Las calles se encontraban bastante atestadas a pesar de ser bastante tarde, el sol se había ocultado hace bastante tiempo y al parecer esa noche la luna no haría su aparición en el negro firmamento. A pesar de todo eso la pelirroja había decidido salir a dar un paseo pues el aburrimiento comenzaba a ser bastante fuerte.
Camino por las iluminadas calles sin detenerse, ningún local le llamaba la atención como para pasar y entretenerse un rato en él, buscaba algo nuevo, algo que la sacara de aquel aburrimiento que al parecer no tenía intenciones de marcharse.
No paso mucho para que la chica visualizara un local de dos plantas, con amplios y enormes ventanales, sin duda aquel lugar era hermoso y sin contenerse se acerco más al lugar, el corto camino llevaba a una decoración bastante singular, unas enormes orejas rosas de conejo que rezaban “Casino: Apocalipsis”.
A chica dudo un momento, permaneció en el sitio pensado si entrar o seguir su camino, “Vamos, entremos al menos un momento, solo pare ver como es por dentro”, su compañera Mab no ayudaba bastante a la pelirroja a tomar una decisión. Contemplo el lugar y decidida comenzó a avanzar hacia la puerta principal.
Era seguro que si su madre se enteraba que la pelirroja entro a aquel lugar la mataría, pero necesitaba cambiar de aire, comenzar a frecuentar más lugares pues se aburría rápidamente e ir al mismo lugar cada vez que salía no ayudaba para nada.
Sin miramientos entro por la puerta giratorio entrando asi al lugar, la pelirroja quedo impresionada con lo que sus ojos vieron, un majestuoso vestíbulo le daba la bienvenida, se adentro al lugar después de dar su abrigo y cambiar unas cuantas fichas solo para no sentirse fuera de lugar, pero Mab la comenzó a molestar diciéndole que en realidad lo que ella quería era jugar.
El sonido de las maquinas y las voces no se hicieron esperar, la chica rápidamente entro al lugar y se dirigió directamente hacia la barra, no era buena jugando asi que no tenía razón de acercarse a algún juego, pero debía admitir que todo aquello se veía bastante interesante.
-Un Dalmore 62 por favor- ordeno cortésmente sin apartar la mirada de aquel panorama.
Sin esperar mucho la bebida llego rápidamente, asi que tomo el vaso entre sus manos y lo llevo a sus labios. Una mujer un poco mayor que ella al parecer se detuvo en la barra, sin poder evitarlo la chica fijo su mirada en ella, había algo que llamaba poderosamente su atención.