Encuentro accidental (?)

[Rory Despard]

PV :100

PP: 8

 

Casi oscurecía. El predicador acababa de terminar con la catequesis de adultos de ese día, y ya se disponía a retornar a su hogar, el Pink Palace. Lo único malo, era la zona donde se encontraba, un pasaje continuo al callejón Knockturn, de pésima reputación. Los atracos eran usuales a plena luz del día, y era eso lo que hacía que bajo el abrigo de lana, el mago tuviese la varita a la mano, listo para defenderse ante cualquier ataque.

 

Las cuadras se sucedían en una hilera que parecía interminable, y apenas tres metros era todo lo ancho de la vía, por lo que chocó con media docena de personas, antes de poder finalmente llegar a la esquina y girar. Las zapatillas que llevaba, apenas hacían ruido contra el suelo, y a Rory se le antojó que era más fuerte el tintineo del crucifijo que llevaba en el pecho. Con todo, se sentía ya a salvo en aquella nueva calle, con faroles que iluminaban la vía y hasta un par de estatuas de granito en honor a algún mago famoso, hasta que de repente, vio del otro lado de la calle, a unos cinco metros de distancia, a un joven que le era totalmente desconocido, pero que varita en mano, se le figuró que se encontraba en posición de ataque.

 

En otras circunstancias, hubiera optado por hablar antes de luchar, pero su nerviosismo era creciente y pensó que quizás, solo por esta vez, y que Dios lo perdonase, utilizaría primero la varita para asegurarse una protección, y luego, intentar dialogar.

 

- Avis- murmuró en el acto, y una docena de pájaros se materializaron con la orden específica de protegerlo de cualquier ataque que pudiesen lanzarle.

 

Envalentonado por la protección, se animó a comentar en dirección al desconocido.

 

- ¡¿Quién eres? No es de buen prójimo amenazar a alguien varita en mano!

 

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@@Danny Lestrange

[Danny Lestrange]

Era uno más de sus paseos por el pueblo, aquella ocasión había llegado a la librería por un par de ejemplares, también un diario y un frasco nuevo de tinta. Todo aquello lo llevaría en los bolsillos de su sudadera, la cual llevaba atada a la cintura porque tenía un poco de calor. Pero lo que tenía planeado no se cumple debido a que el chico cambia de opinión y decide vagar un poco por las calles. Sabía que todavía no conocía todo, así que, ¿Por qué no explorar?

 

Y emprende la marcha, y es durante la misma que se da cuenta que comenzaba a caminar por lugares que no había recorrido antes, la apariencia de las personas se veía algo distinta al igual que su ánimo, el que lucía un poco más lúgubre. Eso era extraño y llenaba de curiosidad al muchacho y sin hacer caso a la hora que era, se le ocurre ir detrás de ellos en busca de una experiencia interesante. Podía ver faroles que comenzaban a iluminar, claro, se hacía de noche.

 

Ahí estaba, un joven mago vistiendo pantalones deportivos, playera de manga corta como complemento a su vestuario, zapatos de deporte y la sudadera atada a la cintura, pues tenía un poco de calor. Danny sentía cada vez más curiosidad, sobre todo después de ver esas extrañas estatuas en esa calle, era la primera vez que se encontraba con unas de ese tipo. Definitivamente el mundo mágico era extraño, pero lo más extraño era el ver a varios metros a alguien que le acababa de gritar.

 

¿De qué estás hablando? ¡Ni siquiera quiero atacarte!

 

Le responde. Danny era sordo de nacimiento pero era bastante capaz de leer los labios de las personas y, ahora se daba cuenta, con su varita en la mano y haciendo un sencillo "lumos", había apuntado hacia el frente y ese mago pensaba que le atacaría. Decide guardar su arma, pero se da cuenta de que el desconocido acababa de lanzarle una bandada de avecillas para que le ataquen a picotazos. Esas heridas podían ser letales si atinaban en lugares estratégicos.

 

¡Evanesco!

 

Exclama apuntando a esas criaturas voladoras, las cuales desaparecerían al instante justo a la mitad del camino, que no era demasiado, claro. Danny sabía que tenía que defenderse del mago desconocido y temeroso (al igual que él, evidentemente estaba nervioso también), y decide apuntar después a la varita del contrario.

 

¡Expelliarmus!

 

El muchacho sabía que ese hechizo le desarmaría si había conjurado bien, así que suponía que así sería. Esa luz roja que salía de la punta de su varita terminaría separando al mago de la suya, y saldría volando por el aire. Aunque también estaba el pequeño detalle de que el rayo golpearía a ese desconocido. Solo esperaba que todo saliera bien.

 

¡Detente![/justify]