25 de noviembre: Stea Umbra

[Rory Despard]

Extiende la magia de Ghibli

 

Un mes antes de la función- Londres

 

- Estás llevando la broma de ser actriz demasiado lejos, Lëna.

 

No podía ser verdad, y volvió a detenerse en esos ojos oscuros, solo para asegurarse de que tenía que ser una broma. Pero lejos de encontrar una confirmación a sus sospechas, vio en el semblante de Lëna todo el entusiasmo que la idea de ir a Sydney le provocaba. Por supuesto, aquel casting había sido el inicio de un ascenso impensado para la mujer en los círculos artísticos, y Rory habría estado más que feliz de saber que su viaje era únicamente debido a sus sólidas capacidades actorales, pero lo que ella acababa de confesarle era que aquella presentación formaba parte de algo mucho más grande, y más turbio, y por eso mismo, peligroso.

 

- Tú estás en la Orden del Fénix también ¿verdad? Y creo que nunca te lo he reclamado porque entiendo que intentas desde allí hacer algo mejor del mundo miserable en que vivimos.

 

Rory apartó la mirada, no queriendo admitir que ella llevaba razón en lo que acababa de decirle. Su pertenencia al bando de la luz ponía su vida en un peligro permanente, pero él había tomado ese riesgo deseoso de poder hacer algo más, ya no solo por las almas de la gente, sino también por los pesares y sufrimientos que sus cuerpos cargaban en vida. Con todo, despedirse de Lëna en esas circunstancias era duro y con un abrazo fuerte, terminó por felicitar y desear lo mejor a la jovencita.

 

- Lo que sea que vayas a hacer, Dios te guarde pequeña.

 

29 de noviembre (?) - En las oficinas del United King Today

 

Rory tenía todavía en la mano el ejemplar con la noticia que daba cuenta de los incidentes en el evento en Sidney, unos días atrás. La nota solo había terminado por hundirlo más luego de que la comunicación con Lëna se cortara el mismísimo 25 con una última foto de ella en el camerino, que la mostraba ataviada con un polo a franjas azules y blancas, un pantalón color caqui, sujeto de una correa negra, y un sombrero y cartera a juegos, y la corta frase "Taeko triunfa en Sidney", seguida de múltiples emojis de alegría.

 

Necesitaba conocer que era lo que se sabía del paradero de todos los detenidos, si había una lista con los nombres, y si encontraría a Lëna allí. Con nerviosismo, hizo el periódico a un lado cuando le recepcionista por fin desocupada, se acercó a atenderle.

 

- Buenas tardes- saludó intentando que su preocupación no trasluciera- necesito por favor conocer si ha habido nuevas noticias sobre los detenidos en el incidente Stea Umbra. Una amiga muy cercana mía estuvo en el lugar de los hechos, y no ha vuelto a comunicarse justamente desde ese día.

 

@@Veronica Prince Rambaldi

[Thoth]

 

Titiritero con @@Lady Luxure Grindelwaldb

 

-Un aliado, pero por ahora es momento de seguir la pista a Wild, iremos a la última ubicación que conocemos.-

 

Y allí crea un portal rumbo cercano a la Opera, donde se rumoreaba que éste participaría, desconociendo los eventos que ocurrieron allí. No obstante, el egipcio se apareció en la oficina del director de la Opera, este era un hombre gordo, medio mago y medio muggle, un ser sin magia. Sin embargo, era bien conocido por ambicionar y desear más, ya uno de esos seres tan repugnantes que no deseabas toparte. No obstante, esa era la dirección que había tomado el mismo para dirigirse.

 

-Espero que no te importe, pero no tengo tiempo, y debo reunirme con un hombre, si gustas puedes venir, pero el portal se cerrará y los Lacayos sacaran a matar a quien se quede en ésta oficina, por protección no se puede desvanecer, al menos, no se podia, ya que active el mecanismo de seguridad.-

 

HIzo pausa y camino rumbo al portal. Y al pasar por ese Umbral llego a su destino.

 

Oficina del Director de la Opera | Austria

 

-Señor Longbouf, no tengo tiempo para perder. -Y sacando su varita entre su ropaje, le apunta. -Hoy he venido por información de ese Director de cultura, aquel que llaman Wild.- Hace pausa el egipcio.

 

-No tengo tiempo para perder, si desea puedo llamar a ese ser para que le convalezca...-

 

Y usando sus dotes como nigromante llama al ser sin rostro, esa sombra que rondaba y portaba una careta, éste habia ingerido varios cuerpos, por lo que poseía la voz de un centenar de personas.

 

-¿Titiritero porque me llamaste, anadaba en otra parte?-

 

En eso se percata de la presencia del director.

 

-Comprendo, deseas que lo devore.-

 

El egipcio, usando sus saberes de nigromante le ordena.

 

-No, aguarda.-

 

Y complaciendo al mismo, porque un centenar de seres oscuros lo había consumido, por eso su forma voluminosa, las diferentes brazos, y que su boca se notará gigantesca, mostrando a la perfección sus molares.

[Veronica Prince Rambaldi]

Verónica con el Sin Rostro en las calles de Londres

 

Avancé unos pasos hacia el ingreso del Callejón, aún sorprendida por lo que empezaba a creer era una alucinación, o quizás fuera un fantasma. Seguía desplazándose a mi lado pero ahora era como si fuera mi propia sombra, aunque más alargada, cual serpiente. Podía seguir viendo sus ojos y su máscara blanca que era su ¿cara? La respuesta no me sorprendió pero a la vez sí.

 

—¿Estoy alucinando? —pregunté en voz alta y me apresuré a mirar hacia mi alrededor, era una suerte que ningún muggle anduviera cerca, un mago pensaría, a estas alturas ya no sabía lo que los magos y brujas pensaban. Sí tuve claro que hasta los muggles eran tanto o más peligrosos que antes.

 

Los galeones brillaron en el suelo en el par de brazos a mi lado que habían conformado la sombra, fingí agacharme para limpiar algo de mis zapatos y me acuclillé a su altura, apoyando mi mano sobre la suya.

 

—No quiero oro, no soy la más rica pero lo que deseo no sé si tú me lo puedes dar o regresar —cerré mis dedos en un gesto de querer cerrar su mano sobre los galeones, muy tonto de mi parte si pensamos que en realidad era una sombra, la sensación fue extraña, como de hielo líquido o vaporoso.

 

—Entonces te llamaré Kaonashi ¿puedes saber lo que en verdad quiero sin que te lo diga? —un frío había invadido mi pecho y por un momento lo pensé pero la curiosidad era más fuerte y por eso seguía allí —¿En verdad puedes ayudarme?

 

El mundo de los espíritus era basto, lo sabía, y mi regreso a Londres podía resultar providencial. Quizás si él se ocupaba de encontrar a los que habían sido arrestados yo podría hablar tranquila con mi madre mientras él me llevaba a la noticia. O aún mejor, si él era un espíritu, un fantasma quizás podría contactarse con el fantasma de la persona amada por mi madre y él podría ayudarme a ser el son de paz para que ella y yo nos reconciliáramos. No me decidía.

 

 

Matilda, empleada multifunción de United King Today con @@Rory Despard

 

Alucinaba, cada vez que Verónica decidía poner en marcha las ruedas de la imprenta mágica de su proyecto me llamaba. Pero el problema de la rubia era que lo hacía con menos constancia que un amante de primavera. Até mis cabellos con una de las cintas con que generalmente traían los papeles a la imprenta. Debía poner manos a la obra.

 

El lugar no estaba mal conservado, era bueno haber elegido aquel coworking mágico para realizar sus labores, el alquiler era barato, siempre estaba algún box disponible cuando lo necesitaba y podía atender a mis clientes de tarot cuando no había otros reclamos como el de hoy. Verónica había prometido venir por eso me quede atenta en el local, aprovechando que había hecho una cita para lecturas mágicas unas horas más tardes.

 

Por ello alucinaba. ¿De dónde había salido aquel pelirrojo lleno de pecas y expresión preocupada. Tiene que ser un Weasley me dije a mi misma y reí por lo bajo mientras me ponía de pie y por fin me dignaba a atenderlo. ¿Quedaría mal que primero le preguntara cómo nos había encontrado? Sacudí mi falda roja, revisé que la blusa estuviera bien abotonada y sin manchas de café que le quitaran su pureza blanca y posé mi mirada castaña en el hombre.

 

—Jovencito —bueno, no debía tener ni la mitad de mis cuarenta, iba a acomodar mi cabello y recordé que la melena negra continuaba atada con la cinta de periódico e hice un gesto resignado.

 

—Buenas tardes —respondí —me temo que no estamos autorizados a dar información a personas ajenas al pas periódico —si Verónica se enteraba que casi llamaba pasquín a su proyecto seguro la poseería su demonio y la iba a hacer sufrir, al menos no estaba el lobo pulguiento que siempre coqueteaba con todas —usted entenderá, debemos proteger nuestras fuentes, estoy segura que en cuanto haya novedades podrá leer de su amiga en el periódico, Señor —dejé un espacio para que se presentara, si es que no desaparecía al toque al saber que no sabía nada, aunque no era eso exactamente lo que le había insinuado.

[Malum Luxure]

El hombre tenia mi completa atención pues su propuesta prometía aventura, lo vi moverse con una sombría elegancia que de cierta manera me resulto familiar pero no quise indagar en eso, cuando abrió un portal pude notar el uso fluido de su magia y que desde ya tenia un plan previo bastante concreto, eso me incluía y me agradaba por ahora.

 

-Le acompaño mejor ya que no tengo nada mejor que hacer.- Acomode mi capucha para que mi rostro se viera lo menos posible, aunque contaba con el antifaz era mejor prevenir.

 

Él camino mientras me explicaba con quien debía encontrase y que si me quedaba podría correr riesgo mi vida por el sistema de seguridad de su oficina, eso hizo que sonriera ya que debe pensar que soy alguien débil, debería saber que muy por el contrario soy mucho mas de lo que aparento. El destino impuesto por mi guía fue la oficina del director de la opera, un sitio elegante rodeado de todas esas notas tan hermosas, amaba la música y las voces que se levan en un acto tan puro. pero no estábamos allí por el arte si no por algo mas, cuando el titiritero apunto su varita al pobre hombre que se encontraba en frente pude notar lo aterrado que se encontraba, eso me hizo un poco de gracia, pero también me puse a analizar las tácticas del mago.

 

-Cree que es necesario asustarlo mas?.- Me había puesto a un costado oscuro mirando la escena, cuando note que aparecía un ser extraño y bastante terrorífico.-No me dejaría intentar primero antes que le ordene que su criatura se lo coma?.- Pedí en un tono casi dulce.

 

El hombre barrigón me miro con ojos suplicantes haciendo que soltara una risita divertida, di unos pasos suaves como si danzara sin hacer ruido alguno, pobre iluso quizá pensaba que yo era mejor que aquel ser sin rostro, lo que no sabia era que la verdad no, podía destrozar su insignificante mente con un par de palabras. Mi mirada se opaca se clavo en el mago de la mascara de mujer esperando a ver si aceptaba mi propuesta o no, si venia a trabajar era justo que lo hiciera.

 

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@@AZRAEL Licaón

[Thoth]

Tiritero con @@Lady Luxure Grindelwald

 

-Interesante. Titiritero.- Menciona el ser sin rostro

 

-Creo igual, así que veamos sus talentos señorita.- El egipcio intento evocar el nombre, y bien intento hacerlo pero no logro, desconocía que era su sobrina. -A ver si es mujer solo de palabra, o bien puede ser de acción.- Arqueo una ceja debajo de esa máscara de mujer. En ello la criatura con careta y de sombra se desvanece a otro rumbo.

 

El hombre que se encontraba en esa situación se encontraba un poco nervioso, pues conocía los metodos poco otodoxo del mago, incluso más si se encontraba acompañado de ese ser de sombra, quien podía dar oro, pero tambien podía devorar a los seres inocentes si se encontraba influenciado por espíritus malignos.

 

Sin rostro con @@Veronica Prince Rambaldi

 

-Si puedo ayudarte.- En eso piensa. -Puedo conocer muchas cosas puedo aprender con solo ver pero se que algo buscas y te puedo ayudar a conseguir...- En eso hace pausa.

 

Y allí se aparece frente ella, quizás era posible que su otra persona no le viera, pero el mismo no mostraba su boca, solo dejo ver su careta blanca con una expresión neutral, esta poseía a voluntad a parecerse y desparecerse.

[Veronica Prince Rambaldi]

Escuchaba sus palabras, la respuesta me había dejado más que satisfecha, él podía ayudarme, si podía aprender todo sin solo ver eso era de utilidad pero ¿qué podía hacerle ver para que aprendiera a encontrar a los magos y brujas que el inquisidor había secuestrado? Levanté mi vista y miré su rostro, o más bien su máscara blanca frente a mí.

 

--Lo que busco es mucho muy grande, son personas, todas con magia, pero sobre todo a un hombre que nos odia a todos por poseerla --dije sin saber si mis palabras eran o no efectivas para expresar lo que necesitaba en ese momento. Claro que aún quedaba pendiente el otro punto, el fantasma cuyo espíritu deseaba contactar ¿por dónde empezar? la criatura frente a ella no era como la lámpara de las maravillas, que la frotas y te da tres deseos, no, o al menos eso creía.

 

--¿Cómo lo harás? ¿Qué debo darte yo a cambio? Nadie ayuda a otro sin pedir nada a cambio --dije reincorporándome y viendo aquellos ojos pintados en la máscara, como buscando lo que había en el fondo de ellos.

[Thoth]

Ser sin rostro con @@Veronica Prince Rambaldi

 

-El mundo siempre gira, y al estar en todos, ser una sombra que se mueve, observa y puede aparecer y desaparecer a voluntad, puedo conocer secretos que ni los magos las brujas conocen, Ustedes lucha por poder, esos deseos me cambian mi forma de ser y objetivos, debo admitir que conozco a quien buscas ¿pero estas segura que es a él en verdad buscas o alguien más? -

 

Él mismo se desvanece y no es visto más, sin embargo allí se encontraba, dejándola sola con la pregunta, dado que prefería seguirla sin ser visto, comprender su forma de ser y así comprenderla, para él era un misterio la misma. Ella parecía ser de luz y guarda oscuridad, todo puede ocurrir y a la vez nada ¿pero cual era elel precio para alguien que puede crear oro de la nada y darlo? ¿Acaso nono muchos le buscan por ello?

Editado 15 de Diciembre del 2020 por Azrael Licaón

[Veronica Prince Rambaldi]

Pensaba en lo que me decía de las sombras y me preguntaba si él sería la sombra de alguien, ¿o acaso las sombras pueden ser tan independientes? Había escuchado rumores de magia que permitía dominar las sombras, alguna vez, hace mucho tiempo, pero nunca me había preocupado en averiguar más sobre el tema.

 

--Quiero conocer esos secretos --me sorprendí con el comentario --se que los humanos somos cambiantes --yo no había sido toda mi vida humana, había momentos en que el demonio que había sido gestado conmigo me poseía y entonces no era yo misma y cambiaba aún más, pero era obvio que él no me hablaba de ese tipo de cambios, sino de los caprichos humanos, de cómo nuestros deseos y nuestros gustos iban variando y no solo con el tiempo, sino con el aquí y ahora.

 

--¡Espera! --se había desvanecido delante de mí, ¿a qué se refería de si estaba segura de a quién buscaba? Lancé un bufido, sentía que no se había ido del todo, pero por algo se había ofuscado delante de mí ¿y ahora? Recordé en donde estaba, levanté la vista y observé el ingreso al local en cuya parte trasera encontraría el ingreso al Callejón Diagón. Era mejor seguir.

[Malum Luxure]

Escuche la voz del sin rostro, me pareció sumamente intrigante pues aquella criatura sobrepasaba lo extraño, notaba el trato casi amable entre ellos, le prestaba atención ya que estaba acostumbrada a tratar con distintos seres por trabajar en el departamento de criaturas pero nunca de su magnitud, trataba de entender que clase de convenio tenían y que tan beneficioso seria, desde luego también me preguntaba como el Titiritero se conseguio un socio así...pues yo también deseaba uno.

 

-Puedo ser de ambas señor Titiritero ya que soy un ser adaptable.- La sonrisa torcida se dibujo en mi rostro como un detalle que pretendía infundir confianza en el hombre de la mascara de mujer.

 

Cuando el mago me dio el visto bueno la criatura sin rostro se retiro por que pareció entender que sus servicios ya no serian solicitados por lo menos por ahora, esperaba yo misma poder lograr sin mucho esfuerzo quitarle la información a aquel ser de baja categoría, supongo que lo que tenia que decir era importante y si apreciaba su vida él colaboraría conmigo si no quería sufrir.

 

-Buenas noches caballero...mi nombre es Denebola.- Camine saliendo del rincón oscuro de donde había observado el accionar de los otros. -Espero que decida colaborar conmigo por las buenas. -Baje mi capucha dejando ver un negro cabello que parte del disfraz que proporcionaba aquel antifaz que portaba. -La pregunta es simple...podría informarnos todo dato que sepa sobre el señor Wild...- Sin que el pobre hombre pudiera procesar la situación yo ya me encontraba frente a él.

 

Me apoye sobre el escritorio con total elegancia y cruzando las piernas, usando la derecha para tocarle en un movimiento sexy esperando su respuesta, intentaba que olvidara el terror que el mago oscuro le provocaba y se relajara un poco quizá así nos seria de mas ayuda.

 

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@@AZRAEL Licaón

[Adrian Wild]

El Buque de las Sombras

27 de noviembre

Extendiendo la Magia de Ghibli (III)

 

 

Y los refuerzos para la batalla, parecían tardar en responder.

 

Habíamos pasado todo el día anterior planificando nuestra misión específica en la incursión a la isla rusa: salvar a los miembros de la compañía de Alfred Müller. Contábamos con que tendríamos el apoyo de aquellos a los que había informado, y que estos se encargarían de desvelar el escondrijo secreto del Inquisidor, pero no habíamos recibido ni una sola notificación de la recepción del mensaje por parte del Ministerio de Magia británico. Sin embargo, y a pesar de la duda general que amenazaba con llenar de incertidumbre y desconfianza a la mayoría de los presentes, yo mantenía una fuerte convicción en que el mensaje del patronus había sido escuchado y seguramente la falta de noticias significaba que se estaban poniendo en marcha y se encontrarían en aquellos instantes elaborando todo un plan de acción, tal y como estábamos haciendo nosotros.

 

— Quizá hayas depositado demasiada confianza en los tuyos —me había casi increpado Freya en algún momento de la tarde.

 

— No sé a quién te refieres con "los míos" —contesté, entreviendo en sus palabras su inquietud sobre mi posible pertenencia a un bando del que habían escuchado cosas buenas y otras tantas horribles—, pero lo único que he hecho es avisar a uno de los gobiernos mágicos que sé que cuenta con personas que están trabajando duro para frenar la acción del Inquisidor. Nada os para a ninguno de que aviséis a quién creáis necesario, siempre y cuando aseguréis que se uniría a la causa con total compromiso y fidelidad. Los únicos "míos" que existen ahora mismo, están en este edificio.

 

Aquellas palabras me quemaron en el pecho. Era cierto, no había dicho ninguna mentira, pero no había incluido en ellas a mi familia, y casi me había parecido una traición.

 

La espera de noticias de aquel primer día fue tediosa, pero levantarnos el segundo día sin ellas hundió un poco más la roca clavada en nuestras cabezas. Me levanté de la mesa del desayuno y ayudé a recoger todo, todavía con el pensamiento en el artículo del periódico que nos había enseñado Golliver. Gran Bretaña entera ya había sido informada sobre lo sucedido, y aún así, no teníamos respuesta alguna. Mi convicción se encontró en un camino oscuro y aparentemente sin salida.

 

Subí al cuarto que me habían dispuesto, una habitación pequeña y austera, acorde al espacio de campaña en el que habíamos convertido El Buque de las Sombras, en la que apenas había una cama, un baúl, un escritorio con una vela y una pequeña ventana que daba al frondoso bosque que rodeaba, casi como una protección más, el edificio. 27 de noviembre, y todavía no sabíamos si contábamos con el apoyo del Ministerio de Magia. No podíamos esperar más días, teníamos que terminar nuestro plan de incursión y comenzar con el rescate; quién sabe cuánto tiempo necesitaban para convertir a todos los capturados en Redentis. No, no podíamos permitir haber contribuido a la formación de su ejército, no podíamos dejarles en la estacada por más tiempo. Pero éramos conscientes de que sin apoyos aquello podría ser una misión suicida.

 

— Tengo que salir... Tengo que ir a Londres —determiné, sentado en el borde de la cama, con la mirada fija en la espesura del bosque que recibía los primeros rayos de un sol que se ocutaba entre nubes.

 

De pronto, escuché una voz. Fue casi como una contestación a mi decisión, surgida de la nada más absoluta. Y efectivamente, al mirar alrededor, no pude ver nada, hasta que una de las sombras creadas por aquel sol naciente pareció desdoblarse y me encontré frente a frente con una especie de sombra tridimensional ataviada con una careta sin expresión. Saqué mi varita de inmediato y la apunté, reteniendo brevemente sus palabras en mi cabeza, tratando de analizar la situación lo más deprisa posible. ¿Cómo había llegado aquella criatura allí? Teníamos protecciones de toda clase y nada permitía el paso al recinto, ni siquiera a los seres mágicos... O eso creíamos. Pero, aquel ser... ¿Qué demonios era? ¿O es que era un demonio?

 

— ¿Cómo has entrado? ¿Qué eres? —«¿Cómo sabes que necesito ayuda?», me preguntaba para mis adentros, temiendo haberle invocado con mis palabras.

 

¿Y si se trataba de algún tipo de criatura que ocultaba Golliver? No podía ser, Marcus me había confiado todo. «Sabes que nadie jamás ha confiado absolutamente todo a nadie, no seas necio», pensaba. Mantuve mi varita en ristre. Aquello era demasiado extraño. Agudicé mis oídos, sin percibir ningún movimiento en los pasillos cercanos y clavé mi mirada en aquella sombra de máscara imperturbable y palabras aparentemente empáticas.