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Douce Tentation & Straripante Passione (MM B: 90090)


Kahlan Blackthorn
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El resto del trayecto hasta Hogwarts trascurrio entre risas y bromas. Aprendi mucho sobre los Potter y los Weasleys, me encanto la diversidad de parientes que tenian y los lios que montaban al reunirse todos, comparados con mi escualida familia ellos si se lo pasaban bien.

Mis costumbres y las de los mios les resultaron soprendentes. Vivir solo en una enorme mansion era una experiencia nueva para sus mentes pero era gratificante ver como se interesaban sinceramente en lo que decia.

Albus me parecio divertido, algo timido al principio pero cuando se soltaba era muy distinto, y Rose, ¿que puedo decir de ella? hasta el dia de hoy me parecio fascinante. Su inteligencia era increible nos daba sopas con ondas a todos, desde luego la habia heredado de su madre, pero si tenia algo de su padre, cuando llego el carrito con los dulces empezo a comer a tal velocidad que crei que le daba algo. Luego me entere, con asombro, que le daba igual atiborrarse de todo porque no engordaba un gramo.

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No pudo ver nada, ni escucharlo, Luna calló inconsciente a los pocos minutos de sumergirse en el agua, luchaba por salir de ese estado pero no podía hacer nada lo único que sentía es que había dejado de respirar y su vida se iba lentamente. De pronto unos sollozos se escuchaba de fondo... Persival, la bruja intentaba gritar su nombre pero sin resultado alguno, sabía que él estaba allí con ella.

 

De un momento a otro sintió la presión en el pecho y sus pulmones se desencharcaron, comenzó a toser, a expulsar agua de un sobresalto se incorporó rápidamente y abrió los ojos, él estaba a su lado y eso le tranquilizaba más que nada, solo necesitaba abrazarle, besarle, sentirle cerca, más cerca que nunca. Cuando alzó su mano hacía la cara del joven y pudo al fin vislumbrar las lagrimas caían por la cara de su amor, por lo que sin pensarlo Luna con las pocas fuerzas que le quedaban le alzó la cara limpiándole las lagrimas y se fundió en un caluroso beso.- Pe...Persiva.- Un pequeño susurro salió de su garganta. El joven le había salvado la vida, en un suspiro las lagrimas brotaron.- Lo... siento cielo.- Sollozaba en brazos del joven.

 

Luna solo sentía que había arruinado el día, pensaba que iba a ser perfecto y maravilloso a su lado, pero no había sido así, calmándose como podía la joven volvió a sacar fuerzas de donde no le quedaban .- Vayámonos a la habitación mejor, suficiente baño por hoy, ¿no crees? .- con una pequeña y dulce sonrisa se acercó a la cara del joven mientras le miraba a los ojos con suavidad y le depositó un pequeño beso, se levantó para coger su ropa y comenzar a vestirse mientras esperaba a su acompañante para poner rumbo al edificio donde se encontraba la suit.

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Otros alumnos pasaron por delante del departamento, algunos nos miraban con curiosidad y otros de forma divertida por el contraste que ofreciamos. Habia gente que nos conocia por nuestros apellidos y no podian comprender que haciamos juntos.

A mitad del viaje se presento James, el hermano de Albus, y me lo presentaron. Al principio note un brillo de hostilidad en sus ojos pero luego se relajo y resulto ser un buen chico. Cada vez apreciaba mas a mis compañeros y eso me estimulaba a procurar ser mas abierto con ellos.

Poco antes de llegar se presento alguien imprevisto, Teddy Lupin. Aunque no era pariente se trataban como si fueran primos. Supe que Harry era su padrino y que pasaba largas temporadas con los Potter. Tambien nos dijo que mantenia un intenso romance con Victoire Weasley y al mostrarnos una foto de ella crei que mi corazon se aceleraba ¡en toda mi vida no habia visto una belleza como la suya!.

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  • 4 meses más tarde...

Si Mía le hubiera hecho esa pregunta un año atrás, León habría orquestado toda una película en la cual ninguna mujer había pasado por su vida, que era un errante caballero que vagaba en la vida solo y sin ningún tipo de afecto. Una historia digna de un imginarium completo o una saga de 6 tomos. Baphometh se habría encargado de hilar las palabras que la rubia quería oír solo con el fin de cerrar la conversación y dejar que la tarde se consumiera entre besos y caricias. Hace un año Mía no tendría un anillo y León no tendría un reloj de oro y sus vidas no tendrían la constancia y seguridad que los embriagaba en ese momento. Hace un año necesitaría mentir. Ahora no.

 

Marié —respondió a su prometida con la mirada perdida en el sol que empezaba a ocultarse en el horizonte cristalino—, Marié Adler Lacouture es la mujer a la que podría llamar primer amor. Una bruja huérfana francesa de orígenes humildes que conocí en la primera de mis salidas de Holanda junto con mi abuelo la semana en que cumplí la mayoría de edad. Trabajaba en un pequeño bar a las afueras de Nantes donde era mesera en las noches y en el día enseñaba inglés a un pequeño niño muggle —volvió a posar la mirada en los ojos verdes y expectantes de Mía—. Mi abuelo volvió a casa solo y yo me quedé cerca de un año en Francia por ella. Había logrado convencerla de irse a Holanda junto con mi familia cuando una tarde evitó que el niño muggle al cual le enseñaba se cayera por un barranco usando magia. La familia del niño la vio y la acusaron de bruja. Cuando volví de hacer los trámites de regreso a Holanda, encontré el cuerpo de Marié colgado calcinado en la plaza del pueblo. El siglo XV no fue muy bueno con nosotros.

 

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que le había contado a alguien la historia de Marié. Era como desnudar una parte de su alma, de su pasado, y dejarlo vulnerable a quien lo escuchara. Pero no era cualquier persona la que lo escuchaba. Era la mujer que amaba y que había elegido como su esposa. La mujer que le brindaba una seguridad y confianza tal como para desnudar su alma las veces que fueran necesarias. Era un capítulo complicado en la vida de León pero se sentía tranquilo contándoselo a la Blacik Lestrange. Se giró sin levantarse de la arena y tomó la varita, entregándosela a Mía en la mano.

 

Esa tarde de 1564, esta varita acabo con la vida de los más de 50 muggles, entre hombres y mujeres, que habitaban el pueblo de Trentemoult y que habían orquestado la muerte de Marié —León señaló una inscripción roja en la base la varita de roble negro que decía "Marié's wraak"—. La venganza de Marié en neerlandés.

 

Ese día el alma de León se había quebrado y de allí había surgido su infinito odio hacia los muggles que hoy en día se mantenía. Hubiera podido contarle todo lo que hizo luego de esa tarde, todo los pueblo que recorrió y los muggles que asesinó. Los bosques por los que estuvo y en uno de los cuales encontró a Baphomet quien aprovecho la ira y el odio natural del Pelinegro para llevar a cabo sus cometidos. Mía sabía que él no era una inocente paloma, pero tal vez no era el momento de contarle eso. Cambió la mueca melancólica que tenía su rostro por una leve sonrisa y le dio un pequeño beso en los labios cerrando el tema. Tal vez después le contaría más.

 

Si bien nadie ha merecido el titulo más que tu —respondió justo después de separarse de sus labios—, puede que alguna vez me lo haya planteado. Marié obviamente fue la primera vez, ya que el trámite que estaba adelantando la tarde en que la asesinaron era la autorización conyugal ya que ella era huérfana y sin tutor legal por la época no había tanta libertad como ahora.

 

Había hecho una pausa antes de continuar con la respuesta. Si bien había convivido algunos meses con varias de sus parejas, no estaba completamente seguro de haberse planteado la opción de un matrimonio. Hasta el momento en que se dió cuenta lo enamorado que estaba de Mía, había desechado por completo la idea de un matrimonio o un compromiso con alguien. Pero puede que alguna que otra vez, siquiera lo haya pensado.

 

Si tuviera que decir otra persona, puede que con Evarela lo hubiera podido llegar a pensar. Creo que fue una persona con la cual tuve una muy buena química y pues no es secreto para ti ni para nadie que estuvimos viviendo juntos algún tiempo. Pero nunca llegó a ser más allá de una leve idea. Nunca una propuesta o hablarlo siquiera. Hasta ti, era una idea que jamás me había contemplado.

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Anochecia cuando empezamos a ponernos las tunicas del colegio, todo se estaba acercando a un desenlace que, aunque previsto, no podia causar mas nerviosismo. En la estacion de Hogsmeade nos recibio la imponente figura de Hagrid. Al principio me intimidó pero despues vi que tenia un caracter bonachon y comprensivo. Ya conocia a mis amigos y, al presentarme, supo de quien era hijo pero simpatizamos enseguida. Hoy puedo decir, con orgullo, que soy una gran amigo suyo.

Embarcamos en los botes que nos llevarian al colegio y surcamos el tenebroso lago con emocion contenida. En la puerta principal de acceso nos esperaba el Profesor Longbottom con una afable sonrisa y que nos dio las ultimas instrucciones. El gran momento de la seleccion iba a comenzar.

Temerosos y empujandonos unos a otros entramos en el Gran Salon. Formamos un confuso monton mientras el resto de los alumnos nos miraban con curiosidad, como evaluandonos. Los que tenian familiares veian como levantaban los pulgares en claro gesto de animo.

El sombrero nos fue llamando uno a uno, por orden alfabetico, cuando me toco el turno mi corazon latia fuertemente. El Sombrero vacilo un momento sopesando si debia ir a Griffindor pero yo le pedi que me mantuviera en Slytherin y accedio. Lanzando un suspiro de alivio me reuni con mis nuevos compañeros mientras seguia la seleccion. Albus, tras una corta espera, fue a Griffindor y Rose acompaño a su primo.

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  • 4 meses más tarde...
— Todo está sumido en un constante cambio—siseó al sentir las olas del mar chocar con la orilla de la playa. Recordando la gala de Halloween y Navidad, le costaba un poco sacarse de la cabeza la presencia tan arrolladora que poseía James. Era como verse así misma, pero desde los ojos de tan atractivo y misterioso caballero. Una conversación bastó para despertar un interés genuino entre ambos, no existían de por medio caretas o pantallas que escondieran lo que verdaderamente uno inspiraba en el otro.


En el centro de su pecho, reposaba expectante y silencioso su tatuaje conformado por las alas de varios dragones, circulo perfecto que al sentirlo cerca le quemaba de un forma por demás agradable y placentera.


— El tiempo ha sido benevolente y ha valido pena la espera—sonrió al recordar la forma en que siempre solía retarla. Todo para que Hasani admitiera cosas que elevarán el ego del Australiano, pero eso era lo divertido de tan peculiar conexión. Saber como llevarse sin caer en la monotonía, rumores o chismes mal intencionados que pudieran afectar de alguna forma la relación que estaba comenzando. Le entusiasmaba la idea de ir más allá de lo permitido, aventurándose a jugarse el todo por el todo. El amor era muchas veces confuso, pero lo que estaba experimentando jamás lo sintió con nadie en el pasado.


El mar era el sitio ideal para despejar cualquier clase de incógnita y tal y como se lo prometió. La sorpresa estaba lista, solo restaba que el invitado principal hiciera acto de presencia y la magia que ambos invocaban al estar juntos no tardaría mucho en hacerse palpable. Los elfos estaban terminando de colocar una mesa plagada de diversos platillos de todo tipo, además de una cantidad considerable de vinos de la más alta calidad.


Su atuendo estaba compuesto por un traje de baño de dos piezas, resguardando bajo una capa traslucida que dejaba poco o nada a la imaginación. Recostándose sobre la blanca arena movía sus brazos sobre está creando un ángel con ese material.


La brisa acariciaba todo lo que rodeaba a la Nigromante, deslizándose por su lozana piel se asemejaba a las manos de su pareja. Tocando con delicadeza lo más profundo de su ser, ahí donde el tatuaje le quemaba con una agradable calidez, al mismo tiempo que le recordaba que por siempre estaría conectada al Australiano. Bastaba solo una mirada para describir un mundo de sensaciones y emociones, extraño era que un ser como ella experimentará eso. Todo se lo debía al caballero que rondaba por sus pensamientos en todo momento, mudándose a su cabeza para habitar en ella sin previo aviso.


— Aún me debes lo de la taberna—musitó recordando el reto que le lanzará entre líneas. Atreviéndose a dudar de que era más peligrosa que un colacuerno húngaro, aunque tal comparación distaba mucho de lo que realmente era capaz la Vidente. El poder verse como una mujer diferente, alejada de la pose de mortifaga dura y recia que era conocida dentro de la comunidad mágica. Con el podía ser mucho más que eso, rompiendo sus propios esquemas.


Entre ellos no quedaba cabida para los secretos o omisión de información, ya que de común acuerdo convinieron ser transparentes con respecto a sus sentimientos y las situaciones que pudieran intentar dañar o entorpecer el avance de la historia que recién comenzaba gracias a la gala de Halloween.



Cuando eres tan grandiosa como yo, es difícil ser humilde

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Básicamente ya eres la mitad de una maldición

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En general mis compañeros parecian buena gente. Andando el tiempo llegue a conocerlos a todos, algunos me trataron con hostilidad pero, en general, me llevaba bien con el resto. Pronto vi que el colegio habia cambiado mucho desde los tiempos de mis padres. Para empezar los alumnos formaban pandillas de diversas casas y el trasiego de gente entrando en las salas comunes era constante. Otra novedad eran las fiestas que se celebraban en las casas cada cierto tiempo. Las mas divertidas eran las de Hufflepuff con su acogedora Sala Comun. Ravenclaw eran mas sosos pero llegue a pasarlo bien con cada una.


La primera noche decidi escribir a mis padres para comunicarles novedades y, de paso, estrenar mi lechuza. Mi primera carta decia mas o menos asi:


"Hogwarts, 1 de Septiembre de 2017:


Queridos padres:


Os envio mi primera carta con mi nueva lechuza. La he llamado "Risk", es un nombre corto y facil de recordar. LLegue al colegio sin incidentes en el camino y me han seleccionado para Slytherin.


El ambiente del colegio es distinto a cuando vosotros estudiabais, los alumnos de todas las casas confraternizan entre si y, en general, son buena gente.


Ya tengo 2 amigos, no se como vais a tomarlo cuando os entereis pero, en fin, alla va. Uno es Albus Severus Potter, hijo menor de Harry y Ginny. El otro es Rose Hermione Weasley. Si papa, hija de Ron y Hermione Weasley. Son buena gente y me encuentro muy a gusto con ellos, me aceptaron enseguida y eso fue alentador para no pasar el viaje solo.


Os echo de menos. Los besos y caricias de mama y las largas charlas que tenia contigo, papá. Darles muchos besos a los abuelos y decirles que intentare dejar en buen lugar el apellido familiar.


Os quiere,


Scorpius".


Editado por justo

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Acabo de encontrar mi lugar preferido en el Callejón Diagón. —admitió con rotundidad.

 

Estaba en un complejo hotelero desconocido para el australiano. Un lugar que parecía mágico, sacado de las mejores revistas turísticas. Era magnífico tener a su disposición una ubicación tan maravillosa como esa. Apenas llevaba un par de minutos desde que había accedido y tenía claro que iba a pasar más tiempo allí del que podía imaginarse en un primer momento. Parecía idílico para desconectar, despejar la mente y quitarse todos los problemas de encima. ¿Sería tan bueno como parecía?

 

Su estancia allí lo sería, sin ninguna duda. La razón para estar tan convencido de ello era la persona que le había invitado a ir.

 

Estaba comenzando a ser aterradora la velocidad en la que se había creado un vínculo entre los dos, aterradora en el mejor sentido de la palabra. Todo había comenzado como si de una película se tratase. Estaba acostumbrado a que muchas de sus decisiones le saliesen bien, pero cualquier otra persona más pesimista se asustaría de que todo fuese tan perfecto temiendo que sería demasiado bueno para ser verdad. Se mostraba seguro de que no habría ningún obstáculo que estropease lo que apenas empezaba.

 

¿Y qué estaba empezando? El tiempo lo diría, pero sería algo bonito y especial.

 

Había accedido a una de las playas privadas, aquella donde le esperaba la mujer que pasaba más tiempo en sus pensamientos de lo que le gustaría reconocer. En muchas ocasiones la coraza que protegía su corazón había funcionado para no mostrarse tan sentimental, tan cercano a una fémina que apenas estaba conociendo. Sin embargo, y sin saber muy bien cómo, ella parecía haber destrozado ese escudo. Tal vez debería alejarse para que todo eso no fuese creciendo, pero la realidad era que le gustaba que lo hiciese.

 

Posiblemente ni ingerir una poción del amor hubiese sido tan eficaz como los efectos que le causaba ella por sí sola.

 

Avanzó por la arena hasta su posición. Llevaba un elegante bañador clásico de color azul marino que le quedaba ligeramente por encima de las rodillas y una sencilla camiseta de manga corta de color blanca. Sus pies estaban descalzos y el tacto con la arena era agradable. El clima era fantástico, posiblemente la magia tenía algo que ver para lograr eso, pero tampoco le importaba demasiado. Cada vez veía más cerca a la rubia y no podía dejar de maravillarse por su belleza. En el hombro llevaba colgada una toalla.

 

¿Yo? ¿Qué te debo? No recuerdo nada —preguntó haciéndose el despistado mientras la miraba con una sonrisa.

 

Antes de que le diera tiempo a decir cualquier palabra se sentó en la arena, a su lado. Se colocó en la posición del indio y la miró. Tras su invitación a ese lugar había estado pensando que necesitaban una forma aún más rápida de comunicarse, algo que les hiciese estar más conectados. Había más cosas que los conectaba de lo que cualquiera pudiera imaginar, pero nunca sería suficiente. Jugueteó con el objeto que llevaba en sus manos unos segundos, pero finalmente se lo ofreció. Le hacía ilusión dárselo.

 

Quiero que tengas esto. Hace un tiempo que lo compré y estaba esperando encontrar a alguien a quién entregárselo. —hizo una breve pausa esperando que lo agarrara. No estaba seguro de si necesitaba que le explicase qué era, pero lo haría. —Es un espejo comunicador. Yo tendré el gemelo. Cuando me necesites, sea cuando sea y a la hora que sea, sólo háblame por ahí y me encontrarás. —esperaba que le hiciese ilusión. Era un simple detalle pero podía hacer que ambos estuviesen más unidos.

 

Esperó su reacción mientras la miraba, su encanto eclipsaba la hermosura del lugar en el que estaban.

 

¿Te gusta la idea?

 

 

 

@@Juv Macnair Hasani

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Dada su naturaleza practica, heredada de su madre, Rose envio la carta con una de las lechuzas del colegio y cruzo los dedos para ver la reaccion de su padre al saber lo de Scorpius. La verdad es que le gustaba el chico y, no solo como amigo.

 

 

Algunos dias despues...

- No lo consentire, se ha pasado de la raya.

- ¿Que ocurre Ron? ¿Te han subido los impuestos? , ironizo Harry.

- ¿Que que me ocurre, que que me ocurre? Si te parece poco lo que me ha escrito mi hija, ¡se ha hecho amiga de un Malfoy! ¡de un Malfoy!, de esta la desheredo.

- Vamos hermanito no te pongas asi.

- Mira Ginny, no me pongas mas nervioso, no se como manteneis la calma teniendo en cuenta que Albus ha hecho lo mismo.

- Ron, a mi no me importa que mi hijo se relacione con un Malfoy, prefiero esperar y conocerlo y tu deberias hacer lo mismo-

-¿Queeeeeee? en mi casa no entra jamas un Malfoy, ¡Hasta ahi podriamos llegar!

- ¿No crees que estas exagerando Ron? creo que Gin tiene razon deberias conocerlo primero.

- Vamos Harry, tu puedes tener la manga muy ancha pero yo no estoy dispuesto, ¿has olvidado lo que sufrimos por los suyos?

-No olvido nada, pero tu si olvidas que estamos en paz. No te imaginas como era el trabajo de los aurores antes de ahora. Los asesinatos se multiplicaban y los aurores eran insuficientes. Ahora es todo mas relajado y podemos llevar las investigaciones con mal calma.

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— Claro que me encanta la idea, gracias por el detalle—alargaba la mano para tomar el espejo, dándole un beso en la mejilla con ternura— Aunque le falta algo—le miraba con una sonrisa coqueta en sus labios. Apareciendo en su regazo un grimorio de color negro— No planeó hechizarte—le advirtió tras notar que alzaba las cejas con una expresión de asombro en su rostro. Cerrando los ojos conectaba su energía con la del espejo, visualizando el gemelo que estaba en poder de James, destellando con fuerza el suyo algunas runas se plasmaron sobre el marco que rodeaba el cuerpo que reflejaría ahí el rostro de ambos al intentar comunicarse.


— Protecto, Ánima, Conectus, Corpo, Latictus—emitía ese canto como lo hacen las sirenas para atraer a los marinos que navegaban por el océano. Era un obsequió de su parte para con el Australiano, deseaba que su unión trascendiera más allá de los objetos que compartían o les ayudarían a mantenerse en contacto la mayor parte del tiempo. Poco a poco una bruma espesa los rodeaba a ambos, sintiendo la cercanía del caballero, no dudo en tomar con su mano libre la suya— Imagina que este espejo es como ver dentro del alma del otro, no existirán mentiras o secretos que sean un obstácu.lo entre nosotros—decía abriendo poco a poco sus ojos.


— Considera eso parte de mi sorpresa, pero aún hay más por ver—dejando el espejo sobre una tolla. Desvió su vista hacia James, le gustaba admirar cada uno de sus gestos, grabarlos en su memoria y recordar que aunque el tiempo les separará por algunos instantes le tendría para ella en sus memorias. Chasqueando los dedos hizo desaparecer la parte delantera de la camiseta blanca, admirando el tatuaje que tenía en su pecho, deslizando las yemas de sus dedos sobre el suyo. Percibió un calor agradable y abrazador, imposible no darle crédito a la conexión que sintieron dentro de la taberna.


— Te voy a refrescar la memoria—sentenció amenazante. Le advirtió que no la provocara, pero al parecer sus palabras se las llevo el viento y ahora el se encontraba dentro de los dominios de Hasani— Puedes escapar si lo deseas, pero allá donde vayas sabré como encontrarte—señalaba el detalle obsequiado por el Australiano. Aquel espejo ahora sería su fiel compañero, dormiría tranquila al tenerlo sobre su mesita de noche— Aún recuerdo nuestra confesión, el saber que ambos sentimos lo mismo y eso es lo que nos ha traído hasta esta playa—afirmó tumbándose en la arena sin dejar de mirarlo.


— Se me ha ocurrido una grandiosa idea—dando un salto quedó frente al castaño— Veo que este lugar que gusta y creo que es buena idea compartirlo contigo. No creas que es una clase de compromiso eterno o algo por el estilo—bromeo inclinándose un poco para posar sus manos sobre las rodillas de su acompañante— Te ofrezco que seas mi socio o mejor aún que pases el mayor tiempo posible aquí y me ayudes a manejar este emporio hotelero—se estaba aventurando demasiado con esa propuesta. Pero confiaba en que era una decisión sabía y acertada.


— ¿Aceptas o serás capar de rechazarme?—mirándolo fijamente, no buscaba presionarlo de ningún modo solo esperar ansiosa su respuesta. Sentándose delante de el, tomaba sus manos con delicadeza, admirando las líneas de ambas— Aquí hay muchas cosas buenas para ambos, no tengo duda de que eres más de lo que siempre soñé tener—confesó acariciando discretamente el tatuaje del Australiano.


— Es tan hermoso como el mío, creo que ese calor que emite tiene alguna clase de significado, ¿no lo has pensando?. Pero resulta curioso que solo dos pares de alas estén visibles y el resto no, quizás dentro de poco las veamos y presiento que eso sucederá en la gala de San Valentín. No tengo duda de que el destino conspira a nuestro favor—jugueteó tocando los labios de James con las yemas de sus dedos.


En algún momento tendría que besarlo, pero no deseaba incomodarlo actuando impulsada por la fascinación que despertaba en ella, todo en su persona le encantaba y estaba convencida de que era su pareja perfecta. La magia que les rodeaba, no tenía nada que ver con hechizos o encantamientos, sino que brotaba de lo más profundo de sus seres— Me encantas, no lo puedo negar. Si el destino te volviera a poner en mi camino, no dudaría en elegirte una y mil veces—dejando un beso coqueto sobre su nariz volvió a sentarse sobre la arena.



Editado por Juv Macnair Hasani

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