Miré de reojo la fantástica tienda mientras caminaba por las frías calles del Callejón. Mucho había escuchado de ella, pero sólo una vez había ingresado sin el propósito de comprar nada. Ahora que lo recordaba, necesitaba un par de cosas y probablemente ese sería el mejor lugar para conseguirlas. Todavía tenía el poco dinero que tenía ahorrado y esperaba que eso fuese suficiente para adquirir las cosas que andaba necesitando.
Me dirigí a la tienda con un poco de duda, pero lo hice finalmente. Entré directamente al primer piso, donde había un cartel gigante que rezaba: Primera Planta: Objetos Mágicos. Justamente este era el lugar donde, estaba segura, iba a conseguir todos los objetos que necesitaba.
Una amplía galería se extendió delante mío apenas pise el lugar: estaba llena de todas las especies de objetos mágicos, desde recordadoras hasta escobas. En una de las paredes había un gran libro, el cual parecía ser una especie de audio-guía del lugar pero de todas formas prefería darle un vistazo a cada objeto que había: uno no sabe lo que hay hasta que lo encuentra.
Después de dar varias vueltas, ya tenía bien decidido lo que quería: una varita, objeto realmente imprescindible en cualquier mago y un falsoscopio. Completé una planilla que un encargado de la tienda me entregó cuando le presenté mis objetivos.
Estiré el formulario y se lo entregué al vendedor, esperando que todo estuviese en órden.