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☀ 。.:* Castillo Lestrange *.:。☀ (MM B: 97133)


Sol Lestrange Black
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Dej[o que su cuerpo se materializara en frente de la entrada principal del Castillo. Era curioso que sintiera empatía por el apellido Lestrange aunque no conociera a la mayoría de sus integrantes. Sabía de la existencia de la familia gracias a la suya propia, la Black Lestrange que resultaba un poco curioso que llevara el mismo apellido. Igualmente sentía un poco de curiosidad por las personas que habitaban el lugar y aquella reunión podía ser una excusa perfecta para aclarar su mente en ese aspecto.

 

Giró la perilla de la puerta principal después de haber intentado llamar sin alguna respuesta, supuso que quizá ya habían comenzado a reunirse algunas personas por el lugar y que por ello no se habían dado cuenta de su presencia.

 

— Pero que mal servicio élfico tienen por aquí, pero en fin — Pensó mientras se dirijía al vestíbulo igualmente se encontraría más personas con las cuales podría matar su aburrimiento un poco. A lo lejos logró escuchar la voz familiar de Zoe, la otra, le pertenecía a una bruja a la que detestaba estar cerca de ella pero en aquella ocasión no habría ningún drama entre su rivalidad si la dama se comportaba.

 

Solo había una voz masculina que no lograba ubicar del todo, tenía vagos recuerdos de ese timbre de voz, quizá, en el evento pasado de los babys... o eso o ya estaba imaginando un par de cosas.

 

— Buenas tardes — Dijo mintras esperaba la reacción de cualquiera de los presentes.

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Alivio sintió cuando la vista de las damas dejaron de prestarle atención por la llegada de otra de las invitadas a esa noche en particular. Lo cual le tranquilizó, está vez no se sentía muy necesitado de atención, cosa extraña en su persona que por lo general desea que la gente aprecie su presencia.

 

La joven en cuestión, apareció sola, pero su actitud no era de una joven que dudara de convivir o de desenvolverse en una reunión como la que se tenía en ese momento. La joven saludo sin especificar alguien en particular, era más bien un saludo en general, por ahora solo eramos unos cuantos pero al ver los preparativos, se nota que asistirá un gran número de magos y brujas.

 

Le saludo con una reverencia también y digo lo primero que pienso:

 

--Hola, buenas noches también para usted, ¿tuvo un buen viaje? disculpe, Ryvak a sus órdenes, mucho gusto en conocerla.

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Jeremy apareció en la del Castillo Lestrange de forma elegante. Ni un sonido había despertado su aparición. Cada vez le salía mejor con la práctica, y es que hacía días que iba de un lado hacia el otro en distintos puntos de Londres. La Marca Tenebrosa estaba renaciendo, y como cualquier renacimiento, aún les quedaba muchas cosas por limar. Pero iban por buen camino arreglando los problemas que iban surgiendo.

 

Su vestimenta era todo menos de etiqueta. Llevaba una campera deportiva de su equipo favorito de fútbol de algodón y un Jogging color gris con puño en los tobillos, luego unas zapatillas deportivas blancas. Cero formalidad para el vampiro, que dio dos pasos y ya se había arrepentido de su ropa. ¿Iban a ir todos de etiqueta? Hizo una mueca, mientras intentaba pasar desapercibido.

 

Se acercó a la mesa para tomar una de las bebidas y le dio un sorbo una vez que al olfato no le pareció nada raro. Era un licor de arándanos con un toque de vino frutal de alguna especie. Mucho sabor para él que le gustaban las cosas fuertes, debo el vaso a medio tomar, mientras espiaba qué otras cosas había para degustar. Escucho un saludo y sus ojos buscaron el rostro de la persona. Una de sus hermanas había aparecido, si, había visto a la otra pero estaba ignorándola. Se acercó a la oriental.

 

-Buenas noches, preciosa -La saludo con un beso en la mejilla antes de mirar al chico - ¡Antony! ¿Hace mucho que llegaste? ¿Alguno sabe el código de etiqueta que debíamos traer? -Preguntó hacia ambos.

 

 

#Ashura Lestrange #Antoni Ryvak Dracony

Editado por Jeremy Askar Triviani

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La joven me miro, no estoy seguro si la hice sentir bienvenida y mucho menos puedo asegurar si mi saludo la hizo sentir aliviada de que respondí a su amable entrada a la velada, pero si se le iluminaron los ojos cuando un chico rubio llegó a saludarla con cordialidad. Ryvak se estaba encontrando más seguido con el Askar, desde aquella vez fuera de la oficina de los Directores...¿o fue de la Oficina de los Inquisidores? bueno...del lugar donde si lo recordaba muy bien, era de la grandiosa e interesante clase de historia mágica...aquella si que fue una gran aventura! y desde ese día, se llevaban un tanto mejor.

 

Fue grato que @ le saludara, se sentía un tanto más en confianza, por eso le respondió con sinceridad.

 

--Hola Jeremy, practicamente acabo de llegar, deje la motocicleta por un costado del castillo, un elfo se quedo a cargo de ella...perdón ¡código? ¿en serio hay un código para vestir el día de hoy? no me entere...--Respondió y pensó si no desentonaba mucho con su ropa de cuero negro... --nunca he subido a mi motocicleta con traje de etiqueta, me agrada más el estilo roquero o bandolero...

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Nos dispusimos a tomar lugar en una de las mesas, mi sonrisa crecía al ver llegar a nuevos invitados, una bruja de aspecto agradable llego hasta nosotros saludando de forma educada, sonreí abiertamente girando mi cabeza hacia ella, mientras el joven mago que ahora sabia que se llamaba Ryvak le saludaba con soltura.

 

 

Aquel chico me agradaba, era espontaneo y un caballero, educado y cortes, algunas de esas cualidades que no eran tan fáciles de encontrar en nuestros tiempos, asentí suavemente antes de igualmente dar la bienvenida a la dama -- Buenas noches y bienvenida al castillo Lestrange, un gusto conocerle, soy Sol Lestrange, por favor acompáñenos a tomar asiento...--indiqué señalando una de las sillas libres en aquella mesa redonda dispuesta para 10 personas.

 

 

Una nueva presencia apareció de pronto, haciendo que mi atención se posara en el, era un mago apuesto y de porte elegante pese a la frescura de su atuendo, acercándose a la mesa, saludando al joven mago y una de las mujeres de manera cortes y cariñosa, preguntando por el código de etiqueta, haciéndome soltar una suave y cantarina risa.

 

 

--Buenas noches, no te preocupes, no se hablo de alguna especificación...-- admití encogiéndome de hombros queriendo quitarle importancia a aquellos detalles-- Siéntate por favor...-- indiqué sonriendo, para luego guiñarle un ojo --¿ Alguien desea beber algo?-- pregunté dando una palmada para que uno de los elfos se apresurara a acudir a mi llamado. --Trenos una botella de champaña y fresas querido...-- indiqué-- Tenemos mucho que celebrar esta noche...

Editado por Sol Lestrange Black

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Antes de que Zoella lograra responder a su cuestionamiento una mujer interrumpió su recién empezada conversación. Antes de girarse la observó con el rabillo del ojo, costumbre que tenía para no asignarles a personas indeseables mayor atención de las que merecías. Al enfrentar su mirada, notó que ya conocía a aquella bruja cuya voz no había reconocido: se trataba de una de las trabajadoras con quien había discutido durante la pasada gala del Concilio. Le regaló una sonrisa digna de su reverencia, expresando una mesurada gratitud. Dadas las negativas consecuencias de mostrarse superior -idea que sostenía- ante todos sus pares, Lucrezia había decidido que su altanería debía disminuir tanto como su ego permitiera.

 

- Un gusto volver a presentarme, me llamo Lucrezia Di Médici, sexta de mi nombre. - le indicó, inclinando ligeramente su rostro en devolución a su aceptable muestra de respeto.- La decoración es exquisita.

 

Su mirada se desvió entonces a otra presencia que ya había conocido con anterioridad en contadas oportunidades, aunque nunca se había preocupado por recordar o incluso saber su nombre. El joven de característico cabello verde, ese que Lucrezia consideraba de supino mal gusto, se había presentado en la carpa con una forma de vestir un tanto polémica. Le recordó en cierto modo, muy ligeramente, a los atuendos predominantes en cuero que utilizaban los cantantes muggles cuya presencia había atestiguado en sus viajes por el mundo. Lo miró de arriba abajo apenas disimulando en su blanquecino semblante el carácter de juicio estético de su mirada. “Ryvak” trató de anclar en algún espacio vacío de su mente, pero el recuerdo de aquel nombre se desvaneció a los segundos.

 

- Si, hola…- le contesto, remarcando con su tono inexpresivo lo escueto de sus palabras. - ¡Ashura!

 

Su grandilocuente exclamación se alzó dentro de la carpa mientras abandonaba su lugar junto a Zoella, Sol y el extraño hombre cuyo nombre ya había olvidado. La Lestrange, con quien mediaba una relación ligeramente teniente a la tensión, era la perfecta excusa para apartarse de esa situación incómoda. Sus pasos vistosamente elegantes la llevaron junto a Ashura, a quien recibió con una irónica sonrisa. Ninguna expresión era más palpable que la que escapaba por esos carnosos labios apenas destacados por un labial de pigmentación ligeramente rojiza. Repitió la misma casi imperceptible inclinación de cabeza que había usado a modo de saludo con Sol y se permitió recortar aún más distancia.

 

- ¿Linda velada, eh? Perfecta para comenzar de nuevo, ahora que nos reconocemos compañeras de un mismo fin. - le dijo inclinándose con liviandad para apenas rozar su boca en ambas mejillas de la Lestrange, a modo de un ceremonial beso.

 

Al separar su rostro del de Ashura no esperó para percibir su reacción con sus propios ojos. La blonda italiana se había volteado con ligera brusquedad para presenciar la llegada de un nuevo mortífago al lugar. Refunfuñó por lo bajo. Jeremy Triviani se había presentado en el lugar para cumplir su papel dentro de la Facción Escolta y Lucrezia había esquivado con esmero la idea de que aquello fuera siquiera posible ¿No tenía Jeremy otros temas que atender como su carencia de interés? La relación entre el vástago de Candela y la aristócrata había escalado tanto en su característica hostilidad que, a diferencia de la que llevaba con Ashura, la consideraba irreconciliable. No se permitió siquiera saludarlo.

 

- No sé cuanto hay que festejar, en realidad. - interrumpió con parsimonia en el instante que Sol terminó de hablar. - La Orden del Fénix sigue activa. Yo misma fui testigo de su intervención en el atentado de MACUSA y como su Presidente apoyó abiertamente a sus miembros ¿Nos quedaremos sin hacernos escuchar?

 

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Pocos segundos pasaron cuando la matriarca Di Médici apareció, asentí con la cabeza por su saludo y una tensión se formó en cuanto apretó de mi cintura. Cerré fuertemente mi mandíbula aguantando el dolor que aquello provocó, la sensibilidad producto del accidente de Azkaban aún estaba presente y de vez en cuando atacaba. Me disponía a contestar mientras rogaba que en mi voz no se escuchara el dolor cuando una segunda figura apareció, Antoni Ryvak. Lo recordaba del Santuario de Criaturas Scamander, y había investigado un poco más luego de verle en la velada algunas semanas atrás en el castillo Médici.

 

Sonreí ante su bienvenida y me tomé algunos segundos para tomar compostura y esperar que el dolor mermara un poco. En ese tiempo llegó Sol, quien salude con un beso en cada mejilla - Hermosa decoración, querida Sol - felicité mientras volvía a tomar asiento. A espaldas del mago llegó Ashura, mi hermana, lo supe por ese característico olor que desprende la Asiática. Sonreí ante la presencia de la mujer y me dispuse a dejar mi asiento para acercarme a ella. Acercamiento que se vió interrumpido por la llegada del Triviani, Jeremy saludó a todos y esperé paciente que cruzara miradas conmigo, como solía hacer antes.

 

Extrañaba su atención, que buscara mi presencia cada que sentía mi olor. Extrañaba bromear con él, discutir, hablar... Pero muchas cosas habían cambiado y aún no entendía que pasaba. Escuché atentamente las palabras de todos mientras caminaba hasta la cabeza de la mesa, sin apartar la mirada de Jeremy.

 

Tomé un sorbo de mi copa, que llevaba en mano y la dejé en la mesa. Alisé mi vestido de satén color borgoña, reparé en mis tacones negros y en como la falda caía suelto hasta unos dedos debajo de mi rodilla. Acomodé el cinturón negro que cerraba en mi cintura y rasqué la piel descubierta de la abertura del vestido en mi muslo izquierdo. Levanté la mirada y solté un carraspeo, llamando la atención de todos - Buenas noches, compañeros - Empecé, retirando como costumbre los largos cabellos que caían sobre mi escote hasta el esternón. Dejándolos caer en cascada por mi espalda, como siempre.

 

- Quería agradecer a nuestra amable Sol, quien atendió a mi pedido de ser anfitriona esta noche. Esperaba llegaran más personas peor no quiero alargar las cosas - Tomé un pequeño silencio y junte las manos frente a mi abdomen - Anne, por su parte debe de estar en camino, pero los asuntos que les quería exponer hoy ya los había hablado con ella. Lo que dice Lucrezia es cierto - Llevé mis ojos en su dirección - La Orden del Fenix está resurgiendo velozmente, y nos estamos durmiendo en los laureles. He visto que algunos de nosotros estamos presentes dentro del Ministerio de Magia, y aunque gracias a un viejo informante me dijeron que les ganamos en numero, resulta que sus filas están más activas que nosotros - Me incliné un poco sobre la mesa, recargándome con ambas manos para visualizar los pocos rostros que estaban.

 

- Nosotros, seremos ahora llamados Escoltas - relamí mis labios - Y necesito, necesitamos volver a infundir ese miedo dentro de Londres. Volver a ser llamados con ese temor de antes - Me incorporé, tomando mi copa para darle un trago - En mi poca experiencia, La Marca Tenebrosa llevaba diferentes misiones durante las semanas y quisiera retomar eso, ahora como Lugarteniente, nuestra Líder me dejó la opción de estableces dichas misiones. Así que, debemos descubrir los siguientes movimientos de La Orden - Les miré, coloqué mi mano en mi abdomen mientras intentaba relajar el musculo que ahora palpitaba - Escuché, que tienen centros de reunión a lo largo de todo Diagón. Por ahora, sólo nos encargaremos de celebrar y planear juntos, estrategias que nos sirvan, pero ya próximamente debemos tomar las riendas y colocar el juego a nuestro favor - Finalicé, levantando la copa en dirección de todos y tomando lo que quedaba de un sólo trago.

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Lo dicho por la bruja rubia me dejo impactado...aún hay cosas que no me explico y nadie me comenta nada...es frustrante tener que ir reuniendo gota a gota la información, pero supongo que es porque desean saber si pueden contar conmigo, yo no se del todo que esperar del grupo...solo anhelo formar parte de un todo, unicamente podré comprobar si este es mi sitio participando y empapandome de que significa ser parte de los oscuros...algo que me tiene con mucha curiosidad

 

No muevo ni un párpado pendiente de los demás, por ahora no tengo una opinión propia...sobre que, ni idea, así que dejo que los presentes que están más al tanto de la situación, sean los que se expresen. Me mantengo en mi sitio, es cuando nos invitan a sentarnos a una mesa redonda, no llenamos está aún, pero hay optimismo en la bruja que nos ha dado la bienvenida a su castillo que es impresionante. Llevo a cabo lo que esperan, sentarme entre ellos, me tranquiliza que se halle ese mago @ debido a que es un mago al que he visto un poco más en mi trayectoria.

 

después toma la palabra esa joven miembro del Concilio...es cuando me enteró de que es una de las lugartenientes de la joven líder Anne Gaunt...nos aclaro algunas cosas y nos ofrecía participar en misiones, no creo que sea problema, pero espero a que alguien más versado en el grupo y la actividad, sea quien tome la palabra.

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Escuché algunos cuchicheos tras mis últimas palabras, no les tome mucha importancia, sin dejar de sonreír alce mi copa y di un pequeño sorbo saboreando aquel delicioso y burbujeante licor. La voz de Zoella llamó nuestra atención y me concentré en escuchar sus palabras con mi completa atención puesta en ella.

 

 

Sus palabras eran certeras y totalmente atinadas, me gustaba aquella forma de expresarse que no dejaba lugar a ninguna duda, eran ideas simples que debíamos seguir si pretendíamos retomar el lugar privilegiado que debíamos por ley natural ocupar en el mundo mágico.

 

 

Si bien nuestro bando era numeroso, tampoco podíamos dejar de notar que en algunas ocasiones éramos poco constantes dejándonos llevar por glorias pasadas, que en estos momentos de poco y nada servían. Debíamos ser certeros y avanzar, no solo quedarnos estancados creyendo vanamente que teníamos la mesa puesta. Los Fenixianos eran menos siempre lo habían sido pero algo debía reconocerles, trabajaban codo a codo para intentar siempre mantener el “orden “. Asentí suavemente dándole absoluta razón a Zoella, antes de deja en clara mi posición en las filas del bando.

 

 

--No tienes nada que agradecer querida… -- dije sonriendo abiertamente –Siente la confianza de tener mi ayuda las veces que sean necesarias en cualquier aspecto, mi casa, mi persona y mi fortuna están a tu disposición para lo que sea necesario…-- afirmé convencida de mis palabras.

 

 

En cuanto a lo otro, estoy de acuerdo, debemos dejar de pensar que todo está a nuestro favor, no podemos pecar de confiados mientras nuestros adversarios ganan terreno en nuestras narices…--admití suspirando--Debemos mantener primeramente nuestra supremacía en número, esa será nuestra primera fuerza. La discreción de nuestros movimientos será lo que nos haga volver a ser una gran y temida fuerza…-- aquellas palabras hicieron que un escalofrío recorriera mi cuerpo recordando aquellos tiempos de gloria, donde nuestra sola mención provocaba en pánico a nuestro alrededor, ni que decir de nuestra presencia.

Editado por Sol Lestrange Black

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La expresión fue sutil, casi efímera. Imperceptible para cualquier otro ojo. Sin embargo, Lucrezia tenía una habilidad única para notar lo mínimo que quedaba en el aire. La gestualidad de las personas era algo ineludible y el gesto que se hizo notar en las facciones de Zoella cuando la aristócrata la tomó por la cintura no pasó desapercibido. La blonda italiana se preguntó, con una genuina preocupación incapaz de aceptar públicamente, si aquella respuesta adolorida era consecuencia del ataque del Nundu en la Gala del Concilio o si algo se escapaba de su conocimiento ¿Qué mal estaría atravesando su compañera de La Marca Tenebrosa? ¿Que generaba aquella exagerada sensibilidad al roce?

 

Si bien su atención simulaba ser dirigida directamente a Ashura, a quien tenía espacialmente más cerca, la Médici se había abstraído de aquella charla y con el rabillo del ojo propiciaba una disimulada vigilancia a Zoella y a Jeremy. Algo en la relación de los Triviani, que había atestiguado como excelente en el pasado, se había quebrado. Una tensión era tan palpable en el cruce de miradas de ambos que amenazaba con volverse corpórea y abofetear a los presentes. Si allí existía un conflicto, hecho que Lucrezia inconvenientemente ignoraba, su apoyo sin dudas pertenecía a Zoella. En las últimas semanas su compañera de bando había ganado su confianza a pulso ¿y qué diferencia existía en un ámbito así entre la confianza y el aprecio? Si, comenzaba a sentir cierta debilidad por la bruja; no así por su grotesca calvicie.

 

Los azules ojos de Lucrezia la siguieron cuando ésta se disponía a robarle el protagonismo en aquella noche pues coherentemente resultaba ser la voz de la Facción Escolta. Incluso rastreó el movimiento de sus labios mientras bebía con esa curiosa delicadeza que pocas veces había apreciado en gente de baja estofa ¿Por qué de repente Zoella había captado tanto su atención, pudiendo centrarse en algo más placentero como lanzar miradas de odio al también presente Jeremy? Podría sopesarlo luego, sin dudas, pues era algo secundario en comparación a la seriedad que tomó la voz de la lugarteniente. La Médici asintió ante la catarata de definiciones que dio la Triviani y se acercó a ella, demostrando corporalmente su apoyo. Se posó a su lado y le dirigió una mirada severa a los presentes impregnada de genuina preocupación.

 

- ¿Saben cuántas guerras se han perdido a lo largo de la historia porque el lado ganador creyó haber hecho jaque mate en la partida cuando no era así? “Dormirse en los laureles” poco describe nuestra situación. - su tono era, sin dudas, mucho más áspero que el de Zoella.- Estamos perdidos, desorganizados, mutilados por rencillas de un pasado el cual no viví pero llegó hasta mí. Otros están perezosos, vagos, venidos a menos. Mientras, la Orden del Fénix recibió un subidón de estamina con la asunción de nuestro Ministro porque vislumbran al enemigo al cual enfrentar. Nosotros no.

 

Dio un brusco freno al curso de sus palabras para que éstas se asentaran en la cuestionable mente de los presentes y las digirieran con la diligencia que aquel momento requería. Bebió un pequeño trago de su copa de vino, delicioso elixir de vida, y disfrutó cada segundo en que la violácea bebida descendió por su garganta, hidratándola por completo luego de su discurso. Luego su azul mirada volvió a dirigirse azarosamente a uno de los presentes; era el turno de Antoni de ser escudriñado y enfrentado por sus gélidos ojos de oceánico color. Lo notaba incómodo, incluso perdido en un evento de tales características. Tomándose de aquel ejemplo, la aristócrata notó que debía dar un golpe de efecto a su intervención. Necesitaba tomar algo que había guardado en lo más recóndito de su conciencia pues ello ponía en juego la seguridad de su segundo hogar: la Potter Blue. No tenía especial cariño o reconocimiento por los miembros de aquella familia pero no podía obviar que los adolescentes a su cuidado solían frecuentarla ¿Cómo encontrar un equilibrio justo entre su papel en La Marca Tenebrosa y como tutora? La mejor forma de salvaguardar a los hijos de Thiago era no dar nombres ni especificaciones sino reforzar la idea general de su discurso.

 

- Incluso el otro día, una miembro de la Orden del Fénix aceptó serlo delante de un elfo doméstico de mi posesión. Están activos, están envalentonados ¿Cuánto tardarán en las el primer paso contra nosotros? La respuesta a este dilema es una y tan simple que hasta la mente más inferior de nuestras filas - su mirada se dirigió inquisitiva e impulsiva a Jeremy - puede entenderla: Acción, reacción.

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