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.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)


Mentita
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La pequeña criatura que hasta hace unos instantes se encontraba fisgoneando por los alrededores salió en una orden de su dueña. -- Mucho mejor... -- Sentenció el ojiverde al momento que escuchaba los pasos de la pequeña criatura arrastrar sus pies como su forma de mostrar la inconformidad de su estadía en aquel castillo. Inmediatamente la mujer respondió a un comentario casi paralelo que el vampiro habría hecho hace unos instantes y es que era más que claro que su ausencia era más que evidente y qué, claramente no querría llegar a casa y tener que soportar innumerables preguntas acerca de su repentina desaparición tanto de La Orden Del Fénix, como de la jefatura del departamento de Aurores y aunque sabía que sus hijas lo comprenderán sentía la necesidad de dar explicaciones.

 

 

-- Solo que no quiero llegar a casa... quiero que me cuentes lo que sea... han sido tiempos difíciles... asuntos que los demás no comprenderán y a decir verdad no quiero que lo hagan... -- Musitó al oído de la mujer mientras las caricias de la ojiazul quien acariciaba lentamente su pecho, cosa que le hizo volver al pasado, varios años habían pasado en su mente en un flashback el cual definitivamente no eran acciones que podría describir fácilmente y sin embargo conocía cada caricia de la mujer. Kris solamente esperó calmado al momento que hacía una pregunta un poco incómoda para el vampiro quién solamente bajó la mirada al recordar su anterior ruptura, y es que quizá ese habría sido su mayor debilidad, tal vez ni los Aurores, ni los Fenixianos, ni siquiera los Mortífagos tendrían el arma más potente para debilitarlo que su propio buen corazón y su manera de amar sin condiciones.

 

 

-- Si fuera verdad, no serías la primer persona a quien hubiera querido ver... a pesar de mi pasado aquí estoy -- Sentenció alzando su mirada hacia la mujer mientras pasaba su antebrazo por la cintura de la mujer atrayendo su cuerpo hacia el vampiro y así colocar un largo beso en aquellos labios rosados de la Triviani. Alguna sensación inmediatamente causó en el vampiro quién solamente acariciaba con las yemas de sus dedos su espalda desnuda en un instante lejos de lo pasional, era una sensación diferente, en la que el núcleo eran los labios de ambos.

 

 

Las manos de la mujer pronto acariciaban el cuello del vampiro quién simplemente subía sus manos hasta encontrar la mejilla diestra de la mujer y así acariciar lentamente mientras aquellos dos faros verdes de sus ojos se cerraban en un instante y así querer para el tiempo y no volver a recordar su pasado, querer que aquellas historias fueran borradas y ser un simple mago desconocido: una vida nueva.

 

 

Instantes después el vampiro se separó de la mujer escuchando ruidos por el lugar, y aunque sabía que tal vez estaba seguro con la mujer que tenía entre sus brazos, estaba más que claro que la pequeña criatura que hacía unos minutos no era realmente una amenaza como los inquilinos que habitaban la edificación.

 

 

-- ¿Aún tienes dudas? -- Preguntó el vampiro separándose unos centímetros de la mujer al momento que tomaba su mano entrecruzando su mano con las de ella.

 

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-Tengo muchas dudas sobre ti en éste momento… - Susurré con una tierna sonrisa dibujada en el rostro – Pero no es el lugar adecuado para hacerte estás preguntas – Continué sujetando un poco más fuerte su mano, aquella sensación la había olvidado por completo, gracias a él la satisfacción regresaba a mí. - ¿Me acompañas? – Pregunté.

 

Con solo ver que el Gryffindor asentó con la cabeza proseguí a alejarlo de la sala, mis pasos no eran apresurados, pero en ese momento prefería que lo fueran ya que había logrado escuchar unas voces detrás de la puerta principal y para mantenerlo seguro era mejor alejarlo de allá. Lo guié por un pasillo un tanto oscuro, la única iluminación que se tenía era por unos candelabros que estaban a nada de apagarse, ya que las veladoras se encontraban gastadas.

 

Pasos después nos encontrábamos frente a una puerta de madera con detalles grabados, coloqué una de mis manos en la perilla y la giré, seguido la puerta se abrió y en su movimiento nuestros cuerpos se iluminaron con una luz cálida, di unos pasos adelante y jaloneando el cuerpo de mi acompañante para que confiase en mí. – Aquí te sentirás más seguro, Kris – Sentencié dándole paso a la enorme biblioteca que guardaba la mansión Triviani – Éste es mi lugar favorito, puedo pasar horas y nadie interrumpe, es como si supieran que no hubiese nadie, cuando la realidad es otra – Sonreí levemente y solté una de sus manos por un momento. – Espérame aquí y ponte cómodo, ya regreso. – anuncié.

 

Deposité otro beso sobre sus suaves labios y abandoné con nerviosismo la biblioteca, cerré la puerta detrás de mí y proseguí con un paso veloz hacia la cocina, en cuestión de segundos encontré a mi elfo allá, ladié un poco la cabeza y reí para mis adentros. <<Éste i****** no está haciendo nada, como siempre…>> pensé para mis adentros. – Kiuksen, lleva unas fresas con chocolate a la biblioteca y unas tazas con té caliente, ahora – Ordené para salir del lugar con la misma.

 

Tras pasar nuevamente por la sala continuaba escuchando esas voces de afuera, una de ellas era fácil de reconocer, Candela, mi adorada y algo… de la familia, por lo que elegí no preocuparme, continué mi camino sin preocupación alguna hasta llegar nuevamente a la biblioteca, di unos golpesitos en la puerta y abrí lentamente -¿Todo bien? – Pregunté asomando la mitad de mi cuerpo tras de esa.

.: Familia Triviani:. - http://i.imgur.com/34tZCQr.gif - .: Familia Ravenclaw:.


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Sonrió con cierta ironía cuando Candela lo rodeó para entrar al castillo, si, era tal como la recordaba. Para otras personas más débiles de pensamiento y alma aquello los habría hecho sentir tristes, pero para Neos era la prueba final de que se encontraba realmente en casa.―Creí que un poco de respeto dados los años que estuve fuera no sobraban la verdaddijo encogiéndose de hombros, tomando su maleta y entrando junto a ella hasta el vestíbulo.

Vale, quizás estaba siendo demasiado cortés. Y es que durante sus viajes debió a aprender a actuar también, pues la hostilidad no era bien recibida en algunos lugares, y bien podría haber terminado muerte, después de todo y por muy capaz que fuera viajaba solo.

―Los Triviani siempre ha sido una familia de gente que viene y va, seguro pronto te vuelves a librar de varios de ellosseñaló, aunque al menos él no tenía intención de volver a irse por un tiempo, se establecería en el castillo y desde allí intentaría recuperar de a poco la vida que tenía, empezando por contactar a antiguos compañeros de armas.

Levantó una ceja al escuchar la mención a su madre, ¿se había casado? Tampoco es que esperara una invitación a la boda, pero haber recibido la noticia en alguna lechuza no habría estado de sobra. Era un desconocido incluso para ella, y a juzgar por la reacción de Candela parecía que no había tomado la mejor de las decisiones, aunque a juzgar por como lo decía, quizás había tenido un problema con ellos.―¿Quién esta a cargo del castillo entonces?quiso saber.

La miró sin modificar su expresión le soltó todo el veneno ante su petición, si, sin duda que se encontraba en su hogar otra vez. Pero entonces le preguntó por su viaje, momento en que no supo si reír y golpearse la frente.

―En muchas partes la verdad, estuve un par de años en américa y otro tanto en Asia, nunca me quedé más de un par de meses en el mismo lugar quizás había dicho más de lo que ella quería saber pero bueno, ella quiso correr el riesgo.

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Suspiró. No sabía si aliviada por sus palabras de gente que iba y venía, o si era un poco de enojo por tratar de referirse a los Triviani como una familia inestable. Porque se refería a eso, ¿no? Evitó mirarlo a los ojos, no quería que notase su dilema interno en ese momento así que, sacudiéndose las manos como si fuese una señal de algún tema finiquitado, avanzó hasta la sala con una media sonrisa de satisfacción.

 

Candela no era muy reconocida por su "responsabilidad" y era claro que la imagen de matriarca no iba con ella pero, a pesar de todo, se sentía orgullosa por estar a cargo de su propia familia. Cuando se giró para darle cara nuevamente a Neos, su expresión había cambiado, la sonrisa desaparecido y en su lugar regresó ese gesto mezcla de cinismo e indiferencia, al momento de darle una respuesta por el encargado del castillo. O bueno, en este caso, la encargada.

 

― Pues yo. ―le clavó la mirada gris unos segundos. ¿Es que no era obvio? Bueno, quizás no.― Debes saber, Neos, ―huía a la idea de llamarlo "primo"― que, aunque no lo parezca, estoy a cargo del castillo y de la familia. Aunque es obvio que considero que todos están lo suficientemente grandes como para cuidarse solos y, en lo posible, mientras no me interrumpan mucho...

 

>, iba a agregar, pero se calló.

 

― Así que no te quedabas mucho en un mismo lugar. ―se interesó de repente― Mejor así, es lo ideal para alguien que lleva nuestro apellido. ¿En qué parte de Asia ha estado? ¿Japón? Visité ese país en mi último viaje, sentía curiosidad por un famoso bosque allí y quise saber qué tan cierta era la leyenda...

 

En ese momento apareció un elfo que acababa de salir de la biblioteca y que Candela confundió con otro más de los sirvientes de la familia, pero notó casi de inmediato que no era un Chuck así que le dedicó una mirada de sospecha. La criatura, como si estuviese escondiendo alguna cosa, desapareció al instante.

 

― Uhm... ¿quieres comer algo? ―seguramente Neos estaba hambriento, aunque la preocupación de la gitana era llegar a la cocina y empezar a indagar por ese elfo desconocido.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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Dado que había mantenido cero contacto con la familia desde que se fuera, no tenía idea si alguno de los miembros de mayor edad continuarían allí, de todas formas, Candela no le parecía una mala opción para dirigir todo.―No he dicho que no lo parezca, solo he aprendido a no asumir las cosas con los añosindicó, sobre todo cuando había sido tanto el tiempo que había pasado lejos.

 

Tendría que recordar no interrumpirla mucho, aunque dado que era la única que había visto hasta el momento quizás no le fuera tan fácil en un comienzo.

 

―No, me aburría prontoagregó, aunque no ser reconocido también era un tema importante, dado que a veces hacía cosas que estaban muy alejados de lo legal, tanto en el mundo muggle como en el mágico, mantenerse fuera del radar del ministerio siempre había sido un talento para Neos.―Estuve en Japón si, aunque no sabía que hubiera un bosque con alguna leyenda en particularseñaló, tampoco es que hubiera ido al país asiático como turista.―Sería un buen dato por si regreso allídijo, más por cortesía que por verdadero interés en los viajes de Candela.

 

Siguió la mirada de la bruja cuando esta se desvió hacia un elfo, Neos apenas recordaba a los sirvientes del castillo, pero imaginaba que Aang seguiría trabajando en la cocina.

 

Solo cuando le hizo la pregunta, se dio cuenta que no comía nada hacia varias horas y el estómago comenzaba a molestarle.―Si, eso me vendría bien, además de algo para beberrespondió, dejando la maleta apartada contra uno de los muros para seguir a Candela, no creía que alguien fuera a ser tan tonto como para revisarla, aunque de todas formas la tenía con un hechizo de protección.

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Hubiese querido negarle la bebida, pero estaba bastante ocupada en otros pensamientos que, cuando quiso hacerlo, sintió que ya había pasado el momento de decirlo. Sin embargo, marchó en silencio hasta llegar a la cocina, con Neos pisándole los talones. No estaba segura de qué tipo de comida le gustaba al recién llegado; pero le hizo una seña a uno de los Chuck cocineros y tomó un lugar en el desayunador, de cara al chico.

 

― Deberías visitar Aokigahara. ―insistió, mientras tomaba un bollito de pan y lo examinaba.― Es interesante la tasa de mortalidad que existe en ese bosque. Porque es un bosque, ―aclaró― y te genera curiosidad. Aunque es obvio, como siempre he creído, que las muertes son por mano humana y no por algo sobre natural.

 

Se acordó del lío que se había armado por la desaparición de la hija del jefe del pueblo, pero cuando tenían verdaderas pistas sobre el asesino, decidieron echarle la culpa a una leyenda urbana.

 

― En fin, los muggles y sus historias.―suspiró y se llevó el pan a la boca.

 

En ese momento, uno de los Chuck le acercaba un plato de sopa caliente, una hogaza de pan recién horneado y una tarta de verduras. Candela lo miró e hizo un gesto, casi imperceptible, de asco. ¡Ella odiaba las verduras! Así que se metió el resto de pan que le quedaba en la mano, todo entero, a la boca.

 

Go...me, gome... ―era obvio que no podía ni tragar.― Degbez ezdar ha...brento ―parecía una ridícula.

 

El elfo se quedó mirándola como si estuviese viendo una horrorosa aparición, pero no emitió sonido alguno. No fuese que la gitana tomase represalias. Para cuando Candela terminó de tragar el pan, el elfo ya se había dado media vuelta y marchado.

 

― Y, ¿piensas quedarte en Londres o estás de paso, únicamente? ―quiso saber― No me malinterpretes. Pero, si piensas quedarte, deberías ver en qué estado está tu habitación, si es que todavía existe. ―esta vez agarró una manzana― Resulta que, hace algún tiempo, el castillo sufrió unas cuantas modificaciones "accidentales". De hecho perdí bastantes pertenencias en ese proceso, supongo que están en el castillo, pero debería ponerme a buscar. Es un lío.

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~ Mosquito ~          Ianello 

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La triviani le habría llevado a un lugar desconocido del Castillo, en sus diferentes visitas al lugar jamás habría conocido aquella parte del mismo, mientras más caminaba a lado de la mujer la oscuridad se hacía cada vez más presente, incomodando un poco al Gryffindor quién con una mano tomaba a la mujer quién lo guiaba y con su mano libre tomaba su varita, sin duda sabría que tal vez no serían las intenciones de su acompañante, pero que sin duda sería un blanco fácil para algún residente resentido. Sin embargo un candelabro un poco más adelante hizo que el Gryffindor se tranquilizara, ya que al parecer habrían de llegar a su objetivo: Una sala un tanto vieja al parecer por su perilla, observó a sus alrededores, algunas telarañas mostraban el poco interés de la mayoría de los residentes por aquél cuarto.

 

Etoile dió el paso al Gryffindor quién apenas entró observó a su alrededor <La biblioteca> fueron los pensamientos del Gryffindor quién asombrado posaba su mirada por cada uno de los estantes, y es que tenía esa pinta rústica como la que tenía en la Gryffindor. El vampiro escuchaba como la mujer le explicaba que era una zona un tanto descuidada por su propia familia por lo que simplemente sonrió ante el comentario, se podían notar a los alrededores como varias pinturas posaban los ojos en el Gryffindor, estos lo miraban con un toque de hostilidad que no le molestaba en lo absoluto al Gryffindor, patriarcas contra los que habría luchado en el pasado se encontraban mirándolo, por lo que simplemente observó un pasillo enorme el cuál decía "Estrategia". Sin duda fué el pasillo que más le llamó la atención al vampiro, por lo que al voltear miro a su acompañante quién al parecer tendría que irse.

 

Está bien... ─ Musitó el vampiro acercándose de nueva cuenta a la mujer y depositando un beso en sus labios, ésta partió cerrando de nueva cuenta la puerta. Por un instante se encontraban con aquellas pinturas, algunas movibles, otras estáticas, de las cuáles inmediatamente sus recuerdos se transportaban hasta tiempos antiguos, cuando los combates podrían durar días sin terminar. Observó a su alrededor con más cuidado: Varias columnas de piedra que delimitaban los pasillos de la biblioteca y que a sus costados se levantaban grandes libreros que guardaban escritos algunos conocidos, otros que eran prohibidos para los magos comunes y corrientes y más al fondo varias mesas de lectura sencillas de madera.

 

Kris por su parte apenas daba pasos cortos y cautelosos por entre los diversos pasillos, hasta los que claramente le llamaban la atención <Estrategia> el ojiverde se adentró paso a paso a aquel pasillo en donde tomó un libro entre sus manos "El Arte De la Guerra" Aquel libro lo habría leído un par de veces en su pasado, y siempre lo sorprendía lo inteligente que era aquél autor, como lo relataba. Tenía en sus hojas historias muy ciertas de gente que anteriormente habría luchado en el mundo muggle y que definitivamente tomaban varias bases en sus tiempos en las que mantenía batallones a cargo. Entreabrió una de sus paginas al azahar.

 

"Cuando un ejército tiene la fuerza del ímpetu, incluso el tímido se vuelve valiente, cuando pierde la fuerza del ímpetu, incluso el valiente se convierte en tímido. Nada está fijado en las leyes de la guerra: éstas se desarrollan sobre la base del ímpetu.

Sonrió ante aquellas palabras, era sin duda un buen libro que el Gryffindor disfrutaba cada vez que leía, sin embargo unos pasos a las afueras del Gryffindor le hizo ponerse de nueva cuenta en alerta, tomó su varita con firmeza y salió hacia el pasillo principal que daba directamente a la puerta, mientras con su zurda tomaba aquél libro, su diestra poco a poco fue bajando mientras la dulce voz de su acompañante anunciaba su vuelta.

 

Claro... solo estaba... bueno siempre ha sido lo mío... ─ Sentenció el vampiro mostrándole aquél libro que llevaba. ─ ¿A donde has ido? ─ Resopló de nueva cuenta mientras tomaba de la mano a la Triviani, señalándole más al fondo unas cuantas mesas de lectura.

Editado por Kris Gryffindor

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Siguió a la Triviani a la cocina, donde tomó asiento frente a ella y esperó a que un elfo se acercara. No vio a Aang por ninguna parte, tendría que recordar preguntar por el más tarde, si había desaparecido debería de buscar a otro elfo, siempre era mejor tener uno personal a depender de los que vivían en el castillo. Si no se lo había llevado a su vieja era por lo difícil que sería pasar desapercibido en las zonas muggles, sobre todo porque nunca se establecía mucho en un lugar determinado como para dejarlo escondido allí.

 

―Tomo nota de tu recomendaciónle dijo, aunque por lo que le decía parecía que no se trataba de algo mágico de interés, sino del folclore propio de un pueblo y su incapacidad para darle explicación a cosas que no podían entender.―Quizás les de algo sobrenatural de lo que hablar la próxima vez que ande por los alrededoresdijo encogiéndose de hombros, siempre era bueno divertirse un poco a costa de los muggles.

 

Se quedó mirando con cierta curiosidad como Candela se apresuraba a comerse el pan, aunque debió esforzarse más para entender que era lo que decía.―Solo deja la sopa y el panle dijo al elfo.―Y trae un café cargadole dijo antes de que se diera la vuelta y se alejara lo más posible de la matriarca al parecer, que aún se esforzaba por tragar todo el pan que se había echado a la boca.

 

Aprovechó aquella pausa para probar la sopa, que no era una maravilla pero al menos le servía para llenar un poco el estómago, había sido un largo viaje. Volvió a levantar la mirada cuando la bruja le preguntó por sus próximos pasos, si aquella era solo una visita o algo más permanente...

 

―Pienso quedarme un tiempo, al menos el suficiente como para tener que establecermerespondió, aunque sus palabras le aumentaron la curiosidad, ¿modificaciones accidentales? Eso no sonaba bien.―¿Qué sucedió?quiso saber, aunque algo le decía que Candela no se lo había mencionado para llegar a contarle la historia, pero ya que había corrido el riesgo Neos lo tomó.―La verdad es que no dejé muchas cosas antes de irme, así que es lo mismo para mi tomar cualquier habitación vacíaaclaró.

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Casi suelta una risa al notar la mirada de Neos cuando se comió el pan de ese modo, aveces olvidaba lo poco que conocían -incluso en su propia casa- sus modales, y se pegó unos cuantos golpecitos en el pecho para poder pasar la masa sin atragantarse. Se sirvió un vaso de agua y bebió un par de sorbos antes de que estuviese lista totalmente para hablar.

 

Pero cuando lo hizo y le preguntó a Neos sobre sus planes, escuchó con cierta curiosidad la respuesta de éste. No tenía intenciones de inmiscuirse demasiado en sus asuntos e intentaba no dar esa impresión, por supuesto, pero si el muchacho pensaba realmente en quedarse en el castillo, aquella visita debía ser más que eso.

 

Ah, pues... ―dudó mientras sopesaba la respuesta a la pregunta de Neos. No quería señalarse como la culpable.― Asumimos que la base del castillo estaba bastante deteriorada por... La cantidad de guerras familiares que hemos tenido. ¿Has participado en alguna?

 

Se sentía intrigada. No recordaba jamás haberlo visto en ninguna de las actividades familiares tan peculiares como lo eran las guerras entre sí. Y, aunque ella misma apelaba a una amnesia temporal, lo cierto era que su memoria estaba intacta. Demasiado, quizás.

 

― El caso es que hubo que hacer modificaciones en la estructura y las habitaciones, en su mayoría, perdieron el orden y la ubicación que tenían en un principio. Y ya sabes que mover espacios de esa magnitud es un poco... problemático. ―apoyó ambos codos sobre la mesa y la barbilla en el puente de sus manos cruzadas.― Aún queda trabajo por hacer para regresar todo a donde pertenecía, pero es que... De vez en cuando se me van las ganas y dejo el trabajo para mañana.

 

Gesticuló una mueca parecida a una sonrisa y lo observó unos instantes. Sólo hasta que Chuck apareció con el café que que le habían pedido.

 

― Como sea, supongo que puedes utilizar cualquiera de las que están en funcionamiento. Creo que sólo me quedaba organizar la biblioteca un par de habitaciones del segundo piso; fuera de eso, puedes ocupar la que creas que se adapte mejor a tí. ―tomó otro bollo de pan y lo partió.

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Tomó el pan y le dio un buen mordisco, aunque no uno tan grande como el que Candela le había dado al suyo, a él le gustaba no estar al borde de la muerte cada vez que comía al menos. Dejó que otro poco de sopa lo ablandara en su boca antes de tragar, sintiendo como de a poco su estómago iba dejando de reclamar por lo poco que lo había llenado durante el viaje de regreso a Londres.

 

Levantó una ceja, intentando recordar las guerras internas a las que Candela se refería.―Si, creo que estuve en unas cuantasmintió, prefería eso a reconocer que no recordaba mucho, ni siquiera estaba seguro de cuanto tiempo había pasado en el castillo después de su perdida de memoria. Si recordaba más el otro tipo de guerras, esas entre ambos, pero no sabía si podía hablar con la matriarca sobre ellas.

Así que la residencia de los Triviani finalmente no había soportado tanto, se imaginaba que varias mansiones y castillos debían de haber pasado por el mismo proceso. Después de todo, era dentro de esos lugares donde se daban las batallas más sangrientas entre mortífagos y odefos.

―Ya veodijo, después de comer otro poco de pan y llegar a la mitad de su sopa.―Me imagino que debe ser un trabajo difícil, si necesitas ayuda no dudes en pedírmela, es lo menos que puedo hacerse ofreció, aunque no creía que Candela lo estuviera esperando de todas formas, aún así Neos prefería poner su cuota para volver a merecer un puesto en esa familia, sabía que no bastaría solo con volver a pisar el lugar.

Recibió el café del elfo y le dio un buen sorbo, volviendo a recordar que debía preguntar por Aang. El café le ayudo a despejar un poco la mente, aunque le harían falta al menos un par más para estar en condiciones de ponerse a ordenar todo lo que debía en la que fuera su nueva habitación.

―Excelente, te lo agradezco¿debía agradecerlo? No estaba seguro, con Candela era mejor asegurarse.―Y que te hayas tomado la molestia de ponerme un poco al día tambiénagregó, solo por seguridad.

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