Ollivander's (MM B: 94928)

[Ada Camille Dumbledore]

Selene Ariane Dumbledore

 

La alegría de mi varita y de su poseedor eran algo que me alegraba mucho, el verlo compenetrado con ella. Pocas personas tenia un click inmediato con su varita y era definitivamente causado por el caracter tanto de la varita como del poseedor. Era tal y como las personas cada relacion fuera de pareja amistad o familiar era única por ser la union de dos seres singulares y ese "click" instantáneo no se daba en todas.

 

El se entusiasmo con el embellecimiento, era mi parte favorita del trabajo. Con varitas, porque era darñe a cada una su estilo aun mas original.

 

-Puede esperar aqui si lo quiere, demorare unos 20 minutos solo debo traer los materiales del taller y si gusta la hare aqui frente a usted para que logre ver el cambio.

 

No espere mucho, deje que Hakoda bajara del estante y que se reuniera con Severus en su rincon para comer, el gato y el kneazle se llevaban muy bien. Camine hasta eñ taller y con varips movimientos de varita traje varios cofres hasta la Parte de enfrente de la tienda, allí saque una esmeralda bluish green de tamaño medianl, de forma ovalada, con un movimiento de varita la incruste en el mango. De otro cofre saque un hilo aplanado de oro de 24 kilates de 2 Milímetros de ancho, hice con el inicialmente un redondel al rededor de la esmeralda y con mucho cuidado moviendo mi varita muy delicadamente empece a formar la cabeza del dragon en el mango dejando como centro la Esmeralda como el ojo. Luego seguí llevando hacia la punta de la varita formando el ala y eñ cuerpo de un dragón, en la punta su cola, la tipica cola de un gales verde. Con un hechizo fundi todo para que quedase como una sola y ninguna de las partes quedara suelta. Ahora la varita estaba embellecida para su dueño, como novia el día de su boda.

 

-Le gusta asi o le gustaria alguna módificacion iniciales?, un nombre para la varita?

 

Lo mire para que me diera las indicaciones finales.

 

@@Anthony Ryvak Dracony

[justo]

Ya he hablado del desdichado Gregorovitch, Voldemort le asesinó cuando buscaba la varita de Saúco. No he podido averiguar su sombre de pila, lo lamento. Hizo la varita de Viktor Krump. Se le describía como un mago pequeño y gordo, con cabello blanco y una barba gris muy tupida. Tenía extrañas teorías sobre la fabricacion de varitas, teorías que Ollivander no compartía pero a él le daba igual. Una de esas teorías es que la madera de espino producía extrañas varitas. Draco tenía una de esas varitas y nunca vio nada extraño en ella ni en su uso.

 

Hubo otro fabricante en el siglo XIX, se llamaba Arturo Cephalopos estaba como un cencerro y sus ideas eran de lo mas extravagantes. Sus varitas eran tan malas que acabó cerrando el negocio.

[Anthony R. Dracony M.]

El peliverde sonrió al escuchar que el proceso de personalización llevaría poco tiempo por lo que acepto gustoso a aguardar y más aún al escuchar que la hábil artesana le permitiría presenciar el proceso.

 

--Muchas gracias señorita Selene, si, me encanta la idea de ver como lo llevará a cabo.-- Atento, el mago espero a que la joven regresará de su taller y alistara los materiales, se veía muy segura de su trabajo además de esa dicha que despierta una labor que disfrutas con el corazón. La vio extraer de aquellos cofres los materiales que utilizaría y manejar con gran habilidad su varita, era emocionante observar conteniendo la dicha, admire su destreza, aunque bien sabía que no era una tarea fácil aunque así lo hacía parecer...

 

Maravillado vio como Selena iba dando forma a la silueta de aquel dragón Gales Verde.. el detalle que hizo con aquella hermosa esmeralda le fascina, ahora tenía una muy especial y única varita, que no sería igual a ninguna otra. El ojimiel pensó por mucho tiempo aquella posibilidad...¿una inicial?....¿un nombre?...era algo que no se puede elegir a la ligera, la joven es muy paciente, pero Ryvak tras mucho cavilar, sonríe ampliamente y responde a la bruja:

 

--Creo que por ahora solo lo que ha hecho está muy bien, si más adelante encuentro algo apropiado, tenga lo por seguro que regresaré, ¡Quedo genial! digame Selene ¿Cuánto le debo?

 

@@Ada Camille Dumbledore

[justo]

Hoy es un día especial para mi, mis chicas y yo vamos a ir a Ollivarnder´s a comprarles las correspondientes varitas. Por el precio no hay que preocuparse, tenemos dinero de sobra. Es curioso que diga esto, pero tanto Mónica como Yanira no tienen una varita. Ambas las tuvieron en el pasado, cuando estudiaron en Hogwarts, pero con el paso del tiempo y el uso de las mismas acabaron gravemente dañadas. Por eso he decidido llevarlas de nuevo a comprarlas de acuerdo con sus características personales.

 

Asi que iremos en cuanto se hayan preparado para salir. Y ellas, como las buenas mujeres que son, no han decidido aún que ropa ponerse para la ocasión. No es que a mi me importe mucho lo que lleven pero ellas piensan que se trata de una situación especial y que hay que ir de la manera adecuada.

 

Asi que, paciencia y a esperar.

[Ada Camille Dumbledore]

Selene Ariane Dumbledore

 

El señor Ryvak era muy propio y agradable, sonreí con dulzura de ver sus comentarios, nadie conocía la satisfacción que era para mí la confección y fabricación de varitas. Cuando me pidió el valor de la varita le sonreí.

 

- Son 7 galeones señor Ryvak por la varita, espero que haga grandes maravillas con ella

 

Lo decía sinceramente, veía en el algo especial un gran potencial tanto como mago, como persona y seguro el y aquella varita estaban destinados a un futuro prometedor en el mundo mágico. Cuando en un futuro le viera sabia que le había conocido y esa varita le ayudaba.

 

-Le deseo mucha felicidad y espero que si necesita algún ayuda con varitas, no dude en decirme

 

Sonreí a @@Anthony Ryvak Dracony

[justo]

Hemos salido a la calle, el día está cálido a pesar de ser Septiembre. La placita donde está nuestra residencia está tan tranquila como siempre. Caminamos por las estrechas callejuelas del Callejón Knocturn, algunos magos y brujas nos miran con curiosidad. Otros ven el broche que adorna mi capa y reconocen el emblema, más de uno se retira aterrorizado. Giramos hacia la derecha, pasamos junto a Borguins & Burke y curioseamos un rato junto al escaparate, el dueño nos ve y se pone lívido.

 

Salimos al Callejón Diagón, Gringotts está a nuestra izquierda, el duende de la entrada nos mira un momento, me reconoce y hace una inclinación de cabeza, respondo al saludo y entramos en el Callejón. Hay bullicio en este día, no hay estudiantes, el expreso de Hogwarts se fue hace una semana, sólo están las idas y venidas de los adultos. Pasamos por la puerta de Sortilegios Weasleys y vemos en el mostrador a George Weasley, parece ensimismado en algo. A pesar de ser multimillonario sigue acudiendo, puntualmente, a su negocio, tal vez sienta nostalgia de Fred, no se puede saber.

[Ada Camille Dumbledore]

Selene Ariane Dumbledore, Apartamento sobre el local

 

La tarde era fría y ventosa, estaba en mi habitación abrazada a la foto de mi hijo y su prometida, mientras reían en su hogar encima del negocio de ambos. En la imagen la abraza y besaba la frente de sus amada. Mi hijo siempre había sido un caballero, se había enamorado de esa vampira con toda su alma y ambos habían hecho un hogar y para mi ella era su viuda y nadie tendría lugar en mi hogar como mujer de mi hijo más que ella.

 

La intempestiva muerte de mi hijo mayor había ahondado el dolor de la pérdida de mi otro hijo y de mis esposos, también el de otra persona a la que había amado. Era absurdo pensar en que todo ese dolor saliera en lágrimas, pero no sabía cómo más sacar de mi alma la rabia, el dolor y la ausencia que sentia por ellos. Hakoda el gato angora con cruce, posó su cabeza sobre mi pierna pidiéndonos acariciarla, le sobre suave su cabeza casi rascándole con las uñas, debía sentir mi angustia.

 

El vivir sola sobre mi negocio tal vez no había sido la mejor de mis ideas pero era lo mejor para mi familia. Ahora solo esperaría a acostumbrarme al dolor como lo hacia siempre, hasta poder levantarme de nuevo de la cama.

[Hannity Ollivander Evans]

La tarde era fría, a pesar de estar en otoño todo indicaba que el invierno en Gran Bretaña no iba a mejorar este año, a ella le parecía que los vientos que últimamente corrieran en el país como ráfagas furiosas, seguramente se debía un poco a la situación actual después de la caída del estatuto, el clima cambiaba tanto y tan a menudo que ya nada parecía inquietarle.

 

La pequeña rubia ya había ido a aquel establecimiento ubicado en el corazón del callejón Diagon, en esa ocasión había asistido para hacerle un arreglo a su varita, la cual había quedado estupenda, pero a raíz de los acontecimientos recientes, tal vez necesitara una nueva exploración, aunque eso no es lo que quería la pequeña ojigris, no, ella quería, más que nada, saber si era posible fabricar un par de varitas (era un abuso, ella lo sabía), pero se sentía culpable por la falta de magia en su madre a causa de una maldición que indirectamente tenía que ver con ella, puesto que la Evans había cambiado su magia por la posibilidad de tener una hija y aunque todo aquello era bastante complicado de entender, ella era aquella hija por quién su magia había escapado.

 

No esperaba que una varita funcionara en Evans, que prácticamente ahora era una squib, la varita sería sólo un regalo, un agradecimiento por el sacrificio que ella había hecho por Hannity.

 

La otra... Bueno, si era posible hacerla, sería para aquel hombre que había renunciado a la grandeza, a la gloria de todas aquellas investigaciones (por causa de un ente(?) que había poseído su cuerpo, aunque el ya era grandioso, medio retorcido, pero extraordinario) por complacer una vez más a su hija...

 

Le daba escalofríos el simple hecho de recordar todo aquello y la cicatriz en la palma de la mano izquierda ardía intensamente por momentos...

 

Estaba nerviosa, sus manos temblaban ligeramente ya que no sabía si la petición que haría sería tomada o no en cuenta, ya que tal vez era mucho pedir, aún así se arriesgaría, no tenía nada que perder, salvo la oportunidad de aprender algo nuevo y que según su padre eso estaba en sus venas

 

Empujó la puerta y al instante sonó una campanilla, el lugar era tal y como lo recordaba de aquella vez en dónde se encontró con el joven Eobard, solo que esta vez no había otro cliente en el local, parecía vacío.

 

-¿Hola? ¿Hay alguien?- espero a ver si algún elfo o persona salía a recibirle.

 

Algo que notó inmediatamente al estar en Ollivander's era que en el ambiente había un dejo de tristeza, a veces a ella misma le sorprendía esa sensibilidad...

 

 

@@Ada Camille Dumbledore

[justo]

Mis chicas se paran en cada escaparate, yo espero con paciencia, se que no es su costumbre ponerse a mirar trapitos pero es que cuando passn por delante del escaparate de mafdame Malkin se le van los ojos hacia las nuevas túnicas de temporada. Con un suspiro de resignación pasamos a la tienda y, tras numerosos cambios de vestuario acabamos comprando 3 tunicas cada una porque como ellas dicen muy a menudo "nunca tienen que ponerse..."

 

Seguimos por el Callejón, ellas hablando de crios y parloteando de todo y yo, como el sufrido marido que soy, llevandoles las bolsas de ropa. No me quejo demasiado, se que no me va a servir de nada y, además, yo tengo parte de "culpa" por haberme casado con ambas. Es increible pero hemos pasado por Twilfitt & Tatting y se han quedado embobadas con su escaparate, nueva entrada a la tienda, nuevas prendas de ropa y heme aqui con 2 tunicas más cada una, menos mal que puedo meterlas en mi bolsillo de piel de Moke o no sabría que hacer con todo eso.

[Ada Camille Dumbledore]

Selene Ariane Dumbledore

 

El mareo me había hecho salir hacia la ducha a refrescarse, estaba en un estado famélico gracias a la tristeza. Pero debía seguir y no había nada mejor que refugiarme en mis adoradas varitas. Muchas personas no entendían porque me sentía mejor rodeada por ellas que por las personas y es que la gente las consideraba muchas veces solo objetos obsoletos, cuando ellas eran maravillosas y su energía hacía vibrar mi alma

 

Un vestido negro hasta la rodilla sería mi atuendo y una capa color gris oscuro encima de ella, el cabello púrpura recogido en una trenza que caía sobre mi hombro. Baje las infinitas escaleras desde la tercera planta de la tienda hasta la primera planta e

ingrese a la parte posterior de la tienda, la campanilla sonó y supe que había alguien allí dentro. Fui hasta el recibidor y me encontré con una nerviosa joven rubia de ojos grises, sonreí amablemente y me acerqué a la vitrina que nos separaba.

 

-Bienvenida a Ollivander señorita, dígame en qué puedo ayudarle

 

La catarina voz resonó por el local, era como si despertara a las varitas, amaba aquel lugar por eso y me sentía cómoda al ser una más en aquel local.

 

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