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In Itinere


Nate Weasley
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Debéis trasladar el Templo y su magia,

y esta vasija los ayudará a hacerlo,

pero deberéis llevarla

allí donde el sol no brilla aunque sea de día

y el cielo es claro aún cuando es de noche,

allí donde por momentos las noches duran mesesy los días segundos,

tan sólo para que luego los días duren semanas y las noches minutos.

Allí donde el frío quema, y el sol no calienta.

Debajo de un iglú, arriba de un desierto,

llevad la vasija hasta allí y les diré como seguir. >>

Nathan, junto al resto de los miembros de la Orden del Fénix que han acudido a su llamada, se encuentran en la cocina del número doce de Grimmauld Place. Nathan les acaba de comentar lo que oyó a Freyja decir mientras le muestra la vasija que ha rescatado de la Mansión.

****

Esta misión es una continuación de la del mes pasado, en la que Goderic, Nathan y Sherlyn entraron a una mansión en la que encontraron una de las reliquias que contiene el espíritu de Freyja. Para los que no la conozcan, Freyja es una de las guardianas de la Orden del Fénix y pueden leer más sobre ella aquí también.

 

Como disparador de esta misión, Freyja quiere que llevemos la vasija a buen puerto. En ese verso se esconden detalles de una determinada localización que deberemos precisar on-rol y luego viajar hasta allí a ver con qué nos encontramos. Recuerden que estas son Misiones de la Orden del Fénix pero también están sumergidas en el contexto de los clanes, por lo que deben buscar la manera de combinar sus perfiles de miembro del bando con el de miembro de su respectivo clan.

 

La idea, fundamentalmente, es que hagan una exploración fundamentada de sus nuevos poderes.

 

+Ver más sobre el funcionamiento de las misiones de clanes

+Ver más sobre los clanes de la Orden del Fénix
+Línea cronológica de la Orden del Fénix

 

***

Participantes de la Misión

Orden de Avalon

Rory Despard – Sanación y Purificación – Conocimiento de Bando I

Sherlyn Stark – Conexión Natural – Conocimiento de Bando III

Orden de la Mano de Plata

David James Dumbledore – Herrería Sagrada – Conocimiento de Bando I

Orden Oscura

Martin N' Roses – Control de Energía Interna – Conocimiento de Bando I

Nate Weasley – Poder Destructivo – Conocimiento de Bando IV

Editado por Nate Weasley

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Rory termina de escuchar las palabras de Nathan, pensando en esa aura noble que envuelve a ese hombre. La verdad es que al predicador le cuesta admitir que cada vez más a menudo sus pensamientos se desvían al recuerdo de muchos hombres en Ottery. Quiere atribuirlo al hecho de que no puede evitarlo, teniendo en cuenta el físico deslumbrante que varios de ellos se manejan, pero al menos en el caso del joven Weasley, no es únicamente el físico lo que le atrae, sino una genuina admiración por la integridad que él muestra en lo que hace: El cómo supo plantarle cara al ex ministro, la defensa acérrima a la autonomía de Gringotts y ahora su llamado para cumplir con esa misión, probablemente en una tierra bastante lejana.

 

Es un tipo listo y determinado, que le recuerda de repente a grandes personajes bíblicos como Josué en la batalla de Jericó, o Job con su paciencia y herósimo personal. Frente a ello, no puede sentirse más pequeño, con vergüenza de admitir que no conoce quien puede ser Freyja y que tampoco puede colaborar mucho con ese acertijo, pues apenas ha cumplido un año de salir de su poblado natal y las tierras labradas que constituían todo su mundo. Londres todavía lo aturde, Ottery todavía lo escandaliza y la Orden del Fénix, aunque cada vez se le hace más querida, también sigue siendo un misterio para él en muchos aspectos, siendo los clanes el mayor de ellos.

 

Pero el más fascinante también.

 

La cocina de Grimmauld Place le parece un lugar acogedor, y el fuego que crepita en la chimenea proporciona el calor que afuera ya no se siente por causa del invierno que se ha mostrado más crudo que años pasados. Está seguro que más compañeros no tardarán en alzar su voz, con probablemente, una intervención más solida y que aporte más que la suya, pero al menos está convencido de que si mete la pata, la gentileza de los presentes podrá ponerlo a salvo de cualquier clase de humillación.

 

Le gustaba ese aspecto de solidaridad que había en el bando, y que no le cabía duda, emanaba de la voluntad del Dios único y verdadero.

 

- Entonces la vasija es la única forma que tenemos de ponernos a salvo- seguía encontrando extremo el tener que trasladar el templo entero pero no dudaba del valor de las profecías, y sentía que esta era una- lo primero que tendríamos que hacer es asegurarnos tareas entre todos, para que lleguemos a ese sitio todos a salvo, y con la vasija protegida.

 

Todavía estaba en una exploración mínima de sus poderes, pero el encuentro con Lunita meses atrás lo había fortalecido en su idea de elegir el clan de los sacerdotes, la única vía a seguir para alguien con sus creencias.

 

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Comenzaba una etapa importante de su vida llena de aprendizaje, aventuras y conocimientos. Desde el momento que tomó la decisión de seguir el camino de uno de los clanes de la Orden del Fénix tuvo claro cuál sería. Convertirse en un paladín de la Orden de la Mano de Plata sería algo que le haría sentirse orgulloso de sí mismo.

 

Ser un paladín tenía responsabilidades, una de ellas era participar en las misiones de clanes para poder ayudar a sus compañeros y a los miembros de otros clanes. No era capaz de verlo como una obligación, sino como una oportunidad para demostrar todo lo que sabía hacer. Sin menospreciar a los demás, estaba convencido de que los paladines podían jugar un papel fundamental en cualquier guerra, pelea o conflicto.

 

Acudió a la llamada presentándose en Grimmauld Place. Llevaba una túnica blanca con pequeños matices de azul hielo. Al llegar se dirigió inmediatamente a la cocina, saludando a todos los presentes con un gesto de la cabeza, agradeciendo que el fuego de la chimenea estuviese vivo.

 

Mientras empezaba aquello que los había hecho ir a todos allí, buscó por la cocina algo que llevarse a la boca y no tardó en encontrar un pequeño pastelito de chocolate. Se relamió y le dio un bocado mientras escuchaba lo que habían oído de Freyja. Sabía que ese aperitivo le daría una pizca de energía extra a la hora de enfrentarse a los retos que la misión les tuviese preparados.

 

Repitió cada frase en su cabeza tratando de buscarle un significado. No fue la primera persona en hablar, ese honor le perteneció a otro de los caballeros que allí se encontraban y que había visto por primera vez en la Mansión Potter. Le gustaba dar siempre su punto de vista y no siempre se podía opinar igual que los demás. Esta era una de esas ocasiones en las que discrepaba.

 

¿No deberíamos primero pensar cuál puede ser ese sitio? —preguntó haciendo una breve pausa, sentando en una de las sillas de la mesa de la cocina y mirando a cada uno de los presentes con atención. —Las tareas que tengamos que hacer pueden variar mucho dependiendo de en qué zona está nuestro destino. —siguió diciendo. Lo único que le parecía obvio es que irían a un lugar donde calor no pasarían...

 

Puede que todos allí tuviesen claro cuál sería el lugar, él tenía dudas. Hasta lo que había entendido varias podían ser las posibilidades, pero estaba convencido de que había perdido algún matiz importante de las palabras que le harían decantarse por un sitio u otro. Así que, de nuevo, volvió a repetir las frases que les habían contado hace un par de minutos.

 

Esperó que los demás también dijesen algo antes de seguir hablando.

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- Número 12 de Grimmauld Place.

De alguna manera estar en ese lugar le hacía sentir a salvo y no precisamente por ser uno de los lugares de encuentro de la Orden del Fénix, sino por la difícil y curiosa manera de llegar. Debían ser miembros del bando para acercarse a la entrada y si, por alguna razón, lograban ingresar personas ajenas, enfrentaría las consecuencias de las medidas de protección que se habían establecido. O, por lo menos eso era lo que ella imaginaba que sucedería. Jamás se había puesto a pensar cuáles eran esas medidas de protección o si alguien ya había intentado ingresar sin estar invitado.

Aún así, en esa ocasión lo único que le importaba era conocer más detalles de esa nueva misión teniendo la intención de cooperar utilizando los poderes que la Orden de Avalón le proporcionaba. La última excursión le había dejado un fuerte dolor de cabeza que había durado días y era posible que se debiera a la falta de energía. Claro, ésto tenía una solución sencilla: sólo debía descansar, pero también le impedía utilizar los poderes del clan y, por consecuencia, acudiría al llamado sin practica.

Sin pensarlo demasiado, de pronto se encontró en el Cuartel General, escuchando con atención la información que Nathan les ofrecía. Era poco lo que sabía acerca de Freija. De hecho, jamás la había oído nombrar en las conversaciones del bando, por lo que su nombre resonó un par de veces en su mente mientras hacía memoria para saber en qué lugar la había leído o escuchado por primera vez. Al final y sin estar segura, se quedó con la idea de haber leído sobre ella en algún libro en la casa de campo de Scamander.

Acomodó su túnica y sin quitársela, se sentó en una de las sillas del cuartel. Aún tenían un enigma complejo por resolver así que creyó que la única manera de aportar algo era sintiéndose cómoda escuchando con atención las ideas de sus compañeros. Hasta el momento creía que era lo correcto, debían ser consientes que estaban frente a una misión que requería de la cooperación de todos, tal como Rory había mencionado, y la elaboración de una estrategia que incluyera a cada uno de ellos era fundamental.

— Estoy de acuerdo con lo de las tareas —mencionó y lo único que se le venía a la mente era el lugar, eso último que David había dicho.

Aún no se había resuelto dónde debían llevar la vasija y no lograba ver con claridad una respuesta razonable al acertijo. Simplemente se detenía a la idea del desierto y el iglú, que en cierta forma, le parecía completamente ilógico pero aún así, sentía curiosidad por conocer de qué trataba. Sin darse cuenta, no volvió a decir ninguna palabra y decidió enfocar su atención en el acertijo.

Había dos cosas de las que estaba segura en ese momento, una de ellas era que debían tener precaución porque no sabía qué podían encontrar en ese lugar y la otra, simplemente, no había nada mejor que recuperar sus sentidos, con respecto a la última misión.

 

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Black se había unido a La Orden del Fénix unos cuantos meses atrás, buscando respuestas en su vida… Pero era aquella la primera gran noche de reunión con sus compañeros, en donde una importante misión debía llevarse a cabo. Allí estaba él, en la cocina del antiguo hogar de sus antepasados, con sus cabellos negros algo desordenados, su semblante endurecido y la mirada gris clavada en la vasija que Nathan había llevado.

 

En la mente del mago nacido en Gales retumbaron las frases enigmáticas de Freyja, a quien él no conocía por su nombre pero deducía su evidente importancia. Lugares… Lugares conocía muchos. ¿Por dónde empezar? Las primeras frases hablaban de uno de los polos del planeta, estaba seguro de eso. ¿Norte o sur? Eso no podía asegurarlo aunque se inclinaba más por el norte. Sin embargo, la referencia al desierto no hacía otra cosa que confundir todo lo demás.

 

Segundos más tardes tomó asiento, y fue contemplando a los demás, mientras los escuchaba con atención. Lo dicho por Rory parecía obvio pero no por eso dejaba de ser cierto. Black asintió ante sus palabras, pero mantuvo su boca cerrada. Su mente empezó a maquinar, nuevamente, cuál podría ser el destino cuando David habló. Con la afirmación de Sherlyn quedó demostrado que todos estaban de acuerdo en algo: necesitaban conocer el destino y, recién allí, comenzar a preparar el abordaje de todo lo demás.

 

Cruzó sus brazos y volvió a fijarse en aquella vasija.

 

—Lo primero que se me ha cruzado por la mente al oír las palabras de Freyja fue «Alaska». —Entonó la última palabra de forma especial, ya que aquella región no era una más para él, estaba claro. Dentro del bando había decidido unirse a la Orden Oscura y Alaska era un lugar sagrado para su clan.

 

Entre la vasija y sus misterios, y su sed por explorar la magia antigua, oscura y desconocida que podría albergar el congelado paraje al que debían llegar, estaba ansioso y su mirada deslumbrante.

 

—Sin embargo —acotó sin respiro—, ¿no les parece inquietante la referencia al desierto? Tal vez no se refiera a uno como tal, sino a un lugar despoblado. Frío y despoblado. —Black también había estado pensando en una cueva o algo de similares condiciones. Pero tampoco era claro ni contundente.

 

Empezaba a sentir internamente un deseo incontrolable de magia, de ponerse ya manos a la obra y planear los pasos a seguir, de tener acción inmediata.

 

«La Orden del Fénix está en peligro», volvió a retumbar en su mente. De repente sintió cómo la varita mágica, resguardada en uno de sus bolsillos, le recordó al instante que estaba allí, como si quisiera ser empleada desde ese momento. Cuando volvió a centrarse en la vasija, Black percibió en todo su esplendor el poder mágico que concentraba en su interior y también lo importante que era llevarla al destino indicado.

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Nathan escucha con atención la palabra de cada uno de sus compañeros que han acudido a su llamado, procurando distraerse en sus palabras y no en la forma en que algunos de los allí presentes lo miran. Desearía no haberse dado cuenta de ello, pero ahora que lo ha notado, no puede sino ser más introspectivo con su rol allí dentro. Previamente, había sido Madeleine quien comandaba las misiones, generalmente con Ellie siguiendo cuidadosamente sus pasos; Nathan no había ocupado sino un rol pasivo y de observador, sobretodo en sus estadios más tempranos de formación en la magia de la Orden Oscura. Pero ha llovido mucho desde entonces, y las cosas han cambiado.

 

Como generalmente sucede con ese tipo de cosas, no fue consciente del proceso hasta que generó grandes cambios en él. Ahora camina por la Fortaleza Oscura con una soltura que no tenía cuando comenzó, e incluso algunos magos más jóvenes en las instrucciones del Clan se le han acercado en busca de consejería o ayuda. ¿Acaso eso tiene que ver con su reciente nombramiento como Lugarteniente? Si tan sólo la gente supiera, que aquello ocurrió más por suerte que por mérito, o que la mayor parte del tiempo él no tiene idea de lo que está haciendo. De hecho, siente miedo el cien por ciento del tiempo, miedo de errar, de no estar a la altura, de decepcionar a aquellas personas que a pesar de lo espontáneo y aleatorio de su nombramiento, le han dado su voto de confianza.

 

Quizá les ayude un poco comprender la historia de Freyja. – dice, tras escucharlos a todos. Al igual que Martin, el cree que deben llevar la vasija a Alaska, pero es consciente de que varios de los allí presentes son relativamente nuevos en el camino de los clanes, por lo que deben saber un par de cosas antes de proseguir. – Luego del final de la Primera Guerra Mágica, cuando Lord Voldemort cayó a manos de Harry Potter por primera vez, los entonces miembros de la Orden del Fénix predijeron que eventualmente la Orden necesitaría reconstituirse. Sea por Voldemort o por alguna otra fuerza oscura, llegaría un punto en que viejos y nuevos miembros volverían a congregarse para luchar contra las fuerzas oscuras.

 

hace una corta pausa para mirar a David, que es el único de aquel clan allí – crearon su Templo Paladín. Los Sacerdotes y sacerdotisas – añade mirando a Rory y Sherlyn, quienes han optado por aquel camino – confinaron su magia en Avalon y, por último, los Oscuros – se detiene a mirar a Martin, quien apenas se ha iniciado en la magia de su propio clan – crearon la Fortaleza. Estas tres instituciones no sólo albergan su propia magia, sino que a cada una se le confió parte del poder de la Orden del Fénix, para así garantizar la pervivencia de nuestros valores en el tiempo.

 

No quiere transformar aquello en una lección de historia, por lo que busca ir concretando sus ideas.

 

Freyja, junto con otros espíritus, son guardianes de los templos y de nuestra magia. Ellos velan por nuestra integridad, y sin embargo lo hacen de formas misteriosas, como las que nos congrega hoy aquí. Estoy de acuerdo con Martin, creo que sus palabras hacen referencia a Alaska, y aunque no tengo idea de a qué se refiere con el desierto, también me resulta inquietante.

 

Alaska no tiene desiertos, eso lo tiene por seguro... ¿acaso se referirá a un desierto mágico?

 

Los espíritus de la Orden fueron creados por los fundadores de los clanes, su magia depende de la integridad y la pertenencia de cada uno de ustedes para con la magia que habéis elegido. Por ende, cada uno de ustedes tiene una tarea muy sencilla pero complicada, representar la esencia de su clan de la mejor manera posible.

 

Con su varita, zanja el aire y abre un portal que los llevará lejos de la zona urbana de Alaska, al pie de una montaña. No tiene ni idea en qué parte del estado norteamericano se esconde lo que Freyja les ha obligado a buscar, pero por algún lado tienen que comenzar.

 

– ¿Y bien, quién va primero?

 

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Conocer o al menos tener una idea del sitio, claro que era importante, era solo que Rory no conocía lo suficiente aun para poder ayudar allí. Aunque había visto muchos mapas, su mente nunca los terminaba de asimilar, a menudo confundía indicaciones y terminaba más perdido que si se hubiese decidido a marchar sin ninguna ayuda. Con el favor de Dios, la mayoría de sus equivocaciones nunca habían terminado con un desenlace fatal, pero tenía explicación entonces, que procurase dejar al resto elucubrar sobre dónde es que debían llevar la vasija.

 

Las intervenciones de sus compañeros fueron concretas, pocas palabras pero que redujeron el posible destino esa misión: Alaska. Todo lo que Rory sabía era que ese lugar se encontraba en el nuevo continente y calzaba con la descripción de la guardiana, aunque lo del desierto fuera un misterio, pues geográficamente, hasta donde entendía de Martin que acababa de hablar, no existía uno cerca a la región que había nombrado.

 

Una idea atravesó por su mente, mas antes de poder expresarla, Nathan había retomado la palabra para explicar un poco más quién era Freyja y por qué la misión que les estaba encomendando era tan importante. La mención a Voldemort le generó un escalofrío, pero la historia era lo suficientemente atrayente para mantener su atención en el mago y las cosas que contaba. ¡Tan sabios habían sido los primeros miembros de la Orden que desde esas fechas habían pensado en un escenario como el que ahora llevaban, de un nuevo auge de las fuerzas oscuras!

 

"Representar la esencia de sus clan" sonaba a una tarea muy difícil ¿cómo hacerlo cuándo todavía no se tenía seguridad en uno mismo? pero a Rory le consoló que al menos no era el único sacerdote allí y que Sherlyn, en lo poco que había visto de la jovencita, era más que competente (aunque le intrigase por qué cada vez que se la encontraba, notaba un cierto espíritu triste en ella). Mientras Nathan se las arreglaba para crear un portal, Rory se colocó un abrigo más grueso, acorde a las bajas temperaturas que les tocaría soportar, y tras recitar una breve oración de protección, fue el primero en atravesar el portal.

 

Del otro lado, lo primero que le sorprendió fue la enorme montaña que tenían justo delante de ellos, con una pendiente pronunciada que no anunciaba nada bueno para quien no se andase con cuidado al treparla. No acudía a la mente del mago ningún lugar que conociera antes, que se comparase a lo que ese paraje ofrecía, pero aun así, fue el primero que se animó a hablar.

 

- Todos mencionaron este tema del desierto. Disculpen si lo traigo de nuevo, pero creo que podría ser de ayuda. Dicen las sagradas escrituras en Deuteronomio 8:2: "Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído el Señor tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos"- tras pronunciar de memoria aquella cita Rory relajó el semblante, sintiéndose un poco más seguro consigo mismo- incluso en la Orden del Fénix, la traición se hizo presente en algún momento. Si estos espíritus guardines han sido los más fieles protectores de la magia del bando, encuentro muy lógico que este desierto, sea una prueba de lealtad para con el bando, a semejanza del creador que nos coloca en situaciones tristes o dolorosas en muchas ocasiones, porque sabe que cuando nuestras certezas desaparecen, nuestra fe se fortalece.

 

Si el desierto era una metáfora, y viendo el lugar Rory ya no tenía dudas en cuanto a eso, su mención no podía interpretarla más que de la forma en que se lo acababa de exponer al resto.

 

- El desierto puede hacer referencia a un espacio árido, pero también es un lugar de transformación. Y salvo el lugar más inhóspito, albergan vida también. Y eso puede ser de mucha ayuda. Los seres, plantas y animales, y espíritus pueden ser de provecho para dar con la ubicación exacta, si empleamos nuestros poderes, porque Nathan ya lo dijo, la esencia de nuestros clanes es nuestra guía- con cada vez más entusiasmo, el joven viró hacia Sherlyn - Sé que mi compañera tiene la fuerza para invocar a espíritus nobles de estas tierras, antiguos y sabios, para que nos presten ayuda. Del otro espectro, si se emplean poderes oscuros, yo puedo ayudar con la purificación para que no se rompa el equilibrio, y hasta donde sé, los poderes Paladin pueden atraer más seres hacia nosotros de los cuales adquirir información. Solo se trata de estar más atentos, a estas posibilidades, a estas voces.

 

Vio hacia el resto de los presentes con expectación ¿se habría excedido en sus comentarios? ¿o habría dicho lo suficiente?

 

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Hubo un momento en los que su mente estuvo inmersa en pensamientos relacionados con acertijo, Freija y el lugar hacía donde debían llevar la vasija para completar la misión, que no se había percatado que había estado mordiendo su labio inferior frenéticamente y al darse cuenta dejó de hacerlo. Deseaba que la acción no dejase ninguna marca e intentaría mantenerse tranquila, ya que indirectamente evidenciaba su estado de ánimo al no ser capaz de resolver la localización. Sin embargo, las palabras de Martín llegaron en el momento preciso: podía ser Alaska y tenía lógica ya que después de todo era donde se encontraba la Fortaleza Errante.

Después de saber a dónde debían dirigirse, se sentía más segura y las palabras de Nathan con respecto a la historia de Freija influyeron en ese sentimiento porque le demostraba que estaba en lo correcto al pensar que el espíritu protegía la Orden del Fénix desde los inicios. Inconscientemente miró a Rory cuando lo nombraron como miembro del clan al que pertenecía también ella y aunque las misiones anteriores no habían coincidido, su optimismo la impulsaba a creer que lograrían obtener un buen resultado complementando sus habilidades de la Orden de Avalón. Después de todo, una de las cosas a las que no debía dejar de atender era su intuición ya que la había favorecido en más de una oportunidad.

Lo que Nathan había mencionado más adelante fue claro y le daba un adelante de cómo sería la misión, además de que destacaba la importancia que tenía para el bando en general. Sentía una responsabilidad inmensa que sólo podía calmar y estaba segura que lo haría, después de concretar la misión, y uno de los factores que influían a su mente inquieta era su inseguridad con respecto a sus capacidades al escuchar acerca de la integridad y pertenencia. Cerró los ojos creyendo que al abrirlos se olvidaría de esos pensamientos pesimistas.

Por otra parte, trató de recordar lo que había hecho anteriormente utilizando los poderes de la Orden de Avalón, había sido capaz de utilizarlo para purificar objetos y espíritus en un contexto similar en el que se encontraba en ese momento, y lo había hecho correctamente a pesar de la presión. Simplemente debía actuar con precisión, cautela y, lo más importante, con seguridad. Era tan fácil pensarlo o decirlo y tan complejo llevarlo a cabo.

Cuando Nathan abrió el portal, se puso de pie y sin tener que recoger su abrigo, caminó hacía éste, siguiendo a Rory, y posteriormente lo atravesó. Se encontrarían con mucha nieve y un intenso frío, de eso estaba segura. Por un momento comenzó a arrepentirse de no elegir guantes en su atuendo aún así había hecho una buena elección con la túnica, ya que cubría la mayor parte de su cuerpo.

Se sorprendió al ver el tamaño de la montaña que tenía delante de ellos, estaba cubierta de nieve y teniendo en cuenta la longitud de la pendiente, sería imposible escalarla en el caso de que tuvieran que hacerlo. Jamás había visto un paisaje de esas características pero había visitado lugares similares y era posible simplemente fuera su impresión al ver una montaña tan cerca.

Rory citó a las escrituras antiguas y sus metáforas acerca del desierto, aunque no conocía con precisión e texto que se mencionaba, sabía que tenía lógica. Y, sabiendo que se trataba de una prueba de habilidades no podía estar más de acuerdo con las palabras de su compañero. Simplemente se limitó a asentir a todo lo que decía mientras su atención se centraba también en lo que había a su alrededor. Se sentía hipnotizada por el color blanco que abundaba que al escuchar su propio nombre se sobresaltó.

Cuando recuperó la compostura y encontró el hilo de conversación, mencionó:

— Eso tiene sentido —dijo, haciendo referencia a utilizar los poderes de sus clanes como guía para encontrar la localización exacta.

Sabía invocar espíritus lo había hecho en otras oportunidades pero aún así decidió esperar al menos por un momento para saber si los demás estaban de acuerdo.

— Un espíritu noble puede darnos una idea de la localización y con suerte puede darnos indicaciones precisas.

 

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Asentía ante los comentarios que se iban sucediendo, demostrando que estaba prestando atención a cada una de las palabras que sus compañeros consideraban oportuno decir. No le cabía ninguna duda de que la referencia a desierto tenía que ser indicando que era un lugar despoblado, solo e inhabitado. Por las características del lugar que les habían comentado no parecía el sitio más adecuado para que viviesen muchas formas de vida. Al menos, no humanas.

 

Se acabó el trozo de comida que había agarrado al llegar mientras escuchaba la clase de historia que su compañero daba. Resultaba interesante escuchar acerca de la historia de los clanes, pero al mismo tiempo era desolador pensar que habían logrado predecir que la Orden del Fénix necesitaría reconstruirse. Como su camino apenas estaba comenzado desconocía si existían más predicciones de ese estilo, pero siempre había pensado que esas cosas estaban hechas para que alguien las desmintiera. Si te las crees demasiado se acaban cumpliendo.

 

Comenzaba a mover su pierna sentado en la silla. Todos tenían algo que decir y todo parecía tener sentido. Cada una de las intervenciones le había hecho pensar más que la anterior. Sus ojos se centraban en el portal que les llevaría a los pies de una alta montaña, en Alaska. Ese parecía ser el lugar más probable a donde tendrían que acudir. No era el mejor lugar del mundo para visitar en esas fechas, pero había que hacerlo si querían cumplir con su objetivo.

 

Le hubiese encantado ser el primero en atravesar el portal para demostrar su valía, sus ganas de ayudar y sus ganas de que la aventura comenzase. Se tuvo que conformar con el tercer puesto. Al atravesar el portal cerró durante un momento los ojos, era la primera vez que usaba ese genial medio de transporte. ¿Cómo conseguía uno? Eso tenía que ser magia muy avanzada. Nada más atraversarlo miró hacía arriba realizando una exclamación de sorpresa por lo que tenía ante sus ojos. Enorme.

 

Y después, cuando Rory mencionó de manera acertada lo que podían hacer los paladines...

 

Tambō

 

Podía haberlo hecho de forma no verbal, pero tenía ganas de pronunciar esas palabras.

 

En su mano apareció un bastón corto, la primera arma que los paladines aprendían a forjar. Apenas lo había utilizado, lo había probado un par de ocasiones solo para asegurarse de que entendía su funcionamiento. No tenía mucha experiencia con su bastón pero sabía que sería capaz de darle un buen uso que los ayudase en la misión.

 

Esto es lo que a los paladines nos permite atraer seres hacia nosotros —dijo con emoción, con ganas de probarlo y con intención de enseñarlo a todos los presentes que allí se encontraban.

 

No creía que fuese casualidad que estuviesen precisamente ahí, ¿o sí? En cualquier caso haber aparecido a los pies de una montaña le había dado la necesidad de ascenderla. ¿Tendría sentido hacerlo? Se sentía perdido y sus poderes no le daban respuestas para ellas, pero los poderes de alguna de sus compañeras sí.

 

¡Hacedlo! Invocad a un espíritu que nos pueda prestar su ayuda —dijo mirando directamente a Sherlyn, que parecía ser la que tenía ese poder.

 

Si les servía de ayuda tendrían por dónde empezar, de lo contrario él se ofrecería voluntario para subir por la montaña un tiempo con la intención de observar si a mayor altura se veía por ahí cualquier cosa que les sirviese como pista. Alguna edificación, un ser al que atraer... lo que fuese. Mejor que nada sería.

 

 

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Las palabras de Nathan sobre Voldemort y Harry Potter lo evocaron a un episodio del pasado no tan atrás en el tiempo. En ese instante perdió la referencia de dónde se encontraba y sintió en su rostro el contacto frío y metálico de una máscara que resguardaba su rostro y, con ello, su identidad. Black no deseaba regresar a esos tiempos y con cada día que pasaba, se daba cuenta cómo se había ido alejando poco a poco de aquel camino.

 

Pero había algo inevitable, como amante de las artes oscuras que era. Le resultaba imposible no vincular el poder y el conocimiento de los clanes, y el hecho de ser resguardados en lugares físicos, con los horrocruxes. Recorriendo caminos distintos, persiguiendo fines diametralmente opuestos pero la semejanza de esconder algo para que no pueda ser destruido existía. Eso le sorprendió y le causó intriga en partes iguales. Aquellos creadores habían sido verdaderos sabios. Espíritus sabios.

 

—Será especial —dijo el mago de cabellos negros en dirección a Nathan. El portal que había aparecido con dirección a Alaska ya había transportado a los restantes compañeros. Black fue el siguiente.

 

El frío lo abrazó de forma esperable pero eso no cambió las cosas. La imagen de ver todo blanco a su alrededor le transmitió calma. Alaska tenía ciertas particularidades que lo hacían un lugar místico, y de repente en su interior algo pareció fluir lentamente, como si un animal dormido empezara a abrir los ojos con la proximidad del alba.

 

Mientras escuchaba a Rory agitó de forma imperceptible su varita mágica para materializar un par de cómodos guantes para Sherlyn. Había notado que la joven bruja no se encontraba con algo de frío, lo cual era normal en aquel punto del planeta.

 

Cuando contempló el largo y empinado camino que tenía a su lado, se trataba de una montaña de tamaño gigantesco y de condiciones inhóspitas, Black intuyó que era un buen momento para poner en práctica el control de su energía interna para intentar superar todos los riesgos que supondría escalarla. Escuchó las ideas que sus compañeros iban murmurando y asintió a cada una de ellas. Necesitaban más información y los espíritus podrían ayudarlos. David tenía el bastón recién invocado que también los ayudaría en ello.

 

—En caso de que necesitemos escalarla, creo que podría hacerlo. —Apelaría a su fortaleza física pero también a la magia oscura que empezaba a florecer en su interior. Estaba convencido que por más riesgoso que fuera ascender por aquella pendiente, tenía la magia de su lado—. Pero así y todo, alguno de ustedes también debería de venir. Tienen la posibilidad de atraer los espíritus. —Contempló a Rory, Sherlyn y David.

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