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Dovakhin Haughton

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Dovakhin Haughton ganó por última vez el día 1 Febrero 2017

¡Dovakhin Haughton tenía el contenido más querido!

Acerca de Dovakhin Haughton

  • Cumpleaños 27 Mayo

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    4
  • Rango Social
    Unicornios de Plata
  • Galeones
    53308
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Libros de Hechizos
    Libro del Aprendiz de Brujo (N.1)
  • Familia
    Haughton
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Demonio
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    200
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Conocimientos
    Artes Oscuras
    Pociones
    Encantamientos
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Male
  • Location
    Voltea
  • Interests
    Ojos de serpiente, alas de dragón.

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Logros de Dovakhin Haughton

Apprentice

Apprentice (3/17)

  • Very Popular
  • Reacting Well
  • First Post
  • Collaborator
  • Conversation Starter

Insignias recientes

324

Reputación

  1. Holu Mami Moni! Entre hoy y mañana respondo el rol. Estuve tapado de trabajo por eso no conteste antes :( tkm

  2. *o*

    1. Mostrar comentarios anteriores  3 más
    2. Kahlan Blackthorn

      Kahlan Blackthorn

      JAJAJA

      Puede que esos cambios sean extremos, pero no haría un cambio así. Vaya mala memoria que tienes habrá que refrescarla un poco xD

    3. Dovakhin Haughton

      Dovakhin Haughton

      Uy sí y cada año se pone peor, a duras penas recuerdo lo que comí la noche anterior jajaja

    4. Kahlan Blackthorn

      Kahlan Blackthorn

      Jajajaja y eso que no han pasado muchas horas o quizás si (?) 

  3. Vives!!! Qué es de tu vida?

    Seguro no me reconoces, luego de un siglo cambié de Nick 😕 y me volví a llenar de plumas =P

    1. Mostrar comentarios anteriores  7 más
    2. Darla G Dumbledore

      Darla G Dumbledore

      Ese rol querido es hiper, si así son tus roles sin compromiso, mamita!!! Me sentí una novata en la escritura al leerte u.u

    3. Dovakhin Haughton

      Dovakhin Haughton

      Jajaja no digas tonterías, es sencillito solo que tuve que hacerlo largo por todo el tiempo off jajaja

    4. Darla G Dumbledore

      Darla G Dumbledore

      Que yo no digo tonterías y menos ando regalando corazoncitos en los roles si no me encantan jum 

      Nada, te iba a invitar a tomar una copa al bar de mi librería pero si quieres actividad te conviene el Ministerio (CMI) o engancharte en alguna de las bodas de la temporada 

  4. Fundido a Negro. Un plano panorámico nos pone en escena. La oscuridad acapara la mayor parte de la avidez en donde a duras penas se nos permite distinguir el entorno, lo que parecen ser árboles naciendo del agua exageran la sombra de una noche fría que desde el primer momento nos invita a adentrarnos en la plenitud del lugar. Sólo la Luna ilumina una pequeña parte de aquél todo, y el silbido del viento parece tararear una canción introductoria a una historia que quiere ser contada. Poco a poco, parece ser menos difusa la imagen a medida que la vista se va acercando más a un punto específico, dejando ahora en segundo plano el entorno y centrándose en lo que a la distancia pareciera ser un cuerpo. Los búhos hablan en su idioma, entre ellos. También se escuchan variedad de animales nocturnos acechando en su escondite esperando el momento exacto para dar con su presa y tomarla desprevenida. Al margen de lo natural, se percibe un ambiente mágico en el aire, a lo lejos pareciera sonar unas campanillas que se mezclan con el eterno piano característico de una película de suspenso, y así, un coro de elfos le da el toque final a la música imaginaria que sólo podría escucharse estando en aquél lugar, en ese preciso instante, más no en cualquier otro momento. Para ésta altura, el plano ya nos devela lo que aquél pantano custodia con recelo. Se puede ver claramente a Dovakhin postrado en la última porción de tierra, a orillas del agua, acostado en el lodo con su característica vestimenta. Una túnica, zapatos y traje, todo del mismo color renegrido. Su ropa contrastaba casi a la perfección con la palidez de su rostro, y allí yacía el mago, en un aparente descanso eterno, con su varita en la diestra como si ni aún muerto dejase de dar pelea. De repente, la calma, la tranquilidad del lugar se vería interrumpida. Una sorpresiva y profunda inhalación de aire, una bocanada de oxígeno invadió sus pulmones y a continuación sus ojos, por primera vez en mucho tiempo, volvieron a abrirse. Contempló unos momentos el mar de oscuridad que le regalaba el cielo, prontamente una estrella comenzaría a brillar una tenue y tímida luz que al cabo de algunos segundos se transformaría en un brillo intenso y radiante, a su lado aparecería otra, y luego otra, y así hasta llenar el firmamento. Aún en el suelo, notó que sostenía su varita y levanto su diestra para ponerla frente a su rostro y contemplar a su compañera. La observaba con extrañeza, en sus recuerdos no hallaba la respuesta que buscaba, ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Había sido derrotado finalmente por alguien? no concebía la idea de eso último, pero era la única explicación lógica que se le ocurría en esos momentos tras despertar de lo que aparentaba haber sido un largo sueño. Justo cuando estaba inmerso en sus pensamientos, el aleteo inconfundible de una lechuza lo sacó del lapsus, miró automáticamente hacia arriba de nuevo para ver el momento justo en el que una de esas aves volaba sobre él y dejaba caer una carta que lentamente, danzando en el aire iba aterrizando sobre él. Al tocar su pecho la tomó con su zurda se dispuso a leer su contenido. Tras abrirla, entendería rápidamente el mensaje, era conciso, no tenía demasiada información más que una simple frase. "Es hora de volver" Entonces se incorporó y por primera vez después de muchos años pudo ver su reflejo en el agua de aquél pantano. Había cambiado, tenía la barba muy crecida, las arrugas comenzaban a mostrarse en su rostro que ya había recuperado su color original. Inhaló profundamente por última vez y se embriagó del aroma a tierra mojada y verde que le regalaba la naturaleza, y sin decir una sola palabra, emprendió el viaje de vuelta. • • • Un lugar al que regresar Tenía mucho en lo que pensar, algo dentro de él se sentía diferente y desconocía el por qué, tal vez su coqueteo con la muerte le habría cambiado las perspectivas o tal vez simplemente fuera la vida misma quien se encargase de ello, era confuso, pero por otra parte revelador. Sin darse cuenta había comenzado a entender la existencia como un equilibrio entre el vivir y morir a cada instante, lentamente, después de todo era lo único que tenían en común todos los seres sin importar ningún tipo de distinción, después de todo aquello de morir siempre lo había visto como algo muggle y al final de cuentas parecía comenzar a sentirse identificado con ellos. Ya no era imbatible, ya no era un ser movido únicamente por la sed de sangre y combate, y aún más importante, ya no sentía odio a pesar de querer sentirlo. Algo se había apagado. Visto desde ese lado las cosas podían entenderse de cierta manera, sin embargo, había otra visión en juego y era la que aún no terminaba de aceptar debido a su orgullo y también por el motivo de que la otra, era la única forma de ser que conocía desde siempre. Pero no podía negar que ahora estaba en el medio de dos versiones de sí mismo y aún no sabía cual de las dos le gustaba más, pues aquella positividad que se había adueñado de sus pensamientos, se sentía cálida, como si le hiciera bien de alguna extraña manera. Finalmente había llegado. No había usado su escoba, no viajó en tren, no se transportó de ninguna manera ni hizo escalas ni paradas en ningún momento. Todo el trayecto lo hizo caminando y se veía exactamente igual que cuando despertó en el pantano. Su ropa, llena de barro, su barba de años, y su rostro... su rostro sonriente, por primera vez en la vida sonreía de alegría y no de malicia. Claramente su familia no lo conocía así, pero era su familia, y era su hogar o al menos eso pensaba él. ¿Lo eran aún?. Parado frente a las puertas del castillo Haughton lo contempló un momento, todos sus recuerdos lo invadieron de repente, sabía quién había sido, estaba seguro de que no lo reconocerían pues ni siquiera él se reconocía a sí mismo, pero de todas maneras tenía que presentarse y ver qué pasaba después. Abrió las puertas del exterior y avanzó a paso firme hacia la entrada principal. No golpeó, de repente las puertas se abrieron de par en par y dio unos cuantos pasos hasta quedar justo en medio del hall de entrada. Miró a su alrededor y esperó encontrar a alguien aunque si el hogar contaba con algún sistema de reconocimiento posiblemente lo encontrarían a él antes que él a alguien más, por lo que prefirió ahorrarse un poco de tiempo y habló al aire. —Regresé. Soy Dovakhin— Esperó a ser recibido. Tenía la esperanza de que su madre estuviese presente, pero realmente cualquiera que lo recibiera estaría bien ya que quería un baño caliente y su habitación, pero después de tanto tiempo, entrar sin avisar podría ser algo perjudicial, y además, ni siquiera sabía si su familia lo creía muerto, o si de hecho aún lo quería allí. @Monica Malfoy Haughton @Cualquiera que me atienda.
  5. Aaaaaa la vida del trabajador no me da tiempo para rolear x.x quiero volver i need

  6. Se rolea por acá o klk? deje su cv en los comentarios (?)

    1. Mostrar comentarios anteriores  4 más
    2. Dovakhin Haughton

      Dovakhin Haughton

      Como es una buena idea, no se me podía ocurrir a mi xD si nadie me contesta hago una fogata (?)

    3. Cillian Haughton

      Cillian Haughton

      Yo te puedo responder (? soy tu tío aunque aún no sé que soy tu tío (?

    4. Dovakhin Haughton

      Dovakhin Haughton

      Eee tarde medio año pero hice un post jajaja xD si aún querés contestarme toy en el castillo :P

  7. Qué pasó acá! 😧 cambió tutto!!! 

  8. Niño prodigio, joven y talentoso, luego adulto y cansado. Dovakhin rememoraba su vida, aquellas experiencias de antaño que lo supieron llenar de emociones y de objetivos, sus viajes por el mundo, los dragones... Hubieron tantas cosas que disfrutó sin darse cuenta que ahora todo se volvía un poco más triste. Se estaba despidiendo a su manera pero de alguna forma sentía que no había dejado un legado, se sentía vacío de alguna manera. Por esa misma razón había decidido esconder sus escrituras, sus memorias, en algún lugar seguro donde alguien más pueda encontrarlas y aprender todo lo que él escribió allí durante tantos años. Contemplaba la librería de aquella esquina desde la vereda de en frente, su libro estaba oculto debajo de la túnica y listo para ser guardado en secreto. Se adentró al lugar y se dirigió directamente a la zona donde se podían encontrar los mejores libros de los magos más famosos. Allí puso el suyo y se dispuso a retirarse, sin embargo una muchacha lo detuvo confundiéndolo con un trabajador de la librería y le preguntó dónde podía encontrar Los cuentos de Beedle el Bardo sin embargo Dovakhin no le supo contestar y la muchacha siguió su camino. Al hacer dos pasos vio en una de las filas y filas de libros, uno gris, era justamente el que buscaba la joven pero al voltearse para avisarle no la vio mas por lo que tomó el libro, lo abrió y comenzó a leerlo allí parado. Se detuvo para toser y continuó su lectura. "El mago y el cazador Saltarín Había una vez un anciano y bondadoso mago que empleaba la magia con generosidad..." Ya había leído todos aquellos cuentos cuando niño, sin embargo ahora de adulto su mensaje era aún más claro que antes. A medida que leía más líneas del libro, más recordaba su pasado con añoranza, sin embargo cuando cayó en cuenta de que estaba leyendo un libro en medio del paso de la gente levantó la cabeza y vio de frente a un sujeto bastante atlético de cabello castaño, aparentaba su edad o quizás un poco más. Su condición de demonio parecía dejarlo exento de la vejez pero no de las enfermedades, aquello le daba más dolor de cabeza todavía ¿cómo podía ser que alguien terminase así por una enfermedad? él, que había hecho de todo en su vida, que se había enfrentado a muerte con tantos magos y brujos excepcionales logrando salir airoso de cada enfrentamiento muriendo enfermo, era inaceptable. Aún estaba invicto en enfrentamientos, nadie nunca le pudo ganar un duelo, sin embargo parecía que el cáncer le rompería el invicto. Eso lo llenaba de Rabia. Extendió el libro con el brazo al hombre, de apariencia era más joven, sin embargo Dovakhin tenía muchos más años de vida de los que aparentaba. —Toma niño, lee algo interesante— Exclamó con seriedad. @@Matthew B. Triviani
  9. Dovakhin se abría paso lentamente entre la gente mientras avanzaba lentamente por el Callejón Diagón. La seriedad en su rostro estaba presente como una característica infaltable para él, sin embargo estaba de pie y caminando por su propia terquedad pues no deseaba en lo absoluto pasar sus últimos días postrado en una cama. Nadie sabía de su situación y tampoco pensaba revelarla, sentía pena de si mismo y detestaba la idea de darle lástima al resto así que decidió disimular todo lo posible y que quienes lo conocían, no lo encontrasen extraño. Si iba a irse de éste mundo, al menos lo haría con honor y sin perder la reputación que los años le habían dado. Vestía una túnica negra y unos zapatos del mismo color, sus pies de adelantaban uno ante el otro de manera relajada mientras que sus orbes vislumbraban los diferentes negocios de la zona, algún lugar sería idóneo para descansar un rato. Venía pensando en su familia, en el pasado. Pensaba en los amores que lo ilusionaron y le arrebataron algo de aquella oscuridad con la que siempre se sintió cómodo, y también pensaba en las veces que todo perdió la importancia y volvió a refugiarse en la oscuridad. Durante tanto tiempo había estado pendiente de otras personas y ahora recién caía en la cuenta de que había sido en vano. Su madre Mónica ¿Dónde estaría? era uno de sus cuestionamientos recurrentes, igual al de preguntarse qué diría su progenitora si se enterase que la vida de su hijo mayor estaba por finalizar por una enfermedad. Luego de tantos enfrentamientos con la muerte, de tantas hazañas, era hora de que una historia finalice su etapa para que una nueva historia comience en su lugar. ¿A dónde iría su alma? no le preocupaba, pero si le interesaba saber. De repente se detuvo frente a la figura de un niño sin rostro. A juzgar por su vestimenta, pareciera ser él de niño ¿era acaso posible? comenzó a seguir al pequeño infante que cada cierto lapso de tiempo corría en dirección contraria al Haughton. —Maldición— Musitó mientras se tocaba el pecho y trataba de ir un poco más rápido hacia el pequeño, pero se detuvo y comenzó a toser de nuevo. Levantó la cabeza y volvió a ver al joven en la esquina, ésta vez dobló corriendo y tomó otro pasillo. Dovakhin lo siguió. Pasaba entre la gente como un fantasma, algunos lo chocaban pero el Haughton no hacía caso a lo que en otro momento hubiese provocado un imperdonable. Era más importante alcanzar a aquél muchachito. En un momento dado el niño sin rostro entró en un local, el letrero ponía "Hell Moon" ingresó de inmediato y comenzó a mirar hacia todos lados detenidamente con una expresión totalmente seria en su rostro, sin embargo el niño no estaba, había desaparecido "como por arte de magia" Sin embargo su mirada se cruzó con la de una fémina que le hizo un gesto como si lo estuviese llamando ¿tendría algo que ver? no perdía nada con comprobarlo así que decidió acercarse a ella y sentarse al lado. Miró al cantinero —Un Whisky doble, por favor— De inmediato le sirvieron, lo tomó de un tirón —Ahhhhh— El pecho le quemaba, pero al menos le tranquilizaba un poco el dolor. —¿De casualidad no viste a un niño entrar recién?— Preguntó finalmente obviando las presentaciones, en primera medida no planeaba quedarse mucho tiempo allí. @
  10. Fuegos artificiales Las noticias caían como un granizo de invierno. La mirada perpleja de Dovakhin delataba sorpresa mezclada con molestia, una sensación nostálgica invadía su cuerpo como si recordara aromas de repente, aromas que había olido muchísimos años atrás. No podía distinguir de dónde había sentido ese olor antes pero de alguna forma lo reconocía, sin embargo aquél pensamiento era solo un escape para no pensar en lo que estaba leyendo. Para ponernos a tono, aquella mañana había recibido una lechuza anónima la cual tardó horas en leer debido a algunas complicaciones que tuvo pero ahora que estaba un poco "mejor" se había puesto a leer detenidamente el contenido de aquél comunicado. En su habitación de la desolada Haughton se hallaba el que supo ser un temible mortífago en sus mejores épocas, aquél sádico asesino despiadado, que ahora estaba venido a menos transitando sus últimos días mortales se encontraba sentado iluminado por la única luz de una vela puesto que el resto del establecimiento estaba en penumbras por su propia decisión. La carta revelaba su procedencia de parte paterna, aquél sinvergüenza que nunca se había hecho presente en su vida ahora aparecía de la nada revelado en un manuscrito para terminar de cerrar aquél vacío que tuvo durante décadas. A pesar de no decir el nombre del susodicho la carta le informaba que él en realidad había nacido en Escocia y que su relación con la Yaxley no era sólo un parentesco lejano como ser ahijado de Orion, sino que pertenecía al propio linaje de la familia, su padre era un Yaxley de sangre. Enojado con aquél hombre que ni siquiera tuvo el valor de decir su nombre, Dovakhin decidió salir en busca de respuestas y se dirigió directamente hacia la Manor, iba a hacer una visita inesperada. Al salir vio las nubes en el cielo, se acercaba una tormenta fuerte pero eso no detuvo al demonio que continuó su camino. Cada quince o veinte minutos la tos se hacía presente en él, sentía un catarro en el pecho y algunos dolores fuertes en diferentes zonas, sin embargo a pesar de estar sufriendo por aquello, la gente no podía distinguirlo puesto que lo disimulaba con todas sus fuerzas. No iba a dejar que se viera al gran Dovakhin Haughton tan deteriorado. Al llegar a la esquina de la mansión la lluvia se hizo presente, sentía como cada gota le quemaba el cuerpo pero ni se inmutaba pues debía guardar las apariencias, no se había hecho fama de tipo duro durante tanto tiempo como para que una insignificante lluvia ácida se la tirase abajo en dos segundos. Al llegar a la puerta ni lo pensó y atravesó la entrada sin pedir permiso quedándose finalmente en el Hall de entrada esperando ver a alguien conocido, quizás su padrino o alguien más que estuviese por ahí. Su rostro expresaba seriedad, tenía cara de poker como siempre pero ésta vez era justificada. —Hola— Se limitó a decir.
  11. En época de cambios un hombre debe establecer sus prioridades, y el alcohol era una de ellas. A pesar de querer llevar una vida distinta a la que recordaba, Dovakhin jamás podría dejar el elixir de los dioses, el brebaje de la vida. Por esa razón se dirigió a uno de sus bares favoritos, La Mazmorra. Se abrió paso dejando la puerta atrás y subió las escaleras perfilándose directamente a la barra, pretendía embriagarse de lo lindo ese día y nada ni nadie lo impediría, a lo sumo dejaría que lo ayudaran en su cometido pero esas cosas pocas veces ocurrían. Se sentó en una de las banquetas de la barra y esperó a ser atendido mientras sacaba un cigarrillo del atado que tenía en su bolsillo derecho del pantalón, lo prendió e inhaló la primera pitada. Era un mal hábito que había adquirido en su viaje, si tan sólo hubiese sabido que aquél vagabundo lo llevaba por mal camino jamás habría tocado el tabaco, pero ahí estaba, con su nuevo vicio latente entre los labios llenándolo de humo por dentro. Recordó que la primera vez que fue había conocido a la dueña del lugar y mientras fumaba miraba a su alrededor como si quisiera vislumbrarla en algún sitio. Sabía que ella misma frecuentaba su propio negocio por lo que no sería nada extraño hallarla allí, sin embargo al no ver caras conocidas volvió a lo suyo y centró su atención en una botella de licor de chocolate que se veía como si estuviese ahí esperándolo a él. @@Candela Triviani
  12. Durante algún tiempo tuvo que encargarse de su propia familia, mantener la reputación de su apellido era un trabajo arduo y muy estructurado, algo que su madre había podido lograr a la perfección pero que él realmente no pudo. Luego de un tiempo emprendió un viaje lejos de su casa, se alejó tanto de la Haughton que al regresar dudaba seriamente si sería bien recibido en su antiguo hogar sin merecer una llamada de atención seguido de algún que otro correctivo por parte de su madre, sin embargo, lejos de rendirse ante un posible atentado contra su vida por parte de su propia sangre, recordó aquél tío lejano que tan bien le caía. Para su fortuna habían abierto nuevamente las puertas de la mansión de su familia, la excusa perfecta para escapar de las obligaciones y una buena manera de interactuar con más personas. Al llegar notó el estado del castillo. Los ladrillos sin pinturas le daban un tono vintage al lugar, era enorme y viejo, pero parecía bastante agradable. Ingresó sin pedir permiso y se quedó en la sala mirando hacia su alrededor, conociendo el lugar en donde viviría. Francamente no sabía si había alguien allí por lo que se quedó parado con sus dos maletas, aclaró la voz y trató de hablar lo más fuerte posible sin gritar, alguien debería oírlo. —¡Hola!— Se escuchó un eco —¿hay alguien en casa?— Trillado, si, pero efectivo en dos de cada diez películas. —Vine a vivir aquí, traje alegría— Sacó un cigarrillo de dudoso contenido de entre sus bolsillos y lo encendió. De inmediato el aroma invadió el gran salón de entrada. Tan solo esperaba que alguien apareciera.
  13. Finalmente todo tenía sentido en su cabeza, con un par de simples explicaciones ya no hubo confusiones al respecto y fue entonces cuando el rubio notó la intensa mirada de su interlocutora. —Bueno, suelo disfrutar de mis comidas en soledad, pero supongo que nunca es malo un poco de compañía— la expresión de su rostro mutó de una leve seriedad a otra más agradable, esbozando una amable sonrisa de esas en las que la boca es acompañada por los ojos. No solía ser de esa manera, pero estaba determinado a cambiar su actitud en general. Estaba cansado de la apatía constante que experimentó toda su vida. A los pocos instantes se presentó un sujeto hablando en Italiano, trajo las pizzas y por lo que el Haughton pudo observar, y había oído con anterioridad, se trataba del ya mencionado hermano de su compañera de mesa. —Hola, muchas gracias— Sabía Italiano, pero le resultaba en vano usar el lenguaje siendo que aquél hombre también hablaba su mismo idioma. Eso de impresionar a las personas con sus conocimientos había quedado en el pasado. Con el tiempo aprendió que entre menos se sepa de uno, a la larga siempre es mejor. Volvió su mirada a la mujer de ojos verdes, aún era una desconocida para él. —Soy Dovakhin Haughton, por cierto. tomó una porción de la pizza que había pedido y le dio el primer mordisco cerrando los ojos y con una expresión de goce absoluto en el accionar, definitivamente era una de sus comidas favoritas. Lo gracioso era que aún siendo demonio se deleitara con placeres tan humanos. Quizás fuese simplemente el hecho de que era más humano en esencia que otra cosa.
  14. Si de por si era un hombre confundido en la vida, ahora lo estaba mucho más ¿era camarera después de todo? ¡qué lío!. Dejó los pensamientos para después y retomó la conversación —Rubia, claro— La cerveza negra tenía algo que no terminaba de gustarle a Dovakhin, siempre que se pudiese elegir, optaría sin dudas por la cerveza tradicional. —De todas maneras pedí una pizza de Pepperoni nada más, no creo que pueda terminar una entera como para comer la otra— No había escuchado mal, la mujer le dijo al Elfo que preparara dos, sin embargo luego cayó en la cuenta de que posiblemente estaba ordenándole dos pedidos juntos. Volvió a mirar a la mujer que permanecía en el mismo lugar ¿qué querría? era un poco invasiva, generalmente solía disfrutar de la soledad luego de pedir en algún bar o restaurante, pero ella seguía allí. —Muchas gracias— dijo intentando encontrar un fin a la conversación, pero quizás aquello no era lo que pasaría a continuación. LLevó su diestra al bolsillo correspondiente y buscó un cigarrillo, una vez con el cilindro de tabaco en la mano se lo puso entre los labios y buscó ahora un encendedor, para luego prenderlo. Cerró los ojos y la primer pitada introdujo el humo en su cuerpo, fue casi relajante. No acostumbraba fumar, pero todo el tiempo fuera le había dado no solo nuevos pensamientos, sino que también nuevos hábitos.
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