Ollivander's (MM B: 94928)

[Giorgiana G.]

Me preocupaba el estado nervioso de mi madre, en su carta me entere de la partida de Papá al cielo y por supuesto, aunque ella no lo dijera, de su gran tristeza por este hecho.

 

La lleve como pidio a su lugar de descanzo y comence a ver en los cajones a ver donde guardaban el té aromatico, pero la voz de un joven mago me distrajo.

 

- Madre ire a atender, vengo en un momento, si necesito ayuda se la pedire a los elfos.

 

Salí caminando de prisa y llegue hasta el estante regalando una gran sonrisa al joven.

 

- Buenos días bienvenido a la tienda de varitas Ollivander's, digame en que puedo ayudarle.

 

La rubia miro con disposición, sabia poco de varitas, tan solo lo que su madre le había proporcionado en los libros que esta misma le había dado para entrenarse en este arte, ademas de haberle visto trabajar en varias ocasiones con la "pasion", como ella misma le describia, al realizarlo.

 

Retiro hacia un lado un mechon de su rubio cabello y lo puso tras su oreja, era una mania que nunca había podido dejar de lado.

[Ela Karoline]

-Ahaii que no se me caiga, que no se me caiga- decia el pequeño elfo ataviado con un overol color blanco leche y un delantal con el logo de un conocido negocio del mismo callejón, daba pasos grandes, tanto como sus pequeñas piernas le permitían, tratando de no chocar con la gente y que le tiraran lo que sostenía en ambas manos y le quitaba parte de la visibilidad frente a él.

 

-Disculpe- dijo cuando choco con un mago y casi deja caer lo que traía, suspiro pensando en lo complicado que era llevar las cosas así, prefería quedarse en la cocina o en el negocio que allí si podía usar su magia para realizar las cosas, pero en la calle la ama Lockhart les había pedido que fueran más discretos. Miro a la gente vestida con túnica y raros sombreros y pensó que de que servía la discreción de ellos cuando usaban atuendos como esos.

 

Pronto encontró el local que buscaba el letrero rezaba “Ollivander´s”, si era allí la tienda de varitas, se volteo y con la espalda empujo la puerta y fue entrando despacio, luego giro y noto la presencia de magos y brujas, entonces se dirigió al mostrador.

 

-Buenas ¿la propietaria se encuentra? vengo de Dulce Rincón Mágico con un presente de parte de Cye Lockhart para la dueña- su ama le había encargado el detalle pensando en que tenía mucho que no vea a Selene y este era un intento sutil para reunirse en algún pronto, no le gustaba llegar así porque si y sin previo aviso. Espero que la bruja encargada (Georgiana) le mirara para luego agregar.

 

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-Podría Recibírmelo- coloco el delicioso arreglo sobre el mostrador, ya le dolían los brazos de tanto cargarlo, pero gracias a Merlín había podido entregarlo intacto. Espero que la chica lo tomara.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad no sentia muchas ganas de saber de nadie, por eso me habia ocultado en mi taller, varias varitas habian nacido alli despues de la frustracion profunda que sentia, mi elfina habia golpeado y habia entrado con un hermoso ramo de flores, de vivos colores, no pude evitar quedarme mirandolo por lo que me lastime el dedo frente al torno.

 

- Au!!!- Grite de dolor - Para quien es eso Nanita?

 

Pregunte llevandome el dedo a la boca para sentir alivio tras el machucon

 

- Para usted madamme, la ama Cye, su madrina lo envia

 

Di un brinco y fui directo a oler las deliciosas flores, era un bouquet exquisito que demostraba el aprecio que ambas brujas se tenían.

 

- Gracias Nanita , le enviare mis agradecimientos y a su local en cuanto termine aqui en el taller.

 

La verdad esa chispita de alegria habia sido suficiente para alegrar su dia

 

 

off: Cye querida muchas gracias por el detalle

[Joaquín Granger]

Tres meses habían pasado desde mi última visita al local, y sin duda hoy era un día justo para hacerlo. Ya me había mentalizado y no me arrepentiría, no podía, ya bastante tiempo había tomado distancia de todo eso, y debía volver a mostrarme fuerte, no podía dejar que los sucesos pasados siguieran atormentándome, e interfiriendo en mi vida cotidiana. Y para eso debía aclarar las cosas con mi socia, y que la actitud me lo dejara fácil, no quería líos.

 

Recordé entonces la última vez que vine, e intenté aclarar las cosas y apreté la mandíbula. No entendía como simplemente no había podido enfrentarme a ella, hablar, siquiera gritarle. Lo ocurrido era que al verla casi no podía controlarme, la habría estrangulado, incinerado, descuartizado, era sin duda el impulso que me había consumido, y claro, a unos pocos días de lo ocurrido, volver, resultaba algo tonto, sin sentido, cualquiera hubiera querido hacer lo mismo, o cualquiera con mis principios al menos.

 

Pero ya estaba tranquilo, volvía a ser el mismo de siempre y en aquel día en el que el sol se cubría a cada paso que daba, y el haber olvidado la ropa de invierno me hacía sentir más libre. Para aquel día estaba vestido con una camisa blanca a rayas grises, un pantalón fino, de un gris uno o dos tonos más oscuro que las rayas, zapatos negros, y como llegar con una camisa simplemente no me agradaba llevaba una gabardina gris, para no romper lo monótono de mi atuendo.

 

Me detuve frente a la puerta y estiré la mano para abrirla, pero me detuve en el aire, y volví a cerrar la mano. ¿Estaba yo dispuesto a volver a ver su rostro y no asesinarla? ¿Podría yo controlarme y mantener una charla normal, de gente decente como sabía que ambos éramos? Sí, sin duda alguna no podía aplazar más eso, no era bueno, y aunque no quisiera admitirlo extrañaba a mi socia, aunque sus últimas acciones no me gustaban, debía recordar también los momentos graciosos.

 

Entré en el local, y al sentir la campana de la puerta, la elfina de Ariane apareció al instante. Al verme la criatura abrió los ojos como platos, e hizo una rígida reverencia, yo sabía que era inteligente y aunque sus reglas lo prohibieran decirlo o preguntarlo, ella estaba al corriente de todo. Simplemente sonreí como si nada y observé todo mi entorno, aspirando disimuladamente el olor a madera, extrañaba todo aquello.

 

-Buenas Nana -dije sonriéndole, simplemente para no comenzar con el mal carácter- dile a tu ama que llegué, y que deseo hablar con ella, estaré en mi oficina -y al ver que asentía, me dirigí a mi oficina.

[Ada Camille Dumbledore]

(antes de la captura)

 

La verdad las flores eran absolutamente hermosas, la verdad estaba encantada oliendolas y observando los detalles de tan delicado obsequio por parte de mi queridisima madrina Cye. El frio ,e sobrecogio al escuchar la campanilla de la puerta, conocia ese olor como ninguno otro, mi pequeño habia dado un salto y yo tome mi vientre entre mis manos como protegiendolo, no queria que El le hiciere daño.No había luchado tanto con todo esto para que él viniera a asesinarnos a ambos ahora que ya estabamos encariñados unocon el otro.

 

Temble y me sente en la silla cercana, el peso del bebe aun no me vencia, pero me sentí desfallecer, el seguro queria venganza y ni siquiera habia sido posible explicar la confusion de lo que habia pasado ese día, era todo una locura.

 

Nana aparecio frente a mí con un crack que me hizo lanzar un grito, me tape la boca y la mire.

 

- Ama tranquilicese, eso le podría hacer daño, El amo quiere verla...la espera en su oficina, quiere que la acompañe?

Me recompuse, debía enfrentar todo eso, solo que debia evitar que Giorgiana se diera cuenta, ella podria alterarse y no era muy conveniente.

 

- No, estare bien, se defenderme lo olvidas (?)...encargate de que Giorgiana no despierte hasta que todo pase y cuida de ella por encima de todo

 

Me levante, la gracil tela del vestido olgado que llevaba encima se movio al ponerme de pie, camine con la cabeza alta y las manos en el vientre, trataba de darme fuerzas, subí con delicadez, ya se me dificultaba un poco el movimiento rapido y mas en las escaleras de caracol y mas siendo tan estrecha, tipico de los locales antiguos como ese.

 

Llegue frente a la puerta y toque, esperaba que sus modales le permitieran la amabilidad de darme el paso sin alguna groseria, esperaba una charla tranquila, sabiamos que no seria facil igual estaba decidida a decirle que el bebe no era suyo, ya veriamos como iria todo.

[Joaquín Granger]

-¡Ah! -Exclamé sonriente al entrar en la oficina, estaba impecable, tal cual la había dejado. La contemplé nuevamente, luego de tanto tiempo y volví a pensar lo mismo "Que buen gusto tiene Selene" o tenía, ya no sabía que era de ella, y no porque no me importara pero si me alejaba de Ollivander's me alejaba de todo contacto con Ariane también, ya que ni yo iba a su castillo, ni ella iba a mi mansión, solo nos veíamos en la tienda que hasta cierto punto llegó a parecerse otro hogar para mi, uno tranquilo.

 

Me senté tras el escritorio, y di vuelta el gran sillón para poder observar el estrecho callejón. Cuanto había evolucionado ese lugar, y cuanta variedad de negocios, hace algunos años los magos y brujas entraban ahí con sus capas y túnicas brillantes y salían con unos cuantos objetos en la mano, hoy en día, y con tantas sucursales muggles y negocios novedosos, los magos abandonaron las túnicas y las sustituyeron por ropa deportiva y trajes, y así caminaban alegremente con varias bolsas propias de cada local, parecía que el único que se conservaba era nuestro negocio.

 

Volví el sillón al escritorio, y me puse a observar una montaña de papeles que debí haber firmado, solicitantes al ministerio para entrar mercadería del extranjero y viceversa, alguna que otra invitación a eventos, de los que me enteré luego, leyendo "El Profeta" Y sin embargo no me importaba mucho, sabía que Ariane se había encargado de todo como siempre había hecho antes de que me uniera a ella, sin embargo, y por el simple placer de estampar mi firma, comencé a completar los permisos y papeles.

 

Sin embargo no pude continuar porque sentí el llamado a mi puerta blanca. Dejé la pluma con cuidado y me levanté del sillón lentamente. Me quedé unos segundos apoyado sobre el escritorio, mentalizándome de que debía ser el caballero que siempre era, yo debía solo conversar, aclarar las cosas, no convertirme en un salvaje irracional. Formé una sonrisa y aunque con un movimiento de varita podía abrir la puerta desde la comodidad de mi sillón decidí hacerlo yo mismo.

 

-Adelante querida -dije abriendo la puerta para darle paso y ofrecerle un asiento frente al escritorio, para luego volver a mi sillón, detrás de él- supongo que ya sabes para que te llamé ¿no? -pregunté sin esperar respuesta- ¿qué tienes que decir en tu defensa?

[Ada Camille Dumbledore]

Escuche sus pasos dirigirse hacia la puerta, no sabír cual seria su reaccion, pero estaba preparada para todo, me odiaba por lo que habia sucedido, pero yo no habia sido la culpable de la confusion y estaba pagando las consecuencias de los errores de alguien más.

 

La puerta blanca se abrio de par en par y un leve escalofrio me recorrio la espalda ascendiendo lentamente hasta llegar a mi nuca, al verlo encare con rostro de tranquilidad, al ver su sonrisa me sorprendí un poco y eso me asusto un poco más.

 

- Gracias

 

Dije siguiendo y sentandome en la silla que me ofrecia, reí ironicamente al verme como una acusada en una audiencia de wizengamot

 

- En mi defensa puedo decirte que no se como llego esa botella con la pocion hasta el taller, aunque lo sospecho y que lo siento, eras una de las pocas personas a las que hubiera herido de esa manera

Habia soltado las palabras con toda sinceridad y mirandolo a los ojos, mis manos estaban sobre mis piernas y se posaron tranquila allí, no podía evitar sentir dolor al saber lo que sucedia, pues él era la unica persona viva que me conocia y me apreciaba tal y como era, eso me hacia quedarme absolutamente sola y era muy doloroso.

 

- Solo espero que olvides lo que paso y que hagas como si jamas hubiese sucedido, yo hare lo mismo y juro jamas volver a tomar nada con vos, para evitar que surgan esta clase de "complicaciones".

 

Agregue tratando de evitar las ganas de llorar que havian nudo en mi garganta.

[Joaquín Granger]

Debía aplaudirme a mí mismo, había mantenido mis modales y casi olvido que quería asesinarla, la sonrisa fingida, casi fue natural al verla, lo que hizo había sido algo que no tenía nombre, pero al parecer en lo más profundo de mi extrañaba a mi socia y sus locuras. Sin embargo no era momento de ponerse blando tenía que mantenerme cortés pero inflexible para sacar toda la información posible y algo me decía que no sería fácil hacerlo, Ariane podría ser muy dura, estaba seguro de eso.

 

Me senté en mi lugar, y la escuché mientras la observaba, la notaba distinta, podía notar algunas ojeras, pequeñas, y su rostro quizás un poco más pálido, pero nada más. En cambio notaba en su ánimo un cambio grande que no era solo temor por mi inesperada aparición, notaba nervios y algo más... pero no podía saber que es, otra de las razones por las que adoraba ser vampiro, era un detector de mentiras viviente, sabría si confesaba o continuaba ocultándome algo. O eso esperaba, con lo distraído que era seguro me olvidaba de evaluarla, como ahora que había hablado y parecía decir la verdad, increíble.

 

-Te creo, hasta cierto punto, yo no olvido que eres una maestra en guardar secretos querida -dije y sonreí un poco- ¿pero no has ordenado poner la poción ahí? hasta donde sé podrías haberlo ordenado a tu elfina, y para librarte de la culpa lo acreditas todo a los elfos, que cumplieron la orden de llevar la botella hasta el taller.

 

Quizás me estaba haciendo una película en la cabeza y no había tenido intención alguna, sonaba bastante sincera, cuando dijo que no quería dañarme, pero nunca se sabe con una demonio. Nada más pensar en mi hermana me hacía comprobarlo, podría parecer una dulce pero era la maldad en piel, y aún así la adoraba. Pero no era el caso debía volver mi atención a Ariane, que volvía a tomar la palabra, y lo cierto era que me molestaba que hiciera como si nada pasó era algo muy grave.

 

-¡No puedo creer que me pidas eso Ariane! -había estallado, ya estaba de pie y con las garras clavadas en la madera del escritorio- ¡¿Cómo me pides que haga como si nada?! ¡¿No te das cuenta de que es algo grave y que no es cuestión de beber o no, es de lo que llegan a contener las bebidas?!

 

Hubiera querido no reaccionar así pero ya era tarde, ya había gritado a voz de cuello y menos mal que la oficina estaba hechizaba para que el sonido no saliera de allí. Aún podía controlarme, volver a tomar la compostura, y ser el caballero de siempre, y si no... Bueno, sería una charla un poco dura pero ya me creía capaz de no dañar a Aiane, al menos físicamente.

[Ada Camille Dumbledore]

La verdad no entendía porque no me mataba de una vez, debería haberlo hecho en cuanto cruce la puerta,Suspire y trate de serenarme. Al escuchar sus palabras me ofendí.

 

- Te crees tan importante como para obligarte por medio de una poción estar conmigo!!! Claro que hice la poción!!! pero no era para ti, ni siquiera para mí, solo esperaba dársela a mi primo y a su novia para que se relajaran y pudieran tener un buen momento juntos!!! Mi idea de diversión es seducir, no dominar, eso hago y lo disfrutaba ahora eso ni siquiera es parte de mi sabias?!!

 

Cuando me grito, salte de nerviosismo y más cuando ví lo que le hizo a la madera de su escritorio

- Dejalo ya!!! quieres escuchar que soy culpable, ok te lo digo soy culpable, se muy feliz y adiós,

 

Me levante violentamente, quería irme de allí de inmediato, mas cuando me atacaron las lagrimas, no quería que me viera llorar, no merecía eso. Tome mi vientre con una de mis manos dándole la espalda a Joaquín, Trate de respirar y evitar las lagrimas.

- Olvida que existo, prometo no volver a cruzarme por tu camino, no debes preocuparte por mi existencia... En cuanto al negocio, es tuyo, me iré así podrás estar tranquilo, mi hija cuidara de él a tu lado.

 

El mareo me ataco en aquel instante y me sostuve, no debía darse cuenta de lo que sucedía.

[That is not my name]

El siguiente lugar que estaba en la lista de locales en el callejón diagon era, por supuesto, el de una de mis jefas de oficina. No podía negarle el tiempo de pasar mi lechuza Pio por éste lugar para recordarle de todos los eventos de este fin de semana, sobre todo por que estaba seguro que sería de las pocas personas que le interesaría tener este tipo de información en cada lugar que se visitara.

 

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Invitación a las actividades de verano de la Villa Quidditchera

 

Copa Cedric Diggory

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Copa Maximus Brankovitch III

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Dejó el pergamino y se fue volando al siguiente lugar establecido, cumpliendo con cada local que estaba en la lista esperando que en su camino no se encontrara con dificultades.