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PRUEBA LIBRO DE LA FORTALEZA - OCTUBRE 2020


Khufu
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A pesar de las claras limitaciones que eran común denominador entre todos los magos europeos, la muchacha había demostrado tener las habilidades y el conocimiento teórico suficiente como para proseguir en su camino de la magia Uzza. Al igual que el resto de los guerreros de su Pueblo, el anciano era un ferviente creyente de que la magia como fenómeno rara vez obedecía a aquellos que meramente dominasen los conceptos teóricos y que, por tanto, la práctica de la magia era menester para dominarla. Khufu dudaba, a estas alturas, cruzarse alguna vez con algún europeo lo suficientemente capaz como para "dominar" la magia Uzza – en el sentido más estricto de la palabra– y sin embargo muchos otros antes de ella (y probablemente, después también) tendrían la suficiente destreza como para utilizarla sin perecer en el intento.


La noche aún era joven para cuando Khufu y la muchacha volvieron al callejón en el que se habían encontrado inicialmente. Un sólo pensamiento bastó para que su varita azulada poco a poco diese paso a su Vara de Cristal, cuyo mango se enarboló en torno a su tatuaje reviviendo el nexo que la unía con el Uzza. El viejo carraspeó, y un corto ademán bastó para que el callejón quedase completamente hermético a influencias externas: muggles que intentasen entrar en él súbitamente pensarían en una alternativa mejor para hacer en otro lado, y cualquiera que mirase por alguna de las ventanas que sobreseían el callejón desde lo alto no vería más que una impenetrable oscuridad.


Ha llegado la hora de que pruebe su valía, y de ver si sus palabras hasta ahora no han sido más que mero cotillón. – aseveró, en apenas un susurro, el Uzza. Le dedicó una última mirada, y a paso lento se alejó hasta asegurar una distancia de diez metros entre él y la muchacha. – Le daré la cortesía de realizar el primer ataque. – agregó, poco después, y tras una corta reverencia de cortesía aferró su vara de cristal con firmeza.


Reglas



  • No existen los límites de tiempo entre respuesta y respuesta. Por tanto, la regla de hechizos impactados desaparece.




  • Duración del duelo: Del 16 de Octubre (inclusive) al 25 de Octubre.








  • Están prohibidos los Off y las ediciones. Consultas, dudas o sugerencias, al tópico del Libro de la Fortaleza



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⠀⠀En cuanto llegaron nuevamente al inicio de todo, el mundo había callado y la oscuridad les hubo cubierto con su espeso manto negro. La bruja observó detenidamente a su alrededor, como si se asegurara de que ningún no-maj irrumpiese con la poca paz que existía entre ambos. Había fallado, la cabeza le daba vueltas y vueltas, cómo había podido ser tan ingenua.
Negó para si misma y comenzó a dar los mismos pasos que su contrincante, deteniéndose cuando los diez metros los hubo separado para sentir como la varita de ébano se deslizaba por su brazo derecho y quedaba perfectamente acomodada entre los dedos y el centro de su palma. Agarró todo el aire que la noche le permitía, embriagándose con su poder y sintiendo el fuego recorrerle cada centímetro de su cuerpo.
Cuando abrió la mirada, la venda azabache le cubría por completo el verde característico y entonces, una ligera sonrisa se dibujó en sus facciones. Su pecho subía y bajaba, de manera bien tranquila en comparación con el fuerte retumbar de los latidos de su corazón. Pum-Pum-Pum. Relamió sus labios y lentamente giró la madera entre los dedos hasta apuntarle al hombre.
Espero no decepcionarle, nuevamente.⸺ murmuró con amargura y con suavidad acomodó una de sus piernas detrás de si misma, dejando todo el peso de su cuerpo en aquella, para que las palabras que a continuación pronunciaría no sonaran temblorosas, si no, llenas de una seguridad que honestamente ella ya no poseía. Y lanzó.⸺ Sectusempra.
Dijo con la voz en alto, sintiendo el deslizar de su lengua cual tintineo de serpiente seguido del rayo blanquecino que brillante cruzó buscando frenético el pecho del guerrero, de impactarle le provocaría varios cortes sangrantes que lo dejarían fuera de combate. Entonces, volvió a alzar el mentón, agitando ligeramente el mismo para que los mechones castaños de sus cabellos rebelde le despejaran la mirada.
Sintió miedo.
Más no bajó la guardia.

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Su varita de cristal yacía levantada medio metro por encima del suelo para cuando su oponente efectuó el primer ataque. El viejo Uzza no pudo evitar arquear una ceja, más rápidamente se obligó a sí mismo a neutralizar su rostro: el ataque por parte de la muchacha había sido por demás predecible, y sin embargo era total y absolutamente esperable siendo que era apenas una novata en magia Uzza, sobretodo teniendo en cuenta que le había prohibido utilizar otras ramas de la magia. No estaba acostumbrado a instruir a magos tan novicios en la magia de su pueblo, y ciertamente reajustar sus expectativas le daría cierto trabajo. Aún más, debía asegurarse de ofrecer un duelo justo y no utilizar ataques que estuviesen fuera del rango de competencia de la mujer.

 

Salvaguarda Mágica – pensó Khufu, y su cuerpo perdió toda esencia de materia, volviéndose intangible. La extraña pero ahora familiar sensación lo invadió una vez más, y no fue más que un show de luces el momento en que el Sectusempra de su contrincante le atravesó su delgado y frágil torso, sin causarle daño alguno. El viejo Uzza esbozó una corta sonrisa, esperando que su contrincante pudiese identificar su defensa como la misma que le había salvado la vida cuando él la empujó frente a un bus en movimiento, apenas momentos atrás. – Permítame un comentario, muchacha. El propósito de éste duelo no es ni que yo ni usted ganemos, sino que usted me demuestre que puede hacer uso de los encantamientos del Libro de la Fortaleza, sólo así podré aprobarla.

 

Khufu dio medio paso hacia atrás, redistribuyendo el peso de su cuerpo a medida que éste se volvía tangible nuevamente, los efectos de su Salvaguarda desapareciendo tan rápido como habían aparecido.

 

Seccionatus – pensó, a continuación. Hipócrita cuanto podía ser que él no estuviese utilizando la magia de su propio pueblo para atacarla, y aún peor estar limitándose a la magia de los contemporáneos, decidió que en pos de lo que era justo aquello era lo más conveniente: magia Uzza ofensiva había de sobra, más ninguna que ella conociese todavía. Sólo de aquella manera podía asegurarse que su evaluación fuese lo más justa posible. De su varita salieron expedidas una docena de medias-lunas filosas, de las cuales ocho terminarían por impactar contra su torso si la mujer no se defendía.

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