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Brendon Ravenclaw

Magos
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Brendon Ravenclaw ganó por última vez el día 21 Abril 2018

¡Brendon Ravenclaw tenía el contenido más querido!

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    0
  • Rango Social
    Aprendiz
  • Galeones
    1600
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Familia
    Ravenclaw
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humano
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Medallas
    2000

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Male
  • Location
    En Valhalla, esperando...

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Reputación

  1. Ya que he decidido quedarme por acá un tiempo no estaría mal cambiar la firma, he visto tu trabajo y es bueno. Estaré feliz de que me hagas una firma y te place :3 Gracias 0/
  2. La bruja le encantaba dejar en la incertidumbre al nórdico, tirando y soltando como si se tratara de un niño. Los músculos de sus brazos se tensaron y algunas venas se hicieron presentes, no le gustaba que jugaran con él pero por primera vez encontraba un verdadero reto. Alguien que estaba acostumbrada a manipular todo a su gusto y fe. Sería el tipo más afortunado si lograba tenerla aquella noche, aunque lo dudaba. Nunca quiso hacerle pensar que la quería a su merced, con conocerla habría bastado. Pero ya que había hablado de un remota posibilidad se aferraría a eso como una nueva meta. La tendría esa noche. Su seguridad al hablar de que nunca encontraría a alguien igual hizo centellar los ojos del vikingo, esa osadía le recordaba a las mujeres de su pueblo, esas que mataban por conseguir lo que querían. Pero ella no era una mujer de pueblo, era una dama de sociedad. Y aunque no despreciaba ni una ni la otra admitía tenían un sabor más fino, y ella profesaba tener el mejor. —Me alegra que nunca hayas llorado, o que nunca hayas sufrido de penas como todos lo demás. —Posó los ojos en el cabello sobre su pecho— Supongo que eso no te hace masoquista, no me sorprendería que no soportes algo de dolor. —Subió los orbes de repente a los suyos— O tal vez soportes hasta lo impensable, en cualquiera de los casos me alegra que el dolor no sea un problema. Giró su cuerpo estirándolo sobre el asiento, pegó la espalda de la barra y se apoyó de codos mientras reptaba con su vista el lugar.—Señorita Malfoy, sería ridículo pensar que la obtendría solo con un trago caro cuando hay un montón de hombres aquí que de seguro solo vienen a que lo rechaces. Sería un insulto para tu élite pensar que una lengua de terciopelo y miembro fornido serían suficiente. Sonrió de lado. —Fue justo el hecho de que parezcas inalcanzable lo que me trajo aquí, a su lado. En mi ''harem'' ninguna tiene su nombre o esa capacidad de intimidar a un guerrero de Odín, ya debes de saber como somos las bestias, siempre cazamos lo que más nos gusta. Despegó la mirada del local para ver sus ojos lapislázuli una vez más. —Brendon Ravenclaw, señorita Malfoy. —Susurró— Es todo un honor. @
  3. Su voz lo amansó hasta el punto de casi quedar hechizado, suave, elegante y fría como demostraba que era ella por completo. El hecho de que haya llamado ''Atrevido'' el comprarle una bebida hizo que se cuestionara que tan peligrosa era la situación, pero ya no podía a apartarse y no lo haría, por esos ojos azules que no lo haría. Tenía una razón pero tal vez era demasiado simple para ella, el mago suspiró mirándola con el color plomo resplandeciente de sus orbes. —Me siento halagado, he de admitir que mi razón es más personal que su trabajo. —El nórdico coloco los codos sobre la barra y unió sus manos aún sin perderla de vista— Pienso que se ganó mi cortejo porque hasta la forma en la que camina me encanta, y créame, es la primera que alguien genera tantas ideas del mismo calibre en mí. Sus ojos lo obligaban a ser sincero sin perder la compostura, sin insultar ni un solo gramo de su presencia. El nórdico por primera vez se sintió dominado sin realmente quererlo. Tenía una larga cabellera rubia que ahora reposaba sobre su hombro, como si cada cabello fuera de oro pulido en su cabeza, y ese cuello ¿Lo estaba haciendo con propósito? El mago guardó su semblante a pesar de que la bruja lo intimidara de la forma más prohibida posible. Sus palabras le impresionaron, no todas la mujeres que se acercaban al Ravenclaw tenían la osadía de nombrar a las otras. El mago enarcó una comisura con gracia y se giró, dándole toda la atención.—Sería yo el que te guardaría luto si pertenecieras a tal cosa, el que este sentado a tu lado y no en cualquier otra mesa llena de mujeres demuestra que eres distinta, una mujer con mejores exigencias. Y él era un esclavo de Freyja, podría desarmar y romper esas exigencias hasta volverla polvo. —Sin embargo ¿Qué tiene este tipo de acento sueco que le guste a una dama como tú? Porque ese trago... —Susurro señalando el cristal en sus manos— Está aquí todos los días, y hombres debes de tener que inclusive vuelvan tus lagrimas vino y tus sollozos placeres ¿Por qué darme tanta importancia a mí? Que sólo refresqué tu garganta. Una parte de sus ser le exigía que tuviera cuidado ya que todo era extremadamente nuevo y ella parecía experta en todo lo que hacia. Pero la otra parte, esa que nunca tuvo cordura lo manda todo a callar y actúa por su cuenta. Vikingo al fin. @
  4. Al nórdico se le hizo inevitable enarcar una ceja en cuanto miró los mimos que la bruja se hacia a sí misma en los labios. Por un instante pudo verla a los ojos cuando el cantinero los señaló, la suntuosa rubia era fría hasta en su oscura mirada azul. El ego del escandinavo se sintió retado y tentado, por primera vez en aquella ciudad y nada más ni nada menos que por una dama de sociedad. Él había conocido y tenido mujeres en cantidades inmensurables, en su país él era el más avalado de los vikingos. Su gran cuerpo fue hecho para guerras y saqueos, para lo pagano y placentero. A pesar de existir sueco de grandes características el Ravenclaw siempre fue el de los buenos genes. Aquello no le importaba en su Suecia, el tamaño y los músculos solo le servían para ganarse el Valhalla. Pero Inglaterra nunca sería Suecia. Lo salvaje de apariencia lo único que le hacía ganarse era la humedad de las mujeres, era curioso como las brujas londinenses lucían tan delicadas y querían cosas tan rusticas. Él era realmente una bestia y no el caballero que por obligación intentaba ser. Aún cuando el castaño venía con el recado no pudo quitarle los grises de encima a la dama, ya no era por su silueta o la energía que soltaba en cada paso, era por esa mirada que lo hacía cuestionar su hegemonía sobre las demás personas. —La señorita Malfoy le invita a su lado lado, asegura que no le hará daño y que puede perder el temor. —El castaño habló pausadamente, con temor de provocar algo no deseado. Era gracioso como alguien que lucía tan nívea y etérea lo hacía ver temeroso, cuando él podía enviarla a cuidados intensivos si se lo pedía. Esa mujer tenía un don. Él Ravenclaw se alzó, ignorando miradas estafermas. Pasó la mano por su cabello cuidando de que aún estuviera recogido y que no se interpondría en su mirada. —Con permiso. —Su voz aterciopelada la saludó, sentándose justo a su lado, a pesar de ser alto la bruja era esbelta y no lucía tan pequeña a su lado. Algo que realmente le impresionó— Espero no interrumpir su velada, parece ser una dama ocupada. Y a pesar de que sus palabras hubiesen sido misteriosamente suaves tenían verdad. @
  5. Dejó el profeta sobre la mesa en un suspiro frustrado, aún no entendía el ingles británico del todo y el acento sueco jamás desparecería de su voz. Como si todo lo demás no lo hiciera ver extranjero ya. Sin embargo ya se estaba acostumbrando a algunas costumbres civilizadas de la ciudad, era el primer periódico que leía desde que estaba en Inglaterra, ya lo estaba logrando. Desde que entró había ignorado todo el lugar y no se había molestado por descubrirlo. Su meta era manejar mejor la jerga, no hacer amigos. Más un par de voces se le hicieron conocidas, el dueño del local, había coincidido con él en Hogwarts gracias a que era su tutor. Mas a Elizabeth lo conocía más que a él, estaba cuestionándose el saludarlo hasta que vio una bruja conocida entrara al local. La hermosa Susan Black Lestrange, alguien difícil de encontrar. El nórdico se contuvo en su asiento mirando la escena familia afectuosa que ambos mostraban a lo lejos. Se cuestionaba el hecho de ir a saludarlos pero ¿Cómo? Apenas los conocía, ambos pertenecían al bando de su padre y también eran su familia adoptiva. Un enredo descomunal pero los Black Lestrange siempre le parecieron atrayentes ¿Serán sus influencias o esa apariencia impoluta lo que los pondrá en boca de todos? El Ravenclaw de dos metros de alto se levantó, no obtendría nada si se quedaba toda la tarde pensado en por qué el sol brilla. Caminó hasta la barra dispuesto a pagar y conseguir una coartada para saludar a los magos, estos se acercaron a otra mortífaga, una que sin duda había escuchado hablar. La situación ya era incomoda con dos, no podía con tres. Se acercaría a la barra para pagar, si alguno de ellos le reconocía y saludaba lo aceptaría pero ya no los buscaría. @Aries.
  6. Inhaló y exhaló el humo de ese cigarrillo que apenas le proporcionaba calor a sus labios, salía como niebla de su boca mientras caminaba bajo la lluvia en la noche húmeda del Callejón. Caminaba sin rumbo y sin ningún problema ya que los magos le abrían paso al nórdico de dos metros que andaba cabizbajo y con capucha encima; esa noche se había engalanado sin ningún fin, un gusto de esos fugaces que se daba de vez en cuando. El estilo casual le quedaba. Los orbes grises del vikingo se alzaron en busca de alguna meta entre tantos tonos grises, aunque quisiera no podía estar bajo la lluvia toda la noche, sin embargo, nada llenaba sus expectativas quizás un trago... O eso pensaba hasta que la vio. La ropa que tenía combinaba a la perfección con las curvas que ocultaban y ese fino rostro iba alzado con orgullo y elegancia. Atrapaba las miradas de quienes la rodeaban mientras caminaba, inclusive la del Ravenclaw al otro lado de la calle. Los hombres le hacían espacio con sutileza ¿O era por la fría mirada que la dama les daba? Brendon llevó una mano a sus labios para sacar la colilla del desgastado cigarrillo, había visto de todo en la fina Londres pero nunca un rostro bonito con complejo de supremacía. Brendon sonrío de lado, toda una dama. Sin quererlo comenzó a seguir el perfume de la bruja, atraído por la magia negra de sus ropas oscuras y lindo contoneo de piernas ¡Por Odín! ¿Qué hacía? ¿Seguiría a una total desconocida sólo porque parecía inalcanzable? Paró en seco sin quitar los grises de su silueta, le vendrían a matar si seguía siendo tan impulsivo. Miró que la bruja entró en un bar con nombre llamativo, una tentación más para el escandinavo. Pero ya tenía una excusa tomar un trago. El mago pasó por la puertas del local minutos después de la bruja, su chaqueta vino a parar en un perchero y se arremangó las mangas de sus camisa de botones. Se sentó en una de las mesas lejos de la barra, donde sin duda estaba sentada la bruja. Brendon la miró antes de hacer una tontería abismal y descubrió que estaba sola. Tal vez esperaba a alguien, el nórdico llamó la atención de uno de los camareros. —¿Quién es la dama de la barra? —Cuestionó cuando le tuvo suficientemente cerca. —La dueña. —El mago respondió con evidente respeto y sorpresa. —Preparale el mejor trago que tengas y le señalas de quien vino la cortesía. El mago asintió y en segundos despareció, corría el riesgo de ser brutalmente rechazado pero al menos lo había intentando. El nórdico tomó una postura relajada sin perder de vista los movimientos de la bruja. @
  7. —Trucos tal vez no. —Cerró la puerta tras su espalda mientras la miraba en el balcón— Pero estoy seguro de que puedo hacer magia. Los pensamientos habían sido acertados, la ninfa creía que él era un caballero nato y no tenía ni la menos idea de lo cruel que había sido en toda su vida ¿Estaba mal dejarla pensar de esa forma? Se prometió a si mismo ser natural con ella, pero a pesar de su honestidad no quería espantarla pues por fin algo en toda la ciudad le daba armonía. Caminó hasta el balcón y rodó la silla para que Ania se sentara para luego por fin tomar asiento a su lado. El cielo poco estrellado junto a la lluvia era el panorama que la casi noche nos regalaba, y a pesar de ser una escena estupenda solo podía tener atención para la dama. —El que abuses de mi confianza es casi imposible, Ania. —El mago negó divertido— ¿Crees que de ser así estaríamos aquí? ¿O habría dejado a esa mujer por ti? Estaba en lo cierto, siempre fue impulsivo y ese día lo había demostrado dejando a esa mujer en plena lluvia para conocer a la ninfa. Pero a pesar de serlo quería aguardar a las respuesta de Ania y todo su comportamiento, más le parecía ridículo que con él abusaría de algo cuando Brendon era el que se estaba conteniendo para no pasarse de la raya. —No tengo idea de por qué te disculpaste en las escaleras, pero si no lo has notado, querida Ania, lo estás haciendo mejor que yo y no has fallado en nada. —Le guiño, echando su cuerpo contra el respaldo de la silla aún sin perderla de vista. —Me honra que me pienses de esa manera. —Alzó una comisura, los orbes grises del nórdico brillaban en la penumbra— Pero soy de Suecia, nací para ser un vikingo y tengo un pasado como todos, solo quiero que lo tengas presente cuando me mires. Tenía la ilusión que después de conocerlo aún decidiera quedarse, pero solo era eso, una vaga ilusión. Luego de unos minutos el mesero tocó la puerta de la habitación, se disculpó con la dama fue a recibirlo. La pizza y papas estaban servidas sobre la baneja de madera y la botella de vino aguardaba en su otra mano junto a dos copas. —Gracias. —Gruñó, solo tenía amabilidad para Ania esa noche. Tomó la bandeja y con la otra mano cogió la botella y copas. El mago se fue cerrando la puerta y el nórdico volvió a la mesa con la ninfa. —Esto huele a sucio colesterol. —Bromeó dejando las cosas sobre la mesa— Pero me alegra que lo hayas pedido. @@Ania Evans Weasley
  8. Hasta el mínimo gesto le parecía encantador, tan pequeña y con cabellos de oro. Sin embargo, era una escandinava, la amargura y la rudeza de seguro venían con lo demás. Inhaló del cigarrillo sin perderla de vista, sostuvo el aire y aguardó su respuesta. Frunció el ceño cuando nombró lo de Drumstrang y exhaló con rapidez el humo de su laringe ¿Ella había estado en el mismo colegio y no la había notado? Brendon era el tipo de mago que no pasó desapercibido aún estando con los suyos, su altura lo hacía sobre salir. Tal vez no eran tan contemporáneos como pensaba. A la madre del nórdico nunca le gustó la magia, jamás quiso practicarla en casa y casi siempre se negó a que su hijo estudiara algo que no fueran runas. Pero su padre Keaton no pensaba igual, desde que Brendon tuvo la edad suficiente para entrar Drumstrang le enseñó lo que debía sobre la magia. Hasta que llegó a Inglaterra y al colegio ingles. —También de Drumstrang, pero no creo que estudiáramos en el mismo tiempo. —Brendon le sonrió— Habría recordado ese tatuaje y tu porte de Valquiria. Con lo joven que era me habría enamorado. Slytherin, una de las casa de Hogwarts. Personalmente a la que más quiso pertenecer dado a su linaje. Sin embargo se enorgullecía de la casa le tocó y de su historia. —Soy Ravenclaw, al mudarme con mi padre aquí también entré a Hogwarts. —Miró una vez más su tatuaje, suponiendo de que no le molestaría— De todo ¿Por qué un tatuaje de mjolnir? @@Samantha Sokal
  9. ¿Tan suave se lo había tomado? Ignoró el comentario de su incomodidad y siguió de largo a la puerta. Había aceptado la aceituna, le gustaban en secreto pero eso no era lo que tenía su atención. Por un instante olvidó que la falta de naturaleza en las personas fue lo que le dio la oportunidad de conocer a Ania, una ninfa que parecía tan transparente y real que hasta él parecía complicado a su lado. Esas eran vagas ilusiones, estaba claro que Ania tenía secretos como cualquiera y que quizá sólo estaba siendo amable. Primera cita, pensaría en ello luego. Metió las manos en sus bolsillos mirándola ¿Qué tenía que la volvía tan atrayente? ¿Los secretos que no demuestra o ese delicado cuerpo? Frunció el ceño en cuanto la vio partir sola a la salida, sintió el genuino deseo de ir tras ella y preguntarle por qué esta vez no lo había tomado de brazo. Algo ridículo pues hace poco la conoció y no podía exigir demasiado. Negó con la cabeza apartando esos pensamientos y caminó hasta quedar a su lado. —¿Es que a tu mano ya no le parece atractivo mi brazo? —Bromeó sabiendo en el fondo que lo hacia por sinceridad, la miró, tan pequeña a su lado— Tengo tan buena impresión de ti que no se siente como la primera cita. Suavizó su voz solo para ella, la honestidad no siempre debía ser brusca. Gracioso que un vikingo piense algo como eso, una risa se escapó de sus labios por el mal chiste de su mente. Quizás Ania pensaba que era un caballero o alguien muy respetable, eso le dio a entender. Sin embargo él seguía siendo un vikingo, el escandinavo más brutal de Suecia. Había matado, robado y violado junto a los demás volviendo su nombre conocido. En la espalda aún tenía las cicatrices de su tortura y su cuerpo demostraba que tuvo días de gloria. Un pasado aterrador ante los ojos de la fina Londres. Suspiró, nueva tierra nueva reglas. Solo le quedaba rogar a Odín que no asustara a la ninfa si algún día se enteraba. En medio de sus pensamientos le dio pase a Ania para subir por las escaleras. —¿Y tú? —Subió las escaleras a su espalda, con cuidado de no mirar lo indebido— ¿Cuál es la opinión que tienes de mí? @@Ania Evans Weasley
  10. Su reacción tan brusca ante la pregunta le hizo arrepentirse, el color rosado de sus mejillas era encantador pero no había que ser un genio para darse cuenta que esa pregunta le incomodaba ¿Se había pasado de la raya? Quizás, con todo lo que ha vivido no le sorprendería que el amor para ella fuera complicado de dar y recibir, aún así obtuvo una respuesta y con eso dio el tema por sanjado. No le importaba quien le hizo daño y si el tema era demasiado entonces no lo alargaría. Él sí había tenido una vida amorosa extensa y que aún no terminaba, algunas relaciones como estrellas fugaces y otras tan solidas como una piedra. El escandinavo había probado de todo y no se había cansado. No sabía si hablar de su vida amorosa compensara en algo o le ayudaría con una sonrisa pero debía decir algo antes de que el silencio se volviera incomodo. —No sé lo que pasó entre ustedes pero si alejada de él estás mejor... entonces espero que nunca vuelvas a su lado. —Le nórdico le regaló una media sonrisa y se osó a tomarle la mano que reposaba sobre la mesa, la acaricio con el pulgar con suavidad como gesto de apoyo y volvió a la conversación—Gracias a Freyja yo no he tenido tantos males amorosos. Tomó de su cerveza casi acabándola cuando escuchó su pregunta, acomodó las mangas de su suéter pensado en una respuesta. La tenía pero debía ser más sutil al decirla, de toda su historia no escuché sobre algún pretendiente y ahora que lo sé solo escuché la historia de uno y ese le rompió el corazón ¿De verdad le iba tan mal con el amor? —Porque en toda tu historia no lo mencionaste. —Posó los orbes grises en su rostro— Desde que te vi me pareces alguien increíble, tanto por tu historia y ese hermoso rostro, me pareció realmente extraño que no dijeras nada sobre ello. @@Beryl Serenity Hawthorne
  11. En un instante escuchó su risa y su severo pensamiento sobre el Ministerio ¿De verdad valía la pena tanto trabajo? No sé quejaba de lo tediosos que podía llegar a ser pero sí de lo frustrante. No tenía idea de lo que en el Ministerio de magia de hacía y quizás se estaba equivocando pero un par de trabajos de oficina no alentaban al nórdico a ser responsable, comenzaba extrañar más de la cuenta a su pequeño pueblo. Aunque una gran curiosidad comenzó a nacer cuando aclaró que su trabajo era misterioso, el hecho de que no pueda hablar de el solo lo vuelve más intrigante. Brendon se mentalizó que obtendría la respuesta de ello, tal vez no hoy, pero sí algún día, así tendría una excusa para volverla a ver. Frunció el ceño mirando la pequeña caja de cigarrillos, las mujeres en su pueblo eran guerras y no era raro verlas cual chimeneas pero en este nuevo país solo pudo pensar que muchos se llenarían la boca de prejuicios al verla así. Mas para Brendon era algo sensual, la valquiria mostraba libertad e inclusive estilo. El nórdico se pasó la mano por la nuca y bebió de su cerveza hasta que ella le ofreció un cigarrillo. —Lo soy, toda mi vida me crié en un pequeño pueblo con nieve y pino —Tomó un cigarrillo y colocando la colilla en su boca se inclinó a la valquiria en busca de fuego— Criado y golpeado para ser un vikingo. En cuanto su cigarrillo estuvo encendido inhaló profundo y luego de unos segundos exhaló toda esa niebla blanca, posó los orbes grises una vez más en la valquiria y se incorporó una vez más en su asiento, estirando un poco su cuerpo. —Así que Dinamarca... —Habló con suavidad— ¿Porqué abandonar tan buena tierra para venir a Inglaterra? Con suerte obtendría una buena respuesta. @@Samantha Sokal
  12. La reacción de la bruja fue tan grata y llena de picardía que Brendon decidió llamarla y tratarla desde ese entonces como una Valquiria. Y por Freyja, que ella era tan hermosa como su voz. Era impresionante como hace un momento el nórdico pensaba que encontrar a alguien con sus ideales era imposible, pero ahí estaba, sentada a su lado con un alentador tatuaje en su pecho, demostrándole que se había equivocado. El nórdico no pudo evitar soltar una risa amarga ante su comentario, trabajar en el Ministerio sería por mucho algo muy lejos de lo que hacía en Suecia. Estaba claro que él no era un hombre de oficina o traje, él fue criado y apaleado para ser un guerrero y no un recepcionista. Pero dada a sus pocas opciones en Londres debía de considerarlo pronto, pues aunque su familia tuviera el dinero para nunca trabajar él no podía quedarse quieto y ver como una ida de pereza pasaba ante sus ojos. Bebió de sus cerveza, cuidado meticulosamente de no ensuciar su barba. No quería lucir como idi*** frente a una valquiria. —Supongo que no hay más opciones. —La miró con suavidad y enarcó un comisura de sus labios— No lo creo, morir como un empleado no ayudará a Odín en cuanto llegue el Ragnarok. —Bromeo— Pero admito que no me molestaría que una valquiria me llevara hasta el Ministerio. La miró acomodarse y beber de su trago como que si aquello fuese agua. Sin pedirlo obtuvo su nombre logrando que una parte de Brendon estuviera satisfecha. Se acomodó en su asiento para darle la atención que merecía para luego darle un sonrisa que reflejaba su gusto. —Brendon, me siento afortunado por haber encontrado una Escandinava en la fina Londres —Bebió una vez más de su cerveza— Lastimosamente, no, no estoy haciendo ninguna. —El sueco sostuvo un suspiro— Solo vine a beber, pero encontrar a una valquiria es más de lo que esperaba en esta noche, me hace cuestionar la idea de un saqueo y robar un par de cosas de este lugar. @@Samantha Sokal
  13. @ Te decidiste por la mejor familia Zafiro y ya que escogiste a Keaton como padre tendrás a Paula y a mí como hermanos (O por lo menos los únicos activos) y a Taku como sobrino, espero verte en el castillo pronto, están pasando cosas muy local allí (?
  14. Tenía grandes placeres que se resumían en cerveza y mujeres pero estaba claro que todos esos dulces nunca estarían entre ellas. Su paladar rechazaba el azúcar de forma subliminal, el nórdico se endulzaba la lengua de maneras distintas a los demás. Sin embargo estaba en la tienda de Keaton que rebosaba de golosinas, tenía una buena razón, iba a comprarle algo a una persona que de seguro sí le gustaban, no estaba seguro pero apostaba la mano por eso. Por otro lado, lucia bastante extraño en aquel lugar. El nórdico media casi los dos metros de altura, cargaba ropa oscura que constaba de una camisa con mangas alzadas hasta los codos que marcaba sin exagerar varios de los músculos que le había costado conseguir. El pantalón favorecía las formadas piernas siendo unas botas de montaña lo que tenía por calzado. El cabello recogido y sus orbes grises vagando los dulces que apenas le apetecían. Con esa apariencia de nórdico entre niños corriendo con chocolate en la mano, se veía muy fuera de lugar. Vagó por los estantes impresionandose de la creatividad pero no del contenido, ignoró varia miradas y posó su mano por fin en un chocolate, más simple que los demás pero de seguro con el mismo sabor. El sueco caminó un poco más buscando algo con más color cuando un niño lleno de energía y las manos llenas de chocolate corrió cerca de Brendon. Este por suerte pudo esquivarlo mientras la madre lo perseguía. El niño vino a chocar su manos en la chaqueta de una bruja que miraba las golosinas, ensuciando su prenda. Brendon no sintió remordimiento hasta que vio a la bruja. Esta era de cabellos negros con bucles largos y piel blanca, eso no le impresionaba pero el color de sus ojos lo dejó encantado. Desde que estaba en Londres no había visto unos orbes de tal color, necesitaba que esos ojos lo vieran. Por lo menos por un instante y así poder recordarlos. El nórdico se acercó cauteloso a la bruja después de lo sucedido. —Es una pena lo de tu chaqueta. —Le habló con suavidad y le hizo un ademán al elfo más cercano— Trae algo para esa mancha, por favor. El elfo asintió y desapareció enseguida, los orbes grises volvieron a la enigmática bruja.— Soy Brendon, estoy algo nuevo por aquí e intento conseguir algo que llene las expectativas de alguien, pero no soy tan amante del dulce. —La risa de Brendon se suavizó solo para ella. Lo estaba haciendo con dobles intenciones, si decidía ayudar al nórdico quizá encontraría lo que buscaba y además conocería a la chica, o bien podría negarse y el quedar como idi***, pero se arriesgaría por esos ojos. —Pareces conocer mucho de aquí ¿Crees que puedes ayudarme? Prometo compensartelo. @@Susan V. Goldstein
  15. @@Taku Rexdemort Holmes @@Matthew B. Triviani Que bueno verlos aquí y ver que se quieren unir a la familia (? Matthew ya tiene en claro que quien quiere ser y bueno Taku, yo no me ofrezco porque soy demasiado nuevo aún y sería bastante raro ver como el hijo tiene más experiencia que el padre xD Te sugiero a Keaton, así Paula tendría un hermano más y yo no tendría sobrinos que reconocer aún

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