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Callum Triviani

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Callum Triviani ganó por última vez el día 1 Enero 2018

¡Callum Triviani tenía el contenido más querido!

Acerca de Callum Triviani

  • Cumpleaños 19 Agosto

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    2
  • Rango Social
    Unicornios de Bronce
  • Rango en el Bando
    Sin rango por inactividad
  • Galeones
    26495
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Marca Tenebrosa
  • Familia
    Triviani
  • Trabajo
    0
  • Escalafón laboral
    Sin información
  • Raza
    Humano
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    110
  • Puntos de Poder en Criaturas
    20
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Encantamientos
    Runas Antiguas
  • Medallas
    6000

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Male

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Reputación

  1. Hola, vengo a pedir una actualización en mi bóveda. Gracias.
  2. Buenas. Quisiera actualizar algunos datos de mi ficha. Datos personales. 1. Dice así. Cambia así: 2. Dice así Cambia así: 3. Dice así Cambia así: 4. Dice así: Cambia así: PERFIL DE PERSONAJE 5. Dice así: Cambia así: Links de interés. Agregar el link de la bóveda de la familia 1. Y por último, si podrían editar el nombre de mi ficha para que diga "Ficha de Callum Askar Triviani" sería genial. Gracias de ante mano.
  3. ID de usuario: 121232 Nick Actual: Callum Goldstein Nick Nuevo: Callum Triviani Premio obtenido: Premios individuales en el Ranking de Juegos (cedido por Zoella Triviani).
  4. —Jugo de frutas —repitió el castaño en voz baja, asintiendo mientras la observaba acomodarse en su asiento y sonriendo un segundo después al escucharle decir que también le había extrañado. Le pareció que la bruja estaba mas abstraída que de costumbre, y deseó saber que era lo que pasaba exactamente por su mente. No supo si debía esperar servicio a la mesa o habría que ir a pedir las bebidas a la barra de la cafetería, pero decidió esperar un poco antes de dispararse a preparar las bebidas él mismo. No deseaba que la bruja pensara que era habitual en él hacer aquéllo, aunque ya le había visto apoderarse de la cocina en el museo, y pocos días después en su propio hogar, de modo que hacerlo en aquél momento indicaría declararlo un hábito. Por un momento, su mente se estancó en el recuerdo de su visita a la Manor. —¿Que si solucioné todo? —repitió y se aclaró la garganta, percatándose de que no estaba diciendo nada y que solo estaba reformulando la pregunta de la bruja como tonto. ¿Acaso estaba nervioso? Aquéllo le causó un poco de gracia. Solo un poco, porque en realidad le era muy molesto. No obstante ella pareció tomarlo de otra manera porque, por alguna razón, creyó que debía excusar su curiosidad como si él pensara que se estaba entrometiendo. Hacia el final de su oración, Callum se percató de que había estado muy lejos de entender realmente lo que Maida trataba de decir. La sorpresa se reflejó en sus ojos. El rumano estaba acostumbrado a viajar siempre, sus ausencias eran algo habitual para su familia, para sus amigos. Callum lo sabía, y era por eso que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera se molestaba por despedirse, y no estaba habituado a establecer correspondencia con nadie. Sin embargo, durante toda su vida, jamás nadie había expresado el deseo de acompañarle, de permanecer con él. De pronto entendió. Volvió a aclararse la garganta cuando alguien llegó a atenderlos. Callum no le miró, sus ojos seguían clavados en la Yaxley, pero ordenó dos jugos. Su mano se extendió sobre la mesa hacia ella, con la palma hacia arriba para que ella aceptara la invitación de tomarla. Le sonrió con una dulzura tal muy impropia de él, deseando en aquel instante levantarse e ir a besarla de nuevo. —Lo siento —ya se había disculpado, pero aquél era un "lo siento" muy diferente —. No estoy habituado a que presten demasiada atención a mi ausencia... ni mucho menos a que alguien quiera compartir esa ausencia conmigo. Pero ahora que lo pienso... creo... que me gustaría eso —se inclinó sobre la mesa, buscando estar mas cerca —. Solo si es contigo. @
  5. Mientras esperaba, Callum se dedicó un momento a escudriñar más el lugar. Aquél sin duda habría sido uno de sus escondrijos favoritos en su época de adolescente, cuando aún no tenía pudor por demostrar que era un ñoño ratón de biblioteca. Con el tiempo había abandonado los libros por adquirir experiencias que le enseñaran lo que los libros no podían, aunque aún había ocasiones en las que gustaba de aislarse del mundo un momento, con una buena historia en sus manos. Sus verdes pupilas se concentraron en la puerta de la entrada de nuevo, justo para ver la silueta de su cita descubrirse el rostro. Esperó a que ella le descubriera con la mirada para hacerle una seña con la mano, pero en vez de responder ella solo bajó la mirada al suelo y subió las escaleras con una expresión adusta en el rostro. Eso hizo que la seguridad del rumano menguara un poco, pero no lo suficiente como para ponerse en pie cuando ella llegó a donde se encontraba, y rodear su menudo cuerpo con sus brazos. —Te extrañé —soltó, sin más, interrumpiendo sus palabras cuando le pareció que ella había finalizado de excusar su tardanza. Deshizo un poco su abrazo solo para verla fijo al rostro, y admirar sus azules ojos durante un instante. No supo si sería apropiado, pero no se contuvo y le dio un beso en los labios, tras lo cual la soltó y la invitó a sentarse —Llegué esta mañana, siento no haberme comunicado antes —su sentir era sincero, lo había deseado muchas veces pero las circunstancias le habían impedido enviar lechuzas —, ni siquiera mis hermanos saben que he regresado. Volvió a tomar asiento, frente a ella y le sonrió, sin saber que decir de pronto, temiendo que se hubiese vuelto a propasar con ella —Tu... ah, ¿quieres que te pida un café? @
  6. El rumano habría preferido mil veces haber pasado por la Yaxley a su morada antes que ser citado en un lugar. Supuso que habría sido una idea de ella para ahorrar tiempo, o una maniobra para alejarlo a él de la Manor y así evitar que el castaño se volviese a propasar con ella. Sonrió ladinamente para sí mismo, remembrando aquélla tarde una vez mas en su mente, para después volcar sus pensamientos en aquél vestido de la noche de Halloween. Aquélla gala en la que hubiera deseado ponerle mas de una mano encima. Para su mala suerte, algunos asuntos habían sido lo suficientemente urgentes para que hacerlo salir de allí, teniendo que salir en un viaje de imprevisto del que apenas había regresado esa mañana. Enviarle una nota a la bruja había sido una de las primeras cosas que hizo al llegar a Londres, quien no tardó en hacer regresar la lechuza con una respuesta que le había hecho salir enseguida hacia el callejón Diagon. La nota contenía la dirección de una librería. Si ella estaba allí o estaría por llegar, el Askar no lo sabía, pero no demoró en hallar la localización del establecimiento de mona fachada. Sus verdes ojos inspeccionaron el lugar al entrar, sacándose la bufanda y su chaqueta de invierno para colgarlos en un armario dispuesto al lado de la entrada. Por lo demás, su atuendo constaba de una camisa de lana oscura de cuello mao que llevaba un poco desabotonada de arriba; vaqueros limpios y botas oscuras. No lograba verla a ella por ninguna de las secciones, pero en la segunda planta se hallaban dispuestos algunos sillones y mesas, encontrando una en la que tenía una perfecta visión de la planta baja, además de la puerta de entrada. De modo que podría darse cuenta cuando ella llegara. El delicioso aroma a café y libros invadía el ambiente del lugar. @
  7. El Askar pudo notar el conflicto interno de la bruja con solo observar su rostro; inmediatamente pudo darse cuenta de cómo, posiblemente, había cruzado el límite al haber confesado lo mucho que ella estaba en su mente. Inclusive podía darse el lujo de adivinar lo que ella estaba pensando en ese momento, volteando a cada tanto hacia la entrada de la cocina como si temiera que alguien entrara y les descubriera tan juntos. Seguro estaba pensando lo inapropiado que resultaba, teniendo en cuenta además el lazo tan fuerte que tenia el demonio con miembros de su familia. Pero para el rumano ella no era la tía de su hermano, sino la chica con la que se había topado una noche en un callejón y con la que había aceptado salir a comer días después. Era su amiga. Era... Sus palabras siguientes no hicieron mas que confirmar sus suposiciones e instintivamente Callum se apartó un poco, enderezándose en la silla. Ella estiró una mano para acariciarle la mejilla, causándole a él más conflictos que nunca nadie en toda su vida. Prestó atención a cada palabra, pasando del conflicto a la confusión, y viceversa; era obvio que ella correspondía a su interés, aunque había dejado de pensar hacía días que era solo eso, pero hablaba de estar cansada de esperar, de extrañar... y entonces lo recordó. La Yaxley jamás se lo contó, pero él lo sabía. Lo supo después de haberle conocido, cuando había hecho algunas preguntas casuales sobre la bruja a personas que la conocían. Estaba comprometida, lo que en aquél tiempo había hecho que no hiciera intento alguno por buscarla u ocasionar un encuentro. ¿Quien era? ¿Dónde estaba él? ¿Ella lo seguía amando? En un movimiento ella se situó a su lado y él, sin lograr parpadear, solo podía escucharla y ver sus labios —¿Que no debo...? Espera, ¿lechuzas? —el ojiverde estaba más que confundido, sobre todo porque las palabras de la bruja se contradecían con su lenguaje corporal, con el tono de su voz, con la forma en que lo miraba. ¿Lo estaba rechazando? ¿Se le estaba declarando? Levantó la mirada hacia sus ojos cuando ella prácticamente se le iba encima, acariciándole además el cabello. No lo pensó, simplemente hizo lo que más se le antojaba en ese momento. Como estaba tan acostumbrado a hacerlo. El corazón le latía raudo dentro de su pecho mientras recorría el espacio que le separaba del bello rostro de la Yaxley velozmente, sin darle tiempo a ella de apartarse. Los labios del Askar se apretaron a los suyos, tras el cuál no se apartó. —No quiero lechuzas, quiero verte —susurró —, quiero venir a visitarte, quiero que paseemos por los lugares que quieras. Quiero que me extrañes, pero sabiendo que me verás mas tarde —tomó su rostro en sus manos, mirándola fijamente a los ojos —Pensarte no me agobia —agregó, sonriendo —, me hace sentir mejor. Me hace querer quedarme —una ligera sombra cruzó su rostro, haciéndole exhalar profundamente —Pero de igual forma si tu corazón aún está en otro lado, también lo entenderé... no me iré. También soy buen escritor de cartas... @ Morsmordre.
  8. El Askar estuvo atento a cada expresión de la bruja mientras abría el paquete; en un instante, se descubrió a si mismo preocupado, preguntándose de pronto si comprarle flores habría sido una mejor idea, pero a ella pareció agradarle su obsequio aunque tardó un momento en comprender lo que realizaba la magia que él le había añadido. Le respondió con una sonrisa cuando ella le agradeció, sin poder evitar reconocer la escena que el cuadro mostraba antes de que ella hiciera de todo para ocultarla. —¿A qué te refieres? —inquirió, sin comprender del todo la reacción de la Yaxley. La luz vino a su mente poco a poco. Obviamente que había aquél escenario, de la primera vez en que ambos se habían topado. Al rumano siempre le habría de parecer curiosa la forma en como se habían conocido; le parecía que era una historia digna de contar o recordar —¿Lidiar con el cuadro? —se rió al comenzar a comprender, mas no dijo nada más. Ella le arrebató el segundo sándwich que le había preparado, y un momento después él mismo ya tenía un gran trozo del aperitivo metido en la boca. No quería reírse como deseaba, sin intención alguna de ofenderle, pues podría pensar que se burlaba de ella pero la verdad es que el demonio se sentía satisfecho y alegre en aquél momento estando a su lado. Masticó el bocado, aunque no tenía hambre ni era aquélla su dieta. Se daba cuenta que aquélla era la primera vez que pasaban un rato juntos en privado. Los encuentros entre ambos en el museo, en los callejones de Diagón o en los lugares donde se habían citado para verse, siempre habían estado rodeado de personas; la última vez incluso habían tenido la compañía de Jeremy, su hermano. Pero en ese momento estaban completamente solos, y realmente el ojiverde no lo deseaba de otra manera. Se acercó un poco mas a ella, y ella lo hizo otro tanto, poniendo una mano en su pecho. El Askar tuvo un impulso que batalló en reprimir en ese instante al encontrarse con su mirada; esos ojos azules últimamente le seguían a todos lados, y una vez más se descubría a si mismo adorándolos. Respondió a su sonrisa con otra mas abierta y vanidosa —Claro, me quedaré. Se sentaron, y Callum no perdió oportunidad de mantener la cercanía mientras ella hablaba de un itinerario. Él jamás era de planear nada con demasiada anticipación, pero le permitió darle a ella el gusto de hacerlo si con ello aseguraba futuras... citas. Mientras ella hablaba, le era imposible no mirar sus labios y apenas levantando un poco la mano hacia su rostro, se atrevió a limpiar con su pulgar un poco de queso que había acabado en la comisura de su labio superior. Se hizo un breve silencio en el que él no pudo contener más sus palabras. —¿Sabes? —de sus labios subió la mirada hasta sus bellos orbes —, yo también pienso mucho en ese día —declaró, de forma solemne, refiriéndose claramente a la escena de la pintura, la cual no podía salir de su mente —. Siento mucho si no debería decir esto pero, creo que pienso en ti mas de lo debería... @
  9. Bien, ya llegamos aquí. Nick: Callum Goldstein ID: 121232 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/topic/110851-ficha-de-callum-goldstein/
  10. —Me da gusto que te agrade, voy a prepararte uno más —decidió, acercándose a la mesa para cortar otras dos rebanadas de pan y el queso necesario para otro emparedado. El Askar asumía que la bruja ya se había percatado sobre su pequeña afición a la cocina, pues incluso le había visto cocinar en la cafetería del museo donde habían tenido varios encuentros; lo que resultaba curioso era que muy pocas veces tenía oportunidad de cocinar para alguien más, siempre lo hacía para si mismo. Callum estaba a punto de comentarle sobre el tipo de tour que deseaba, no deseando desaprovechar la oportunidad de lo dispuesta que estaba por aceptar salir con él, aunque fuera por fines turísticos, cuando escuchó las palabras de la última oración. Frunció el ceño, cortando el queso, pesándole la idea que ella se ofrecía a tanto solo por la idea de que ahora tenían alguna especie de lazo familiar, y no era así. Ni siquiera con Jeremy, pero apartó la idea inmediatamente con una sacudida. La curiosidad de la Yaxley le recordó, y sonrió mientras colocaba el segundo bocadillo en su plato ya listo —Si, es verdad, yo... te he traído algo —fue por él y regresó junto a ella para mostrárselo —, espero que si tengas espacio para esto. Es una pintura, de un artista callejero que encontré en las calles del centro de Londres... yo —se lo puso en sus manos, con una mirada reflexiva sobre el paquete —... solo le añadí un poco de magia. Se daría cuenta al abrirlo y ver el marco de la pintura. Le había dedicado al menos un rato en grabar una serie de runas alrededor, y hechizarlo con un par de encantamientos. Alguna vez había escuchado del famoso espejo de Oesed, que podía mostrar en su reflejo tus mas anhelados y desesperados deseos; la pintura no haría lo mismo, pero le mostraría a ella cualquier pintura que quisiera como una fiel réplica de cualquier obra de cualquier museo. Cualquier escena que ella decidiera ver allí, plasmada al óleo. @
  11. Una de las características que al Askar le gustaba de la bruja era, sin duda, esa tendencia suya de parecer estar pensando en mil cosas a la vez. Por momentos parecía estar lúcida en el momento, dentro de escena; pero al segundo después parecía viajar a otros lugares, volviéndola un poco despistada y desatinada. Absorta en su propio mundo. Al darse cuenta de esta cualidad suya, el joven intentaba aprender a interpretar su lenguaje corporal e incluso sus gestos. Razón por la cual ya la estaba siguiendo cuando ella iba a medio camino hacia la cocina, sin que la Yaxley se lo indicase, aunque lo hizo un poco después. Callum deshizo el nudo de su capa viendo que era bienvenido a quedarse al menos un rato, colgándola en el respaldo de una silla arrinconada —Debe ser algo muy importante eso en lo que recién te he interrumpido, como para que no te hayas dado el tiempo de comer algo —insinuó, mientras sacaba el queso del frigorífico y se lo llevaba hasta la mesa. Los verdes ojos del rumano se centraron en la forma en como ella cortaba los bordes del pan. Preocupada por su aspecto, pareció olvidar por un segundo lo que estaba preparando, por lo que Callum puso su obsequio sobre la mesa y se dispuso a ayudar a cortar el queso en finas láminas —Sinceramente, todo va tan bien que por momentos la idea de salir huyendo me cruza por la cabeza —sonrió divertido, respondiendo su pregunta —, todos quienes me conocen saben que el sedentarismo jamás ha sido mi fuerte. Se acercó a la estufa y sobre una pequeña plancha de cocina calentó el sándwich de queso hasta que este comenzó a derretirse; lo sacó del fuego y se lo acercó a la bruja sobre un plato. Entonces el Askar se ruborizó un poco, riendo, mientras la veía mirar la comida —Perdón, me he metido con tu alimento ¿era así como lo querías?. Lo del tour del Ministerio estaría bien, si estuviese interesado en trabajar allí —fijó su mirada en sus azules ojos. Otro rasgo que le gustaba de ella. No importaba la forma o qué vistiera, a él le gustaba ver sus ojos —, y tampoco planeo una estadía en Azkaban. ¿Son acaso los únicos tours que ofreces? @
  12. Mientras esperaba a ser atendido, el rumano dio una ojeada tras su espalda, teniendo aquélla sensación de nuevo de que alguien le observaba. Al principio pensó que era solo superstición pero habiendo transcurrido varios días comenzaba a concluir que aquéllo era más que una simple paranoia de su parte. Sus instintos jamás le habían fallado, ¿por qué lo harían ahora?. Estaba alerta, siempre alerta. La puerta se abrió, y para deleite del ojiverde, la misma Yaxley le atendía. Notó la sorpresa en sus ojos, y al instante Callum mostró una sonrisa —Hola —saludó, siempre tan confiado —. Espero no ser impertinente en llegar sin avisar... El Azkar supo interpretar el lenguaje corporal de su amiga, invitándole a pasar a su hogar. Él no lo dudo y atravesó el umbral, pasando por su lado, y adentrándose en el recibidor. No hizo acopio de los detalles de la decoración, sus ojos estaban ocupados, clavados en Maida con una mirada divertida y entusiasta; notó, por las plumas incrustadas en su peinado, y por los pequeños trozos de pergamino en su rostro, que sin duda le había interrumpido en algo. —Puedo volver en otra ocasión si el momento no es el adecuado —estiró una mano, despacio para no asustarla, para limpiarle un poco la mejilla con el dorso de su índice —No me apetece nada, muchas gracias —mintió, la verdad es que el rumano moría de hambre pero su dieta de esos días no se hallaba en cualquier alacena —. La verdad es que había tenido el deseo de verte desde hace días y bueno, por fin me di el valor esta mañana. Sonrió, ladeando la cabeza con la curiosidad asomándose por sus ojos mientras la observaba. —Pero como dije, si estás muy ocupada, puedo volver otro día... @
  13. Callum se quedó inmóvil un momento, tan solo sosteniendo el repentino contacto visual con la Yaxley, pero al entender el significado de sus palabras volvió a bajar la mirada a la plancha. Pequeños residuos de la carne se chamuscaban, y el Askar giró las perillas de quemador para apagar el fuego. ¿Esconderme?, pensó. La idea le resultaba divertida, por no mencionar que sería un esfuerzo completamente inútil. Desafortunadamente estaba unido a Sandor por la sangre, y ningún papel o esfuerzo sería suficiente para ocultarse de él. De la misma forma en que su padre tampoco podría esconderse del Askar, aún cuando lo había intentado ya infinidad de veces. La voz de Jeremy le arrancó de sus pensamientos, sonriendo en automático ante la sola mención de aquél sustantivo, pues aunque ya no estaban unidos por sangre, para el mago el rubio siempre sería su hermano. Sonrió aún más cuando el Triviani sugirió una acción mas fatal y contundente para quien hasta hace poco también era su padre. Sin embargo, no era la primera vez. —Creo que ninguno de los dos me ha entendido —interrumpió, mirando a ambos, y estirando una mano hacia la comida de Jeremy para robarle un taco que engulló de dos mordidas —Esconderme jamás ha sido lo mío, y no comenzaré a hacerlo ahora. Por no mencionar que sería completamente en vano pues estoy seguro que él está perfectamente enterado de dónde me encuentro ahora. Y eso lo sé porque yo mismo me encargué de que así fuera... Se colocó la compresa de hielo nuevamente sobre el labio. —Solo puedo decir que él me estaba esperando en otro lugar y no estoy allí —clavó la mirada en los azules ojos de su hermano, con una sonrisa ladina arqueando sus labios —, seguramente ahora está super cabreado —desvió la mirada hacia la Yaxley —Negar u olvidar toda mi historia sería lo mas tonto que podría hacer jamás. Es parte de mi, parte de lo que soy y de lo que ahora quiero ser; no necesito esconderme ni matar a nadie, aunque bien sabes que tal idea no ha funcionado antes —agregó, dirigiéndose a su hermano. No era la primera vez que planeaban asesinar a Sandor —. Solo pienso tomar yo mismo las riendas de mi vida. Estabilizarme, planear mi futuro como la gente normal lo hace. Sentar... mmm... sentar cabeza. —hizo una mueca, sin duda la cosa más difícil que intentaría jamás. @ @
  14. El rumano jamás había sido de regalar flores, aunque generalmente jamás era de regalar algo. Siempre le había parecida absurda la idea de obsequiar algo que en días seguramente se marchitaría; era funcional, si acaso, como decoración. Dentro de un hogar, en cualquier otro lugar o evento, los arreglos florales denotaban elegancia y buen gusto, pero incluso para ello se debían elegir las flores correctas. Por otro lado, ¿para regalarle a una chica? Pese a sus opiniones, Callum se había planteado seriamente acudir al hogar de los Yaxley con el mas hermoso ramo de rosas, pero no fue así. Pensó en joyería, pero era demasiado pretencioso para disimular una visita casual. ¿Chocolates? Muy básico. Muy pronto el Askar se dio cuenta del porqué no solía obsequiar jamás nada: era pésimo para ese tipo de cosas. Sin embargo, llegar con las manos vacías le parecía un enorme error, sobre todo cuando ni siquiera había sido invitado. Faltaba poco para que el mago desistiera de su intención, cuando se topó en el camino a un artista callejero. Exhibiendo sus pinturas, quizás del único modo que podía, atraía a los transeúntes de las calles de Londres creando su arte a la vista de todos. Tenía talento, lo cual atrajo demasiado la atención del ojiverde, haciéndole recordar de pronto las muchas veces en que se había topado a Maida en el Museo NIght del Callejón Diagón. Fue en ese momento cuando descubrió el regalo adecuado. Tan solo un par de horas mas tarde se hallaba en los terrenos de la familia de su amiga. No tenía idea si la encontraría, pero se decía así mismo que valía la pena el intento. Desde su último encuentro, se le antojaba mucho verle, aunque no estaba seguro de cómo le recibiría, pero se volvió a repetir mentalmente que valía la pena el esfuerzo. Jamás antes había estado allí, a simple vista Yaxley Manor lucía un poco descuidada pero el mago estaba lejos de prejuicios al respecto. Llamó a la puerta tras acomodarse los mechones de cabello rubio oscuro y alisar su pulcra camisa color del ocre que llevaba un poco remangada y lucía a juego con pantalones oscuros y unas botas. Llevaba una capa oscura que se acomodó de lado, sobre su hombro izquierdo, ocultando bajo ella el paquete envuelto que llevaba bajo el brazo; esperó tan solo unos segundos y volvió a llamar a la puerta para luego esperar a que alguien le atendiera. @
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