Los Rompedores de Maldiciones Cap. I

[Hades Ragnarok]

Una vieja casa escondida en lo más profundo de Londres, iluminada por un farol casi descompuesto ilumina la puerta de aquella extraña casa, mientras las sombras la cubren por los 4 puntos cardinales, un viejo callejón lleno de animales y criaturas nocturnas se encuentran a un lado.

 

En sus adentros es muy amplia y llena de todo lo que necesitaría un muggle y un mago, cualquier cosa se podría encontrar allí en sus diferentes habitaciones, armarios ocultos y trampas para tontos.

 

Esta vieja casa resguarda a los rompedores que están de vacaciones o que no tienen en este momento misiones.

 

Comida, bebida y todo tipo de diversión podrían encontrar los Rompedores en su guarida, un elfo domestico se encuentra allí para servirles y complacer sus peticiones. Un viejo y extraño reloj se encuentra incrustado en lo alto de la chimenea, este tiene no las manecillas normales de cualquier reloj, en cada manecilla tiene el nombre y una pequeña foto de cada rompedor las cuales al marcar indican donde está el miembro de los rompedores o si algún rompedor está en peligro.

 

¿Qué hacia el hijo de la noche nuevamente allí?, se había jurado así mismo no volver a pisar aquella casa, la cual conoció en sus primeros años de neófito, cuándo, trabajaba por su cuenta para ganar uno que otro dinerillo para sus gastos, gustos y cosas que deseaba comprar o estudiar. Claro estaba, era sabido que Gringotts le pagaba bien a sus empleados o más bien a los que se hacían llamar “Rompedores de Maldiciones”… ¿Por qué se había ido de allí?, ¿si la paga era tan buena porque se había retirado y no había continuado?, esa era otra historia.

 

Estudio la estancia. Las manecillas del reloj seguían allí apuntando a una sola palabra… “Muerto”. La mayoría había pasado ya a mejor o peor vida, pero la manecilla que apuntaba al nombre del vampiro aunque un poco oxidada y envejecida informaba que estaba en la guarida. Camino hasta su habitación. Con la mirada recorrió los estantes, las gavetas, el armario. Sonrió. Habían cosas que pensaba no iba a recuperar.

************

 

Flashback:

 

-Ummm creo que el banquete de bienvenida está listo –decía Javier Patronum entrando en el salón encontrándose con una gran mesa redonda llena de cubiertos y con dos elfos domésticos inclinados haciendo una gran reverencia

 

-Paco para servirle -dice el más gordo

 

-Paca a sus servicios -dice la más flaca

 

-Buen trabajo Paco y Paca ahora traigan la comida, la nueva generación de rompedores está al caer y espero que no rompan nada esta vez, sobre todo tu Tonks –dijo Javier a una chica apellidada Tonks que parecía ser realmente torpe.

 

El Patronum tomó asiento y espero a que lleguaran los demás.

 

El vampiro entro caminando lentamente al cuartel.

 

-Vaya... mi primera vez aquí... que aventuras traerá esto... ¿pagaran bien?, ¿a qué seguro soy el primero en morir?... ¿o en vivir? –pensó en un susurro sentándose en un sillón en el rincón a observarlo detenidamente todo.

 

-Que emoción ya vamos a tener nuestra primera misión que bien quedo el cuartel –dijo una chica llamada Josemir- Hola a todos

 

El cainita observo detenidamente a ambas personas. Las estudió por un segundo para luego levantarse y dirigirse hasta donde se encontraban

 

-¿Qué tal chicos? -dijo sonriéndoles y dándoles la mano.

 

-Tomen asiento, tomen asiento –dijo Javi levantandose- Ejem... Paco, Paca, traed el vino, si, si el mejor, si, si, el que nos lo paga el jefe está bien... el que le robe al jefe

 

Los elfos hacen una reverencia, se van y traen el mejor vino de todo el país y lo van sirviendo

 

-¿Qué tal? ¿Preparados para morir... para ganar mucho dinero? –digo el joven Patronum rectificando

 

-Claro que siiii... –dijo el Ragnarok- A patear traseros o a morir en el intento... creo que prefiero patear traseros –tomo un poco de aquel vino- ¡¡¡SALUD!!!

 

La joven saludo tanto al Ragnarok como a Javi y tomo una copa de vino

 

-Si ya estoy lista aunque más para patear que para morir pero si estoy lista.

 

La puerta de la guarida se abrió y entro un joven quien inmediatamente poso sus ojos en los presentes.

 

-¿Como es esto?, ¿empiezan sin mi? - agarro una copa y se sirvió sin esperar a que los elfos le sirvieran- Ya quiero empezar

 

-Si, yo también, espero sea algo horriblemente fácil, así cobraremos mucho y trabajáremos poco –se rio el hijo de la noche- Naaaaaaa es broma, ya quiero saber qué misión será

 

-Que lindos ejemplos ¡¡eh!! ¡¡Los rompedores tomando!! -dijo una joven de ojos claros y cabello color como la paja entrando en la guarida después del joven anterior el cual se llamaba Chovi, la joven tenía por nombre April Black- y robando – la chica miro a Javi- ¿cómo les va?

 

-Hola señorita Black -dijo el vampiro acercándose a la chica mientras le besaba una mano y la mejilla- Tiempo sin veros, mas bien, jamás pensé verla por aquí aceptando este tipo de trabajos tan… Divertidamente peligrosos” –se rio el Ragnarok.

 

Inmediatamente después de aquel beso el hijo de la noche observo como con cara seria Chovi le miraba.

 

-¿Que es ese beso?... acuérdate que está tu papa acá –dijo abrazando a April- ¿Cómo vas?... toma algo de vino vos también

 

-¡Jajajajaja! –rio la chica- al fin el día que se conocen… papa él es un viejo amigo y Hades, el es mi papa... –los presento- bueeno si insistís –April tomo rápidamente la copa de vino antes de que su padre se arrepintiera.

 

-Oh, su eminencia? –el hijo de la noche hizo una reverencia en forma de burla- Bendígame padre porque he pecado -dijo bromeando para luego ver a April- No tome mucho que después hay que llevarla cargada miss April

 

Josemir escucho todo aquello y se unió al juego.

 

-Ohhh el papa, yo también me he portado muy mal que se me perdone todo por favor -digo mientras se reina y tomaba mas vino- Hola April…

 

Fin del Flashback

 

************

 

El vampiro sintió unas presencia tras de él. Se Volteo rápidamente levantando su varita. Sin embargo, aquello le extraño en demasía, parecía o se suponía que la guarida estaba vacía, aunque había recibido un extraño llamado que le pedía que fuera hasta allí no se espero ver a aquellas 2 criaturas habiéndole una reverencia.

 

-Paco?, Paca?, que hacen aqi?, los creía muertos? –dijo el hijo de la noche extrañado.

Editado 10 de Enero del 2021 por Hades Ragnarok

[Dana Gryffindor]

Una misteriosa lechuza había llegado a su despacho hacía un par de noches, no tenía remitente pero el destinatario era determinante: Shelle Katerina Gryffindor. La había recibido al instante en que tomaba posesión de la cabeza de su familia, con Mael a su lado y una hermana de la cual había perdido el rastro. La carta había llegado aquella noche de diciembre en que los fantasmas la abrazaban y el mundo se convertía en un infierno, un maldito infierno terrenal.

 

Solo había una dirección en aquel papel arrugado y viejo, como si hubiera estado años esperando a ser entregada, y el momento por fin había llegado. La Gryffindor se había tomado su tiempo, necesitaba un duelo, necesitaba llorar. La marca en su cuello ardía como el infierno y aquella apenas comenzaba, aún debía terminar el trabajo que su líder le había encomendado, sin embargo lo único que habitaba en la mente de la mujer era el abismal deseo por derrocar a quien había dado el golpe final a la persona que ella tanto amaba.

 

Un día verás al amor cara a cara y desearás destruirlo. Había dicho la vidente.

 

Qué amor más cruel. respondió Shelle.

 

Es la crueldad que tu misma generas. Sentenció la vieja bruja.

 

Mientras su corazón temblaba, las palabras de la vidente resonaban en sus oídos. Estaba maldita, maldita por los fantasmas que cargaba sobre sus hombros y su padre ahora era uno de ellos.

 

Aún le temblaban las manos desde aquél día, aún sentía el frío de aquellas paredes, aún lloraba por las noches. Quizás por eso había acudido a esa dirección, con nada más que su varita y un vestido gris, descalza, con su cabello suelto y despeinado y la mirada vacía. Un murciélago escapó de la oscuridad del callejón y su sombra oscureció la puerta de la vieja casa iluminada por un farol, el murciélago voló lejos y la bruja golpeó la puerta.

[Kahlan Blackthorn]

Las maldiciones afectaban las vidas de las personas de una forma severa y lapidaría, cobrándoles un alto precio. Sobre todo cuando la perdida tenía que ver directamente con la familia, porque los bienes materiales pasaban a un segundo plano. El par de cuerpos tumbados en la estancia de la mansión, reflejaban el dolor de generaciones que estaban a nada de llegar a su fin, salvo por el par de jóvenes que estaban sollozando con las piernas abrazadas contra su pecho.

— Pronto caerán—musitó el hombre que tenía el rostro cubierto por una enceguecedora luz. No pertenecía a las filas de la Orden del Fénix y tampoco a las de la Marca Tenebrosa. Era una nueva facción que se estaba levantando con fuerza, asesinos que eran perseguidos por los rompedores de maldiciones. Las leyendas que hablaban de las andanzas de ese grupo, no siempre estaban plagadas de detalles rosas o algo similar. Baños de sangre, persecuciones que debían ser concretadas con éxito tras dar con el sujeto que tenía la maldición sobre su persona.

— Volveremos por ustedes—advirtió tomando el brazo de la chiquillas infringiéndole un corte con una daga maldita. Condenándola a cuidarse las espaldas hasta que ellos volvieran a dar con su paradero. La amenaza latía dentro del corazón de la jovencita, trastornando parte de su entorno personal, dejandole como única tabla de salvación a su hermano. El pobre no daba señales de mantenerse dentro del mundo de los cuerdos, ella se encargaría de cuidar de el todo el tiempo.

*~*~*~*

Dos años antes del ataque...

Cassandra Farah

Hasta sus oídos llego el rumor de un creciente grupo extremista, no era la clase de personas que se dejaba llevar por las habladurías. Pero ante la reciente ola de ataques dentro del mundo mágico, no podía descartar que eso fuera del todo cierto.

Su cuerpo se tensó en el acto, tras sentir la mano de su camarada tocar su hombro izquierdo—Vamos Cass—la tranquilidad escapaba de sus manos. Sus ojos ambarinos delineaban con detalle el rostro plasmado en el pergamino, dolor brotaba de esas facciones femeninas.

—Pides demasiado, Jael—se soltaba de su agarre—Es la primera en caer y créeme que no será la última. ¿Dónde están los rompedores que me prometiste?—su voz era como un tempano de hielo sobre el océano. Danzando sin un rumbo fijo, aunque su masa era considerable eso no le impidió ir más allá del iceberg del que se desprendió, para disfrutar de la libertad.

—No lo se, quedaron en aparecer. Pero ya sabes como suelen ser, si la suma que les ofreces no es lo suficientemente alta—comentó sentándose en el mullido sillón. Echándole una ojeada al par de pergaminos que le entregarán sus espías. Era común entre ellos el intercambio de información, venderla al mejor postor, apostando por ganar algo que les fuera de utilidad. Justo eso era lo que tenían entre manos una papa caliente, que iba y venía de un lado a otro.

— Van a matarlos esos malnacidos, ya tienen su ubicación exacta. Te lo advertí, no quisiste escucharme. Ahora sus muertes recaerán en tu conciencia, no me pidas que me cubra los ojos con una venda y me desentienda de todo—afirmó dando un golpe sobre el escritorio. Los esfuerzos de Farah darían sus frutos, no permitiría que otro inocente cayera inerte, no a causa de la maldición que les había sido impuesta por los Chestanni.

La oscuridad era mucho más acentuada esa noche, abrazando con sus manto a los asesinos que iban tras uno de los rompedores de maldiciones. Caería sin remedio, el y toda su parentela desaparecerían de la faz de la tierra.