--La escoria siempre está en todas partes y perdura, siempre flota cuando lo puro surge del crisol, igual es un buen abono para la tierra se lo aseguro señor... --no le importaba que por ser Darla pudiera conocer al mago, pero ella no hacía más que jugar con el tiempo, su diestra estaba en su cadera, lista para tener en ella su varita si hacía falta o recurrir a sus poderes de control corporal o psíquico si era necesario, pero lo dudaba, algo le hacía intuír que había más de lo que a simplemente se mostraba.

 

@@Lisa Weasley Delacour @

Editado 30 de Octubre del 2020 por Darla Potter Black

[Mael Blackfyre]

Departamento de Seguridad Mágica
Ministerio de Magia.

Avanzamos de a poco dentro del Departamento. Tenía que admitir que era extraño recibir a alguien cuando recién estábamos organizando todo. Era todo demasiado tranquilo pero a los pocos segundos que la muchacha había ingresado al sitio, pude entender. Tenía que admitir que estaba sorprendido por la rapidez de la llegada de mis avisos y la reacción inmediata de su parte, aquello era realmente una muestra de su interés. Y además, era una miembro de la Orden, era una doble confianza ganada.

— Oh, ya veo —nos detuvimos a unos metros de la puerta, cruzándome de brazos al ver aquel pedazo de pergamino. Claramente que nuestro objetivo era juntar la mayor cantidad de varitas disponibles ante el Ministerio. ¿De qué manera podía probar su conocimiento? No cualquiera podía ser Auror—. Sé que has tenido un poco de experiencia en el Ministerio. Eso va a ayudar. ¿No crees? Estoy seguro…

Pero una aparición (otra) llego al departamento, trayendo al respuesta a mi pregunta. Iba a ser ése momento el ideal para demostrar mi aceptación para su puesto.

No fue hasta que el hombre habló, que no pude reaccionar. Era como si en mi cabeza no terminara de encastrar la situación. Un hombre rubio de ojos negros con vestimenta harapienta, entró como si fuera su casa y se sentó ante la primera silla que encontró. Levanté una ceja. Y un shock de electricidad recorrió todo mi cuerpo. Si algo estaba ocurriendo alrededor mio, demasiado, era que estaban apareciendo más mortífagos, más de lo que me gustaría.

En dos zancadas llegué ante el harapiento brujo y lo tomé por cuello de su ropa, levantándolo de su silla y estampándolo contra la pared. El golpe seco hizo temblar un fichero cercano.

— ¡¿Quién eres y qué demonios quieres?! ¿Te parece gracioso, eh? —le pregunté, soltándolo y dejándolo caer a la silla que tan tranquilo lo había recibido en su llegada. Para ésa altura de la situación mi adrenalina se había disparado el doble. Mi corazón latía a mil por hora y mi herida me había empezado a arder. El pecho me dolía cada vez más, jamás se pasaba aquel dolor. Saqué mi varita y lo apuré. Ante cualquier palabra, le rajaría la garganta, me lo estaba prometiendo a mi mismo.

Miré de reojo a Darla. ¿Habría llegado con ella? ¿O por ella? Ya no podía confiar en nadie.


@@Darla Potter Black @@Lisa Weasley Delacour

[Lisa Weasley Delacour]

@

 

No se amilano, ni siquiera se inmuto cuando el Gryffindor lo estampo contra la pared. No tenia poder para vencerlo, menos para dañarlo. Tras esa mascara de vulnerabilidad habla un guerrero capacitado. Dejaría que el mago moviese sus cartas y luego el, atacaría como mejor le conviniese, si esto fuese necesario. La bruja, a su izquierda, mantenía sujeta la varita como si de un momento a otro fuese a entrar en acción. El Van Halen llegaba a comprender cuando rotos podían haber quedado los miembros de la Orden cuando su esposa tuvo que huir debido a las inmundas irregularidades del ministerio, no obstante nunca se espero que el hombre frente suyo estuviese tan a la defensiva.

 

En un rápido actuar, casi imposible de prever, agarro su arma mágica y desenvaino su Katana, aquella hoja que llevaba con el tanto tiempo que ni se acordaba. De sus labios salio la palabra - Expelliarmus – Al tiempo que Lux brillaba cuando corto la muñeca de Elvis. El tajo no era profundo, simplemente un aviso de lo que podría llegar a ser en un futuro. El conjuro de desarme iba dirigido a la fémina, a la tal Darla que aun seguía estupefacta por el encuentro – La escoria humana prevalece, es hora de confrontarla – De a poco la sonrisa socarrona de su verdadera apariencia aparecía en escena, así como sus pupilas retomaban a ese verde esmeralda que tanto se parecían a los de Lisa – Menuda bienvenida, me gusta. ¿Nos calmamos y te lo cuento o seguimos peleando?

 

Se volvió a sentar, devolviendo la varita a la bruja y haciéndole un ademan al chico. Su rapidez a la hora de luchar, sus ademanes. Esperaba que entendiesen que no estaban ante un rival débil. Si seguían atacándolo, no dudaría en dejarlos inconscientes– Han pasado muchas cosas en este tiempo, la cuestión aquí es ¿Que ha cambiado? Nada y ese es el problema. Yo hoy he venido para ver si, al fin, logramos encontrar una maldita manera de volver a ver la luz brillar y acabar con la peste de esta sociedad y necesito aliados – Nunca había sido hombre de muchas palabras, prefería soltar la bomba y que los demás eligiesen bando. El ya había tomado su decisión, Su lucha daría inicio dentro de poco.