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Aldaron Passim

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  1. Febrero 2021 APROBADOS David James Dumbledore : http://www.harrylatino.org/user/111240-david-james-dumbledore/ Mica Gryffindor : http://www.harrylatino.org/user/41347-mica-gryffindor/ Nate Weasley http://www.harrylatino.org/user/106737-nate-weasley/ SUSPENDIDOS Ellie Moody (**) Idylla Macnair T. Jank Dayne (**) Tiene opción a repetir el conocimiento sin pagar las tasas de Matriculación.
  2. El primer alumno en salir era tan escéptico como él en cuanto al Arte de la Adivinación. También notó que no le gustaban los centauros, pero eso era algo que a Aldaron no le importaba. En conjunto, a él tampoco le gustaban los humanos. Ciertos humanos. Alguno le había sorprendido lo suficiente como para permitirse incluirlo en su círculo ecuestre, como algo parecido a un "amigo". El resto de humanos le eran indiferentes, al menos que le sorprendieran con alguna observación interesante. No fue el caso. - ¿Profecía? Una sobre la guerra entre países, nada importante. Por supuesto, nada importante para él; para los centauros, lo que hicieran los magos entre ellos, no eran de su incumbencia. Sus guerras eran nimiedades comparándolas con la historia de la Tierra desde sus orígenes. - No sea iluso, muchacho, ¿cómo quiere leer nada en la planta de los pies, si los lleva calzados? - Contestó en un tono algo cansado. Era cierto que los humanos se comportaban como majaderos, pero es que, además, había olido un poco de burla en aquella pregunta. El Centauro no estaba allá para eso. - Los pies no presentan las huellas del suelo porque se cubren, se cuidan, se protegen... Nunca conocerá nada, ni bueno ni malo, de una extremidad que no toca el suelo con sus cascos. Tal vez había exagerado un poco, sobre todo porque aquellos humanos no tenían la honorabilidad de tocar el suelo y protegían sus dedos como si fueran frágiles. Tal vez lo fueran y por eso tenían vedado el conocimiento de predecir el futuro, al menos la facilidad que poseían los centauros para ver lo que ellos ni imaginaban. La muchacha parecía enfadada y no dijo nada, aunque sus gestos decían lo que su boca no se atrevía. El centauro pateó un poco en el suelo y la poca paciencia que solía tener desapareció en cuanto el otro muchacho le insultó. - Quiero dejarle claro que los centauros no buscamos formas de predecir el futuro, le ruego no cometa el desacato de comparar la Adivinación con la respetable Astronomía. Nosotros leemos el futuro, porque éste está escrito en las estrellas. No predecimos sino que sabemos. Los magos siempre tan ignorantes. Les dio la espalda a todos y se alejó despacio, haciendo ruido con sus cascos al golpear con fuerza la tierra. - Supongo que su profesora les aprobará a todos. Pero eso no es problema mío. Veo que sus cabezas son tan cuadradas como la de ella.
  3. El ruido de los cascos sobre la piedra sonó con fuerza. La cabeza de un hombre apareció de repente en la clase de astronomía y, en un gesto impaciente, separó los gruesos cortinajes que la cubrían. Cuando la luz del atardecer entró en el aula, apoyó sus brazos en el alfeizar de la ventana y oteó en el interior. - Lamento haber asustado a su profesora, muchachos. Su voz era ruda, gruesa, como se se espera de un hombre fuerte. A simple vista, su rostro y su torso desnudo, musculoso, no enseñó su naturaleza peculiar hasta que se irguió con un gesto de desagrado al husmear aquel ambiente cargado y maloliente. - ¡Qué manía tienen los profesores de Adivinación de crear ambiente oscuro y espeso para dar sus clases - exclamó, claramente en una crítica hacia aquella clase. - Muchachos, aprenderán mejor si miran por la ventana y respiran aire puro que con ese aroma de incienso quemado. La noche es hermosa. La luna se verá en plenitud en unas horas y Venus se alineará con ella durante unos minutos. Será más interesante que... Ahora, su silueta de centauro era muy visible en la ventana, su cuerpo de caballo pura sangre y su cara barbuda, que se confundía con lo que debiera ser la crin, oteaban las insinuantes estrellas de la noche que se acercaba. - ... Que unos posos de té mal hervido en unas tazas que no predicen nada. Sí, el Centauro Aldaron Passim demostraba la incredulidad que le producía aquella clase. No creía en la Adivinación. La creía una payasada, algo que no merecía tener crédito académico. Claro, que la opinión de un centauro no se tenía en cuenta en el recinto, tal vez por eso osaba interrumpir alguna que otra clase para mostrar su desacuerdo. - Veamos, chico. Sí, usted, el que ve "un árbol, una lanza, una nube..." ¿Cree que eso le dice algo sobre usted o sobre alguien que conozca? La Adivinación es incierta, depende de la interpretación que le dé a esos dibujos que usted cree ver. Pero lo que para usted es un árbol, seguro que sus compañeros ven una roca o un oso o cualquier otra forma. He aquí el gran dilema de la Adivinación: ¿Las formas que describen esos libros son exactas o dependen de sus capacidad de asociación de imágenes con su propia experiencia? Si son capaces de diferenciar eso, puede que aprendan a creer en la Adivinación. Su tono, sin embargo, les demostraba que él no creía. Su mente era demasiado racional para aceptar que los posos de un té le podían decir qué pasaría en el futuro. - A ver, otro ejemplo. Su caso, muchacha... Un sol... Una araña... ¿Cree que es presagio de algo bueno o de algo malo? Si viviera en una sociedad donde el sol es tan peligroso que mata, como en un desierto, donde necesitan protección para soportar sus rayos, ¿mantendría su lectura de que es felicidad? Dirigió una mirada algo irónica a todos, deteniéndose en el hombre que había susurrado "serpiente" como si fuera algo de lo que preocuparse. - La única sincera ha sido esa chica, la de los ojos verdes. Es difícil de leer. Podéis aprender de memoria esos libracos sobre si un escarabajo anuncia fortuna o si una piedra en forma de luna anuncia desgracias pero, la verdad, es que la Adivinación es un cúmulo de sensaciones propias reflejadas en imágenes aleatorias para todos y que cada uno interpreta según su propia experiencia. El centauro se permitió alejarse un poco de la ventana y dejar que la luz de la luna, que empezaba a imponerse en su reino nocturno, iluminara su cara barbuda. - Por eso, yo soy escéptico, no creo en ella. Sólo uno entre un millón, puede hacer una profecía que puede ser certera. Prefiero los miles de millones de estrellas. Son muchas pero todas son infalibles. Giró la cara hacia los alumnos dentro del edificio, esperando que salieran y contemplaran las estrellas y la posición de los planetas. Sin embargo, aquello no era una clase de Astronomía, sino de Adivinación. - Sin embargo... Yo he sido testigo de una real y auténtica Profecía. No puedo negar que, al menos una Adivina, acertó en ella. - Una mirada ensoñadora apagó su mirada durante unos segundos. Después, pateó el suelo con sus cuatro cascos, levantando algo de polvo. Volvió la mirada hacia aquellos alumnos y sonrió: - ¿Qué piensan de todo lo que les he dicho? ¿Saben leer las manos? ¿Creen que es más fácil que leer los posos del té?
  4. — Claro, ¿qué podría impedirme aprender de ti? —le regaló una sonrisa que ella no veía porque estaba detrás de él— Toda criatura es fascinante, y se ve en tus ojos la experiencia que ya has recorrido en la vida, en inglés, en español y en euskera si deseas. Sé libre, crea tus propios hechizos, guarda tus secretos y y usa los idiomas como mejor convengan para tu futuro, para el de nadie más. Era un consejo un tanto egoísta, como solían ser ellos, sin embargo en su tono de voz no lo denotaba, al contrario, esperaba que la joven fuera corriendo a su casa, empacara las maletas y se convirtiera en una chica de Ipanema, que conociera los templos japoneses y presentara los respetos a su culturas. La pregunta sobre las lenguas mágicas no lo cogió desprevenido, después de todo, él también quería saber más todos los días, y si pudiera, hablaría sirenio. Pero le temía un poco al agua y sus criaturas misteriosas, apenas rozaba las pezuñas algunas veces en algún estanque poco profundo. Llegó a una especie de acantilado y giró el rostro hacia la bruja. — El sirenio puede traerte problemas, pero también una alta paga en el ministerio, es difícil trabajar con los tritones, son un tanto testarudos y de mal carácter —el tono amigable le dejó permitirse otra ligereza—. si un día decides ponerme entre tus recuerdos, colócame como Aldaron, ese agradecimiento es más que suficiente. Me temo que no puedo acompañarte más tiempo y pronto se anunciará el alba, creo que este es un buen lugar para que me demuestres tu magia y desaparezcas. Ha sido un placer aprender mutuamente señorita. Sin esperar que ella le contestara se giró y se fue cabalgando suavemente, dejándole la visión de una cabellera que golpeaba en su rosada espalda, claro indicio de que el sol volvía a reinar en la tierra y él, debía descansar. ¿Cuál habría sido el destino del herido?
  5. Idiomas Septiembre 2020 Aprobados: Darla Potter Black Primeros Auxilios Septiembre 2020 Desaprobados: Zoella Triviani
  6. Sin notarlo, el centauro exhaló fuertemente, la lun se había puesto detrás de las nubes, por ponerlo en contexto, lo que le hacía perder mucha visibilidad. Las observaciones de Scarlett no eran para nada descabelladas, de hecho las anotaciones que hacía sobre las semejanzas entre los pueblos hebreo y egipcio, eran lo que necesitaba oír. Ahora, su conocimiento en las variaciones del inglés la hacían una excelente receptora para cualquiera que quisiera impartirle clases y volverla una políglota tanto muggle como mágica. — Es cierto, no estamos solos, pero hay cosas en las que debemos inmiscuirnos —encogió los hombros aunque fuera un gesto bastante vulgar para alguien con sus años—, y me temo que al menos que nos llegue un pedido formal de ayuda, será el destino quién decida sobre esa pobre alma. Por cierto, no tienes por qué llamarme maestro, crea una barrera innecesaria para el conocimiento por ambos lados, no creas que yo no aprendo de ti en esta noche que parece tocar su fin en pocos instantes. Y ese era el fastidio que quizá tenía, no sólo había desaparecido la luna, sino que el cielo comenzaba a tornarse sangriento, anunciando la llegada del sol. Aunque él podía estar perfectamente bajo los rayos solares, le gustaba considerarse una criatura nocturna. Caminó hacia los lados antes de decidirse y se colocó delante de la bruja, indicándole que con mucho cuidado la siguiera, aunque todo lo oculto ya no sería peligroso a esta hora, un poco de precaución nunca venía mal. — Tienes talento natural para las lenguas, así que te recomendaría unos libros de japonés básico y portugués, puede que te resulten extrañas mis sugerencias pero verás, —y señaló por dónde debía salir el sol— ellos no son tan lejanos como el sol, y muchas culturas ocultaron sus más grandes tesoros en esas lenguas, sobretodo en portugués, te sorprendería saber la cantidad de mitos de piratas que son realidad. Pero claro, ese acceso está limitado de momento, porque sólo dos países le brindan la importancia debida. Recuerda siempre esa frase que dice: El conocimiento te da poder. Si tienes talento para los acentos, úsalos.
  7. Aunque el centauro no lo fuera a admitir con determinación, si le causaba admiración que una bruja como la que tenía en frente supiera tanto de lenguas muggles como mágicas, avanzó lo suficiente para quedar frente a ella y alzó la mirada al cielo poco estrellado de la noche, resopló. — El rumano es complicado desde su origen, Europa se ha dividido tantas veces en guerras tan inútiles que ha quebrado los idiomas en ramificaciones que pueden emparentarse si uno afina el oído —bajó la mirada a Scarlett—, ya saber lo que dicen, es necesario escuchar con todos los sentidos que simplemente oír. Tengo algo que puede interesarte. El sexto sentido del centauro aún buscaba al personaje herido, pero se había distraído lo suficiente con lo que la noche le había colocado justo frente a él. Al destino no había que contrariarlo. Sacó de un morral de cuero unos cuantos pergaminos, separando con disimulo sus apuntes acerca de constelaciones poco conocidas, y le entregó dos a Scarlett. Uno en antiguos jeroglíficos egipcios y el otro en arameo. Aunque claramente los egipcios solían dibujar más que escribir, el período de esclavitud judía dentro del territorio egipcio los había influenciado en su idioma, usando alguno que otro elemento en sus representaciones. — Estos dos, por ejemplo, ¿si pudieras encontrarles un punto en común cuál sería? ¿De dónde crees que son? Sacó dos pergaminos más, uno en inglés, que sabía lo iba a reconocer inmediatamente y otro también en inglés, pero antigua y con las diferenciaciones que hacían los irlandeses en su lenguaje. ¿Podría reconocerlo también? Las jergas y el lenguaje popular lograban crear ramas muy diferenciadas dentro del mismo idioma, había sucedido con el latín, con el castellano, etc. — ¿De dónde son estos otros? Intenta leerlos en voz alta, y escúchate.
  8. Ingresar a terreno sagrado tenía sus consecuencias, sobretodo cuando se referían a lo mágico, dos brujas habían trasgredido los límites de lo permitido y una tercera presencia estaba desangrándose por los arbustos, aún sin poder ser auxiliada. Se acercó a ellas lo más que pudo, sin delatar su presencia, ¿Arameo antiguo? Eso podía darle la sospecha de algún ritual llevándose a cabo, por eso el llamamiento de la sangre. Cerró los ojos cuando una ráfaga de viento se levantó contra una de ellas, la que llevaba un libro enorme entre los dedos, los mismo cráneos que formaban un círculo desaparecieron junto a ella y entonces, supo que era momento de adelantarse al posible desvanecimiento de la otra persona. — Los hechizos se pueden crear en cualquier idioma, la funcionalidad de ellos, y lo que desees esconder ya depende de ti —susurró ingresando a la visión que podía tener Scarlett de ella—, el arameo no se usa hace mucho tiempo entre tu gente, se podría decir que es una lengua muerta, pero si estás involucrada en la creación de hechizos, podrías usarlo, sí. Hay conjuros por ejemplo hechos en la lengua duendigonza, para proteger sus tesoros propios y el tan afamado banco inglés de los magos. ¿Alguna vez lo has oído o visto escrito? La noche era fría pero su pelaje era grueso, se preguntó por un segundo si la joven sentía frío, si había venido por voluntad propia y si tenía que ver con las heridas que aún podían olerse en el ambiente, el olor a hierro siempre dejaba un hedor insoportable, metálico, huellas. — Los idiomas se han utilizado por siglos para dos cosas, al menos por ustedes: para comunicarse y —sonrió de lado—, para evitarlo, los códigos, los idiomas, los lenguajes permiten ocultar mensajes que sólo deben entregarse a la persona indicada en el momento indicado. ¿No te parece sorprendente? ¿Qué idiomas manejas con docilidad? No temas por tu compañera, —dijo de pronto para que entendiera que no estaba ahí para hacerle daño—, la naturaleza es sabia y supongo que no lastimaría su propia creación, la protege. De nuevo, como los idiomas con los secretos. Siempre le llegaba el feedback de hablar en círculos que a veces no tenían mucho sentido, pero era algo más de la raza que de sus intenciones, los centauros podían ser incluso crípticos al comunicarse. Este al menos, lo hacía con una semi sonrisa en lugar de sacar el arco y la flecha de la nada.
  9. El humano, Manuel, habló mientras Aldaron observaba el cielo con sus ojos color avellana. La noche anterior, Marte había brillado con mucha fuerza en el cielo. Estaba ansioso por ver si ocurría lo mismo aquel día. Desvió la mirada al escuchar las respuestas de su alumno, quien no parecía implicarse tanto como él quisiera en la clase. — Son varias. La más brillante de la Osa Mayor es Alioth. Otras que podrías haber encontrado en el mapa que te puse ahí son Dubhe, Merak y Mizar. Solo tenías que observar el mapa con un poco de atención —le explicó, señalando el objeto mencionado con la mano derecha. Caminó alrededor de la mesa para tomar un libro de un extremo. Luego volvió a acercarse a su alumno. — Ha mencionado las funciones más básicas, las que incluso los muggles saben interpretar. Nuestro estudio de la Astronomía es mucho más amplio; las posiciones de los planetas pueden indicarnos hechos que sucederán en el futuro más inmediato. O quizás no tan inmediato, hay muchas discusiones al respecto —se quedó pensativo, rozándose la barba con la punta de los dedos—. El cielo puede incluso ser un mapa para guiarnos; los horoscopos y estaciones son otros usos, muy bien, pero hay infinitos más. ¿Sabías que el estudio del cielo ayuda a aumentar el poder mágico de los magos? Toma —le dijo, estirando la mano donde portaba el libro que había tomado un poco antes. Asintió al escuchar lo que vio por el telescopio—. Así es, Marte y Venus se ven próximos. Um... Guardó silencio unos instantes. Luego le miró, comprensivo. — Quédese el libro, creo que le será muy útil para el futuro. Léelo y abre tu mente para la próxima clase, debes esforzarte un poco más si quieres aprobar este conocimiento, jovencito. Por hoy, hemos terminado. Espero verle en otra ocasión. Si alguna vez quieres consultarme algo, estaré en el Bosque que hay más allá del Ateneo.
  10. El humano no dejaba de parlotear. Porque sí, para Aldaron todo aquello era parloteo. Captó algunas de sus palabras, por supuesto, pues los directores habían hecho mucho hincapié en que debía escuchar todo lo que los alumnos dijeran y preguntaran, pero no podía evitar que su atareado cerebro, siempre deambulando entre pensamientos e ideas, se despistara de tanto en tanto. En un principio, había pensado desplazarse hasta una torre con el alumno, pero estaba cambiando de opinión al recordar las estrechas escaleras de caracol por las que debían pasar para alcanzar aque lugar. — Mejor vamos fuera, la torre es... de acceso difícil para mí. Sus cascos resonaban en la piedra que componía el pasillo mientras sentía la presencia de Manuel a sus espaldas. Le condujo hacia el exterior, a una explanada donde la hierba estaba un poco más alta y los árboles rodeaban para dar algo de sombra en aquel soleado día. En el centro había un par de mesas con diversos instrumentos astronómicos. Un poco más adelante, un enorme telescopio plateado de aspecto bastante caro y, a su derecha, una enorme pizarra con una anilla arriba sobre algo enrollado. Aldaron se detuvo y se giró hacia el alumno con gesto impasible. Aún así, había un brillo cálido en sus ojos. — Aquí estaremos más cómodos, Manuel —le indicó—. Como puedes ver, tenemos preparados varios instrumentos y materiales que se usan para estudiar el cielo. Aquí... —señaló el pizarrón y tiró de la anilla. Se desplegó ante ambos una especie de mapa llena de puntos y líneas blanquecinas sobre un fondo azul oscuro. Los puntos parecían lanzar destellos de vez en cuando, como si fuese el cielo nocturno—... tenemos un mapa de las constelaciones. ¿Puedes indicarme cuál es ésta? —añadió, señalando la Osa Mayor. Frunció el ceño—. ¿Sabría decirme cuál es la estrella principal de esta constelación? Aguardó unos instantes para que Manuel pudiera responder a su cuestión. Después, retomó la palabra para poder seguirle cuestionando. — Y ahora quiero que razones y me expliques cómo crees que podemos implementar la Astronomía en nuestra sociedad mágica. ¿Qué efectos y utilidades crees que puede tener? Y tras razonarme eso, por favor... —le señaló el telescopio—. Quiero que eches un vistazo ahí y me digas qué observas en el cielo, cuántos elementos puedes reconocer... si es que ves alguno.
  11. Aldaron ni siquiera se fijó en la sorpresa de su compañero humano cuando le vio entrar. Se centró en su saludo, y luego recordó que los humanos tenían la costumbre de presentarse entre ellos. Los alumnos llegaron cuando él intentó arreglar aquel pequeño fallo que había tenido. No conseguiría acostumbrarse nunca a tanta norma social. — Mis disculpas, humano, olvidé decirle mi nombre. Soy Aldaron Passim, uno de los profesores especiales de esta institución. La dirección recurre a mí... eventualmente. Tampoco me gusta mezclarme por aquí más de lo necesario —añadió, mientras ponía atención a las palabras de la chica que había llegado justo después de su propio alumno, que se había puesto a hacer reparaciones en el aula. Cuando el otro profesor le respondió e hizo alusión a su materia, asintió en su dirección a pesar de no estar totalmente de acuerdo con sus palabras. Pero también entendía que los humanos veían la Astronomía muy distinta de como la observaban los de su especie. Miró entonces a Justo, que no había intervenido aún. — Usted, humano, es el alumno de Astronomía, ¿cierto? Yo seré su guía durante la clase, permítame presentarme. Mi nombre es Aldaron Passim, e intentaré enseñarle lo que significa saber leer el cielo. Y ahora cuénteme, ¿quién es usted y por qué ha escogido este noble arte? ¿Tiene algún conocimiento previo de astronomía? ¿Trae algún material consigo o deberemos tomar el del Ateneo? Aguardó a que su alumno le respondiera mientras dio un par de pasos acercándose a la puerta del aula. Definitivamente necesitaba salir a un espacio más abierto. — Buscaremos un lugar más apto para mí y esta disciplina, ¿de acuerdo? Sígame, por favor. Hay una torre en este edificio que es idónea para el estudio del cielo. Cuénteme sobre lo que le he preguntado mientras nos desplazamos hasta allí —añadió, saliendo del aula y esperando que Justo le acompañase. Sin darse cuenta, había dejado al profesor y alumna de Adivinación atrás. Los centauros eran muy dados a olvidar detalles cuando se centraban en los temas que les apasionaban. La Astronomía, evidentemente, era uno de ellos.
  12. Silencio, le encantaba aquel ambiente. Sólo algunos pájaros piaban en las ramas más altas de los árboles, aunque uno especialmente atrevido daba saltitos en el suelo acercándose a sus patas traseras. Aldaron mantenía los ojos cerrados y el rostro impasible, con la respiración tranquila y los músculos relajados. Abrió uno de sus orbes color miel cuando el pajarillo se le subió al lomo y, en cuanto el ave se percató de que el objeto de su curiosidad le observaba, salió volando despavorido. Passim sonrió. Desvió la mirada hacia el cielo, aunque sabía perfectamente que era hora de irse. Había leído en las estrellas que los directores requerirían de su experiencia ese mismo día, así que cuando la señorita Gaunt se había desplazado hasta su cabaña la había esperado con una taza de té humeando sobre el alfeizar de su ventana. Se levantó pesadamente del suelo y se sacudió con estilo, sin perder la calma que lo caracterizaba. Era momento de encaminar sus pasos hacia el Ateneo, donde debía enseñar Astronomía a algún joven humano que se interesaba en ese arte. Además, Anne le había comentado que debería compartir su docencia, al menos en un principio, con otro humano que enseñaría Adivinación. Era una interesante combinación de materias. Aunque el cielo le indicaba que pasaría un mal rato al principio. Trotó la distancia que separaba su hogar, en el bosque que había cerca de la Universidad Mágica, del majestuoso edificio de conocimientos mágicos. Frenó entonces y caminó con discreción, intentando pasar lo más desapercibido posible. Pero no era muy fácil, pues un centauro caminando por los pasillos del edificio era bastante llamativo. No llamó a la puerta del aula, sino que la empujó suavemente y asomó la cabeza para pasar en cuanto comprobó que el otro profesor ya estaba en el interior de la habitación. Ésta era inquietantemente pequeña: tanto que Aldaron se sentía un gigante allí, junto a la puerta. — Buen día, humano —lo saludó, aún observando su alrededor. Un instante después clavó sus ojos color miel en Orión—. Seré el encargado de enseñar Astronomía al alumno @@justo , doy por hecho que usted es el profesor de Adivinación. La directora me habló de usted —añadió. Dio un par de pasos y se detuvo, visiblemente incómodo—. Demasiado pequeña esta sala para mí... me temo que tendré que buscar una alternativa para impartir mi docencia.
  13. — Necesita más concentración, señorita Adler. Las estrellas no estarán allí toda la noche. Cuidado... El centauro había visto a cada uno de los alumnos. No podía leer sus mentes, pero si podía distinguir sus gestos, aprender de sus facciones y movimientos. El más dudoso de los chicos ni bien empezó la clase, ahora parecía querer tomar las riendas. Parecía que se estaba aferrando a lo poco que les había enseñado Aldaron Passim. Por eso que el maestro se limitó a asentir cuando Bastian también sintió aquellos movimientos. — Las señales nos ayudaron a saber que aquí dentro hay un peligro, Bastian. El bosque contiene un malestar. ¿Será nuestro destino purgarlo? ¿Por qué no lo intentamos al menos? Varitas arriba El centauro había divisado que algo estaba a punto de ocurrir, aunque las hojas le habían murmurado algunas cosas diferentes ésta vez. Si, la brisa le hablaba como una pequeña criatura en su oído. Las estrellas titilaban fuerte y otras casi se mostraban. Más de la mitad estaban escondidas, detrás de una gran sombra. ¿O algo estaba cubriendo a las estrellas? Aldaron Passim sabía que pronto algo se les tiraría encima o se interpondrían ante ello. El Maestro levantó su largo bastón y apuntó hacia adelante. Lanzó tres esferas tan redondas y plateadas como la luna y éstas, salieron disparadas como flechas. Viajaban rápido sobre el aire, pero parecían esferas de agua con la consistencia del humo, como si fueran encantamientos patronus. Pero claramente no lo eran. O al menos cada algunos segundos, disparaban ondas de luz que iluminaban en un enorme radio. Y allí los vieron. Había un dementor, un inferi y un vampiro. ¿Qué hacían cerca de nosotros en medio del bosque? Aldaron golpeó el suelo y el áarbol más cercano estalló en llamas. Ahora la oscura noche se encendió con una luz anaranjada. Otra vez el golpe y se prendió fuego otro arbol en la dirección contraria. Aldaron estaba intentando mantener a raya a las criaturas. Aunque con aquel fuego no lograrían demasiado. Y menos que podían notar que los árboles no se quemaban. Las llamas les servían ahora de guía. Aparecían más señales. Ahora que sabían del peligro ¿Los números dirían otra cosa?
  14. — No necesita un sextante, señorita Adler. Estamos aquí para guiarnos con las estrellas. Nuevamente le digo, eso corresponde a la astrología. Aquí no veremos cómo el horóscopo afecta a la vida, sino los cuerpos celestiales y todo eso. Asi que concéntrensé, necesito que usen su mente, que dejen de pensar tantos detalles y miren los datos sutiles. Como Bastian... El joven muchacho era el único que hasta ahora había logrado hacer algo. Era el que había entrado a la clase con la idea que todo aquello eran idioteces. Tal vez aún lo seguía pensando, pero había logrado divisar las luciérnagas, Aldaron lo sabía muy bien. Le dirigió una sonrisa y asintió cuando el alumno le preguntaba si era bueno ir al este. — Si, ésa es la dirección. ¿Ven la Osa Mayor? ¡Amya, mira ésto! —Aldaron señaló el cielo con el enorme bastón, mostrando aquellas siete estrellas que formaban la constelación. Ahí se volvía a repetir el número siete, y les comentó eso a los chicos para que observaran cómo los números los rodeaban por completo, parecían escondidos y complicados, pero estaban allí a la vista—. Aquí es cuando podemos unir ambos conocimientos. Por la Aritmancia sabemos que es buen camino. Por la Astronomía sabemos que la Osa Mayor puede guiarnos con su especie de mango por el sendero que estamos caminando y sabemos que al llegar, tendremos nuestro fruto. Aldaron no quería aburrirlos con demasiada teoría. Sabía que necesitaba explicar lo justo y necesario, y más en ése caso, donde los chicos aún estaban inseguros sobre sus mismos pasos. Solamente les explicó lo más importante, que aquella constelación tenía forma de olla, donde los siete puntos brillantes marcaban el mango y el recipiente. Esperó unos segundos, asintiendo a Bastian que en caso de no creer en todo eso, no parecia, sino Aldaron estaba seguro que quería hacer todo eso para ver cuánta verdad contenía. Pero mientras estaban intentando dirigirse hacia el este, una sombra recorrió de una punta a la otra justo detrás, a unos quince metros. Aldaron sintió la presencia, se dió la vuelta y se detuvo. ¿Qué era? ¿Ése peligro era el que había visto?
  15. Aldaron Passim negó con la cabeza. No le agradaba la idea de explicar aquellas cosas de una manera detallada, porque eso lo volvía aburrido. Aldaron pensaba que los chicos iban a tener la cabeza de una manera que no lo necesitaran, que pudieran analizar todo lo que él pretendía, pero tenía que retroceder. No iba a explicarles como en la Aritmancia, cada letra era representada en un número, pero al menos tenía que darles el pie para que empezaran. — No no no, muchachito. ¿Líneas ley? La aritmancia va más allá de lo físico. Es poder analizar nuestro entorno y ver qué acciones podemos realizar. Nos encontramos con un camino... —el centauro había escuchado a la joven Romina que preguntaba sobre las constelaciones, pero primero tenía que contestar lo otro que lo puntuaba como mucho más urgente. Todos tenían muchas preguntas— pero de repente, el camino se divide en dos. ¿Qué camino tomar? ¿Me voy a encontrar con un peligro? ¿Qué debo hacer? Cada persona, cada objeto, cada cosa tiene su representación con los números y eso nos ayuda a ver. Como las constelaciones. ¿O acaso no se imagina, señorita, como las estrellas nos pueden ayudar con el futuro o con lo que pasó? El Centauro Passim caminaba lentamente, mientras sus cascos resonaban lentamente. Su cayado iba dando golpes a medida que éste se apoyaba sobre él. Iba rodeando a los alumnos, aunque no le prestaba atención a ninguno, sino que iba analizando justamente lo que les estaba haciendo ver. Las estrellas brillaban más. Algo iba a suceder. Tres murciélagos se arremolinaron en la copa más alta del árbol más alto que estaba en aquel sitio. Señales. Repitió aquella palabra. — Son señales. El nombre de una persona puede indicar muchas cosas. Lo mismo para las plumas de un pájaro o los bigotes de un conejo. Podemos representar la cantidad de piedras dentro de un río y ver cuan peligroso es. O si es buena decisión cruzarlo. Las estrellas nos sirven de guía para recorrer a ciegas casi, un desierto o un bosque espeso —anteelúltimo ejemplo, señaló alrededor. Eso tenían que hacer. Esperaba que eso le sirviera como respuesta a Romina. Aunque ahora se volvió hacia Bastian, por segunda vez—. No podemos analizar lineas, pero si que algo está por suceder. Mira. La noche se volverá más oscura. ¿Ves ésas nubes? Están tapando dos estrellas. Encontraremos el camino pero también encontraremos el peligro. Aldaron decidió que haría él todo el trabajo de explicarles. Solamente para que vieran como aplicaba él la Aritmancia y cómo las señales se mostraban ante ellos. Con su bastón raspó la tierra, reemplazando las letras de las nubes y de las estrellas. Y sumándolas de manera que sólo les quedó un número: "NUBES - ESTRELLAS" "53251 - 512953311" "16 - 30" "7 - 3" Aquellos dos números representaban dos cosas, de manera resumida. Lo brillante del siete es que había rastros de sangre. El tres le indicaba al centauro que alguien disperso lo había provocado, por eso que había dejado aquellos rastros sin que quisiera. Señaló con el cayado un hueco entre dos árboles. Había siete luciérnagas y tres hongos azulados. Las señales continuaban apareciendo y ése era el camino que teníamos que tomar. ¿Los chicos verían todo eso? Era cuestión de abrir sus mentes.

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