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Prueba del Libro de la Fortaleza Setiembre 2020


Badru
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El último de los obstáculos había sido superado, con lo que ambas brujas debían enfrentar el último reto: un duelo, donde ambas tendrían que demostrar la misma pericia (o acaso más) que habían estado mostrando anteriormente.

- Colóquense una frente a la otra. A cinco metros de distancia, y recuerden que podrán hacer uso de los hechizos que ya conocen, propios de su magia, pero que no están aquí para mostrarme lo diestras que son con ellos, sino con la magia uzza que vinieron a aprender.

Podía haber quien creyese que era una obviedad semejante regla, pero Badru ya había tenido que lidiar antaño con magos demasiado apresurados o pretenciosos, que a toda costa querían mostrar sus habilidades para derrotar al oponente en el menor tiempo posible, y echaban mano de hechizos letales, en lugar de aprovechar ese momento para mostrar cuánto podían haber aprendido en el entrenamiento con él. Dichas situaciones le terminaban dando trabajo adicional, por lo que ahora, prefería ser directo con las dos alumnas.

¿Sería que le harían caso? No podía negar que cualquier mago que se preciara de su poder, siempre tenía esa cuota de ego interior que momentos como un duelo sacaban a flote.

El sol casi se ocultaba en el horizonte. Calculaba que les quedaba unos veinte minutos más de luz antes que la oscuridad hiciese más difícil la contienda, especialmente porque dificultaría poder distinguir, semiocultos bajo la arena, a diferentes animalillos típicos de aquellas temperaturas calientes.

- Comiencen a la cuenta de tres ¡1,2, 3!

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Reglas

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Después de haber salido del agua, las dos tardamos un par de minutos en tomar aliento para la siguiente prueba que nos pusiera el guerrero. Sus ropas estaban mojadas, sentía como los pantalones y el corsé se pegaban a su cuerpo, era un poco desesperante y seguramente rozaría partes de su cuerpo que le dolerian despues.

 

Mientras intentaba sercarse lo más que podía, escucho las palabras del Guerrero, ahora haríamos un duelo una contra la otra. Esto se ponía interesante, llevaba un par de años sin haber estado en un duelo oficial y esperaba poder acordarse de todos los hechizos. Pero cuando escucho que teníamos que priorizar y usar los que eran del libro, ella sonrió, ya sabía que hechizo usar como primero.

 

Atrás el sol empezaba a ocultarse, así que debían darse prisa porque después sería muy complicado verse para lanzarse los hechizos y bloquearlos. Se pusieron frente a frente y cuando el guerrero contó y les dijo que comenzaramos, ella pensó instantáneamente en el hechizo que habían usado hace poco —Salvaguardia Magica— había leído que eso ayudaba también a que los hechizos la transpasaran y no le pudieran dar. Esperaba que funcionará y le dieran tiempo para tirar el siguiente hechizo.

 

@Badru

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La corriente de agua había desatado el recogido de su cabello, haciendo que las hebras húmedas se pegaban a su espalda, al igual que el ligero vestido de verano quedando ajustado a su figura como una segunda piel. Apartó los mojados mechones platinados de su rostro, avanzando hasta la orilla para acercarse hasta donde las esperaba el guerrero. ¿Otra prueba más acaso? ¿qué seguiría ahora, escorpiones gigantes o serpientes cascabel?

 

La fuerte brisa del atardecer comenzó a interrumpir el sofocante calor, mientras que en el cielo no solo comenzaba a oscurecer a causa del sol poniente a sus espaldas, sino que un par de nubarrones cubrían el celaje. Lo único que la Hawthorne esperaba era poder culminar con la prueba antes de que se desatara aquella feroz tormenta. Inspiró profundamente, tomando una distancia de cinco metros contra su rival, mientras que empuñaba con mayor firmeza la varita de espino que portaba en la zurda.

 

Isabella esperó ansiosa el ataque de su oponente, uno que jamás llegó. Rió con desdén, haciendo que su carcajada se dispersara por el desierto y, que los parajillos que anidaban en el árbol más cercano se dispersaran emitiendo un chillido. —¡Vamos, Macnair! No seas cobarde, atácame — La incitó, al mismo tiempo que pensaba cómo tomar ventaja ante la oportunidad de atacarla primero. —¡Sectumsempra! — Sentenció, apuntando su arma mágica hasta la mujer de cabellos azules, aguardando que el rayo impactara sobre su objetivo, creándole heridas sangrantes en su torso que, si no eran curadas de inmediato, podrían causarle la muerte.

 

¡Morphos! —Masculló, apuntando directamente a corsé negro y verde que estaba completamente empapado; transformándolo en una avispa marina, la criatura no dudó en inyectar la ponzoña en su piel, envenenándola.

 

PV: 100/100

PP: 5-1 (Sectumsempra) =5/4

 

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No hubo tiempo de reaccionar, en cuanto pensó en lo que había hecho sin atacar primero, supo que estaba sumamente mal, pero tanto tiempo sin usar hechizos en un duelo real, hacían que su mente se distrajera.

 

Escucho su hechizo y ahora si era momento de usar el hechizo del libro para que no llegará a impactarle —Salvaguardia mágica— pensó y en efecto el hechizo no le impacto, pero eso no fue todo porque la bruja frente a ella no le dejo escapatoria, pronto convirtió su corsé ceñido al cuerpo en una avispa marina. La cual le picó inyectando veneno, no podía dejar pasar más tiempo así que tomando el hechizo que ella uso, apuntó la varita a una de sus botas —Morphos— en el instante se convirtió en un Bezoar el cual se metió a la boca para librarse del veneno de la avispa. Se sentía algo débil y no sabía que más tenía preparado Isabella para ella, pero esperaba que no la matara en un simple duelo.

 

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Sintió una corriente eléctrica desde la punta de sus dedos hasta el hombro, producto de la vibración que había emitido su fiel compañera luego de lanzado aquel simple pero posible mortal efecto. Hacía demasiado tiempo que no estaba en el campo de batalla, la última vez que recordaba haber tenido a un oponente de frente había sido nada más ni nada menos que Anthony, en la clase de duelo avanzado... aquella vez había empleada la misma táctica de incitación que utilizaba ahora, intentar provocar a su rival para lograr un sanguinario enfrentamiento.

 

—¿Lo único que vas a hacer es defenderte? —Inquirió, recorriendo con la punta de su lengua su labio inferior para humedecerlo. El crujir del cielo rompió el silencio, alertándoles que solo faltaban un par de minutos antes de que la feroz tormenta se desatara, el estruendoso trueno tensó cada uno de sus músculos dejándola tan estática como una roca, pero estaba segura de que iba a poder concluir el duelo antes de que el temporal comenzara.

 

Inspiró profundamente, dejando que sus pulmones se llenaran de oxígeno, para luego pensar: -Embrujo Punzante-. Aquel rayo impactaría directamente en el rostro de la mujer, deformándole completamente el rosto, dificultándole la visión a la hora de querer atacarla además de provocarle un dolor agudo producto del daño leve.

 

Un animal se revolvía en la arena a unos dos metros de distancia de ella, ocultando por completo su cuerpo lejos de ambas muchachas, pero Hawthorne había podido divisarlo justo a tiempo; se trataba nada más ni nada menos que de un escorpión -Orbis Bestiarum- Pensó e inmediatamente un anillo dorado envolvió el cuerpo del arácnido permitiéndole tomar el control de su accionar.

 

PV: 100/100

PP: 4-1 = 3

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El cielo tronaba fuertemente, anunciando la llegada de una enorme tormenta. Tenían que acabar este duelo antes de que cayera encima de ellas el agua y les impidiera mirar hacia donde mandaban los hechizos.

 

Se encontraba liberandose del veneno de la avispa, cuando las palabras de la bruja me hicieron reaccionar, podía dejar que el hechizo que mandara diera en el blanco y no darle tiempo de poder deshacerse de su siguiente hechizo, agarró su varita y antes de que el hechizo de Isabella diera en el blanco gritó —Sectusempra— el hechizo dio directo en el pecho y fuertes dagas sangrantes comenzaron a aparecer por doquier.

 

El embrujo punzante dio en el blanco y su cara explotó con un dolor impresionante, no dejaba que viera nada, por lo que tuvo que usar el amuleto de curación para poder deshacerse de los efectos del hechizo —Curación— pensó y sintió como el ardor disminuía y comenzó a recobrar la vista hacia su compañera.

 

—¿Eso es todo lo que tienes Ravenclaw?— escupió mientras se recortaba por completo de los efectos —Da mucho que desear—

 

 

PV: 100/100

PP: 4/5

 

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El impulso del rayo chocando contra su cuerpo provocó que se tambaleara hacia atrás, más no fue lo suficientemente fuerte como para hacerla caer de espaldas. El Sectumsempra había impactado de lleno en su cuerpo, creando tres cortes sangrantes en su pecho; el líquido escarlata pigmentó al instante su vestido blanco. Observó la herida por un momento, sintiendo el dolor agudo que le producía. Llevó la mano libre hasta su pecho, la izquierda, para alcanzar el amuleto de curación que colgaba de su cuello e inmediatamente pensó: Curación.

 

Experimentó una extraña sensación al percibir como las heridas se cerraban y la sangre dejaba de brotar a borbotones por los cortes. Sus labios en forma de corazón se curvaron de forma maquiavélica al mismo tiempo que susurraba entre dientes: —Expeliarmus — El arma mágica de su oponente salió disparada a cinco metros de distancia de ella, dejándola completamente desarmada.

 

-Zancadilla- Pensó, y en ese preciso momento tres brotes emergieron desde la arena, atando sus tobillos y haciéndola caer de bruces al suelo. Pero aquello no era todo, Isabella, como digna descendiente de los Ravenclaw, tenía un As bajo la manga, aún tenía a aquel escorpión bajo su poder, esperando el momento perfecto para atacar a la Macnair, que estaba tirada sobre la arena completamente desarmada y era la oportunidad óptima para ejecutar su plan.

 

Con la punta de la varita obligó al arácnido a salir de su escondite para ir en dirección a su víctima, embaucándola justo por detrás, y cuando menos se lo esperó, le picó el dedo del pie que estaba completamente desprotegido, puesto que la peliazul había decido convertir su bota en un Bezoar. El veneno del escorpión recorrería el torrente sanguíneo de la mujer, inyectando una ponzoña letal para cualquiera.

 

PV: 100

PP: 4

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