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The Arabic Place (MM B: 94021)


Bodrik
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Si tenía que ser sincera, el chico la intrigaba porque cada pequeña acción parecía resultar de muchas cosas entrecruzadas en su cabeza. Mel, hasta antes de tener a la bestia en su interior, quizá ni siquiera habría notado tales deliberaciones mas tales pequeñas pausas a sus ojos eran ahora significativas. Antes de la mordida que la convertiría en licántropo había sido una bruja más bien un tanto tradicional. Nada en su formación había salido fuera de línea: le habían comprado la varita a los once, había ido a Hogwarts, luego sido elegida para Gryffindor, etc. Sin destacar en nada particular en su formación fue a pesar de todo una bruja que defendía la magia y su utilización por los magos como cualquier otro mago privilegiado. Jamás perteneció a círculo de élite alguno más que el de la propia normalidad que su vida le proporcionaba y nunca fijó la vista ni tan siquiera un segundo en la marginalidad que se cernía a su alrededor, estuviera a plena vista o no.

 

Todo eso, había cambiado junto con su transición, su "caída en desgracia" como lo había llamado al inicio. Eso le abrió los ojos a muchas cosas pero, en esencia, seguía siendo esa misma chica simple, en un medio que no lo era. Eso no era Glasgow, si no Londres y Mel no tenía ya dieciocho, si no veintitrés. Era normal que se sintiera intrigada pero no era normal que evaluara tanto las cosas; eso no solía formar parte de su personalidad. De alguna forma, se sintió culpable pues era parte de la desconfianza que había aprendido a tener desde que en La Orden del Fénix empezaran a alertarla de los peligros existentes en una guerra que se llevaba a cabo desde hacía muchos años. Guerra de la que todavía no formaba parte, puesto que sus asuntos no se habían cruzado jamás con el grupo que se suponía vigilaban.

 

Tampoco era que Mel estuviera demasiado implicada en todos esos asuntos todavía. Si se había sumado en primer lugar, era tan sólo como favor a Richard Moody, quien le había procurado techo y comida. Aunque a decir verdad, empezaba a creer por primera vez en su existencia que quizá debía empezar a decirle "no" a ciertos favores que le pedía realizar de vez en cuando. Aquel hombre hacía cosas muy extrañas y la mitad del tiempo no entendía de qué se trataba aún cuando ya la tarea estuviera finalizada.

 

No permitió que sus pensamientos la distrajeran de lo fundamental. Hizo un gesto con la mano para transmitirle una vez más que no tenía que agradecerle y luego vio con expresión divertida su transición al probar la comida ¿quizá era a eso a lo que se referían cuando decían que ella era como un libro abierto? Era la primera vez que conocía alguien así. De hecho, el chico en sí no parecía ser ese tipo de persona para nada, aunque no era que Mel hiciera distinciones en ello por aspecto o vestimenta. Bien decían que "nunca se termina de aprender".

 

Dado que estaba ya cansada de cuestionarse sobre él y su pregunta fue muy puntual, Mel se incorporó tomando la comida y señaló hacia el callejón. Había decidido que ya demasiado tiempo habían pasado allí y otro poco más y terminaría siendo... una persona grosera o desconfiada o cualquiera de esas cosas que Mel no era, que no quería llegar a ser. Confiaría en él, después de todo, no era ya un desconocido ¿le había dado su nombre o no? (desde luego, ni por un segundo se cuestionó si era falso o alguna otra sospecha semejante).

 

No tan lejos, estaba la puerta que daba al callejón, así que le dijo que sería más corto si le mostraba a que si le explicaba. Tampoco se detuvo a pensar en que probablemente para cualquiera otra persona normal tal invitación sería cuanto menos inesperada o, exagerando otro poco, aterradora; así que se volvió y fue calle abajo guiando el camino hasta dar con la puerta y abrirla. Enseguida, supo que estaba en la casa de las muchas salidas, aunque no había hecho más que traspasar el umbral y darse la vuelta, para indicarle que entrase. Por fuera, no se distinguía de otros muchos negocios pero por dentro, estaba la verdadera magia.

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Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

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  • 2 meses más tarde...

Hoy era un fecha especial, aquella niña que había conocido hace ya casi 8 años, estaba de cumpleaños, ella era la que se acordaba de toda su familia, ya era hora de que alguien se acordara de ella, sabia que tal vez hubiera preferido algo mas, pero con mucho cariño trataríamos de sorprenderla.


Con Darla nos habíamos propuesto ese día, ir a su negocio, bueno la verdad hace mucho que no íbamos, un par de citas nos habían sido interrumpidas cuando los bandos andaban mas intensos que ahora, pero esta vez seria diferente.


Tommy como siempre se había encargado de conseguir lo que necesitábamos, el pastel estaba listo, con su respectivo mensaje y las velitas que se prenderían en cuanto la caja fuera abierta con un pequeño hechizo que me había aprendido de los tantos libros que teníamos en el negocio.


Un ramo de flores reposaba en la mesa de la sala, ahora solo me faltaba saber si Darla ya estaba lista, la verdad es que hace rato que no sentía ruido en el piso de arriba de House of Books.

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La pelirroja había terminado de prepararse y estaba lista para bajar con Seba, se detuvo un momento y dudó. Abrió el cajón de su escritorio y buscó entre ellos un antiguo libro de poesías. Lo tenía desde hacía mucho tiempo, lo envolvió rápidamente con una hoja de seda que guardaba en otro de los cajones y le ató con una cinta de raso azul. Mientras pasaba por el comedor tomó una margarita del jarrón y cortando la parte húmeda del tallo la enganchó en el moño de terciopelo. Esperaba que a la joven bruja le gustara la flor y la poesía de Alfonsina Storni.

 

Bajó las escaleras y ya estaba allí Seba esperándola, le sonrió y le lanzó un beso tierno mientras se acercaba a él, para luego besarlo con amor.

 

Perdón la demora, amor, detalle de último momento dijo enseñándole el regalo.

 

--¿Vamos? preguntó mientras tomaba su chal y se lo echaba al hombro, el gris de la gasa contrastaba con el azul del vestido pero hacía juego con las sandalias en ambos tonos.

 

La pareja caminó tomada del brazo por las calles de Ottery seguidos por uno de sus elfos que cargaba el pastel y el regalo.

 

--¿Crees que estará en el local? Hace años que no la veo allí, claro que hace ese tiempo que no vamos, salvo en los cumpleaños la Potter Black se sintió un poco culpable, sentía que conocía a la muchacha de añares pero no recordaba muchos detalles por no decir ninguno. Quizás era por el aprecio que Seba sentía por ella y que le había contagiado que sentía ese afecto o quizás fuera por otra cosa.

 

--¿Crees que sería mejor si nos aparecemos directamente en la entrada amor? preguntó, tan ansiosa como un niño esperando ver la reacción de Bodrick ante la sorpresa que se le había ocurrido a Seba y ella había secundado muy feliz.

 

 

@Bodrik @Seba Granger

Editado por Darla Potter Black
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Sonreí como un bobo al ver bajar las escaleras a mi bella dama, -Usted puede tardar todo lo que quiera mi amor, sabes que siempre esperare por ti- le guiñe un ojo sonriendo.


-Vamos mi amor, no vaya a ser que tenga otro compromiso luego- caminamos por las aceras del callejón conversando de algunos asuntos del banco, interviniendo de vez en cuando el elfo de la Potter Black Leto que nos acompañaba, Tommy había quedado de dueño de casa, sabia que Darla prefería que el nos acompañara, pero Nana era al único que le hacia un poco de caso, o al menos no mataba al resto y el estaba.


Al llegar a la entrada The Arabic Place cogí la perilla de la puerta del lugar, abrí para que mi novia pasara primero, luego le cedí el paso a Leto que llevaba la caja, finalmente cerré la puerta tras de mi.


-Se encontrare Bodrik por aquí?- dije en voz alta esperando la dueña del local nos atendiera.



@Bodrik @Darla Potter Black

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Habían ido charlando animadamente, Leto emitía algunos comentarios y nos señalaba algunas de los locales nuevos y otros que habían cerrado por la zona. En verdad era asombroso como todo cambiaba, Darla se alegraba que al menos The Arabic Place no fuera uno de esos cambios.

La entrada era tal cual la recordaba con el llamativo cartel con el nombre del local y un logotipo en colores rojos y dorado. Al ingresar tras que Seba abriera la puerta y cediera el paso el ambiente, exóticamente decorado la hizo sonreír, recordando los intentos de citas que habían tenido ellos dos.

Esperaba que alguno de los elfos supiera decirle de la ubicación de la dueña del local, o mejor aún que les dijera que ella estaba ahí. Sería una pena tener que andar paseando con el pastel, estaba perfectamente resguardado mágicamente y Leto jamás dejaría que le ocurriera algo pero más vale dar con la homenajeada desde el primer intento. Además Seba tenía razón, ella podía tener otros compromisos.

Miró uno de los sables corvos colgados en la pared, eran realmente muy bonitos y junto a él había el retrato de una odalisca bailando frente a un grupo de magos que la observaban atentamente. Cerca de ellos había unas mesas sobre las cuales lucían unos candeleros redondos, Darla señaló la más cercana a su elfo.

—Leto ¿quieres apoyar ahí el paquete hasta que nos atiendan? —invitó la Potter Black, esperando que a los del local no les molestara.

Se acercó a Seba y le dio un beso en la mejilla, para no ser tan melosa delante de ajenos y se tomó del brazo de su novio, susurrándole al oído.

—¿No habrá salido temprano? —el tono de preocupación en ella era más que notable.





@@Bodrik @@Seba Granger

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Hacía semanas no se pasaba por su Local y de no ser por la aparición de Herpink en su oficina anunciando la presencia de dos clientes especiales que aparentemente estaban buscándole específicamente a ella y con lo mucho que le apresuró el elfo Bodrik terminó por aparecer en The Arabic Place para atender a las personas que seguramente llevaban algún tiempo esperándole.

 

-Buenas tardes – Saludó no más entrando al negocio justo antes de darse cuenta que las personas que le esperaban eran son muy queridos amigos Seba y Darla a quienes apreciaba muchísimo.

 

-Ohm vaya que sorpresa verlos en mi Local- Fue directo a abrazar a cada uno de ellos.

 

Ese día se encontraba sencillamente vestida con un pantalón y blusa de color negro, más o menos la ropa que usaba para ir al hospital San Mungo en donde hacía ya varios meses ejercía como Directora de la afamada institución aunque la mayoría de las veces parecía más una investigadora que una especialista en Ginecología como en antaño cuando inició su carrera en el área de la salud.

 

@@Darla Potter Black, @@Darla Potter Black

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El lugar estaba completamente listo, el capacious extremis funcionaba de maravilla. Era hora de que Vladimir enviara su noble y fiel lechuza por todos los lugares de Ottery y el Callejón, para dejar su pequeña invitación para el que quisiera asistir a su fiesta de apertura.

La gran Nox emprendió vuelo por entre las nubes, cargando consigo las invitaciones para que todos los brujos y las brujas pudieran saber de tan excelente actividad. Su vuelo era ligero, suave cual viento y sus alas no producían el menor ruido. Así fue, durante todo el día y la noche, solamente reposando para descansar de cuando en cuando.


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El sonido de una aparición se sintió cerca de la puerta y segundos después una voz familiar les saludaba, parecía que en un primer momento Bodrik no los había reconocido pero un instante después su tono se volvió más familiar y el saludo fue más afectuoso.

 

--Buenas tardes Bodrik, que bueno verte tan bien cielo --dijo la Potter Black soltando por un momento la mano de su prometido y acercándose a la paladín para abrazarla con mucho afecto.

 

Cuando la pelinegro hubo saludado a los dos Darla señaló los paquetes sobre la mesa, el que contenía el pastel y el del libro de poesías.

 

--Espero que no te moleste pero un pequeño pajarito, creo que era un jobberknoll, nos contó que cierta bella señorita de la familia Lockhart estaba cumpliendo los años en estos días y pues nada, nos pareció que sería bonito poder festejarlo con ella, ya que siempre está pendiente de todos los cumpleaños mágicos, estaría bueno que ella también tuviera su cumpleaños sorpresa ¿tú qué dices mi amor? --agregó Darla guiñándole un ojo a su prometido y cediéndole la palabra para saludar a la cumpleañera.

 

Darla sonrió con timidez, ella no era la más social del futuro matrimonio pero había querido expresarle con palabras el cariño que sentía la pareja hacia la joven bruja y de esa manera poder celebrarla en su natalicio.

 

Mientras estaban allí una lechuza apareció volando, Darla juraba que ya la había visto antes entrar a su local y que era la misma que había visto un día antes en la Potter Black y cuando habían ido a almorzar a Ranas Lunares ¿los estaría siguiendo? Pero era imposible, bueno, no, en realidad parecía que al ave le habían encomendado recorrer todo Ottery y el Callejón para dejar en cada local y mansión una invitación para una inauguración.

 

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Bodrik no esperaba la visita de sus amigos al local, sim embargo no podía negar la gran alegría que sentía con su inesperada visita y la calidez con la que ambos la esperaban – Woo que Bonito! No tenían que molestarse – respondió sinceramente reteniendo las lágrimas.

 

No tenía idea de la última vez que había recibido la visita de amigos y mucho menos una sorpresa como esa, así que, se encamino a la mesa señalada por la pelirroja para destapar el regalo – Este libro es perfecto – dijo emocionada. Hacía ya meses que su abuelo había dejado de traerle libros de sus viajes y la joven Paladín extrañaba mucho la época en la que contenía un libro cada semana.- !El pastel se ve delicioso!-

 

 

También había un pastel que no se esperaba y mientras admiraba el bello pastel rosa escuchó las palabras de su amiga y ya no pudo contener las lágrimas – Claro que pueden – respondió con la voz entrecortada – Este año ni la sombra se dio cuenta de mi cumpleaños. – después mordió su labio y sonrió- Bueno, ustedes si lo hicieron. Muchas gracias por su cariño y por venir a celebrar conmigo que cada vez me hago mayor- agregó a modo de broma.

 

-Ojalá no se aburran mucho conmigo. -

 

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Parece que aquel día nos había tocado esperar un poco a Bodrik, pero no era de extrañar sabia que la bruja trabajaba a diario en el hospital San Mungo, y desde que era la flamante directora suponía que tenia aun mas trabajo y responsabilidades que antes, así que lo mejor seria esperarla un rato.


-Seguro le surgió algo amor, en el hospital siempre hay muchas urgencias- aunque me parecía recordar que ella mas que nada se encargaba de los niños, ¿o era de los embarazos? ya no estaba seguro.


Para nuestra suerte no había sido mucha, la joven aparecía por las puertas de su local, sonreí a esta mientras se abrazaba a Darla, luego la abrace con cariño, -Felicidades, que sean muchos años mas señorita- dije sonriendo mientras escuchaba lo que mi amada le decía.


-Espero te guste todo, jamas sera una molestia para nosotros. ¿Te parece si le indicas a nuestro elfo donde encontrar algunos plato y comemos pastel?- mire a Letto para que ayudara al elfo de Bodrik, -Aunque antes de eso...- saque de mi bolsillo algunas velas las cuales puse en el pastel de la cumpleañera, tras eso las encendí una a una.


-Debes pedir los deseos- añadí sonriendole a ambas.



@Bodrik @Darla Potter Black

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