Jump to content

.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)


Mentita
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Brenson Smith

 

El mago había esperado sinceramente que abrieran de un momento a otro. Los contantes crujidos sólo habían acrecentado la sensación de estar siendo vigilados y no se había esperado tardar tanto con uno de los productos cuando aún quedaban varios en lista. Aún así, la impresión que se llevó al ver a un dragón asomar fue tal, que por varios minutos ni siquiera se movió.

 

Fue el repentino tirón de su compañero de trabajo lo que le hizo reaccionar. Confuso, consiguió seguirlo a duras penas al interior del castillo, pasando sobre la puerta destruida y con la respiración agitada y la impresión de que iban a tener problemas por dañar propiedad privada. Ni siquiera se le había ocurrido pensar que era más bien él el que tenía potestad de denunciar a la familia por atentar contra su integridad física.

 

-¿Qué demonios? -alcanzó a decir con la respiración entrecortada mientras notaba que el dragón vigilaba dónde se encontraban, observándolos con un único ojo, que encajaba en la entrada ahora abierta hacia el exterior. La mirada ambarina de la criatura era más que amenazadora- ¡Se suponía que se trataba de una entrega regular!.

 

Brenson debía haber adivinado que Stark no le había pedido que lo cubriera en aquella entrega por gusto. Ahora, estaban en un atolladero de veras, sin poder entrar o salir.

 

-¡¿Señora Triviani?! -llamó entonces más que cansado.

 

A esas alturas, era capaz de dejar al porlock en el porche. Mejor que el dragón cenara porlock a que se los cenara a ellos. En el peor de los casos, pensaba aparecerse ¿tendría aquel castillo hechizo antiantiaparición? Igual era mejor escindirse que ser barbacoa. La criatura no paraba de dar coletazos a la entrada. Miró de reojo a Macnair y supo que no podía dejarlo allí.

 

-¿Entonces qué diablos hacemos ahora?

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

La pesada puerta de roble voló en pedazos ante el conjuro del Macnair, entre una espesa nube de polvo y escombros ambos magos se las arreglaron para entrar al castillo y así escapar por muy poco de las fogosas fauces del dragón. Su rugido reverberó una vez más haciendo temblaron las paredes de piedra, mientras que cada una de sus pisadas se sentía con fuerza a medida que el animal se volteaba para encarar aquel espacio por el cual había perdido a sus víctimas.

 

- ¿Entonces qué diablos hacemos ahora? – cuestionó uno de los empleados con un deje de desesperación en su voz.

 

Como por arte de magia una entrada se abrió tras ellos, la misma conducía a una estrecha y oscura escalera que descendía a profundidades misteriosas. Una brisa helada les llegaba desde allí y tal vez algún que otro eco de dudosa procedencia, aunque nada de eso fue lo más extraño sino la voz que escucharon:

 

- ¡Por aquí! – Exclamaba la voz que parecía escucharse de lo más profundo de aquel pasadizo - ¡Rápido vengan por aquí! Si los ve el dragón no descansara hasta veros rostizados

 

El Macnair y Smith intercambiaron una significativa mirada, estaban divididos entre su instinto que les decía a gritos lo peligroso que era entrar a un oscuro pasadizo de un castillo que no conocían, y el inminente riesgo de ser comidos por un dragón si es que se quedaban allí. Por otro lado no había ningún otro signo de vida en aquel lugar, a pesar de todo el alboroto y los gritos nadie había salido a recibirlos aún, ni siquiera los elfos… ¿Qué harían entonces? ¿Tomarían el siniestro pasadizo siguiendo aquella misteriosa voz o se quedarían allí para enfrentar al dragón?

 

@@Ernest Macnair Wilfred @

uGSfO2w.gif

FufSH3S.png

bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Los últimos rayos de sol bordaban el cielo de estelas anaranjadas que se alzaban rebeldes ante el manto oscuro y estrellado de la noche. A la distancia se escuchaban los primeros aullidos de los lobos ante la luna creciente, y apenas algunos gritos de los niños que corrían a sus casas para cenar. El mago detuvo su marcha al llegar a uno de los puntos más altos del camino principal de Ottery. Sin tiempo a nada, una lágrima se escapó de entre sus ojos entrecerrados.

Ya habían pasado cinco años desde la última vez que sus ojos recorrieran ese entrañable paisaje. Los castillos y mansiones distribuidos por lo ancho y lo largo del pueblo inundaban el lugar de luz, con sus fuentes, faroles e innumerables ventanas, que poco a poco se encendían, en contraste con el cielo nocturno. Se preguntaba qué tanto habría cambiado todo, y qué tan capaz se sentía de volver a integrarse entre ellos.

- Si tan solo te tuviera aquí conmigo. - durante mucho tiempo había intentado comunicarse con él, de todas las formas que existían y la falta de respuesta le había abrumado el corazón. Desde que decidieran desaparecer del mapa, habían elegido hacerlo por separado. Sin embargo, todos esos años lidió con la sensación de que su fratello no estuviese ahí... ya no. - ¿Y qué se supone que haga yo solo? ¿Volver a casa como si nada? Si ni siquiera mamá está ahí. Esto fue una idea horrible. - el largo viaje por el mundo le había generado la costumbre de hablar consigo mismo.

Después de destruir el Castillo Snape, solo quedaban ellos dos. Así como todo había empezado, todo terminaba. Y ahora volver... ya sin Felias. Era simplemente duro de aceptar. Tomó su mochila y comenzó a bajar por la pendiente que descendía hasta el camino que lo llevaría a la mansión en la que se habían criado.

<<Al fin y al cabo es el único lugar en el que aún tengo algo para hacer>> pensó con sorna, recordando que no pisaba el Castillo desde el funeral de su madre; <<definitivamente la bruja más irritante que pisó esta tierra, junto con su hermanita Amber.>>

Incluso a su propio hermano le hubiese sido difícil reconocerlo, aún teniéndolo en frente. Su apariencia había perdido ese brillo fugaz, y en su lugar ahora lucía un espíritu más salvaje. El despertar de aquellas aventuras por sudamérica lo había llenado de renovadas energías. Aún conservaba las botas de cuero de Vipertooth peruano que le robó a un mago que intentó estafarlo en una taberna camino a Machu Picchu. Su cabellera, más revuelta que nunca, le caía por debajo de los hombros en rizos castaños alborotados, y junto a la incipiente barba, le daban un aspecto mucho más temerario que en otros tiempos.

 

- Aunque no necesitaba de ningún aspecto para que el resto conociese su lugar. - Rió mientras comenzaba a atravesar la reja que ingresaba a los jardines del Castillo. Sus ojos grises se posaron en el siniestro bosque a su izquierda. Las entrañas de sus antepasados estaban ahí, las raíces de la familia crecían fuertes, como solían hacerlo, y oscuras... - como nuestros corazones.

 

Apuró el paso y se acercó a las puertas. Alzó su brazo y golpeó tres veces la puerta de entrada. Luego de unos minutos, la puerta se abrió y una pequeña criatura se asomó bajo la luz del vestíbulo. Sus ojos, como pelotas de tenis, se posaron sobre la mochila del mago, con desconfianza, antes de girarse hacia el hombre.

 

- Buenas noches ¿Se le ofrece a... - Mientras terminaba de abrir la puerta, las luces de la araña captaron fugazmente el brillo plateado en los ojos del mago, dejando al elfo paralizado aún con la boca abierta. Así que ya lo había reconocido...

 

- Puedes cerrar tu boca, Chuck, maldito inútil. - Sonrió y le pegó un golpe en la coronilla que obligó al elfo a cerrar sus mandíbulas con fuerza, mientras se giraba con aspecto sorprendido y confuso. Se quedó en silencio mientras su amo tomaba sus cosas y entraba en el salón. - Así que... ¿Me extrañaste? Necesito saber novedades. Y también dónde voy a dormir, estoy realmente cansado de mi viaje.

 

- E...e...el am...mo puede ocupar su habitación en el ala oeste, tanto sus aposentos como los de su hermano... - al parecer el elfo comprendió que había tocado un tema difícil para el mago. - S... simplemente p...puede retirarse a descansar, amo. Le pediré a los Chucks de la cocina que le suban algo de comer.

 

- Gracias, Chuck, eso será más de lo que merezco, siempre y cuando dejes de tartamudear como un completo i******... es irritante. - Y sin más, subió las escaleras en dirección al tercer piso.

Editado por Thanatos L. Lestrange

LzG7kIJ.gif
bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

En medio de la oscura calle de Ottery una encapuchada sombra apareció apenas iluminada por la momentánea luz de la luna, que desapareció en el instante que las nubes volvieron a dejar al pueblo sumido en penumbras. La figura avanzaba con paso lento a lo largo del camino, disfrutando de la brisa húmeda que traía aún el olor a tierra mojada, después de todo eran esos pocos momentos en los que podía rememorar su infancia.

 

- El tiempo no pasa en vano... - susurro Gyvraine, mientras contemplaba la imagen del castillo Triviani recortada en el cielo lleno de nubes. Sabía que debía volver antes que a ningún lugar a la mansión de su familia sanguínea, pero durante semanas un intenso pensamiento la había guiado hasta ese lugar, como si un presentimiento la llevará paso a paso hasta ese momento.

 

La bruja soltó un suspiro al momento de pasar los dedos por encima de su antebrazo izquierdo esperando sentir aquel picor que le indicaba que su marca estaba con vida, pero para su desgracia sólo pudo sentir el frío aire revolver su cabello. Negó lentamente con la cabeza y obligándose a sí misma a no pensar más, avanzó paso a paso hasta adentrarse en los terrenos de la que un día fue la más próspera familia.

 

- Aquí el tiempo si pareció detenerse - dijo la Malfoy en el instante que se dio plena cuenta que estaba de pie en medio de la estancia, contemplando el interior del castillo en el que había - ¡Chuck! Encárgate de esto - vociferó de pronto, al tiempo que dejaba caer el equipaje que había estado llevando a lo largo de su interminable viaje - Dime, ¿quién está en casa? - añadió al tiempo que notó como es que su maleta no había hecho estruendo alguno al chocar contra el suelo, pues seguramente algún elfo lo había interceptado.

 

Gyvraine descubrió su rostro y dejó caer en cascada su largo cabello castaño, así como dejó que sus celestes ojos recorrieran el lugar a plenitud, era verdad,nada había cambiado. Avanzó apenas un paso y recordó que no sabía si su habitación aún le pertenecía, hacia tanto que no pisaba ese lugar que todo lo parecía extrañamente familiar, como haber recorrido el lugar en un sueño.

 

- Los amos han ido y venido, pero por ahora sólo unos pocos viven en el castillo - contestó el sirviente, atento a cada movimiento de la bruja - dejaré su equipaje en su habitación - continuó el elfo y justo antes de desaparecer añadió - El ama Candela también ha regresado - dejando en una pieza a Gyvraine con aquella declaración, tal vez por eso estaba ella misma de vuelta a una vida que quería enterrar.

We're always one...

.::Familia Malfoy::. ||Vacaciones Administrativas (?)||.:Familia Triviani:.

http://i64.tinypic.com/24q4wvk.jpg

http://i.imgur.com/qhNaC.gif//http://i.imgur.com/wHrbgJw.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Brenson Smith

*al momento de hacer la entrega del porlock al castillo* (después (?) de la llegada de Gyvraine y Thanatos)

 

Ni siquiera se detuvo a fijarse si es que el pasillo o la voz eran de fiar. El dragón había asomado las fauces por encima de la puerta que, astillada en el piso del corredor de la entrada, no hacía más que cubrir la abertura unos centímetros por encima del suelo. Si iba a lanzar fuego en ese instante, Brenson no iba a quedarse a comprobarlo. Parecía que ya había curioseado suficiente con el único ojo que podía encajar para atisbar desde fuera. Sintió como el calor abrasaba el interior del recinto en el momento en que ya se encontraba entre los fríos y solitarios muros de aquel pasaje a donde no llegaba ninguna luz y notó como el fuego iluminaba por breves instantes los muros alrededor de ellos.

 

Luego, volvió a caer la oscuridad y un terrible olor a chamusquina. Además, la entrada había quedado de un color negro no sólo por la oscuridad si no por acción del fuego. Eso Brenson no lo sabía. Se había limitado a tirar del brazo de @@Ernest Macnair Wilfred en el momento en que había sentido que ya no tenía otra salida pero ahora que se encontraba ya dentro del pasaje, las cosas no parecían muy halagüeñas.

 

De hecho, ni siquiera podía apreciar donde estaba. Encendió su varita, en realidad, más con curiosidad que con miedo y notó que a su alrededor simplemente había muros y escaleras que descendían hacia lo que parecía las entrañas de la tierra misma. Miró de forma interrogativa a su compañero, sin decidirse a bajar pero de cualquier forma la otra opción era volver al pasillo chamuscado y quizá un abrazo de fuego, así que se encogió de hombros y bajó un poco. El porlock no podía estar más inquieto, dentro de la jaula que también había conseguido rescatar.

 

Luego del inicial fastidio debido a la duración de la entrega y las complicaciones, se había impuesto por fin la resignación y la intriga, así que señaló las escaleras con la cabeza mientras empezaba a descender.

 

-De todas formas, creo que no nos quedaba de otra -masculló mientras bajaba por los toscos escalones. Su voz, reverberó en la piedra.

 

@@Alyssa Black Triviani

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Brenson y Ernest en el Castillo, antes de la llegada de Alyssa

El dragón no parecía darse por vencido, había dos extraños en el castillo y la criatura estaba más que dispuesta a cumplir con su tarea como protector de aquellos terrenos. Asomó uno de sus grandes ojos por la abertura que había dejado la explosión y los vio, se relamió satisfecho pensando que los tenía acorralados y exhaló una gran bocanada de fuego; pero al chequear una vez más para ver los resultados de su incendiario ataque, rugió de frustración al ver que sus víctimas no estaban allí ¡se habían escapado!

 

Brenson y Ernest se abalanzaron dentro de aquel estrecho pasillo que se les había abierto a un costado, siniestro y oscuro era el lugar pero sin embargo seguía siendo la única ruta de escape viable si es que no querían morir rostizados por un dragón. Una vez dentro la pared se cerró tras ellos dejándolos solos en una completa oscuridad; el pasillo era corto y pronto descendía abruptamente en una empinada escalera que se plegaba en círculos.

 

- De todas formas, creo que no nos quedaba de otra – comentó Brenson, su voz reverberando hasta perderse en las desconocidas profundidades de aquel lugar.

 

Una risa solitaria fue toda la respuesta que obtuvo ante su comentario, estaba cargada de malicia y no anticipaba nada bueno. No se sabía de donde venía, ni de quien procedía, más era una presencia que parecía estar esperándolos y guiándolos exactamente a donde los quería tener.

 

@ @@Ernest Macnair Wilfred

 

 

__________________________________________________________

 

Alyssa llega al castillo después de la llegada de Thanatos y Gyvraine,

encontrando la entrada del castillo destruida.

 

 

Alyssa se había tomado el día para pasear por el Callejón Diagon, tras ella una docena de bolsas flotaban siguiendo su paso conteniendo todas las compras que había realizado. Al tratarse de un hermoso día decidió aparecerse en el centro de Ottery y caminar hasta el castillo, saludando por el camino a sus vecinos deteniéndose cada tanto a charlar con alguno de ellos. Se encontraba de un humor excelente, hace tiempo que no se sentía tan animada y entusiasta pero le sentaba bien sin duda, le hacía ver más joven y despreocupada. Sin embargo todo rastro de alegría desapareció en cuanto llegó a los terrenos de su familia, ya desde lejos pudo ver a su dragón azotando la entrada del castillo alternando sus garras con voraces bocanadas de fuego.

 

- ¡Pyro! – Vociferó la matriarca - ¿Pero qué diablos estás haciendo? ¡Mira lo que has hecho!

 

La criatura al escuchar la voz de su dueña se quitó inmediatamente de la entrada y bajó la cabeza emitiendo una serie de gruñidos, volteándose cada tanto hacia el hueco donde antes había estado la magnífica puerta de madera. El dragón, un Bola de Fuego Chino, fue un regalo de su gemela Aland hace muchos años atrás cuando aún eran dos jovencitas; luego con las reformas del Ministerio no le permitían tenerlo así que ante la alternativa de que se lo quitarán decidió transferirlo a la familia, y así podía conservarlo. Ahora el animal protegía la residencia de los Triviani, aunque por lo general se la pasaba durmiendo en su cueva al fondo del bosque.

 

- Esto no es un comportamiento aceptable Pyro ¡has destrozado la entrada del castillo! – Alyssa estaba fuera de sí, en cualquier momento sería ella quien acabaría echando fuego – Ve a tu cueva, anda, más tarde lidiaré contigo…

 

El dragón soltó un lastimoso gruñido, claramente trataba de decirle algo a su dueña pero ella estaba demasiado enfadada como para prestarle atención. Tras rozarla suavemente con su hocico se dio la vuelta y emprendió la retirada, tras apenas unos segundos ya se había perdido tras la espesa maleza del bosque que rodeaba el lugar. La Triviani cerró los ojos y se pinchó el puente de la nariz tratando de relajarse, respiró hondo y a continuación alzó su varita dispuesta a solucionar los estragos que Pyro había ocasionado; le llevó sus buenos treinta minutos poder poner todo de vuelta en su lugar, una tarea que la dejó exhausta y lista para darse un buen baño de agua caliente.

 

- ¡CHUCK! – exclamó la matriarca una vez dentro del castillo - ¿Me podrías explicar… COMO DIABLOS ES QUE NO ESCUCHARON EL DESASTRE QUE HIZO PYRO?

 

- M-mi señora… y-yo estaba en el fondo poniendo en condiciones los establos, tal y como usted me lo pidió… - el elfo se encorvó entre lloriqueos, listo para recibir la tunda que sabía que vendría.

 

- ¡Excusas! Por culpa de tu negligencia perdí treinta minutos de mi tiempo arreglando la entrada del castillo, maldito insolente – cualquier tipo de control que la Black pudiera haber conseguido lo perdió una vez más. Tras dar un puntapié al elfo y así quitarlo de en medio avanzó hasta las escaleras – Iré a darme un baño, si algo más pasa en este castillo espero enterarme…

 

- S-si m-mi señora… - balbuceó el elfo entre lloriqueos – Por cierto m-mi s-señora, su hijo Thanatos ha regresado, y también su sobrina Gyvraine…

 

- ¿Qué? – espetó la morrtífaga quedándose de piedra a mitad de la escalera - ¿Thanatos y Gyvraine?

 

Sin duda dos nombres que jamás esperó escuchar. Había perdido el rastro de Thanatos y Felias hace muchos años, y en cierto modo ya había perdido las esperanzas de volver a saber de ellos… Y Gyv, de las hijas de Aland ella y Candela eran las que menos esperaba ver tomando en cuenta que llevaban años desaparecidas.

 

@@Thanatos L. Lestrange @@Gyvraine C. Sullivan

uGSfO2w.gif

FufSH3S.png

bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una capa negra como la noche más oscura sin estrellas ondeaba detrás de una fina figura de una chica de cabellos rojizos como el fuego. Observaba el castillo Triviani con detenimiento mientras la briza de la noche la atacaba con todas sus fuerzas. Hacía bastante tiempo que no tenía idea de que pasaba con el castillo Triviani y las gentes que vivían en el mismo pero el echo de que el chico con el que se había visto en el caldero envenenado le preguntara sobre ellos la desconcertó un poco.

 

Ahora esperaba el momento oportuno para poder acceder a aquel imponente castillo. No recordaba cuando había sido la ultima vez que estuviera en el interior de aquel lugar, pero algo de decía que dentro encontraría respuestas a sus interrogantes o eso esperaba.

 

Sin más que esperar comenzó a caminar hasta llegar a las altas rejas que separaban el castillo de la calle principal del pueblo. Tomo la reja con su mano izquierda y empujo decidida a traspasar el umbral y una vez logro su objetivo comenzó a caminar haciendo resonar sus zapatillas de taco alto por el camino hasta la entrada del castillo.

 

Temía llegar al umbral, no porque fueran a prohibirle la entrada o fueran a maldecirla, sino por encontrar algo que tal vez no estuviera preparada para saber. Había investigado un poco antes de tomar aquella decisión y si había optado por ir era solo para saber porque ella no estaba en casa nunca.

 

Finalmente llegó al umbral del castillo y toco la aldaba con aplomo esperando a que algun elfo atendiera su llamado y saber de una vez por todas que era lo que estaba pasando

ojrlZad.png


http://i1008.photobucket.com/albums/af203/kath603/hufflepuff.gif http://i.imgur.com/5Sd2r7R.gif http://i45.tinypic.com/wuo67r.jpg


Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Chuck había hecho chascar sus dedos y desapareció ante los ojos de su ama, no sería voluntario para el nuevo juego tortuoso que seguramente Candela había inventado o aprendido en sus aventuras por el mundo. Aunque era incierto el tipo de vida que había llevado en el extranjero, el elfo estaba seguro de una cosa: el ama Candela era Triviani, y eso ya era mucho decir. Por su parte, la bruja prefería buscar algo de comer, o alguien a quién molestar, o torturar, lo que ocurriera primero.

 

La puerta se abrió de par en par y, con un andar liviano y despreocupado, puso pie fuera de su habitación. Hizo una mueca de fastidio al aceptar que la nostalgia la estaba invadiendo, los muros que la rodeaban conservaban, si bien no todas, algunas de las marcas propias de las guerras de la familia. Una lámpara rota, un jarrón parchado, las grietas en la ventana. Todo correspondía a una memoria.

 

La muchacha pegó la mejilla a la pared y respiró profundamente. Le parecía sentir el olor de su madre, tampoco estaba en el castillo, ni siquiera estaba en Londres, había intentado buscarla pero sus esfuerzos fueron vanos; sentía incluso el olor de la apestosa mascota de Aland, a la que tenía un secreto odio, Apocalipsis. Inspiró, llenó sus pulmones de aire y disfrutó de un segundo de paz.

 

- Hmmm...

 

Pero en sus fosas nasales se había filtrado otro aroma. Era un perfume diferente, lo conocía. Lo lamentaba también, ella se encontraba en el castillo y Candela no estaba segura de estar lista para verla. Sin pensarlo, sus pasos caprichosos estaban conduciéndola hacia ella.

 

- El amo Candela ha regresado -escuchó a pocos metros. Chuck le había dado la noticia.

 

La Triviani se detuvo derrepente, temerosa. ¿Qué y cuánto había pasado? De pronto se sintió una niña y odiaba a su hermana por provocar ese efecto en ella. Tal parecía que su corazón, en donde fuere que lo tuviese, la seguía llamando.

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Brenson Smith

No se había esperado tener que lidiar con una voz desconocida de buenas a primeras nada más empezar a bajar. La sorpresa hizo que diera un paso en falso y empezara a rodar escaleras abajo. De no haber sido por la jaula del porlock, probablemente habría terminado en las profundidades de aquel pasaje, magullado e inmóvil pero la jaula le sirvió de cuña, mientras se incorporaba rápidamente recogiéndola e intentando que la criatura saliera del estado de pánico en el que había entrado luego de que se quedaran sólo a la luz de sus varitas.

 

No lo logró. Temblaba como un condenado y el hecho de que él mismo no estuviera del todo calmo no ayudaba a la situación. Hacía un buen rato que Macnair no pronunciaba palabra y Smith no estaba seguro de que lo volviera a hacer. La curiosidad había menguado y terminó de descender los escalones, intentando que el porlock no rodara cuesta abajo, sintiéndose magullado y miserable.

 

Sólo pensaba en la planta, de la que no debía de haber salido, en el dragón, que no entendía por qué cuernos los había atacado más allá de parecer un perro guardián y en un poco de huevos y panecillos para el bocadillo nocturno poco antes de la cena. En la base a dónde había llegado, el suelo era también de piedra pero Smith no emitió sonido alguno, si no que se volvió hacia su compañero de excursión con mirada inquisitiva. A esas alturas, sus deseos primigenios habían retornado: sólo quería largarse.

 

A ratos, le habìa parecido oír pasos o voces por encima de su cabeza pero había sido una sensación que había terminado por extinguirse poco después de haber rebasado la mitad del tramo de las escaleras. En el fondo mismo sólo percibía un frío envolvente y la sensación de no estar solos. Con un movimiento de su varita, cubrió entonces la jaula del porlock con una manta, cuanto menos, para que la criatura no se enfermara de frío y dejara de agitarse.

NHCeJlw.png

Demisit lacrimas dulcique adfatus amore est 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Alyssa en el castillo, recibiendo a @

@@Candela Triviani @@Gyvraine C. Sullivan @@Thanatos L. Lestrange

 

Detenida en su asombro la Black dejó la escalera a medio subir, aún no podía creer lo que Chuck le había dicho y lo contemplaba como si esperase algún tipo de confirmación. La criatura temblaba sin saber qué decir, ya había entregado su mensaje y aun así la señora no parecía satisfecha con ello; entonces recordó que se había olvidado de algo, o mejor dicho alguien.

 

- Y también la señorita Candela, ella también se encuentra en el Castillo – agregó el elfo esperando que esto diera a su ama lo que esperaba escuchar.

 

- ¡¿Candela también?! – exclamó la Triviani.

 

¿Qué estaba pasando en este Castillo? La Mago Oscuro ya se había hecho a la idea de que las cosas jamás volverían a ser como antes, que aquel lugar no volvería a rebosar de actividad como alguna vez lo hizo; y sin embargo allí estaba, perpleja ante la aparición de tres viejos miembros. Bajó el pequeño trecho de escaleras que había recorrido y se acercó a su sirviente con paso decidido, el elfo se encogió instintivamente esperando otro golpe por su parte.

 

- Quiero verlos a los tres, llámalos – ordenó la mortífaga - ¡Ahora! – exclamó al ver que Chuck no se movía de su lugar.

 

Estaba a punto de asestarle otro puntapié cuando escuchó la aldaba resonar contra la puerta, “salvado por la campana” quedaba muy apropiado para la ocasión. Tras soltar un largo suspiro Alyssa sacudió sus hombros tratando de serenarse, acomodó los pliegues de su túnica y se acercó a la entrada tras lanzar una furibunda mirada al elfo.

 

- ¿Jessie?

 

No conocía a la muchacha, pero la identificó pues sabía que era su compañera en la Marca Tenebrosa. Escapaba a su comprensión que podría estar haciendo ella ahí, pue hasta donde la Black sabía aquella mortífaga jamás había guardado asuntos con los Triviani.

 

- Que sorpresa, pasa pasa – le invitó haciéndose a un lado para que pudiera entrar - ¿En qué puedo ayudarte?

 

 

 

__________________________________________________

Brenson Smith y @@Ernest Macnair Wilfred en las mazmorras

@

 

 

“Legalmente” los Triviani no tenían ningún Poltergeist registrado, sin embargo lo que nadie sabía es que había uno que se había filtrado en el castillo tras uno de los cargamentos que la familia consiguió escabullir en Londres. Alyssa no quería que trajeran nada al castillo, era demasiado arriesgado y los Triviani ya contaban con una fama que los precedía; sin embargo aquella ocasión no tuvo más opción, pero jamás contó con que uno de los Poltergeist se filtraría para esconderse en las profundidades de su hogar.

 

Brenson Smith y Ernest Macnair se adentraban cada vez más por aquel estrecho pasadizo, las empinadas escaleras no parecían prestas a detener su prolongado descenso y la oscuridad se volvía cada vez más pronunciada. El estruendo que causó uno de ellos al caer junto a la jaula del Porlock consiguió arrancar otra carcajada de aquella extraña presencia que los seguía, y el eco de su risa resonó por todos lados durante largos minutos.

 

Cuando al fin alcanzaron un piso firme las antorchas comenzaron a encenderse ante ellos, el lugar estaba completamente desierto y parecía ser una especie de calabozo pues a ambos lados podían ver celdas vacías con siniestros artilugios colgados de las paredes. Mientras que avanzaban lentamente con sus varitas en alto de pronto escuchaban el ruido de cadenas a un costado, o una bisagra oxidada a sus espaldas, pero lo más perturbador era aquella misma presencia que parecía seguirles sin descanso.

 

- ¿Quién anda ahí? – Cuestionó uno de los dos magos - ¿Señorita Triviani?

 

- Siñorita Trivianiii – se burló la voz con un tono chillón rematando con otra de sus carcajadas – Brensonini tiene miedooo, Brensonini se hara pipiii

 

Los magos exaltados ante aquella inesperada compañía se apiñaron juntos lanzando inquisitivas miradas hacia todos lados, pero nada ni nadie se revelaba ante ellos. De pronto comenzaron a escuchar un suave goteo que cada vez se volvía más intenso, los empleados del mall seguían buscando tratando de dilucidar de dónde provenía aquel sonido aunque sin ningún éxito; hasta que uno de ellos sintió un líquido espeso y viscoso en su hombro… Al levantar sus rostros hacia el techo un baldazo de aquel líquido cayó sobre ellos, parecía ser moco de troll, verde, espero y viscoso, cubriendo por completo con su pestilente aroma a los dos magos.

uGSfO2w.gif

FufSH3S.png

bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.