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Arabella Gryffindor

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Acerca de Arabella Gryffindor

  • Cumpleaños 12/04/1981

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    6
  • Rango Social
    Unicornios de Oro
  • Galeones
    53250
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Familia
    Gryffindor
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Humana
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    640
  • Puntos de Poder en Criaturas
    70
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    210 a 1100
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    - Maestria con Escobas
    - Primeros Auxilios
    - Transformaciones
    - Defensa Contras las Artes Oscuras
  • Medallas
    8000

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Female
  • Location
    Desde los rincones mas profundos de mi corazón
  • Interests
    Leer novelas, Harry Potter, ver pelis, escribir historias...

Contact Methods

  • Website URL
    http://www.http://confesionesdeunaromanticasinesperanza.blogspot.com.ar/

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Reputación

  1. En mi interior bullían un montón de sensaciones y sentimientos distintos, furia por lo que Agatha nos acababa de contar, tristeza… mucha tristeza por la pérdida de mi primo, miedo por lo que sabía se acercaba. Mi cuerpo no podía con tanto, gruesas lagrimas comenzaron a correr por mis mejillas, detestaba esa muestra de debilidad, pero estaba cansada de sentirme así. La suave presión de la mano de Annick en mi hombro y su suave voz pudo hacerme volver a la realidad. La mire por sobre el hombre, su rostro estaba surcado por casi los mismos sentimientos que los míos, y aun así lograba mantenerse serena, no pude menos que admirarla por su entereza. Con un movimiento de mi mano la rubia se precipito hacia el suelo. Agatha respondió a las preguntas de la pelirroja, mientras la escuchaba relatar cómo se había enterada del embarazo, y borrado sistemáticamente los recuerdos para que mi prima nunca supiera que tenía una hija. La rabia volvió a resurgir, como el egoísmo de las personas podía destruir todo y a todos a su alrededor. Una vez concluido el relato, quien tomó la palabra fue Sophia, quien hasta ese momento se había mantenido serena, algo poco habitual en ella. Mientras la escuchaba asentía a sus cuestionamientos. Dana era sangre de mi sangre y como tal era necesaria encontrarla y traerla a la familia, mi despedida tendría que esperar, antes de irme sabía que debía encontrar a mi sobrina. -¿Que le perdiste el rastro?- pregunte con sarcasmo- por favor cuéntanos como es que le perdiste el rastro a aquella niña que era todo para vos- agregue en el mismo tono- y asegúrate de contarnos todo, hasta el más mínimo detalle, porque a pesar de que desearía matarte en este mismo instante, te necesitamos para encontrar a NUESTRA sobrina, y tú eres la única que nos puede dar pistas para encontrarla- me cruce de brazos a la espera que aquella mujer nos diera algo, que nos ayudara a comenzar la búsqueda de Dana.
  2. - Annick- dije mientras saludaba a mi amiga y familia con un abrazo- también me alegra verte, si - dije mientras asentía con la cabeza- recibí un mensaje de Agatha y aquí me tienes. Mientras me encontraba allí con la pelirroja, alguien mas se acercaba hasta nuestra mesa, sonreí al verla, me refrene y no la abrace ya que las muestras de afecto no era algo que caracterizara a la mujer rubia que en ese momento llegaba a la mesa donde nos encontrábamos. Sophia se disculpo por llegar tarde mientras le hacia señas a un mozo para que tomara nuestros pedido, luego de lo cual desapareció con presteza. le indique a mi prima que se sentara. - Tranquila, yo llegue hace poco y Annick llego apenas unos minutos antes que vos- y agregue- ¿Tienen idea de por que Agatha nos pidió que viniéramos? Ninguna de ella pudo contestar por que en ese instante apareció la mujer que nos había citado, verla llegar siempre hacia que una expulsara todo el aire de sus pulmones. Agatha era una mujer deslumbrante, todo en ella rezumaba sensualidad y belleza, pero hoy podía ver algo que empañaba aquella beldad. Cuando hablo su voz siempre seductora y sugerente carecía de todo y salió temblorosa y con miedo. Mientras la escuchaba, mis manos se trasformaban en puños que se aferraban al mantel de la mesa, negué con la cabeza. aquello que decía esa mujer no podía ser cierto... Mica no …. Agatha no se hubiera atrevido... Sophia le pregunto algo pero mis oídos solo escuchaban una especie de silbido. - Y pensar que creí que habías cambiado- dije en apenas un susurro- te abrimos las puertas de nuestras casa, te perdonamos- mi voz subió unos decibeles- te llevaste a uno de nuestros seres queridos, y utilizaste su cuerpo para lo que se te dio la gana- gruesas lagrimas corrían por mis mejillas para aquel momento- la mantuviste prisionera en un lugar oscuro y pequeño por años.... ¿y ahora esto?- me levante de la silla y me incline sobre la mesa- ¿Acaso hay algo bueno en ti? ¿Por qué ahora? ¿Por qué? Sentí que todo mi cuerpo comenzaba a temblar de manera incontrolable, un calor lacerante se extendía por mis brazos y piernas, hasta llegar a mi pecho y comenzar a subir por mi garanta, aquel fuego liquido me instaba a gritar, y sentía que si no la hacia me quebraría en mil pedazos. un grito agudo y desgarrador salió de mi boca mientras Agatha era levantada en vilo de su silla y se elevaba uno metro del suelo sostenida por la garganta al parecer por una fuerza invisible que salía de mi mano derecha, no sabia como había logrado hacer aquello pero tampoco me importaba, solo deseaba hacerle daño. - Dime una razón valedera para que no rompa tu delicado cuello en este mismo momento- dije con una voz glacial- ya nada me importa, mi tiempo aquí se acaba y no me importaría desterrarte de este mundo para siempre. ¡HABLA!
  3. Miré el pergamino que tenia en mis manos, todavía no podía sacudirme el asombro que me había causado el recibir aquella de nota de Agatha, la doble en dos la guarde en el bolsillo de mi capa y avance hacia la entrada. En aquel hotel podíamos encontrar tanto muggles como mágicos, al llegar a a recepción, pedí que le avisaran a la rubia que me encontraba allí y que la esperaría en los jardines del lugar, que colindaba con un hermoso bosquecillo. Una vez el recepcionista me indico que le avisarían de inmediato, le agradecí y camine hacia una de las mesas que se encontraban dispersas por el jardín, tome siento y deje caer la capucha de mi capa. Me acomode el cabello detrás de la oreja y bufé, todavía no conseguía cambiar el color de blanco de mi cabello, ni tampoco el de mis ojos. Cada vez que me miraba al espejo unos fríos ojos grises me devolvían la mirada, y no lograba hallarme en ellos, sabia que era un pensamiento muy superficial y hasta narcisista, pero extrañaba verme como era antes. Volví a sacar el mensaje de Agatha, al parecer había mas gente citada a aquella reunión, ¿Quiénes serian? y lo mas importante ¿Por que yo estaba involucrada?. Mi relación con ella, nunca había sido fluida o amistosa, pero en el ultimo tiempo antes de que desapareciera era agradable, un poco tirante pero agradable, había llegado a comprender que si bien Agatha era egoísta y egocéntrica, en el fondo no era mala persona. La ultima frase de la escueta misiva era lo que no terminaba de agradarme, ¿Por que mi prima no tenia que saber que me reuniría con ella? ¿Acaso algo había pasado durante en tiempo en que la rubia había usurpado el cuerpo de mi prima? Eran demasiados los interrogantes que encerraba aquel papelito que tena entre mis manos. - Vamos Agatha- dije entre dientes - aparece y terminemos esto de una vez- agregué.
  4. La situación en la sala de la mansión estaba pasando de claro a oscuro, acusaciones iban y venían, Sophia también alzó su varita y nuevamente nada volvió a suceder. Me quede pensando por que pasaba aquello, ¿Acaso algo no nos permitía atacarnos? aquello era demasiado extraño y no podía dejarse pasar por alto. Sophia trato de llegar a Shelle y en su cuerpo podías notar la tensión y la furia que sentía. Mica fue la primera en reaccionar y trato de calmar a nuestra temperamental prima, yo me mantuve de brazos cruzados, si querían llegar a los puños por mi bien, el dolor y la tristeza debía salir de alguna manera, no era la forma, pero, consideraba no ser quien para juzgar como se conducía cada quien. El muchacho que había visto durante la ceremonia, y que se encontraba allí, Merlín sabría por que, hablo y lanzó una frase que me hizo ver todo rojo. ¿Quién él para venir a decirnos como actuar? que relación tenia con la familia para sentirse con derecho de hablar de nuestra familia. me acerqué a donde se encontraba, y lo mire directamente a os ojos, algo en el no me gustaba, y estaba decidida a hacérselo saber. - Acaso no sabes, que para que haya paz, primero es necesario ganar y perder batallas- lo mire desde la coronilla hasta los pies y luego volví a fijar mis ojos en los suyos- Las familias pelean, se enojan, se lanzan acusaciones, pero cada uno esta aquí para el otro- mire a Shelle- a pesar de no estar muy seguros de las lealtades- mis ojos volvieron al joven- eso es algo que solo va a entender alguien que ha creído en una familia como la nuestra, una familia grande y ruidosa- me gire para alejarme, ya tendría tiempo de averiguar cosas sobre él. Mientras Annick con una floritura de su varita recuperaba el sobre que aquel hombre llevaba consigo me acerque a la pelirroja, quien nos lo ofreció, a Mica, a Luna y a mí, amas mujeres negaron ante la petición de que fuéramos nosotras las encargadas de abrirlo. Me uní a la negativa meneando mi cabeza, si alguien tenia derecho era ella, la mujer que Elvis había amado, la madre de sus hijos, la sangre no necesariamente representaba parentesco y muchos de los allí presentes podíamos dar fe de ello. - Annick- dije apoyando mi mano en su antebrazo- concuerdo con Mica y Luna, tu eres la mas indicada para abrir y leer esos papeles.- callé un momento para tratar de controlarme- Tu tienes todo el derecho a ser quien los lea Annick, así que po favor, haz los honores- dije mientras volvia a tomar asiento en uno de los sillones muy cerca de la pelirroja.
  5. No sabía cuánto tiempo había pasado, solo sentía frio, por todo mi cuerpo y una debilidad que amenazaba con dejarme desparramada en el césped. Lo único que podía hacer era respirar y mirar al vacío. Una mano se apoyó sobre mí, gire para ver el rostro de Sophia, la tristeza se reflejaba en ella, una tristeza que nos inundaba y en mi caso sentía que iba a ahogarme. Deje que ella me guiara, sin ganas de tener que decidir qué hacer, cruzamos la puerta de entrada y subimos los tramos de escaleras hasta mi antiguo dormitorio. Despedí a Sophia en la puerta y entre a mi habitación, todo estaba igual de como lo había dejado, no pude evitar sonreír, mi primo siempre tenía las habitaciones de la familia preparadas por si alguno volvía de improvisto. Ese simple gesto de Elvis hizo más lagrimas salieran de mis ojos, sabía que no tenía que tener esos pensamientos, que esa tristeza ataba a mi primo y lo que más deseaba era que pudiera elevarse. Me dirigí hacia la cómoda donde guardaba mi ropa de cama, abrí uno de los cajones al azar y tome un camisón, me cambie y apartando las mantas me metí en la enorme cama con dosel, pensado que me iba a ser imposible conciliar el sueño, pero en menos de diez minutos estaba profundamente dormida, la ceremonia se había llevado todas mis fuerzas, pero a pesar del cansancio mi cabeza seguía dándole vuelta a todo lo que había pasado. “Me encontraba en un sector del bosque que rodeaba la Mansión Gryffindor, pude sentir las hierba cosquillear en la planta de mis pies, aquello era un sueño y no era uno común. Comencé a girar en redondo tratando de encontrar al hombre, o mejor dicho dios, encargado de meterse un mis sueños sin permiso. Lo encontré apoyado sobre el tronco de un hermoso nogal, cruzado de brazos, cuando nuestras miradas se cruzaron el sonrió de lado haciendo que un perfecto hoyuelo pareciera e su mejilla derecha. Tomando la falda de mi camisón, corrí hacia él, quien abrió sus brazos y me cobijo entre ellos, escondí mi rostro en su pecho y me abrace a su cintura y lloré… Lloré lo que parecieron horas, llore por mi primo, llore por mis niñas, llore por mí y por mi familia. Y él solo me abrazo y acaricio mi cabello blanco y lacio. - Mith- dije separándome lo justo para míralo a los ojos y apoyar mi mano en su mejilla- por que ha venido, es muy peligroso, pueden rastrearte. - No podía dejarte sola en este trance Bella- me dijo mientras besaba mi frente, cerré los ojos ante aquella muestra de cariño. Me separo de él, pero me tomo de la mano y comenzó a caminar, con sus características zancadas largas, tuve que volver a tomar mi falda con la mano libre para intentar seguirle el paso son tropezar, llegamos junto al arroyo que recorría la propiedad, allí en me indico que me arrodillara junto al hilo de agua. - Mírate en el agua - me dijo mientras en se arrodillaba junto a mí. - No quiero, no he podido cambiar mi cabello ni mis ojos, desde que me entere de la muert…- un nudo se me instalo en la garganta- Desde que Elvis murió- finalicé. - Lo sé Bella- tomo uno de los mechones lacios y blancos entre sus manos- y sabes cómo me gustaba tu cabellos rojo y tus ojos verdes, por eso…- el cerro sus hermosos ojos y comenzó a murmurar algo. Un instante después al mirarme nuevamente en ese espejo de agua, la antigua Arabella me miraba, me gire y le sonreí mientras depositaba un suave beso en sus labios, y murmuraba "Gracias". Él tiro de mí y acomodándose junto a un árbol me abrazo. - Me he arriesgado por que necesitas saber que las niñas se encuentran bien, cuando te fuiste ellas me invocaron, están a salvo, nadie podrá dar con ellas, ni hacerles daño. Volverán cuando puedan manejar sus poderes y cuando no sea peligroso que las vean por aquí- el alivio me inundo mientras lo escuchaba. - Gracias Mith, es un alivio saber que ellas están bien- tome sus manos y las lleve a mi pecho- necesito que me prometas que las vigilaras y velaras por ellas. Necesito saber que ellas te tendrán a ti y que cuando sea el momento ellas podrán venir a la mansión a tomar su lugar entre los Gryffindors. - Me imagino porque me lo pides- dijo él suspirando- no estoy de acuerdo pero lo entiendo. Me aparte unos centímetros y le di la espalda, aquel hombre era imposible, nunca había lograda esconderle ninguno de mis pensamientos. Mith no usaba la legeremancia, pero al ser un dios del sueño podía hurgar en el subconsciente de los mortales y saber aquello que no queríamos revelar. El siempre había sabido que lo quería mucho pero que no lo amaba, mi corazón pertenecía a dos hombres, Elvis en primera instancia, como mi primo, mi hermano y a veces mi padre, él era mi familia, mi hogar, mis recuerdos, y en segunda instancia Richard, él había sido el amor de mi vida, mi otra mitad, me alma gemela, con quien tendría que haber envejecido, a quien tendría que haberle dado hijos, y quien se había llevado parte de mi corazón al morir. Mith había llegado a mi vida en el momento justo, se había acercado como un amigo y al entender cuál era el deseo de mi corazón, había decidido ser el quien me regalara la oportunidad de ser madre. Me gire para mirarlo, el sonreí y jugueteaba con un mechón de mi cabello. - Supuse que estarías enfadado- suspiré- que me creerías una cobarde por lo que pretendo hacer, una mala madre, por dejarlas… abandonarlas- cerré los ojos y volví a recostarme junto a él. - Sabes que nunca podría enojarme contigo- me abrazo- sé qué piensas que solo tu obtuviste algo de nuestro encuentro, pero no es así Bella, yo también obtuve algo que deseaba. Pude ser parte integral de algo, me convertiste en padre y por un corto tiempo me permitiste quererte, pude vivir como un hombre común a tu lado y eso fue el mayor obsequio que alguien ha podido darme- me tomo del mentón y alzo mi rostro- por eso he venido, por eso estoy aquí, para decirte que todo estará bien- me besó. Se incorporó y me extendió una mano para que hiciera lo mismo, caminamos lentamente abrazados hasta llegar al límite del bosque, allí donde lo había aparecido. Era momento de su partida, volvió a abrazarme y luego me dio un empujoncito hacia donde se encontraba la mansión, una risa agito mi cabello y Mith había desaparecido.” Abrí los ojos, me encontraba en mi habitación, podía ver el intrincado diseño del dosel de mi cama, un suave golpe en la puerta me hizo incorporarme, era Dido, la elfina de Annick. Entro a mi habitación con una bandeja de desayuno y me comunico que su ama nos espera a todos para una reunión familiar en la sala. Le agradecí y espere a que saliera del cuarto, me acerque al tocador, me reflejo era el mismo de ayer, solo en el sueño había logrado volver a tener mis cabellos y ojos característicos. Suspire apenada, me senté junto a la mesa, por más que no sintiera ánimos para comer, mi estómago protestaba. Media hora más tarde me encontraba vestida y lista para bajar, tome mi varita y la coloque en el bolsillo de mi saco, me mire por una última vez al espejo, fruncí el ceo al no reconocerme y salí del cuarto. Baje las escaleras y me dirigí hacia el salón, cuando entre Annick estaba hablando, me dirigí hacia una silla que se encontraba junto a la ventana. Desde allí pude ver toda la situación como un mero espectador, Annick quería ver cómo había muerto Elvis, no compartía su curiosidad pero la entendía. Se sucedieron un montón de momentos, Luna contando que ella había estado allí, Sophia apoyando lo que decía luna, Mica sosteniendo un pensadero, en este punto deje de prestar atención, no quería saber cómo había muerto mi primo, seria reavivar el dolor y acunar una sed de venganza que no me permitiría llevar a cabo mis deseos. Mientras entraban en el pensadero cada una de las personas allí reunidas, me dedique a mirar por la ventana. Sophia salió de aquella vasija mágica y pude ver por su cara que aquello había sido duro para ella, se dejó caer en un sofá no muy lejos de donde me encontraba, me levante de donde estaba y me senté junto a ella y apoye mi cabeza, a sabiendas de que no era muy adepta a las muestras de cariño. Debía estar todavía débil, ya que cerré los ojos y quede en un estado semiinconsciente, hasta que la voz de Annick gritado “CRUCIO” me despertó, tomando mi varita me incorpore de un salto, pero nada salió de la varita de la pelirroja ¿Cómo era eso posible? El muchacho que haya visto en l ceremonia también haya reaccionado alzando su varita, pero al igual que yo no haya atinado a conjurar nada. Shelle apuntándose con su varita saco un recuerdo de su cabeza y lo dejo caer, para el que quisiera pudiera verlo, luego se dirijo a Annick, escupiendo lo que tenía en su mente, recriminaciones hacia la pelirroja por haber abandonado a sus hijos y a mi primo. Volví a sentarme y cruzarme de brazos. No haya entrado en el recuerdo de Luna y no entraría en el recuerdo d Shelle, deseaba que todo terminara para poder ir al panteón.
  6. Suspire ante las palabras de mi prima, ojala tuviera el poder de hacer desaparecer el dolor, pero eso era imposible, el dolor nos acompañaría por siempre, solamente nos acostumbraríamos a él, pero eso era algo que no pensaba decirlo e voz alta. tome una de las muchas botellas que había en el césped y volví a llenar el vaso, si mica quería emborracharse, así seria, tomaríamos hasta perder la conciencia, esperando que el alcohol aturdiera nuestros sentidos. Sophia interrumpió mis pensamientos al preguntar por mis niñas, sonreí al pensar en ellas. - Ellas se encuentran muy bien, están crecidas, ya aparentan unos 18 o 19 años- le conté a mi prima- Zahil será una gran botánica, tiene un don con las plantas, aun mas desarrollado que el mío y Aranel con los animales, ambas han crecido hermosas tanto por dentro como por fuera, estos años viviendo en escocia les ha servido para ponerse en contacto con sus raíces. Hablar de mis hijas, me llenaba de orgullo, sabia que como cualquier ser humano ellas tenían defectos, pero mi mirada de madre, los pasaba por alto, ellas eran mujeres hermosas e inteligentes, y se tenían una a la otra. Dejarlas había sido muy duro para mi, pero sabia que su vida estaba por comenzar y era tiempo de darles el espacio para que ellas decidieran el camino a seguir, y si ese camino las traia de vuelta a Inglaterra sabia que las tres mujeres allí reunidas, estarían mas de dispuestas a ayudarlas, pero todavia no era momento de revelar sus deseos, por lo que sacudiendo la cabeza, volvió a dirigirse a Sophia. - ¿Los niños donde se encuentran? También deben estar crecidos, unos hombres hechos y derechos- agregué, al recordar que ellos siempre había crecido a u ritmo mas acelerado que Zahil y Aranel.
  7. La primera en acercarse fue Luna, quien dedico hermosas pablaras al hombre que estábamos despidiendo. Aquella joven, era una personita hermosa y dulce, que siempre veía el lado bueno de las cosas, el vaso medio lleno, podía en cierta forma reconocerme en ella, pues había sido igual a ella en mi juventud, pro de eso había pasado mucho tiempo, y ahora solo quedaba una mujer solitaria y llena de tristeza y miedo. Alce m rostro cuando comencé a escuchar una hermosa canción, cerré los ojos y dejar que la música llegara hasta lo más profundo de mí ser. Mi sobrina se paró frente a mí y se disculpó por su elección musical, no pude evitar sonreír mientras acariciaba su mejilla. - Luna no es necesario pedir perdón, cada persona despide a los suyos de manera única, y tus palabras y las canciones fue hermoso- deje de halar pues un nudo se había formado en mi garganta. Le di un rápido abrazo y me separe, necesitaba alejarme un poco, si me quedaba cerca no sabía si podría continuar, mientas alcanzaba los árboles que se encontraba a la derecha de la pira. Apoye la mano en un hermoso roble, aquel árbol representa fortaleza y hoy yo necesitaba de la suya, la voz de Annick se elevó por todo el predio y llego hasta donde me encontraba, las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Volví a cerrar los ojos con fuerza, mientras mi frente descansaba sobre la rugosa corteza del roble, tome aire unas cuantas veces y repetí en mi mente una frase casi como si fuera una letanía “Debes continuar, es necesario”. Me gire para ver donde la familia se hallaba reunida, no podía ubicar a mica por ningún lado, lo cual me hizo fruncir el ceño ¿Acaso se había ido de la ceremonia? Annick y luna se hallaban junto a una joven, que no había visto hasta ese momento, no sabía que había pasado pero parecía que la noticia de la muerte de Elvis había sido demasiado para Natasha. Camine hacia donde se encontraban ellas y pregunte si se encontraba bien ambas asintieron sin mediar palabra, también asentí y me dirigí hasta pararme junto a las llamas que envolvían a mi primo. - O Morrigan,- dije mientras sacaba mi varita y con una floritura de ella las llamas de la pira crecieron -ban-dia an taobh thall, ban-dia a ’bhàis, thig thugainn,-podía sentir como el calos abrazaba mi cuerpo -thoir ar sinnsearan, tha sinn air beannachd a thoirt don fhuil againn, tha sinn air ar fàgail saor gus an urrainn dha a bhith beò gu sìorraidh còmhla riut. El sonido se alas inundo el terreno, fije mis ojos en el cielo donde una bandada cuervos comenzó a planear el círculos descendentes hasta casi rozar el fuego. Aquellas criaturas eran los mensajeros de la diosa, si ellos habían aparecido significaba que ella también estaría allí. Agradecí en silencio, que ella escuchara mi llamada. Los cuervos habían desaparecido de la misma manera que habían aparecido en un instante. Mis ojos se agrandaron al observar unas figuras que se acercaban desde los límites del bosque que rodeaba la mansión, eran cuatro y se presentaban ante mi idénticos a como los recordaba en mi niñez, mis padres y mis tíos, etéreos y casi transparentes me sonreían, mi madre me saludo con la mano, les sonreí y les mande mi amor, con una vieja seña que hacíamos cuando éramos pequeños. No sabía si el resto de los presentes podía verlos, suponía que solo mica seria capas, pero al parecer ella no se encontraba allí o se había escondido en algún lugar. Nubes casi tan negras como las alas de los cuervos habían encapotado el cielo, una fuerte ráfaga de viento se arremolino junto a la pira y una esbelta figura se materializo, la mujer de cabellos negros y largos, se inclinó junto al féretro y le deposito un suave beso en los labios de Elvis. Sabía lo que vería a continuación pero no creía estar preparada para ellos, la diosa tomo en sus brazos a mi primo, no era su cuerpo, este seguía siendo devorado por las llamas, pero era la parte de él que pasaría a la eternidad. Morrigan nos miró por primera vez sus de un azul casi violáceo se fijó en mí, incline mi cabeza y realice una genuflexión. - Na bi uair sam bith a ’leigeil soraidh le neach gaoil, dìreach can gus an coinnich sinn a-rithist.- dije en un susurro apenas audible- hasta que nos volvamos a encontrar- dije más fuerte. Con una última llamarada que alcanzo la altura de la copa de los arboles circundantes, mis padres y tíos, junto a Morrigan, desaparecieron, la ceremonia había concluido, Elvis ya no se encontraba allí, ahora disfrutaba de la vida eterna junto a nuestros antepasados, a la espera de que nos uniéramos a él, cuando llegara nuestro momento. Las llamas comenzaron a disminuir, pasaría unas horas hasta que todo quedara reducido a cenizas, pero no podía ni quería estar en otro lado, mis pies estaba clavados, mis piernas comenzaron a temblar pero me negaba a desplomarme allí frente a todos, seguiría de pie, hasta que la mayoría de dispersar. Quería girarme y ver si Annick, Luna y Sophia estaban bien pero mi cuerpo no me respondía, no tenía fuerzas, solo podía seguir así de pie, cansada y triste. (1) Oh Morrigan, diosa del más allá, diosa de muerte, ven a nosotros, trae a nuestros antepasados, nos hemos despedidos de nuestra sangre, lo hemos dejado libre para que pueda vivir eternamente junto a ti. (2) Nunca digas adiós a una persona quería, solo di hasta que nos volvamos a encontrar.
  8. Annick fue quien me indico que mi prima Sophia había mandado llamar a Mica, asentí, mientras acariciaba la pequeña cabeza de Elros, el hijo de ella y mi primo aquel pequeño era un pedacito de Elvis, esperada y deseaba que eso fuera suficiente para Annick, no pude evitar apartarle el cabello de la frente y darle un suave beso. Dos figuras que habían aparecido un poco alejadas de donde nos encontrábamos llamaron mi atención, no podía creer lo que mis ojos veían, me acerque rápidamente hacia él, y sin poder evitarlo lo abracé y atraje su cabeza a mi pecho para besar su frente y cabellos, algo difícil, ya que no era más el joven muchacho que recordaba sino un hombre hecho y derecho. -Hijo, me alegra que hayas podido venir- me separe de él y mire a la mujer que lo acompañaba- me alegro que ambos hayan venido -alargue mi mano y la apoye sobre el antebrazo de ella mientras le daba un suave apretón. Los arrastre unos metros para que tomaran sus lugares junto a la familia donde tenían que estar, y recién en ese momento, tome cuenta del aspecto andrajoso y malsano de mi hijo, reprimí mi lengua, no era el lugar, ni el momento, ya tendría tiempo para hablar sobre su aspecto y prepararle unos ricos platos para devolverle el color a sus mejillas y algo de carne a su cuerpo. Estaba por volver junto a Annick, Sophia y Luna cuando mi mirada se cruzó con la de Mica, al fin había llegado, ahora si podíamos empezar. Mientras me acercaba pude darme cuenta que se encontraba junto a un joven, uno que no podía decir que reconociera, instintivamente fruncí el ceño, ese hombre no me daba buena vibra, algo en él era demasiado oscuro, casi siniestro. Pude ver como ella caminaba hacia el féretro, se inclinaba y con sus labios rozaba la frente de mi primo, luego de lo cual alzaba su varita y conjuraba un patronus, me sorprendió ver que no era la leona plateada que conocía, sino un hermoso búho. Comenzó a alejarse, por lo cual apure el paso para alcanzarla, al llegar junto a ella la tome del brazo. - Mica, que bueno que llegaste- la rodeé con mis brazos, algo que ella no respondió- ha llegado el momento de decirle adiós, te necesito junto al resto de la familia, y amigos- dije desviando mis ojos hacia el hombre durante un momento- ven vamos con Annick y el resto- tuve que tirar de ella un par de veces para que comenzara a caminar. Todos aquellos que habían decidido participar de la ceremonia, se encontraban detrás de mí formando un semicírculo, y el féretro de Elvis se encontraba frente a mí en una enorme estructura de madera, deje que todo el aire abandonara mis pulmones, y eleve una silenciosa plegaria, rogando a los dioses tener la fuerza necesaria para poder llevar adelante esta ceremonia, esta despedida, que desgarraba mi alma en más pedazos, ya casi nada quedaba de ella, ya casi desaparecía. Me acerque a la estructura donde se encontraba mi primo, no pude reprimir un sollozo al verlo allí, tan quieto y carente de vida, su rostro había vuelto a ser más parecido al joven despreocupado y alegre que hacía tantos años atrás me había buscado y me abra arrastrado hasta aquí para levantar nuestro hogar, idéntico a aquel que siendo niños había sido destruido. Las arrugas de su hermoso rostro habían desapareció, así como también aquella oscura sombra que la ultimas veces que nos habíamos visto pude detectar. Parecía dormido, un rebelde mechón de cabello rozaba su blanca frente, me dedique un minuto a acomodárselo, mientras una sonrisa se colaba por mi rostro todavía inundado por las lágrimas. Sería la última vez que haría algo así, sin poder evitarlos me incline y deposite un beso allí donde hacía nada había apartado sus cabellos. - Beannachd le athair, bràthair, co-ogha, cèile. Beannachd le solas, teas, sìth agus gràdh.(1) – Dije en nuestra lengua natal- perdón por alejarme cuando más me necesitabas, perdón por no estar aquí para ti, como tú estuviste tantas veces para mí- acaricie su mejilla antes de darme vuelta y volver a donde se encontraba el resto de la familia y aquellos que habían ido a despedirlo. “A Dhia ar sinnsearan, tha sinn an seo gus beannachd a leigeil le ar fear gaoil, ar gaisgeach, ar patriarch. Thig thugainn, thig fàilte air a-steach don rìoghachd aige.(2)- alce mis brazos y mi rostro hacia el cielo mientras entonaba aquel cantico tan antiguo como el hombre, pude ver que la marca tenebrosa se había disipado y oscuras nubes se concentraban sobre nosotros.- Elvis Gryffindor, hijo, hermano, esposo y padre, sangre de nuestra sangre, guerrero, protector y patriarca, los aquí presentes nos hemos congregado para decirte adiós- mientras decía las últimas palabras, tomada la varita que tenía en uno de los bolsillos de mi túnica- antepasados, vengan a recibir a su hijo, vengan a tomarlo de la mano y ayudarlo a cruzar, sean su guía, sean su luz- con una suave floritura y un conjuro susurrado en gaélico, la pira funerario comenzó a prenderse fuego. - Este es el momento final- dije dándome vuelta y mirado a mi familia- es momento del ultimo adiós- fije mis ojos primero en Annick- despídanse de la forma que crean conveniente, no es necesario decir o hacer algo, simplemente déjenlo ir, no lo aten aquí, dejen que su alma sea libre. Me hice a un costado para permitirles acercarse a la pira, las llamas ahora envolvían el féretro, elevándose hacia el cielo, pero sabía que había tiempo suficiente para que todo el que quisiera presentara sus respetos. (1) Adiós padre, hermano, primo, esposo. Adiós luz, calor, paz y amor. (2) Dioses de nuestros ancestros, estamos aquí para despedir a nuestro ser amado, a nuestro guerrero, a nuestro patriarca. Vengan a nosotros, vengan a darle la bienvenida en su reino.
  9. Sonreí al escuchar a Sophia, a pesar del dolor que transitábamos las cuatro, ella siempre podía arrancarnos una sonrisa, aunque no quisiéramos. Observe mientras el viejo elfo de mi prima nos acercaba más bebida y unos cojines. Mientras me acomoda en uno particularmente lindo de suave terciopelo violeta, escuchaba a Sophia brindar por nosotras, alce la copa. La siguiente en hablar fue Annick, sus ojos tristes, se llenaron de lágrimas por un momento, todas entendíamos por que, por que a todas nos pasaba lo mismo. Es ese momento Mica sacaba de su morral, unas cuantas botellas más para agregar a las que Polo había traído. La pelirroja propuse un brindis por aquellos que habían partido antes que nosotros, asentí y choque mi vaso con el de ella, tras lo cual, Annick vacío el contenido de su vaso. Mire a Mica quien estaba más callada de lo habitual, apoye mi mano sobre la suya, y le di un breve apretón. Nuestros caminos hacia demasiado tiempo se habían separado, por momentos nos sentíamos extrañas, pero muy en el fondo, ambas sabíamos que nos queríamos y que siempre estaríamos para la otra de manera incondicional. -Por aquellos que quedamos atrás, por que encontremos paz hasta que volvamos a encontrarnos con nuestros seres amados- dije cuando llego mi turno de brindar, acerque mis labios y bebí un bue trago del líquido ámbar- es tu turno Mica ¿Porque deseas brindar? – le pregunte a mi prima, siendo ella la que había convocado esta reunión, seguramente quería decirnos algo, o simplemente deseaba compañía.
  10. Aquella mujer me respondió, con voz compungida pero yo no quería creerle, el daño que nos había hecho, todavía lo tenia incrustado en el corazón, los años en que nos privo de nuestra amada prima y hermana, como mancillo la mansión con su presencia. La mire fijamente a los ojos tratando de descubrir algún asomo de cinismo, algo que me dijera que seguía siendo la misma. Pero aquellos ojos ámbar estaban inundados de pena y tristeza, sentimientos que nunca pensé que Agatha tuviera. - Mica... es verdad necesitamos que ella este aquí- dije pasando mi mano derecha por los ojos. Gire en redondo, mientras buscaba a mi prima, no la había visto cuando llego y ahora tampoco podía encontrarla entre a multitud. Volvió a acercarse a Agatha, ya mas calmada, su primera reacción había sido un poco desmedida, pero todavía seguía sintiendo recelo por la rubia y eso era algo que no sabia si alguna vez iba a poder erradicar de su ser. Suspiro tratando de poner sus pensamientos en orden, Annick le había pedido llevar a cabo la ceremonia de despedida de Elvis y era era lo que debía hacer. - Si has venido a presentar tus respectos a Elvis, no impediré que te quedes- le dije a Agatha. Me aparte de ella y volví a acercarme hacia donde se encontraba Elvis, si íbamos a despedirlo a la vieja usanza necesitaríamos una pira funeraria, saque mi varia y con movimientos precisos y apenas unas palabras susurradas, el féretro de mi primo se elevó y debajo de el comenzó a construirse una estructura rectangular de madera y paja, de una altura de metro y medio. Mientras la pira tomaba forma, no podía apartar los ojos de mi primo, todavía no me había acercado, sacudí la cabeza tratando de ordenar mi mente, necesitaba esta concentrada, necesitaba hacer esto bien. - JUM- coloque la varita en mi garganta y mi voz salió amplificada para que todos pudieran oírme- todos aquellos que deseen despedir a nuestro patriarca, le pido por favor que formen un semicírculo detrás de mi. la ceremonia va a comenzar pronto- baje la varita y la guarde en el bolsillo de mi túnica
  11. Mica se giró sentada en el césped sin intentar levantarse, y me saludo, la tristeza estaba instalada en su rostro, una tristeza profunda, de las que sentíamos en todo el cuerpo. Me ofreció la botella que tenía en la mano, alce una de mis bancas cejas, antes de encogerme de hombros y asentir, pero no iba a beber directo de la botella, ello no era propio de una dama. Mientras con un movimiento de mi varita hacia aparecer dos vasos, sentí que alguien más se encontraba junto a nosotras. -Annick- dije saludándola con una sonrisa algo forzada, me resultaba difícil en esos días mirar a los ojos a la pelirroja, sentir su dolor acrecentaba el mío. Mica fue quien contesto a la pregunta de dónde se encontraba nuestra prima, en tanto yo hacia aparecer dos vasos más y servía el líquido de la botella, en ese instante Sophia se acercaba desde la parte de la mansión que aún se encontraba en pie, lanzando un comentario acido sobre por qué nos encontrábamos allí, no pude evitar sonreír ante lo que mi prima decía, mi primer sonrisa autentica en días. Mica se disculpaba con nuestra prima, me dolía el corazón verla tan cabizbaja y abatida. - Vamos Sophie- dije mientras hacía que uno de los vasos flotara hacia ella, otro haca Annick y el ultimo hacia Mica- sabes que a las Gryffindor nos encanta estar al aire libre, está en nuestra naturaleza- mientras tomaba el mío y alzaba la copa al cielo- creo que deberíamos brindar ¿No les parece?- dije mientras pensaba en Elvis, quien era el lazo que nos unía, además de la sangre.
  12. La primera en hablar fue Luna, me sobrina, aquella que siempre estaba allí para darme un abrazo. Annick al escuchar mi voz balbuceó una palabras y rompió en llanto. Mientras me decía como había pasado me acerque hasta ella y pase mi brazo por sus hombros mientras acariciaba su rostro todavía compungido. El amor que luna le profesaba a Elvis era tal pero por un momento temí por ella, la culpa que sentía la perseguiría por siempre, pero si había algo que sabía era que nadie tena la culpa de lo que había pasado, ni siquiera aquella gente malvada que se encontraba en los alrededores, si Elvis estaba muerto, era porque él lo había decidido así. - Tranquila sobrina- besé su mejilla – nada de esto fue tu culpa, quiero que sepas eso- le susurré- y él siempre estará con nosotros, aquellos que amamos y nos aman nunca nos dejan realmente, no mientras podamos recordarlos con una sonrisa- dije tratando de no emocionarme- necesito hablar con Annick y Sophie, ya vuelvo. Acaricie su cabellos antes de apartarme y dirigirme a la pelirroja, aquella risueña mujer que había conocido hacía tiempo se me presentaba ahora como alguien muy distinto, endurecida y sombría, con un dolor que yo podía comprender demasiado bien. Saber que aquel que había amado y seguiría amando por la eternidad se había ido, que ya no tendría sus besos sus caricias, sus abrazos y sus risas, era algo que te atravesaba, una especie de dolor que llegaba hasta los huesos, y que hacía que respirar fuera demasiado difícil. Mientras Luna se volvía a contestarle algo a un hombre que no conocía, llegue donde se encontraba Annick, tome sus manos y trate de hacerle sentir que no estaba sola, que ambas lloraríamos a Elvis por siempre. Ella un poco más clamada comenzó a hablar, pidiéndome que fuera yo quien realizara la ceremonia de despedida de Elvis, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas. - Sera un honor Annick- dije abrazándola- lo haremos como en los viejos tiempos. Lo despediremos de la misma manera que nuestros ancestros despedían a nuestros Lairds y a nuestros guerreros. Me aparte para dirigirme hacia Sophie, cuando algo en el ambiente cambio sentí correr por mi columna un escalofrió, me gire en redondo para tratar de enfocar quien o que había logrado hacerme sentir así, mis ojos detuvieron en una mujer rubia, con unos ojos de un bello color ámbar, una rabia feroz se apodero de mi ser al caer en cuenta de quién era ella. Apreté mis manos hasta volverlas puños cerrados y sentí que mis ojos se tornaban de un rojo intenso, en un par de zancadas me encontraba junto a ella y la tome de los hombros. - Como te atreves a aparecerte por aquí- dije con los dientes apretados- como tienes la cara de hacerte presente, acaso piensas en venir a burlarte de nuestro dolor. ¿Cuánto más daño nos quieres hacer? – escupí es su cara mientras la zamarreaba con fuerza- habla mujer ¿A qué has venido?
  13. Me encontraba vagando por un bosquecillo cerca de Ottery, desde que había vuelto no había podido quedarse mucho tiempo en la mansión, aquellas paredes que antaño habían sido para ella su hogar, ahora se le representaban como simples ladrillos fríos y huecos, la luz, el calor y el amor habían desaparecido con el hombre que había sido patriarca y cabeza de la familia por tanto naos que ya no podía decir cuántos. El sonido del agua cerca de donde me encontraba me susurraba, me acerque y descalzándome introduje mis pies en el arroyo. El reflejo que es espejo de agua me devolvía, me resultaba tan extraño, mis ojos siempre de un verde brillante o un azul violáceo, eran ahora grisáceos, gélidos, suspire deseando tener la energía y el poder para volverlos alegres y vivaces, pero me sentía, cansada, vacía y completamente derrotada. Me rodeé la cintura con mis brazos, mientras sentía que por mis mejillas lentas lagrimas caían, algo que es aquellos días era habitual en mí, a pesar de sentir mis ojos secos de tanto llorar, siempre que aluna imagen de Elvis volvía a mi cabeza, las lágrimas aparecían. Mientras pasaba el dorso de mi mano por una de mis mejillas y un patronus se presentó ante mí, una hermosa leona plateada, me hablo con la voz de mi prima. Una vez la última palabra salió de la boca del plateado animal, este desapareció, sin perder tiempo seque mis pies con un movimiento de mi varita y me calcé, me puse de pie y me aparecí frente a los terrenos, donde se había emplazado la casa Granger, al traspasar la entrada no pude evitar que mi corazón se encogiera un poco, al ver las ruinas de lo que había sido e hogar de mis primas, aquella casa donde tanto yo como mis hijas, habíamos pasado días maravillosos llenos de risas y amor. No muy lejos de donde estaba divise la silueta de Mica, camine hacia ella, nuestra relación había cambiado demasiado, pero a pesar de todo ella era sangre de mi sangre, y necesitaba su presencia, necesitaba su cercanía, por que aquello era lo único que nos quedaba del hombre que había sido nuestros hermano, primo y padre al mismo tiempo. -Hola, Mica- dije cuando llegue a unos pasos de donde se encontraba- recibí tu mensaje prima, y aquí me tienes- le dirigí una sonrisa velada.
  14. El algún lugar recóndito de las Highlands El bosque susurraba en mis oídos el canto ancestral de la madre naturaleza, el sibilante viento, el burbujeante murmullo del arroyuelo que corría a unos veinte pasos de donde se encontraba, el canto de las aves, el fru-fru de la maleza cuando alguna criatura la rozaba en su camino hacia su madriguera. - O mhàthair, - Comencé a cantar en gaélico, mientras me encontraba de rodillas en el centro de un circulo de piedra- ban-dia na talmhainn, cruthadair nan uile, fear-dèanamh na beatha. Bidh sinn ag iarraidh do thiodhlacan, bidh sinn ag iarraidh do stiùireadh, bidh sinn ag iarraidh do sholas. O mhàthair, ban-dia na talmhainn, beannaich sinn.- concluí, juntando mis manos en mi frente e inclinándose hasta rozar la suave hierba del suelo. Al incorporarme, tomé la yesca que se encontraba a mi derecha y frotándola repetidas veces prendí fuego la hermosa ofrenda que mis hijas habían realizado para aquel ritual. Mientras los frutos, flores y hojas ardían, y el humo que la combustión generaba, ascendía hacia el cielo, me puse de pie y esperé que el fuego se consumiera. El último rescoldo acababa de apagarse, cuando el cielo se oscureció y un dolor intenso se apodero de mi cuerpo, todo el aire que tenia en mis pulmones, salió con un grito ahogado, mi cabeza cayo hacia atrás y en ardor insoportable se incrusto en mi pecho, y sentí como mis miembros se tensaban. Luego el silencio absoluto se apodero del lugar, caí pesadamente, colocándome en posición fetal, y tratando de recuperar el aliento, por mis mejillas, gruesas lagrimas rodaban mientras con mi mano derecha hurgaba entre mi ropa, hasta llegar hasta la delgada cadena que rodeaba mi cuello, de donde colgaba un amuleto. Con un quejido de dolor logré arrancar la esfera verde de la cadena, pero ya no era verde, sino negra como la noche más oscura, y la pluma central que se encontraba unida a la esfera, se había marchitado y oscurecido. Como pude me incorpore y me acerque al fino hilo de agua, para refrescar mi rostro. Al centrar mi mirada en el reflejo que formaba el agua, no pude menos que lanzar un “O mo chreach” (Oh Dios mío) mi cabellos siempre rojo como el fuego y con bucles rebeldes, se encontraba lacio y blanco como la nieves, y mis ojos antes verdes como las praderas de mi amada Escocia, ahora eran de un gris, casi blanco. Necesitaba volver a la mansión, sabia que había pasado pero aun no podía ponerlo en palabras, no quería hacerlo. Mis piernas no podían moverse, ya que todavía me encontraba temblorosa y dolorida, deseando poder hacerlo bien me desaparecí, para aparecer junta a la puerta trasera de la casita que compartía con mis hijas y Thetys, mi antigua nana. - Señorita- Thetys apareció a mi lado - ¿Niña que pasa?- sonreí al escucharla llamarme así, a pesar de los años, a pesar de ser madre, para ella seria siempre una niña, las lágrimas que había estado conteniendo volvieron a mis ojos. - Nana, debo volver a la mansión-le dije a la elfina- algo ha pasado, necesito hacerlo rápido, pero debo ir sola- cerré los ojos- necesito que cuides a las niñas. Necesito que las protejas, nunca deben volver a Inglaterra, no hasta que no haya peligro. Tethys tienes que cuidaras con tu vida- termine agarrando las pequeñas manos de mi nana. - Señorita- dijo mientras sus enormes ojos se inundaban de lágrimas, comenzaba a entender la situación- yo… no…. usted- aquellas palabras sueltas me indicaban que la elfina estaba tan trastornada como yo. - No puedo irme sin saber que ellas estarán protegidas, necesito tu palabra, necesito tu promesa, necesito saber que ellas estarán bien. Thetys asintió sin poder hablar, mientras se secaba las lagrimas, aquello era todo lo que necesitaba, mi corazón podía descansar tranquila sabiendo que mis niñas iban a estar protegidas, y pasara lo que pasara, ellas estarían bien. Era momento que despedirme, era momento de decirles adiós, quizás para siempre. Entre a la casa y subí la estrecha escalera hacia la habitación que compartían, ambas se encontraban dormidas todavía, era lo mejor para mí, tome mi varita y con una suave floritura las sumergí en un profundo sueño, al ser partes oneroi, no sería tan fuerte e hechizo pero bastaría para que estuvieran en trance por unas seis horas más. Tome la mano de cada una de mis hijas, cerrando los ojos deje que mi magia las cubriera, como un manto, la última protección que podía darles. - Mo chaileagan (mis niñas)- les dije en gaélico - es tiempo de marcharme, es tiempo de decirles adiós. Sepan que son lo más preciado para mí. Ser su madre fue el mayor honor y el mejor regalo que su padre pudo darme. Nunca dejen de ser ustedes mismas, nunca dejen que nadie salvo ustedes dicte su destino. Vivan, amen, sueñen, encuentren la luz hasta en el momento más oscuro. Les dejo mi amor para que las proteja y ruego a los dioses, que alcancen la felicidad.- En este momento las lágrimas volvían a correr libres por mis mejillas - Aquellos que amamos nunca nos dejan y yo estaré en su corazón y en sus sueños siempre. “Fuil m ’Fhuil” (Sangre de mi sangre)- les susurre mientras besaba la frente de cada una - “Neart, Aonadh agus Dìlseachd” (Fuerza, Unión y Lealtad)- luego de recitar el lema de la familia, salí de la habitación y de la casa, donde me esperaba mi elfina a quien abracé, ella dibujo en mi frente las tres lunas, tratando de darme la bendición de los dioses. -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Mansión Gryffindor Aparecí junto a la entrada de mi antigua casa, aquella que ya no podía llamar hogar, sobre los terrenos aún se observaba los restos de lo que sabía a ciencia cierta que era la marca tenebrosa, ya sabía quién había arrancado de este plano terrenal a la persona que más amaba luego de mis hijas, aquel que había sido padre y hermanos a la vez, aquel que mis hijas adoraban, aquel que siempre me protegió. Nunca más sentiría su abrazo, aquel abrazo gigante que me hacía sentir una niña por más que fuera una adulta, quien con una simple mirada me tranquilizaba. Él era quien nos unía, quien nos atraía como un faro radiante hacia puerto seguro. Mientras atravesaba la entrada, la culpa me corroía, podría ser verdad que algún mortífago hubiera apagado la vida de su amado primo, pero yo era tan culpable como aquel que levanto la varita. Me había negado a volver en incontables ocasiones, lo había dejado solo, en este mundo pútrido y cada vez más oscuro, el miedo por sus hijas me había acobardado, y había huido hacia lugares remotos, donde la magia apenas se podía rastrear. El sonido de voces me hizo girar hasta donde ellas se oían, al acercarme, pude distinguir a Sophie y Annick junto al féretro de mi primo, en ese momento, Luna se despedía de su padre. Había más gente en los alrededores, pero mi mirada estaba en aquellas tres mujeres, aquellas que habían amado a ese hombre tanto como yo. - Annick- dije acercándome a la pelirroja, sabía que mis ojos y cabellos habían cambiado pero mis facciones eran las misma, tome su mano -¿Sophie?- gire a ver a mi prima, alce una ceja y mis ojos preguntaron aquello que mis labios no que atrevían todavía a pronunciar. “¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué?”
  15. Aquel feliz reencuentro se había convertido rápidamente en algo peligroso, los sonidos cada vez más fuertes se sentían cercanos, tome mi varita fuertemente mientras veía como las niñas llegaban sanas y salvas a la puerta principal, en ese momento otro estruendo resonó a mi derecha, sorprendida pude ver como mi primo era levantado por el aires y atravesaba el jardín para ir a estrellarse en una de las columnas del porche. Comencé a acercare hasta donde estaba Elvis, pero la llegada de una persona me hizo volverme hacia la entrada de la mansión. Todo pasaba como en cámara lenta antes mis ojos, el grito de Annick me trajo a la realidad y gire tratando de ubicar a mi primo, a Sophie y Annick. Mi primo se encontraba todavía en el porche lanzando algún hechizo de protección sobre la casa y las niñas. Annick lanzaba un hechizo para proteger a la recién llegada en una burbuja, quedando ella misma completamente desprotegida y Sophie, estaba tratado de llamar la atención de aquella criatura invisible que nos atacaba. Mientras me acerca a Annick para tratar de protegerla, escuche que mi primo decía que lo que nos atacaba era un Tebo, rebusque en mi mente aquella palabra, tratando de recordar que criatura era. - Annick estoy aquí para ayudarte- le dije a la pelirroja, lista para protegernos mientras ella ponía a la joven a salvo. En ese momento mi mente se ilumino al recordar que era un Tebo, aquella criatura, originaria de África era similar a un jabalí, muy peligrosa y belicosa. Era necesario descubrir donde se encontraba, ubicarlo nos permitiría derrotarlo. Trate de aguzar el oído para intentar localizarlo, al parecer la bulla que estaba haciendo Sophie servía. - ¡Revelio!- dije apuntando mi varita donde supuse podría estar el animal- espero que funcione – susurré. @@Aitana Koch Dumbledore @@Annick McKinnon @ @

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