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RoomiiMusic95

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Acerca de RoomiiMusic95

  • Cumpleaños 17/02/1995

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    1
  • Rango Social
    Aprendiz
  • Galeones
    10733
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Familia
    Black
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Demonio
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Conocimientos
    - Transformaciones
    - Pociones
    - Conocimiento de Maldiciones (Conocimiento Adquirido)
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Female
  • Location
    Vía Láctea

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Reputación

  1. Buenas tardes! (O día, o noches, dependiendo la zona horaria) Hace mucho que no entro a mi amado foro pero he vuelto En fin, tengo que hacer algunos cambios estéticos (Necesito que borren la imagen que tengo y la reemplacen por la que dejo) y otros que borrarán mi antigua identidad y demás. Dejo todos los datos abajo, saludos y mucho chocolate para quien lo edite Hasta el otro mes! http://1.bp.blogspot.com/-8jBTltq8l2A/Ut_7W89zXfI/AAAAAAAABlA/O3U5jj1f3kM/s1600/Vintage.png Nombre del Personaje: Romina Michelle Black Atkins Edad: Joven, 19 años -- Familia(s) : * Familia 1 : Atkins * Familia 2: — Padre(s) Sanguíneo: Derek Lúcien Padre(s) Adoptivos: — -- Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Atkins Link a Bóveda Familiar 2: —
  2. Hola, vengo al fin a editar la ficha xD La primera imagen va en lugar de la otra, y los títulos donde corresponda, aunque seguro que ya lo saben y aclaro al vicio xD http://i45.tinypic.com/2vjojt2.jpg http://i.imgur.com/uNMUi.png Nombre del Personaje: Romina Michelle Black Ravenclaw -- Familia(s) : * Familia 1 : Black * Familia 2: Ravenclaw Padre(s) Sanguíneo: —Evarela Black Haughton y León Corvinus Crowley Padre(s) Adoptivos: – Damien Ravenclaw** http://i.imgur.com/khn2q.png Raza: Demonio. http://i.imgur.com/KBrET.png [...] http://i.imgur.com/jBw0Y.png [...] http://i.imgur.com/iSM24.png Nació el 17 de mayo de 1943, en plena Guerra Mundial. Recibió el nombre de Michelle Grey y vivió con sus padres en Liverpool toda su infancia. Desde pequeña demostró gran talento para la magia y un alto poder para persuadir a la gente, entre otras habilidades un tanto extrañas para su edad y proveniencia. Al cumplir los 17 años, la bruja encontró una reveladora carta escondida en el altillo de su hogar, lugar al que desde niña tenía prohibido entrar. En el papel se relataba cómo sus supuestos padres la raptaron el mismo día de su nacimiento, a raíz de una disputa entre familias enemigas. También halló el diario de la señora Grey, donde descubre que además tiene una hermana gemela y que sus padres biológicos son de la raza de los demonios. Iracunda, se enfrentó a sus secuestradores ese mismo día, haciendo que estos escaparan no sin antes ocasionarles heridas de gravedad y prometiéndoles la muerte si los volvía a ver. Una vez sola, la demonio comenzó una vida independiente al encontrar trabajo-muggle, para su disgusto-como mesera en The Cavern Club; donde se hizo muy amiga de los músicos que allí tocaban. Todas las noches tenía pesadillas inconexas y con ellas pudo recrear la historia de su hermana perdida, con la que había soñado toda su vida sin saberlo; ya que pensaba que la persona en sus visiones era ella misma. Esta se encontraba viajando y degustando sus poderes y fortuna a través del viejo continente; y a pesar de sus deseos de encontrarse con ella, su condición económica no la dejaba moverse de su ciudad. La noche de su cumpleaños número 18, mientras estaba trabajando en el bar; una chica idéntica a ella apareció pidiendo algo de licor. Michelle la reconoce de inmediato, aunque Leah pronto demuestra desconocer la historia de su secuestro y les toma toda la noche comparar su pasado y sus poderes. Su hermana considera su trabajo algo simple para una persona de su linaje, y pronto se marchan a visitar a sus padres. Su apariencia es la misma ya que pueden controlar su crecimiento a voluntad, así también van descubriendo los poderes de su raza. Entre tanto, la estancia en su verdadero hogar solo se vio opacada por el deseo de venganza que ambas compartían, lo que derivó en una infructuosa búsqueda de los Grey ** y el posterior asesinato de todos los integrantes de dicha familia. Luego de aplacar sus deseos vengativos, las Black retoman el viaje que Leah había comenzado tiempo atrás, instalándose un tiempo en Grecia, lugar que las atraía por su antigüedad y magia ancestral. Vuelven a Londres en los noventa, siendo acogidas por Damien Ravenclaw; y posteriormente ingresan a la Marca Tenebrosa portando el tatuaje con orgullo. La demonio adopta a través del tiempo a dos chicas: Paty y Ariadne, disputando la tutoría de la última con su primo Franko Lovegood, hasta que ambos deciden actuar de padres para la joven. Su vida se desarrolla con total normalidad, o al menos toda la que puede darse siendo parte de un bando como la Marca. La bruja, al cabo de un tiempo y con mucho pesar, decide retirarse del bando para ocuparse de su vida personal, aunque conserva la lealtad al grupo que tanto ama. http://i.imgur.com/HO9wr.png http://i.imgur.com/thxrg.png Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Black Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Ravenclaw Ah, necesitaría que actualicen en el perfil la cuestión de la raza y supongo que la familia, eso es todo, saludos y gracias
  3. Hola! Quisiera entrar a la familia *-* Tengo que completar dos líneas antes de la fichita? espero que no, me da flojera. Ah, ya he pedido la baja en la familia que estaba antes, y el cambio de sanguínea a adoptiva en la otra, así que pronto modificaré la ficha, si es que me aceptan *ojos de perrito*
  4. *presiente que alguien va a katanearla pronto* Hola! Hace siglos que no me paso por el foro, pero estoy de vuelta y pues, estoy lo que se dice, acomodando las cosas. Y me apena mucho tener que hacer esto, pero voy a solicitar la baja de la familia. Mamá no me mates D: aunque sea que me dejen como amiga de la familia o algo, eso no se puede? Me da cosita irme, en serio, pero hace siglos que no me paso y estoy acomodando todo en el foro u.u Espero que sepan entender y mamá, no me mates u.u Te quiero y siempre tendré problemas mentales no importa en qué familia esté u.u
  5. Rol auspiciado por la Spritze *Lisbeth Karkarov Unos minutos después que su esposo, una mujer despiadada pero de gran belleza irrumpió en la habitación. Anna Rose era gran amiga de su suegra, y había accedido a buenas primeras con la idea del secuestro. La rusa no podía decir que se llevaran muy bien pues sus temperamentos eran iguales, pero al menos se soportaban como para mantener conversaciones o torturar a la gente en conjunto. Por supuesto, no contaba con que la castaña perdiera los cabales al descubrir que faltaba un integrante de los Wilkes. Congelada en su lugar, observó como la otra conjuraba un látigo y tomaba por el cuello al búlgaro. Alzó la varita inconscientemente, sin saber que hacer por unos segundos. La mirada ambarina de Anna la amonestó antes de que pudiera hacer nada, seguida por palabras que denotaban odio. —Solo quería ayudarte—mintió la rubia, guardando la varita bajo la manga.—Al inútil se le ha escapado la mocosa en el camino—explicó, levantándolo de un tirón de su camisa. Las marcas en su cuello estaban al rojo vivo, y sabía que estaba sufriendo en silencio. Merecido se lo tenía, por arruinar el plan.—Ni creas que nos iremos—terció ante la orden de la recién llegada, cruzándose de brazos sin soltar su varita. <<No pienso dejarla a solas con Egmond>>razonó la mujer, sintiendo una punzada de celos en el estómago. Se apoyó contra la pared y se quedó dura como una estatua, mirando el show que la otra montaba con los prisioneros. Sus gritos habían logrado despertarlos, y ahora la chillona se disponía a azotarlos con su nuevo juguete. Dio otra pitada a su cigarrillo, golpeándolo con suavidad para que las cenizas cayeran al suelo. No quería dejar a la castaña sola pero tampoco quería quedarse a expensas de sufrir un latigazo sobre su pálida y delicada piel. Entrecerró los ojos expulsando el humo con lentitud, haciendo que este calmara su nerviosismo. Pese a su aparente tranquilidad exterior, su cabeza era un remolino de pensamientos. Disfrutó en grande el intercambio de palabras entre los Wilkes, pese a no ser ella quien los torturaba. ¿Cómo se sentiría ver a su hija desangrándose frente a sus ojos, sin poder hacer nada? No podía imaginarse aquellas emociones, pues nunca había experimentado nada tan fuerte. El odio era quizás lo único que la mantenía con ganas de vivir, el odio y el dinero de su marido. Su mano buscó a la de su compañero automáticamente al sentir un ruido en la puerta. Una horda de magos-mortífagos-apareció frente a sus ojos; y no pudo hacer nada por detenerlos. Ni siquiera había pensado en un hechizo cuando vio como atacaban a Anna Rose y a su esposo. En cuestión de segundos, un dolor profundo se extendió por su cuerpo: doce medialunas filosas se habían clavado en su pecho y la varita se le había escapado de las manos. Cayó al suelo de rodillas, con sus manos y su vestido llenos de sangre; las cuchillas aún insertas en su piel. Atisbó entre todos los magos el cuerpecito de una niña: Homura. Si no hubiera estado tan cansada, seguramente estaría golpeando al Karkarov por su tamaña estupidez. —Vladimir—susurró, como si lo recordara de pronto. Giró la cabeza para encontrarlo a su lado, como siempre. Solo que esta vez la visión fue aterradora, de tantos cortes y fluido escarlata que emanaban de él. Se quedó en silencio, prestando atención. ¿Adónde se había ido su varita? Sus zafiros recorrieron cada rincón de la habitación, topándose con sangre y una gran cantidad de zapatos antes de divisar el arma de fresno que la había elegido hacia más de una década, y se arrastró con cuidado hacia ella. Nadie le prestaba atención, entre tanto reencuentro y odio hacia la castaña. Supuso que era solo cuestión de suerte, unos minutos más y quizás ella fuera la del látigo en mano. Recogió también la varita de nogal del búlgaro, y con prisa volvió junto a él. La sangre seguía emanando de sus heridas, pero nada que no se pudiera curar. Tomó su mano nuevamente y desapareció, lejos de los demás. El proceso fue traumático, y se sintió morir mientras el suelo se volvía nada. Era como montarse en un Pegaso embravecido. —Maldita sea—masculló, comenzando con el doloroso proceso de extracción de las medialunas—Episkey—pronunció en cuanto hubo terminado, apuntándose al pecho. Las cortaduras desaparecieron de inmediato, y solo quedó la humedad de la sangre en su vestido junto con los proyectiles manchando la bonita alfombra blanca de su habitación. Hizo lo propio con su marido, cerrándole las incisiones. Sin embargo, el color acre de su piel se acentuaba con el correr de los minutos. La bruja se incorporó con celeridad, corriendo hasta su ropero. De un modo u otro encontró un frasco de poción revitalizadora y corrió hacia el cuerpo inerte del hombre. No perdió el tiempo y le abrió la boca de par en par, vertiendo todo el contenido del recipiente directamente en la garganta. Su respiración era entrecortada por toda la carrera, y no se caía por el simple hecho de que sus brazos la mantenían en equilibrio con el piso. —Vladimir, gracias a Morgana—suspiró de alivio al ver los ojos grises abiertos de par en par, llenos de confusión.—Luego te lo explicaré, solo vámonos.
  6. Rol auspiciado por Spritze. *Lisbeth Karkarov Los minutos pasaban y su nerviosismo era equivalente a la cantidad de pitadas que le daba al cigarrillo. Comenzó a pasearse por la habitación como un león enjaulado, acompañada únicamente por el sonido de sus tacones al golpear duramente el suelo. Cuando estaba a punto de salir en busca de su marido, sintió un ruido en el pasillo. El hombre entró cargando los cuerpos de dos mujeres. La rubia se detuvo y lo miró fijamente, evaluando uno a uno sus movimientos. Dejó que atara a las prisioneras y les quitara las varitas; esperando el momento justo para hablar. En cuanto el castaño se giró para mirarla, notó aquella asquerosa inseguridad en sus ojos. La rusa se adelantó unos pasos hasta quedar a centímetros de su esposo. —¿Dónde está la niña?—susurró, sus ojos cristalinos desprendiendo un calor furioso y abrasador para quien la viera. Él abrió la boca para replicar, pero no quiso escuchar nada de lo que decía, ni el tono dulce y apaciguador que usaba para pronunciar su nombre. Podría haberle lanzado un maleficio, pero optó por una manera más muggle y certera; dándole un buen cachetazo en la mejilla. No podía entender como estaba casada con ese hombre. Todo lo que tenía que hacer era seguir el plan que ella misma había trazado, pero no. Tenía que comportarse como un niño retrasado y arruinarlo todo. ¿Para qué tenía el acceso a la magia, si no la utilizaba? Era una mocosa de unos diez años, por el amor a Merlín. ¿Cuán difícil podía ser lanzarle un Desmaius y cargarla con el resto? Comenzó a gritarle todo lo que pensaba, sabiendo que los capturados tenían un buen rato de sueño a causa de tanto hechizo y golpes. Tenía ganas de ahorcarlo con aquella corbata que apenas hacia unas horas había ayudado a anudar, pero se conformó dejando salir sus reproches lo más alto que sus pulmones lo permitirían. Por supuesto, el muy cobarde no se quedaría a escucharla. Lanzó el cigarrillo al suelo y lo pisó con todas sus fuerzas, casi rompiendo el tacón de su zapato en el proceso. Más que culpar al inepto de su marido, se culpaba por haberlo dejado solo. Debía haber esperado para hacer todo el trabajo ella misma. Sin duda la falta de la cría les traería problemas, pero nada que no se pudiera solucionar. El primer paso sería encontrarla, y ya tenía en mente como hacerlo. Lanzó algunos hechizos de seguridad por toda la habitación y reforzó-mágicamente-las ataduras de los prisioneros y se recargó contra la pared, cansada física y mentalmente. Con lentitud en sus movimientos logró deshacerse de su molesto calzado. Luego, con una simple vuelta de muñeca cambió su vestido por una túnica oscura y sobria que igualmente dejaba entrever sus delicadas formas. Alguien venía por las escaleras, podía sentirlo con total claridad. Vladimir apareció con una copa de whisky y su atuendo festivo completamente arruinado. Evitó mirarlo. Sabía que así lo haría sentirse más culpable e ignorado, teniéndolo para siempre en la posición de inferioridad que él mismo se había dado. ¿Cuán tonto podía volverlo el amor? Jamás había sentido tanto afecto por nadie, y se consideraba afortunada por ello. Encendió un nuevo cigarrillo y acompasó su respiración. El Karkarov sería el causante de sus canas prematuras, podía jurarlo. Lo miró de reojo, como si se tratara de un objeto más presente en la habitación. Era demasiado joven para soportar tantos errores. Casarse con un treintañero en un principio había parecido una buena opción. Siempre había sentido cierta debilidad por los hombres mayores, aunque madurez era lo que menos encontraba en el búlgaro. Dio un suspiro haciendo que las volutas de humo ascendieran enmarcando su rostro, y miró hacia el techo. La parte más difícil pronto llegaría, su suegra no estaría muy contenta de saber que habían extraviado a la más joven del clan Wilkes. Incluso podía escuchar su voz reprendiéndolos; o quizás era la voz de su conciencia recriminándole su propia torpeza.
  7. Se despertó en una cama desconocida. Se asustó y se levantó de un salto, tomando la varita que reposaba sobre la mesita de luz. Apuntó a todas partes pero el lugar estaba vacío, y fue bajando su arma poco a poco, a medida que recordaba lo sucedido. Había estado hablando con su madre y su hermana en la sala, pues habían recibido visitas de Aleera. Pero luego su madre se había retirado, y la castaña seguramente se quedó dormida en el sillón de la estancia, ajena a todo lo que sucedía. Leah la habría dejado durmiendo allí, pero, ¿Qué había sucedido con Anastasia? Un cúmulo de información atacó su memoria al pensar en ese nombre, y comenzó a ver ciertos recuerdos que compartía con su madre, o quizás con su gemela. Se tambaleó y tuvo que apoyarse en la pared, cerrando los ojos para concentrarse en lo que veía. Tomó aire y suspiró audiblemente. De todas las imágenes, lo único que había sacado en claro era que su madre había sufrido un colapso mental o algo por el estilo y la muerte le había pasado cerca. Demasiadas confusiones y mucho tiempo de descanso innecesario, no era bueno para la castaña en lo absoluto; aunque no podía hacer mucho, ya que cuando dormía pocas cosas la despertaban. El piso del baño estaba frio al contacto de sus pies descalzos, y odió su reflejo despeinado. Decidió tomar una ducha antes que nada, no quería aparecerse ante el resto de la familia con tal aspecto. Cuando se estaba vistiendo el estómago le gruñó, y supo que su siguiente parada seria en la cocina. Observó la habitación donde se había despertado, la cual sería suya durante sus constantes visitas al castillo. Tomando su varita, cambió el tono carmesí de las cortinas, alfombras y paredes por un frío azul, mucho más apropiado con su personalidad. Se acercó al baúl ubicado en la punta de su cama y en una floritura toda su ropa y sus pertenencias se acomodaron en los muebles. Por último, un buen número de libros se apiló en una de las repisas y varios portarretratos se colgaron en las paredes. Bajó por las escaleras guiándose por los leves y difusos recuerdos que su mente registraba, y dio con la cocina mucho más rápido de lo que esperaba. Al entrar, encontró a su madre comiendo una manzana y a dos mujeres que no conocía. —Buenos días—saludó cordialmente, la perfección de sus modales siempre se hacía presente. —Madre, ¿Cómo has estado? Creo que he dormido más que lo usual. Envió una mirada a la pelirroja, haciéndole saber con esa pequeña acción que ya estaba enterada de todo lo sucedido en su ausencia. Llamó a uno de los elfos y le pidió una taza de café cargado y pastel de cerezas. La criatura se tomó menos de tres minutos en servirle su suculento desayuno, y la demonio tomó un sorbo de su bebida amarga. Desafortunadamente, no tenia idea del paradero de la ojiverde. <<Deberías presentarme, madre>> avisó mentalmente a la Triviani, mientras tomaba un tenedor para hincar la cubierta de su sabroso pastel.
  8. Sonrió despectivamente y se acomodó contra la pared, mientras el cielo se aclaraba con lentitud. No comprendía como podía tener tan poco sueño, pero debía aprovechar las energías extra. Comenzó a acariciarse los cabellos, y terminó juntando los mechones en una complicada trenza. Levantó la vista, su primo parecía un muerto viviente, cuidando de abrir bien los ojos para evitar un nuevo chapuzón. La verdad era que tenía muchas ganas de molestarlo de nuevo, pero sabía que una buena broma perdía su encanto si se hacía más de una vez el mismo día. Juntó las manos detrás de su espalda y comenzó a tararear una cancioncita sobre arañas, esa que a Leah tanto le molestaba. Al final, constató la hora en su reloj y volvió a golpear la cancela, esta vez con aun más fuerza. Un nuevo crujido cortó el silencio matutino y la misma elfina nerviosa apareció frente a ella. Empuñó la varita, mirándola de forma inquisitiva solo para causarle más angustia. — ¿Dónde están tus amos? —preguntó con una sonrisa amplia, del todo discordante con la fuerza de sus ojos. —Ellos…todos…duermen, señorita. Ningún amo desea ser molestado a tal hora en la mañana. La bruja bajó el rostro hasta nivelarlo con el de la criatura, obligándola a enfrentar su mirada. Volvió a sonreír con sorna y posó una mano en el desnudo hombro de la elfina, con firmeza y suavidad a la vez. —Solo queríamos constatar que todo estuviera en orden, y así lo parece—informó en un tono dulce. —Pero no me interesa si tus amos están durmiendo, una orden es una orden y debías de cumplirla. No dudaré en informarles de tu deplorable servicio, criatura inútil. Dicho esto, la soltó, sin dejar su gesto apacible; llevando a la sirvienta al borde del colapso. Se irguió cuan alta era y miró al Lovegood con normalidad. La máscara retorcida había desaparecido, arrastrando todo el sarcasmo con ella. Su felicidad era genuina, placentera; pero la mordacidad se notaba agazapada en sus facciones. —Creo que no hay nada por hacer, todo está tranquilo—le comentó a Franko, guardando la varita en la manga de su túnica. Dio unos pasos hacia el jardín, suspirando audiblemente. — ¿Qué te parece un café para desayunar? Así te despiertas como Morgana manda. No esperó la respuesta y bajó los escalones que la separaban del césped verde, mientras los primeros rayos de sol despuntaban el horizonte. Sin dudas, sería un largo día para ambos.
  9. Miró de reojo al rubio, con la sonrisa en sus labios. Aunque personalmente odiaba que la despierten, nunca perdía oportunidad para molestar a los demás tirándoles agua en la cara. Una leve brisa le movió los cabellos, y se apoyó en la pared de la entrada. —No te quejes, primito—comentó divertida. —Debes cumplir tus obligaciones, no lo olvides. Seguramente su pariente no compartiría esa opinión, pero ella estaba disfrutando toda la situación. Metió las manos en los bolsillos y sustrajo de ellos un paquete de caramelos. Seguramente, si ahondaba mas en ellos encontraría barritas de cereal o chocolate, incluso sándwiches. Por ahora, los caramelos bastaban. Tomó uno de menta y le extendió la bolsita al Lovegood, quien seguramente tenía hambre ya que ninguno de los dos había desayunado. Le sacó el envoltorio a la golosina y la degustó lentamente, dejando que el sabor se esparciera por todo su paladar. Un fuerte crujido a su lado la hizo volver a la posición de alerta. Con rapidez, guardó el paquete y se aferró a la varita, que reposaba en un bolsillo oculto en su túnica. Desvió la mirada buscando al intruso, y terminó apuntándole a una elfina de ojos, cuando no, saltones. La criatura pegó un saltito, algo abrumada por su reacción. Comenzó a masajearse los dedos, signo de creciente nerviosismo. Evidentemente, no estaba acostumbrada a las visitas nocturnas. O matinales, dependiendo como se viera. —Llama a algún patriarca o matriarca de la familia—dijo la castaña con voz autoritaria. Al ver la duda de la sirvienta, sus facciones se hicieron más duras.—Despiértalos si es necesario, es importante. Estaba usando la coacción con la elfina, aunque era innecesario. La demonio sabia que tendría que obedecerle de todos modos, al ser bruja se encontraba en todo su derecho pese a no ser su dueña. Al fin, la elfina desapareció y la Ravenclaw volvió a su sonrisa irónica. —No te duermas—le dijo a su primo. —O no tendrás desayuno en cuanto terminemos con esta visita. Aquello era solo para hacerlo enojar, si Franko cerraba los ojos más de treinta segundos, lo mojaría de nuevo.
  10. Se despertó de repente, quitándose de un movimiento brusco las sábanas que le cubrían el rostro. Su habitación estaba sumida en las penumbras, y pocas estrellas alumbraban el cielo a esa hora de la madrugada. Se incorporó con lentitud, completamente despierta. Sabía que ya no se volvería a dormir, y eso le molestaba de sobremanera. El tic tac del reloj la hizo girarse. Las cinco de la mañana. Bufó sonoramente mientras se vestía. ¿Qué podía hacer a esas horas? Tiró un poco de agua a su rostro y se secó con suavidad, viendo como todo rastro de sueño desaparecía. Adoptó una sonrisa sarcástica, mientras una idea cruzaba su mente. Aun con la toalla en la mano, se convirtió en una estela de humo, dirigiéndose a otra parte del castillo. Se movió despacio, con cuidado de no tropezarse con los muebles del cuarto. Buscó su varita en el bolsillo y en cuanto ubicó el punto correcto susurró el hechizo. — ¡Aguamenti! Dirigió la varita hacia el techo y encendió las luces, riendo estrepitosamente al ver el rostro mojado de su primo Franko. El rubio estaba totalmente consternado y sorprendido. No le dejó tiempo a insultar y le tiró la toalla en la cara. —A ver rubio teñido, levántate de una vez, es hora de hacer una visita. Esperó pacientemente mientras el chico se preparaba y jugueteó con la espada de mango de zafiros. Era una aficionada a las antigüedades, y solía meterse en líos por eso. Recordando un reciente episodio con una corona, dejó el arma en su lugar, justo en el momento en que el Ravenclaw salía del baño. Sin más preámbulos, lo tomó del brazo y desapareció rumbo a la mansión Granger. La luna ya se habia escondido pero el cielo aun no se aclaraba. Encendió la luz de su varita y avanzó por los jardines. Llegó a la puerta y tocó con fuerza tres veces. Sin duda los dueños se molestarían mucho por esa intromisión, pero le encantaba despertar a la gente.
  11. Esto me gusta, una librería :3 Creo que son geniales para llevar gente al oscurito (?) No me hagan caso, hoy estoy teniendo ideas raras ^^ Obligaré a Leah a afiliarse así organizamos guerra de libros (?) No, mejor no porque llevará a Leoncio al oscuro (?) En fin, Ctrl+ V y dejo los links: Ficha y Bóveda. Espero que eso sea todo y creo que llegué a las líneas de milagro, no quiero spamear u.u
  12. Hola! Lamento molestar, se que no es tiempo de edición todavía, pero querría que modificaran un pequeño y minúsculo detallito u.u Anteayer me nombraron matriarca en la familia Ravenclaw, y necesito que mi ficha lo diga para no se qué procesos burocráticos de las bóvedas en Gringotts u.u (ojalá y me den mas dinero )Quedaría así: Familia(s): * Familia 1 : Ravenclaw (Matriarca) Bueno, espero que puedan permitir esta excepción, si no se puede no importa Saludos y gracias
  13. Examinó cada rincón del lugar con total atención, sin dejar que las luces la marearan. Después de todo, estaba sentada y no corría peligro de caerse y conseguir un mal recuerdo de la ocasión. Se giró en su asiento, quedando de espaldas a la barra y más importante, a la gran cantidad de bebidas alcohólicas, demasiado tentadoras. Se rió para sus adentros, a su hermana le encantaría aquel bar, sobre todo por la decoración y el amplio abanico de apuestas que ofrecía cada botella. Recordar a su gemela la distrajo por un rato, haciéndola adentrarse más y más en sus memorias, perdiendo conciencia de lo que sucedía a su alrededor. Eventualmente volvió a distinguir su entorno y se encontró con la imagen de Eliah, quien parecía haber recobrado las energías gracias a la música vivaz que sonaba en el local. Estaba segura de que la joven Ryddleturn le había hablado, pero no le había prestado demasiada atención como para acordarse de lo que le había dicho. Decidió romper el hielo y se volvió a la barra. Llamó a uno de los elfos, quien fue hacia ella con sumisión. Sus manos temblaban un poco, y sostenía un trapo con el que limpiaba las copas. La Ravenclaw le dirigió una mirada y se irguió un poco más en su asiento. —Quiero un…—levantó la vista, eligiendo un trago de la lista completamente al azar. —Un Black Russian, y ella va a tomar… Se volvió hacia su acompañante con una media sonrisa, esperando su respuesta. De vez en cuando estaba bien relajarse un poco mientras esperaban por alguien que las atendiera.
  14. Buenas, vengo a editar la ficha después de siglos. Tengo que cambiarle muchas cosas, espero que todo esté correcto. Como me cambié la raza tuve que cambiar toda la historia y las cualidades, pero ya me registré y estoy esperando que me contesten. Saludos! *deja chocos* Datos Personales: Edad: Aparenta 18 años. Perfil del Personaje: Raza: Demonio. Aspecto Físico: Mide 1,67 de alto, es delgada. Su cabello es rizado de color marrón oscuro, casi azabache y largo hasta la mitad de la espalda. Ojos marrones que se vuelven verdes dependiendo de la luz. De piel blanca y rasgos aristocráticos. Le gusta vestir informalmente y tiene un estilo descuidado. A causa de su naturaleza, puede cambiar todo lo referente a su cuerpo siempre y cuando su gemela también lo haga, pero no pueden perder sus rasgos característicos de nacimiento. Cualidades Psicológicas: Tímida y callada. A primera vista, parece inocente, pero luego sorprende a la gente con su temperamento más bien fuerte y sus ideas disparatadas. Es muy detallista y aplicada. Otra de sus cualidades es la persuasión; las personas terminan haciendo lo que ella quiere. A veces su lado malo sale al exterior y puede herir a los demás si es lo que desea. Es inteligente y siempre piensa antes de hablar, a menos que se enoje; lo cual es muy difícil. Su ira solo puede ser provocada cuando tiene que esperar demasiado o hieren a alguna persona importante para ella. Es impaciente, pero no le importa que la esperen; por lo que suele llegar tarde a todas partes. Le gusta la música y no puede pasarse un día sin ella, siempre tiene una canción en la cabeza o está tarareando alguna melodía. Todo el tiempo encuentra alguna nueva ocupación y es multifacética. Historia: Nació el 17 de mayo de 1943, en plena Guerra Mundial. Recibió el nombre de Michelle Grey y vivió con sus padres en Liverpool toda su infancia. Desde pequeña demostró gran talento para la magia y un alto poder para persuadir a la gente. Cuando cumplió los 17 años, encuentra una carta reveladora escondida en el altillo, lugar al que desde niña tenía prohibido entrar. En el papel se cuenta como sus padres la raptaron el mismo día de su nacimiento, a raíz de una disputa entre familias enemigas. También halla el diario de la señora Grey, donde descubre que además tiene una hermana gemela y que sus padres biológicos son de la raza de los demonios. Iracunda, se enfrenta a sus secuestradores ese mismo día, haciendo que estos escapen no sin antes ocasionarles heridas de gravedad y prometerles la muerte si los vuelve a ver. Una vez sola, comienza una vida independiente y encuentra trabajo como mesera en The Cavern Club, haciéndose muy amiga de las bandas que tocaban allí. Todas las noches tiene pesadillas inconexas y con ellas va armando la historia de su hermana desaparecida, con la que había soñado toda su vida sin saberlo, ya que pensaba que la persona en sus visiones era ella misma. Sabe que Leah se ha marchado de su casa, dejando solo a León, su padre. Lamentablemente, a pesar de sus deseos de encontrarla, su condición económica no la dejaba moverse de su ciudad. La noche de su cumpleaños número 18, mientras estaba trabajaba en el bar; una chica idéntica a ella aparece. Tras una larga charla, ambas deciden comenzar con la búsqueda de Galedra, su madre biológica, quien desapareció el año anterior. Luego de visitar a su padre comienzan con la búsqueda de la pelirroja, siempre con resultados negativos. Consiguen abrigo en la mansión Triviani, donde una demonio llamada Anastasia las toma como sus propias hijas. Su apariencia es la misma ya que pueden controlar su crecimiento a voluntad, así también van descubriendo los poderes de su raza. Cuando al fin encuentran a su madre en la década de los ‘90, ésta ha fundado una familia con el apellido de sus antepasados, la Ravenclaw, donde las gemelas se instalan permanentemente. A comienzos del siglo XXI, deciden que es tiempo de ingresar a la Academia de Magia y Hechicería. El odio contra sus viejos captores sigue latente, y con ayuda de Leah localizan su escondite. Ambos están viejos y enfermos, pero han tenido descendencia. Todos pertenecen a la Orden del Fénix, y las hermanas los asesinan sin piedad; finalizando la venganza que ellos mismos habían comenzado años atrás. Luego de este hecho, la castaña es atraída por los ideales de La Marca. Con empeño logra ingresar al bando y a los pocos meses porta orgullosa el tatuaje de los mortífagos; creyendo firmemente en el lema “Semper Fidelis”. Otros Datos: Otros datos: -Al ser demonio posee ciertos dones como la coacción (con su voz puede encandilar a los demás, consiguiendo lo que quiere con facilidad; cambiando el parecer o la memoria de su víctima), poder de curación (para ello solo debe mantener contacto visual) y jamás envejece a menos que ella misma lo quiera. -Tiene una extraña conexión mental con su hermana gemela, y ambas pueden escuchar y ver con claridad los pensamientos de la otra.
  15. Caminaba con su característica elegancia, dejando que su túnica ondeara con total libertad a su alrededor. Admiraba las sillas y mesas adornadas con la Marca, y hasta pensó en adornar su habitación con varias calaveras fluorescentes. Sería muy extraño que un fenixiano se atreviera a entrar a tal establecimiento, pero se mantuvo alerta por si acaso. Las luces a su alrededor cambiaban constantemente, dándole a su piel pálida distintas tonalidades de rojo, verde y amarillo. La música estaba alta e incitaba a bailar, pese a saber que uno no era tan bueno en ello. En su conjunto, era un bar exótico y llamativo, en donde las obligaciones cotidianas podrían olvidarse un rato; aunque ese no fuera su motivo de visitarlo. Alcanzó una de las barras y quedó extasiada con la cantidad de bebidas que exhibían en las repisas. Aromas como la menta y la fruta se mezclaban en el aire con el chocolate y el alcohol, invitándola a tomar asiento y elegir a gusto. Sacudió la cabeza, no era un buen momento para emborracharse. —Es un buen lugar, ¿no crees?—le preguntó a la joven Ryddleturn, en un pobre intento de iniciar conversación. Se apoyó contra la barra despreocupadamente y llamó a uno de los meseros que andaba por ahí. Se quitó el flequillo del rostro y alzó la voz para hacerse oír sobre la música que inundaba el salón. —Buenas noches, necesitaría hablar con alguno de los encargados de este negocio. Esperó tamborileando los dedos sobre la madera y luego se giró con lentitud, sentándose sobre una de las sillas altas. Miró a Eliah y la invitó a tomar asiento con un movimiento de cabeza. Se notaba que la joven estaba cansada, y se merecía un pequeño descanso hasta que algún dueño apareciera a atenderlas.
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