Jump to content

Sísifo

Magos
  • Mensajes

    22
  • Ingresó

  • Última visita

7 Seguidores

Acerca de Sísifo

  • Cumpleaños 25/12/1997

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    0
  • Rango Social
    Aprendiz
  • Galeones
    100
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda Trastero
  • Familia
    Yaxley
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Vampiro
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Male
  • Location
    Ataraxia
  • Interests
    'Alguien entra en el silencio y me abandona.
    Ahora la soledad no está sola.
    Tú hablas como la noche.
    Te anuncias como la sed.'

Logros de Sísifo

Newbie

Newbie (1/17)

26

Reputación

  1. ¡Hola! No sé cómo va esto porque no he leído en ningún sitio sobre ello, si me equivoco lo siento mucho. Quería dar de baja esta ficha, porque la he traspasado a mi antigua cuenta, Oniria, así que no tiene sentido tener dos iguales. Supongo que tengo que postear aquí, si es en otro sitio, decidme por MP o algo. Gracias de antemano, por todo el trabajo que os estoy dando, que no es poco ¡Un abrazo!
  2. La encontré allí, parada, esperándome. Su vestido blanco se mecía con la brisa al ritmo de su cabello. No podía negar que me alegraba de que no se hubiese marchado. Sonreí. –La verdad es que estaba seguro de que huirías. –Confesé, suspirando mientras me liberaba de mis miedos. Me situé frente a ella y le sostuve la mirada. Aquellos ojos como una nebulosa de vidrio castaño. La escuché atentamente. Ahora que la sed no me atormentaba podía disfrutar verdaderamente de su compañía, atender a sus movimientos, memorizarlos, empaparme de su presencia. Aquella joven me intrigaba, sobre todo porque no conseguía descifrar cuáles eran sus intenciones, sus deseos, qué se escondía tras su expresión. Estaba acostumbrado a anticiparme a los pensamientos de los demás, hasta tal punto de saber mejor que ellos mismos qué sentían sobre mí. Pero con Nasha era distinto. A veces estaba seguro de que jugaba conmigo y de que yo era la auténtica presa, otras un mínimo detalle en su expresión me hacía recapacitar y estaba seguro de que le atraía de alguna forma que ni ella comprendía. Entones se acercó a mí, posó su cabeza en mi pecho como esperando encontrar los restos de un latido extinto hacía años. Por un momento yo creí que aquel órgano volvería a la vida de puro nervio. Su dedo cruzó mi perfil, rozando mi nariz, mis labios entreabiertos. –Siento tanto que creo que podría morir. –Musité, sellando los párpados, contrayéndome. Contemplé a aquella chica que se había cruzado en mi camino como una explosión en mitad del océano. Dejé caer mi mano en su mejilla. Su vida me traspasó en forma de pulsaciones y calor. –¿Quieres ir a otro sitio? –Me atreví a preguntar, rezando porque no sonase a una invitación demasiado indecente, sólo a lo que realmente era: una propuesta para hablar durante horas y conocernos fuera de aquellos callejones plagados de ratas. @
  3. ¡Buenas! Deseo realizar un cambio en mi ficha, creo que se pide de esta manera... ¡espero no equivocarme! Todavía me estoy familiarizando con esto. Necesito actualización del campo Edad: Dice así: Debe ser: Necesito actualización del campo Familia: Dice así: Debe ser: Necesito actualización del campo Historia: Dice así: Debe ser: Necesito actualización del campo Otros Datos: Dice así: Debe ser:
  4. Hola, me paso por aquí para pedir mi bóveda personal <3 ¡Muchas gracias! Espero que esté todo bien, que este trámite no lo conozco x)
  5. –Te gusta decir que tienes 22. –Repetí medio riéndome. Contemplé el cristal de mi copa, aquel brillo deformado en formas imposibles. El líquido rojo reposaba entre los hielos y había formado un gradiente del rojo a un naranja apagado. Escuché sus palabras con detenimiento. Realmente parecía interesada en descubrir qué se escondía tras mi fachada de silencio sepulcral. –Soy un libro un poco oscuro y algo triste. Dentro de mí hay mucho dolor. –Comenté, sosteniéndole la mirada. Muchas personas se sentían atraídas por aquel aura enigmática y algo depresiva, pero luego no eran capaces de soportar la compañía de un alma envuelta en sombras. –No tengo problema en abrirme a ti, pero quizá no te guste lo que encuentres. –Le advertí. Estaba más que acostumbrado a que la gente me idealizase y pensara que yo era algo así como un artista trágico que había llegado a su vida para darle el toque de sentimentalismo que le faltaba. @
  6. –Un placer. –Contesté sosteniendo su mano. Su calor corporal me transmitió muchas sensaciones. –Sí, es maravilloso. Me gusta escribir aquí. –Murmuré, depositando la vista en el agua del lago. La luz descendía del cielo para dividirse en decenas de estrías brillantes. Los pájaros volaban de un lado a otro y llenaban la atmósfera de silbidos. Los gritos de algunos chicos llegaban deshechos desde el campo de Quidditch como una cuerda que se destensara con la distancia. –Tienes un nombre extraño... –Señalé pensando en voz alta. La miré enseguida, con los ojos abiertos. No era un comentario que pretendiese herirla, al contrario, yo adoraba todo lo raro. Era un coleccionista de anomalías. –¿Por qué vienes a este sitio? –Pregunté, en un intento de continuar la conversación. Realmente me había interesado aquella joven. El silencio era lo bastante elocuente, pero me gustaba escuchar su voz e intuía que tendría buenas historias que regalarme. @
  7. No podía evitar analizar a aquella chica. ¿Estaba intentando causarme una buena impresión porque realmente lo sentía así o simplemente para salvarse el pellejo? Era una persona extremadamente sensible y odiaba las falsas apariencias aunque fuesen por algo tan justificado como la supervivencia. –¿Quieres que me vaya? –Inquirí, exteriorizando mi inseguridad. Observé cómo la joven flaqueaba. Un temblor en sus piernas, la mirada estremecida, el pulso más rápido. Definitivamente no comprendía sus intenciones. Hice un ademán de ayudarla pero recordé que el contacto físico podría desencadenar una terrible reacción. Se ofreció para ayudarme a buscar comida. Enarqué una ceja. Al principio parecía contraria a estas prácticas. Supongo que en el fondo lo era, pero no le quedaba más remedio. Se me contrajo el corazón haciendo memoria de lo que era latir. –Quédate aquí. –Ordené. No me apetecía que Nasha presenciara cómo perdía los estribos. Agudicé el oído y olfateé. La chica pelirroja no podía haberse ido muy lejos. Cuando hube localizado su rastro, corrí haciéndome una sombra por los callejones. La sorprendí por la espalda y ahogué su grito con mi mano antes de que pudiese alertar a nadie. Clavé los colmillos en la fina piel de su cuello, y un líquido caliente rebosó mis labios. Sentí cómo se aplacaba el ardor en mi interior. Intenté no desatender el ritmo de su corazón, y cuando supe que era demasiado lento para seguir, me despegué y presioné sobre la herida. –Lo siento. –Musité cerca de su oído. Al menos sabía que se recuperaría. Regresé donde Nasha, esperando encontrarla allí. Podría haber huido. Hubiese sido lo más lógico. @
  8. –Bueno, podría resumirse en que... "mi vida es una hoguera", pero "amo hasta el daño que me hizo". –Respondí a su pregunta, cargándola de misticismo. En cierto modo, yo era consciente de ese aura enigmática que me embargaba y la alimentaba mediante citas, movimientos, miradas y una manera desenfrenada de fumar como si quisiera matarme a través de las cenizas. –He vivido demasiados años. Y creo que viviré unos cuantos más. –Añadí medio riendo. No había felicidad en aquella afirmación. No entendía cómo a alguien podía agradarle la inmortalidad. La vida pesaba demasiado. A veces sentía que el tiempo se detenía como si verdaderamente el mundo estuviese controlado por un inmenso reloj de engranajes. Entonces todos nos volvíamos autómatas, extras de una película absurda, cíclica, con argumentos demasiado trillados, y yo sólo podía dejarme llevar por la vorágine, un leño en altamar arrastrado por las olas. Contemplé a la joven, que no se había presentado aún. No iba a preguntarle su nombre, que lo desvelase ella si quería. Apoyé la barbilla en mi mano y la miré fijamente. Su pelo comenzaba a secarse, así que aquel azul se hacía más claro como un cielo que amanecía. –Estoy hablando mucho de mí. –Murmuré, intentando dar pie a que contase algo de su historia. @
  9. –Soy hijo adoptivo de Evedhiel, –respondí sonriendo–, y sí, es Chantal Maillard. –Añadí, feliz porque supiese de quién se trataba. Di varios sorbos a mi copa y miré el espacio a mi alrededor, buscando detalles que pudiese preservar en mi memoria. Un halo de luz, un cristal agrietado, una frase dulce. –Dejé de contar los años, pero tenía 25. ¿Y tú, qué hay de ti? Contemplé sus ojos grises. La música invadía la habitación y cargaba de emoción las conversaciones, haciéndolas parecer escenas de película. Pasé mi mano por el flequillo blanco, arrastrándolo hacia atrás mientras suspiraba. Tenía ganas e interés de entablar una conversación con aquella chica, pero me costaba un poco al principio, así que esperaba que ella tomase las riendas. @
  10. Desde luego no llegaba en el mejor momento. Mi macuto cayó al suelo con un estruendo seco. La voz de aquella chica trataba de sonar amable pero se notaba que estaba inmersa en la preocupación. Tenía el pelo recogido en un moño y un aire de nostalgia. Su aspecto me llamó la atención. Algo en su manera de estar me hizo identificarme con ella. –Supongo que en cierto modo sí que estoy involucrado en esto... –Musité, desviando mi mirada hacia el joven que parecía encontrarse en un aprieto. La verdad es que no entendía absolutamente nada de aquella insólita situación– ¿Puedo ayudar de alguna forma? –Soy Sísifo. Un placer. –Añadí atropelladamente al recordar que la joven se había presentado. Tanto alboroto me hacía olvidar el orden adecuado de las palabras. Rasqué mi nuca en busca de algo de valor para afrontar aquel problema que no alcanzaba a comprender.
  11. –Sí, podría decirse que soy nuevo. –Respondí, mirándola fijamente. Su sonrojo me había enternecido. Debía ser la típica persona que rara vez se permitía mostrar algo de debilidad, algo que confirmase que era sensible. La joven se dio la vuelta para escurrirse la ropa, y acto seguido se sentó en el suelo y contempló mi cuaderno con curiosidad. Esbocé una sonrisa torcida. –Aquí es donde plasmo cómo se siente estar en el mundo. –Señalé, respondiendo a la posible pregunta que se formulaba en silencio–. Me llamo Sísifo. Puedo irme si quieres. Sin embargo, contradiciendo mi ofrecimiento, me senté frente a ella y dejé que mis ojos se deshicieran dentro de los suyos. Traté de no fijarme demasiado en la tela transparente y húmeda de su ropa, que la hacía parecerse a una escultura de Fidias con su tradicional técnica de paños mojados. @
  12. Crucé el largo pasillo del local atravesado por cientos de pensamientos. Ciertamente, me ponía algo nervioso conocer a un nuevo familiar. Apenas me había dado tiempo a relacionarme con los Yaxley, nutrirme de su historia, saber algo de sus vidas. Simplemente había podido instalarme en la Manor en mitad de aquel barullo que la azotaba. Contemplé los cuadros que decoraban la pared, reconociendo a grandes magos históricos, la mayoría destacados por sus conocimientos en las artes oscuras. Antes de subir las escaleras que conducían al salón, estiré el cuello de mi gabardina negra, en un intento de desarrugarla. Me gustaba la perfección de la ropa lisa como recién planchada. Me adentré en aquella estancia verde y plateada, que me recordaba al emblema de la casa Slytherin, buscando a mi prima. La encontré sentada en un taburete de la barra, dando un largo trago a una bebida. Su cabello negro azabache caía como una cascada por su espalda y lucía en perfecto estado. –Buenas noches. –Saludé, sorprendiéndola por la espalda antes de acercarme otro taburete para sentarme a su lado–. Un Bloody Mary, por favor. –Le rogué al barman educadamente. Fijé mi mirada en sus ojos grises, que parecían algo cansados probablemente tras una larga jornada de trabajo. –Por fin voy a tener la oportunidad de conocer mejor a alguien de mi familia... –Añadí suspirando mientras me rascaba la nuca. Recogí la copa, el cocktail perfecto para un vampiro pues evocaba al color de la sangre. Di unos cuantos sorbos, buscando en mi cabeza qué poema asociaba con aquella chica. –"Y mi vida es ese pájaro pegado al cable de alta tensión, después de la descarga." Recité con voz dulce, amable, con palabras de agua. Sonreí. @
  13. Reí. La joven era valiente. Se estaba enfrentando a un vampiro sediento con cierta arrogancia, y era perfectamente consciente de que yo estaba en una situación de vulnerabilidad. Realizó una breve reverencia mientras se presentaba, y al alzarse rozó mi mano. Su calor corporal me hizo estremecerme. Sabía que podía desestabilizarme en cualquier momento. La joven pelirroja, una vez mi mirada hipnotizante dejó de penetrarla, había huido despavorida. –Mi nombre es Sísifo, –musité, apartándome unos centímetros. Realmente no quería hacerle daño a aquella joven– puedes tutearme, porque estoy demasiado cegado por mis instintos como para cuidar de mi lenguaje. Disculpa mis modales. No me has conocido en el mejor momento. Su acento me enternecía. Me hizo trasladarme a otros momentos de mi vida, dejándome caer en posadas hostiles de lámparas frías y parpadeantes, con colchones incómodos llenos de chinches en las que había pasado noches enteras escribiendo y bebiendo vino. No podía evitar dirigir la vista hacia su cuello. Podía adivinar su pulso en forma de suaves elevaciones de la piel. –"Sobre su piel borrosa, cuando pasen más años y al final estemos, quiero aplastar los labios invocando la imagen de su cuerpo y de todos los cuerpos que una vez amé aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo." Recité susurrando, como acostumbraba a hacer cuando conocía a alguien, buscando qué poema asociaba en mi cabeza a aquella persona nueva en mi vida. Nasha me hacía pensar en el tiempo, en el tiempo como deformación, alteración, pero también en el tiempo como perfeccionamiento, como irremediable ingrediente de una vida que nos construye desde dentro y nos deteriora desde fuera. Olvidé la sed por un instante, concentrándome en esa marea de sensaciones. La humanidad, que yo había perdido hacía tanto tiempo, seguía siendo la cuestión más importante para mi cabeza. @
  14. Seguía escribiendo, tratando de hilar antiguos poemas inacabados con lo que se me venía a la mente en aquel momento. La calma de ese lugar me inspiraba, los chapoteos del agua cuando ascendía unos centímetros para lamer las primeras briznas de césped. Me encantaba el movimiento del agua. Parecía subir para transformar mis recuerdos, como una metáfora de la memoria que olvida a través de las mareas. De repente percibí cómo de la superficie emergía una figura femenina. No me sobresalté, por el contrario, me mantuve muy quieto y expectante, con el bolígrafo suspendido sobre el papel. Aquella mujer, con la ropa mojada pegada al cuerpo, salpicaba cristales efímeros a su paso. Su cabello de color celeste se había adherido en sendos mechones por la humedad, y caía por su frente ramificándose como un circuito de venas azules. Me preguntó por sus zapatillas. Miré a todos lados con tranquilidad hasta divisarlas. Me levanté de un salto y me acerqué hacia aquel par de zapatos, descubriendo una varita a su lado. Giré la cabeza para sostenerle la mirada. Qué descuidada. Me agaché para recoger todas las cosas y se las llevé. –No sabía que estaba permitido bañarse aquí... si no lo haría más a menudo. –Comenté en voz baja, contemplando el lago que había vuelto a su quietud habitual, mientras le devolvía a la joven sus pertenencias. Alargué un silencio por minutos, buscando algo que me recordara a aquella mujer nacida de las profundidades. –"Unidos como nieve a punto de ser agua."–Murmuré, recitando el final de aquel poema de Maillard–, me has recordado a esto. El pelo. El hielo. El invierno. @
  15. Tenía mucha sed. La garganta me ardía y estaba algo mareado por aquella sensación. Cada vez que me encontraba en ese estado acudía al Callejón Knockturn a saciarme. Prefería alimentarme de criminales que de inocentes. Todavía quedaba algo de moralidad en mí, o de eso intentaba convencerme. Mi pasado como psiquiatra había dejado una profunda contradicción en mi interior. Toda una vida dedicada a ayudar a las personas a curarse de sus demonios para acabar convertido en uno de ellos. Vestía una túnica negra y bajo ésta unos pantalones ajustados y una camisa del mismo color, para pasar desapercibido. Mi cabello lucía ligeramente despeinado. Mis ojos brillaban enrojecidos como si dentro habitase el mismísimo infierno, y mi piel estaba surcada de finas venas tortuosas. Desde luego mi aspecto no desentonaba con el lugar: aquellas calles de piedra tosca y polvorienta, oscura, que habían sido testigo de todo tipo de fechorías. Aquellos pasadizos eran el centro neurálgico del contrabando de las artes oscuras. Al cruzar una esquina, encontré a una joven pelirroja. Fruncí el ceño. Habría esperado a una oportunidad mejor, más noble, pero la chica estaba desprotegida y yo demasiado hambriento, así que la engatusé con mis poderes vampíricos para que me mostrase su cuello. Escuché unos pasos provenientes de unos metros más allá, que se aproximaban. Me alerté, y la situación me estresó y me enervó a partes iguales. Necesitaba disfrutar de mi cena. Cuando la persona que se acercaba ya debía estar viéndome pasé la punta de mi lengua por el cuello de aquella desconocida. Noté cómo la invitada intentaba alejarse, así que me dispuse a impedírselo, más que nada por simple diversión. Corrí tan rápido a cortarle el paso que nadie humano hubiese podido distinguir mi silueta. –Buenas noches. No es muy educado colarse en la fiesta de alguien sin avisar. Pero yo soy muy simpático, así que puedes unirte. –Comenté siseando, mostrándole los colmillos. Realmente era todo un juego. Un vestido blanco cubría su cuerpo. Su cabello rozaba sus hombros y se mecía con la brisa nocturna. Su humanidad me inspiraba cierta compasión. Qué extraño debía ser vivir rodeada de sobrenaturales, comprobar cómo el tiempo iba liquidándote sin piedad...– ¿Cuál es tu nombre? @
×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.