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Idiomas & Primeros Auxilios


Kahlan Blackthorn
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Diversos códices con idiomas extraños eran parte de la colección que es encontraba dentro de ese museo. Incontables coleccionistas matarían por hacerse con todo aquello, para su mala suerte el gobierno de Escocia, no solía bajar la guardia al tener expuestos esa clase de tesoros. Ninguno de ellos era patrimonio de la humanidad y eso facilitaba mucho más sacarlos sin ser detectado el cambio o alteración de estos por una copia exacta y realizada al carbón con excepcional astucia.
Sus pasos le llevaron por el pasillo que contenía una colección de Egipto y Grecia, ambas civilizaciones se especializaron en crear alfabetos que permitían tener una comunicación más fluida entre sus habitantes. Jeroglíficos y letras griegas atraparon la mirada de la Nigromante, saboreando aquello como si se tratará de un filete recién cocinado para su paladar. El aroma de las uvas cosechadas con pulcritud que terminarían dentro de una barrica que las haría transformarse en un exquisito vino de fuerte cuerpo y robusto sabor.
La madera mojada era una buena reseña de todo aquello, olisquear como un guepardo el ambiente y dar con la presa que tanto anhelaba tener entre sus garras. Parafraseaba con infinidad de pensamientos, el que le pillará dentro de esa zona, no dudaría en lanzarse contra ella y ponerla contra el piso esposando sus manos con rudeza. Era un vampiro que daño podían hacerle esos aparatos de metal muggles, simples juguetes en las manos equivocadas, pero deliciosa la sensación de imaginar un par de esas sujetando el cuerpo inerte del guardia.
— Vayamos por el premio mayor—siseó haciéndole una seña a su acompañante. El punto de encuentro era la sala central, donde descansaban los restos del último emperador romano. Revivirlo no sería una ardua tarea, pero eso no estaba en manos de Malfoy, sino de la persona que había optado por cursar la clase de primeros auxilios. Debía aprender a sanar a las personas antes de devolverlas a la vida y viceversa, todo proceso tenía cierto grado de complejidad y ella tuvo el placer de experimentarlo más de una vez.
Mirar un pedazo de carne tasajeado como si fuera un animal de rastro no era el mayor pesar, sino tener que descifrar que arma se ocupo para causar esa clase de daño en el y tener los elementos necesario para poder zurcirlo como una prenda de alta costura. Amuletos de curación, hechizos y el instrumental necesario, aunque la magia era un arma poderosa y si se sabía usar una varita con pericia dicha tarea era pan comido.
— Dejemos esto aquí—era un traslador en forma de un coloso de Rodas. No existía conexión ninguna con las piezas o las exposiciones que estaban en todas las salas, pero ese objeto traería a su alumna al sitio donde comenzaría la clase para ella. Al igual que el resto de magos y brujas que se unieran a todo aquello, tres tabillas con letras griegas les fueron enviadas con antelación y el mensaje era claro. Viajar con lo esencial al museo de nombre desconocido, sumirlos en esa clase de aventura no era nada comparado con lo que la metarfomaga ideo con antelación.
Un mes entero para poner las piezas sobre el tablón del ajedrez, mover cada una de ellas conforme a su conveniencia o la de sus acompañantes. Muchas veces la suerte solía ser benevolente, pero en otras era demasiado lapidaría y traicionera. Las cartas estaban sobre la mesa y la partida comenzaría una vez que todos los presentes se encontrarán donde el traslador los llevará sin excepción o fallas al momento del traslado.
Varios hechizos de protección fueron aplicados por la fémina, impidiendo de se modo que los mirones se metieran donde no les llamaban. Todo el sitio era una fortaleza dotada de poder debajo y sobre sus cimientos, pronto todo aquello despertaría dando a conocer el mensaje que los alumnos debían descifrar para dar con el fin del conocimiento que anhelaban obtener.
@Feyre Rhiannon Macnair @ @@[annity Ollivander @
Editado por Juv Malfoy Croft

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Su mano se deslizaba con velocidad por un pergamino amarillento mientras lo embebía con tinta negra marcando números y garabatos extraños. Había pasado horas en la mazmorra de los Black descifrando unos manuscritos que había encontrado en la biblioteca de su padre. El gitano suspiró más aliviado al ver el fruto de su trabajo sobre el papel rugoso. Aunque esa satisfacción se acababa en cuanto volteó a mirar la hora.

 

Lentamente terminó el café, sabia que iba con un poco de retraso a su clase de Idiomas, la cual sabia, porque previamente Termidor -su elfo- le había entregado una tablilla proveniente de Malfoy, la profesora que impartiría aquella clase. Sus ojos negros se mermaron en la tabla de mármol tallada con un idioma extraño, la yema de sus dedos se deslizaban con suavidad por las ásperas rendijas.

 

Chasqueó sus dedos y una especie de polvo de matices rojos se genero mientras creaba una capa de color negra con un interior borgoña, en cada extremo de sus hombros, dos cadenas de hierro que sujetaban aquel manto dándole un aspecto más elegante. Por debajo, un traje con un chaleco ajustado a su torso, una camisa de color ceniza y pantalones del mismo color con un detalle de cuadrille negro, dándole un porte moderno. Su mano izquierda portaba todos los anillos de habilidades que había aprendido hasta el momento, y en su diestra, un anillo de color plateado, que estaba combinado con todos los artefactos Uzza.

 

Se concentró y desapareció junto con ella.

 

Lo primero que le vino a la mente, un museo. ¿Pero donde se encontraba realmente? pensaba mientras la bruma negra que se había generado por su aparición se disipaba. Observó a su alrededor, esperando que no hubiera muggles husmeando lo que había hecho, no acostumbraba a dejar testigos de sus acciones y menos curiosos.

 

Acomodo su cabello desordenado y empezó a caminar mientras tocaba su cintura para acomodar su monedero de moke. Nunca viajaba sin el, ya que dentro tenia todo lo necesario para sobrevivir, además de su extensión mágica, su varita. Esperaba encontrarse con quienes fuera que iban a participar, o al menos esperaba encontrar algún acertijo que resolver para encontrar a la profesora, después de todo un museo estaba repleto de historia y misterio.

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Había esperado nerviosa ese momento y no era tanto por la clase, no, ella estaba ansiosa por ello, era más bien por no saber que le esperaría, ¿A dónde la llevarían ésta vez? No lo sabía...

 

Antes de irse a dónde fuera que la llevara aquella estatuilla del coloso de Rodas escuchó ruido en el recibidor, la estatuilla la colocó en la mesa de la salita de estar, sigilosamente se acercó y observó que el Ollivander yacía en su sofá preferido dormido, Hannity se sentó en el reposabrazos y recargo su rubia cabeza en la de él por unos minutos, era tan agradable el hecho de estar así con su padre, aunque por momentos surgía el miedo de dejarle solo y que algo volviera a poseerlo.

 

Se levantó del sofá, arreglo su vestido y antes de tomar el traslador saco de su pequeña bolsa un trozo de pergamino, una pluma y comenzó a escribir de prisa con su estilizada caligrafía, era una nota breve en la que le dejaba dicho a Garry que iría a la clase de primeros auxilios y si tenía un poco de suerte volvería pronto.

 

Se colocó sus tennis de plataforma justo en el momento en que el traslador comenzaba a emitir su brillo azul, Hannity lo tocó y con esa extraña sensación en el estómago desapareció de la heredad para ser trasladada a uno de los lugares favoritos de la rubia.

 

¿Un museo? ¿Se podría dar una clase de primeros auxilios en un museo? Bueno... Era la clase de cosas que se podía esperar de, si fuera ella, la profesora Malfoy, aquella que alguna vez le dió clase de pociones en una morgue junto con Ellie, había sido una buena clase...

 

Se dedicó a admirar toda aquella colección de Egipto, una de las culturas con magia oscura más interesante y algo de lo que a ella más le atraía, mientras esperaba la llegada de la profesora y sus instrucciones...

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Muy bien, otra clase sin duda estaba un poco aburrida últimamente sin aprender nada en casa y ahora cuando había llegado la notificación para poder estudiar esta clase sin duda, sería una buena adquisición para los conocimientos que ya tenía.

 

Salió de la mansión con su atuendo habitual, jeans de mezclilla, una blusa

Pegada de color azul y unos botines negros. Su cabello azul estaba recogido en dos coletas y llevaba una túnica encima porque se sentía elcómodo frío en el ambiente.

 

Desapareció rumbo al lugar que los citaban, un museo que lugar tan particular para una clase de primeros auxilios, ella pensaría que un hospital sería una mejor opción, pero debía de haber una razón para que aquel fuera la decisión.

 

Al llegar miro tres figuras ya en el sitio, la maestra Malfoy y dos personas que ubicaba, su hermano Matthew y otra chica que sólo conocía de vista. Miro alrededor y se fijó en la exposición egipcia dando una sonrisa porque aparte de los griegos era una de sus civilizaciones favoritas.

 

—Hola a todos— comentó con una sonrisa y se quitó la túnica ya que elno lugar estaba lo suficientemente cálido.

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Llegar tarde parecía ser una de las nuevas constantes de la Yaxley, pero redactar esas nuevas ediciones tanto de Vuelapluma como de Vuelaescamas parecía haberle quitado más tiempo del que se suponía. Tenía el cabello enredado en una pluma gruesa, formando una especie de moño de último minuto con el que poca gente le había visto. En sus últimas investigaciones se había topado y se había estancado con una serie de glifos que necesitaba, así que decidió darse el tiempo para llevar el curso, aunque, como ahora, dejara una pila de pendientes. Para cuando se apareció en el lugar de la cita, se estaba sacudiendo la túnica celeste y antes de saludarse intentó limpiarse el rostro, aunque sin saberlo hizo todo lo contrario, tinta negra se hizo mancha en su mejilla izquierda en cuánto notó entre los presentes a su sobrino/ahijado.

 

¡Buenas a todos! Maida Yaxley —saludó alegremente—, disculpen la demora, demasiados pendientes en demasiado poco tiempo.

 

Lo de estar en un museo le agradaba, siempre se podía encontrar una nueva e interesante historia detrás de cada artefacto, de cada artilugio que se exhibía en cada uno de esos estantes. Le sorprendía la cantidad de alumnos interesados en Idiomas, aunque lo que decía Juv era que iban a por el premio mayor, tampoco se veía interesada en robar algo de lo ahí estaba.

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Sus alumnos respondieron al llamado sin margen de impuntualidad que le desagradará a Malfoy. Ella mejor que nadie sabía lo que era tener un mundo de pendientes, pero como en todo siempre existía ese mantra que solía ocupar en momentos como ese “Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar”. Los cuatro jóvenes lucían un poco sorprendidos por el sitio, donde se desarrollaría la clase y no le extrañaría que las dos chicas que cursaran primeros auxilios, estuviera preguntándose donde estaba la morgue o una sala de emergencia improvisada.


Ahí lo fascinante de poder adaptar todo a las necesidades de cada conocimiento, extrayendo de la bolsa de su pantalón de vestir cuatro saquitos con polvo de diversos colores dentro de ellos. El lenguaje de la comunicación era primordial para dar a conocer lo que se pensaba o sentía, pero ¿qué sucedía con las personas que no tenían la posibilidad de expresarse con palabras?. Pero si con señas o otra clase de señas.


— Cada cultura ideó diversas formas de comunicación e infinidad de lenguas se hablan dentro del planeta tierra—comentó señalando un muro que contenía diversos jeroglíficos, dibujos y algunos tallados que serían fácilmente detectados por el tacto humano al deslizar la yema de los dedos sobre los mismos— Los egipcios dejaron un legado incalculable de conocimiento y formas de comunicación oral y escrita, no todo lo que sale por la boca debe considerase como lenguaje o una expresión de este—comentó arrugando un poco su nariz, quizás el despertar de los códices generaba todo aquello.


— Entre las culturas más antiguas, se empleaban sonidos provenientes de cuernos tallados a mano. Muchos de ellos eran para indicar que era tiempo de guerras o alertar sobre algún enemigo que se adentraba en sus tierras buscando saquearlas—señalo el que descansaba sobre una repisa de caoba


— Pero la lengua también es un musculo movible que nos da la posibilidad de emitir sonidos guturales o palabras. Aunque también se la da dicho significado a la lengua madre que cada uno ha aprendido de sus padres o del sitio donde nació—agregó girando un poco hacia su derecha, ahí estaba un ejemplo de lo que deseaba trasmitir a sus alumnos.


— Ustedes dos aprenderán como se comunican los que han abandonado este plano, para que sepan que clase de curación o tratamiento necesita su cuerpo. Si ha sido herido con magia o de la forma más común y simple que existe—se dirigía a Hannity y Ariadna, apareciendo delante de ellas dos cuerpos que pertenecieron a los guardianes del último emperador tomando. Colocando sobre una mesa pulcralmente aseada todos los implementos que usarían en dicho proceso, frasquitos con díctamo y algunas otras pociones que le devolverían la vida a un ejercito entero.


— Si alguno tiene alguna duda, puede expresarla en este momento. Antes de continuar con la explicación de ambos conocimientos—expresó acomodando una armadura que estaba a poco o nada de caerse y alertar de su presencia al guardia.


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La tablilla había aparecido justo al lado de mi taza de café recién hecho y, por un momento, me tenté en tomarla de inmediato. Pero la sutil forma en la que había llegado a mí me indicó que mejor primero terminaba mi desayuno o, de otra forma, sería transportada con la taza en la mano hacia quién sabía dónde. Casi todos los profesores tenían esa costumbre, yo incluída, de enviarles notas o directamente trasladores a los alumnos, porque así era más sencillo.

 

Le di un beso en las regordetas mejillas a mi bebé Kore y le dejé al cuidado de Jill, mi elfina, mientras acomodaba mi ropa y tomaba la tablilla; odiaba dejarla con los elfos, me hubiera gustado poder pasar más tiempo con ella, pero sinceramente debía continuar mis estudios si quería ser más poderosa.

 

La tablilla, en efecto, sí era un traslador y terminé aterrizando de forma un poco forzada justo detrás de un grupo de personas que se agrupaban para escuchar a Juv Malfoy dando una charla sobre Idiomas y Primeros Auxilios. Me disculpé con la mirada cuando se giraron a verme e indiqué a Juv con una medio sonrisa que aquella sería mi última interrupción descortés en su clase.

 

Me decanté por mirar alrededor. Estábamos, aparentemente, en un museo, pero no era uno que yo hubiera visitado con anterioridad. Normalmente esos lugares se me hacían interesantes porque los muggles solían guardar cosas cuyo poder desconocían y a veces era fácil poner una réplica y llevarse el original, aunque no era una asaltadora de museos. Además, había muchos artefactos que les eran desconocidos y se inventaban sus utilidades, lo que me causaba gracia. No que conociera todos, pero sí unos cuantos...

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Había escuchado cada palabra que había dicho la profesora Malfoy, estaba impresionada con todo aquello de la explicación de los idiomas, lo que más le gustaba y llamaba su atención eran lo jeroglíficos, había tanto que aprender de ellos, toda una cultura resumida en imágenes, relieves y símbolos, que aunque ella no conocía bien su significado le parecía impresionante.

 

Nunca cuestionó el por qué de una clase de primeros auxilios en un museo, no, había tomado anteriormente ya una clase con la profesora y aunque aquella vez le sorprendió el lugar, está vez sabía que era algo como de su estilo impartir clases en lugares insospechados.

 

Con emoción vió el cuerpo que tenía que "arreglar" y con mayor entusiasmo que debía saber que era lo que había herido a aquel personaje que yacía debajo de las sábanas, ya quería destaparlo e investigar si había sido herido por magia o de alguna otra forma.

 

Espero callada, observando aquellos saquitos con contenido desconocido, había sacado cuatro, pero su mirada se apartó de ellos al ver el reflejo de una luz proveniente de la parte tras ellos, en señal de que un nuevo alumno llegaba a la clase, Hannity volteó disimuladamente, no conocía a la recién llegada, así que centro su mirada nuevamente en la profesora justo cuando ella preguntaba si tenían dudas antes de continuar...

 

La ojigris levantó su mano -Yo tengo una duda profesora- no tenía nada que ver con el trabajo que debía realizar, puesto que aquello le había quedado bastante claro y con las pociones dadas por la profesora, las que ella había elaborado y las tomado prestadas a su padre bastaban, -¿Para qué son esos saquitos?

 

La rubia era curiosa por naturaleza, herencia de su padre, y siempre quería saber más y más de lo que la rodeaba, no perdía detalle alguno y ésta vez aquello había robado su atención.

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La curiosidad era un instinto natural en todos los seres vivientes, deseosos de conocer el origen de las cosas que les rodeaban o les podía causar alguna clase de daño en particular. Siempre le pareció un rasgo de admirar en sus alumnos, justamente eso era lo que generaba la retroalimentación dentro de una clase, el intercambio de ideas y la exposición de sus dudas sin temor a que las mismas estuvieran fuera de lugar. Malfoy siempre daría respuesta a todo cuestionamiento relacionado con el tema a tratar dentro de la cátedra, pero se cerraría a piedra y lodo cuando se tratará de indagar sobre su persona.


Los saquitos eran una peculiaridad para esa clase, dentro de cada uno de ellos existía un elemento que les ayudaría a desarrollar con mayor claridad y astucia sus habilidades con respecto al conocimiento que deseaban adquirir. En el caso de Hannity y Ariadna, encontraría diversos amuletos de diferentes clases, cada uno de ellos debía ser empleado para curar cierta clase de heridas y los que tenían una tonalidad más oscura tendría que descubrir su utilidad dentro de todo aquello.


— Dentro hallarás varios amuletos de sanación. Algunos de los cuales se han empleado por infinidad de culturas antiguas, si observas bien encontrarás jeroglíficos tallados en su interior, si sabes como analizar cada uno de ellos quizás puedas dar con la causa de la muerte de ese cadáver—explicaba con detenimiento— Solo recuerda una cosa, no todo lo que puede ser apreciado a simple vista es real o veraz—asintió dándole luz verde para que retirará la sabana que cubría aquel cuerpo.


Una imagen digna de un cuento de terror, sangre y surcos que se abrían camino por la piel de ese sujeto. La mueca de su rostro remataba todo aquello, dando a entender que su partida de este mundo, no había sido precisamente miel sobre hojuelas. No sé inmutó ante la obra maestra que estaba delante de sus ojos, aunque no pudo evitar toser un poco y desechar el trabajo mal hecho del asesino. Era mejor guardarse esa clase de expresiones, no era sensato dejar entrever que sus ideas y actitudes no eran del todo benevolentes para con el resto.


Sus demás alumnos se quedaron absortos en sus pensamientos, parecía que la belleza de las obras que les rodeaban, lanzó un hechizo paralizante que los transformó en parte de la exposición. Posiblemente la explicación dada por la Nigromante, provocó que sus sentidos se sumieran en un sueño que los llevo lejos muy lejos de los terrenos que servían como hogar para tan peculiar museo.


Sus ojos iban y venían de una pintura a otra, admirando la precisión que los griegos y egipcios habían puesto en lograr plasmar el idioma que deseaban comunicar de una forma tan pulcra y refinada. Trazos que se deslizaban como lo hace un cuchillo caliente sobre la mantequilla, derritiendo todo aquello para convertirlo en una pieza única que sería difícil reemplazar.


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La profesora hablo en aquel momento cuando ya todos habían llegado, comenzó a darnos la bienvenida y explicar algunas cosas sobre el antiguo Egipto. Cuando llegó a la parte de los cuerpos y de que ella y su compañera tenían que descubrir cómo murieron y sabía que algo más era su tarea. ¿Tal vez volverlos a la vida? Si era así, sería la clase más interesante a la que había asistido en toda su formación mágica.

 

Estaba absorta en sus pensamientos cuando sintió la presencia de alguien más en la habitación y miro a su alrededor para mirar la cara de su progenitora. Bueno la clase sin duda se había tornado más atractiva ahora. Le dio una sonrisa a Cissy y continuó con la vista en las dos figuras bajo aquellas sábanas, sin duda ella también noto las pociones y los sacos de aquella mesa. Pero Hannity le ganó en preguntar para que servían y que contenían en ellos. No perdió la sonrisa de la Malfoy cuando contesto y con una miradas dio luz verde a que viéramos que había detrás de la sabana.

 

Si no hubiera visto antes cuerpos mutilados y con heridas, sin duda habría volteado la mirada y vaciado el contenido de su estómago por el piso. Pero no fue así, el cuerpo mostraba evidencias de que había pasado por muchas cosas antes de morir y solo le daba curiosidad como tendrían que empezar a trabajar con el.

 

—Entonces maestra si entendí bien, tenemos que determinar la causa de la muerte y cuando lo hagamos ¿Qué haremos con los cuerpos?— estaba intrigada, ella hasta ahora no había estudiado nada de nigromancia y parecía que hoy podía ser su día de suerte.

 

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