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Gyvraine C. Sullivan

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Gyvraine C. Sullivan ganó por última vez el día 19 Febrero 2017

¡Gyvraine C. Sullivan tenía el contenido más querido!

Acerca de Gyvraine C. Sullivan

  • Cumpleaños 13/04/1991

Ficha de Personaje

  • Nivel Mágico
    8
  • Rango Social
    Dragones de Bronce
  • Galeones
    87195
  • Ficha de Personaje
  • Bóveda
  • Bóveda Trastero
  • Bando
    Neutral
  • Familia
    Malfoy
  • Trabajo
    0
  • Raza
    Vampira
  • Graduación
    Graduado
  • Puntos de Poder en Objetos
    40
  • Puntos de Poder en Criaturas
    30
  • Puntos de Fabricación
    0
  • Rango de Objetos
    10 a 200
  • Rango de Criaturas
    10 a 200
  • Conocimientos
    Leyes mágicas
    Artes oscuras
    Conocimiento de Maldiciones
    Aritmancia
  • Medallas
    8000

Profile Information

  • Casa de Hogwarts
    Ravenclaw
  • Género
    Female
  • Location
    En la soledad, donde estamos todos...
  • Interests
    I'm so tired of being here
    Suppressed by all my childish fears
    And if you have to leave
    I wish that you would just leave
    Cause your presence still lingers here
    And it won't leave me alone

    These wounds won't seem to heal
    This pain is just too real
    There's just too much that time cannot erase

    When you cried, I'd wipe away all of your tears
    When you'd scream, I'd fight away all of your fears
    And I held your hand through all of these years
    But you still have all of me

    You used to captivate me by your resonating light
    Now I'm bound by the life you left behind
    Your face it haunts my once pleasant dreams
    Your voice it chased away all the sanity in me
    These wounds won't seem to heal
    This pain is just too real
    There's just too much that time cannot erase

    When you cried, I'd wipe away all of your tears
    When you'd scream, I'd fight away all of your fears
    And I held your hand through all of these years
    But you still have all of me

    I've tried so hard to tell myself that you're gone
    But though you're still with me
    I've been alone all along

    When you cried, I'd wipe away all of your tears
    When you'd scream, I'd fight away all of your fears
    I held your hand through all of these years
    But you still have all of me

Contact Methods

  • MSN
    gyvraine_bagy@hotmail.com
  • Website URL
    http://
  • Skype
    gyvraine.sullivan

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  1. En medio de la oscuridad de la noche, una figura apareció frente a la entrada de la Mansión de la Familia Malfoy, casi como si el gélido viento la hubiera formado en un abrir y cerrar de ojos. No era necesario que apareciera en los límites de los terrenos, pues después de todo pertenecía a esa familia, era su hogar, pero había pasado tanto tiempo que todo se le antojaba particularmente ageno. - No recuerdo siquiera si eso estuvo ahí todo este tiempo - se dijo a sí misma mirando un árbol cercano, y en sus celestes ojos iluminados por la luna se veía el asombro, todo era nuevo, el tiempo había vuelto a aquella primera vez que su madre la había llevado a la mansión. Suspiró profundamente como tomando valor y dio un paso al frente, para darse cuenta que las rejas se abrieron por sí solas, como si la propiedad si la reconociera, y sino a ella, por lo menos sí reconocía la sangre que aun corría por sus venas. Sus pasos eran lentos, como tanteando el terreno, sintiendo de nuevo la experiencia de conocer el hogar de su madre, de sus primos, su tío... sus hijas, y sin darse plena cuenta estaba de pie frente a la puerta de entrada. - Hasta que alguien se digna a venir - una voz áspera hizo saltar a Gyvraine por la sorpresa, no esperaba que un elfo estuviera ya con la puerta abierta y mirándola con sus enormes ojos como pelotas de tenis - Ningún amo ha venido en semanas, parece una casa fantasma - se siguió quejando Hamiltón, haciendo una reverencia al momento en que la Malfoy atravesaba el umbral de la puerta, sus riñas con el elfo vaya que las recordaba y la hacían sentir cada vez más en casa. - Deja de quejarte, por eso nadie viene - reprochó la bruja quitándose de encima su túnica de viaje y dejando al descubierto su esbelta figura envuelta en un largo vestido gris perla. Sus zafiros recorrieron el lugar y se mordió la lengua, pues vio que no podía reprochar la pulcritud de la mansión, pues estaba en perfectas condiciones, incluso se podían ver los elegantes ornamentas navideñas, guirnaldas en candelabros y barandales de escaleras e, incluso, muérdago sobre los marcos de las puertas - ¿En serio nadie vino? - preguntó en voz baja, lamentando que aquello se desperdiciara. - No, ama, nadie vino a la Mansión, al parecer sus primos y sobrinos están muy ocupados para pasar a casa -respondió, al tiempo que Gyvraine recorría el Hall e iba al salón de juegos, para pasar al comedor, preparado para que en cualquier momento se sirviera una ostentosa cena. - No importa, no te pongas sentimental, sabes que a veces eso pasa, todos están muy ocupados y no recuerdan siquiera las fiestas - sin más y al cerciorarse de que no había nadie por lo menos en la planta baja, se sentó a sus anchas en el sofá de la sala -, anda, tráeme algo caliente, que está helando allá a fuera - y apuntando con su varita hizo que una llama naciera en la chimenea, pues la falta de habitantes había hecho que los muros de piedra congelaran el lugar. Ella misma sabía que no iba a quedarse tampoco a vivir ahí, pero por lo menos darle algo de vida a su hogar tenía que hacer, no podía dejar que pareciera abandonada, como si ningún Malfoy o cualquier otro mago se acordara de la grandeza de la familia. Ya después vería qué hacer, pero por lo menos esa noche estaría en casa, el mundo podía esperar.
  2. Apenas llegó y escuchó a su hermana su rostro cambió completamente, arrugó el entrecejo y apretó los labios, ¿cómo se atrevía esa gitana a decirle ignorante? ¿Cómo podía siquiera dudar de la pulcra educación que había recibido en su infancia ya fuera viajando con su madre por Europa o en casa de la familia Malfoy? Estuvo a punto de sacar su varita y apunta con ella a su hermana cuando escuchó más voces alrededor. Eso no se iba a quedar así. - ¿Primo? – dijo distrayéndose por un momento de su furia - ¿Primo… nuestro? ¿Acaso a cada paso que damos nos encontramos con un pariente nuevo? – se quejó, asintiendo cortésmente para saludar a Felias, para luego dirigirse a quien Candela se había referido como Engendro. Gyvraine negó con la cabeza ante tanta falta de respeto por parte de su hermana, pero no alcanzó siquiera a reprenderla por nada, porque se escuchó un lejano susurro proveniente de lo que parecía el lugar de la profesora. Con una última mirada fulminante dirigida a su hermana tomó asiento, en parte para demostrarle que a pesar de todo no se negaba jamás a aprender un poco más de la magia. Sus celestes ojos siguieron de lado a lado lo que estaba escrito en la pizarra sin encontrarle completo sentido, pues a pesar de saber el tipo de predicciones que hacían los muggles con los números, no entendía cómo es que con tan solo dígitos pudieran ver el futuro, sin largas secuencias o datos recopilados a lo largo del tiempo, como se hacía en las finanzas muggles. - La verdad, creo que ver el futuro con número sería mucho mejor que hacerlo con una bola de cristal – intervino, Gyvraine ante las palabras del que ahora sabía era su primo -, los números son, por mucho, más objetivos que las tazas de té y todos los utensilios que usan los adivinos – continuó la Malfoy, tratando de que en su voz no se notara la poca credibilidad que le daba a todo lo que enseñaban en un aula de adivinación. Miró la tabla con números y a pesar de que sus conocimientos en matemáticas no eran básicos, no lograba encontrar la conexión entre los nueve dígitos y las letras del alfabeto. Su mirada fue desde su lugar intermitentemente a Felias y a la profesora y prefirió esperar la respuesta de la mentora, de la que también reparó, no sabía su nombre.
  3. En la habitación de la Malfoy se podía escuchar una lenta melodía que parecía contar una historia trágica de amor, pues de cuando en cuando las percusiones hacían que el ritmo cambiara por unos segundos, mientras se oía de fondo el agua cayendo. Gyvraine había decidido dedicar todos esos días a consentirse y tomar largos baños, preocupándose a penas por el qué dirán o en cualquier pendiente que pudiera tener. La bruja había mantenido los ojos cerrados durante todo el tiempo que había permanecido en la tina, y había puesto tan poca atención a la aparición de una solitaria piedra sobre su escritorio, varios metros lejos de la puerta de su baño privado que, sin darse plena cuenta, ya iba tarde a su clase. Con la misma parsimonia con la que había hecho todo se vistió con una vaporosa túnica gris perla y comenzó a pasear por su amplia habitación. - Esto comienza a ser cansado - susurró Gyvraine con cara de aburrimiento, buscando con la mirada unas sandalias altas que estaba segura había dejado en algún lugar la noche anterior. A pesar de saber que el paquete que le había llegado por lechuza apenas un par de días antes auguraba que su hermana planeaba algo, la Malfoy no había siquiera tenido precauciones extras. Solo un pequeño destello le hizo percatarse del traslador que parecía flotar sobre la superficie de caoba. Con ojos entreabiertos, Gyvraine se acercó, sospechando de su Candela y sus extrañas bromas, pero aun sin saber exactamente a dónde es que quería llevarla. Extendió una mano para tocarlo, y justo cuando la yema de sus dedos tocaron la piedra sintió el típico jalón a la altura del abdomen, al momento de sentir también cómo es que con la otra mano se apoyaba en la superficie del paquete aun envuelto. En apenas un parpadeo la luz azulada la envolvió por completo y la dejó sin vista, no fue hasta que bajo sus pies volvieron a tocar piso firme que abrió los ojos completamente desconcertada. - ¿Qué demonios? - comenzó a maldecir antes de encontrarse en medio de silloncillos en forma de números. Con su celeste mirada recorrió el lugar y, como lo supuso, se encontró con una figura familiar: Candela Triviani Por lo menos me hubieras dejado una nota de a dónde iba a ser la cita, ¿no? - le reclamó cuando llegó a ella en apenas dos zancadas y poniendo a un par de centímetros de su rostro la piedra con la que había llegado hasta ahí. La Malfoy ni siquiera se había molestado en averiguar el lugar en el que estaba o quienes estaban presentes, solo tenía ojos para la andrajosa imagen de la Triviani. Fue hasta después de tan solo un par de segundos que se dio plena cuenta de la presencia de un par de chicos, que la dejaron congelada. - ¿En serio? ¿De nuevo? - susurró con los dientes apretados a su hermana quedando a su lado y mirando con una forzada sonrisa a sus compañeros. Había bastado todo un minuto para que comprendiera que estaba de nuevo en Ateneo de los conocimientos, solo que aún no sabía en qué clase - Hola, Gyvraine Malfoy - se presentó lo más cordial que pudo, mirando apenas a los presentes sin dar señal de reconocer a nadie más que a la Triviani.
  4. Hola.. hola... Vengo a pedir un conocimiento.. y no.. no me han amenazado.. no.. Nick: Gyvraine C. Sullivan ID: 74211 Conocimiento: Aritmancia Nivel de Magia: VII Link a la Bóveda: http://www.harrylati...showtopic=78641 Link a la Ficha: http://www.harrylati...showtopic=78511 Saluditos
  5. Apenas despegó los labios para replicar a su hermana cuando la profesora comenzó a explicar de qué se traban los libros, así como los poderes que conllevaban, por lo que Gyvraine no pudo más que fulminar a su hermana con la mirada tratando de controlar su molestia. Después de todo cuando ambas Triviani estaban juntas, lo más probable es que hubiera por lo menos una discusión, siempre había sido así. La atención de la Malfoy regresó a su hermana para encontrar un rostro de sorpresa e indignación, que por un segundo le pareció lo más cómico del mundo, pues sorprender a Candela era todo un reto; pero en el momento en que siguió la dirección hacia donde la gitana miraba, sintió como ella misma se llenaba de desconcierto: el pergamino en el que había escrito con tanto esfuerzo estaba siendo consumido por las llamas. Apenas si logró parpadear cuando vio como la profesora le apuntaba directo al pecho, después de haber tratado de atacar a Candela, poniendo el ejemplo que jamás podrían hacer daño directo a alguien con esos hechizos. Cuando el hechizo de Leah no tuvo efecto alguno, Gyvraine soltó el aire que sin darse cuenta había estado conteniendo en sus pulmones, quedando en claro que el confrigo no la haría volar en pedazos. - Linda forma de corregir la tarea se dijo a sí misma de forma inaudible para el resto, mirando de reojo a la Triviani que, con voz normal y sin aparente preocupación, comenzó a bromear con lo que ante sus ojos parecía absurdo. Gyvraine no pudo más que abrir como plato los ojos, ante semejante cinismo y trató de contener la risa con cada palabra de su hermana, percatándose un segundo después que el descaro de semejante mofa era el anillo de salvaguarda ¿Vas a pintar sobre todo el castillo antes de quemarlo, también? preguntó, siguiendo el juego. A punto estuvo de soltar una carcajada cuando frente a la gitana apareció Igor Karkarov, una visión que le dio muy mal presentimiento a la Malfoy que ya tenía apenas a un par de metros a Peter Petrigrew. Sin más hizo girar su varita entre sus largos dedos, recorriendo mentalmente la lista de hechizos que podía utilizar para poder defenderse, sin apartar la mirada ni un segundo del fantasma, bastante corpóreo al que tenía que enfrentar. - Dañar o causar la muerte repitió lentamente aun concentrada más en cómo atacar a su oponente que en su alrededor, pero cuando estuvo a punto de levantar su varita sintió un tirón desde el brazo que la hizo retroceder un par de pasos. Buscó con ojos furiosos al culpable y se dio plena cuenta que la Trivnia la ocupaba de escudo humano - ¿Qué demonios te pasa? le dijo apretando los dientes, sin percatarse de que el fantasma de Petigrew ya se abalanzaba hacia ella y como acto reflejo, la Malfoy levantó su varita de arce haciendo una estudiada floritura para que de ella salieran una docena de medias lunas. Gyvraine alcanzó a ver como las medias lunas producto de su hechizo cruzaban la ya poca distancia que la separaba del fantasma y se clavaban en el cuello, manos y piernas de su atacante, con la única intención de provocarle graves daños que fueran capaces de detenerlo. Sin embargo, la bruja no se quedó a contemplar cuan efectivo había sido su hechizo, sino que giró en redondo hacia Candela, casi con llamas en los ojos. - ¿Quieres verme muerta? le preguntó a la Triviani, arrastrando las palabras Aunque creo que ya somos dos a las que quieren muertas, ¿no? Preguntó con cierta ironía -, ya veo que hasta ladrona de hechizos eres dijo, elevando la comisura de los labios en una sonrisa que tenía poco que ver con la alegría. Dio media vuelta y pasó junto a su hermana para susurrarle al oído Después salgamos a dentro terminó con sarcasmo, alejándose de la gitana para ir hasta donde inicialmente habían entregado los pergaminos.
  6. Los labios de la Malfoy formaron una fina línea en el momento en el que por el rabillo del ojo captó la sonrisa burlona de su hermana pues, a pesar de querer disimular, sabía a qué se debía, después de tantos años conociéndose era como si leyera su mente. Cerró todo un segundo los ojos y tomó aire profundamente, no era momento de hacer una escena y mucho menos echar en cara el que estuviera ahí por culpa de Candela. Avanzó hasta situarse tras la Triviani y miró sobre su hombro para alcanzar a ver el pedazo de pergamino en blanco que le había proporcionado la profesora, recorriendo mentalmente la lista de hechizos, maldiciones y demás conjuros que pudieran servirle para aquella clase. Frunció el ceño levemente mientras escuchaba de nuevo las palabras de su hermana al preguntar por un libro, dándose plena cuenta que había estado tan desconectada del mundo mágico en el que había crecido que apenas si lo reconocía. - Si, dame la mitad - añadió parándose a un lado de ella, partiendo por la mitad el pergamino y haciendo una elaborada floritura con la varita junto a la oreja de su hermana, para hacer aparecer otra pluma -. ¿Qué es el Libro de Merlín? - preguntó a la Triviani, con la pluma a la altura de los labios, al tiempo que trataba de elegir qué escribir - Antes todos estudiábamos en casa y no nos hacían caer en trampas para ir a clases - terminó fulminándola con la mirada, antes de volver a clavar los ojos al frente, tratando de concentrarse. Gyvraine pareció perderse en sus pensamientos e imágenes inconexas comenzaron a aparecer ante sus ojos, como venidas de otra vida, donde podía escuchar el crujido de huesos al romperse o podía ver aves de fuego aparecer de su varita dispuestas a quemar todo a su paso, incluso se vio a sí misma protegida por un ser de oscuridad flanqueada por una enorme bola de fuego y casi pudo ver el destello de un arma con filo sobrenatural en su mano. Sacudió la cabeza para eliminar cualquier imagen que pudiera quedar en su mente, cada día le sorprendía más su imaginación, era imposible que pudiera tener esos recuerdos. - No se me ocurre nada, ¿Qué pusiste tú? - preguntó tratando de leer lo que la Triviani había contestado, al tiempo que garabateaba "Confrigo" en su pequeño trozo de pergamino - Hace mucho que no trato de hacer daño a la gente, ¿debería comenzar? - comentó con un gesto indescifrable hacia Candela, escribiendo "Desmaius?" con cierta duda - ¿Te gusta el Incen​dio? - preguntó al tiempo que con mucho esfuerzo lograba escribirlo en el poco espacio que quedaba en el pergamino - Si te incendian la túnica, vaya que dolerá - terminó con una sonrisa de falsa satisfacción.
  7. En la mente de la Malfoy aparecía claramente las líneas de un amarillento pergamino que había recorrido con la mirada más de una vez, y a pesar de ir en camino hacía el lugar de reunión, aun trataba de encontrar la razón que la llevó a semejante decisión, pero sobre todo, trataba de encontrar la forma de escabullirse de semejante enredo. No lograba comprenderlo, no entendía ni ella misma cómo es que se había dejado enredar en tal lío o cómo es que siquiera estaba de nuevo en Londres. Soltó un suspiro justo en el momento en que sus celestes ojos encontraron el reloj del elegante bar en el que se encontraba, faltaban tan solo dos minutos para las nueve y seguramente llegaría tarde a su cita. Un suspiro más salió de entre sus labios, justo antes de ponerse de pie al tiempo que dejaba un par de galeones para pagar su consumo, y se dirigía directo a la puerta del negocio. - La voy a asesinar un día de estos si sigue metiéndome en esto - susurró antes de desaparecer, quedándose con el sonido de la primera campanada que anunciaba las nueve resonando en sus oídos. Se dejó arrastrar por la negrura y el tirón a la altura del estómago, muy propia de la desaparición, con único destino en mente que el que citaba el arrugado pergamino que yacía en uno de sus bolsillos. Al abrir de nuevo los ojos se encontró en la espesura de un bosque envuelto en densa neblina y con un único sendero apenas iluminado por la tenue luz de luna. Gyvraine recorrió su alrededor con mirada crítica y se dio plena cuenta que estaba en medio de un bosque bastante tupido de árboles que en las sombras formaban figuras extrañas, casi como si la acecharan criaturas misteriosas, salidas más bien de cuentos para asustar a los niños y no de la realidad, criaturas de pesadillas. - Genial, un lugar bastante propio para una clase - soltó con cierto dejo de sarcasmo al ver a unos doscientos metros una cabaña, que pasaría inadvertida de no ser por la luz que emanaba del interior y alcanzaba a colarse por las rendijas de las ventanas cubiertas -. Que no se pierdan los valores y buenas costumbres de dar una cátedra en medio de la nada y en plena noche- continuó con el mismo tono de voz, mientras avanzaba paso a paso hasta donde creía que encontraría, no sólo a la profesora sino también, a quién la había metido en todo ese lío. Las botas largas de piel de dragón, en las que estaban enfundados sus pies, hacían crujir las pequeñas ramas y hojas con cada una de sus zancadas cada vez más presurosas, pues sabía perfectamente que por lo menos ya tenía dos minutos de retraso. Después de todo la puntualidad jamás había sido su fuerte y no es como que quisiera cambiar ese precioso defecto que tenía de llegar tarde. - Soy la profesora Ivashkov ...- alcanzó a escuchar la Malfoy decir a una voz femenina cuando estaba justo del otro lado de la puerta, peleando aún por quitar los últimos residuos de ramitas y hojas que se habían adherido a su gruesa capa de viaje, así como a su larga cabellera castaña. Nunca parecía estar vestida para internarse en un bosque. Al entrar a la cabaña, Gyvraine fue plenamente consciente de cada una de las personas presentes y, mientras escuchaba la respuesta de quien se había identificado a sí mismo como Emmet Gaunt, fijó la mirada en la profesora. En los ojos de la Malfoy pareció brillar un eco de reconocimiento que se extinguió casi al instante, como si la viera después de mucho tiempo y, en tan solo un segundo, jamás la hubiera visto nunca en su vida. Su atención fue completamente robada al momento en que una voz más que conocida se escuchó: Candela Triviani. Sin poder contenerse, Gyvraine la fulmino con la mirada y enarcó una ceja, como haciendo una pregunta muda a su querida hermana que, al parecer, estaba más parlanchina que de costumbre. Ya encontraría la forma de hacerla pagar por inscribirla a una clase a la fuerza. - Las maldiciones de los muggles no son necesariamente superstición - comenzó a hablar la Malfoy mirando de reojo a Candela, para luego centrarse en Leah y Emmet -, pueden ser huella de maldiciones que usaban antiguos magos, pero sin efecto alguno... después de todo son muggles - añadió con media sonrisa, impregnando de desprecio aquella última palabra -. En cambio, una maldición que conocemos tiene efecto, no sólo porque la decimos nosotros como magos y brujas, sino porque ha ido evolucionando a lo largo de la historia de la magia - hizo una pausa, y continuó elevando los hombros en un gesto que parecía recalcar lo obvio -. Así que la diferencia es esa... la magia. Gyvraine Malfoy - añadió con un leve asentimiento al presentarse.
  8. Hola, vengo en uso de mis facultades y sin que nadie me haya obligado... a inscribirme a conocimientos.. Nick: Gyvraine C. Sullivan ID: 74211 Conocimiento: Conocimiento de Maldiciones Nivel de Magia: VII Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78641 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78511 Eso :3
  9. Gyvraine apenas abrió la boca para poder siquiera reclamar del contenido del caldero como prueba fehaciente de que Candela le había robado, cuando éste salió por la ventana con todo y el elfo que había estado ayudando a su hermana. sus celestes ojos se quedaron todo un segundo mirando el espacio por el que había salido aquella precaria poción y justo antes de girarse hacia la gitana ésta saltó por entre las cortinas, como siguiendo el mismo camino del Chuck. - ¿Qué demonios? - susurró tratando de detener a su hermana, aunque era demasiado tarde, pues ésta ya caía hasta donde parecía se celebraba una fiesta de té - ¿Es en serio que así vas a escapar? - dijo a la silueta de Candela que ya había llegado a tierra firme. La Malfoy jamás había entendido la psicología de la hija menor de Aland, pero no cabía duda que jamás se había quedado quieta. Desde lo alto contempló la escena, tratando de identificar a quienes habían sido interrumpidos tan de sorpresa por la Triviani y logró ver una cabellera de un color inconfundible, así como una chica más y por un momento la idea de ver la cólera de Alyssa contra Candela se le antojó particularmente divertida. Los modales de su hermana jamás habían sido los mejores y, por supuesto, siempre era un espectáculo digno de ver el cómo su tía trataba de lidiar con ellos. - Ya recuerdo qué extraño de este lugar - susurró para sí, apoyada en el marco de la ventana, al tiempo que hacía una floritura para que los restos de poción dejaran al elfo libre, así como sus heridas comenzaron a sanar - sus malditos chillidos no me van a dejar escuchar - se quejó con un dejo de aburrimiento, mientras hacía una floritura más y el Chuck desaparecía del jardín. Agudizó el oído y apenas unos cuántos fragmentos de la conversación llegaron hasta ella, ni el haber desaparecido al elfo había ayudado en nada, no había más remedio que acercarse más. Sabía que la palabra baúl había salido de entre los labios de Candela, y algo en su interior le recordaba a gritos que su hermana no buscaba cosas viejas solo por qué sí y, muchos menos, después de haber saqueado la alacena de ingredientes. - Creo que tendré que saludar a la familia - se dijo con nula emoción en la voz, ya que desde hacía días prefería no toparse con nadie que hubiera formado parte de su vida, pues sabía que se darían cuenta de la laguna mental de la que pretendía sufrir. Echó un último vistazo a la alcoba de su hermana en busca de alguna pista del robo de sus ingredientes, pero estaba consciente que no encontraría nada, todo había sido perfectamente limpiado y, sin más, salió de nuevo al pasillo. Mientras avanzaba paso a paso por el pasillo trataba de recordar cuántas veces había estado en el castillo después de su graduación de la academia y se dio plena cuenta que el lugar que había sido su refugio en su niñez, apenas si era relevante en su vida posterior. Avanzando como por inercia había llegado hasta la planta baja, pero justo antes de girar hacia el jardín donde había caído su hermana, escuchó que alguien en el hall pronunciaba su nombre. Gyvraine se detuvo en seco y frunció el ceño ligeramente, pues no había reconocido aquella voz y volviendo sobre sus pasos fue con cautela hacia donde, al parecer, continuaba una amena plática de un sirviente con alguien a quien la bruja no lograba reconocer. La Malfoy se quedó oculta tras una columna, intrigada aun por la extraña curiosidad de aquel visitante, al que aun no sabía qué tan de confiar era. - ¡Chuck! - dijo Gyvraine saliendo de su escondite y fulminando al elfo con la mirada ante su indiscreción frente a un completo extraño - ¿Se puede saber quién demonios te permitió revelar información familiar? - elevó una ceja expectante a la respuesta del elfo y, sin esperar más de un par de segundos, se dirigió al visitante - ¿Y usted es? - preguntó dejando los formalismos de un saludo de lado, pues después de que había estado interrogando al Chuck sobre su lugar en la familia Triviani, la Malfoy no creía que el hombre merecía consideración alguna.
  10. Negando lentamente con la cabeza, Gyvraine reprimió las ganas de poner los ojos en blanco ante tan descarado intento de su hermana por querer engañarle. Prácticamente la había visto crecer, ¿cómo podía imaginar que no sabía cuando ocultaba alguna travesura? Además de que sabía que era ella quien había profanado su alacena de ingredientes. - ¿Qué fue eso? - Añadió Gyvraine al escuchar la queja del elfo, había encontrado el pretexto perfecto para retener a esa pequeña mentirosa - Ven, vamos a ver, salió de tu habitación - dijo al tiempo que a tomaba por la muñeca y obligaba a regresar sobre sus pasos hasta la puerta por la que de un momento a otro había dejado de salir humo -, no querrás que un Chuck arruine tu de por sí deplorable creación, ¿verdad, pequeña? - terminó con una sonrisa y pasando por alto la molestia de la hija menor de Aland. La Malfoy sabía perfectamente que enfrentar directamente a la Gitana no le iba a llevar a ningún lado, después de todo lo iba a negar y tenía un poder sobrenatural para mentir, necesitaba recurrir a tácticas diferentes con ella. Sin soltarla se quedó de pie frente a la puerta de la alcoba de la Triviani e hizo un gesto para cederle el paso. - La dueña de la habitación primero - dijo con una amplia sonrisa, pues después de todo no sabía con lo que se encontraría en tal lugar y qué tan peligroso sería, era mejor mandar un conejillo de indias -. Tienes que ver después de todo el resultado del esfuerzo hecho con MIS ingredientes, ¿no? - añadió, clavando sus celestes ojos en Candela, y con un tono mucho más tenso. Escuchaba ruidos extraños salir de los aposentos de su hermana, pero sabía que no iba a ser tan tonta como para hacer algo realmente peligroso en el castillo o por lo menos eso esperaba la Malfoy, que había tenido un repentino interés de la coincidencia de encontrar a Candela en el castillo después de no haberla visto en Londres, ni en ningún lado, en mucho tiempo. Había conejo Triviani encerrado... *** Tarde pero seguro (?) @@Candela Triviani
  11. Al final, después de vagar por todo el pueblo terminó de pie frente al castillo de la familia que le había acogido en un momento como aquel, pero hacía años, toda una vida a decir verdad. Soltó un suspiro y sin más remedio avanzó a paso lento por el camino que le llevaría a la entrada principal, como si fuera una visita cualquiera, una bruja cualquiera. - ¿Qué diablos? - se dijo a sí misma, desde el momento en que había abierto los ojos aquella mañana se sentía libre, no tenía atadura alguna, casi estaba segura que de proponérselo podría volar sin necesidad de escoba alguna - ¿Por qué no? - soltó con una carcajada al tiempo que hacía una elaborada floritura y sentía como sus pies dejaban el suelo y su cuerpo era envuelto por una corriente de aire que la elevaban hasta llevarla a su habitación. Apenas entró a su alcoba inhaló profundamente el aroma del castillo, como si con ello hiciera el tiempo retroceder a cuándo apenas era una niña que pasaba ahí unas cuantas semanas de vacaciones en compañía de sus primos y hermanas.No tenía ni un minuto de haber puesto un pie en el hogar de la familia Triviani, cuando se dio plena cuenta que algo no estaba bien en el lugar. - ¿Qué huele tan mal? - susurró y fue en ese momento en que sus celestes ojos se encontraron con una de sus vitrinas entreabiertas, como si la seguridad que las protegía de ladrones hubiera sido más que violada - ¿Qué demonios pasa aquí? - Abrió la boca para llamar a gritos a un elfo cuando escuchó un estruendo acompañado de un temblor que estremeció el castillo entero - No es cierto... No es cierto... Con un movimiento de varita despreocupado las puertas de la vitrina en la que guardaba su reserva privada de ingredientes para pociones se cerraron, al tiempo que a grandes zancadas ya cruzaba la habitación directo a la puerta a encontrarse con la que estaba segura era la autora del delito. No fue siquiera necesario que tocara la puerta cuando ésta se abrió a su paso y Gyvraine se encontró con el camino completamente despejado hacía el pasillo. - ¿A dónde crees que vas, pequeña Triviani? - dijo interponiéndose en el camino de Candela con los brazos cruzados y el entrecejo ligeramente fruncido. No era necesario investigar quién había tomado "prestado" ingredientes de su habitación o quién había hecho que el castillo se estremeciera desde los cimientos, después de todo la única hija sanguínea de Aland siempre había sido la más traviesa - Llego justo a tiempo, ¿cierto? - añadió la Malfoy elevando una ceja y viendo como salía humo de la que sabía era la puerta a los aposentos de la Triviani. *** @Candela Triviani @Danyellus Triviani Malfoy Aun no sé cómo haces esto de las menciones.. a ver si salieron o.o

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