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Aventura Mortífaga V - Aguas de verdad


Orión Yaxley
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Dicen que todos los imperios caen.

 

Romano.

Mongol.

Inca.

Aqueménida.

 

Pareciera como si los imperios nacieran con la fecha de caducidad ya impresa. Y eso que la búsqueda eterna del poder tiene sus problemas.

 

La comunidad mágica internacional era un imperio en sí mismo. Uno oculto, con sus propias reglas, regentes y estructuras. El destape del estatuto secreto de la magia la puso más en peligro que otra cosa. Y dentro de todo el caos… se presentan oportunidades únicas en la vida. Y las aguas de la verdad era una de ellas.

 

¿Aguas de la verdad? Ah, parece sacado de un cuento fenixiano para infantes. De esos que aseguran que todo está bien en el mundo, que existe magia blanca. Pero no, los mortífagos saben más, obviamente. Saben que la magia no es ni buena, ni mala, simplemente está para aquellas personas que osen obtenerla. Y, obviamente, mientras más poderosa… más difícil de obtenerla. Orión, bueno, sabía un poco del tema. No manejaba muy bien la hidromancia pero si pudiera poner sus manos sobre el mítico líquido… tendría respuestas.

 

Dentro de sus investigaciones descubrió una carta perdida, ¿el remitente? Ernest Schäfer. Hablaba de una expedición que realizó en su momento. Y nada más. Pero, era un inicio.

 

Aquellas personas que buscaban el poder de la sangre y las sombras, debían viajar al hogar real, más importante y más sagrado de la religión vinculada a los viajes de Schäfer. Mientras que, aquellas interesadas en la bestia dentro de sí y el pacto con las almas, encontrar las pistas del lugar del descanso final del explorador.

 

Al llegar encontrarán la siguiente pista para llegar a las aguas de verdad. Dicen las malas lenguas de por ahí que se tratan de dos partes de un mapa. Bah, a mí no me miren, no soy vidente.

 

¿O sí?

 

 

 

 

*****

 

 

 

 

 

Discípulos de Nosferatu

Danny Lestrange (Conocimiento 1)

Matthew B. Triviani (Conocimiento 1)

Sybilla Macnair (Conocimiento 3)

Kraven Von Alexandros (Conocimiento 3)

Frankie Triviani (Conocimiento 1)

Caballeros de Walpurgis

Anne Gaunt M. (Conocimiento 1)

Senescales de Caronte

Juv Macnair Hasani (Conocimiento 2)

Shelle Katerina Gryffindor (Conocimiento 1)

Maida Black Yaxley (Conocimiento 1)

 

 

 

 

Empezamos con la nueva aventura mortífaga!

 

Estaré guiándolos como GM a través de hitos y desafíos.

 

¿El principio? Pues, rolear su introducción y el viaje al lugar indicado. Son lugares específicos, una es una región y la otra, un lugar en específico. Son reales! Así que… si trabajan en grupo, la investigación va a ser fácil.

 

Los espero en rol!

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La noche con su manto de color negro cubría su llegada casi con sigilo, ya que era necesario en su misión. Desde hacía tiempo no llevaba entrenamiento que el jefe del clan Nosferatú pedía de él. El gran Cassian no lo decía, pero sus actos contra el castaño incluso la forma de como lo trataba decían mucho de eso, ya que Kraven estaba a punto de conseguir más alto poder del clan. Los rituales de la sangre eran en esencia la rama más interesante que deseaba aprender el Alemán, un paso más cerca de obtener su objetivo, el total poder del clan Nosferatú. Para ello se le había encomendado descifrar un mapa con la ubicación de un poder mayor, pero apesar de estar cerca, el tempestad tenía duda consigo mismo sobre si había hecho lo correcto y había acertado.

 

 

Kraven estaba un poco seguro de haber encontrado la ubicación de los viajes de su compatriota muggle, de nombre Ernest Schäfer. La región era un lugar sagrado donde la paz reinaba, donde la meditación para encontrar el significado de la vida era la ley del territorio. Si fallaba, si están erróneo en su búsqueda no solo se retrasaría, si no que irrumpiria en un lugar con mucha crueldad sobre inocentes muggle, poco importaba eso. Su varita estaba lista a medida que caminaba por el sendero que lo llevaría hasta la cima de la montaña, donde de seguro los monjes les esperaban, nada más y nada menos que en el Tibet, cerca de las regiones de la China popular. Deseaba con fuerza obtener el poder de la sangre. Su vestimenta era típica de un militar, con botas, pantalones, playera todo de un color negro con una gabardina cubriéndole en la mayoria del cuerpo, sin olvidar que su máscara Obelisk se aparecía en su rostro, ocultando su identidad mortifago ante todos.

 

 

Llegó a los terrenos de los antiguos monasterios, donde la noche como su aliada le protegía de revelar su identidad, no de ser dañado pero si que le descubrieran como mortifago. Alzó su máscara roja sobre el rostro, provocando así un humo rojo que se expandió por su cabeza hasta solidificar su máscara mortifago Obelisk. Un monje chino patrullaba los terrenos casi como adivinando que el castaño irrumpiria en sus recintos. Un rato de luz verde iluminó algunos metros tan de pronto, con el sonido de una figura al caer al suelo, con la luz de la luna revelando al monje muerto a los pies del Von Alexandros. No había nada ahora de problemas para que Kraven entrará en eso lugares, nada ni nadie le detendría para alcanzar su objetivo.

Editado por Kraven Von Alexandros

 

 

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La verdad era relativa en muchos aspectos, nada podía darse por sentado de forma definitiva. Pudo comprobarlo más de una vez en su vida fuera y dentro de la elite mágica, ir y venir entre Nueva Zelanda. Nunca terminaba de asentarse del todo en un lugar, precisamente por eso la verdad que se presentaba delante de ella, casi siempre era del todo incierta. Ahora como toda una Senescal de Caronte, no perdía oportunidad de recurrir a sus viejos aliados dentro del mundo de los muertos.


— Suelen ser más eficaces que un oráculo—sentenció tomando su grimorio. Abriéndolo justo en la parte de en medio, canticos que reconoció con solo mirarlos. Un ardor poco agradable se apodero del centro de su pecho, ahí donde descansaba la cicatriz que le otorgará la habilidad de Nigromancia. Dando como pago la única parte de humanidad que quedaba en ella, pero sabía que existía alguien que por extraño que pareciera le hizo sentir nuevamente algo que creía muerto o extinto.


— Volvamos al tema—entrecerrando sus ojos desviaba estos hacia su tatuaje. Solo podía ver el mismo par de alas, pero estaba segura que dentro de poco tomaría la forma que ambos deseaban. Ir a su última morada, no se refería exactamente a su hogar, sino al sitio donde descansaría en paz. Aunque ella jamás creyó en eso de morir e ir a parar a un lugar repleto de cantos angelicales y todas esas cosas. Se decantaba por algo un poco más siniestro y oscuro, aquel paraje que estaba plagado de almas en pena y sufrimiento interminable.


— Como sea—acomodando algunas cosas dentro de una mochila, calzaba la misma sobre su hombro izquierdo. Su varita ya estaba dentro de la bolsa de sus pants, sintiéndose comoda con los tenis y una remera de color azul celeste, dejando a la vista su abdomen marcado por unos coquetos cuadritos . Ese tic lo estaba adoptando de James, no podía culparlo por contagiarle la comodidad con respecto a la ropa— Luego le daré las gracias, ya verá como—bromeó saliendo por la ventana de la Torre Negra. Su anatomía desapareció en medio de un vórtice que la llevo lejos de su patio de juegos personal.


Apareció en lo que parecía ser un mausoleo, la tumba donde yacían los restos de Ernest. Esperaba encontrar la información que necesitaba y no tener que ir de tumba en tumba, porque eso le complicaría un poco más su plan. Todo estaba fríamente calculado, encontrar las aguas de la verdad. Le sonaba algo similar a la fuente de la eterna juventud, pero con una variante que le jugaría a favor si sabía como aprovecharla sin lugar a dudas.


Avanzando con sigilo, no perdió de vista por un instante el navío que comenzaba a formarse en su cuerpo. Asra estaría orgullosa de verla recorrer las aguas oscuras del destino, surcando cada una de ellas con la valentía de una hidra, aunque le gustaba más la comparación con un dragón colacuerno húngaro. Dejando un roce imperceptible en su pecho, sonreía al percibir como una de las alas de los dragones se elevaban debajo de la tela de su remera.


Siempre iba con ella, aunque no fuera físicamente. Lo sentía a su lado, habitando en sus pensamientos de forma permanente— Ya tendremos nuestra propia aventura—recordó la promesa mental que se hicieron dentro de una clase. Contar con esa clase de poder, si que les daba más ventajas para ir y venir a placer dentro y fuera del mundo mágico. Continuando con su andar, buscaba algo que le indicará cuál era el enigma en todo aquello. ¿Posiblemente un libro?, ¿Otra carta?, fuera cuál fuere ese secreto, no tardaría en dar con el mismo.

Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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  • 4 semanas más tarde...

Su mirada se posó por un secundo en el cuerpo tendido a sus pies, pero Kraven convertido en Obelisk no sintió remordimiento alguno. ¿Tendría familia ese monje? ¿amigos? ¿conocidos al menos? No importaba, en este punto de la vida como mortifago solo importaba el obtener el poder, fuera como fuera, las vidas que fueran nescesarias. La noche había cubierto su llegada, pero una voz la percibía a lo lejos, como si intentará comunicarse con el Alemán, nada entendible pero el viento mismo parecia transmitirla. Incluso para si mismo estuvo de acuerdo en una cosa, esa voz parecía estar vigilandolo.

 

Busco si alguien más estaba cerca de su posición, desde que comenzó la mision había estado completamente solo, limitandose por ello. Habia resuelto parte del enigma que le ayudara a obtener el poder del clan Nosferatu, o decía en la pista, un lugar al cual un mago visito varias veces. Con una mirada supo que algo andaba mal. Cuando se disponía a entrar en el gran monasterio una voz se escuchó ahora mas fuerte porclos alrededores, pero nadie estaba a la vista. Kraven se interno en las sombras como si de otro mundo fuera, como si las sombras ocultaran su materia nítida.

 

-"-¿Estas usando el poder de las sombras acaso? " La voz era nuevamente más clara, como un siseo pero que puso en alerta al castaño. ¿Acaso le habían visto? Pero lo más preocupante era que conocía el poder de los clanes de la marca poderosa.

 

"Vaya otro mortifago que me teme, no es novedad, en el pasado así fue "Decía nuevamente la voz siseante pero ahora se sentía en sus oídos, como si lo estuviera a un lado mismo. Sacó su varita y cambiandose de sombra gracias al poder del clan Nosferatu observaba en la noche el autor de la voz "¿No reconoces acaso a tu señor? " Digo la voz para reír ligeramente e un tono macabro. Entonces comenzó hablar en lengua parsel. El Von Alexandros lo supo enseguida, sin poder creerlo.

 

"Soy aquel que un día nadie podía pronunciar mi nombre por temor... Soy tu señor Oscuro ... " Penso Voldemort el castaño incrédulo a lo voz que ahora reía y parecía hacerlo dentro de su mente.

Editado por Kraven Von Alexandros

 

 

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El tiempo iba demasiado lento, pausado como si estuviera dentro de un reloj de arena. Simplemente se sentía ligeramente limitada a usar todo el potencial que poseía, viéndose atada de pies y manos por una fuerza invisible. El hacerse con la información sobre las aguas de la verdad, no estaba resultando para nada sencilla a su parecer, escalaría la montaña más alta de ser preciso, pero yendo como un ciego a través de un acantilado, no contaba con demasiadas posibilidades a su favor. ¿Dónde demonios se había metido?, sujetando con firmeza su oscura varita sintió aquella energía adquirir un poco más de fuerza sobre ella.


— Juguemos rudo entonces— dando un fuerte latigazo con su varita cerraba sus ojos pensando con todas sus fuerzas— Flechas de fuego— varios filamentos escaparon de la punta de su varita, dando justo en el blanco, los quejidos provinieron detrás de una roca. Ahí delante de sus ojos un hombre sangrando y pidiendo clemencia ante las quemaduras que abrazaban su cuerpo— Lo siento, no es día de mostrar misericordia—asestando un nuevo golpe contra el aire, dejaba que sus vena asesina despertará de forma irremediable.


— Vinculo del alma— conectándose con todas las partes del cuerpo herida por sus flechas, creando un lazo que le permitió dominar completamente el cuerpo herido ese ese sujeto— Asalto psíquico—continuaba con aquel control, provocándole daño al cerrar su puño aquella acción derivo en que el sujeto apretaba la zona donde dos flecha se clavaron, quemando su mano de paso. Sus ojos carecían de brillo, no experimentaba el menor pesar al ver realizada su obra.


— El arte requiere cierta crueldad, ¿no lo crees?—saboreaba el dolor que era expulsado por su victima— Ahora bien, ¿Quién cara.jos envío está carta y con que fin?. No espero rodeos de tu parte, porque eso que estás sufriendo, no se compara con lo que soy capaz de hacerte—clavando su varita en la mejilla del hombre, esperaba una respuesta sensata. Ya había desperdiciado demasiado tiempo, no le quedaban ganas de andar dando palos al agua por un rato más—¿Y bien?—aquella cuestión salió de sus labios como un dardo envenenado.

Editado por Juv Macnair Hasani

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"Soy aquel que un día, nadie podía pronunciar mi nombre por temor... Soy tu señor Oscuro ... " Repitió en su mente Obelisk. No podía ser, el señor oscuro hacia tiempo que había sido derrotado, pero su legado aún perduraba entre los magos oscuros. Obelisk aún dentro de las sombras se sentía vigilado, por ello cambiaba de una a otra para pasar desapercibido y lograr entrar en el gran monasterio. Trataba de ignorar el siseo y la risa macabra que parecia estarse riendo en su oído. Llegó a un edificio de estilo asiático con dos pisos. Salió de una sombra gracias al poder de las sombras . El gran monasterio no tenía vigilantes o alguien que custodiada el lugar. Con sigilo se adentró abriendo sus puertas. El sonido chirriante de la puerta provocó una ligera alerta en el castaño. Todo estaba a obscuras pero gracias al poder del clan la noche en sus ojos se veía con más claridad.


Dentro del lugar no había muebles ni decoraciones, nada, sólo estaba un cuadro sin retrato, sin ninguna persona que le adornara. El marco tenía marcas de un dialecto extraño que brillaban de un rojo apagado. Obelisk pensaba que si se adentrara en el lugar encontraría la respuesta del aventurero alemán, quien tenía el secreto de una magia poderosa, cosa que buscaba ya que su misión era obtener todo el poder del clan. Entonces en el marco del retrato comenzó a brillar de a poco y desde el fondo una figura encapuchada comenzaba aparecer. Obelisk con varita levantada por instinto apuntó al retrato.

--"¿Acaso me atacaras? Te atreves alzar tu varita contra mi..."--Sin poder creerlo la voz siseante provenia de la figura. Alzó la mirada hacia el Von Alexandros y el castaño sintió recorrer un escalofrío por todo el cuerpo. Lord Voldemort le miraba con esos ojos rojos casi de serpiente, con rendijas en vez de nariz, con la piel blanca oculta por la capucha.

Obelisk por instinto se arrodilló frente a la figura, como si un temor por no obedecer atravesara su mente. Con una rodilla en el suelo y la mirada agachada una ligera risa provino del cuadro. Sin atreverse a levantar los ojos hacia el señor oscuro con la varita en el suelo escuchó sus palabras.

--" Donde quedó la lealtad de mis mortifagos, al parecer murió con mi esencia, es hora de recordarles que aún persisto en este mundo, aunque sea en esta forma. Levantate Obelisk, debes unirte a tu compañera en la tumba del aventurero, allí está la clave que podría traer mi retorno a este mundo, si aún te consideras mortifago deberás obedecer...-- La marca tenebrosa dolía a extremo que jamás había sentido, en su espalda el dolor aumento casi como si algún cuchillo desgarrara su piel formando la calavera y la serpiente saliendo de esta.

--Si mi lord... -- Fue lo único que pudo decir Obelisk al retrato de Voldemort que le miraba con esos ojos rojos de serpiente en furia contenida. Editado por Kraven Von Alexandros

 

 

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El hombre se mantuvo con la boca cerrada, dejando la nula paciencia de la Nigromante en el limite. No era sensato jugar con una mujer como ella, dispuesta a usar todos los hechizos que conocía, además de la magia antigua que aprendió en Escocia. Era como tentar al Diablo en persona, pero no aquel que aparecía dentro de los libros, sino el que era capaz de arrasar con el mundo con tal solo tronar los dedos— Eres un insensato, no piensas en tu integridad. ¿Acaso crees que estoy jugando?—replicó Hysy. Aquella fuerza destructiva incontenible, no se contendría y antes de arrancarle el corazón, lo reduciría a una masa sanguinolenta— Ha sido tu elección, el mantener la boca cerrada es tu sentencia de muerte—elevando su oscura varita detectaba el temor en los ojos del hombre.


Fascinante sensación, al saber que controlaba los pensamientos y acciones de ese sujeto, Hysy estaba lista para jugar. Sacando una daga de su capa de viaje, jugueteó con la misma pasándola entre sus dedos— Elije un número entre el 1 y el 5, si lo adivino no te cortaré. Pero si no, ya sabes lo que puede pasarte. No te voy a matar de una, porque deseo que este lienzo se pinte con mucha calma y consciencia del dolor que te voy a provocar—soltando una carcajada dejaba que ese ente se apoderará de sus acciones. Faceless siempre daba con el castigo justo, nunca era demasiado excesiva y mucho menos piadosa—Apuesto que es el 3, ¿no?—le miraba deleitándose con su sufrimiento.


— No, creo que no acerté—sin esperar una respuesta afirmativa o negativa, se inclinaba sobre el rostro del sujeto— ¿Sabes por qué me llaman el lienzo blanco?, sencillo suelo crear obras de arte que perduran en mi máscara por siempre. Además de eso, puede cambiar de color, siempre me ha gustado el rojo que se plasma en ella luego de asesinar a alguien y tu no serás la excepción—infringiéndole un corte cerca de la mandíbula la piel se desprendía limpiamente, sangrando de manera profusa—Puedes gritar, si lo deseas. No me gusta el silencio, no cuando estoy realizando una obra de arte de alta estampa—saboreaba la sangre que brotaba de su victima.


Hacía tiempo que no se gozaba tanto torturar a una persona, no desde que su pareja Nemeus diera una digna cátedra junto a Hysy. Debía admitir que ese par eran de cuidado, no por nada los entes que se liberaban al tener puestas esas máscaras sacaba a flote su lado más sanguinario y cruel. Estaba cansándose un poco de ese juego, pero que podía hacer al respecto. Terminarlo de una y no quedarse con las ganas de continuar con esa búsqueda—No me has servido para nada, solo eres un maldito peso muerto—lanzándole un golpe en el rostro lo hizo rodar entre las rocas— Despídete malnacido—dando un latigazo con su varita soltaba con toda la frialdad que poseía—Cinaede—aquel gas rodeo al sujeto colándose por sus fosas nasales, cortando el flujo de aire. El veneno se adentraba sin dificultad por su cuerpo, paralizando el sistema nervioso y circulatorio, llevándolo a una muerte segura.


Dándole la espalda, iba en busca de otra fuente de información un poco más eficiente, quizás si buscaba con su tercer ojo se llevaría una grata sorpresa.

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Salió del gran monasterio preguntándose si lo que vio o escucho era una farsa, probablemente alguien lo hubiera visto y jugado con ello. El problema era que ¿Como sabían que era un mortifago? Que Lord Voldemort era y es su señor oscuro al cual servirle eternamente . En todos los edificios de un estilo asiático del Tibet estaban a obscuras, no había nadie en las calles o pasillos, el murmullo de algún humano viviendo allí se había apagado. Obelisco miró por la ventana de una casa para darse cuenta que dentro había personas arrodilladas, sin muestra alguna de estarse moviendo, como si estuvieran muertas. Algo oscuro estaba ocurriendo en ese lugar y claramente debía ser obra de su señor oscuro, así que con su varita hizo mover objetos a la nada, destrozarlos para darse cuenta que no habia nada de protección magica. Asi que su siguiente destino seria reunirse con su compañera en la tumba del aventurero alemán. Con la magia de la desaparición su cuerpo se desvaneció para sentir su cuerpo moviéndose por la magia.


Reapareció en un lugar desolado que siempre resultaban ser las tumbas. Obelisk contempló el lugar y cuando se disponía a buscar por los alrededores escucho un quejido muy adentro del cementerio. Podría ser su compañera pero no estaba del todo seguro, si era un mortifago debia de estar torturando a alguien para obtener información porque de la nada se volvio a escuchar un lamento de dolor. La ubicación exacta de donde estaba solo la conocía el señor oscuro. Por lo que al ayudarle a aparecer en el lugar le dejaba un poco perdido, ya vería la forma de lidiar con ello. A medida que caminaba notaba algo a el ambiente se perturbaba, podría ser magia de alguien como defensa, de su compañera o alguien más. La tumba de Schafer debia estar cerca porque deslumbró la figura de una mujer de pie y un hombre tendido en el suelo con el gas salió de su nariz.

Alzó la varita con precaución.

--¿Enemiga o aliada? ¿Quien eres? --Preguntó e castaño con la máscara en su rostro cubriendo su identidad. Ella lucía una igual pero en estos tiempos de duda como diferenciar a las personas si no apuntandoles. La varita apuntaba a su pecho pero identificando de quien era la máscara sabría que estaba en problemas.

--Creo saber quien eres pero debemos tomar precauciones-- Dijo Obelisk a sabiendas que podría ser Hysy, hasta no estar seguro no bajaría su varita.

--Espero hayas encontrado la tumba del aventurero ya que alguien inesperado me ha revelado información valiosa de ello -- Dijo Obelisk esperando la reacción de ella.

 

 

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— ¿Enemiga o Aliada?—aquella interrogante le arrancó una lóbrega sonrisa de los labios. Le encantaba que cuestionarán de que lado estaba, si apoyaba a sus camaradas en el peor de los momentos o prefería ir a su ritmo. Nunca se sabía que esperar de Hysy, siempre tenia un as bajo la manga que era capaz de sorprender a más de propios o extraños. Justamente por eso le gustaba ser un lienzo blanco, misterioso y deseoso por ser plasmado con trazos finos y elegantes. Le apuntaba con su varita, pero eso no despertó ni una pizca de temor en la Nigromante— Soy lo que deba ser, amiga, aliada, enemiga, asesina, cazadora o todo lo que te cruce por la mente. Todo menos lo que tenga que ver con el ámbito del amor, ya en eso tengo la vida resuelta—tarareó sin dar demasiadas explicaciones. Estaba ahí para sacarse de encima los problemas, no para cargarse un moral más pesado al hombro.
— No, no creo que haya dado con la dichosa tumba— se encogió de hombros— Solamente me tope con un pedazo de escoria, pero no me dio ningún dato que me sea útil. No creas que te contaré lo que se, no porque portes una máscara te considero mi camarada o algo parecido—la desconfianza era un rasgo demasiado arraigado en su personalidad. Jamás confiaba demasiado en los demás, porque justamente eran ellos los que siempre soltaban la primera puñalada por la espalda— Es como siempre he dicho, no confíes ni en tu sombra, porque hasta ella te abandona en la oscuridad—jugaba con la daga entre sus dedos. Era la única persona que se atrevía a hablarle de ese modo, jamás vio una máscara como la suya en el pasado, no permitiría los malos modos para con ella— ¿Y tú quién se supone que eres?—le preguntó sin perderlo de vista.
— Conozco a todos los seguidores del Señor Tenebroso, pero tu no me suenas para nada conocido—mantenía su postura defensiva. En los tiempos que se estaban viviendo, no era para nada sensato ir estrechando la mano de las personas que se cruzaban por tu camino. Tronando su cuello recordaba la sangre que aún escurría por su máscara, aquel néctar que le daba final a su última obra de arte— Disculparás, pero acabo de darme un buen festín—relamía los colmillos de su máscara. El beber de otros siempre le resultaba un deleite, pero por alguna extraña razón no se sentía de ese modo en esos momentos. Posiblemente aquel infeliz no contaba ni siquiera con un sabor decente, aquel que fuera capaz de deleitar el paladar de la Vidente.
Avanzando por el terreno, seguía con la vista al hombre— Dudo mucho que esas aguas de verdad sean reales. No me creo esos cuentos infantiles y mucho menos que se ande desperdigando esa clase de información así como así—respirando con tranquilidad no dejaba de jugar con su daga— Si son reales, ¿Por qué tanto misterio?, ¿Dónde está la verdadera esencia de todo esto?. Detrás de una pantalla de humo que nos ha traído dando palos al agua, tu no sabes nada en concreto y yo, bueno tampoco— resolvió sin llegar a nada en concreto. Le comenzaba a sacar de sus casillas todo aquello, dando vueltas en el mismo sitio sin dar con una pista real.

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El castaño mantenía la mirada fija enla mujer, con la varita apuntando a su pecho lista para usarla si sentía que debía hacerlo. Obelisk sonrió debajo de su máscara al escuchar sus palabras. No buscaba algo meramente fuera de lo que tenía que ver con el señor oscuro. --No venía con la intención de proponerte matrimonio pero gracias por el dato, pero no se si aún eres una enemiga a pesar de ser mi aliada...-- Término de decir el castaño con la sensación de que ella le podría atacar en cualquier momento. A lo largo de los años había desarrollado un sexto sentido, algo que le indicaba en cierta persona o lugar que no debía de ser confiado. En ese momento en el cementerio con la luz de la Luna iluminando en los alrededores y aquel hombre muerto a los pies de ella no dejaba nada para confiar. El señor oscuro le había indicado reunirse con ella en ese lugar pero estaba claro que él no contaba con que ella no supiese de su presencia.

 

--Aun que conocieras a todos los miembros del señor tenebroso dudo que les trataras como aliados ¿no?. Bueno alguien muy importante me ha dicho que estarías aquí... mi nombre es Obelisk ¿y tu eres? Porque fuera tu nombre verdadero o no debes de tener un nombre ¿verdad?-- Dijo Obelisk sin bajar la varita, a pesar de que ella buscaba también la tumba del aventurero alemán.

 

--Veo que te has estado diviertiendo por aquí-- Observó el cuerpo tendido a los pies de su compañera -- Yo no suelo tardar en matar a mis presas, si no me revelan información no me sirven y bueno pasan a una mejor vida o a otra vida. -- Bajo la varita de a poco caminando entre las tumbas como si buscará algo, algún indicio de la tumba que los llevaría a las aguas de la verdad, pero al escucharla su semblante se bajó por una sensación de enojo, como si le hubiesen estafado. Tanto había realizado para que aún no dieran con la dichosa tumba. Una furia recorría su cuerpo inundando sus venas.

 

--Si fuera una cortina de humo y todo esto fue un fiasco porque el señor oscuro deseaba encontrarla a pesar de ser una mentira, no tiene sentido. Tal vez si hacemos algun ritual con los muertos para comunicarnos con ellos probablemente nos dirían la verdad y la ubicación de la tumba del aventurero Schafer.-- Decía Obelisk mirando a la Luna, pensando si algún poder del clan sería capaz de realizar esa tarea o similar a lo que pretendía.

Editado por Kraven Von Alexandros

 

 

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