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^ High Flights ^ (MM B: 87651)


Mackenzie Malfoy
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Por fin notaba que los pies dejaban de darle pinchazos. No es que no tolerase los tacones, pero sus pies solían estar calzados con zapatillas de gimnasia en el circo o con bambas en la mayoría de los casos. Aquellos tacones con los que había acudido a la cita sólo eran un intento de quedar más elegante y más presentable de lo que normalmente lucía. En aquellos cómodos sillones y con aquellos cojines suaves, había conseguido olvidarme de ellos y sentirme a gusto en la decoración lujosa del hotel en el que me recibía la dueña de aquel negocio.

 

Escuché atentamente sus palabras e iba asintiendo ante sus preguntas. Era buena. Ya pensaba con la mente en el negocio, viendo más allá de lo que el lugar en sí ofrecía, valorando los pros y los contras de la posible colaboración.

 

-- Cualquiera de los que entran en la Agencia verán la propaganda de tu negocio. En el escaparate le dedicaríamos un espacio importante. La visión del paisaje y de los animales alados será un gran impacto publicitario y se sentirán atraídos sin lugar a dudas. Cuando les atendamos dirigiremos su deseo a estar allí, dar clases de equitación y tendrán tantas ganas de descansar en el hotel que cuando salgan tendrán un pack de cinco días mínimos en él y con un montón de galeones menos. Creo que podremos conseguir muchos clientes interesados en acudir a tu negocio. Estoy segura.

 

La elfina que nos traía las bebidas me pareció muy educada y su ropa de vasallaje era elegante, como correspondía al hotel en el que servía. Valoré el servicio en el que tomé el té de hierbas con tres de azúcar y me di cuenta que había mucho lujo en todo mi entorno. Alejé la idea para no sentirme incómoda y sonreí a Mackenzie.

 

-- El campo de la Academia es un terreno muy por explorar aún. Los alumnos no suelen gastar mucho dinero en excursiones pero a la vez muchos, por no decir la mayoría, provienen de familias de muy alto renombre, por lo que podríamos explotar el ofrecer las clases de equitación y doma. Eso es signo de clase social y estoy segura que muchos querrán lucirse ante sus amigos. Las excursiones que ofrecen son ideales para familias y si sus hijos nos conocen, nos abrirán camino a los padres, quienes querrán pasar fines de semana o más tiempo aquí. Hemos de conseguir que vean este lugar como un referente de ocio entre las familias, lo que hará que se peleen por tener un hueco en la agenda para el privilegio de disfrutar de unas vacaciones aquí. Y a nivel académico ofrece grandes posibilidades entre semana, que resulta que serán los días menos proclives a visitas de este tipo de clientes, con lo que se podría atender así a todo tipo de perfiles de clientes potenciales.

 

De repente me había animado por el amplio marco de probabilidades que ofrecía aquel negocio. Y , no iba a negarlo, por el margen económico que me iba a proporcionar el promocionar packs de vacaciones en High Flights.

 

Justo en ese momento anunciaron una visita. Me removí, inquieta, entendía que estaría muy ocupada en ultimar los detalles para la apertura de aquel parque tan especial. Aún así no me gustaría tener que irme sin conseguir una propuesta en firme en un documento vinculante. Por ello agradecí que delegara la recepción de aquel representante de los Wizard in Black.

 

Lucí una media sonrisa al reconocerlo. Aún recordaba que un miembro de aquel negocio había intentado ofrecerme sus servicios en mi mansión de la "Ojo Loco", contrato que al final no se llevó a cabo ante la negativa de mi hermano Severus, el otro patriarca de la familia.

 

-- Por supuesto que no me importa adecuar el vehícule. Eso es algo muy fácil de conseguir. El autobús quedará a tu disposición para que tú decidas la decoración más adecuada para anunciar tu negocio y podrás disponer del color y ambiente que decidas poner en él. Lógicamente, si vamos a anunciar un lugar de élite, nuestro autobús ha de estar a la altura del mismo.

 

Tomé otro sorbo, inquieta, por no poder vislumbrar si aceptaría o no en la colaboración mutua. Era una gran oportunidad. Para ambas.

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Las palabras de Sagitas revoloteaban en los pensamientos de Mackenzie y daban alas a su imaginación. Tras aquella conversión, Mackenzie se sentía con el ánimo de quien se siente seguro de que no fracasará en sus metas. Aquella mujer le había abierto los ojos a nuevas oportunidades y estrategias de promoción que a ella no se le habían ocurrido antes.

 

- Acepto tu oferta, Sagitas -sonrió, extendiendo la mano hacia la Potter Blue, en señal de querer cerrar el trato-. Creo que esta colaboración será muy buena para ambas.

 

No había ninguna palabra de compromiso en lo que acababa de decir. Si Mackenzie había comenzado la conversación con prudencia y pies de plomo, tratando de evaluar en lo que se metía, tras el rato de charla con Sagitas, no sólo se había convencido de que no había nada que temer, sino de que aquella relación sería altamente provechosa para el negocio. Si Sagitas era capaz de lograr aquel efecto en todas sus relaciones comerciales, Mackenzie tenía mucho que aprender de aquella mujer. Otro motivo más para colaborar con ella.

 

- Me pasaré por El Fénix Aventurero para dejarte los anuncios gráficos para la publicidad -continuó Mackenzie-. También podríamos ver el contrato y hablar sobre lo del autobús.

 

Mackenzie se dio cuenta de la facilidad que había tenido Sagitas para adaptarse a las necesidades de High Flights en cuanto a lo del autobús. Sin lugar a dudas, un indicio más de lo buena comerciante que era. Lástima que no se hubiera presentado a las elecciones al Concilio de Mercaderes. Su visión de los negocios habría sido invaluable en aquella representación de comerciantes.

 

- Hay otro asunto que quería comentarte. -Mackenzie se lanzó en aquella dirección casi sin pensar. Si lo pensaba mucho, tal vez le faltara la resolución. - Verás, he oído que tienes una agencia de abogados -había que ir al grano- o que puedes ponerte en contacto con los mejores abogados de Ottery...

 

Ya casi estaba hecho. ¿Porqué sentía una punzada de pena? No le debía nada a aquel mago que no se habia dignado ni a conocer a sus hijos y que llevaba causando problemas a su familia desde el momento en que se casaron. Tenía que proteger sus intereses y los de sus hijos. Sin duda alguna era lo que tenía que hacer.

 

- Verás, el caso es que necesito un abogado. Un experto en temas civiles. Para un divorcio. - Ya estaba dicho. - Quiero legalizar la separación de mi esposo y proteger mis intereses y los de mis hijos. Oí que tu agencia de servicios "Mega Ayuda Sagitas", podría proporcionarme asesoramiento en ese caso. Incluso me dijeron que tu misma te habías encargado con éxito de algún caso difícil y que, incluso, participabas en algun despacho de abogados.

 

Mackenzie se relajó un poco, si bien sabía que aquello sería solo el principio del revuelo que podría provocar. ¿Cómo reaccionaría Boss? Fuese como fuese, lo iba a hacer. Se divorciaría de él.

 

- Espero que me digas si atenderías un caso de divorcio y cuando podrías recibirme para hablar esto con calma. Ya me dirás los papeles que tengo que buscar y dónde podríamos reunirnos, si estás interesada en el caso.

 

Confiaba en que aquello no provocara una reacción vengativa por parte de su esposo. Sin embargo, tenía que estar preparada para esa posibilidad. Inevitablemente, eso le llevó a pensar en aquella agencia de seguridad a la que estaría atendiendo Alfred. Confiaba en su encargado y sabía que Alfred haría lo que tenía que hacer.

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No sentí ni un ápice de remordimientos el dejar el autobús naranja con un fénix en el lateral en manos de Mackenzie. Hasta ahora lo había mantenido así por inercia; incluso tras la remodelación de todo el vehícule tras su digamos "choque" con el dragón Tenebrus, lo había restaurado por entero manteniendo la forma y el color original. Sin embargo... La de veces que había pensado en cambiar todo, incluso el nombre del negocio, que tantas limitaciones le estaba comportando.

 

Tal vez, sólo tal vez, si esta cooperación funcionaba, podría dar el salto y romper tabús mentales y dar el giro a su negocio que tanto necesitaba.

 

-- Me siento muy halagada que hayas valorado mi contribución para con tu negocio y que hayas accedido a nuestra colaboración -- le sonreía mientras uníamos nuestras manos con un lazo invisible de cooperación.

 

Me sentí animada. Había sido una gran idea el haber venido este día aquí. Y ahora quedaba lo peor y lo más divertido, activar los dos negocios, uno llevaría al otro y el otro animaría el primero, dándole un nuevo significado al término Vacaciones.

 

-- Serás bienvenida al local, aunque te advierte que en nada se parece al tuyo. Es realmente modesto -- le dije con prisa, para que no se hiciera una idea que después frustraría nuestra incipiente colaboración.

 

Sentí que la entrevista había terminado y dirigí mis ojos hacia la puerta donde mi elfo Harpo me esperaba para llevarme de vuelta a casa. Fue por eso que sus siguientes palabras me pillaron con la mente ya centrada en los puntos que habíamos pactado, y ya pensaba en pedir bocetos para la redecoración del autobús, e incluso en comprar un nuevo ejemplar que prestara una calidad de servicio igual al público que iría destinado. Incluso tomaba nota de pedirle un lugar en la entrada del negocio para aparcar el vehícule.

 

-- ¿Qué...? -- musité, sorprendida. -- ¿Mi bufete de abogados?

 

Arqueé una ceja. La petición que me estaba haciendo cambiaba tanto el rumbo de mis pensamientos que quedé bloqueada unos instantes. Un ligero dolor de cabeza empezó a insinuarse en aquel momento.

 

-- "No, otra vez no" -- pensé con fuerza. No podía permitirme quedarme en blanco justo en ese momento.

 

Aquella sensación de pérdida que sufría a veces parecía querer volver justo en el momento que estaba firmando un convenio de colaboración con la dueña de aquel negocio. No era a menudo, y gracias a la ayuda de su prima la sanadora Eledhwen conseguía que los lapsus fueran mínimos. Pero aún no sabíamos qué era lo que los provocaba.

 

Y ahora estaba a punto de sufrir uno. Durante esos mínimos instantes miles de imágenes grises y retorcidas me golpeaban intentando salir de algún recoveco escondido de mi cerebro; por otro lado algo las impelía volver dentro sin darme una pista de qué era lo que yo había olvidado, lo que permanecía oculto. Sólo el dolor de cabeza y el picor en mi brazo, donde una herida maldita me había dejado una cicatriz sinuosa quedaba después de aquello.

 

-- ¿Un divorcio? -- conseguí articular sin que se notara el temblor que me acontecía en ese momento.

 

Y de repente recordé. Y abrí los ojos ante la revelación que mi mente me acababa de proporcionar. E ignorando el chasquido doloroso en mi cabeza, avancé un paso hacia ella.

 

-- Yo estuve en tu boda.

 

Curiosamente, la imagen de una cámara de fotos antigua consiguiendo exclusivas de aquella sencilla ceremonia era lo único que recordaba.

 

Recobré por fin el dominio y tal como había venido el dolor, éste desapareció y las brumas mentales se esfumaron en algún pliegue de mi memoria. Volvía a ser yo, la Sagitas pluriempleada que tenía a una posible cliente delante de mí.

 

-- Por supuesto. Te puedo ofrecer asesoramiento. Y mucho más. No sé si somos los mejores abogados del pueblo, pero sí tenemos la licencia para ejercer en él. Y no te voy a mentir. Nunca he tocado un divorcio. Nuestras participaciones legales han sido por términos más llamémoslos "ligeros" pero sí que te podemos ayudar a conseguir la separación y el divorcio de tu marido. Si es lo que quieres... Somos expertos en litigios civiles.

 

No sabía si estaba más sorprendida por la primicia de que una heredera Malfoy iba a divorciarse, con todo el alboroto que se iba a formar en el pueblo, o por haber recordado que yo había estado allí en su momento. En cuanto llegara a casa buscaría en mi baúl de los recuerdos, a ver si podía llenar un poco más el vacío que tenía de aquellos días.

 

-- Ahora mismo no estoy segura de qué papeles necesitamos para presentar en la demanda. Hay miles de detalles que necesito saber y que has de contarme. En cuanto me coloque la peluca rizada me convertiré en tu abogado y todo lo que me cuentes será secreto entre mi cliente y yo, así que espera a relatarme las historias con total comodidad y privacidad en cuanto me veas con esa ridícula cabellera.

 

Sonreí. No me gustaba usar aquella peluca, pero representaba tantas cosas que su uso se haría necesario esta vez. Sobre todo si, como me temía, estallaba la bomba al verse implicada un miembro de la familia del Primer Ministro. Tras una boda rimbombante, un divorcio dispararía las ventas de los periódicos sensacionalistas.

 

Amagué un suspiro. Odiaba la notoriedad pero me temía que tendría que dar mucho la cara estos días. Sería un reto para mi normal locuacidad el no contestar las preguntas de nadie y mantener el silencio que me obligaba mi profesión.

 

-- Esperaré tu visita en mi bufete, Mackenzie. Hemos de hablar con calma, largo y tendido.

 

Y le tendí mi tarjeta de visita antes de salir de aquella habitación. Me sentía satisfecha. Había conseguido un contrato de colaboración y un cliente para el bufete.

 

Tenía mucho en lo que trabajar. Así que le indiqué a Harpo que nada de la mansión, que se apareciera directamente en el bufete, ya que tenía que revisar los libracos de leyes para documentarme.

 

 

 

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  • 3 semanas más tarde...

El viaje era demasiado vertiginoso, rapido y por consiguiente incomodo. No sabia si algun dia encontraria un medio de transporte que me agradara, eso habria que dejarselo al tiempo. Por ahora solo quedaba complir la mision y no ensuciar demasiado el smokin negro que llevaba, a fin de cuentas el precio por lavarlo estaba por las nubes.

 

-High Flights, Escocia- anuncio el conductor del autobus noctambulo, al tiempo que frenaba aparatosamente...- son 50 knuts Mr Linmer.

 

-Ok aqui tiene....-le entregue su paga y descendi del autobus- ojala que no tenga que requerir otra vez de sus servicios.

 

Pero el conductor no oyo esto ultimo pues el autobus siguio su trepidante travesia. Ante mi se encontraba una hermosa isla. La sede de ese negocio. Mire el ¨file¨que contenia la infomacion conserniente a todos aquellos vinculados al negocio...y principalmente a su jefa. Despues de echar una ojeada..me adentre en la isla. Por suerte no tuve que esperar para encontrar a alguien que rondaba por ahi.

 

-Con Alfred o la señorita Malfoy -pregunte y la respuesta fue una indicacion a una de las oficinas.

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La Malfoy asintió en silencio cuando Sagitas nombró que había estado en su boda. Le sorprendió que pareciera darse cuenta de pronto.

 

- Otros tiempos ¿verdad? - No esperaba contestación. Sabía de sobras que aquel pasado no tenía nada que ver con el presente, para ninguna de las dos brujas. Sin embargo, el tiempo no parecía haberlas tratado mal, a ninguna de las dos.

 

Durante un fugaz instante, tuvo la impresión de que Sagitas se llevaba distraídamente su mano al antebrazo, como tratando de calmar alguna molestia de la que no acabara de tomar conciencia. Le pareció raro. Siempre había creído que una vez que aquella marca desaparecía de tu brazo, no dejaba cicatriz alguna. Con ella, se iban todos los recuerdos que debían ser olvidados.

 

Tras aquel breve inciso en la memoria de los muertos, la Potter Blue retomó la palabra. Lo que dijo acerca de su bufete de abogados y de su experiencia dejó muy satisfecha a la Malfoy.

 

- Visitaré ese bufete y, descuida, te proporcionaré todas las pruebas que necesites para la demanda. - Aquello no iba a ser difícil. Afortunadamente, Mackenzie raras veces tiraba nada, aunque lo guardase en los más recónditos lugares para no volver a toparse con asuntos que no merecían su atención. - No creo que tarde mucho en hacer esa visita.

 

No podía demorarse mucho, ciertamente. Con todos aquellos rumores que corrían de boca en boca, más le valía darse prisa en cerrar del todo aquella historia.

 

- Me alegra mucho que vinieras, Sagitas. Estoy segura que esta es una magnífica oportunidad para ambas. Estamos en contacto - se despidió.

 

Tomó la elegante tarjeta de visita que le ofrecía para que pudiera ubicar el bufete de abogados y observó como la bruja abandonaba la salita junto con Harpo, el elfo que la había acompañado.

 

Apuró otra taza de te, antes de salir ella también de la estancia y encaminarse hacia la oficina de Alfred. Probablemente, el encargado ya habría terminado de atender a la persona que había acudido a visitarlos de parte de los Wizards in Black. Sin embargo, cuando abrió la puerta de la oficina de Alfred, ésta estaba vacía.

 

Mackenzie miró en torno suyo con sorpresa, pues había esperado encontrar a Alfred allí. Justo en ese momento, la puerta de la oficina se abrió para dar paso a Martha, la recepcionista.

 

- Alfred tuvo que ausentarse, al igual que el mago que vino a visitarlo. Me encargó que le dijera que no habían podido llegar a hablar, realmente.

 

Mackenzie asintió, sentándose tras el escritorio.

 

- Ha venido alguién más, señorita.

 

Antes de que Martha pudiera presentar al recién llegado, la figura de un mago, que vestía un smoking negro, se dibujó en la puerta.

 

La bruja hizo una señal a Martha para que se retirara y observó a su visitante.

 

- Soy Mackenzie Malfoy. ¿En qué puedo ayudarle?

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Dar con el sitio en cuestion donde radicaba en encargado no me resulto dificil. De hecho recibi alli noticias interesantes, al parecer uno de los colegas se habia adelantado y habia intentado comenzar con las negociasiones. Pero segun la secretaria algo urgente habia surgido asi el encargado habia tenido que dejar el lugar y por lo visto mi colega no habi logrado terminar la mision.

 

Para mas suerte la secretaria me condujo a ver a la dueña del recinto. Sin embargo eso entraba en la categoria de reto, sabia delante de la personalidad magica que estaria. Asi que habia que utilizar la diplomacia y el tacto para lograr mi cometido. Por suerte episodios como el de hacia unos dias en el WIB quedaban en el pasado distante.

 

-Soy Mackenzie Malfoy. ¿En qué puedo ayudarle?

 

-Buenos dias ante todo- dije haciendo una leve inclinacion con la cabeza- Mi nombre es Sean Linmer, miembro de la Agencia de Proteccion y Seguiridad WIB-acto seguido mostre la insignia y prosegui- ya la secretaria me dijo que uno de mis colegas ha estado aqui, no se que acuerdo...si hubo.., se realizaron respecto a nuestra proposicion de extenderle un contrato exclusivo de Seguiridad en estos tiempos dificiles que corren.- me detuve y mire a la dueña del local- Disculpe que le pregunte...pero a que conclusion se llego sobre ese tema????...No quisiera ser repetitivo.

 

Era raro....podia decirse que estaba algo nervioso, pero buenbo que podia decir..era un contrato bien importante. De lograrlo de seguro la Juve me llenaria los bolsillos de galeones. O sea....varias noches de orgias anrantizadas, mas regalos lujosos a la familia(a lo mejor asi Mahia me dejaba entrar en su cuarto...o convencia a Terp de que se casara conmigo)

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Asintió levemente con la cabeza en señal de haber reconocido la insignia de los WIB e hizó un gesto de la mano para indicarle que prosiguiera, a la vez que se apoyaba la espalda en el cómodo sillón y cruzaba las piernas, adoptando una postura informal.

 

Mientras el agente de los WIB hablaba, la Malfoy observaba escrutadoramente al mago que se había presentado como Sean Linmer. Sus gestos delataban cierto nerviosismo, si bien sus palabras le indicaron a la bruja que no era un agente novato. Tal vez le impresionara el hecho de encontrarse ante la primogénita del Ministro de Magia o, quizás, su cargo en el Wizengamot.

 

- Un agente de los Wizards in Black llegó hace un rato, aunque no pude atenderle yo misma, por encontrarme en aquel momento con una visita. No sé quién era, no dio su nombre en la recepción. De todos modos, si le interesa, puedo preguntarle a Alfred cuando regrese. - Mackenzie hizo una leve pausa, antes de continuar. - En cualquier caso, según me ha dejado indicado Alfred, ocurrió una urgencia y no pudo llegar a hablar con su colega.

 

Le pareció que el agente se relajaba un poco. Incluso, sus ojos llegaron a chispear, como si ocultaran una sonrisa. A Mackenzie le dio la sensación de que al mago no le hubiera gustado nada que otro le pisara aquel contrato.

 

¿De verdad iba a firmar con ellos? Ahora fue ella la que tuvo que morderse el labio para no sonreir, al imaginar la cara que pondrían sus padres si les decía que no había firmado un contrato de protección.

 

- No se preocupe, que no va a ser repititivo -continuó la joven-. Aunque me gustaría que me explicara bien los términos del servicio que ofrecen.

 

Sonrió afablemente a Sean. Pero sus ojos estaban incendiados de un brillo malicioso. Después de todo, tampoco tenía que ponerselo tan fácil. Mejor dejarlo que dudara un poco e hiciese bien su trabajo.

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Todo parecia indicar que el negocio iba sobre rueda. Podia ocurrir que al salir de ahi fuese un poco mas adinerado, a fin de cuentas entre la firma del contrato y esa bolsa de oro que ofrecia Juve como recompensa solo estaba mi pericia como vendedor que no poca. Asi pues me acomode y comence.

 

-Señorita Malfoy la situacion del mundo magico de hoy es algo convulsa, tanto mortifagos como fenixianos luchan por alcanzar el poder. Sin embargo como continuamente nos recuerda el diario "El Profeta", las fuerzas con que cuenta el Ministerio son poca para enfrentar tantos atropellos, se pudiera decir que a raiz del secuestro de Ministro de Magia, que ya no queda ningun intocable- dije pensando mas bien en lo que habia leido en el "file" sobre la dueña del negocio en relacion a su parentezco con el Ministro.

 

-Nuestra organizacion surge en respues ante este caos reinante- continue- ofreciendo proteccion y vigilancia las 24 horas del dia. Si usted llegara a firmar nuestro contrato, le serian asignados guardianes, altamente calificados, cuya mision se dirigiria principalmente a custodiar el local. Aun asi no solo a esto se restringe nuestra agencia. Por otro lado le ofrecemos sistemas avanzados de alarma y podemos ofrecerles hasta incentivos que permitan dar propaganda al local- me detuve sondeando la reaccion de la Malfoy.

 

Despues de dar una amplia vision de nuestros servicios y teniendo en cuenta mi experiencia esperaba el anhelado regateo, despues de todo nuestra tarifa no habia sido puesta sobre la mesa y las cuestiones monetarias siempre eran de vital importancia cuando uno manejaba un negocio. Asi pues espere a ver si hasta el momento era de su agrado la propuesta.

Editado por Sean di Spinneto IV

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  • 2 semanas más tarde...

Era mucha la insistencia de Sophie y Dereck de ir a ver a su madre. Tenía mucho que no la veian, desde el día que me había ido a amenazar de muerte al castillo. En ese momento, yo tenía vacaciones por parte de "El Profeta", ya que había renunciado a el y no me vendría mal un descanso.

 

- ¿Porque no? - Les dije a los pequeños.- Iremos a visitar a su madre en su negocio, en el High Flights. ¡Bastian, Byakuya! Preparen las maletas de Sophie y Dereck, Thalasse, prepara la mia por favor, y los veo en el hotel.

 

Tanto los elfos como la demonio, se pusieron a hacer lo que ordenaba, mientras tomaba de las manos a los gemelos y desaparecia con ellos del castillo Ryddleturn.

 

~~~*~~~

Aparecimos en la recepción del Hotel Linnhe Castle, sin soltar las manos de los pequeños.

- Tia, ¿verdad que volaras conmigo? - Preguntó la pequeña Sophie.- Mami lo prometio.

Suspire, la niña sabia que no le podía negar nada, aunque odiaba volar

- Esta bien, volare contigo.- Prometi.

 

Iba vestida mugglemente, muy informal. Tennis, shorts de mezclilla y una playera de mangas cortas azul marino, que resaltaba mi piel blanca, En mi antebrazo derecho se veia el tatuaje de una serpiente enroscada al tallo de una rosa, que resaltaba mi piel blanca. Debajo del mismo, ya que estaba camuflajeado por varios encantamientos, maldiciones y magia demoniaca, se encontraba la Marca Tenebrosa, que era visible solo para los que eran mortífagos en la actualidad.

 

Yo ya no podía verla, no tenía recuerdos de la Marca y junto con ellos, se habían borrado recuerdos de haber pertencido a la Malfoy. Recordaba a Mack como una amiga de la Academia y del Winzegamot, a la que había llegado a llamar sobrina, misma que me había ayudado con la Ryddleturn y no abandonarla en tiempos díficiles.

 

Me acerque al mostrador, para ver si había alguien detras.

- ¿Hola? - Pregunté en voz alta.- Buscamos a Mackenzie Malfoy, la dueña del negocio.

 

Solte a Dereck y a Sophie, mientras llevaba mi mano al cuello. Tenía ahi dos collares, uno era el guardapelos de Slytherin, el objeto legendario que tenía por parte del Winzegamot y también tenía la cadena de oro con el dije en forma de corazón que me había regalado Severus hace unos días.

 

En la bolsa izquierda del short, llevaba mi moneda del Winzegamot, la que tenia la M y la W en el frente y en el dorso, el objeto del Winzegamot grabado

Editado por Lyra Katara Ryddleturn

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- Como amo Escocia... - soltó luego de un largo suspiro de alivio. Las maletas cayeron a sus costados y sonrió.

 

La verdad es que el lugar era perfecto. Las montañas, el aire puro, el lago, el castillo... Y ni hablar de las magníficas criaturas que se criaban allí (incluído un cierto especimen rubio con el cabello tomado en una coleta. Y una vez dentro del hotel se sintió satisfecha de encontrar un lugar lujoso, pero cómodo y acogedor.

 

Absinthe Malfoy si sabía como guardar el estilo incluso para una "aventura al aire libre". Pese a que planeaba pasarse unos días simplemente echada en el cuarto, disfrutando del spa y la buena mesa, iba vestida para la ocasión: pantalones ajustados color beige, largas botas de cuero hasta la rodilla, una chaqueta negra ajustada y el largo cabello blanco tomado en un rodete alto. Llevaba las manos enguantadas en cuero también negro y bajo la chaqueta, una blusa de mangas amplias.

 

La banshee adoraba los caballos alados, de hecho había montado una que otra vez de joven. Recordaba la primera vez que vio uno: un enorme Aethonan negro en medio de un solitario bosque en las afueras de San Petersburgo. De no haber sido por la nieve, se hubiera camuflado perfectamente. La pequeña Malfoy se había perdido durante una excursión con sus primos y, al borde de la hipotermia, se había encontrado frente a frente con el enorme ejemplar equino.

 

Todavía recordaba la condensación de su propio aliento y el del caballo alado, la respiración profunda del animal mientras la contemplaba con unos ojos tan negros como su pelaje. La niña había acercado una mano para acariciar el poderoso cuello, cálido en contraste con el frío invernal, mas la criatura se quedó allí, mirándola fijamente mientras ella lo acariciaba.

 

No fueron mas que un par de segundos, pero para ella fueron horas perdida en aquella oscuridad. Luego volvió a sentir el frío y alguien que gritaba su nombre, y cuando volvió a mirar, el caballo ya no estaba. En su mano, un par de mechones negros y en el suelo, una larga pluma oscura.

 

Un elfo doméstico apareció frente a ella, sacándola de golpe de sus pensamientos. Hizo una reverencia y habló con aquella voz aguda tan característica de los de su raza.

 

- Bienvenida a High Flights y a Linneh Castle. - nunca le habían gustado los elfos domésticos, pero había que guardar las apariencias y tratarlos bien cuandos e estaba fuera de casa - Mi nombre es Turku, para servirle.

 

Iba a contestar pero un poco más allá estaba Katara junto a dos pequeños niños. Iba a correr a saludarla pero olvidó un detalle: ella ya no pertenecía a la Marca y probablemente la habían desmemorizado... ¿La recordaría?

 

- Si, me gustaría hablar con Mackenzie, por favor. - el elfo inclinó la cabeza cortesmente y desapareció. Absinthe por su parte caminó hasta la recepción dende estaba Katara con los chicos. Los tacones de sus botas, que le otorgaban varios centímetros más de altura dándole una apariencia algo imponente para una mujer. - ¿Katara?

 

Esperaba que la mujer la recordase de alguna parte pues le tenía gran aprecio y había ayudado a salvarle la vida un corto tiempo atrás.

Editado por Absinthe Malfoy
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