Jump to content

Ollivander's (MM B: 94928)


Ada Camille Dumbledore
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Apolo estuvo a un segundo de empujar la puerta, justo antes de reconocer el cabello de Sain en la ventana. Alarmado giro en redondo y se devolvio por donde habia venido lo mas rapido que pudo, deteniendo en la esquina de una de las calles del Callejón Diagon.

 

Habia querido visitar hace mucho Ollivanders para saludar a Joaquin, pero ¿que demonios hacia Sain allí tambien? No lo habia visto desde que se habian despedido luego de su ultima clase en Hogwarts, irónicamente, hecho un basilisco del enojo que habia sentido por el encuentro que habia tenido con su única alumna. La razón de su enojo aun no la tenia muy clara: si, le habia molestado su falta de profesionalismo, pero Apolo de por si solo era profesor para poder entregar información de la Marca Tenebrosa. Mientras que Sain era profesor de seguro por vocación... No era tan grave tampoco, todos son adultos y pueden hacer lo que quieren, y aun asi... ¿Por que le enojaba tanto?

 

Y no respondía su pregunta principal, que estaba haciendo en la tienda de Joaquin. Habia hecho la similitud hace mucho, conociendo el apellido de Sain y le hecho de que la tienda actualmente fuera propiedad de Joaquin. Jamas lo habia querido sacar a colación realmente por que podia ser un tema delicado que involucrase a su familia y su historia, pero quizá esa era la razón. Aunque de todos los días para ir, ¿por que justo tenia que elegir ese?

 

Aunque todos sus instintos le decían que era mejor desaparecer, movió sus pasos en dirección a la tienda de varitas nuevamente. Joaquin lo habia visto por la ventana, de eso estaba seguro, pero con Sain de espaldas quizá el no habia alcanzado a vislumbrarlo. No estaba preparado emocionalmente para hablar con él de todas formas, pero quizá plantearía mas preguntas no pasar a saludar a Joaquin luego de que Sain se fuera.

 

Y tambien tenia curiosidad de saber lo que iban a hablar, y una parte pequeña de él se pregunto si en un enfrentamiento habría que proteger mas a Joaquin o mas a Sain. Siempre podian terminar mal las cosas, era mejor si él estaba rondando cerca.

 

Pero no entro por la puerta principal, si no que apenas llego a la tienda la rodeo para entrar por la puerta trasera, donde descansaban una multitud de astillas y basura de varitas que habian sido creadas. tuvo que empujar unos contenedor de basura (se notaba que Joaquin no se preocupa mucho de esas cosas) pero se apresuro a entrar por la parte de atras haciendo el menor ruido posible. Si iba muy calladamente quizá no lo notaran, por que no se le ocurría ningún hechizo que insonorizara sus pasos.

 

@ @@Joaquin Granger

PB6kIUF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

NLcH0Gl.png

 

Parpadea perezosamente, una y otra vez, con la vista puesta en las letras viejas del cartel frente a él, aunque no parece estar observando realmente lo que dicen. Ha pasado el tiempo de espera distraído en ese afiche informativo, en él habla sobre las varitas y como cuidar de ellas, él no cree que la gente se detenga a leer esa información, quizá que el afiche se encuentre tan descuidado y olvidado sobre un muro con tan poco atractivo es algún truco de los dueños del local para que, después de introducción a la magia, los jóvenes estudiantes vuelvan con una varita astillada o rota para ser resanada o remplazada. Quizá, y es que los estudiantes brujos del colegio hoy solo lanzan hechizo tras hechizo de sus varitas para intentar resolver preocupaciones.

 

Sosegado, el muchacho concentró su atención a la persona tras el mostrador de local cuando, después de esperar por relativamente poco tiempo, le responde al fin con las cordialidades propias de un empleado o en este caso dueño del negocio. Garry se tomó un breve segundo para observarlo, no es que comúnmente se detenga a fijarse en el aspecto de la gente, pero aquel hombre tiene una pinta bastante amedrentadora, aun con esa cortés sonrisa que existe en su rostro. Aquella persona es casi tan alto como él, si no es que un poco más, sus modos son gentiles, pero el licántropo casi se siente apabullado bajo su mirada. Sin embargo, el menor de los Ollivander no parece si quiera turbado y del mismo modo, con una larga sonrisa, se encamina hasta el mostrador.

 

Buen día, señor Granger, soy Grelliam Ollivander, del control de comercio universal-, un poco descuidado señaló la identificación que cuelga sobre la solapa de su traje antes de estirar su mano para estrechar la de uno de los dueños del local o al menos eso es lo que dice su informe. ―Me alegra que sea usted quien me atienda, ¿sabe?, es difícil tratar estos temas con los empleados de los locales, además, es mejor ser discretos con esto…-, como si fuera bastante claro con lo que habla, ha comenzado a sacar y ordenar algunos papeles de las carpetas bajo su brazo, al ser el último de los negocios por visitar en el día Garry tenía la esperanza de no encontrarse con los dueños si no hasta la próxima semana. ―He venido aquí por una denuncia anónima que ha llegado a C.C.U. acusando al negocio de varitas Ollivander´s de expender objetos productos de magia oscura, pero permítame presentarle la información.

 

El rostro “comercial” que Garry mantiene solo porque no quiere más regaños de Alessandra Delacour, se borra brevemente mientras traspapela los documentos que debe presentar a Granger para que pueda entender mejor por qué esta él ahí. Apenas levanta la mirada, pero cree haber visto a Joaquín con su atención puesta en la puerta detrás de él, justo por donde había entrado minutos antes, ¿algún cliente? Seguramente si, por lo que se apresura a tener todo en orden en menos tiempo. Cuando Garry se endereza nuevamente con la información lista en la mano, voltea por encima de su hombro solo para confirmar ya que no ha escuchado la campanilla sonar ni alguien llamando desde afuera, pero finalmente él no distingue nada o a alguien.

 

Quizá quiera tratar el asunto en algún lugar más privado, aunque no tengo problema si lo vemos aquí…-, volvió a intentar una sonrisa, pero desistió y simplemente esperó por una respuesta de Granger. La mayoría de los dueños a donde ya habían ido a investigar siempre preferían mantener este tipo de procesos en perfil bajo, pero por supuesto que Garry entendería si Granger no tiene de que preocuparse y no le importaría si trabajaba ahí.

 

@@Apolo Granger @Joaquín Granger

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

-Disculpe... -trataba de recordar cada letra de lo que había pronunciado para comprobar que yo no había entendido mal- ¿ha dicho una denuncia, de que expendemos magia oscura? Por favor, muéstreme la información pertinente.

 

 

Miraba pasmado hacia la ventana ¿quién sería capaz de una mentira tan atroz? vendíamos varitas, y accesorios para estas, lo más oscuro que se podía encontrar allí eran trozos de azabache para encastar en el mango. Éramos, más allá de un negocio respetado, un negocio querido por generaciones y generaciones de magos y brujas, incluso, había veces en las que veía padres y abuelos con sus pequeños, señalaban la tienda y les contaban la anécdota de cómo a sus once años habían encontrado su varita para toda la vida, gracias al ojo experto de los propietarios de esta ilustre tienda.

 

 

Tenía los ojos en un tono naranja sangriento a causa de aquello, que seguramente no era más que un malentendido, o en el peor de los casos una difamación absurda que no llegaría muy lejos, cuando a través del ventanal, diviso la figura de una persona más que conocida: mi sobrino, Apolo. Pero el chico logró que mis ojos volvieran a su profundo azul, cuando pasó apresuradamente como sin querer ser visto y me hizo fruncir el ceño un segundo, cuando comencé a percibir sonidos de la parte trasera de la tienda. Rezaba para que si el licántropo lo escuchaba, no tomara aquellos sonidos como una sospecha.Aunque ignoraba si se conocían.

 

 

-Sinceramente no esperaba algo así -comencé a responder- así que, si usted lo prefiere, podemos ir a mi oficina y no ser interrumpido por los clientes. Por aquí, señor Ollivander -dije señalándole la escalera de caracol. Con mi varita en mano apunté a la puerta y un cartel que decía "volveremos más tarde" se materializó.

 

 

Si bien mi semblante no podía dejar de mostrar una justificada preocupación, mi mente clamaba venganza y a la vez trataba de sosegarme, y no se podía decir que aquello fuera algo fácil. En todos los años en los que pisaba sobre la tierra, nunca había podido luchar contra aquel fatal defecto que significaba la capacidad de guardar la calma cuando las cosas escapaban de mi control o como decían en aquellos días "dejarse fluir". Las únicas veces que lo había conseguido había sido cuando tenía algún romance, y aquella tranquilidad duraba lo que duraba el rato con la persona en cuestión. A la mitad del pasillo, a la derecha estaban las enormes puertas que daban paso a mi oficina.

 

 

-Adelante, puede sentarse en el sofá -dije señalando el elegante sofá tapizado en tela esmeralda, mientras yo me sentaba en un sillón del mismo estilo contra el brazo derecho del sofá- ¿puedo ofrecerle algo de beber?

 

 

 

Kraven, Elfo doméstico de Joaquín Granger.

 

 

La fea criatura se pasaba el día yendo y viniendo, apareciendo y desapareciendo, su rutina era ir de la tienda de varitas al gimnasio y a la mansión a vigilar al pequeño Seishiro, y resultaba agotador, pero el incansable elfo no dejaba que aquello se notara, era un honor para él servir, asistir, y aprender de su amo, y lo hacía con real dicha, pues en su mente no se concebía un elfo que no sirviera a un amo, y más si se trataba de un ser tan especial como el suyo y los pequeños de él; aunque hacía mucho no veía a la ama Helena, y eso le apenaba.

 

 

Chasqueaba los dedos con esmero para limpiar la parte trasera de la tienda y que su amo se enorgulleciera de su diligencia, cuando para su sorpresa, de repente ya no se encontraba solo, sino que estaba en compañía de otro humano, uno que no frecuentaba la tienda, y que no era del agrado del elfo. Sin embargo, le clavó los ojos e hizo una reverencia profunda, como haría con cualquier mago, todos superiores a él, por supuesto. ¿Qué haría el amo Apolo en aquel lugar de la tienda que estaba reservado solo para propietarios y empleados?

 

 

-Amo Apolo... el amo Joaquín está en una reunión ¿desea usted que Kraven lo anuncie? Kraven cree que el amo se enfadará si le permito estar aquí, Kraven cree que puede esperar en la sala de descanso. Tiene que subir las escaleras y seguir hacia el fondo del pasillo. Sería un honor para Kraven guiarlo.

 

 

 

 

@@Apolo Granger @

Asdktyr.png

CKx7Y95.gifSHzud3o.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Apoyado contra la puerta, Apolo intento escuchar la conversación que Joaquin y Sain tenían. Era demasiado esfuerzo para algo tan banal, y sin embargo ahí estaba, a escondidas intentando que ninguno lo notara. Casi se alegró que el motivo fuera el Control de Comercio Universal, en el que recordó de golpe que Sain trabajaba, aunque se le hizo extraño lo de objetos de magia oscura. Joaquin era misterioso y oscuro, y aunque pegaba con el tipo se le hacia extraño que estuviera metido en cosas turbias.


Considerando principalmente que ese era el trabajo de la Marca Tenebrosa del que él, ni ninguno de sus familiares, pertenecía. Se había encargado de averiguar eso, con algo de dificultades, pero con el suficiente aplomo para tener en cuenta que de parte de los Granger no iba a obtener ningún apoyo como mortifago, si es que no al contrario. Sus cavilaciones casi lo hacen perderse el resto de la conversación, pero estaba claro que se estaban moviendo.


Se quedó en silencio, listo para salir corriendo si entraban por la puerta en la que estaba apoyado, pero los pasos subieron la escalera de la tienda al segundo piso. Estaba por sopesar la idea de irse o seguirlos, al haber descubierto al fin la razón de la visita de Sain, cuando una voz a sus espaldas casi lo hace saltar. Malditos elfos, claro que iban a estar aquí también…


Reconoció a Kraven de los pocos momentos en que se habían topado con la mansión, aunque tenía la sensación de que por muy atentos que fueran, casi no se los lograba topar en la Mansión Granger a menos que estuviera con otro familiar. Pero fuera de eso, jamás los veía o se les cruzaba siquiera. Quizá se debiera al hecho de que Apolo no tenía ninguno, y estaban esperando que se consiguiera alguno para él. Aunque eso no iba a pasar en un tiempo próximo.


—Cla-claro— musitó Apolo poniendo una mueca a modo de sonrisa. — Digo… no, no hace falta, ya subo yo. Gracias. Si-sigue en lo tuyo.


Sintiéndose como un tonto, y aun bajo la mirada del elfo, Apolo salió de la parte trasera y siguió a Joaquin y Sain por las escaleras, aun haciendo el menor ruido posible. Los escalones no lo acompañaban mucho, y en un momento pensó que debió haberse ido. Aunque luego el elfo de Joaquin le contaría que estaba escuchando a escondidas y plantearía más preguntas incomodas; al menos así tenía una excusa de querer verlo pero sin interrumpir su reunión.


Las voces de ambos se hicieron presentes y Apolo se preguntó si no sería mejor llamar a quedarse escuchando en el recibidor, cuando la puerta se abrió mágicamente con una sacudida rápida. Apolo se congelo en el acto al ver como llamaba la atención en el recibidor, y el movimiento de una bandeja con una jarra de agua y otra de té adelantársele en el interior. est****o elfo…


—¡Hola!— saludó con decisión entrando. —Joaquin, perdona que te interrumpa, pasaba por el callejón y vi que la tienda estaba abierta pero no había nadie y… entre para ver que todo estuviese bien— mintió Apolo, sin mirar a nadie en especifico. —Hola Sain, lamento interrumpir. Ya sabes, nunca se puede estar lo suficientemente seguro.


Los miro a ambos, y por un fugaz momento recordó que Joaquín había puesto el letrero de cerrado antes de subir. Se apresuró a cambiar la conversación, como quien no quiere la cosa.


—¿De que hablaban? ¿Paso algo?—soltó al aire, como si no hubiese estado escuchando todo lo que habían hablado hacia solo unos momentos.


@ @@Joaquin Granger

PB6kIUF.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

NLcH0Gl.png

 

Asintió antes de seguir el camino que Granger le indicaba, reforzando bajo su brazo el agarre de documentos y carpetas de evidencias recolectadas durante el día en los demás locales de Diagon que ha visitado durante el día. La reacción del dueño del negocio de varitas tras escuchar las palabras del ministerial a Garry no le sorprende, pero busca ser empático con la situación, así que, aunque no se siente muy seguro cerca del vampiro, se mantiene cerca suyo mientras continúan un silencioso trayecto hasta la oficina de Granger.

 

Él es discreto todo el tiempo cuando sigue al mago, pero los extraños ojos del licántropo no han dejado escapar detalle de lo que hay a su alrededor, aun cuando aquel espacio es de apariencia bastante sobria, pero incluso los inusuales sonidos que se escuchan en los cuartos aledaños a la planta baja es algo que irá en el reporte de Ollivander, aunque por supuesto, supone rápidamente que debe tratarse de algún empleado trabajando en algún taller de varitas.

 

La oficina de Joaquín es un poco más grande de lo que había pensado primeramente, eso lo relaja aunque no pareciera tenso en ningún momento, y entra justo detrás del mago. Sigue las palabras de Granger y toma un lugar justo en medio del sofá que le ha indicado. Cosas como estas no le importan normalmente al brujo, pero vestido con el traje ministerial algo desgastado color gris claro y de cuadros cafés, Garry se siente que desentona completamente con la oficina de Granger. Como una mancha de café sobre un escrito.

 

Agua tibia, se lo agradecería-, asintió un par de veces antes de colocar algunos papeles sobre la mesa de centro. Ha explicado ya más veces de las que quisiera lo que está por contarle a Granger, Alessandra siempre le advierte de esta parte del protocolo, aunque él tiene siempre sus formas de hacer el trabajo, hay que estar de lado de los dueños de los negocios, pero nunca descartar la posibilidad que existe de que en verdad estén tratando con mercancía oscura, tal como han encontrado en algunos locales. ―Déjeme aclararle señor Granger, que no estoy aquí para ejecutar las acciones correctivas inmediatas, el cuartel de seguridad mágica quiere que…

 

La monotonía con la que explicaba todo aquello se interrumpió de pronto cuando la puerta de la oficina se abrió y tras ella, además de la charola con el agua, la figura de Apolo parecía casi tan descolocada cómo debía estar también el licántropo en el sillón. El rosto habitualmente apagado del brujo pintaba sorprendido al ver al profesor cruzando la habitación animadamente, queriendo entender mejor lo que pasaba, Garry siguió el recorrido del brujo con sus pálidos ojos fijones. Garry sonríe apenas por el modo en el que las palabras de Apolo parecen algo atropelladas, además de que le da la impresión de que su compañero se esforzaba por no hacer contacto visual.

 

Aunque bien podía ser solo cosa del Ollivander, después de todo Apolo no tendría que ser más considerado con él de lo que ya es, la relación entre ellos ha sido hasta ahora meramente laboral, sin embargo, ese pensamiento y el modo en el que el profesor parece incomodo con su presencia en la oficina de Granger, deja a Garry intranquilo.

 

Buen día, Apolo…-, por supuesto que también se siente extrañado por verlo ahí, quisiera preguntarle, pero aunque no recuerda su nombre figurando entre los papeles de propiedad de Ollivander, por el modo tan familiar con el que se dirige a Joaquín, además del apellido, entiende que debe tratarse de un pariente. Por primera vez desde que lo ha visto entrando a la habitación desvía la mirada, primero sobre Joaquín y después hasta los papeles sobre la mesa de centro cuando su compañero de Hogwarts pregunta por la conversación de Joaquín y el ministerial.

 

Pensé que no sabría nada de ti hasta…uh, después de enero-, Garry levantó la vista al fin de los pergaminos y fijó su atención en el rostro joven del mago. La sonrisa divertida que se mantiene en el rostro de Garry era más bien un síntoma nervioso del recuerdo de lo extraño que había terminado la última de sus clases. Se siente algo inusualmente torpe para hablar con él, quizá es por lo extraño que es ver al muchacho fuera de los terrenos de Hogwarts. ―Veo que te has recuperado rápido…-, sobre aquel potente encantamiento que ha tenido que usar para librar el último curso, quiere decirle, pero de pronto cree que no puede siquiera hablar sin falsear una palabra.

 

Sobre lo que ha preguntado Apolo, Garry cree que es la cabeza del negocio quien debe decidir si ponerlo al tanto o no de lo que sucede en Ollivander´s, por lo que él no hace mención del asunto hasta que Joaquín se lo indique de nuevo.

 

@@Apolo Granger @Joaquín Granger

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La monotonía de autónoma con la que el lycantropo hablaba lejos de tranquilizarme, me ponía los pelos de punta, sin embargo no dejaría que se notara aquello por nada del mundo, con una mirada serena y una expresión seria, escuchaba cada palabra, sintiendo cierta empatía... con el muchacho, ya que destilaba que aquella advertencia que incluía al Cuartel de Seguridad Mágica y la frase "medidas correctivas" eran parte de un protocolo al cual el empleado debía atenerse una y otra vez. Si no hubiera estado tan nervioso, seguramente hubiera fantaseado ligeramente sobre las reacciones de los distintos dueños.

 

El muchacho que explicaba todo hasta que nos vimos interrumpidos no solo por la charola de plata con la copa de agua tibia, sino un intruso que si bien había sido descubierto hacía unos momentos, no era esperado en mi oficina con la tienda cerrada. Fruncí el ceño, ya que ni yo entendía aquello del todo, una cosa era que pasara a saludar, pero otra cosa muy distinta era que husmeara detrás de mi puerta. Lo miré con cierto reproche ¿su madre no se había hecho cargo de educarlo? si bien era la hermana con la que tenía un trato nulo, no podía concebir aquello.

 

-Buen día, Apolo -saludé con una sonrisa más forzada de lo que me hubiera gustado- tu presencia es siempre bienvenida, sobrino, incluso cuando la tienda está cerrada...

 

Para mi sorpresa, Grelliam y Apolo se conocían, empezaron a entablar una conversación sobre un tema del que era completamente ajeno y comenzaba a sentirme absolutamente fuera de lugar en mi propia oficina. Sin contestar aun la pregunta que Apolo nos había hecho sin dirigirse a ninguno en particular, escuchaba lo que el Ollivander decía, y que incluso se permitía sonreír, pero no de una forma cómoda, también las expresiones como "recuperarse" ¿recuperarse de qué? Si bien Apolo era un adulto y yo estaba lejos de ser su tutor me hubiera gustado saber su tuvo que atravesar algún problema. Pero no podía preguntar nada de aquello.

 

-Por lo que veo se conocen, y no hace falta que los presente -interrumpí, al fin, antes de que la curiosidad me traicionara- Apolo -dije desviando la vista de los heterocromos ojos del muchacho, y los clavaba en los ojos negros del otro Granger- Al parecer ha habido una denuncia en contra de este negocio y el señor Ollivander viene a aclararlo todo ¿no es así? -pregunté y proseguí- si el caballero no tiene inconvenientes, puedes quedarte, con una condición: Ni una palabra de esto a la familia. No quieres preocupar a nadie ¿verdad? -y continué una vez más sin esperar una respuesta- En cambio, si él considera tu presencia inoportuna, vas a tener que retirarte de la oficina. Aclarado esto, puede continuar, por favor. -Finalicé volviendo a clavar mis ojos en el Ollivander

 

No confiaba del todo en las intenciones de Apolo, no era un mal chico pero algunas veces tenía actitudes extrañas, como cuando apareció apestando a alcohol y cubierto de sangre que no era suya. Que apareciera con la excusa de comprobar mi seguridad no hacía más que alarmarme, y no podía olvidar que tuvo la desconcertante idea de entrar por atrás, incluso cuando parecía conocer al otro hombre que estaba en mi oficina. Nada de aquello tenía sentido. Con suerte al pasar el rato, podría entender más, y en ultimo recurso, lo aclararía en la mansión.

 

 

@ @@Apolo Granger

Asdktyr.png

CKx7Y95.gifSHzud3o.gif

 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

- ¿Y como es que nunca he visto a Flammel?

 

- En realidad si lo has visto, lo que pasa es que no te acuerdas.

 

- Yo lo sabria...

 

- ¿Recuerdas a una mujer que asistio al parto de Monica?

 

- Si, claro, una buena sanadora.

 

- ¿Y no sabes quien es?

 

- No.

 

- Pues es Perrenelle, esposa de Nicolas y 20 años mayor que el.

 

- ¡No me digas!

 

- Pues si.

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

NLcH0Gl.png

Garry se encogió de hombros desviando la vista de ambos hombres y volviendo su atención a los papeles sobre la mesa. ―No es problema para mi si Apolo se queda-, contestó al Granger mientras volvía a la tarea de acomodar algunos papeles que le concernían al actual dueño del negocio de varitas. ―Es más, quizá pueda ayudarnos a agilizar la segunda parte de esta visita-, apenas sonreía divertido, aunque no levantó la vista de la documentación. ―Ah, señor, si no le importa, me sentaré aquí abajo, estar encorvado me cansa-, no esperó una respuesta pronta de Granger para acomodarse de piernas cruzadas entre la mesa de centro y el sillón tan elegante.

 

Mientras esperaba que ellos terminaran de decidir si Apolo se quedaba en la oficina o no, rebuscó distraídamente su varita entre los bolsillos de su saco. Al igual que la habitual apariencia desgarbada del brujo, la varita de Garry tiene una pinta algo torcida, demasiado rustica y sin tanto diseño estético, que revela que aquella pieza es la primera de algún aprendiz de artesano, la empuñadura esta moldeada por el tiempo, de algún par de generaciones atrás tal vez, pero el licántropo no tiene problemas para sostenerla entre sus manos y hábilmente emplear encantamientos sobre los papeles en la mesa para generar copias para Granger.

 

Vera usted, Joaquín Granger; Ollivander 's ha sido denunciado por venta de productos oscuros-, entregó al mago una copia de la carta que había llegado a C.C.U. Alessandra le advierte siempre del manejo de información, aunque Garry cree que justo es al menos, notificarles claramente a los dueños porque de pronto tienen a un grupo de ministeriales revisando sus cajones. ―Esa es la nota, no tiene una firma ni dirección, pero hay algunos nombres escritos en la parte de atrás, creemos que son “testigos” de lo que relata en la carta, por supuesto que Aurores trabaja en esos nombres ahora.

 

 

Primer día del mes de Mayo del presente año.

 

A quien corresponda;

 

Muy buena tarde, quiero primero que nada disculparme por mantener mi nombre y el de mi familia en anonimato, pero ustedes entenderán que él nombre de nuestra familia no puede por nada del mundo verse involucrada con cosas como estas. Mi esposo representa un alto cargo dentro del Ministerio de Magia y cosas como esta solo podrían causarle más problemas. Sin embargo, yo encuentro sumamente alarmante lo que acabamos de vivir.

 

Sería el primer año en el Colegio de Magia y Hechicería para la última de mis hijas, como con las demás, acudimos a Diagon a comprar los artículos que se solicitaban para que nada le faltase y pudiera cursar sin problemas el año escolar. Emocionada, mi hija no podía dejar de practicar hechizos sencillos con su varita nueva, estaba embelesada con ella, no quería dejarla siquiera a la hora de la comida. Al pasar unos cuantos días, una de las empleadas noto un comportamiento extraño en la menor, creímos que solo se trataba de algo de la edad, una rebeldía pasajera, por lo que no le dimos mayor importancia. Sorpresa para nosotros fue encontrarla el día primero de septiembre tumbada en el suelo de su habitación casi sin pulso y empuñando su varita a punto de sangrado…

 

No sabemos cuál es el propósito de esta maldición que ahora persigue a mi hija al borde de la locura, preguntando día por día por su varita tan querida, incluso ha llegado a agredir a los empleados de la casa, ya no es la misma de antes. Mi esposo busca averiguaciones y soluciones con detectives privados para encontrar quien es el causante del daño, yo sigo pensando que en ese lugar, Ollivander's, es el origen de la oscuridad que ahora agobia a la menor de la casa. Es por eso que ahora escribo esto, pues encuentro prudente, prevenir a los medios correspondientes de la clase de objetos que venden en ese negocio, para que otras familias no pasen por lo mismo que nosotros.

 

 

Adjunta a la carta viene también una copia de la fotografía donde se puede ver dicho artículo junto a una mano pequeña, seguramente de la víctima. En ella, la mano de la muchachita parecía haberse secado, ahora era como el brazo de una vieja mujer y apenas, entre algún par de arrugas, escrito en pársel, se encontraba la frase; “ahora es mía”. La varita visiblemente estaba gastada, como si antes de la nena alguien más la hubiera usado por mucho tiempo . El caso se estaba investigando con mucho cuidado, pero por más que habían buscado hasta ahora, no conseguían dar con alguna agencia de servicios privados que les diera información acerca de esa familia. Por supuesto, ese era su trabajo.

 

¿Puede reconocer la varita señor Granger?-, preguntó finalmente el empleado de C.C.U., volviendo su atención al vampiro. ―Es un artículo muy peculiar ¿no cree?-, masculló, esta vez observando la fotografía del objeto mágico maldito. ―Yo nunca antes había visto algo como eso-, todo el caso de los “negocios contaminados” a Garry ya lo tenían bastante paranoico, ya le habían demostrado suficientes veces que tenía incluso que sospechar hasta del más amable propietario que le atendía, y esta vez no es diferente, pero debe tratarse de la empatía que siente por el chico Apolo y su familiar, y por qué hablar de varitas lo pone nervioso, que mejor prefiere apurar la investigación.

 

Como sabrá más que bien, para tener un establecimiento funcionando en Diagon es necesario cumplir con la documentación que indican los reglamentos, normas y estatutos que involucran la integridad de compra venta de artículos, consumibles u objetos mágicos para magos y brujas…-, pausó de pronto, ¿desde cuándo había aprendido todo eso? Negó apenas, un poco incrédulo de sí mismo. ―Según el último registro de Ollivander's encontrado en C.C.U.; el negocio se dedica a: “[...]fabricar varitas mágicas, su venta y a la innovación en cuanto a forma, tallado, y el uso de maderas y núcleos de diversa procedencia en su creación[...] para poder brindarles a los magos y brujas de esta comunidad una varita de excelente calidad, de calidad Ollivander's[...]”-, leyó con cierto hastío, de uno de los tantos papeles que guarda para él.

 

De tener Ollivander's otro uso, Control de Comercio Universal debe estar notificado, al igual que deberá actualizarlo en el registro del negocio, sin mencionar que…bueno la venta en Diagon de productos oscuros necesita otro permiso previo a una averiguación abismal por parte del departamento de seguridad mágica que posiblemente involucraría…a toda su familia.

 

Hizo una larga pausa mientras dejaba que el vampiro terminara de leer y digerir toda esa información que le había soltado de pronto. Tomó de la copa de agua hasta la mitad, hablar mucho o por largo tiempo a Garry cansa tanto, aun así el sosiego en él era el mismo de siempre e incluso pareció sorprenderse brevemente al ver la copa llenarse de nuevo por si sola.

 

@Joaquín Granger @@Apolo Granger

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tardo un buen rato en asimilar tan asombrosa informacion. No la culpo, yo mismo me quedaria conmocionado si me soltasen un bombazo semejante. Afortunadamente Yanira es lo suficiente madura para no dejarse impresionar en demasia. Por otra parte, ella ya ha aprendido a conocerme y sabe que, en mi vida, hay suficientes misterios como para que la sorprendiera una y otra vez.

 

- Asi que Perrenelle es ahora sanadora ¿y Nicolas, a que se dedica?

 

- Nicolas se ocupa de relaciones internacionales, tiene el suficiente prestigio como para conocer a los magos mas influyentes.

 

- ¿De quien fue la idea de fingir su muerte?

 

- Mia. Nicolas pondria una piedra-señuelo, Voldemort picaria y no sabria la verdad.

 

- Pero algo fallo...

 

- Si, Harry Potter y sus amigos fueron un problema, el plan se fue al garete.

 

- Entiendo...

http://i.imgur.com/kNMDvWi.png


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

  • 4 semanas más tarde...

NLcH0Gl.png

 

 

No paso por alto el prolongado silencio del vampiro, aunque tampoco se alarma, no sería esta la vez primera que el dueño de local se negara a darle más información al ministerial. No le sostuvo la mirada sin embargo, todo este tiempo se había mantenido traspapelando informes que no iban en relación al caso de Ollivander´s y solo de vez en tanto de soslayo dedicaba una mirada curiosa al silencioso peli azul, no conoce a Apolo Granger más allá de Hogwarts, pero nunca le pareció una persona tan silenciosa, aunque ahora que lo piensa quizá es cosa de Granger. Un desvió más de su atención se posó sobre el dueño del negocio una vez más y luego sobre los papeles sobre la mesa.

 

Tss”, era aún tanto trabajo que está pendiente por realizar, pero después de todo este tiempo invertido en C.C.U., el licántropo apenas se animaba a decir que comenzaban a tomar un buen camino, a pesar de las amenazas.

 

Las puertas de la oficina nuevamente se abrieron de par en par, tomándolo con sorpresa, provocándole casi que se atragante con el agua tibia que toma del vaso. Por ella atraviesa apurado y nervioso un elfo doméstico, Garry supone que alguno de los que sirven a Granger, aunque es lo que viene persiguiendo lo que más llama la atención del brujo;

 

La nota en forma de golondrina cayó justo frente a él, y Garry, aunque fuerza un gesto de sorpresa, consigue reconocer el medio sin problemas; esté es uno de los memo que Dorothy manda con urgencia…normalmente cuando Delacour está en llamas. No dudó en desbaratar la pieza y leer el mensaje, aunque de verdad se sorprendió al reconocer la caligrafía de Alessandra en ella. Si era posible, Garry palideció aún más tras terminar de leer la nota corta que enviaba la medimago jefe, aunque no mostró algún otro signo de alteración, arrugó el papel en sus manos y volvió nuevamente su atención al dueño del negocio de varitas.

 

Una disculpa por eso-, se refirió al modo en el que recibía el mensaje. ―Entiendo entonces, señor, que es usted completamente ajeno a todo esto ¿o me equivoco?-, con ayuda de su varita el menor de Ollivander no tuvo problema para ordenar rápidamente el papeleo sobre la mesa que acomodó dentro de la carpeta con habilidad. ―Será mejor que lo analice y se asegure de que así sea-, habló aun sin parecer perturbado aunque era seguro que lo que fuera que estaba escrito en la nota, justificaba su repentino apuro. ―Hacer una revisión a su negocio, a sus empleados si lo cree adecuado. Una inspección o...introspección de ser necesario-, el muchacho le dedicó una larga sonrisa que casi deformo su rostro.

 

Puede usted quedarse con esa información, ahora, si me disculpan, tengo que irme-, una vez de pie y cos habitual papeleo bajo el brazo hizo una venia, no muy pronunciada, pero tampoco despego la extraña mirada del vampiro. ―No es necesario que me indique la salida, con su permiso.

cpoR6Mo.gif
B259aHz.jpg
Kl83Ehb.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.