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Nexo Peverell

Magos Expertos
  • Mensajes

    455
  • Ingresó

  • Última visita

Acerca de Nexo Peverell

  • Cumpleaños 01/03/1991

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    3
  • Rango Social
    Unicornios de Plata
  • Galeones
    16789
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Familia
    Peverell
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Demonio
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Conocimientos
    - Artimancia
    - Defensa Contra las Artes Oscuras
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Gryffindor
  • Género
    Male

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Logros de Nexo Peverell

Apprentice

Apprentice (3/17)

  • Reacting Well
  • Dedicated
  • First Post
  • Collaborator
  • Week One Done

Insignias recientes

24

Reputación

  1. Se podría llegar a decir que muchas casualidades se estaban dando en estos momentos, para que dos personas a las cuales el tiempo, las distancias y otros factores los habían alejado se volvieran a reencontrar y no se dieran cuenta siquiera de que todas estas conversaciones ya pudieron haberse generado y hasta quizás llegar hacía un punto álgido en repetidas ocasiones. Pero allí seguían los dos conversando como desconocidos. La Potter Black, empezó a contestar las preguntas pero tomando un tono erróneo a la percepción de Nexo. El nunca quiso poner en juicio si debía o no de estar sola en el café, todos sabemos que en este mundo debemos valernos por nuestros propios medios y para ello uno debe de tener tiempos a solas en la vida social. Más bien a lo que se refería era al hecho de que una mujer de su belleza esté sola tomando un té sin compañía de nadie. - No quise decirle que no debía estar sola, me malinterpreta Potter Black. Sino que hay algo en usted que me llama la atención, y eso hace que sea extraño que nadie antes se le haya acercado en este lugar. - Dijo mientras le sonreía. Allí ambos sorbieron un poco de sus bebidas, distintas entre ambas pero fuertes las dos. El Peverell, sintió como el calor del alcohol comenzaba a recorrer su laringe mientras apoyaba el vaso sobre la mesa y con un leve movimiento intentaba acomodar su jopo hacia un lado para que se mantuviera firme, aún sin quitarle mirada a lo que le estaba contando ella. El se daba cuenta que dentro de su cabeza mientras hablaba estaba teniendo cierta discusión interna, ciertos micro cortes en su narrativa y dudas que se le planteaban antes y después de decir algo. Pero había llegado el momento de que él contestará. - Ya le dije de mis intereses señorita, ¿está aquí o no? o, es de esas personas a las cuales se le olvidan lo que se dice en 5 minutos. Mi tarea actual es buscar algún otro elixir que alargue la vida o pueda vencer a la muerte. Y esperarme nadie, que yo sepa. Mi esposa desapareció mucho tiempo antes de que yo comenzase a viajar por todas partes del mundo. Parece ser que lo que dijeron que un Black y un Peverell estaban destinados a fracasar era cierto. - Dijo mientras volvía a sorber un buen trago de la bebida y se detenía por un instante con la vista hacia la calle, para volver rápidamente a sonreírle - Como vera, no he llevado a nadie. De todas formas creo tampoco lo hubiera hecho, esos viajes eran para mi y como usted dijo antes debemos de tener tiempo para cada uno. Ahora usted, ¿tiene algún anhelo en esta vida, alguna fantasia que quiera cumplir o algo? Nexo sorbió un gran trago, hizo una pequeña exclamación de satisfacción mientras apoyaba la bebida en la mesa y luego se llevó la mano a su mentón rascándose levemente la barbilla. Su mirada no se quitaba ahora de la zona comprendida entre su pelo, sus ojos, su boca y su cuello. Mientras que sus brazos, piernas y torso comenzaba a sentir un poco del picor. @ Darla Potter Black
  2. El Peverell pasó un tiempo escuchando los comentarios que realizaba la pelirroja sobre los dichos de él, tanto como la búsqueda en la cual se encontraba realizando, además de los viajes que realizó y sobre cómo debería de llamarla. Mientras tanto, lo invitaba a sentarse junto a ella para que tomaran ambos su bebida acompañados y en el medio de su conversación apareció la bebida del hombre. Era un vaso alto, más grande que una jarra de cerveza y de él se desprendía un olor a almendras amargas, junto con una espuma negra en el tope. - Pues si no espera a nadie y yo tampoco espero a nadie. - Dijo sentándose rápidamente sobre la silla haciendo una pequeña muesca de sonrisa para luego darle un sorbo a su bebida - Muy bien Darla, dígame qué es lo que hace que usted esté aquí sola. No tiene por allí un novio o novia, - en su cabeza prosiguió con un “ o quizás ambos” - uno nunca sabe y no me gusta asumir cosas que no son por lo que se dará cuenta. El hombre se había sentado de una forma muy extraña, su brazo derecho se apoyaba sobre la mesa desde la punta de su codo y su mano sujetaba firmemente el vaso, su espalda se encontraba paralela a la mesa y su brazo izquierdo se apoyaba sobre el respaldo de la silla en la que se encontraba. Pero su cara apuntaba hacía la señorita, para que sus ojos pudiesen desvestirla con la mirada y poder visualizar todo sobre ella. @ Darla Potter Black
  3. Un leve sonido se escuchaba a lo largo y ancho del local, semejante a la tonada de un violín y se ejecutaba con perfección absoluta. Entonaba estrofas de una vieja sonata de la época medieval, aunque se podía presentir que muy poca gente entendía que era lo que se estaba ejecutando. La pelirroja seguía dentro de su mundo interno sin poder verificar todo lo que había a su alrededor, salvo cuando aquella persona que ingresó tiempo después de ella le dirigió palabra. - Cierto aquí es de tarde. Lo que pasa es que estuve viajando por el continente americano y los horarios allí varían obviamente. Paseé por USA, México, Perú, Brasil, Uruguay y Argentina. Todo esto desde hace unos meses, pero sin siquiera quedarme mucho tiempo en un mismo lugar. Pasa que los muggles son muy escurridizos por aquellos lugares. Y por lo del negocio, si lo vi antes de ingresar. Y también pude ver que todos me miraban, ¿se puede saber si llevo encima moco de gusarajo? Una pequeña pausa hizo que el hombre se diera cuenta de la cara de desconcierto de la dama. Y como si todo eso aquello a lo que él pregunto no hubiera existido ella continuó su comunicación con una pregunta válida, hacía tiempo que no aparecía por allí y podía ser que nadie lo reconociera. - Oh cierto, que descortés de mi parte. - Hizo un gesto de cortesía y saludo con su mano - ¿Señorita o señora? Me disculpo por no haberme presentado antes. Ante usted tiene a una de las pocas personas, se podría decir, que ha recorrido el mundo en busca de ciertas sustancias que puedan prolongar la vida o dejarla intacta. Aunque exista la piedra filosofal, no me conformo con ello ya que viene de mis genes. Mi nombre es Nexo Peverell, quien aquí está presente. ¿Usted es? Al momento que el elfo se acercó, junto con la bebida la dama lo invitó a sentarse de forma muy cortés. El Peverell, para continuar con su cortesía - Claro quisiera sentarme, pero no quiero molestarla si usted está esperando a alguien - Mientras que reproducía esas palabras se giraba para visualizar la entrada en busca de ese alguien que pudiese estar esperando la Potter Black. @ Darla Potter Black
  4. El tiempo había pasado, desde el día en que un joven y altanero Nexo Peverell paseaba por el castillo Ryddleturn molestando a Lyra y sus hermanos, hasta este momento donde el cambio se podía notar. Ya era un hombre, tenía una barba bastante robusta, alguna que otra cicatriz en la cara, una expresión severa y austera. Vestía con una remera básica blanca, un short de jean y unas zapatillas negras sin marca alguna. Con aquellas vestimentas podía pasar fácilmente desapercibido por las calles muggles, pero todo era muy distinto en las mágicas. Allí todo el mundo se quedaba mirándolo con desagrado mientras paseaba por las vidrieras de los locales. Fiel a su estilo, caminaba con un paso alargado y seguro, sin detener su marcha mientras miraba las vidrieras y esquivaba a la gente que se ponía a su paso con hábiles y suaves movimientos de cadera. Poco a poco fue dejando atrás los grandes negocios donde los magos se agolpaban, llegando hasta el punto donde lo traía nuevamente a juntarse con los magos, el cartel rezaba “Ranas Lunares”. - Oh Lyra, ¿qué sería de mí sin tí en aquel tiempo remoto? Espero que allí donde estés te encuentres mejor. - dijo el Peverell mientras ingresaba al negocio tirando de la puerta Un pequeño ruido se pudo escuchar dentro del interior, mientras la puerta se abría y daba paso al hombre, él mismo podía ver que el lugar no estaba demasiado lleno. Una fugaz mirada le había bastado para divisar una cara bastante familiar al fondo del negocio. Con suavidad se dirigió hacia allí, mientras en el medio de su camino le pedía alguna cerveza o vino para poder acompañar. - Muy buenas, ¿noches o días? perdón que lo pregunte pero a estas alturas el desfase de horas que tengo hace que no pueda saber exactamente en donde me encuentro. Se encontraba hablando con una peliroja con rulos, la misma ya se encontraba allí sentada y sola.
  5. o.o (? ah siempre hacía lo mismo xD

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    2. Mica Gryffindor

      Mica Gryffindor

      No sé qué pretende ganar xD al menos puede divertirse xD

    3. Nexo Peverell

      Nexo Peverell

      @ Mica Gryffindor Pues aburrido entonces. Aqui o se gana plata u otra cosa. Pero diversión es la que doy yo (?)

    4. Mica Gryffindor

      Mica Gryffindor

      Jajjajajaja no sé qué más podrías tener de ganancia xD 

  6. Mica Gryffindor, avergonzada por todo lo ocurrido, tomó las flores que se encontraban en la punta de la varita, sus manos agarraron con firmeza el tallo de las mismas y llevando el floreado a sus narices. Se tomó unos minutos para apreciar su aroma, el cual era bastante especial diferente a toda que pudo llegar a oler. Acto seguido, sin dejar de tocar con sus manos el tallo de las flores las puso al costado izquierdo de su cuerpo. Nexo le sonrío mientras la Bruja le comentaba sobre su sobrina y el por qué estaban allí. - Así que es toda una mujer, pero necesita de tu protección para poder estar en este lugar. - Nexo la miro seriamente y negó con la cabeza - Si no dejas que cometa ciertos errores no podrá crecer, creó que todos cometemos errores y eso nos hace aprender de ellos. Hasta tu cometes errores y no por ello tienes a alguién cuidándote veinticuatro horas al día. ¿Me puedes acompañar a alimentar a cuatro pobres perros? - Mica asintió ante el pedido. El Peverell al llegar donde estaban los canes se detuvo y se inclinó para acariciarlos, pero mientras se acercaba poco a poco los cuatro salieron disparados. Corrían con la cola entre sus patas traseras sin mirar hacía atrás. Nexo contempló la escena inmovil, desconcertado por lo que estaba ocurriendo en aquel momento. Unos segundos más tarde se incorporaría nuevamente girando para quedar de frente a la Gryffindor y en ese momento una brisa recorrió el sendero de árboles que bordeaban los límites de Chateau haciendo que el aroma volviera a estar presente en el olfato de la dama. - ¿Si soy un Dumbledore? No y nunca lo sería tampoco. - hizo una pausa pequeña antes de proseguir, para elegir correctamente sus palabras - Cierto ancestro suyo en su tiempo hizo caza de las reliquias que tenemos en nuestra familia y ello hizo que les tenga… - se tomó unos segundos pensando en lo que diría - Algún rencor digamos. Pero volviendo a tu pregunta no tengo nada que ver con esta familia y hasta te diría que no se en donde se encuentra la mía ya que hace bastante que no los veo - culminó mostrando como su capa no estaba del todo limpia y mostraba que tenía ya un desgaste por uso. Las nubes aún seguían allí ocultando la luz que reflejaba la luna del sol y en las cercanías en donde estaba el Peverell comenzaba a ponerse más intensa la nube negra que ocultando tanto a él como a Mica. Los doce cuervos mientras observaban desde las copas de los árboles dentro y fuera de circulo negro dispersos para llegar a cualquier eventualidad que podría llegar. - Y tú, ¿cómo te llamas?, ¿de qué familia eres?, ¿eres una Dumbledore? Por último y perdón por preguntar tanto, ¿a qué te dedicas? - En el rostro de Nexo se podría notar cierto interés en aquella última pregunta. @ Mica Gryffindor
  7. te dejo amor aunque no te lo merezcas

  8. - La muerte y yo nos conocemos demasiado bien para que te hagas pasar por ella… Tus respuestas son tan falsas como tú diversión. - palabras vacías de contexto y sentido, ya que no sabía a quién estaban dirigidas - Creí que era un enemigo de la Familia, lo que le hubiera costado la vida, - por los pensamientos del Peverell paso un “Lástima de que carezco de eso” - pero parece que no es más que otro de tus pretendientes, los dejo solos, hay algunos cuartos para invitados si quieren charlar más cómodos. Una vez hecha, su muy mal actuada escena, la Potter Black decidió marcharse dejando atrás su mapa y a su amiga. En el rostro del Peverell apenas se podía distinguir como algo parecido a una sonrisa intentaba salir de la comisura de los labios, aunque por dentro el debate que llevaba dentro apenas comenzaba a florecer. ¿Debería de hacerle pagar por sus palabras? Lo más probable es que si fuera a pasar, pero aún estaba allí la Gryffindor y no debería de dejarla por el momento. - Supongo que había alguien más que esperaba tus flores… ¿A qué vienes por aquí? Dudo que sea a regalar flores a una desconocida o quedarte sentado en el jardín sin hacer nada… - Creo que nadie esperaba flores, ya que tú tampoco las estás tomando. - hizo un gesto nuevamente para que la chica las tomara con sus manos. - ¿Donde es exactamente por aquí? Porque tengo muchas opciones posibles para elegir y responder ante esa pregunta y no quisiera que te conteste lo que tú no quieres la verdad. - sonrío de lado a lado - Y tampoco es que cuando estuviese sentado en el suelo estuviese haciendo nada, siempre algo estás haciendo. Por ejemplo, en aquel momento estaba contemplando varias escenas, se que hay un grupo de chiquillos que pareciera que quieren irse al laberinto que tienen aquí, a tí te dejaron cuidando a una niña, o algo parecido, mientras la persona esta que se acaba de ir enojada creo que con una velocidad nunca antes vista fue a un sitio y vino hasta aquí más rápido que tú y volvió a irse. Creo que no puede llamarse hacer nada, sino simplemente ser observativo supongo. Mientras que ambos comenzaban su charla cuatro pequeños perros marrones se acercaban poco a poco desde el lugar donde Darla había llegado. Parecían que estaban con hambre y cansancio, su dueño seguramente no los alimentaba de forma correcta y no le dedicaba el tiempo necesario en su cuidado. Nexo Peverell pudo divisar como lentamente se acercaban hacía donde estaba intentando de pasar desapercibidos ante su vista, pero no pudieron lograrlo tan bien como ellos quisieron. - ¿Me puedes acompañar a alimentar a cuatro pobres perros? Parece ser que no están en sus máximas condiciones y no quiero que sigan así pobrecillos. - Acto seguido comenzó a caminar en dirección hacía los árboles de su izquierda, alejándose del camino que llevaba a la puerta de la edificación. Los perros se habían refugiado en unas raíces que sobresalían y el Peverell los avistó cuando se ocultaban. Su caminata apenas se podía notar, sus pies se movían por debajo de su capa azul oscura sin siquiera notarse que estaban allí y sus zapatos tampoco dejaban marcas de pisada sobre la hierba, parecería como si estuviera flotando sobre ella. @ Darla Potter Black @ Mica Gryffindor @ Azrael Lycan
  9. La luz tenue de la luna fue disminuyendo poco a poco con la proliferación de frondosas nubes, haciendo que está cada vez tuviese menor reflección de luz sobre la tierra. Las copas de los árboles que bordeaban la entrada de Chateau se agitaban poco a poco en mayor medida. La brisa se había transformado en un viento mayor y se notaba con bastante diferencia, mientras los doce cuervos resguardados ante la vista de los curiosos se movían de rama en rama impacientes por alguna razón. Graznaban fuertemente al unísono intentando dar una voz de alerta pero de un momento a otro todos callaron. - Miren pequeños amigos allí viene una luz en busca nuestra. Parece que no les gusta mucho la oscuridad de los demonios y ni hablar siquiera de la noche - dijo riéndose entre dientes el Peverell. Un patronus con forma de ave, que no se encontraba definido al ciento por ciento comparado a otros, se abría paso hacia la entrada del Chateau recorriendo varios metros de distancia desde el santuario de animales. La luz que desprendía iluminaba el sector por el cual pasaba pero la misma iba disminuyendo poco a poco mientras intentaba llegar a su destino. El ente que había irrumpido en la morada de los Dumbledore seguía allí con su capucha sin mostrar su rostro al descubierto, sentado sobre el mismo pasto esperando mientras la oscuridad se apoderaba de su entorno. Poco a poco la poca luz de la Luna iba perdiendo terreno, pero ya no por las nubes sino que había algo más allí que hacía que su luz poco a poco desapareciese y al acercarse el patronus la oscuridad iba comiendo poco a poco la todo su poder. Aún así pudo llegar hacía su destino reduciendo drásticamente su volumen. - ¿Quién eres? - Fue la primera frase que soltó el ave - La muerte, ¿quién más puede ser? - ¿Qué buscas aquí? - Dijo por último el patronus - Diversión buena, pero no de la que estuvieron teniendo hasta ahora. - El Peverell sonrío, el patronus al terminar de pronunciar las palabras del mago o hechicera le encomendó reproducir había desaparecido y con ello la respuesta nunca llegaría. - Pues creo que se tendrá que conformar con pensar que no respondí, ya que no sé a quién dirigir mi mensaje. - El mensaje era dirigido hacía los cuervos nuevamente y solo ellos lo pudieron escuchar. Mientras que todo esto ocurría la otra figura continuaba en la entrada de la edificación, que los separaba una distancia de doscientos metros de distancia en la cual no se podía escuchar nada de lo que se dijera de una punta a la otra sin un hechizo o un megáfono. Se podía distinguir como estaba un poco desconcertada o desorientada. Miraba la figura de la entrada detenidamente mientras decidía qué era lo que iba a hacer. Al cabo de unos segundos reflexionando sobre qué hacer se armó de valor y emprendió la caminata hacia la entrada. El Peverell fijó su mirada en ella, analizando cada parte de su ser. Buscando alguna debilidad que pudiera explotar y exprimir al máximo en pos de prevenir cualquier eventualidad. Se quedó pensativo fijándose detenidamente en su postura y con que tenía ya la varita en mano, mostrando claramente que sus intenciones eran de luchar ante cualquier eventualidad. Por la cabeza retorcida pasaron varias posibles acciones pero ninguna tan buena como la que haría. Incorporándose lentamente, apoyándose sobre el suelo con ambas manos intentando de no ejercer fuerza sobre la varita, logró nuevamente ponerse de pie. Se quitó la capucha, dejando su rostro de forma más visible pero sólo si estuvieran a una distancia de cinco pasos de él ya que la oscuridad daba un buen refugio a sus rasgos característicos. - Orchideus. - Se escuchó salir de la boca de Nexo Peverell. Mientras la Gryffindor ya se encontraba lo bastante cerca de él. - Para tí, de mí parte. Para demostrarte que mis intenciones no son malas. - Los doce cuervos nuevamente graznaron al unísono mientras que de la varita del Peverell salía un ramo de flores color violáceo y de la boca de Nexo una leve sonrisa - Son algo común, toma tenlas son para tí. - Volvió a insistir de una forma casi amable. @ Darla Potter Black @ Mica Gryffindor
  10. El Chateau continuaban con su su fiesta descontrolada, si bien algunos pudieron percibir un mal presagio se avecinaba, los otros huéspedes ni siquiera habían logrado notar, que allí, una oscura y antigua presencia comenzaba a tomar nuevamente forma por los valles luego de tantos años. Los Dumbledore y sus afines, se regocijaban con comida, bebida, estupefacientes que le nublaban el uso de sus sentidos y los hacía lentos tanto físicamente como mental. Pero dos personas que en algún momento de su pasado sufrieron ese terror vieron a la lejanía de la entrada la silueta del intruso. Sería que venía en paz o estaría ocultando sus intenciones. - Avis. - Se escuchó muy levemente salir de lo que fuese la boca del ser. Acto seguido doce cuervos negros se aparecieron entre los árboles que se encontraban a izquieda y derecha de la entrada. Debido a la poca luz y la lejanía donde fueron invocados nadie pudo notarlos. - Estar atentos a cualquier ataque que pueda recibir y defenderme con su vida. Las doce aves se alojaron en las ramas cercanas en donde estaba parado su invocador, mirándolo y divisando cualquier peligro cercano que pudiese acercase. Mientras el encapuchado dio unos cuatro pasos a la derecha de la entrada, quitando del camino que llevaba a la extravagante entrada de la residencia Dumbledore. Miraba hacía la puerta intentando de ver quien se encontraba allí a unos doscientos metros en la gran puerta principal del Chateau, pero por los gestos negativos que realizaba pareciera que no estaría pudiendo divisarse correctamente. - Bueno siempre uno puede esperar para poder jugar. ¿Ustedes que piensan pequeños? - dijo echando un vistazo hacia los troncos y los doce cuervos comenzaron a graznar en aprobación a lo dicho por su invocador. - Pero mientras aquellas personas de allí se deciden que es lo que quieren hacer... ¿Qué tal hacer nuestra marca característica? - al instante del término de la frase su mano derecha se posó sobre el brazo izquierdo remangando la túnica hasta la altura del codo. Allí se divisó como una vieja marca se encontraba desgastada y disminuida con forma de calavera atravesada por una serpiente. - Otra vez lo mismo, quita de ahí. - La marca se desvaneció y dio lugar a un triángulo, cortado en el medio por una línea recta y círculo que tocada con cada lado. - Ahora sí, mi símbolo. Mientras las palabras salían, una de las personas que se encontraban en la puerta del Chateau se marchaba con rapidez hacía un rumbo desconocido. Se podía notar que tenía prisa por llegar, ya que apenas cambió sus ropas por un color más oscuro. De todas formas allí seguía quedando una persona más, al cuidado de lo que pareciera una pequeña. ¿Qué haría? Intentaría jugar con el destino o se contendría y sería sabía de retirarse antes de que sus viejos miedos vuelvan a ser palpitados. - Peverell. - El extraño pronunció su apellido, mientras que la marca de su brazo comenzaba a tomar mayor definición y color. - Peverell ese es mi apellido, de aquellos que estamos ligados con la muerte. - Acto seguido cayó sentado sobre el césped, quedando sentado con sus rodillas a la altura de su pecho y sus manos aferrándose a ellas mientras sostenía su varita. - La muerte en este mundo mortal no es otro paso que se da para llegar a nuestra felicidad. - Debajo de la capucha se divisó una pequeña mueca de resignación.
  11. En el valle de Loire, a un costado de la vía principal que conduce a Londres se destaca un edificio con forma de castillo. El mismo se encuentra medio derruido por el paso del tiempo debido a que sus últimas reformas y reparaciones datan de los años 1700. Esto pese a que allí viven los jóvenes descendientes de quien puede ser llamado como el mejor director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, pero está claro que nunca llegarán siquiera a ser la sombra del pie izquierdo de Albus Dumbledore. Aún así allí seguían intentando lograr revitalizar el apellido de sus antepasados, realizando tareas muy loables, proféticas y heróicas como realizar fiestas en las cuales todo estaba permitido. Pero no nos centraremos en ellos en estos momentos porque dicen que los muertos vivos estaban cobrando vida una vez más para demostrar que tan equivocados estaban. Mientras la noche transcurría, larga y acogedora como suele ser, en las penumbras de aquel camino que atravesaba Loire se comenzaría a divisar una vaga y diminuta silueta moviéndose con cierta parsimonia hacía Londres. La luz de la luna y de las estrellas se esparcía a lo largo y ancho de los campos pero no lograba penetrar aquella figura, parecería que la misma estuviera actuando como un pequeño agujero negro absorviendo las particulas luminosas que estuvieran en su cercanía. Y no solo la luz se veía reflejado por ese efecto, los animales del pueblo se encontraban alarmados e inquietos, queriendo decir que en los alrededores algo estaría llegando. Poco a poco las luces de las calles se fueron apagando una a una, los perros acallaron sus gruñidos secos y los gatos se refugiaron dentro de sus escondites. El valle quedó en un silencio sepulcral, salvo por los pequeños vestigios de fiesta que venían desde un castillo a una buena distancia. La vaga silueta poco a poco fue tomando forma mientras pasaba por en medio de las casas dejando entrever que de diminuta no tenía nada. Se podía apreciar como poco a poco comenzaba a crecer centímetro a centímetro pasando de tener quizás unos cincuenta centímetros a rondar el metro ochenta, todo esto mientras no dejaba de avanzar robando las partículas de luz que estuvieran cerca de su contacto. Así mismo la silueta difuminada fue tomando corporeidad obteniendo primero lo que podía apreciarse como dos piernas andantes, sumándose al tiempo un torso, unos brazos y una cabeza. Una figura humana comenzó a distinguirse ya para el final del pequeño pueblo a unos quinientos metros del castillo, pero aún no contaba con ojos, boca, naríz o expresión alguna en lo que pareciera su rostro y al principio del pueblo las luces comenzaban a iluminar nuevamente. - Tic... - el sonido saldría con una voz ronca - Tac... - la voz repetía constantemente las mismas palabras meintras caminaba. Tras recorrer doscientos metros ya se podía apreciar mejor a la persona. Lo que empezó como una diminuta silueta se convirtió en un hombre de tez blanca, rostro serio y ojos verdes. Su pelo castaño, medio enmarañado sin peinar, cubierto por la capucha de una túnica color azul oscuro apenas se lo podía apreciar debajo de la luz de la luna, que ahora sí podía brindar todo su esplendor envolviendo en su luz blanca de punta a punta y de lado a lado al ser. La túnica igualmente lograba cubrir a la persona desde el cuello hasta la punta de los pies sin que siquiera se le viera nada de lo que llevaba dentro de ella. Su andar de todas formas nunca cambió. Lento y seguro, sin molestarse a voltear o mirar a los lados, avanzaba con decisión por la calle sin que ser alguno se interpusiera en su camino. No eran oíbles sus pasos, ni siquiera su respiración podía ser distinguible al leve movimiento de una montaña y mucho menos escapaba de su boca algún atisbo de aliento mientras repetía constantemente las mismas dos palabras. - Creo que ha llegado la hora de poner esta luna roja nuevamente y jugar un poco al gato y al ratón. - dijo para si mismo, apenas balbuceando las palabras - Lástima que no estén mis antiguos compañeros de aventura como para poder darnos aquel banquete final que tanto tiempo postergamos. - terminó al pararse delante de la verja del Chateau Dumbledore. La capa se abrió para darle paso al brazo derecho, el cual aferraba firmemente una varita de sauco. Por la mente de la persona pasó una palabra, un encantamiento, pero la verja no se inmuto y en el rostro cambió de expresión, ahora se veía una pequeña mueca parecida a una sonrisa. Un pequeño ruido gutural parecido a una risa emano de la boca, mientras el brazo derecho volvía a su punto inicial y la pierna derecha le daba una patada bastante fuerte la pequeña verja abriendola. El sonido que resultó de esta acción se escuchó apenas a unos cincuenta metros. - Buenas, buenas pequeñines. - dijo en un tono bastante grave, casi gritando miestras su pie derecho pisaba los terrenos. - Parece que tienen una fiesta, pero no la más adecuada por lo visto.
  12. Bla bla bla… nada tomo la importancia máxima para que Nexo quede atento a la escucha. Para él todas las mujeres rehuían a la cantidad de años a los cuales vivían por temor a que la gente pensará mal de ellas y hablarán a sus espaldas. Pero lo que no entendían que era que sus vidas seguían siendo un suspiro ante otras cosas muchísimos mayores, no importaba que fueran muggles, magos, vampiros, etc. todos al fin y al cabo eran simplemente pequeñas luces que duraban más o menos según sus razas, pero ninguna de ellas duraba una eternidad. De todas formas, se notaba que los pequeños vestigios de vejez comenzaban a notarse poco a poco, con pequeñas migajas donde ella pensaba que le habían dicho algo que nunca ocurrió, cuando simplemente le habían comentado que su reverencia ficticia casi le juega una muy mala pasada y estuvo a punto de caerse. Igualmente, al ente le hizo gracia que entendiera todo por la mitad. Estaba acostumbrado a que todos lo tomasen por loco, ya que consigo llevaba más años de vida que toda la humanidad junta y sabía muchas más cosas que los demás por haber visto el comienzo y su continuidad. -¿Lectura?, mira que allí no se encuentran esas caricaturas que tanto te gustan. Tengo entendido que solo se venden en librerías Otakus, en la sección de adultos. – dijo mientras le sonreía, aunque la morocha sin siquiera despedirse se dio media vuelta y se encamino dentro del recinto – Ya veo. Sin emitir ningún sonido, casi como una sombra, acompaño desde atrás a la Malfoy hasta la entrada y se escabullo ante la primera abertura para poder distanciarse poco a poco. Caminaba con pasos largos, re ojeando poco a poco los libros que estaban a su alrededor. Intentando de no llegar a cruzarse a ninguno de los vendedores del lugar que lo aburrirían con las típicas preguntas a los consumidores. -Veremos si es que no te quieres divertir un poco pequeña saltamontes. – dijo en voz baja, mientras estiraba sus brazos, cerraba sus ojos y continuaba caminando – Marco…

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