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Las Profecías del Tarot


Zoella Triviani
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No descubren la Profecía

 

Triviani tomó una vez más los dados, el Arcano del Loco les observaba sentado, balanceando sus pies y riendo de esa forma tan particular cada tanto, sus ojos hilarantes provocaba una extraña sensación en el estómago a la bruja, quien en silencio miró una última vez a su compañera. Es cierto que ambas ya no tenían mucho que perder a esas alturas, tantas vivencias junto a los seguidores del señor tenebroso había dejado esa mella en el interior de cada una. La bruja tomó los dados y los agitó entre sus manos, la calva no pensaba mucho en nada ya.

 

El arcano las miraba a la espera, él ya sabía l resultado y estaba esperando actuar contra ellas, contra el resultado de el numero que ellos arrojaran. Agitó más fuerte la mano y lanzó los dados, provocando que estos se movieran en el suelo velozmente, yendo rumbo a los pies del Loco. Ambos dados dieron un par de vueltas antes de unirse en uno solo nuevamente, girando una vez más. Arrojando el número dos. EL arcano soltó una gran carcajada, mientras las brujas se observaban una vez más - Bien... Parece que a final de cuentas tienen más de lo que buscaba - habló, levantándose,

 

El ente espectral comenzó a tomar una forma corpórea, lo más parecido a un humano pero con un rostro totalmente espantoso. Triviani tomó a Juv del brazo y comenzó a correr, huyendo del arcano que brincó rumbo a ellas. Las brujas corrieron por los pasillos, cruzando cada tanto intentando desviar la atención del arcano que las perseguía dispuesto a devorar sus almas, quizás.

 

Una nueva luz las deslumbró cuando cruzaron en otro pasillo. Ambas se observaron en silencio y corrieron hacía ella, el próximo arcano las esperaba y ellas huían del Loco que parecía no encontrar el pasillo donde estaban. Riendo en todo su esplendor, siendo escuchado incluso donde ellas estaban.

 

El arcano del Emperador, era el nuevo que las observaba. Con esa Magnanimidad de un rey, mirándola con el mentón en alto con aires de grandeza.

 

- El loco las ha engañado, como con todo aquel que se lo topa. La inteligencia de ambas fue puesta aprueba con él y fallaron ¿Lograrán usarla conmigo? - habló, señalandolas con desdén.

 

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El Arcano del Loco había logrado envolverlas en su maraña de demencia, provocando el error inevitable de las brujas al lanzar los dados. Parecía que estar dentro de esos terrenos nublaba los sentidos de las personas y afectaba severamente el raciocinio de estás, arrastrándolas a experimentar breves episodios de locura.


Hasani trastabilló un momento antes de correr al lado de la Triviani, sintiendo embotada la cabeza presa de un mundo de alucinaciones que provocaban que sus pies se sintieran como atiborrados de plomo.


— Al final la locura es la única compañía que nos quedará—sonrió apareciendo en sus labios un gesto descolocado. Era como su sus dientes se hubieran transformado en afiladas cuchillas y sus facciones se vieron afectadas por cortes profundos que sangraban a borbotones. Se estaba proyectando desde lo más profundo de su ser uno a uno los rostros de los magos y brujas que masacrara sin piedad se hacían presentes en su persona.


La pesadez en sus extremidades poco a poco iba disminuyendo, dándole la fuerza para emprender la carrera junto a su compañera.


La marca de Caín que reposaba en su cuello del lado izquierdo, escocía con más fuerza que nunca. Cubriendo sus ojos un par de manos brotaron desde su espalda, nada de eso tenía coherencia para la calva, pero la Nigromante lo entendía a la perfección. Entregar la última porción de su alma a la pirámide, donde realizará la prueba de Nigromancia, no le acarreó nada más que poder ilimitado dentro del mundo de los muertos. Pavonearse con seres que eran capaces de lo que fuera con tal de obtener una nueva alma en sus filas.


—Que se quede con lo que quiera, ya no puede estar más loco de atar—se mofaba del Arcano que les perdió de vista. Ahora delante de ellas apareció una entidad imponente y desafiante, retadora desde la punta de los dedos de los pies hasta la última hebra de cabello que nacía de su cabeza. Le gustaban esa clase de retos enfrentarse a seres que podrían ser sus símiles sino estuvieran atrapados entre los dos mundos.


La terquedad era una cualidad muy arraigada en la Vidente, transformándola en una persona que pocas veces se pensaba el actuar antes de hablar y viceversa.


Eso no afectaba en lo más mínimo su desempeño dentro del mundo mágico y en cambio la dotaba de tesón desmedido para enfrentarse a lo que fuera.


— La superioridad mal empleada puede derivar en irse de bruces contra el suelo y romperse la crisma en mil pedazos—sus palabras eran como afiladas puntas de flecha que buscaban dar en el blanco. Zoella continuaría con la tirada de dados, ya que Juv se había centrando en encontrar el punto débil del Arcano del Emperador. El exceso de confianza y la mala estrategia que aplicará contra el par de hechiceras.




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  • 1 mes más tarde...

No Descubren la Profecía

 

Triviani tomó los dados mientras la Macnair supervisaba la zona, esperando que el otro arcano que les perseguía no apareciera y supervisando que este no fuera a realizar algún movimiento fuera de sí. El espectro las miraba imponente, serio, a la espera de que la calva lanzara el dado y ver los resultados. Esta vez, era un solo dado, un dado de seis caras solo que todas, absolutamente todas estaban en blanco.

 

Escaneó la pieza que dentro de su mano descansaba, buscando alguna treta que pudiera volver a colocar todo en su contra. Respiró profundo y tiró el dado frente a ellas, el mismo dió un par de vueltas hasta detenerse, y sobre el un número comenzó a dibujarse. La risa del Arcano del Loco se escuchó a lo lejos, y el cuerpo del emperador flotó un par de centímetros hasta materializar su cuerpo frente a ellas.

 

- Les aconsejo que corran, que corran a toda la velocidad que puedan. Si uno las persigue, pueden sobrevivir ¿Pero dos? Lo dudo - habló el Emperador, observando las uñas de sus dedos. Triviani nuevamente tomó del brazo a la nigromante y huyó de la misma forma que con el arcano anterior. Bufó por lo bajo ¿Que tan mala suerte tenía acumulada que ambos arcanos las perseguían?

 

- ​Para la próxima, soplas mi mano antes de lanzar los dados. A ver si tenemos algo de suerte - habló, negando suavemente mientras cursaba en una esquina. Giraron un par de veces en silencio, ambas brujas escuchaban los pasos a sus espaldas, pasos de los arcanos que las perseguían. La bruja sacó cuenta, ya deberían de estar por acabar la aventura dentro de aquel lugar, lo más seguro es que quedaran ds arcanos... o tres.

 

Triviani observó una luz en un pasillo, y sin pensarlo empujó a Juv para que ambas cruzaran en ese mismo momento. El Arcano de la Rueda de la Fortuna era el siguiente, el mismo se encontraba sentado sobre el buró de donde su luz brillaba, nos miraba con intriga y curiosidad, ambas brujas se encontraban en total alerta y solo esperaron a que el arcano dijera lo que tuviera qué, siempre tenían algo que decir y a la ojigris aquello la desesperaba.

 

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Editado por Zoella Triviani

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Esto de correr por todos los pasillos, ya comenzaba a sacarle un poco de quicio. La mala suerte les siguió por demasiado tiempo, dando tumbos como pudo corrió al sentir el tirón que le daba Zoella. Por nada acaba de bruces contra el suelo, pero al ser atlética y ágil a la hora de enfrentarse al peligro, solía caer como los felinos de pie y sin mayor susto que el saberse perseguida por esos entes.


— La muerte será el menor de los males, no lo dudes—poniendo los ojos en blanco, apresuraba el paso. El sentir que dos de esas deidades les respiraban en la nuca, no se comparaba con la furia que se desataría una vez que las tuvieran entre sus manos. Conocía poco o nada del poder de esos seres, pero no descartaba que con solo tronar los dedos les dieran el susto de sus vidas. Los pasillos se bifurcaban dándoles un acceso más libre a su posible escapatoria.


— Vaya, vaya que tenemos aquí—soltó quedando helada ante la presencia del Arcano de la Fortuna. No pudo escoger mejor momento para aparecer e intentar darles un remanso de paz al par de mujeres. Demasiada mala estrella, ya era momento de lanzar los dados y ganarse algo más que un simple palmó de narices. Macnair contuvo una risita que por poco se le escapa de los labios, no seria para nada sensato molestar al ente que estaba frente a ellas. Elevando sus ojos hacia la estatua de los enamorados, no le encontraba un detalle significativo que le hiciera pensar en alguna clase de profecía en particular.


— Creo que el amor es la cosa más extraña que existe en el planeta, porque o te corresponden a dicho sentimiento o te batean como si fueras una pelota de beisbol y para tu mala suerte, no alcanzas a marcar jonrón—bromeó para romper un poco el hielo, dándose cuenta de que su interpretación, posiblemente no estaba del todo errada—¿Qué piensas tu?, ¿se aman o no?—sonrió mirando a la Triviani. Ambas sabían que esas cosas, no pegaban con ellas para nada o quizás si.




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  • 2 semanas más tarde...

Descubren el significado de la Profecía

 

- Creo que el amor es la cosa más extraña que existe en el planeta, porque o te corresponden a dicho sentimiento o te batean como si fueras una pelota de béisbol y para tu mala suerte, no alcanzas a marcar jonrón - escuchó Triviani, mientras observaba a la Macnair y tomaba los dados. Rió levemente ante la última pregunta, ese sentimiento era algo que Zoella se había permitido sentir pero que ahora solo ocultaba producto del desconocimiento del paradero de aquella persona que derrumbó la fortaleza alrededor de su corazón. Negó suavemente, regresando la vista en frente y sin más lanzó los dados, recibiendo un gran y único punto de este.

 

El arcano de la fortuna se levantó y se elevó algunos centímetros sobre el lugar. El cuerpo del arcano comenzó a brillar de tal forma que ambas brujas tuvieron que cubrirse los ojos - El amor es algo que cada una tendrá que explorar para conocerlo, pero antes deben conocer el amor propio, el amor que cada una siente por si misma... Para poder amar a otro - soltó el arcano, cerrando la profecía revelada para desaparecer.

 

La calva respiró con calma, hasta que por fin habían logrado deshacerse de otro arcano. Pero dos las perseguían. Y se hicieron presente cuando el arcano del Loco soltó una gran risa y el emperador hizo sonar su cetro en el suelo. Triviani miró a Macnair, y con un asentimiento de cabeza ambas entendieron que debían de seguir recorriendo el lugar, ya estaban por terminar.

 

Se adentraron por el pasillo del fondo, y cruzaron un par de veces mientras sentían pasos perseguirlas de cerca - Malditos arcanos - pronunció la ojigris por lo bajo, sintiendo su piel crispar de ansiedad dura y pura. Una luz al fondo las hizo detenerse, luz que se había encendido de un momento a otro.

 

Los pasos de ambas brujas fueron silenciosos al momento de acercarse al pasillo, desde donde muy irónicamente observaron al arcano de los enamorados observarlas desde donde provenía la luz que iluminaba el espacio. El arcano las invitó con un movimiento de mano, y una expresión en el rostro bastante calma e incluso se podría decir que enamorada de quien sabe que.

 

Triviani lanzó una última mirada a su compañera antes de escuchar al arcano hablarles - Escuché que mi último compañero les habló del amor ¿Lo creen así? El amor es algo bastante difícil de analizar, e incluso complejo de manejar. El amor es algo que sentimos y no logramos explicar ¿Creen que pueden descubrir que es el amor? - manifestó el espectro fantasmal, mientras sonreía de una forma inusualmente feliz.

 

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Macnair no acababa de creer del todo en eso del amor, no porque le hubiera jugado malas pasadas ese sentimiento. Sino porque desde siempre se volcó por el odio, aquel que era capaz de causar más dolor y daño que la misma indiferencia— Dicen que es complejo, pocas veces me he topado con el y las mismas pocas veces, le he encontrado el verdadero gusto—respondió con frialdad la rubia. La felicidad era extraña para ella, porque siempre vivió sumergida entre la oscuridad y las tinieblas. ¿Qué era el amor verdadero o real?. Para una mujer como ella esa clase de sentimientos eran como descubrir un nuevo mundo, despertando a un nuevo comienzo alejada de todo lo que conocía por defecto.


—He querido a muchos seres vivientes, dentro de ellos algunos hombres. Pero lo que de dice amar como tal, creo que solo a uno—poniendo los ojos en blanco se sinceraba ante el Arcano. Sabía perfectamente que a esa clase de entes, no era fácil engañarlos y mucho menos mentirles— Existen muchas clases de amor, creo que por eso no puedo decir que lo conozco en su más pura esencia—soltaba notando aún la mueca de felicidad en el rostro de ese ser. La luz que emanaba quemaba como el mismo sol, encegueciendo por momentos a la Nigromante—Dicen que el amor por uno mismo es el más valioso que existe, no se puede amar a un semejante, sino se posee la capacidad de amarse uno mismo o ¿no?—preguntaba tomándole más interés del debido al tema.


— Usted puede saber más, siendo el Arcano del amor. Quizás me sirva de guía, ¿cree que he encontrado el amor de verdad?. Puede que yo lo sienta de ese modo, pero que mejor apreciación que la suya—la osadía de la rubia era demasiada. No le importaba tener dos entidades pisándoles los talones, solamente se estaba dejando llevar por esa extraña sensación que de un momento a otro despertará en ella esa entidad tan peculiar. Nunca se espero verse nuevamente dentro de una maraña de sentimientos, pero así era la vida cargada de sorpresas inesperadas— Estamos a poco de terminar esta tortura, pero aún nos persiguen dos entes que se han vuelto una verdadera molestia—sintiendo su varita debajo de su capa de viaje, no dudaría en usarla de ser necesario.


—Un par de dados más y nos vamos, Calvi—sentenció mirando a su compañera. Disfrutó muchísimo esa aventura al lado de la Triviani, posiblemente se volverían a juntar en otra oportunidad—La suerte es tuya, no lo dudes—dándole ánimos dejaba todo en manos de la mujer.



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