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Polyta Lupin

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Polyta Lupin ganó por última vez el día 9 Marzo 2014

¡Polyta Lupin tenía el contenido más querido!

Acerca de Polyta Lupin

  • Cumpleaños 29/01/1988

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    2
  • Rango Social
    Unicornios de Bronce
  • Galeones
    7122
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Familia
    Lestrange Lupin
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    120
  • Puntos de Poder en Criaturas
    50
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Leyes mágicas
    idiomas
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Female

Contact Methods

  • Website URL
    http://

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Reputación

  1. Lo  logre wiii . pude entrar a mi cuenta prometo hacerme tiempo para rolear aunque sea poco y solo contigo XD ... ***** soy newie sabes la depre que me genera eso. 

    1. Mael Blackfyre

      Mael Blackfyre

      ¿Polyta? ¿Sos la Polyta que yo conozco? Si es asi, vas a verme y decir "¿Quién es este?" Es que me cambié el nick, soy Elvis.

    2. Samy Lestrange

      Samy Lestrange

      Ya era horaaaa!

      Ponte a escribir! 🤪

    3. Hades Ragnarok

      Hades Ragnarok

      Ah no XD así no se vale, yo también quiero rol... no es justo que solo juegues con la niña Piromaniaca 😔😒

  2. Sintió cómo la chica se colgaba de su espalda y cedió un poco bajo el peso que resultaba, contra todo pronóstico, bastante reconfortable. Aquellas muestras de afecto tan espontáneas y propias de la pelirroja la hacían sentir mucho más cómoda que las paredes del castillo en Ottery o cualquier otro lugar que la gente llamara hogar. Para ella, esas palabra sólo cobraban sentido en presencia de los regaños de Sol o las risas de Sam. - Sí que vine... Se que mis lechuzas suelen ser extrañas, pero pensé que había sido bastante clara en esta - expresó con una mueca extraña en el rostro. Últimamente no estaba segura de cómo comportarse entre adultos, aunque si lo pensaba Sam no era un adulto. -¿Helado o café? Loca querida, estamos en una librería, si tú convences a alguien de traernos una de esas dos cosas, yo te dejo cuidar al bodoque tú sola unos días. Aunque de momento, está siendo cuidado por Black que tuvo a bien recordar que es padre y me pidió tenerlo unos días. - respondió esto último a regañadientes, producto de la tensión que le generaba que el niño estuviera con él. - ¿Me acompañas adentro por algo que leer o prefieres ir a algún otro sitio por ese café o helado o café con helado que pareces querer tanto? - preguntó mientras le revolvía el cabello. Extrañaba tanto esos momentos y esperaba no tener que volver a entrañarlos.
  3. La joven bruja caminaba por las calles de Ottery sumergida en sus cavilaciones. Sin duda, los últimos tiempos habían estado rodeados por la monotonía y ya no encontraba casi motivos para la sonrisa. La maternidad, si bien la había llenado de dicha en su momento, no era lo mismo ahora que el pequeño gozaba de cierta independencia y ya no quería vivir aferrada a ella. Hacer cosas sin él resultaba insólito y creía que el desapego le estaba costando más a Urian que a ella. -Desgraciado Black- musitó en voz baja pensando en el padre de su pequeño, que ahora lo tenía con él por unas semanas. El muy sinvergüenza había comprado a la criatura con promesas de diversión y malcriándolo, cosa que ella no aprobaba. - ¡Bingo! - exclamó con júbilo cuando encontró la librería en la que había acordado reunirse con su prima dentro de unos minutos. Un par de tomos nuevos a su colección quizás la sacaran de su mal humor y además una excursión con Sam por esos lugares nunca estaba exenta de cosas especiales. Miró su reloj y sonrió, como siempre la pelirroja venía tarde o quizás era ella que estaba temprano. Si lo pensaba bien, no estaba segura de la hora que habían acordado y no era que entre ellas dos esas cosas sirvieran de mucho. Si lograban llegar las dos en un mismo día ya era todo un logro, así que se dispuso a mirar la vidriera para no parecer demasiado rara ahí como un pasmarote en medio de la acerca, sólo esperaba que la Lestrange llegara pronto para sacarla de su aburrimiento.
  4. Devolvió el saludo a su prima mientras la miraba con curiosidad. El solo hecho de que pensara que ella madrugaría por voluntad propia era risible. Como una buena Lestrange, las horas tempranas no eran las suyas. Quizás lo madrugador del niño venía de los Black, un motivo más para renegar en contra de ellos. - Él me saca de la cama, he tenido que empezar a levantarme media hora antes si quiero lograr ducharme y vestirme como un ser humano normal. Este pequeño mago no tolera que lo atiendan los elfos, ha sido un esfuerzo lograr que deje de gritar bicho cuando ve a Asturion- señalo la chica mientras pensaba en la cara de tristeza que ponía su elfo al inicio y la resignación con que ahora asumía el particular apodo que su hijo le había dado - Primera lección, mi pequeño y revoltoso hijo, aquí nadie está seguro de quienes son sus padres, pero por las dudas siempre los halagamos -señaló sonriendo mientras pensaba en lo cierto de aquella idea. El mismo Urien quizás nunca sabría a quien llamar papá o aquella palabra le sería del todo ajena. - No he visto a Sol más que en fotos y eso porque Urien no para de gritar tías cada vez que las ve en una imagen. Por eso, había pensado contarle algunas inocentes historias familiares- comentó la ojiazul al tiempo que veía jugar a la pelirroja con el niño. Era sorprendente ver a la siempre alocada Sam jugando de ese modo y lo más increíble es que despertaba en ella una profunda añoranza y ternura
  5. Ashton Black Aquel sitio estaba sacando lo peor de él, pero ver aparecer a su dulce pelinegra era lo mejor que le había pasado, por eso no había dudado en darle instrucciones para irse de ahí. Sin embargo, la forma en que la chica lo miraba y las palabras de la otra mujer habían logrado convencerlo de que las cosas no iban bien y que mantener a su familia unida sería más trabajo del que había pensado en un primer momento. No había alcanzado a responder a los insultos de aquella mujer cuando Sol irrumpió en la habitación y sin mediar más que un par de palabras le quitó al niño para ponerlo en brazos de Polyxena, que parecía mortalmente asustada y frágil. Aquella imagen lo preocupó, la quería y ver cómo su presencia la afectaba lograba hacerlo sentir miserable. Él siempre había procurado hacerla feliz y tal parecía que él ya no podía hacer eso. Sol resultaba extremadamente intimidante cuando quería y tal parecía que lo veía como a una amenaza, cosa que él no pretendía ser. Cuando divisó a su mujer y su hijo sólo pudo pensar en la forma de estar con ellos, porque cuando había perdido a Elena sintió que una parte de sí mismo desaparecía y ahora que podía tenerla nuevamente y, además, conocía de la existencia de Urian, no podía permitir que se fuesen otra vez de su vida. -Señora, lamento haber irrumpido de ese modo en la casa pero espero que entienda que no fue mi deseo lastimar a nadie – dijo mirándola con sinceridad antes de dirigirse a la ojiazul. – Polyxena, quiero que sepas que para mí nada ha cambiado. No puedo entender qué está pasando contigo pero confío en que me busques para que hablemos cuando te sientas lista. Polyxena Lupin Sentía que en cualquier minuto caería desmayada producto de la conmoción de ver a su hijo en brazos de Ashton. Aquella era una imagen que durante meses había aparecido en su mente como un sueño que le daba esperanza pero, al mismo tiempo, la aterraba y era precisamente esta última la sensación que la invadía en esos momentos. Agradecía que Sam estuviese a su lado haciéndose cargo de todo porque ella temía no ser capaz de asimilar aquella situación. Miró a Ashton con el dolor clavado en los ojos. Él exigía que se fuera con él, su novio nunca había sido autoritario y le provocaba daño ver lo que su actitud provocaba en el carácter del chico. Sabía que a largo plazo sería lo mejor y que debía mantener los recuerdos al mínimo si quería mantenerse firme y lograr la paz que se había propuesto. Cuando él pronunció el nombre que usaba en el mundo muggle, sus ojos se nublaron producto de las lágrimas que buscaba evitar y agradeció que la pelirroja no hiciese más preguntas. Tomó a su hijo entre sus brazos, intentando calmarse para que el pequeño no se asustara pero su hijo parecía más bien entretenido con la presencia de tantas personas. Ella, en cambio, sólo esperaba que él se fuese cuanto antes y que escuchara las palabras de Sol. Al escuchar las últimas palabras del chico, las lágrimas la desbordaron. Temía que nunca podría dejar de amarlo y su actitud no la estaba ayudando. - Todo ha cambiado, Ashton, pero creo que mereces entender por qué, es sólo que no es el momento. Algún día quizás, pero hoy no – pronunció con la voz quebrada mientras lo veía empezar a marchar junto a la elfina. ............................................................NAVIDAD ..................................................................................... Polyta Lupin La mañana era bastante fría como lo habían sido las anteriores, sin embargo, ese día a diferencia de los demás no se encontraba de humor para exponerse a las inclemencias del invierno y prefería en cambio disfrutar el día con su hijo. Urian parecía crecer a cada minuto que pasaba y ahora que podía caminar se estaba volviendo ingobernable, era difícil mantener la atención del pequeño en el mismo juego por más de unos cuantos minutos, pero ella tenía que poder lidiar con eso. A fin de cuentas, después de todos los problemas a los que se había visto enfrentada para mantenerlo a su lado, debía tratar de ser la mejor madre posible. Miró al pequeño que en ese momento dormía y se apresuró para vestirse con una larga túnica de invierno y atar su ya largo cabello en una trenza que lo mantenía ordenado. Estaba pensando en aplicar maquillaje cuando el niño reclamó su atención y, con un suspiro de resignación, lo sacó de la cuna lista para afrontar el día lo mejor posible. Tras vestirlo comenzó a bajar las escalas con él en brazos y sonrió cuando él apunto una de las imágenes y comenzó a decir tía, al tiempo que señalaba a las brujas en el retrato. Apenas decía unas cuantas palabras pero esa y bicho, que era la forma en que llamaba a Asturion, era una de sus favoritas. -Sí, mi amor, son tus tías, un par de locas ambas. Tal vez de milagro anden por aquí pero si no podemos divertirnos y te cuento historias sobre ese par- dijo la pelinegra pensando en que esa sería una buena forma de divertirlo. Su hijo amaba los cuentos y las historias de los Lestrange eran sin duda muchas y muy divertidas Así siguió bajando la escalera mientras él no paraba de señalar algunos de los retratos. Estaba convencida de que en alguna caja debían haber fotos de todos los Lestrange o al menos de los que ella apreciaba, porque había cierta chica gato a la que ella preferiría no tener en el precioso tapiz - Asturion, bonito, si puedes llevarme leche con chocolate y galletas para mí y el desayuno de Urian al comedor te lo agradecería- pidió amablemente mientras pensaba en los mejores sitios para buscar su tesoro. Llegó al comedor y miró fijamente un viejo cofre. Era como un milagro de navidad ante sus ojos, estaba casi segura de que ahí habrían muchas de las más entrañables fotos y sonrió ante los recuerdos. Una vez que comiesen ya se encargaría ella de ilustrar a su niño de todo lo que un verdadero Lestrange era o podía ser. -
  6. Ashton Black El joven vio como la mujer lo dejaba ahí, sin dar mayores explicaciones. Era raro que alguien de la familia de su novia se comportase de aquel modo o por lo menos a él se lo parecía, pues su chica actuaba siempre con una educación que a veces llegaba a ser exasperante. Sin embargo, lo más importante es que no creía lo que Sol le había dicho, estaba seguro de que Polyxena se encontraba ahí y descubriría el motivo por el cual no había acudido a recibirlo. Con cuidado y temiendo que la mujer volviera, comenzó a abandonar la estancia para dirigir sus pasos al piso superior donde solían ubicarse las habitaciones. En medio del camino, su mirada se vio atraída por la pareja que se besaba y su gesto se llenó de desaprobación. Debía sacar a su familia cuanto antes de aquel lugar donde el decoro parecía estar ausente del todo. Subió y comenzó a abrir puertas con sumo cuidado, procurando no hacer ruido para no llamar la atención de quienes pudiesen estar en el castillo. Más de una vez había querido lanzar imprecaciones frente a las cosas que veía, no podía entender cómo la cándida chica que él conocía podía encajar en un sitio tan perturbador. Debía sacarla a ella y al niño cuanto antes de ahí. Polyxena Lupin Sonrió a la pelirroja. Pedirle a la persona más loca que conocía que la ayudase a mantenerse cuerda podría parecer un poco extraño, pero ella sabía que su prima jamás la dejaría sola. Podía confiarle su vida sabiendo que Sam la cuidaría más que la suya propia. -Lo peor es que si sé lo que estoy haciendo – dijo mientras observaba con cuidado el dije que colgaba de su cuello. Ella siempre amaría a Ashton, de eso no tenía ninguna duda pero tras lo pasado con su padre biológico, el eco de las palabras que éste había pronunciado antes de desaparecer sin dejar huella era más fuerte que nada y no encontraba fuerzas para luchar contra lo que ella consideraba su maldición personal. - Creo que lo mejor sería ir con Urian. No sé si Sol sea capaz de detener a Ashton, existe además la posibilidad de que la haya embaucado con una sonrisa y de que mi romántica tía crea que estoy loca por dejar a un hombre así. Este silencio comienza a preocuparme – comentó mientras dejaba atrás la biblioteca junto a una pelirroja que seguramente no comprendía ni la mitad de sus balbuceos. Cuando entró en la habitación sintió como su mundo se detenía. Frente a ella se encontraba Urian en brazos de su padre y el pequeño parecía totalmente complacido. Con su suerte, un sentimiento muy lejano del que la embargaba a ella, que parecía a punto de desmayarse y cuya piel se había tornado aún más pálida mientras se debatía entre el deseo de quitarle a su pequeño o el deseo de grabar esa imagen en su mente, junto a los dulces recuerdos que tenía de ese hombre.
  7. Polyxena Lupin Miró a su tía con la duda pintada en los ojos, pero ella era quien le había pedido que lo resolviera todo y eso se debía a que confiaba en ella. - Muchas gracias Sol por hacer esto, ahora mismo no me siento en condiciones de hablar con él - musitó ella con voz sombría mientras veía cómo la mujer bajaba para cerrar una parte de su vida a la que ella no tenía el valor de darle la espalda. Sol había dicho que ella no estaba enamorada y si bien eso no era del todo cierto, la verdad era que sus miedos y su necesidad de proteger la frágil estabilidad que había alcanzado junto a su hijo era mucho más importante que los sentimientos que pudiese albergar por Ashton, que sin duda estaría en el piso inferior con esa sonrisa tan suya esperándola. Deseaba con todas sus fuerzas que no se portara de modo grosero con su tía, aunque quizás eso fuese lo mejor para poner una barrera entre ellos. Pese a que la Lestrange había declarado que él no podía obligarla a estar a su lado, ella era muy consciente de las artimañas que su ex novio podía utilizar. No en vano habían estado juntos mucho tiempo y si resultaba implacable en el mundo muggle no quería imaginar cómo sería ahora que estaba en su elemento. Miró al egipcio y a Sam de modo intermitente, sintiendo como el desasosiego se hacía parte de ella. Con pasos lentos caminó hacia la pelirroja y la abrazó, necesitaba sentir el cariño de alguien que sabía que pese a todo siempre la querría. Estaba a punto de entrar en una de esas crisis suyas y no podía permitírselo cuando tenía a Urian a sólo unas puertas. Ahora no sólo era ella y sus deseos tendrían que esperar. - Sam, prométeme que si enloquezco no dejarás que nada malo le pase al bodoque. Por favor, prométemelo - pidió mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Ashton Black Había pasado un par de días asimilando la idea de que su novia muggle, aquella que se fuese sin dejar rastro y sin explicaciones, era una bruja y tenían un hijo. Él, que siempre se había considerado un purista y que no concebía la idea de convivir con los muggles, se había visto obligado a esconderse en un pequeño pueblo y a intentar vivir como uno de ellos. Lo que no esperaba era enamorarse de una pequeña mujer que parecía siempre rodeada de un halo de tristeza y que tocaba una guitarra en la plaza para conseguir dinero. Era muy bonita y su aspecto frágil y dulce logró captar su atención y así, sin darse cuenta, cada día dirigía sus pasos al lugar en que ella tocaba hasta que un día la invitó a un café, que ella había dudado en aceptar, pero que se había convertido en el inicio de una hermosa relación, una cuya única sombra era la verdad acerca de su origen o eso pensaba él hasta hacia sólo unos días. Polyxena Lupin, ése era el nombre de la chica que en el mundo en que habían estado juntos era Elena, pero ahora lejos de las mentiras necesitaba verla y hablar con ella, conseguir que retomaran aquello que él creía perdido y que gracias a Merlín esperaba volver a tener, por eso no podía dilatar más su visita a la casa de la joven. Se puso de pie al ver a una mujer que irrumpía en el salón, él ceño fruncido. Él había ido hasta la casa a ver a Polyxena y había sido muy claro con el elfo, no entendía por qué su dulce novia no estaba en ese momento recibiéndolo como solía hacerlo en aquella casa que habían compartido en el mundo muggle. Toda la situación le parecía muy extraña y él no estaba acostumbrado a que las situaciones lo sobrepasaron de aquella forma. De por sí, había sido muy duro darse cuenta de que la mujer que quería era una bruja y de que tenían un hijo, pues estaba prácticamente seguro de que él bebe que la pelinegra sostenía aquel día que se habían visto era suyo. - Buenos días, señora, mi nombre es Ashton Black - saludó mientras intentaba recobrar la compostura. Además de seguro esa mujer pertenecía a la familia de su novia y no podía empezar con mal pie si quería cumplir su objetivo.
  8. El grito de su prima puso una sonrisa en su rostro. Escucharla usar su nombre completo era extraño pero le sentaba bien, después de todo sólo los miembros de la familia sabían cuál era el horrible nombre tras su dulce apodo. Miró al pequeño que sonreía y con su manita indicaba al extraño hombre que con su presencia parecía llenar la estancia. Era extraño sin duda, pero ahora que la pelirroja le había explicado su procedencia podía respirar más tranquila. Al menos el hombre semidesnudo no formaba parte de ningún proyecto de despedida de soltera o de fiesta libertina, porque de ser así tendría que llevar a su inocente pequeño a otro sitio. Pensaba en todas las maldiciones que conocía, pero estaba segura de que si el libro había persistido durante tantos siglos y llegado hasta una casa donde la magia negra no era poco común, sin duda era indestructible y el único poder contra el que ningún tipo de magia podía hacer nada era el amor. La condena de ese hombre sería eterna, pues estaba segura de que si intentaban matarlo a él, que ahora estaba fuera del objeto, resultaría igualmente imposible. La verdad, la única salida que ella veía era volver a encerrarlo en el libro y cargar con el problema a alguien más. Después de todo, un libro tan bonito como aquel podía ser fácilmente vendido en el mercado negro o un buen regalo para alguno de esos "amigos" que procuraban mantener cómodos y contentos - Abajo pequeñajo, explora un poco, a mamá le pesas - dijo poniendo a Urian sobre el suelo y éste no tardó en comenzar a gatear por el lugar. Después de todo, era un enano curioso y pasaba más tiempo del recomendable solo o teniéndola a ella por única compañía. Se sentó intentando comprender algo más de la historia de su visitante. Ciertamente parecía triste y al parecer su presencia había logrado alterarlo más. Lo que era extraño, pues ella solía transmitir más paz que las otras dos mujeres que eran un torbellino constante de ideas y energía. El misterio de aquel hombre constituía un verdadero problema para ella, con él en medio no podría explicarle a las Lestrange lo que estaba pasando y mucho menos pedirles ayuda. Ponerse a hablar de su vida romántica, si es que lo que le pasaba podía ser definido de ese modo, justo frente a alguien que estaba maldito por causa del amor era más cruel de lo necesario. Por eso era imperante que encontraran alguna solución, aunque sabía que su idea de darle el problema a alguien más no sería bien recibida por nadie. Las últimas palabras del egipcio eran raras . Corazones puros y amor profundo en la Lestrange... seguro la maldición estaba comenzando a fallar después de tantos años o quizás su tía estaba en pareja y ella, que vivía encerrada en su propio mundo, aún no lo sabía. Miró a la pelirroja pero, si bien su prima tenía un buen corazón, jamás la había visto enamorada. Si lo pensaba, ni tan siquiera la había visto coqueteando. Estaba a punto de hablarle a Sol cuando su pequeño le tiró la falda y la miró con esos ojos enormes idénticos a los de Ashton y por un momento el temor se apoderó de ella. Quiso preguntarle a las mujeres hacia cuanto que tenían a esa visita pero sus palabras formaban un nudo espeso en su garganta. Si todo aquello tenía que ver con el padre de Urian, tal parecía que el Egipcio pronto vería morir un nuevo amor, uno que no estaba destinado a ser por que ella rechazaba por completo la idea de una familia. No en vano había huido cuando el Black que en ese momento tenía otro apellido había pedido su mano en matrimonio, no en vano se había negado a estar con él cuando descubrió el embarazo. Ella había renunciado al amor porque sabía que tener amor y una familia eran ideas incompatibles, si estaba ahí para presenciar el dolor de la muerte de un amor, quizás fuese una visita más breve de lo esperado. Y así como si fuese una premonición, su elfo se apareció en el cuarto con los ojos abiertos de par en par. - Señorita Lupin, el señor Black espera en la puerta y pide verla - anuncio Asturión con voz temblorosa y tomando al niño entre sus brazos, pues éste ya se había acercado a él y apretaba sus piernas con cariño. - Dile al señor Black que en unos minutos estaré abajo, pero antes pon a Urian en la cuna y procura que alguien esté con él hasta que nosotras bajemos -pidió con voz suave mientras posaba su mirada en Sol decidida a soltar de golpe - Sol, creo que debo ser breve: el padre de Urian, que según yo era un muggle, resultó no serlo. Nos hemos topado en Diagon, ha visto a Urian y está decidido a casarse. Cree que huí para ocultarle que era bruja y yo me asusté y no supe qué decir. Tienes que convencerlo de que no puedo casarme con él o ayudarme a huir, no lo sé, sólo se que no puedo casarme con Ashton - pidió con ojos suplicantes y la voz entrecortada, mientras trataba de acomodarse el vestido lo mejor posible y de controlar el temblor de sus manos.
  9. La joven pelinegra se encontraba dando vueltas por toda la habitación como un pequeño animal enjaulado. Sus pasos estaban cargados de una energía nerviosa que le impedía concentrarse en nada que no fuese la cara de aquel hombre, ese rostro se aparecía frente a ella para perturbarla. Llevaba más de un año sin ver aquellas facciones pero el sujeto del pueblo no podía ser otro el padre de Urian. Estaba en el Callejón Diagon, lo que indicaba que no era un simple muggle como le había hecho creer, aunque si debía ser honesta ella tampoco se había dedicado a explicar sus orígenes. Miró al niño que dormía tranquilamente y se maldijo a sí misma. Esa criatura pequeñita era su adoración y la quería sólo para ella, había estado convencida de que dándole un padre Muggle se evitaría futuras complicaciones pero, por la mirada que Ashton les había dedicado, era claro que su sueño idílico se desmoronaría en poco tiempo a menos que, como siempre, armara con celeridad sus maletas y se alejara del castillo cuanto antes. El problema con ese plan era que ya no estaba sola y exponer a su hijo a algo así podía ser peligroso. No sabía qué hacer, las pocas palabras que había intercambiado con el mago la habían llenado de pánico. Era el hijo de gente influyente y, aunque ella no lo sabía, la idea de ser padre le parecía maravillosa, sobre todo ahora que sabía que ella era una bruja como el. Muy a su conveniencia el joven había interpretado su huida como producto del miedo de reconocer que era una bruja pero pensaba que como los dos pertenecían al mismo mundo podrían llegar a construir una familia. En medio de todo el miedo que la había asolado, no se vio capaz de contradecir aquellas escenas tan pintorescas que él parecía ver en su futuro y la forma en que Urian sonreía logró hacer que se sintiera culpable por alejarlos y por saber que nunca podría estar con Ashton. Aquello que compartieron estaba lleno de buenos momentos, guardaba buenos recuerdos de su tiempo juntos, pero para ella siempre había tenido fecha de caducidad. Era una relación destinada a terminar tal como todas las que tenía. El que de aquello hubiese nacido su hijo cambiaba las cosas, eso era innegable, renunciar a parte de su naturaleza era un sacrificio que ya no la incomodaba pero no podía poner su vida en manos de alguien más. Ahora no podía dejar de temer el momento en que se presentase en la casa a dejar claras sus intenciones a la matriarca de la familia que, como él mismo, en sus anticuadas palabras señalase, era la que debía darle consentimiento para casarse y darle su apellido al bebé que gracias a Merlín era suficientemente pequeño. Miró las puertas de su habitación, quizás lo mejor fuera ir en busca de Sol para explicarle lo que sucedía y rogarle que echara a aquel sujeto con cajas destempladas ni bien lo viese aparecer en el lugar. El único inconveniente que veía a eso era el apellido del joven, que lograba siempre que su tía se alterara. Era casi imposible que alguien apellidado Black saliese perdiendo frente a la pelinegra y, peor aún, su tía era una romántica y estaba casi convencida de que la invitaría a aceptar las atenciones del sujeto. Por eso era necesario buscar también a su prima, confiaba en que ésta pudiera aportar un poco a su causa y ayudarla a salir del lío en que se había metido. Eso le pasaba a ella por dejar de ser la joven tranquila y recatada que siempre había sido. Estaba segura de que si los hombres de la familia aún siguieran ahí, ella sería incapaz de mirarlos a la cara. Se armó de valor y tomó al pequeño entre sus brazos. Urian siempre lograba animarla y darle valor, sólo esperaba que las cosas marcharan bien. Las voces la guiaron en dirección a la biblioteca, lo que suscitó su interés. Era extraño que alguien usara esa estancia, no por que no fuesen buenas lectoras sino porque había pertenecido a Lord Lestrange y albergaba cosas bastante macabras que ellas preferían evitar. Algo peculiar ocurría ese día pero no podía retrasarse más para hablar con ellas. Pasase lo que pasase tendría que lidiar con eso también. Empujó las puertas y sus ojos fueron directo hacia el extraño que parecía sumergido en una narración romántica. Evitando llamar la atención lo escuchó, no podía ser verdad, na historia trágica de amor no era precisamente lo que necesitaba para predisponer a su tía a su favor, pero bueno asi era la vida. - Buenas tardes - saludó con la voz dulce que ponía cada vez que quería conseguir algo.
  10. La pelinegra se encontraba terminando de acomodar su cabello en una complicada trenza cuando el ruido de explosiones la hizo dar un brinco en el asiento. Sabía que se trataba de su prima haciendo de las suyas pero eso no evitaba que se sobresaltara con los ruidos, además no hacía mucho que Urian dormía y, con lo que le costaba conseguir que el niño conciliara el sueño, estaba rogando que no se despertara para tener un poco de tiempo para sí misma. Miró hacia la cuna pero él seguía durmiendo tranquilamente, agradeció a Merlin que así fuese y se dirigió hasta el armario. Pronto celebrarían una fiesta y ella no estaba muy segura sobre qué usar en el evento; aún quedaba algo de tiempo para aquello, de momento tendría que pensar en hacer compras urgentes, su guardarropas era muy limitado y la mayoría de la ropa era de temporadas pasadas, lo que sin duda disgustaría a la siempre elegante matriarca. A fin de cuentas no podían culparla, el último año con suerte había podido dedicarse tiempo a sí misma porque era muy aprensiva respecto a con quién dejaba a Urian e ir de compras o a un spa con el niño resultaba casi imposible e incómodo. Miró un vestido azul que se ajustada a la parte superior del cuerpo y caía hasta las rodillas, decidió que ese era lo bastante adecuado como para pasear en el castillo y lo suficientemente cómodo para no temer que un descuido revelara algo inadecuado, así que se lo puso con calma revisando su imagen en el enorme espejo de la habitación. Lucía bien, lo que era una mejora significativa con los últimos tiempos, el hecho de tener el cabello peinado como antaño le parecía especialmente reconfortante. Su reflexión se vio interrumpida cuando sintió el llanto de su hijo, por lo que se apresuró a sacarlo de la cuna. Urian estaba precioso con su camisa verde a juego con sus ojos y el pantaloncito que lo hacía lucir tan elegante como un bebé podía. Ella tenía la manía de vestirlo como un pequeño caballero porque era su principito y debía lucir como uno. Con cuidado le acomodó el poco cabello que lucía y le dio un beso en la mejilla que tuvo por respuesta unas risitas y movimientos de bracitos que la hicieron sonreír, su hijo era sin duda adorable. Lo miró, pensando en si sería adecuado bajar. Después de todo, no quería que viese a la pelirroja en plena acción. Su mente era aún impresionable y, después de las cosas que había dicho la Lestrange la última vez, no estaba segura de que fuese conveniente exponerlo a la genética familiar tan pronto. Decidió que tarde o temprano veria el desastre, además con algo de suerte se le quedarían también los buenos modales de su tía abuela Sol, a la que ella no veía hacía ya bastante tiempo. Tomándolo en sus brazos y cogiendo un pequeño bolsito con jueguetes se dispuso a bajar. Si necesitaba algo más, su elfo se haría cargo. - Hola familia, ¿cómo están? - habló con voz calmada, saludando a las brujas y viendo cómo el pequeño se agitaba en dirección a su prima, gesto que la hizo sonreír al darse cuenta de que el pequeño era capaz de reconocerla.
  11. Hola tengo una gran duda ya he cursado la academia ... un par de veces pero ahora que entro después de un tiempo la verdad es que hay mil cosas que no entiendo me siento completamente aturdida así que quería saber si podía volver a cursar para re adaptarme a todo esto.
  12. La joven caminaba tranquilamente por las calles del pueblo, no era capaz de recordar cuando había sido la última vez en que había disfrutado de un momento de paz tras el nacimiento de Urian. Quería mucho a su hijo, de eso no cabía duda, pero la energía del pequeño lograba agotarla por completo, sobre todo en el último tiempo, por eso el que su amado elfo Asturión se ofreciera a hacer de niñera era algo que ella no iba a rechazar. Su mirada se paseo por los locales sin que ninguno llamara especialmente su atención, quizás porque la gran mayoría los había visitado en otras oportunidades y a ella le gustaba innovar; o quizás solo tenía que ver con el hecho de haber pasado mucho tiempo encerrada en el castillo sin ningún adulto con el que hablar o a quien ver. Estaba concentrada en eso cuando algo llamo su atención , los deportes no eran lo suyo pero en aquel negocio trabajaba una de las pocas personas que ella recordaba con cariño ademas quizás un juguete pudiese ayudarla con la inagotable energía de su hijo. Decidió entrar y ver si tenia la suerte de encontrar a Hades en el lugar. Un joven con la piel sorprendentemente pálida , rasgo que se acentuaba por su oscuro cabello se acerco hasta ella logrando que se congelara en el lugar ante el color de sus ojos que si bien eran bellos parecían carecer de sentimientos , asustada decidió que lo mejor seria dejarle ver el motivo de la visita y salir cuanto antes si es que su amigo no estaba y si lo encontraba ya le recomendaría mejorar un poco a su planta de trabajadores aquel chico le ponía los pelos de punta. - Buenos días quiero ver una escoba , pero antes quisiera hablar con Hades , si fueses tan gentil de llamarlo - pidió ella con cortesía mientras sacaba un caramelo de la cartera y lo comía para calmar sus nervios.
  13. - Buenas noches es lo único que puedo decir sin lanzarte un hechizo, pero seré paciente el día de hoy porque no quiero asustar al pequeño que por cierto no se ha roto - respondió la bruja de un solo tirón sin siquiera detenerse a respirar pues la actitud de la pelirroja la enojaba mucho, hablaba de colarse en habitaciones y violentar la privacidad ajena con toda soltura como si aquel gesto no fuese un acto delictivo del mas bajo nivel. La Lupin concentro toda su energía en el pequeño bebe en sus brazos que se revolvía ansioso por acercarse a la hoguera tal parecía que el niño compartía la fascinación de su tía por el fuego, un mal que su madre trataría de erradicar cuanto antes para evitar situaciones como aquella en un futuro después de todo tenia posesiones que valoraba mucho y no quería que ardieran por culpa de algún juego de Urian. - Hola Sol ¿Como estas ? - habló nuevamente esta vez con mas calma pues su tía aun no conocía a su hijo y en las actuales circunstancias quería evitar que la pelinegra dejara ir todo el carácter propio de los Lestrange y no solo sus pertenencias alimentaran el fuego si no que ser ella misma una cena tardía para las criaturas del lago , eso si contaba con que quedara algo de ella. Con cuidado y tras lanzar un hechizo protector puso al niño en el piso permitiendole desplazarse y contemplar el lugar mientras ella agitaba suavemente los brazos adormecidos tras cargar por tanto tiempo con el peso de su regordete hijo.
  14. Volver a casa era una de esas cosas que siempre la intranquilizaban ella se había pasado la mitad de su vida de un lugar a otro hospedándose en cualquier sitio que le pareciera adecuado e incluso en algunos que nadie podría considerar adecuados pero ir al castillo significaba asumir una implicación emocional que no estaba segura de poder controlar mucho menos cuando en sus brazos estaba Urian a quien no podía dejar al cuidado de nadie y quien tendría que acompañarla si de verdad quería evitar que sus cosas perecieran a manos de su loca y pelirroja prima. - Veras pequeño mio tu tienes una tía un poco loca que de vez en cuando quiere ***ernos un poquito y esta vez amenaza con quemar cosas que no puedo ni quiero perder así que iremos a un sitio especial creo que te gustara antes jugabas en los jardines - Explicó la muchacha a un balbuceante bebe que solo la miraba con expresión de duda, como si la cara y los gestos que su madre hacia lo desconcertaran aunque siendo un niño de menos de un año quizás solo fuese sueño o alguna otra cosa que la joven madre no atinaba a comprender en su actual estado de preocupación, La Lupin se encontraba indecisa sobre el modo de viajar la ultima vez el autobús noctambulo logro que el pequeño Urian dejara un desagradable regalo sobre su ropa pero la mayor parte de los medios de transporte eran inseguros y dudaba que alguien hubiese pagado por las conexiones de red flu así que se vería obligada a usar la moto para llegar a casa. Entro en el pequeño lugar que alquilaba y puso en un bolso las cosas básicas de su hijo ademas de un par de juguetes y en una pequeña cartera encantada deposito ropa limpia y algunas cosas vitales para si misma después de todo nadie sabia cuanto tiempo podría llevar aquel asunto - Bueno pequeño te llevare a casa espero tu tía Sam no logre asustarte - murmuro con suavidad al tiempo que pisaba fuerte y la moto comenzaba a elevarse llevándolos a ambos hasta la casa familiar. Cuando sobrevolaba el lugar una fogata llamo su atención indicándole que las palabras de su prima eran reales y no solo vanas amenazas ya vería esa bruja cuando tocara suelo nadie tomaba sus cosas sin su permiso y se quedaba sin escarmiento. Con toda la calma que pudo aterrizo a unos metros de la fogata, ya estando en tierra no era difícil reconocer a las dos figuras que se encontraban iluminadas por las llamas , junto a la malechora se encontraba Sol y aunque pensaba que la pelinegra estaría furiosa nada en su gesto parecía revelar enojo quizás el asunto no fuese tan terrible. - Buenas noches - saludo con voz gélida mientras miraba algunas de sus posesiones a un pie de la fogata , mas valía que cuando revisara su habitación no faltase nada o no quedaría piel sobre los huesos de la loca que tenia por prima.
  15. Miró con una sonrisa la foto, era realmente extraño que Sam pudiese recordar la historia de aquella extraña imagen pero después de todo la pelirroja tenia una memoria sorprendente. Se alegraba de sobremanera de que siguiera actuando con normalidad y que la presencia del niño no le molestase aunque no sabía si eso era algo bueno al menos le daba un poco de tiempo para prepararse a una reacción indefinida pues con su prima todo era un misterio. Acaricio la pelusa negra que su pequeño tenia por cabello y se dirigió hasta el sofá, Sam parecía sumergida en una de sus etapas melancolices y el álbum de fotografías de cuya existencia no estaba enterada, parecía contener archivos de momentos extraños y vergonzosos es decir de la vida familiar en general , siempre se preguntaba porque ella había ido a parar en ese sitio cuando su personalidad distaba tanto de la de los demás miembros pero con el tiempo eso resultaba un mero inconveniente después de todo en esa casa de locos todos parecían quererla mucho, Sus pasos se detuvieron de golpe al oír lo que la chica decía, era un golpe de agua fría completamente inesperado a pesar de ser pequeño y de que sus rasgos aun no estuvieran definidos Urian era muy parecido a ella.Suspiro pesadamente , era hora del temido momento lo único bueno es que no era en medio de una reunión familiar al completo y que podría correr antes de que la suma inquisición acabara con ella , había cien o mas preguntas que no podría responder sin generar la ira de la familia pero postergar el momento no serviría , ademas contaba con que la ternura del pequeño ayudase a conseguir una aliada en su prima favorita. -- Veras Sam el pequeño se llama Urian y no es que tenga problemas de dinero , él es mi hijo -- pronuncio en apenas un susurro pero sabia que ella llegaría a oírla sin problema
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