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Samy Lestrange

Magos
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Acerca de Samy Lestrange

  • Cumpleaños 28/11/1991

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    2
  • Rango Social
    Unicornios de Bronce
  • Galeones
    567
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Familia
    Lestrange
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    20
  • Puntos de Poder en Criaturas
    0
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Conocimientos
    Leyes Mágicas
    Encantamientos.
  • Medallas
    0

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Slytherin
  • Género
    Female
  • Location
    Mi mundo o.o

Contact Methods

  • MSN
    judit_091@hotmail.com
  • Skype
    bby1291@hotmail.com

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Logros de Samy Lestrange

Apprentice

Apprentice (3/17)

  • Well Followed
  • Dedicated
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  • Reacting Well
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71

Reputación

  1. La bruja sonrió al escuchar la siempre presente discusión sobre la confianza con la servidumbre. Si algo su madre jamás permitiría, era que alguien criticara o despreciara su relación con su elfina/madre, mucho menos Alexander. Esas dos estaban unidas hace tantos años y por lazos tan fuertes, que ya hasta se había acostumbrado a considerar a la criatura como casi una abuela. Cosas raras que pasaban en esta familia... — Te quejas demasiado para alguien que recién acaba de llegar a una casa que no es la suya... Si te preocupa tanto ser tratado como "familia" — acentuó sus palabras haciendo la mímica de comillas con sus dedos, ya que esa palabra acababa perdiendo significado de tanto repetirla — deberías saber primero cómo tratamos a la familia. No recuerdo haber cruzado una sola palabra amable con mi hermano o mi padre en los últimos 10 años... ¡Y mucho menos con mi abuelo! Así que ya para con las quejas. No entendía por qué tanto escándalo. La falsa cortesía no era un talento que estuviera en su haber. Nunca le había gustado tener que fingir que alguien le agradaba o que era feliz con la presencia de alguien que en realidad no le importaba. No era un requisito obligatorio con su familia de crianza, de hecho las muestras de cariño eran casi mal vistas, salvo contadas excepciones. Y Sol jamás la había obligado a adoptar esa costumbre. Era ella quien se ocupaba de todos esos aspectos sociales y la Lestrange lo apreciaba. — ¿Qué podría ganar alguien como él viajando al día de la muerte de alguien como Lestrange? — La pelirroja miró a su madre arqueando una ceja con gesto interrogante. — Pues... se me ocurren muchas teorías. — Levantó su mano y comenzó a enumerar con sus dedos: — Quizás conocer la ubicación de algún tesoro oscuro y terrible que oculte Lestrange... Intentar salvar su sucio pellejo de la muerte para conocer a tu querido papito... Un extraño ritual para encerrar su magia y usarla para el mal... Darle aviso para que tenga tiempo de preparar un horrocrux... Una buena manera de mantener a su familia a salvo era siempre pensar lo peor de todo el mundo. Era fácil una vez que te acostumbrabas a hacerlo. Te daba espacio para preparar emboscadas y represalias cuando una de todas tus teorías estaba en lo correcto. — Y dicho esto, hay una cuarta opción: Haydie, ¿puedes llevarme galletas y café a la sala? Puedo comer con Malik mientras ustedes piensan y deciden qué hacer — se alejó de la extraña pareja y murmuró con una risita — preferiblemente vestidos.
  2. Samy Sam no podía evitar ese extraño sentimiento de orgullo cada vez que su madre se rebelaba ante cualquier mandato de su padre. Sabía que ya hacía tiempo la bruja había roto ese cascarón de obediencia sumisa en la que el Lestrange la había encerrado por años, pero también sabía que no podía resultar sencillo llevarlo a la práctica. Aún así, Sol se reforzaba cada vez más en su actitud rebelde contra su progenitor, lo que la hacía feliz. La idea del abrazo fraternal a Lord Lestrange le dio un ataque de risa. No sólo por la idea de alguien intentando abrazar a un fantasma, además la idea de cualquier ser vivo intentando ser cariñoso con una criatura tan pedante y orgullosa le resultaba ridícula. Eso y que el sujeto lo utilizara como excusa para poder tocar a Sol. Nunca era buena idea combinar a los hijos de Lestrange en la misma habitación. Se aclaró la garganta para recordarles que no estaban solos cuando notó que Sol no se estaba negando precisamente. — ¿Qué te hace pensar que nos sentiríamos tentadas de matar al monstruo? — La pelirroja arqueó una ceja ante la insistencia del mago. — Sospecharía mejor que tú tienes intenciones de tomar acciones contra tu supuesto padre, ya que vienes aquí declarándote como su hijo y promoviendo la idea de viajar a ese momento, y pareces tener demasiado interés en ello. Nosotras ya conocemos el final de la historia, el cómo terminó así no es que cambie mucho el final. Merlín no quisiera que por un minuto acabaran sintiendo lástima por aquella alma desgraciada. Eso no significaba que ambas Lestrange fueran incapaces de realizar ese acto como tal… Sabía que ambas podrían si lo quisieran. Lamentablemente, Sam quería más a Sol de lo que odiaba a su abuelo, y sabía que Sol aún sentía cosas por él. Si hiciera algo así, no podría estar segura de su madre no recordaría ese hecho cada vez que la viera y comenzara a odiarla. Tener sentimientos era un asco. — Tal vez deberíamos llevar a Malik para que disfrute del momento. Debe ser frustrante para él tenerlo cerca y no poder arrancarle un trozo.
  3. Lo  logre wiii . pude entrar a mi cuenta prometo hacerme tiempo para rolear aunque sea poco y solo contigo XD ... ***** soy newie sabes la depre que me genera eso. 

    1. Mael Blackfyre

      Mael Blackfyre

      ¿Polyta? ¿Sos la Polyta que yo conozco? Si es asi, vas a verme y decir "¿Quién es este?" Es que me cambié el nick, soy Elvis.

    2. Samy Lestrange

      Samy Lestrange

      Ya era horaaaa!

      Ponte a escribir! 🤪

    3. Hades Ragnarok

      Hades Ragnarok

      Ah no XD así no se vale, yo también quiero rol... no es justo que solo juegues con la niña Piromaniaca 😔😒

  4. Vengo a dejar amor a mi bebé piromana 😘❤️

    1. Samy Lestrange

      Samy Lestrange

      *abrazacionola* 🔥 amorote mamy bella!!

  5. Alexander Lestrange ¿Qué había hecho en vida para que los dioses lo castigaran con una descendencia que era incapaz de obedecer una simple orden? Sol, su pequeña encantadora y sumisa, se había convertido en una mujer fuerte que parecía tener la necesidad de confrontarlo sólo por el hecho de demostrar que podía hacerlo. En el pasado jamás se habría atrevido a desafiarlo ni siquiera con una mirada. Aquí estaban en su hogar, su legado y su obra, y parecían más concentrados en la idea de revolver el pasado en lugar de comenzar a planificar el futuro. Debería importarles más devolver el honor y el prestigio a su familia, recuperar la antigua gloria que había sabido construir. Había dedicado toda su vida y sus esfuerzos a hacer grande su nombre y su obra, y su semilla malgastaba esos esfuerzos y se dedicaba a perder el tiempo con tonterías. Sin mencionar al demonio pelirrojo que se dedicaba a mancillar el umbral de su puerta y su hogar cada día. No podía entender como Solatrix no se daba cuenta de lo insultante que resultaba su presencia para su linaje completo. — Parece un bonito pensamiento. — Oyó que el incordio comenzaba a decir, en respuesta a la frase de su hijo. — Pero solamente me dice de ti que, o nunca te han hecho daño, o si lo hicieron en realidad no te importó lo suficiente como para odiar con todas tus fuerzas. El odio puro no tiene nada que ver con el amor. Si odias a alguien que amaste, probablemente no puedas odiarlo por completo. En mi caso nunca hubo amor, por lo que tu teoría tiene sus huecos. El sentimiento era mutuo. Se había librado de ese estorbo hacía mucho tiempo, pero parecía que sus errores volvían una y otra vez a golpearle la puerta tras su injusto deceso. Todo porque la persona encargada de deshacerse del problema simplemente se había encariñado de la sonrisa de un rosado bebé. La incompetencia era imperdonable. En un arranque de ira, provocó que las llamas de la chimenea crecieran y lanzaran chispas a su alrededor, mientras flotaba escaleras abajo en su nueva forma incorpórea. — Ya he dicho que no lo harán. ¡Y esa es una orden! — Sabes que a ti te seguiría al infierno si me lo pidieras, aunque seguro me quejaría todo el camino — La pelirroja lo interrumpió descaradamente como acostumbraba, tomando la mano de su hija y dándole un apretón. — A ti no te conozco, pero si el señor fantasma no quiere que sepamos lo que pasó, entonces, allá vam… — Un alboroto en la puerta principal cortó sus palabras, aunque eso pareció divertir a la muchacha, que alzó una ceja con socarronería y miró hacia donde él estaba por primera vez en semanas. — ¿Por qué no vas a abrir la puerta, abuelito? Quizás haya más de tus hijos esperando por conocer a su querido papito…
  6. La pelirroja arqueó una ceja ante el comentario del mago, no sólo por haberlas llamado arañas si no por creerse con derecho a darle permiso sobre cualquier cosa. Sólo pedía permiso a Sol cuando creía que algo de lo que iba a hacer podía disgustar a la bruja, y eso sólo era una mera cuestión de respeto familiar, no porque necesitara en realidad que la Lestrange le firmara una autorización. — ¿Cree que necesito su autorización para decidir lo que hacer con las visitas? Aún continúa en la categoría de extraña visita, en lo que a mi concierne. Y por fortuna se que no es mi padre, así que no crea que tiene algún derecho sólo por tocar a la puerta. Si en realidad necesitaba una definición de “arsenal de vástagos”, es que no estaba prestando mucha atención a la conversación. Aunque en realidad no tenían un número exacto, ni siquiera una aproximación de la cantidad de hijos que Lestrange podría haber procreado, supuso que estaría cercano al nivel de su propio padre, otro al que no le molestaba regar su semilla por doquier. Tal vez por eso apreciaba tanto la vida en el castillo, tan tranquila, aunque solitaria en los últimos años. Aunque su madre adoptiva no tenía hijos consanguíneos, la casa Gaunt era un constante ajetreo, con visitas constantes y un ir y venir permanente de fruto de las adopciones de la matriarca. Si tuviera que convivir con otros tantos hermanos, probablemente se volvería loca. Aún más. — En realidad, solamente odiaba a una de nosotras. Así que parte de su fortuna acabó en mis manos, mal que le pese. Probablemente sea eso y el hecho de que habite en su castillo lo que le impida descansar en paz, o eso espero. La sonrisa de la bruja dejaba adivinar una orgullosa felicidad. Claro, el fantasma podía pasarse la eternidad entre las paredes de su castillo rondando y maldiciendo todo a su paso, pero ella aún tenía el placer de echarle en cara, sólo con su presencia, el hecho de que todo lo que había hecho en vida para mantenerla alejada de su madre y de su apellido no había funcionado. Su sonrisa mermó bastante cuando oyó la última propuesta. En realidad, le interesaba poco y nada lo que había sucedido con su abuelo. Saber que estaba muerto y que no descansaba en paz ya era suficiente para ella. Pero no se apresuró a responder negativamente, ya que sabía que Sol no era del mismo pensar. Sí, tenían una relación difícil, y Alexander fue un desgraciado en vida y después de ella, pero sabía que Sol aún guardaba sentimientos de cariño por su padre. Y, como había mencionado, no creía que él odiara a su hija, aunque diera esa impresión. Miró a la morena con expresión expectante, dispuesta a acompañarla si en realidad quería conocer aquella verdad en la que ninguna había querido escarbar hasta ahora, con vanas esperanzas que la respuesta fuera un no.
  7. Justo en ese preciso momento se les tenía que descomponer la mascota… No entendía qué le pasaba a Malik. Normalmente, tener permiso de comerse a las visitas era suficiente para que diera rienda suelta a su apetito. Aunque claro, no había sido Sol quien se lo había dado, pero creía que comenzaban a llevarse mejor, ahora que a veces obedecía a sus palabras. Claro que solía gustarle tenerlo cerca porque bestia y fantasma se llevaban muy mal y eso hacía que Alexander no rondara cerca, pero no creía que Malik se diera cuenta de ello. — Lamentablemente, no dudo que pudiese llevar sangre de Alexander… Después de todo, jamás se ha privado de los placeres carnales y, con toda seguridad, apenas hemos destapado apenas la olla de su arsenal de vástagos. Se encogió de hombros quitándole importancia. No eran tan inocentes como para no creer en los rumores acerca de la promiscuidad de Lord Lestrange. Siempre había tenido su fama de don Juan. Pero tampoco eran tan tontas para considerar a cualquiera que apareciera en la puerta como parte de la familia. Después de todo, Alexander era el primero en considerar que la sangre no te volvía un Lestrange… Que se lo dijeran a ella, si no. — ¿Acaso cree que ha dado con un nido de arañas? — Miro a su madre con una ceja arqueada y gesto burlón. — ¿Me dejas recibir a las visitas drogándolas y amarrándolas hasta que demuestren sus intenciones? — Le dedicó su mejor gesto de súplica, con el que solía conseguir lo que pedía. — Porfa, seguro que eso nos dará una reputación de viudas negras que hasta mejorará la calidad de las visitas. Aunque, claro, para tener esa reputación los visitantes deberían salir vivos del castillo… Y eso aún no me convence del todo. Intentando ignorar las miraditas que seguían sucediendo entre su madre y el recién llegado, tomó su plato de sándwiches y fue a sentarse lo más lejos que pudo de la situación. El hecho de ser adulta no le quitaba la incomodidad a los coqueteos que recibía la castaña. Les recordaría que, si toda aquella patraña era cierta, en realidad eran hermanos, pero sabía que sería inútil. Los Lestrange no solían hacer caso a los tabúes, ni ascos al incesto, y eso sólo le daría más cuerda al extraño para declararse Lestrange. —Puede charlar con su señoría La Gran Molestia Lestrange si quiere, pero no espere que lo anuncie, en realidad ya no hablo con él. Y no se equivoque, si lo hubiera matado, sería la primera en anunciárselo con mucho orgullo. — El brillo de enojo que cubrió los ojos de la pelirroja era inevitable, después de tantos años que aún no pudiera librarse de él la ponía de muy mal humor. — Entonces, dado que al parecer trajo sus “pruebas”, aunque no sabemos si en realidad son fruto de su estudiada trama… Ya que en realidad no confío en la palabra de Lord Lestrange, y por ende tampoco en la suya, la siguiente pregunta es ¿por qué aparecer ahora? Alexander lleva años muerto, al igual que sus otros hijos, por lo menos de los que teníamos conocimiento.
  8. ¡Aleluya! Por una vez, había conseguido librarse del regaño por su falta de modales. Se pondría más feliz si no fuera por el hecho de que la falta de preocupación de Sol por su comportamiento sólo significaba que algo estaba afectándola más que de costumbre. Pero claro, recibir a otro miembro del plantel de hijos de Alexander, después de lo que había pasado con sus tíos, sobre todo con Farkas, no podía ser nada fácil para la aprensiva bruja. – ¿Acaso son nuestros orígenes los que están en duda? Yo creo que no… Y, dado que eso suena muy cercano a una negativa, me limitaré a creer que en realidad no tiene pruebas de lo que afirma ser, o creer que en realidad es. Porque, en fin, aunque la actitud socarrona y altanera podía considerarse como un rasgo de familia de los Lestrange, en realidad no era una prueba de ningún tipo. Podía nombrar a diez otras personas que cumplían con ese requisito en particular, cuya línea de sangre no contenía más que plátanos y alcauciles. – Permítame adivinar lo que creo que ha pasado. – La pelirroja se apartó el cabello del rostro con gesto dramático, y continuó con el mismo tono de abierta simpatía que el extraño parecía manejar con fluidez. – Un mago descubre, por casualidad o no, que cierta antigua y prestigiosa estirpe de magos aún continúa existiendo en Londres. Pero claro, tras las pertinentes averiguaciones, se encuentra con que, tras la muerte del famoso patriarca, el lugar del rey del castillo está vacante. ¿Cree que es el único en haber tenido esa maravillosa idea? Aunque esa era sólo una verdad a medias. Muchos de los últimos pretendientes al puesto sólo habían llegado a él atraídos por el corazón de la matriarca, pero poco habían tardado en darse cuenta de que podían llegar a pretender más. No importaba la cantidad de riquezas o títulos que un mago tuviera, el patriarcado de un antiguo apellido era un bien incalculable. Que lo potestaran dos brujas parecía no ser suficiente para la sociedad mágica. Abandonó el almibarado tono de voz y regresó a su recelosa voz de costumbre. – Estoy segura de que cada palabra, gesto y sonrisa suya ha sido ensayada reiteradamente, a fin de parecer totalmente verosímil. Y que su investigación ha sido seguramente exhaustiva, pero lamento informarle que la vacante para patriarca se ha cerrado hace ya mucho… pero seguramente encuentre alguna otra familia por la zona que tenga interés en su oferta. Después de todo, que odiara a su abuelo o que fuera una hija ajena al matrimonio no la volvía menos Lestrange ni menos responsable de lo que sucediera con los pocos miembros de la familia que quedaban aún vivos. Excepto tal vez Fokker, pero jamás contaba al torpe como un Lestrange. Después de todo, había pasado sus primeros años de vida y casi toda su adolescencia como una Gaunt, y allí no dabas la bienvenida a los extraños, simplemente te los quitabas de encima antes de que se acercaran, o los usabas como blanco de tiro. A veces la vida así era mucho más sencilla....
  9. Había veces en la vida en que uno sentía que vivía en un déjà vu constante, donde ciertas experiencias y sensaciones se repetían una y otra vez, sin un patrón o un aviso siquiera. Esta era una de esas veces. Tonta de ella, había creído que el paso de los años las había librado de este tipo de sorpresas en su puerta, pero parecía que siempre había algo más por destapar en esa familia. – ¿Cuántas veces se puede oír eso sin que comience una tormenta y se desate el apocalipsis? – preguntó la bruja, mirando hacia arriba. Como no se oyeron truenos ni se desató el caos, supuso que el mundo por el momento estaría bien. Era muy típico del antiguo patriarca de los Lestrange el tener secretos muy bien guardados aún años después de su muerte. Su mirada se dirigió hacia lo alto de las escaleras, donde sabía que el molesto residente no vivo del castillo estaría observando desde su auto adjudicado puesto de honor el drama que ocurría debajo. El recién llegado ni siquiera había notado la presencia de su supuesto padre, ya que estaba muy ocupado observando a la castaña con detenimiento, aunque intentara disimularlo. Su madre solía tener ese efecto en las personas, sobre todo en las del sexo puesto y más cuando al parecer eran sus hermanos. Aunque no es que se notara el parecido genético, ya que a diferencia de su tío Farkas, que era casi una copia de su abuelo, el desconocido sólo parecía coincidir en su altura. – Diría “Bienvenido, pasa y toma asiento”, pero como no soy la que se ocupa de las formalidades de ser buena anfitriona… – la pelirroja ignoró la mirada de disgusto que le dedicó Sol, a sabiendas que no le gustaría nada su actitud, como siempre que fallaba en sus tareas diplomáticas, pero sabía que la conocía lo suficiente para perdonarla más tarde – Me limitaré a preguntar: ¿tiene alguna prueba de lo que afirma, o considera que debemos aceptar la palabra de cada persona que aparece en el castillo aseverando un parentesco con los Lestrange?
  10. — ¿Quieres dejar de seguirme por todos lados? La pelirroja miró molesta hacia la enorme bestia que llevaba un rato convertido en su sombra. Era muy curioso, ya que normalmente se encontraba pegado a las faldas de su madre, como su fiel compañero y protector. Y a veces le ponía los pelos de punta. Sólo Sol podría encontrar adorable a una enorme criatura como esa, y sólo ella podía intentar domesticar a una cosa tan salvaje. Pero parecían llevarse bien. — Si te ibas a poner tan latoso por quedarte en casa, ¿por qué mejor no la seguiste a hacer sus diligencias? Tomando el plato de sándwiches que Haydie había preparado antes de correr a abrir la puerta, le tendió uno a su gruñón compañero, que miró la comida como si acabara de ofrecerle un pañal sucio. Ese perro estaba demasiado malcriado. — Puedes ir a cazar cualquier cosa si no te apetece compartir — encogiéndose de hombros, le dio un mordisco al sándwich rechazado y se encaminó hacia el sofá. — Ya se, ya se, no te gusta la gente ni la calle, pero te divertirías más amenazando a los hombres que saludan a Sol, y me estorbarías menos a mí. Por desgracia, se le había pegado la costumbre de su madre de hablar con el lobo como si de verdad entendiera lo que le decía. Al menos, Malik gruñía o movía su cabeza en los momentos adecuados, como si en verdad la escuchara. Y, más a su favor, no era un fantasma odioso y detestable que la odiaba. — ¿Ama Sam? Hay alguien en la puerta. Dice que desea hablar con los descendientes de Lord Lestrange. ¿Quiere recibirlo? Haydie había vuelto y parecía curiosa y sorprendida por las visitas. Las cosas en el castillo Lestrange habían cambiado tanto en los últimos años, que el sólo hecho de recibir visitas se había vuelto extraño. Por fortuna, no era algo que le molestara en particular. — Mmm no, creo que no. ¿Qué dices tú, Malik? Comida a domicilio, ¡es tu oportunidad! Ve y encárgate de la visita.
  11. ¡Realmente esto era deprimente! La bruja se quitó los zapatos altos con una patada al cruzar el umbral y los lanzó a un lado, feliz de bajarse de esas cosas. Se quitó la capa, que siguió el mismo camino que los zapatos, y pensó en buscar algo que beber ya que estaba en casa por fin otra vez. No entendía cómo, en una tan bonita y con tantos elfos atentos a cada detalle de la misma, podían llegar a estas fechas con tan poca algarabía navideña. Sólo el árbol ocupaba su típico lugar, tan magnificente y tan aburrido como de costumbre. Claro que existían grandes posibilidades de que simplemente los mismos elfos como su madre esperaran a que la pelirroja hiciera su aparición acostumbrada antes de las navidades para dar vuelta el castillo y dejarlo esplendoroso y bello como de costumbre. Después de todo, cualquier adorno o cinta que no fuera colocada por ella misma corría el riesgo de ser desechada sin mirar atrás... ¡Por Merlín! Estaba ocurriendo... ¡Se estaba volviendo una persona predecible! ¿Estaría envejeciendo? No, nadie podía envejecer a su edad... ¿Madurando? Imposible. ¿Qué seguiría, saldría allí afuera y conseguiría un trabajo y una licencia de lo que fuera, como hacía todo el mundo? Incluso ella podía predecir sus siguientes pasos, como en cada visita pre-navidad: descolgar y quemar cualquier cosa y luego cambiarlo todo. Y ver fotos navideñas. Y planear una cena a la que en general olvidaban asistir... ¡Maldición! - Bien, aún podemos arreglar esto - se dijo para sí mientras se dirigía hacia el sofá y robaba algunos cojines para sentarse en la alfombra junto a la mesa del café. - Sólo tengo que hacer algo completamente diferente este año, y ya - se dijo con calma mirando molesta hacia la chimenea, diciéndose que no se acercaría estas navidades a su vieja amiga. Necesitaba una opinión certera y un plan, así que su mejor opción era solicitar refuerzos... Necesitaba a su madre...
  12. La joven sonrió cuando escuchó voces en el piso inferior, por fin había presencia de seres vivos en las inmediaciones del castillo. Prácticamente corrió al reconocer la voz de Sol y bajó las escaleras en tromba para poder asaltarla como siempre hacía. La abrazó y besuqueó con una sonrisa antes de recordar su preocupación inicial, y separarla a la distancia de un brazo para poder inspeccionarla de arriba a abajo y por ambos lados. - ¿Te encuentras bien? ¿Desde cuándo desaparecen tan campantes los tres sin dejar rastro de su paradero? ¡Me asustaron! La pelirroja soltó su diatriba casi sin un respiro entre sus reproches, arqueando una ceja y cruzando los brazos para remarcar sus palabras. Si algo podía identificar a las Lestrange más que los lazos de adn, era la tendencia a causar una escena dramática ante la menor provocación. - Al menos, puedo estar segura de que no has podido fabricar bebés que vengan a invadir esta familia. Ahora puedo contar con la presencia de tu guardián como método anticonceptivo - le sonrió al enorme huargo mientras acariciaba el curiosamente suave pelaje del enorme lomo. No entendía cómo lograba Sol salir de la casa y caminar tranquila con semejante criatura, pero confiaba en que Sol podía adaptarse a cualquier situación. Después de todo, la bruja era una mujer acostumbrada a llamar la atención allá donde fuera y no le importaba atraer las miradas de la gente. - ¿Me has comprado algo? - preguntó con una sonrisa expectante, recobrando su alegría acostumbrada cuando pudo confirmar al fin que todo en el castillo seguía como de costumbre, aunque con más pelos de lo normal.
  13. Un enorme estruendo resonó en las sólidas paredes del castillo. Una puerta abierta con demasiada fuerza se estrelló contra la pared seguidamente, aunque los firmes cimientos del lugar ni siquiera se estremecieron por la conocida presencia que solía alterar su tranquilidad. Deslizándose con sigilo, como si esperara encontrar a alguien allí, la silueta de una muchacha recorrió toda la habitación en penumbras hasta su último rincón, antes de acercarse a los ventanales y abrir las cortinas de par en par para dejar entrar la luz solar, con un suspiro enfadado. Aunque hubiera recorrido todo el castillo hasta el cansancio, Samantha no lograba encontrar a su madre por ningún sitio. No estaba en la biblioteca, ni en el lago, en los jardines, la sala, ni siquiera en su sacrosanta habitación. Ni siquiera podía encontrar a Haydie, que normalmente era la guardiana del paradero de su madre. ¡Tampoco había logrado encontrar a su omnipresente compañero peludo! Lo que era raro, ya que una criatura tan enorme y llamativa debería ser sencilla de encontrar. ¿Dónde se habría metido? Se suponía que no iría a trabajar hoy... ¿Se encerraría en algún spa? ¿Con una elfina y un gigantesco lobo? La bruja sacudió la cabeza ante la idea, descartándola de inmediato. Era muy extraño que Sol desapareciera del castillo. Al menos, sin avisar, ya que era una bruja más que previsible para su loca hija. Tendría que seguir buscándola hasta dar con su paradero o con el de alguno de sus fieles adláteres, antes de que el instinto de impulsividad venciera a la castaña y quizás acabara con uno o más hermanos extras. ¿Quizás se encontraba a escondidas con alguien? ¿Tal vez con su padre? Se suponía que ya no había nada entre ellos, pero siempre existía esa posibilidad... Necesitaba encontrar a Sol con suma urgencia.
  14. Era increíble... Definitivamente, los Lestrange eran una piedra en el zapato cuando querían serlo, y al parecer Alexander era el experto número uno en ese tipo de trabajos. Incluso en la muerte se las arreglaba para regresar y aguar un perfecto día no sólo con su ingrata voz sino también con su desagradable presencia. Los pies de la joven parecieron clavarse al suelo de la biblioteca mientras esa puerta que había cerrado tras de sí tantos años atrás se negaba a permanecer cerrada y todas las emociones fuertemente reprimidas en la parte trasera de su mente parecían querer aflorar al mismo tiempo. Sólo había visto a Lestrange en viejas fotos y cuadros desde que había llegado al castillo, pero su imaginación había completado a la perfección todos los detalles que le habían faltado. El porte orgulloso, el timbre altanero de su voz, el aspecto estudiado de ligero desprecio que parecía respirar con cada aliento, aunque llevara décadas sin respirar. Ese maldito desgraciado había sido el responsable de que la separaran de su madre cuando apenas era un bebé. De que hubiera crecido sin saber quien era, pasando su infancia alejada de su madre, de haberles robado años, no sólo a ellas, sino también a sus tíos. Se había dedicado por completo a aislar a Sol de las personas que la amaban y había arruinado todas y cada una de las vidas que había tocado, la había torturado con sus molestos comentarios los últimos años cada vez que pasaba el tiempo allí... ¡y la había espiado en la ducha! Sentía tantos deseos de hacerle daño que el hecho de que fuera un fantasma incorpóreo la frustraba enormemente. Por desgracia y fortuna, tenía tanto de Lestrange en su alma como en sus venas. Acercándose a su madre, tomó su mano con suavidad y le dio un apretón que pretendía ser tranquilizador, mientras el muchacho que había irrumpido en el castillo en medio del drama se presentaba,sin conocer el trasfondo de aquel reencuentro fantasmal. - Gracias a Merlín y a todos los perros del infierno, esta ya no es tu casa, viejo. Gracias por el castillo, una preciosa herencia- La sonrisa altanera de la bruja podía superar a la de su abuelo con mucha facilidad. - No tengo idea de quién es Ingrid - le susurró a su madre, aunque eso no era ninguna sorpresa. Llevaban años siendo sólo ellas dos en ese castillo, e incluso cuando era niña muchos de los Lestrange fueron desapareciendo, encarcelados, muertos, fugitivos o sólo alejándose de las redes de Alexander. - ¿Qué tal, Ares? Somos las matriarcas - remarcó la palabra con toda la intención, lanzándole una mirada de absoluto desprecio al fantasma. - de la familia, Sol y Sam - señalando respectivamente a cada una. El hecho de que Sol no tomara su papel de anfitriona al instante le decía lo mucho que la afectaba la presencia de su difunto padre. - ¿Qué te parece, Haydie, si nos preparas un rico almuerzo? Servirá para darle la bienvenida al recién llegado, además de quitarnos el espanto... Tú, por supuesto, no eres bienvenido -- le dijo con una mueca al fantasma, mientras se dirigía hacia un sector de la biblioteca que no solía visitar, ya que era el que Sol utilizaba para guardar aquellas cosas que no quería que Sam destruyera. El enorme huargo de su madre gruñó cuando pasó junto a él. La pelirroja extendió su mano y rascó tras sus orejas, lamentando el hecho de que Malik no pudiera destrozar a su abuelo con sus enormes dientes hasta dejar sólo trizas. - Y puedes preparar un par de enormes y jugosos bistecs para Malik, ha sido un buen chico. Tomando en sus manos una caja que sacó del estante, la abrió con cuidado para sacar lo que sabía que Sol había guardado allí. Los pocos retratos de Alexander que se habían salvado de las purgas de Sam... Tomó otra caja más grande y las dejó una junto a la otra, sacando uno a uno cada cuadro y observando la detestable sonrisa del mago con inquina. - ¿Quieres llevar a Ares al comedor mientras Haydie prepara el almuerzo, mamy? alzando el cuadro más grande, lo levantó sobre su cabeza antes de lanzarlo contra el suelo y destrozar el vidrio en mil trozos. - O tal vez al jardín, podríamos hacer un picnic junto al bebé hipogrifo... Y deberías llevarte a Malik, no quisiera que sus patas se lastimen - su tono alegre de voz no varió una sola octava mientras continuaba con la terapéutica destrucción. Recuperando la varita de su bolsillo, hizo que los libros de aquella sección se movieran en una ordenada fila hacia los restos de los cuadros y los apiló allí. Las ediciones perfectamente cuidadas y atesoradas por siglos, sabía cuánto aprecio había tenido Lestrange por aquella colección... El fuego estalló con rapidez desde las amarillentas páginas, una imagen maravillosa que la hizo sonreír. No dejaba de darle una punzada de culpa el saber que estaba acabando con quizás miles de galeones y quizás con las únicas copias que existieran de esos libros. ¿Pero qué importaba? Pocas oportunidades tendría de hacer tan infeliz a un fantasma como aquella.

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