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✿.。.:*El refugio Mágico*.:。✿* (MM B: 102601)


Helene Eloise Bellerose
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Mi mente seguía recordando los sucesos con detalle sabía que las chicas tenian muchas dudad y que querian protegernos. Yo hubiera hecho lo mismo por ellas. -No espera que se complicara todo esto Lit. Pensé que estaría en el mundo muggle por el resto de nuestras vidas y todo se arreglaría.-

 

Pero que equivocada estaba, aun en el mundo muggle las cosas se podían complicar porque el unico que no me podia seguir era el demonio. Kass me dio los amuletos, confiaba en ella y sabía que la bruja había conseguido lo mejor para protegernos. Escuché atenta a lo que decía, cierto era que no quería que me encontraran. "No seas mentirosa claro que quieres que él te encuentre"

 

Mi mente me conocía mejor que yo y no la podia engañar. -Gracias Kass, esto será de mucha ayuda.- Respiré profundo dándome fuerzas para continuar. -No todo termina ahí, el verdadero padre de Apros nos encontró. El tenia 3 años y estabamos en un parque de niños. Al principio me asusté mucho, no sabía si venia con las mismas intenciones que el demonio.-

 

-Ademas no pensaba bien de él, ¿cómo se había prestado para embarazar a una mujer drogada? Pero lo conocí bien y resulta que el estaba borracho esa noche, su hermano fue quien le hizo saber que había tenido una noche romántica con una mujer. Cuando supo por rumores que había tenido un hijo esa mujer pues me buscó, pero no me encontraba.- Tomé un sorbo de mi té el cual no sabía cuando había llegado. Me levanté para caminar un poco y por unos segundos le di la espalda a las chicas guardando finalmente los amuletos en mi bolsillo.

 

Me voltee para mirar a las chicas, deje la taza sobre la mesa para jugar con mis manos. -Pensé que era muggle, no llegue a verlo usar la magia por mucho tiempo. Hasta una noche que Apros no queria dormir. Me dijo que no teniamos que esconderle lo que era. Yo... -exalé nuevamente era dificil contarlo todo. Bajé mi mirada a mis manos las cuales sentía fria. -No pude evitarlo, fue todo un caballero. Aun cuando seguía molesta por lo que había sucedido.- Sabía que excusarme no arreglaría nada simplemente crearia más confusión. ¿Como podia explocar lo que sentia mi corazón, como podia explicar que seguia teniendo dudas pero que lo inevitable sucedio?

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No estaba seguro de querer volver a ese lugar, después de todo no había hecho mucho, pero por esa razón decidió volver a Ottery, pero había desaparecido sin avisar, ni siquiera a su madre a quien ni siquiera conocía y saber que ella se encontraba en ese lugar lo ponía nervioso. Leandro nunca fue cariñoso ni lo sería jamás y aquella mujer aunque no lo trataba con cariño, con el simple hecho de ser su madre ya lo estresaba, no quería depender de nadie y menos quería que alguien dependa de él. Por otro lado estaban sus amigos, el "afecto" que los tenía. En realidad solo una amiga, y en realidad volvió para saber de ella.

 

-Qué habrá pasado de ti Anna...-murmuró de repente mientras caminaba con pasos firmes.

 

El castaño, como de costumbre, solo miraba el suelo, no le gustaba socializar, tal vez por esa razón tenía solo una amiga en esa ciudad, aunque conocía a más de dos personas, a la tercera ni siquiera se limitaba a pensarla.

 

Leandro no tenía donde pasar la noche, llegar a la mansión Malfoy sería un verdadero fastidio, su madre le preguntaría todo y él no era de dar explicaciones, siempre vivió solo y pocas veces ha necesitado de alguien para sobrevivir, lo último que haría en su vida era dar explicaciones a una desconocida, porque eso era Juliene para él, una completa desconocida, no sabía prácticamente nada de ella, sólo la hora de su llegada y salida de la mansión, y eso porque la última vez que hablaron él tuvo que aprenderse de memoria sus horarios para encontrarla en la casa. Cabe destacar que fue la primera vez que hablaron, y la última.

 

Como estaba acostumbrado a caminar, ya que era más que un simple nómada, llegó a pie y cansado hasta Ottery buscando dónde pasar esa noche, y otras pocas noches más. Así fue como encontró donde dormir, no llenaba sus expectativas pero al menos no le preguntarían nada más que su nombre, o eso esperaba.

 

El Malfoy abrió la puerta del lugar donde decidió hospedarse, El Refugio Mágico. Se acercó hasta la recepción y al notar que un elfo ocupaba ese cargo, rodó sus ojos y disimuló un suspiro de fastidio. Leandro odiaba a esas criaturas, no entendía cómo los humanos podían convivir con ellos, ni siquiera tenían algo de belleza exterior que admirar.

 

-Quiero hospedarme durante unos días, ¿qué necesito?- dijo secamente esperando que los trámites sean rápidos.

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Para suerte de la pelirroja, Little no hizo ningún gesto en su contra, lo que facilitó las cosas para Hilary quien pronto les explicó toda la odisea por la que había sido víctima. ¿Podía juzgarla? claro que no, ella misma había sido victima de el engaño y había caído como una ilusa, pero lo que sabía era que cada caída creaba en si misma una fortaleza, una caída de tal magnitud convertiría en su pacifica e inocente amiga en una verdadera fiera. Después de todo, cuando se metían con los hijos de una mujer provocaban una furia incontrolable.

 

Sin embargo, la solución de Kassandra le pareció arriesgado, por no decir inconcebible. Ellas eran brujas y su magia era tan natural como el agua de lluvia pero el vudú era otra cosa. Deslizó sus níveos dedos alrededor del cristal del vaso y vertió todo el líquido de un trago. Debía encontrar la manera mas precisa de explicarse las cosas con las que se arriesgan al tocar el vudú. Es cierto, probablemente se desharían de Farkas pero una cantidad inimaginable de demonios y espíritus las seguiría. El vudú había sido creado para que simples muggles crearan vínculo con el mundo espiritual, un mundo al que no podían contactar sin una serie de ritos y sacrificios, muchos de ellos temibles.

 

- Chicas, para acceder al mundo espiritual del vudú es necesario hacer una conexión con su portero, Papa Legba-exhaló un momento mientras tomaba asiento en la silla mas cercana- El se aparece como un anciano tranquilo, pero en realidad se alimenta de nuestras debilidades, el no se quedará tranquilo solo con un gracias, Jane - Aimé las miró fijamente pero después sus ojos se posaron en Hilary- Yo no estoy de acuerdo en que sea el vudú la solución. Eres una bruja, créeme, existen magias tan poderosas que pueden ahuyentar hasta el mal mas perverso, desarrolla tu potencial, nosotras te ayudaremos a proteger a Apros.

 

Pero la siguiente confesión casi le provoca soltar una sonora carcajada. ¿Cómo podía ser su amiga tan inocente y confiar a un completo desconocido su propia intimidad?. No hacía falta que terminará de hablar, había dejado entrever lo acontecido y con ello una serie de dudas se arremolinaron en la cabeza de la Westrong. Recordaba su devoto amor por Farkas, solo faltaba que este nuevo individuo se hubiera inmiscuido en el corazón de Jane.

 

- Júrame que no te acostaste con el. Y si lo hiciste, prométeme que al menos es buen amante- El comentario había sido a propósito, para quitarle tensión a la situación y causar al menos una sonrisa en su trilliza.

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Little podía sentir las manos temblorosas de Hilary entre las propias, lo cual le rompía el corazón. Aunque mantenía una expresión estoica, sus ojos mieles brillaban a causa de la preocupación. Podían decir cualquier cosa, pero aunque sus ademanes eran cada vez más parecido a los de sus padres... en el fondo seguía siendo la misma joven capaz de dar la vida por los suyos. Y Hilary indudablemente lo era, las unía un vínculo superior al de la sangre.

 

La mirada de Georgina se topó con la de Kassandra. Llevaba en manos una especie de amuleto, una mano negruzca de mal aspecto que provocó una mueca en la Black Lestrange. Odiaba aquel tipo de magia porque no la conocía, era algo oscuro y poco confiable. Aime se adelantó antes de que el objeto se convirtiera en la mejor opción, probablemente pensaba lo mismo: había primero que poner las cartas sobre la mesa. Actuar sin pensar en las consecuencias...

 

-Creo que Aime tiene razón -. Como aún estaba disgustada por la broma, aquellas palabras me quemaron la garganta como el ácido. Sin embargo, una ligera sonrisa se dibujó en sus labios: amable, dispuesta a dejar de lado sus emociones. -. Además, ¿qué tipo de brujas crees que somos? Pase lo que pase, si estamos unidas nada malo sucederá.

 

Bastian probablemente se habría carcajeado si la hubiese escuchado. En su familia las palabras tiernas no eran comunes. No obstante, sólo bastaron unos segundo para que dejara de pensar en sus progenitores porque lo que escuchó la regresó a la realidad de golpe.

 

Las siguientes palabras de Hilary la dejaron estupefacta. Seguía teniendo los dedos de su mejor amiga apretujados entre las palmas de las manos y tuvo que contenerse para no causarle daño; se sentía molesta, incluso más de lo que había estado instantes atrás. Oyó el chiste de Aime, que trataba de aligerar la tensión. No pudo evitar bufar. Observó con los labios fruncidos a la Gryffindor, mordiéndose la lengua para evitar soltar improperios y maldiciones.

 

-No voy a juzgarte por amar a alguien, Hilary. Tampoco por desear confiar en alguien o querer un poco de entretenimiento nocturno... -. Little tuvo cuidado con la elección de palabras. Tampoco deseaba ser cruel. -. Pero tengo que preguntarte, ¿en que estabas pensando? ¿No tienes sentido común?

 

La Black Lestrange se levantó del suelo, alejándose unos cuantos pasos y ubicándose detrás de Aime. Esperaba que la bruja sirviera de escudo porque tenía ganas de arremeter contra Hilary por su falta de buen juicio. La prioridad de una mujer siempre estaba con su propia seguridad; y en el caso de su amiga, tenía un bebé que proteger. Nada justificaba su error y, aunque estaba dispuesta a ayudarla, quería que se diera cuenta de la estupidez que había cometido. Porque temía por ella. Porque sabía lo que era ser engañada, amenazada y abandonada.

 

La situación era tensa y si ella había complicado más las cosas... Cruzada de brazos, Georgina fijó fieramente su mirada dorada en la Gryffindor. Aguardaba que continuara el relato de su historia, esta vez desde la distancia y ganas de asesinar al mago que le había causado tanto dolor y angustia a la castaña.

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No habia tenido que decir nada para que sus amigas entendieran lo que intentaba explicar. Sí, si se habia acostado con él, pero no fue una simple noche romantica. Le sonreí de lado a Aime ante su comentario, ¿que si habia sido buen amante?. Puff. -No Lit, no te equivoques, su prioridad es Apros y siempre lo ha sido. Al igual de que nunca permitiria que se acercara ni a mi ni a mi hijo si fuera un hombre peligroso. Lo hubiera maldecido aun si hubiera estado en el mundo muggle.-

 

No era exactamente eso lo que me espantaba o quizas si lo hacia. Aun no estaba segura de que me habi hecho huir de ese hombre. "Claro que lo sabes..." Hay estaba nuevamente mi mente hablando cuando tenía que cayar. - El hizo de todo para enamorarme, ademas de forma muggle. En una ocasión me estaba contando de su familia, me dijo que si descubria que teniamos un hijo juntos nos obligaría a casarnos. Pero estabamos tranquilos porque nadie de su familia sabía donde estaba él.-

 

Caminé hasta el asiento nuevamente, ya mis ojos derramaban lagrimas. Bajé el rostro y con mis manos lo tapé de cierta forma avergonzada. -Yo no me quiero casar con él, con nadie en realidad. Aun no, solo llevábamos un poco más de un año juntos. Y no se ni como su madre apareció en mi casa muggle con coordinadores, diseñadores y montones de cosas más.- Seguramente Aime estaría muerta de la risa imaginando a una loca con montones de pergaminos en mano, pero aun peor. La aristocracia y elegancia de esa mujer era espantosa.

 

-No creo que él haya sabido que ella iría a mi casa. Su rostro era sorprendido y molesto, pero no podia quedarme. Mientras peleaba con su madre agarré a Apros y desaparecí de allí hasta la Mansión Gryffindor.- Ya intentaba limpiar mis lagrimas mientras les miraba. Ahora estaba a merced de ambos del demonio y del mago, pero sobre todo de la bruja loca. - Debería huir de nuevo, al mundo muggle, desaparecer y que no me encuentren. Ademas creo que estoy embarazada nuevamente y si ellos se enteran... No puedo lidiar con eso.- Había soltado prenda sin darme cuenta, ya estaba tan alterada que no pensaba lo que estaba diciendo. O mas bien decía lo que estaba pensando, pero sin filtro.

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Xenix, atendiendo a Leandro

 

Xenix disfrutaba de una deliciosa infusión de anis mientras leía el nuevo ejemplar de corazón de bruja. Al parecer la magia de los grupos juvelniles no solo se había vuelto popular en el mundo muggle, sino que magos y brujas ahora podían disfrutar de la música de chiquillos de quince años que cantaban temas como "nena, yo no necesito amortentia" y "le haré incendius a tu corazón". Para el buen Xenix no había nada mejor que Celestina Warbeck, pero las exigencias musicales habían cambiado mucho en los últimos años y una buena imagen ganaba a las mejores voces.

 

La entrada de un muchacho lo expulsó de su descanso momentáneo. El elfo, quien había sufrido un maltrato minutos atrás, no pudo evitar suspirar al escuchar la voz del nuevo visitante, al parecer no tenía muchas ganas de platicar y sospechaba que tampoco recibiría un trato cordial, pero su trabajo no era juzgar a los clientes, sino servirlos de la manera mas eficaz posible.

 

-- Solo unos cuantos galeones y a cambio le podemos ofrecer la mas placentera estancia. Disponemos de habitaciones, le pudo ofrecer una con vista al lago si lo que busca es tranquilidad, o al callejón si prefiere una tarde entretenida mirando a los transeúntes.- El elfo saltó de su silla mientras se acercaba al mostrador- Usted solo necesita especificar sus preferencias y nos encargaremos de servirlo de la mejor manera posible. Algo es seguro, no encontrará sitio mas bello y tranquilo que este refugio en Ottery.

 

Aimé

 

De repente todo dejo de tener sentido y la joven bruja se preguntó si no se trataba de una mala broma de Hilary. Podía entender lo de la droga e incluso lo del padre de Apros, pero la realización de una boda de la nada le parecía ridícula. ¿Cuando habían pasado de estar conversando una situación complicada a llegar a una telenovela de poco raiting? no lo entendía, mucho menos que Jane se encontrase en un dilema en lugar de solo despachar a su cuasi suegra de su hogar.

 

La explicación de los hechos indicaba que la realidad era muy distinta a la expresada por los labios de su amiga, por decirlo de otro modo, ella si gustaba del hombre y probablemente también de casarse pero no se atrevía a articularlo en voz alta pues no quería volver a pecar de romántica como una vez había pasado con Farkas. La huida de la chica solo había dejado una cosa comprobada, Hilary debía madurar aún mas, la chica debía volverse fuerte y en eso Aimé la guiaría.

 

--Debes volver y correr a esa mujer. No me importa si es la mismísima heredera de Merlín, nadie tiene derecho de creerse superior a las decisiones de los demás. Si tu no te quieres casar, mándala al ca***o. No puede hacer nada al respecto - el tono impetuoso de su voz indicó que no bromeaba al respecto.- Guiar no sirve de nada, si planeas seguir huyendo toda la vida pues me temo que jamas vivirás. Es hora que crezcas amiga, me temo que tal vez mis palabras no te gusten pero es necesario que caigas en cuenta de la realidad.

 

Hacer car a alguien en insight resultaba dificil, dado que la confrontación siempre era acompañada de la negación, pero necesitaba expresarlo en voz alta o las palabras fluirían a modo de acciones poco alentadoras. Pero la siguiente afirmación de Hilary la dejo en shock y esta vez sin cuidado comenzó a reírse por lo bajo mientras mencionaba sin discreción.

 

-Bueno amiga, creo que necesitas un curso de medidas anticonceptivas.

Editado por Ashindrel Rosier

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La Black Lestrange no parecía convencida ante las palabras de su mejor amiga. Tenía los labios fruncidos, estaba realmente molesta; sus orbes mieles pasaban de Hilary a algún punto muerto del salón para evitar decir todo lo que quería decir. Kassandra estaba aún sentada, demasiado impactada como para intervenir en la conversación., y Aime lucía tan escéptica como Little porque nada tenía sentido.

 

La mención de la supuesta madre logró exasperar a las brujas a tal punto que ambas empezaron a dejarlas sutilezas detrás. Querían a Hilary profundamente y era por eso que ninguna estaba dispuesta a permitir que siguieran maltratándola a causa de su espíritu noble; llevaba junto a aquellas dos el tiempo suficiente, casi una vida, como para reconocer que su amiga era ingenua.

 

Little suspiró al escuchar las palabras duras, pero amables, de Aime. Su voz estaba llena de sabiduría o por lo menos del sentido común que a Hilary le faltaba con creces. Observó a su amiga, detallando el rostro que le había ofrecido consuelo y afecto en los tiempos más difíciles. Quería ser un apoyo para ella… Y también quería golpearla por su falta de carácter.

 

-Aime tiene razón. No importa si bajas al mismo infierno, encontrar a una persona es fácil. Especialmente cuando sabes que la persona no tiene un hogar al cual regresar, especialmente cuando es tan vulnerable. -. A pesar de todo, las palabras de Little eran suaves. Aunque estaba disgustada, tenía que reconocer que le preocupaba la situación. Por muy ridícula que fuese. -. Oh, Hilary… Tengo tantas ganas de lanzarte una maldición. -. Acabó por añadir, frustrada.

 

Decidió que necesitaba un trago por lo que se dirigió a la mesilla donde había depositado el vaso que su ahijada le había entregado. Lo bebió de un solo trago, sin importarle el ardor que descendía por su garganta. Si el licor no le bajaba los humos, nada más podría. No obstante, un sudor frío recorrió el cuerpo de la rubia una vez la palabra “embarazada” surgió en medio de la verborrea de la Gryffindor.

 

-¿Desde hace cuánto tienes esas sospechas? -. Finalmente lo único que salió de los labios de la Black Lestrange fue aquello, mientras se sentaba tratando de procesar todo lo que Hilary había soltado de golpe. Pasó sus manos por el cabello dorado, agitándolo con ligereza, al tiempo que suspiraba de forma melancólica. -. Dime algo, Hilary… ¿Qué es lo que planeas hacer? ¿Has pensado en algo específico a parte de seguir trasladándote de un sitio a otro? Pienso que es momento que fijes una ruta. Por tu bien y el de tus hijos.

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El giro de la conversación había sido muy brusco. Tan brusco que se pasmó, incapaz de comentar nada por varios minutos. ¿Embarazo? ¿boda? Quien era ella para juzgar a Hillary por tener un rollo con un hombre, si al fin y al cabo, en cuestiones de sentimientos ella sabía que era posible dejarse llevar a tal punto que la razón no existía más, lo sabía. Pero, otro embarazo definitivamente complicaba las cosas, siendo que ya le costaba proteger a un niño y a ella misma, se imaginó lo que iba a costar proteger a dos. Y sin contar, en estado de embarazo no era saludable huir. Meditó, escuchando los regaños de Aimé, las reflexiones de Little. Cuando habló finalmente, varios minutos habían transcurrido.

 

Pues, es necesario estar seguros si es que estás embarazada. Llevar a un niño en el vientre y usar un amuleto vudú no suena como una buena combinación, al menos para mi. —El panorama de Hillary embarazada cambiaba absolutamente todo lo que habían planificado hasta el momento. Estaban lidiando con magia poderosa, demoníaca, suspiró.

 

—Por el momento vamos a tener que confiar que nosotras somos lo suficientemente capaces de protegerte si nos juntamos. Al menos hasta que culmine el embarazo, si es que existe. Y ese creo es el punto fundamental del rollo. Hay que hacerte una prueba de embarazo. —La idea era tan obvia y necesaria... sabía que tenían que partir desde allí. Sabiendo eso, sería más fácil tomar medidas al respecto, ¿no?.

 

Definitivamente, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites. Tendrás una suite para Apros y para ti, nosotras estaremos cerca, estarás bien.—Trató de convencerse y de convencer a las demás, por el momento, la bruja no tendría que huir más, Little tenía razón en eso, por el bien de los niños no era sano que ella continuara huyendo sin ton ni son. Necesitaban un plan.

 

—En fin, ¿cómo lo hacemos? lo de la prueba.. reuniendo unos pocos ingredientes podremos preparar la poción en un parpadeo... —Dejó la frase allí, esperando que Hillary lo aprobara.

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El Malfoy seguía sin entender porqué los humanos ponían a trabajar a esas criaturas, no debería ser legal, un elfo no sustituiría jamás a una persona, eran débiles, pequeños. Cualquiera podría matarlos y asaltar el negocio si quisiera. Odiaba tener cualquier tipo de contacto con esas criaturas, tal vez esa era una de las razones por las cuales Leandro se había marchado anteriormente de Ottery, era tan fastidioso para él platicar con un elfo, ni siquiera eran personas para tomar enserio lo que decían.

 

-Quiero silencio, un lugar tranquilo- dijo casi desesperado interrumpiendo al elfo -no hace falta que digas nada más, dame una habitación- ordenó y dejó una pequeña bolsa llena de galeones sobre la mesa en frente de la criatura -Si falta dinero me lo pides después y si sobra quédate con el cambio- eran aproximadamente ochenta Galeones lo que contenía la bolsa. El licantropo solo esperaba llegar a su habitación y estar solo de una vez.

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Estaba nerviosa y comenzaba a decir tonterias. Definitivamente tenia que estar embarazada, estaba emocional y no pensaba con claridad. Las palabras de Aime taladraron mi celebro y en cierta manera por eso habia regresado a casa de mi padre.

-Tienen razon estoy nerviosa y comienzo a decir sandeces. Por eso mismo he regresado al mundo magico. Aqui estan ustedes, mi padre y el resto de mi familia. -

 

-El resgresar no es exactamente huir ni de él ni de su madre. Lo conozco y seguramente estará aqui la proxima semana buscandonos sabiendo que no he regresado a nuestra casa muggle.- suspiré limpiando finalmente mi rostro. Alcancé nuevamente la taza de té para beber de ella, estaba demaciado nerviosa y tenia que tranquilizarme. Ya había hablado de mi posible embarazo y no exactamente como iba a hacerlo.

 

Miré a Aime cuando habló de las medidas anticonceptivas, era bastante ironico porque despues de Apros y la situación con el demonio no pensé que necesitaria alguna medidas mágicas. -Si estaba usando medidas anticonceptivas... Muggles, al parecer no son muy efectivas en el cuerpo de una bruja.-

 

La reacción de Little era de esperarse pues la bruja no tenía mucha paciencia. -Hace casi una semana que comence a sospechar. Decidí quedarme aquí, sea como sea es mi hogar y aquí está mi familia. Si me llegara a pasar algo se que papá o alguna de ustedes protegerían a mis pequeños. En el mundo muggle nunca se hubieran enterado que algo habría pasado.-

 

Sabía que era cierto, en el mundo mágico estaríamos mas protegidos. Ademas es a donde pertenecíamos. Miré a Kass mientras hablaba, ademas no estaba segura si usar los amuletos después de que Aime explicara lo que explicó al principio de la conversación. -Creo que tienes razón, debería de salir de dudas ya. Ni siquiera se como hacer esa poción. Con Apros fui a San Mungos.- suspire para jugar con un mechón de mi cabello y la verdad es que estaba hecha un manojo de nervios y emociones. Todo un desastre.

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