Aquel folleto había sido distribuido en cada punto de interés aquella misma mañana. Los trabajadores elfos del Colegio se habían encargado de ello. Lo había llevado al Ministerio de Magia, San Mungo, el Callejón Diagon (y Knockturn) y a cada una de las familias y negocios esparcidos por todo el país. Era un día de pleno festejo y liberación para todos los alumnos del colegio. Sus exclamaciones al enterarse que no habría clases en toda la semana, se podrían escuchar a miles de kilómetros.
— ¡Disfruten de éstas vacaciones! Sigan respetando las reglas, porque de todas maneras les descontaremos puntos igual. ¡Al mediodía abrimos a todo el público, a prepararse!
Aquel día, todo el colegio se había levantado como de costumbre. Las caras somnolientas, los pasos arrastrados y algunos cabellos rebeldes se encontraban sentados en cada uno de sus asientos enfocados en sus desayunos, que en ése momento había pedazos de tocino, huevos, algunos cereales, jugo de naranja y muffins.
Me había puesto de pie en medio de todo aquello, llamando la atención tanto de los alumnos como de los profesores, viendo el asombro y la alegría a todos por igual. Para los docentes era un poco más de tiempo libre. Y para los alumnos era evitar los exámenes que se acercaban cada vez más. Había asumido el puesto de director hacía muy poco, asi que de alguna manera debía ganarme al menos, el respeto por mi puesto. El alboroto de voces aumentó diez veces su volumen y tuve que acercarme al claustro para darle algunas indicaciones.
— El festival solo será éste día, de 12 a 00hs. Aprovechen a dispersarse, solo necesito dos o tres profesores que merodeen por allí para ayudarme a controlar todo. Para los turnos arréglense entre ustedes. Los trasladores de ida y de vuelta será en el patio de entrada, ya arreglé todo. Si tienen dudas o quejas, luego lo veremos.
Saludé a los profesores con una leve reverencia sin darles mucho margen para alguna crítica o duda realmente. No había consultado nada a nadie, por eso mismo algunos portaban una cara de reproche. Pero al menos debían conformarse que no les descontaba el día libre por no trabajar. Me encaminé desde la mesa, recibiendo halagos de los alumnos, algunas manos alborotadas y más sonrisas. Un cuarto del alumnado ya se había retirado a sus habitaciones.
Continuaría el camino directamente a mi despacho nuevo, el de Director. Era increíble como al asumir aquel puesto, todo el castillo se había vuelto a disposición mía. Aparecían nuevos pasadizos que me llevaban donde quería. Los cuadros me ponían al día y los objetos me orientaban mejor. Sentía muy bien el poder que tenía. Aunque eso era solo un paso para mi principal objetivo, que no era solo caer bien a todos, sino algo más externo, más amplio.
Mientras caminaba a mi despacho pensaba en eso: me quedaría en el colegio hasta una vez empezado el festival, tenía que lograr que todos me vieran dentro. Luego todo el festival sería una mera excusa para usarlo de fachada y atraer a las personas al colegio, para que no molestaran afuera. El objetivo estaba fuera, en la espera de la reunión con La Alianza, así la llamábamos. Era todo parte del plan, atraer a todo aquel que pudiera ser un obstácu-l.0
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