Todo lo que sucedía le resultaba extraño, la mujer no contestó en seguida a su pregunta, sino que comenzó a examinarlo. Zack no tenía ni idea de cómo reaccionar, pero dejó que la mujer terminara su inspección. Cuando pareció ver todo lo que quería, esta se apartó y por fin hablo.
¿Leucemia mielotica crónica?, ¿en realidad padecía hecho?, nunca antes había mostrado síntomas de padecer algún tipo de leucemia y los médicos con los que había tratado en su vida, nunca le dijeron tal cosa. ¿Estaría aquella mujer en lo cierto?, ¿Pero como era posible, que con una simple mirada, pudiera notar algo, que cientos de médicos, con sus aparatos y examinaciones mas minuciosas jamás pudieron ver?.
Zack jamás aparto sus ojos de los de ella, era un policía, podía notar cuando alguien mentía, y los ojos eran una buena forma de notarlo. Pero no percibió en ellos, señal alguna que le advirtiera que todo lo que le estaba diciendo fuera falso, pero al parecer algo de su ser la incómodo, un rubor subió hacia su rostro y retrocedió hacia atrás, pero ante esto el hombre continuó impasible, esperando la siguiente acción de la mujer que tenía en frente.
Por fin de los labios de la mujer, salió la respuesta a su pregunta. No entendió aquello de que no era un humano normal y que sabía más cosas que los demás, pero no la interrumpió, espero a que ella continuara. Por lo que pudo ver a simple vista en los papeles de aquella carpeta que le había dado, comprobó que era una gran experta en el campo de la medicina, y era lógico como ella le dijo, que tuviera enemigos en el campo, que tratarían de ensuciar su nombre y robarle todos sus descubrimientos.
Y cualquiera de los que ella nombró podría haberles mandado esa acusación anónima, que los había llevado hasta ella.
Lo que sucedió después, fue tan rápido que no tuvo tiempo de siquiera moverse. La mujer tomó un bisturí y la cortó la palma de lado a lado, tan profundamente que pudo ver sus huesos, no llegó a sentir siquiera dolor cuando la herida increíblemente había sanado. Apartó rápidamente la mano de la mujer, pero antes de que pudiera hablar ella ya había comenzado.
Sus ojos se volvieron rojos, colmillos asomaron de sus labios, ¿Pero que demonios estaba pasando?, y pese a su entrenamiento, pese a ser una persona rápida y ágil, era tal la impresión y la irrealidad de lo que estaba sucediendo que no pudo moverse de la silla.
Entonces tenía razón, había mas como él, personas con habilidades mas halla de las humanas, no era el único, estaba en lo cierto, tantos años manteniendo sus habilidades en secreto, temeroso de no ser aceptado por la sociedad, esperando a encontrar a otra, persona que lo entendiera, que lo ayudara.
- Sabía que no era el único, lo suponía y me alegro de encontrarte – fue lo primero que dijo, estaba tan impresionado que no sabía que mas agregar a – Yo también, puedo hacer cosas, anormales – fue la primera palabra que se le vino a la mente – y acepto tu ayuda, confió en ti – eso fue extraño que saliera de su boca, hacía tiempo que había dejado de confiar en las personas, fácilmente, especialmente cuando estas eran desconocidos. Hasta ese momento, confiaba ciegamente en tan solo dos personas, su compañera Sally, y en su hija, Alice.
Ya antes había confiado en alguien, a la que amo profundamente, pero ella los había abandonado, dejándolos solos a él y a su hija. Estaba algo confundido, era una mezcla de sentimientos.