MISIÓN La Mansión de los Sentidos

[Sherlyn Stark]

« Llamatus Seres» pensó.

Tenía la intención de conectarse con espíritus y no le importaba las consecuencias que la invocación podía causar. Sólo necesitaba una vía de escape y para eso debía superar los obstáculos. Po otra parte, intuía que ellos eran la clave y cuando se hicieron visibles tres, no tuvo ninguna duda de que estaba en lo correcto. Aunque era lo que esperaba sentía temor, por eso su corazón comenzó a latir más rápido y, lo que más le preocupaba, no podía pensar con claridad.

Sólo tenía una varita y un libro que había tomado del vestíbulo. No sabía dónde estaba, sí aún seguía en la mansión o en algún otro lugar remoto. Se sentía completamente perdida. Aunque la arquitectura de la cocina era similar al que había visto previamente, no lo podía determinar. De un momento a otro, sintió el libro sobre su zapato. Lo había dejado caer y aún así no fue capaz de percibir el sonido.

Sin atreverse a cerrar los ojos, pensó: « Purificación espiritual»

Necesitaba paciencia y concentración. Sabía que el hechizo tardaría en hacer efecto y que en pocos minutos se eliminaría la presencia de magia oscura, pero no tenía tiempo. Sin saber exactamente cuánto había trascurrido, comenzó a temer que al llamar a los seres se había agotado toda su energía y por esa razón la invocación anterior no se había efectuado correctamente. También era posible que estuviera delante de una magia oscura resistente, que requería mayor esfuerzo.

Debía tener cuidado al elegir el hechizo correcto y era consiente de la cantidad de energía que gastaba en cada uno de ellos. Además de a poco aparecerían más espíritus, cada vez más peligrosos. Miró fijamente al último que apareció y sin pensar un segundo más, pensó:

« Beltane»

Observó el fuego que envolvía la figura del espíritu haciéndolo cada vez más trasparente. Repitió el mismo procedimiento con los demás. Sabía utilizar bien ese poder y que además no le resultaría agotador. Sólo le haría ganar tiempo.

Editado 19 de Noviembre del 2020 por Sherlyn Stark

[Nate Weasley]

Su visión se doblegó de manera mucho más paulatina que su audición, tanto de hecho que a duras penas pudo notarlo al principio. Los bordes de su campo visual se volvieron progresivamente menos nítidos, a la par que su agudeza visual para aquello que estaba lejos de él disminuía a pasos agigantados. Aún no había rastros de Sherlyn o Goderic, y no podía precisar si todo lo que le estaba ocurriendo era un resultado de estar separado de su sombra o bien la mansión jugándole una mala pasada, queriendo evitar a toda costa que ellos descubriesen el secreto que el príncipe Seere había revelado ella escondía.

 

Valiéndose de sus últimas fuerzas, alzó su varita unos centímetros por delante de él y murmuró claramente Criaturas de las Sombras, invocando así aquellas fantasmagóricas criaturas que comenzaron a materializarse de a dos alrededor de él. Con lo poco de agudeza visual que le restaba, identificó un gato, un lobo, un koala y un águila, que comenzaron a danzar junto con otras criaturas que no lograba precisar que eran a su alrededor, esperando una orden directa a la cual obedecer puesto que ésta era su mayor sentido.

 

– Llévenme hasta mi sombra. – les ordenó, su voz apenas más que un susurro.

 

Para su desgracia, todas ellas se encaminaron hacia la segunda planta, deslizándose por las escaleras con una facilidad que él sólo podía envidiar. Valiéndose de las paredes y tomando pequeño consuelo en la compañía del incorpóreo koala que se había quedado detrás a esperarlo, ascendió uno a uno los peldaños hasta llegar a la planta alta y comenzó a caminar por un largo pasillo débilmente iluminado. Le tomó unos cuantos minutos llegar hasta el otro extremo, donde el contorno de una de sus criaturas lo esperaba, y estaba tan débil y tan ciego que no fue consciente del esfuerzo que hacían varias de sus invocaciones por defenderlo de algunos espíritus malintencionados que de otra manera lo habrían atacado.

 

Finalmente alcanzó el otro extremo del pasillo y se escabulló por la puerta detrás de la cual sus criaturas habían desaparecido. Bastó cruzar el umbral para que su sombra se reuniese con él, su vitalidad y energías refloreciendo con sorprendente rapidez. Sus sentidos, sin embargo, no retornaron y la ceguera a este punto era total. Sin saberlo, Nathan había llegado a la habitación que contenía el secreto que la Mansión les ocultaba, y allí mismo estaban Sherlyn y Goderic. Desafortunadamente, ninguno de los tres podía ver o escuchar, por lo que no tenían forma de saber que el resto estaba allí y, mucho menos, que aquello que la mansión custodiaba estaba a meros metros.

 

@@Sherlyn Stark @@Goderic Slithering

[Goderic Slithering]

La solución a su dilema, fue más sencilla de lo que imaginaba. Deshizo la invocación de la criatura oscura con forma de can e, inmediatamente, volvió a invocarla, esta vez con un solo objetivo: destruir a la ave. Objetivo que fue fácil de lograr ante el estado confuso de la criatura y la sorpresa. Al acabar con la ave, Goderic hizo que su perro oscuro volviese a desaparecer para evitar ser controlado por aquella fuerza o entidad caótica que interfería con sus invocaciones.

Un escalofrío recorre su espalda. No puede evitar recordar a Vashyah, aquella ángel exiliada que había controlado una legión de demonios e infiltrado en la Fortaleza Errante con tal de conseguir el Necronomicon. Solo una entidad en ese nivel de fuerza, debería poder interferir con la lealtad de sus criaturas invocadas... sólo esperaba equivocarse y no estar luchando contra algún remanente de ella. Goderic, por su puesto, no sabía que ella seguía viva pero débil sino que sospechaba de algún secuaz o algún artilugio que poseía antiguamente la ex ángel para conseguir comida.

Reotak piensa mientras siente como una onda expansiva recorre las cuatros paredes que lo encierran, el suelo y el techo. A pesar de no utilizar con demasiada frecuencia dicho poder, todavía es capaz de manejarlo con gracia o, al menos, con la gracia que puede tener destruir el suelo que lo sostiene. Sí, estaba ciego e incluso sordo pero aún podía sentir como su hechizo hacía efecto desmoronando el piso y ¿cómo no notarlo? Si caía en caída libre rumbo a otra habitación. Su caída, gracias al Phantom que seguía mejorando su cuerpo, no le causó gran malestar y ningún material del piso cayó puesto que su hechizo fue tan destructivo que desintegró cualquier residuo.

Odia no poder comunicarse con sus compañeros aunque, gracias a su can, puede saber que sus compañeros están cerca pero no la ubicación exacta. Tomando su monedero de piel de moke, saca su Espada de la primavera e invoca alrededor un clima templado y agradable que contrasta con el frío anterior. Espera que sin visión ni audición, sus compañeros puedan percibir mejor aquel cambio de ambiente y capten el mensaje. Si sus compañeros fuesen vampiros, se cortaría esperando que el olor a sangre llamase su atención pero no era así, por lo que debía confiar en el clima o sino... tendría que tomar alguna pastilla vomitiva esperando que el olor a vómito los atrajese.

Ok, preferiría fracasar la misión.

[Sherlyn Stark]

— Llamatus Seres.

Su propósito era comprobar que aún no quedaba rastros de magia oscura y el hechizo le permitiría saberlo. Pero, luego de utilizarlo suspiró abatida porque por más que sabía utilizar los poderes de la Orden de Avalón, éstos le consumían mucha energía. incluso más de lo que había previsto. Bajó la mano derecha con la que sostenía su varita y se propuso descansar unos segundos. Después de todo estaba segura que al menos los espíritus que estaban en esa habitación eran "buenos" o al menos no tenían intenciones malas.

Dio un paso hacía atrás pero esta vez tuvo la sensación de estar cayendo en un precipicio y la causa era evidente: había perdido la vista. De repente volvía a estar completamente desorientada y sin ninguna pista de dónde podía estar, ya que sin importar donde mirara, sólo había oscuridad. No había ningún detalle de luz que le pudiera indicar alguna cosa, preferentemente, una salida. Por otra parte, el efecto de la invocación anterior había desaparecido pero no podía asegurar que estaba en un lugar diferente porque aún no sabía usar los poderes de manera correcta y existía la posibilidad de que por eso durara menos de lo previsto.

Aunque no estaba segura de sus acciones posteriores, de sus labios y como un susurró que no podía oír, salió:

— Llamatus Seres.

Nuevamente la intención era la misma: percibir si había magia oscura en la habitación y saber de qué manera actuar. Sin embargo, se dio cuenta que había utilizado el hechizo incorrecto cuando éste no le otorgó la información solicitada. La habitación era un misterio al igual que toda la mansión, si es que aún seguía dentro de ella, y estaba segura que ocurría algo extraño, por lo que no se quedaría sólo con lo que aquel hechizo le brindaba.

De pronto, comenzó a sentirse mal. ¿Y si en realidad el problema era ella y la manera en la que utilizaba los poderes de la Orden de Avalón? Trató de no pensar en eso. Lo último que le faltaba era perder la fé en sí misma. Tragó saliva para humedecer su garganta y aún con una sensación melancólica, dijo débilmente:

— Lectura de aura.

Era tal como lo imaginaba.

Se privó de hablar ya que lo que más había le llamaba la atención en las misiones y en el mundo mágico en general era la cantidad de sorpresas que podía encontrar. Simplemente debía ser cautelosa y actuar con precisión en el momento indicado y aquel no lo era. Más allá de lo que podía sentir a través de los poderes del clan, su intuición le indicaba que tuviera cuidado.

[Nate Weasley]

Privado como estaba de dos de sus sentidos, conservaba indemne su tacto, gracias al cual percibió el cambio de temperatura que contrastó rápidamente con el frío que, inconscientemente, lo había tenido tiritando hasta entonces. Aquello despertó una suerte de chispa en su interior, la cual le otorgó la respuesta necesaria para poder restaurar sus sentidos y encontrar a Goderic y Sherlyn, aunque algo le decía que ellos habían tenido algo que ver con el cambio de temperatura. Si la suerte estaba de su lado, aunque fuese por primera vez aquella noche, no estarían muy lejos.

 

– Cantar de Eléboro – susurró, utilizando por primera vez aquel curioso encantamiento que aprendió de mano de los Uzza unos cuantos meses hacia atrás. El efecto fue instantáneo: un viento, igual de intenso pero de alguna manera más melódico que el que se la había robado, sopló en sus oídos devolviéndole la audición en una fracción de segundo. Sus ojos, por su parte, progresivamente comenzaron a ver aros de colores que adoptaron formas más complejas, coloridas y nítidas hasta que, finalmente, se dilucidaron en la imagen que tenía frente a él.

 

Se encontraba en una espaciosa habitación en la cual no había nada salvo una gran cantidad de escombros que se proyectaban justo por debajo de un orificio en el techo (Nathan no tenía forma de saberlo, pero Goderic había venido de allí) y un pedestal de mármol blanco en el medio de la habitación, iluminado por un foco de luz amarillenta que pendía del techo. A simple vista, el Weasley no pudo dilucidar bien qué era el objeto que reposaba sobre el pedestal, pero a medida que se acercó a él comenzó a identificar los signos claros de orfebrería medieval y aleaciones de metales preciosos, acuñados sobre la superficie de una vasija dorada.

 

Fregoquinesis pensó el Weasley, enfocando la mirada sobre la vasija, no con la intención de desfasar el balance en su energía molecular sino, al contrario, hacer un análisis más minucioso del mismo. Aquel era un encantamiento con el cual había jugueteado bastante, sobretodo desde que descubrió sus propiedades analíticas, y desde que lo había aprendido había posado sus ojos y murmurado el conjuro sobre cualquier objeto mágico para desvelar su naturaleza. Lo que tenía en frente, sin embargo, no tenía precedentes en su repertorio: la vasija tenía una energía tal que obnubilaba cualquier intento de interpretación, a tal punto que Nathan no era capaz siquiera de precisar si se trataba de energía oscura o no.

 

Tan concentrado en el objeto estaba que no notó la presencia de sus compañeros en la habitación.

 

– Tengan cuidado. – les advirtió, a medida que los tres se acercaban cada vez más a la vasija.

 

Cuando estuvieron a menos de un metro de ésta, la tapa de la vasija cayó a un lado y de su interior emergió una nube de humo grisáceo que poco a poco tomó la forma de un espíritu femenino. Nathan aferró su varita con fuerza, temeroso de que nuevamente la Mansión los estuviese enfrentando a uno de los tantos enemigos que parecía albergar.

 

– Bienvenidos, estimados miembros de la Orden del Fénix. Me alegra que finalmente alguien de ustedes haya llegado hasta aquí. – habló la mujer, su timbre de voz vibrante y poco nítido, pero claramente dulce. – En esta vasija reside uno de los fragmentos de mi espíritu. Mi nombre es Freyja, quizá me conozcáis como una de las guardianas de la Orden, y si bien he vivido en paz hasta ahora lamento deciros que a pesar del largo camino que han hecho para llegar hasta aquí, éste no ha hecho más que comenzar.

 

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OFF:

 

Bueno chicos, poco a poco vamos llegando al final de este rol. La idea es que esto sirva de puntapié para la misión del mes que viene, donde efectivamente deberemos llevar esta vasija hacia donde Freyja nos ha instruido con el fin de salvar a la Orden del Fénix. Por si las dudas, el lugar que ella está describiendo es Alaska, pero para cerrar la misión podríamos hacer un mini-debate sobre como proseguir y ya podríamos cerrar la clase, si les parece con un rol más cada uno *-*

 

Les agradezco a ambos por participar, y espero hayan disfrutado la trama.

 

@@Goderic Slithering @@Sherlyn Stark

[Goderic Slithering]

Goderic había recuperado sus sentidos gracias a un Cantar de Eléboro, por lo que presencia cómo su compañero de bando y misión enfoca su mirada en una vasija que se posaba en un pedestal. Incluso antes de que Nathan les advirtiera, el mago ya se encontraba completamente preparado para actuar ante algún ataque, podía reconocer una fuerza inmensa en aquél objeto, una fuerza que le era familiar pero no por ello baja su guardia.

Sin embargo, cuando la tapa cae y el humo toma forma femenina se relaja por completo, puesto que la reconoce y era una aliada. No le fue difícil de reconocer gracias al libro que le había entregado meses atrás Mackenzie. El libro se titulaba: “La magia antigua en el simbolismo nórdico”, aunque si uno utilizaba el encantamiento adecuado, el título cambiaría a El antiguo templo de los paladines. Goderic estaba seguro de que el libro escondía más secretos pero, al no pertenecer al clan, solo mostraba información limitada pero que era suficiente para conocer más sobre el templo y la isla de las tormentas.

...Deberéis encontrar tres reliquias perdidas [...] y llevarlas a la Isla, junto con Mjölnir....

¿Acaso se encuentran frente a una de las reliquias que debían llevar a la isla? Si es así había que apresurarse y reunir a más miembros de la Orden del Fénix. Goderic podía jurar haber leído que se enfrentarían al Ragnarok y más cosas que no lo logra recordar del todo bien; quizás debería pedir el libro a Mackenzie nuevamente o buscar su pensadero para recuperar el recuerdo donde analizaba lo leído y comprendido.

– Deberíamos irnos rápido, estoy seguro que Mackenzie, Vera o algún otro paladín puede tener más información que nosotros. Supongo que las energías oscuras se sintieron atraídas por una magia tan antigua como la de esta reliquia y querían profanarla. Supongo que entre más tiempo pase acá peor se volverá esta mansión, además la mudanza del templo se ha retrasado mucho tiempo. Llevemos la reliquia frente a los paladines y allí, entre todos, deducir la ubicación y obtener más información... que si mal no recuerdo también deberíamos encontrar a Fawkes que es el lazo con Dumbledore ¿o ya lo tenemos?