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León Christopher

Magos
  • Mensajes

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  • Última visita

Acerca de León Christopher

  • Cumpleaños 24/08/1996

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    0
  • Rango Social
    Aprendiz
  • Galeones
    8610
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humano
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Male
  • Location
    Mmm Frente a mi ordenador XD

Logros de León Christopher

Newbie

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61

Reputación

  1. León estaba agotado, la luz cada vez irritaba más los ojos aumentando el avance de las venas rojas sobre el iris gris y se volvía a cada minuto más difícil no conciliar el sueño. Sabía que una vez que cerrara los ojos irremediablemente terminaría dormido y en consecuencia, el demonio que lo perseguía estaría más cerca de lograr lo que quería. Volvió a bostezar, cansado de la situación y de todo, pero no se animaba a volver a dormir. Si fuera por él ni siquiera volvería a parpadear, era un peligro constante. Se llevó las manos a la cara para cubrirse de la luz, se le había olvidado por completo lo que era el buen comportamiento y los modales, era una suerte que ni su padre ni Claudia estaban presentes. Era tal el cansancio que ni había notado la presencia del elfo hasta que este entró en la sala. Y aun ahí le costó reconocerlo, con la vista nublada demoró unos instante para al fin se darse cuenta de se trataba de Rhyfs. -Demoniacas, no podría haberle dado un calificativo mejor- lo felicitó. No tenía idea de que su padre se encontraba en el castillo, mucho menos de que estaba durmiendo. Eso le provocó una leve sensación de envidia. Pero otro tema le dio más curiosidad -¿Desde cuándo se meten vagos en la casa? Creía que había protecciones en el castillo, pero claro. Debe de ser otra mentira, otro engaño por el hombre que me dio la vida - dramatizó, pese al sueño no quería perder el humor. Lo más probable era que el padre de León tuviera una solución a su problema, sin embargo no era un tema que estuviera listo para enfrentar. Aunque le quedara poco tiempo, no estaba seguro de querer pedir ayuda. Era muy orgulloso para eso. -Rhyfs, de casualidad ¿tú sabes si mi padre tuvo problemas con un demonio llamado Dalkiel?
  2. Buenas, me vengo nuevamente para dejar de ser aprendiz alguna vez (?)
  3. La cabeza le dolía pero el hecho de que una persona le hable de nuevo le resultó agradable, así que apenas lo notó. La irritabilidad de los que no pueden dormir era un mito, era simplemente gente que no podía controlar su humor. No había vuelto hace mucho, pero era el primer ser humano que se cruzaba desde que puso un pie en el castillo. Eso decía mucho de cómo de perdidos eran en la familia. Casi le pareció lógico no reconocer a un familiar, considerando que los lazos entre ellos eran más políticos. -Bueno, hay silencios y silencios. Dijo aquello como una frase mal hecha. Se sentía incapaz de expresarse mejor. Sobre todo porque en su cabeza sólo escuchaba ruido, y lo que lo sacaba de ahí era hacerlo el también. Cualquier cosa para no escuchar a las voces de su cabeza. No le pareció raro no reconocer a la chica, para él era habitual no recordar los rostros ni los nombres. Pero considerando el hecho de que eran familiares, lo molestó. Miró a la mujer sentarse con detenimiento, no estaba completamente seguro de que nunca la había visto. ¿O tal vez si? Inconscientemente llevó las manos a su cara para cubrirse de la luz, era el sueño haciéndose notar otra vez. Suspiró, no pensaba darse por vencido todavía. -Me sorprende que no sepas quién soy – comentó en una mezcla de desilusión y sarcasmo – Me dijeron que el parecido con mi padre es abismal, además de que compartimos nombre. Soy hijo de León y algo de Claudia, pero no creo que sobrino sea la palabra - no lo quiso meditar mucho, porque no iba al caso. Y recordó que no sabía con quién estaba hablando, no quería dar malas impresiones desde el primer momento. Aunque más mal de lo que le daba la pinta era difícil. -No te hagas ningún problema, me agrada hablar de vez en cuando. En realidad lo único que necesito es una buena taza de café extra fuerte. Eso y que me digas tu nombre – soltó al final.
  4. Por más de que intentara dormir Crowley no lo conseguía, no hacía más que cerrar los ojos y las imágenes más oscuras y tétricas volvían a aparecer. Eran las mismas que lo atormentaban desde hace años, los demonios que lo visitaban desde su infancia. Sabía que nunca los iba olvidar, pero ¿atormentarlo también en los sueños? La última vez que había logrado conciliar el sueño terminó despertando por un agudo dolor provocado por navajas. Quiso creer que simplemente era efecto del sueño, uno muy vivido. Pero al notar la humedad de la sangre en la camiseta rajada lo supo. No le quedaban muchas más opciones que volver a su hogar, tenía la leve esperanza de que fuera un lugar seguro. Incluso para un espectro que aparece en tus sueños. Además, si moría en el castillo ¿no volvería como un fantasma? La sombra bajo sus ojos apagaba su mirada y con el andar lento, hasta incluso bastante torpe, ayudaba a que lo confundiera fácilmente con un zombie. Sólo le faltaba gemir y podría comenzar una cacería de cerebros. Con la capucha negra del abrigo sobre la cabeza disminuyo su vista panorámica, pero la idea era hacer el menor contacto visual. No tenía ganas que lo ahogaran de preguntas acerca de donde había estado, porque ni él lo sabía exactamente. Salir a correr a esas horas no era muy común, pero era algo que lo mantenía despierto y sin pensar demasiado. Evitaba esas dos cosas que no quería enfrentar por el momento. Pero no podía seguir así, lo cansaba demasiado. Lo más sensato era dejar de correr por Ottery, volver al castillo y buscar una solución. O al menos intentarlo. Bostezó antes de entrar por la puerta principal, necesitaría urgentemente un café o algo que evitara que cayera dormido. Ya no podría seguir así mucho tiempo. ¿Había un límite acerca de los días que un humano podía estar sin dormir? Seguramente, quizás sí podría simplemente “morir de sueño”. Tomó un pañuelo para limpiarse los ojos y volvió a guardarlo en el bolsillo de los pantalones deportivos. No quería ir a su habitación, porque estaba seguro de que en el mejor de los casos terminaría siendo asesinado mientras dormía y encontrado por los elfos de la familia dos años después. No, todavía no estaba listo. Se estiró despacio, haciendo sonar varios huesos de cuerpo. Todavía seguía vivo y entero, no podía continuar atormentado. Entro en la sala esperando encontrarla vacía como la dejó, pero no era así. No reconoció a la mujer, pero de no ser familia no habría podido entrar. O al menos así tenía entendido que funcionaban esas cosas. -Lo siento, no quiero molestar. Sólo estoy muy cansado – le comunicó mientras se recostaba en uno de los sillones. La chimenea estaba encendida, agradeció el calor mientras pasaba a su lado. Era uno de las cosas que extrañaba cuando se iba, algo que le recordaba irremediablemente a su infancia y cómo había amenazado alguna vez con irse a vivir a la chimenea si no le daban postre.
  5. Recordaba vagamente el lugar a donde había quedado con Joa, era un local que le pertenecía al mayor de sus hermanos. Lo había elegido adrede para que esos dos pudieran arreglar los problemas que tenían, León tenía fe que era sólo un mal entendido y con simplemente compartir unas copas se arreglaría. Todavía no tenía idea que fue lo que había originado la pelea entre aquellos dos, pero esperaba que los dos tuvieran la voluntad de limar las asperezas. El Crowley había salido la noche anterior, así que su aspecto no era el mejor. Era consiente de que tenía ojeras y los demasiado rojos; casi no había dormido pero no por eso iba a desistir. Aunque ya había oscurecido continuaba con lentes oscuros, y con el abrigo negro encima daba un aspecto bastante extraño. Espero frente a la puerta hasta dar la última pitada al cigarro que tenía en la mano izquierda, siguió mentalmente todo el proceso del humo para terminar con una exhalación y entró. Rápidamente busco ver la figura de Joa, pero en su lugar se encontró con ambos. Sonrió confiado, porque creía que tal vez arreglar a esos dos no era ni la mitad de difícil de lo que había imaginado. Caminó hacia ellos, motivado por el sonido de sus voces que no terminaba de oír. Por ningún punto de vista eso se acercaba a una pelea aún, eso era bueno. -Fokker, Joaquina, me alegro de que ya estén aquí - comentó cuando ya estuvo lo suficientemente cerca de la mesa - Esperaba verlos juntos de nuevo. Bueno - aclaró, para no generar ninguna confusión - , a ustedes y toda la familia. Navidad conlleva la responsabilidad de volver a casa. En fin, ¿como han estado?
  6. Hacía mucho tiempo que León no pasaba por esos pasillos, el castillo era tan grande que le era imposible recordar exactamente como navegar por todas las alas de la casa, pero el simplemente se dejó llevar. Ya había estado en esa habitación y por simple instinto debía regresar en el camino correcto. Claudia no lo dejaba pasar mucho tiempo allí, sólo un poco más que a los demás ya que estaba terminantemente prohibido indagar por su habitación. Pero esto era una excepción. No lo había consultado con su tía, esa no era la idea desde el principio. Ya no podía confiar en sus espías, no sabía donde ubicarla y su incertidumbre finalmente se volcó en la violación a un área privada. Se detuvo unos instantes antes de intentar abrir la puerta, ni siquiera había cruzado por su cabeza la idea de que podría estar cerrada o peor, maldita. Meditó un momento antes de alcanzar lentamente el picaporte. No hubo grandes sorpresas, la habitación lucia exactamente como la recordaba. Pasó una mano por su cabello, despeinándose aún más. Su aspecto estaba tan desaliñado en estos días, no podía recordar cuando se había afeitado por última vez. Llevó una mano al bolsillo izquierdo del jeans para sacar una pequeña cajita y el encendedor. Con puros movimientos mecánicos ya se encontraba por dar la segunda pitada al cigarro cuando recordó la última vez que había dormido en esa cama. ¿Cuanto había pasado? Parecían años. No dudo mucho para recostarse otra vez, después de todo Claudia también se había ido.
  7. Miró mal a su hermana un instante y luego se le pasó, le había quitado los cigarrillos, pero al menos lo había dejado con uno y mientras esperaban era suficiente. De cualquier manera no era una adicción la que tenía, pero sabía que para estar más controlado le ayudaban bastante. A Joa no era la única a la que no le gustaba que fumara, Claudia en más de una oportunidad le había destruido toda su colección de tabaco, que el volvía a adquirir cada tanto, maravillandose con los sabores diferentes de cada región. Estos en particular tenían cierta similitud a la canela. Lanzó el humo en perfectos aros por su boca y muy lentamente decidió contestarle. -No sé exactamente como describirte el lugar, pero ciertamente es muy cerca. Prácticamente es aquí, pero no es. - estuvo a punto de bajarse los pantalones y el bóxer que traía para mostrarle la cicatriz que se había hecho por nadar a ciegas en aquél extraño lago, iba desde la parte posterior de la espalda hasta el muslo derecho, pero decidió que no era necesario exponerse tanto. Ella ya descubriría los peligros que se encontraban allí, si era tan tonta como él para buscarlos. - ¿Sabés? no es que haga calor allí, pero ir livianos siempre funciona bien. Decidió tomar un bolso y empezar a llenarlo con cosas, varios brebajes que estaban preparados en tubitos de ensayo cuidadosamente fueron colocados en cajitas una tras otra hasta que parecía que había espacio para más. Eran más que nada "por las dudas" ya el desconocía sobre hechizos curativos , pero sabía perfectamente que con una de esas cosas podrían salvarse desde de una hipotermia, o infección, hasta una serie de forunculos que causaban una especie rara de serpiente. Básicamente eran útiles y eso era lo que importaba. -Ahora, hermana necesito pedirte una ultima cosa y debes prometerme que no faltarás a tu palabra. Debes obedecerme en todo cuando "bajemos " allí - puso énfasis la palabra bajemos, queríendo referirse que aunque iban a bajar, no tenía muy claro si era así cuando te encontrabas allí. Después de todo era un lugar extraño. - Puede que no sea un experto, porque hay muchas cosas que desconozco, pero todo lo que te diga nos ayudará a volver medianamente intactos. - hizo una pausa, mientras se deshacía del cigarro ya casi consumido - ¿Lista?
  8. El Crowley se puso de pie, medio anonadado por la sensación de los labios de su hermana en su cuello. Normalmente el comenzaba el contacto físico con las personas y no esperaba empezar las cosas así. Sacó la idea de su mente y se concentró en su próximo movimiento. Desabrocho los botones de su pantalón de vestir y los deslizó sin más por sus piernas, no quería usar esa clase de tela por el momento. Y seguramente después de todo terminaría arruinada. Miro a Joa que se había cambiado los zapatos, él sin lugar a dudas nunca usaría esas ropas, menos esa clase de zapatos para lo planeaba, pero no le dijo nada. Sonrió y le guiñó un ojo, no quería causarle una mala impresión diciéndole que se le quitará toda la ropa. Incluso el podría prestarle algo. Cuando su hermana se paró y comenzó a hacer los pedidos a su elfo sabia que había aceptado su propuesta para la aventura. Así que solo quedaba hacerlo que debía. Comenzó revolviendo las cosas de su armario, hasta que encontró unos jeans viejos y gastados, incluso hasta rotos. Se los puso sin ningún problema y se dispuso a encontrar una camiseta, aunque sin muchas esperanzas. -Estas perfecta, aunque muy pulcra. Creo que esto te sentaría mejor - le comentó a Joa cuando despeinaba el cabello oscuro de su hermana. Era suave y no muy lacio, casi como el de él, pero si manejable. Así que con sólo un par de batidos quedo perfecto. - Ya esta, listo. Pasó por detrás de la Crowley, y la sacudió un poco antes de continuar. Además de una remera necesitaría su varita y tal vez, una piedra de polvo peruano para escapar. Una sonrisa surco su rostro, y guardo lo que necesitaba en los bolsillos del pantalón. Tanteo el trasero y descubrió un paquete de cigarrillos, una verdadera suerte. -Podrías pedirle pie de manzana, eso me gustaría. - dijo tranquilo, mientras encendía el tercer cigarro del paquete. - y lo de aventura va en serio. Será genial llevarte hasta allí. Ni siquiera recorrí la mitad de que es, y terminé ganando una buena cicatriz.
  9. León caminó en silencio mientras salía de su baño privado después de haber escuchado a Joa entrar, había estado tratando de acomodar su cabello pero le resultó imposible. Otra vez se enfrentaba a su hermana completamente despeinado. Su clásica sonrisa dibujada en su boca se abrió un poco, dejando ver sus brillantes dientes, sobre todo sus incisivos un poco puntiagudos. -Hermatina, me alegro de verte. Hacia tanto que postergaba esta invitación, sin embargo nunca había pensado que te me ofrecieras así, sin ningún juego previo - añadió en tono de broma. Pero realmente la confianza que se había formando entre ellos le daba pie para esas cosas. Se extendió en su cama, al lado de Joa, y se quitó los zapatos lanzandolos con un movimiento algo brusco. Sólo le quedaba un par de días para volver a irse, pero quería disfrutar este momento, después de todo lo que descubrió fue todo un logro y no podía dejar que la oportunidad se le vaya así no más. -El té y las galletas pueden esperar, aunque quizás sean necesarias en un futuro, así que podrías decirle a tu elfo que traiga provisiones. ¿Te sientes cómoda con esas ropas? , quizás se puedan ensuciar, así que quizás te quieras cambiar. Como tu prefieras, a mi no importa, aunque por las dudas - se fijo en su aspecto - tal vez estos pantalones me estorben un poco. En fin, perdoname por abandonarte, pero ya planeé nuestra próxima salida. Pero claro, queda a tu criterio. Si quieres una aventura o algo así, no se exactamente que haremos. Así que tu dime, ¿si o no?
  10. Refregándose los ojos con una mano se imaginó la pésima apariencia que estaba dando, no le molestaba, al contrario estaba más que cómodo en aquel lugar jugueteando de aquella forma. Le dedicó una amplia sonrisa a Joa cuando le explicó su consanguineidad. Se contuvo de darle un gran comentario como “¡Hermanita!” porque sospechaba que aunque aparentaba ser una muchacha madura se llevaban un par de años. -¿Sabes? Yo tampoco crecí cerca de ellos, los veía cada tanto… pero más que a León seguro. - le gustaba hablar de su infancia, había sido buena y en sí no tenía quejas, pero no se sentía cómodo hablando de su vida así no más – . En líneas generales, los conoces casi tanto como yo, aunque si, en mi adolescencia conviví con ellos. Apenas se me sus nombres. La verdad era que si había visto a sus hermanos unas cuatro o cinco veces fue con mucha suerte, e insistencia de su parte. Haber crecido en soledad, casi con ningún otro niño a su lado lo había dejado muy bien aunque con alguna que otra falta que se notaba ya en su adultez, todavía amaba jugar o hacer alguna que otra broma. Aunque eso se podría considerar como una carencia de madurez. El mozo no tardó en volver con los pedidos de los Crowley y apenas León tuvo en enfrente el pedazo de pastel, su mano se dirigió a unos de los tenedores que se encontraba sobre la mesa. Siempre iba a ser primordial para el comer primero, aunque esté muerto de sueño. - Pues no, no creo que sea temprano, a menos que… ¿Qué clase de persona quieres que te mire, hermanita?- no pudo evitar sonreír con una mueca extraña cuando se lo preguntó -¿Mejores ocasiones que cuando sales con tu hermano mayor? Si, seguro que las hay, pero descuida. Yo no soy como Fokker, si es que encuentras un buen mago de buena familia y que no sea un asqueroso sangre sucia todo irá bien…. Ah, y lo primordial, que no sea un pervertido.
  11. ¿Abrir una academia? La verdad esa podría llegar a considerarse una buena idea si no hubiera sido dicha con tanto sarcasmo. Sabía que las clases se llenarían demasiado fáciles, como había dicho Joa, pero también sabía que los Crowley eran demasiado competitivos y jamás querrían estar en una clase así donde podían verse tan fácilmente sus aptitudes y debilidades. Él mismo lo tenía bien claro, nadie jamás debía notar sus debilidades, como tampoco debía demostrar sus verdaderos sentimientos frente a otros. – Seguramente, sería algo interesante. Probablemente nos mataremos todos en los recreos - espero un momento mientras se debatía en continuar o no, porque no había pasado por alto las palabras de la joven. Decidió comenzar con lo obvio - Escucha, creo que ambos tenemos en claro que somos familiares pero ¿tú te acuerdas de mí? Y antes de avanzar más me parece apropiado saber mi posición, ¿eres mi prima, hermana, o sobrina o tía? … Podría juzgarlo por mí mismo, pero dudo en que pueda deducir tu edad de manera acertada. Al llegar el mozo, esperó la dama pidiera primero y continuo por pedir Selva negra y café, de preferencia bastante fuerte porque no tenía en claro si podría continuar despierto todo lo que quedaba de día. Sin proponérselo dio un largo bostezo, pero por suerte llegó a cubrirse la boca con su mano. - Un vestido no te ira mal, y no porque considere que deberías mostrar más, pero me parece que más piel atraería a varios en el lugar. A no ser que eso no sea exactamente lo que busques en una situación así.
  12. Una molesta luz le daba a León de lleno en la cara mientras estaba acostado en una cómoda y mullida cama de dos plazas. Revolcándose, todavía medio dormido, buscaba la manera acomodarse para continuar con su profundo sueño, pero lamentablemente no le quedó más remedio que abrir los ojos. Al principio no notó nada extraño, pero con el paso del tiempo empezó a fijarse más en los detalles de la habitación. Definitivamente no estaba en su cuarto, pero lo peor fue que ni siquiera reconocía una habitación así en el castillo Crowley. ¿Todavía seguía allí? Se levantó apurado, chocando con sus zapatos que seguían desparramados por el piso desde la noche anterior, y se asomó a la ventana buscando el familiar bosque que rodeaba su hogar. Una sensación de alivio lo envolvió al encontrarlo allí, y pero algo raro le pareció cuando notó donde se encontraba. ¿Acaso esa no era el ala que Claudia ocupaba? La idea se le cruzó por la cabeza un segundo, pero enseguida la desechó. Esa no podía ser su habitación, ni esa su cama, porque de ser así definitivamente lo recordaría. Recogió sus pantalones del suelo que se encontraban hechos un bollo de jeans azules cerca de la puerta y se los puso; era demasiado tarde para estar dando vueltas en bóxer por la casa, además de no era algo muy común en él y no quería dar una impresión demasiado errada a alguna visita, si es que había alguna. Buscó cerca alguna camisa o algo que podría haber llevado anteriormente, pero no lo encontró. Se molestó por tener que salir así, pero no tenía idea de quién podría ser la habitación y por lo que parecía no merecía la pena recordarlo. Descalzo salió al pasillo y pudo distinguir que esa parte del castillo pertenecía a Claudia, ¿se había metido allí por accidente? Agradeció que no hacía demasiado frio, porque claramente no estaba en una situación muy cómoda para enfrentarse al invierno de Londres. Además, por lo que ya había observado eran cerca de las nueve de la noche, se había resuelto encaminarse a la cocina para robarle un poco de comida a los elfos antes de que sirvieran su famoso banquete nocturno, la cena. Con el ultimo pedazo de tarta de pollo en la boca y terminando por chuparse los dedos, considero la idea de que no sabía cuándo había sido la última vez que había comido. Ni siquiera sabía que día era, así que daba por sentado que necesitaba encontrar a alguien que le diera las buenas nuevas. ¿Había alguien en el castillo además de los elfos? Seguramente sí, porque todo ese alborotó no se armaba sin algún Crowley dando vueltas y armando jaleo por allí. La tensión se sentía aunque estaba a bastante camino de la entrada y cuando cruzó su esbelto cuerpo por la puerta hacía el vestíbulo aumentó de una manera considerable. Contuvo las ganas de echarse a reír y por otro, lo preocupo el estado en que se encontraba una mujer con un embarazo avanzado. Muchas de las mujeres de la familia se le enfrentaban y si no se preocupara por el no nato, ya habría ayudado a que se produzca una pelea con todo y barro. - ¡Buenas noches!- comentó tranquilo – Pero si que he llegado en el momento justo. Menuda suerte la mía Aun con su poca ropa y su tronco descubierto, se hizo espacio entre ellas y pasó un brazo por los hombros a una sus hermanas que se veía demasiado furiosa con la intención de tranquilizarla y transmitirle aunque sea un poco de paz. “No querrás montar una escena, ¿verdad?” le susurró el oído, y observó a su padre que se encontraba en la mitad de la escalera. Ignorando el comentario de su hermana, estando él podía estar tranquilo porque sabía que no pasaría a mucho más… por ahora.
  13. - La uso en ocasiones diversas, las melenas vienen con los leones. No hay uno sin el otro, tú me entiendes – le contestó a la mujer, mientras, ya sentado frente ella, se pasaba una mano por la barbilla. No se afeitaba hacía 10 o 12 días, no era demasiado, y por el momento trataba de evitarlo por lo menos unos tres o cuatro días más - ¿Sabes? No confío en nadie que ponga un cuchillo en mi cuello, y sobre todo una navaja bien afilada. Jamás voy con los barberos, todos están locos. Prefiero afeitarme yo mismo, aunque padre nunca me enseñó cómo hacerlo correctamente. Aun espero esa charla. Supongo que no has pasado por lo mismo. León se tiró a un costado y le hizo señas a un mozo para que se acerque. Tenía hambre, ya eran pasados el mediodía y el Ravenclaw todavía no había comido. Ni siquiera algún aperitivo antes de salir del castillo. Ya le comenzaba a rugir el estomago. Comenzó a tronar los dedos mientras esperaba y analizaba a su acompañante. Castaña, no muy alta, delgada, pálida ¿era que todas las Crowley eran iguales? Él no se encontraba nada parecido a León o Fokker, ellos si eran idénticos, pero él sólo se destacaba por un lunar y su cara de… ¿loco? Una gran sonrisa surcó su rostro, seguido por una sorpresiva carcajada. ¿A Claudia? ¿Importarle cómo vestía? Ella lo había visto vestido de millones maneras posibles, desde una pijama o un disfraz de pato, hasta lo que se conoce como un atuendo formal. Ella jamás le había hecho un mal comentario o una queja, y tenía muy en claro que no lo iba a desheredar. Además de que no contaba de su tía que el se quede o no con el dinero de la familia Crowley. - Ella no lo haría. Le importa muy poco como me visto o como me veo, mucho más si ando fuera de casa. A Claudia sólo le importa que cumpla… con mis funciones – contestó terminando con una sonrisa – pero bueno, si lo llegara a hacer o a considerar. Ya sabré como arreglarlo. Pero ¿qué me dices tú de cualquier forma? Sales a una cita y andas toda tapada, cómo si hiciera mucho frío, y encima en este lugar ni siquiera vestido usas. Deberías reconsiderar tu guardarropa. Había elegido las últimas frases apropósito. La verdad era que si le extrañaba que Joa usará unos jeans, pero no le molestaba. Por el momento, la chica le estaba cayendo bien. No acostumbraba a comportarse como las demás que conocía y eso le agravaba bastante. << Por fin no Barbies de plástico>>
  14. Para ser sincero, León había olvidado la cita a la cual había invitado a Joa, que era algo así como su sobrina, pero no, porque era su hermana o quizás su prima. No estaba seguro de por qué la había invitado tampoco, una de sus ideas había sido que sólo quería conocerla, saber más de ella, otra Crowley. Casi no tenía trato con sus familiares, así que tenía sentido. Además, era una chica que no parecía tan hueca y rosa. A simple vista no le había parecido tan ridícula, por lo que tuvo esperanzas en un punto. Sólo esperaba encontrar algo como un aliado en la familia, ya que casi no se conocían ninguno de ellos. No tardó mucho en encontrar Ladurée, era uno de los lugares más imponentes del callejón. Lo había elegido por la formalidad del lugar, además de que pensaba en que podría visitarlo antes, ya que tenía propuesto hacer algo importante, debía hacerlo en algún lugar así, ¿o no? Ir con Joa era la excusa perfecta. Sólo esperaba que nada les interrumpiera. Se miró el reflejo en los ventanales del lugar, llevaba un traje tweed gris, aunque nada especial. Seguía despeinado, sin afeitar y con la corbata desajustada. De verlo mayoría pensaría que se había levantado recién y así era. Preguntó por Joa en la recepción y le informaron que se encontraba en la Bibliotèque. Comparó su básica pronunciación en francés con la de la recepcionista y le quitó un par de sonrisas. Sabía que era pésimo, pero al menos daba gracia y leía francés. Llegó hasta la Crowley a los pocos pasos, no le costó encontrarla. Era un costumbre, casi para todos, buscar las mesas cercanas a las ventanas. A él no le agradaba tanto la idea, ya que lo verían comer y no era algo lindo para quién se encontraba afuera con frío en las calles de Londres. - ¡Buenos días! Lamento si te hice esperar pero – se detuvo antes de decir que “me olvidé de la cita” porque estaba seguro de que no era un buen comienzo - me perdí – terminó con eso, sacándole importancia – Pide lo que desees, porque igual tu pagaras – rió un poco – No, realmente no. Yo me encargaré de todo, sólo no abuses – volvió a terminar con una broma.
  15. Observó de arriba abajo a la joven, tratando de encontrar algún parecido físico con Claudia, pero con desanimo volteó la mirada y recogió su maleta como sí de un simple paño se tratará. Al escuchar su respuesta algo le pareció claro, el carácter era hereditario, y aunque se podía decir que no eran iguales no carecían de similitudes. - ¿Morirás de hipotermia? – arrastró cada una de las palabras con desdén, más que nada, para evitar soltar una carcajada. ¿De verdad pensaba que con estar completamente mojada por culpa de un chubasco le haría mal? No comentó más que eso y comenzó a subir las escaleras sin más, esperaba que la niña sea lo bastante pilla como para comprender que debía seguirlo. El rubio estaba seguro de que se trataba de una hija perdida de la Crowley, por lo que consideró propicio llevarla a un lugar en donde podría sentirse más cómoda mientras esperaba a Claudia. Además, al ser su hija significaba que también era una Crowley y no tenía seguro que grado de peligrosidad podía estar acechándola. – Bueno, niña casi-muerta-de-hipotermia, te tengo buenas y malas noticias. La primera es que tu madre se encuentra ocupada en estos momentos y dudo que pueda recibirte, sin embargo, tampoco estás en condiciones como para verla. Será un recuentro, ¿verdad? Deberías cambiarte, y bañarte así no te enfermas. – abrió la puerta de una de las habitaciones del pasillo, nada muy especial, sólo el suficiente espació necesario para poder estar allí con algunas comodidades. Cama con doseles, dos armarios y un gran estante que podría ser utilizado para diferentes cosas, adornaban la habitación de color naranja. Dejó el equipaje sobre la cama y le permitió a Billie una escena donde pudo ver todo el amueblado. -- Por allá – señaló una pared de la derecha -- se encuentra el baño, debes golpear dos veces para ver la puerta. Me encantaría decirte que debe ser muy agradable, pero jamás lo he usado, sólo pasé por aquí para saber que no hay nadie ocupando el cuarto. En fin, bienvenida pequeña. Bienvenida al castillo Crowley. Avísame cuando termines, que buscaremos a Claudia. Quizás su humor ya mejora para entonces y acepte recibirte. – terminó con una sonrisa, algo torcida, sólo por un intento ser amable, mientras salía de la habitación.

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