(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)

[Sagitas E. Potter Blue]

Le había tomado gusto a aquel lugar. Sólo había estado una vez y estuve a punto de perderme. Pero ahora que sabía dónde estaba, algo me atraía hacia aquel lugar. Tal vez las luces psicodélicas o la música increíble, aunque, personalmente, creo más que se debía a saber que aquel negocio era de mi gran amiga, Ada, quien, además, era familiar directo de mi cuñada Selene.

Hoy sentí ganas de distraerme, de emocionarme y de, ¿por qué no?, divertirme un rato. El papel de Ministra era demasiado serio para mí, demasiado, rígido. No me sentía a gusto ni los vecinos tampoco, debido a sus reacciones a mis edictos. No era una política popular. Al fin y al cabo, tampoco quise nunca ser ministra, sólo habían sido las circunstancias que acabe aceptando. Por mí, volvería ahora mismo a ser la payasa de siempre y...

No, no podía hacer eso. Tenía unas medidas que cumplir, impopulares. Pero necesarias.

Necesitaba desestresarme. Esperaba que Ada estuviera allá y me ayudara a olvidarme con la Vida Loca de su negocio. Ahora lo que necesitaba era eso, desenchufar de la política y volver a ser la loca de la famlia.

 

@ Ada Camille Dumbledore

Editado 6 de Junio del 2021 por Sagitas Potter Blue
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[Ada Camille Dumbledore]

 El Dumbledore’s Nigth estaba atestado de magos y brujas esta noche había una presentación especial, un grupo de baile latino había venido a dar un espectáculo con ritmos latinos, bastante llamativos. Eran unos 10 bailarines y mostrarían la sensualidad de la bachata en las tablas del escenario del Bar, los jóvenes magos eran buenos en su arte del baile y solían hechiza con sus movimientos al público.
Aunque el espectáculo  era tan interesante, el trasfondo de todo era para cubrir la verdadera reunión que se llevaría en un salón VIP que estaba en la parte posterior del bar, en donde algunas de las mandatarias europeas se darían el gusto de tener un espectáculo privado con unos bailarines turcos. La verdad es que la tensión de varios meses con respecto a todo lo que estaba sucediendo estaba haciendo que el estrés nos tomara de rehenes y que mejor que distrayéndonos a la luz de un buen espectáculo y unas buenas copas.
La mandataria de Inglaterra había arribado  bar y ya estaba esperando ser guiada por la anfitriona. Camille se había vestido de manera informal, unos pantalones de cuero ajustados y una camisilla de seda negra de tirillas, con una chaquetilla estilo torero corta también de cuero color negro. Se acercó a la barra donde estaba la Potter Blue y con besos en las mejillas la saludo. 

-Tante, bienvenue… ven la verdadera fiesta es en otro salón 

La tomé de la mano haciéndola ir tras de mi, ingresamos al salón VIP y allí en unos cómodos sillones nos acomodamos

-¿Que deseas beber? 

Pregunté tras hacerle sentar cómodamente frente a una pequeña tarima. 

A los lados varias mesas con diferentes cócteles y una barman solo para atendernos 

 

@ Sagitas Potter Blue

@ Malum Luxure

 

 

[Sagitas E. Potter Blue]

Sentí el par de besos en mis mejillas y sonreí ante la manía de los franceses por darse besos para todos. Es increíble lo amorosos y romanticones son estos franceses. Ada no iba a ser diferente, así que me recibió así. Apreté la mano para no recurrir a la manía que tenía, como los niños pequeños, de limpiarme los besos. Odiaba que me besaran y más si eran de esos mojados que a saber qué contagian. Pero no sentí ninguna aprensión por los de Ada. Ella era maravillosa.

-- ¿Hay una verdadera fiesta en otro sitio? Entonces... ¿Esto qué es? -- pregunté en voz baja, puesto que estaba maravillada por aquel ambiente tan festivo que había en aquella zona. De todas maneras, soy muy curiosa, así que la seguí y avancé tras ella, cogida de su mano para no perderme, siento empujada por unos y por otros, de tan lleno que estaba el local.

El nuevo lugar era más íntimo, más cuidado y, sobre todo, más solitario, lo que agradecí en cuanto entramos. Allá se estaba bien y no había ruido, sólo buena música que era agradable sentir. Con ella, alcancé uno de los taburetes altos y me acomodé. 

-- ¿Para beber? Pues... Un San Francisco, con mucho azúcar, por favor, que me apetece dulce.

Le sonreí y esperé que trajeran mi bebida.

[David Augustus Lestrange]

El caballero francés recorría las calles de Londres con lentitud, pero elegancia. Maravillándose por los escaparates que había a su izquierda y derecha, caminaba en la búsqueda del negocio... ¿familiar? Desconocía cuál era el propietario, pero llevaba su apellido. Se resistía a las ganas de parar en alguna de esas tiendas que parecían pedir a gritos con sus productos que gastase sus galeones. Por fortuna, muchas se encontraban cerradas y la tentación era menor. La noche comenzaba a ganar protagonismo, la hora en la que los lugares más codiciados y visitados eran los bares, los restaurantes, los pubs...

Un llamativo letrero le hizo levantar la mirada y darse cuenta de que había llegado. Con un vestuario sencillo que consistía en unos pantalones blancos, una camisa con botones del mismo color y unos zapatos marrones recorrió los metros que le separaban de la entrada. En su mente estaba la idea de tomarse una copa tranquilamente, mantener alguna conversación interesante y volver a casa para dormir plácidamente. Nada más que las puertas dobles se abrieron se dio cuenta de que eso iba a ser imposible. ¡Estaba a rebosar! ¿Por qué había tanta gente? Pensó que no debería ser complicado encontrar a alguien con quién charlar.

¿Qué fue lo primero que hizo al llegar? Preguntar a uno de los trabajadores si algún Dumbledore se encontraba por allí. Un leve movimiento de cabeza le indicó que sí. Un par de palabras le aclararon que se encontraba su hermana la que estaba en el lugar. Debido a eso su prioridad cambió. No tenía tanta prisa por pedir una copa, lo primero era saludar a la mujer. Estaba en un salón VIP y posiblemente el Templario interrumpiría alguna clase de reunión interesante, pero no podía estar en el mismo lugar que su Ministra sin siquiera dignarse a dedicarle una sonrisa. Ante todo estaba la educación y los buenos modales. Y... ¿por qué no decirlo? Le apetecía verla.

Al entrar la vio acompañada de otra mujer a la que dedicó un educado gesto con la cabeza. Centró su mirada en Camille, en el lugar donde estaba sentada y tras hacer que la distancia entre ambos desapareciera, le dio un fuerte abrazo pasando sus brazos por detrás de la espalda de la mujer. El tiempo que duró el abrazo fue suficiente como para que pudiera inhalar el aroma de su perfume. Tras eso, se separó mirándola con una amplía sonrisa. Agradecía el silencio que había allí en comparación con la sala anterior. Se escuchaba una música, pero no tanto jaleo.

—No quiero molestar demasiado, sólo pasaba a saludar. —comentó a su hermana, mirando también a la acompañante a la que juraría haber visto con anterioridad en algún lado. —Vengo a tomar una copa, pero cuando escuchen gritos y magos gritando hechizos sin parar es que ya he bebido más de la cuenta. —bromeó. No era un hombre que se emborrachase así porque sí y menos en un lugar público.

[Ada Camille Dumbledore]

 

 

La estancia tenía una música mas tranquila, el sonido del dance era mas bajo que en el del salón externo, el barman estaba tras una barra a unos metros al lado de la tarima. La dama de hermoso cabello violeta había pedido un cóctel dulce, con solo una mirada el joven de brazos fuertes empezó a preparar el cóctel a la Ministra con una gran demostración de habilidad haciendo malabares con la coctelera para entrenernos. Sirvió en una bella copa de cristal el cóctel y lo llevo con premura hacia la mesa en donde estaban las damas, sonreí al barman que conocía de mucho tiempo atrás. Levante mi copa y le ofrecí brindar.

 

- Brindemos querida ministra porque hoy nos vayamos a dormir felices y sin recordar ningún lío… cheers

 

Choque el cristal y desocupe mi copa de Champagne, me levante de la silla un momento y de pronto sentí como unos brazos me rodeaban, me sobresalte por un momento, pero me lleno esa sensación conocida y el aroma suyo me hizo sonreír. Ña voz de mi hermano me lleno de calidez el corazón. Lo mire y observe los ojos de Fleamont: no había cambiado nada, aun tenía picardía en su mirada.

 

- No creas que te vas a escapar de mí, ¿vienes y me visitas y huyes?

 

Bromee besando sus mejillas, limpie un rastro de mi pintalabios de su mejilla. Era el mismo que recordaba lo tome de la mano y lo lleve a donde estaba Sagitas

 

- Querida Sagitas, el es mi hermano Fleamont, Frère ella es mademoiselle Sagitas una persona a la que aprecio muchísimo.

 

Dije mientras los presentaba a @ Sagitas Ericen Potter Blue  y a mi hermano @ James Fleamont Potter

 

[Illidan Burke]

El rugir de su moto se ahogó tras girar la llave, dejándola sobre la acera, a metros de aquel lugar el cual le habían recomendado. Poso el casco sobre el manubrio, y la dejo allí, como si la inseguridad londinense no existiera, no era un problema para un mago, ni mucho menos para su moto. 

El rubio acomodo un tanto sus cabellos dirigiéndose a la entrada del antro. Vestía unos jeans azules, calzado sencillo, una camiseta blanca un tanto suelta, con el símbolo de la trifuerza en el pecho, a todo color. Sobre esta, una chamarra de cuero negro, con el cierre abierto. 

Ingresó sin hacer caso a los seguratas de la entrada, estos no se molestaron en detenerlo, a pesar de haber cola en la acera para ingresar. Tras llegar a unos metros de la pista, la cual detonaba de gente bailando, se limitó a hacer un reconocimiento visual, zonas con pequeñas mesas, sofa´s sobre el suelo alfombrado, y una larga barra en un extremo, parecía ser el lugar más tranquilo. 

La música sonaba a su tope máximo, haciéndole sentir una vibración en su pecho, la cual le hizo recordar sus mejores años, la juventud se le había escapado como agua entre los dedos, y no supo darse cuenta. Se encaminó a la barra sin más, esquivando gente, intentando reconocer a alguien, pero fallando en el intento.

- Cerveza... - Diría al llegar al sitio, él meno de comidas y bebidas colgaba de la pared, de momento solo quería beber algo, y desconectar de sus obligaciones. Recibió la pequeña botella y le dio un sorbo. Se giró y apoyo la espalda en la barra, para observar mejor el lugar. 

[Mael Blackfyre]

Observaba desde el techo de aquel negocio. Me aferraba a un metal que sobresalía y me servía de percha, mientras esperaba. Si uno quería enterarse de las cosas, solo tenía que usar algunas monedas doradas o simples movimientos con la varita, para que la gente hablara. La tarde iba cayendo de a poco. Ya se había cumplido una hora, mirando la entrada del bar tan fijo sin pestañar, que cualquier persona que mirara en mi dirección pensaría que me trataba de una estatua con forma de búho.

¡Bingo! El rugido de una moto se apagó frente al Dumbledore’s Night y pude ver aquella caballera rubia pararse frente a su vehículo y dejar el casco descansando sobre él. Entró al local sin siquiera ver a sus lados. Sonreí por dentro. Y emití un chillido cual búho. Estiré mis alas y de un salto caí en picada junto a la moto, ya con mi forma humana. Pero ésta vez, con una túnica negra que me cubría por completo, junto a una capucha que ocultaba mi máscara de mortífago.

— Vitae… —murmuré, apuntando perezosamente la varita contra la moto, siendo que ésta se retorcía en todas direcciones, mientras que el manubrio se transformaban en unas garras y las ruedas enormes piernas como elefantes. Le di una orden mientras arrancaba su motor y chocaba contra la doble puerta que provocó que se saliera de las bisagras y cayera al suelo. Seguí sus pasos mientras el vehículo animalizado empezaba a espantar a la gente, incluso empujándola, si era necesario. La idea también era cortar una a una sus opciones.

Lo vi. Allí contra la barra. ¿Quizás asustado? Eso esperaba.

— ¡Tú, illidan! Te vienes conmigo por traidor —moví mi varita pensando en un Levicorpus. El efecto fue inmediato sin darle tiempo a que evitara que lo levantara por su talón contra el aire, a unos dos metros, casi rozando el techo. Caminé algunos pasos, acercándome a la pista de baila, aunque ya nadie bailaba. Alguien con sangre se arrastraba, alejándose tanto de mi como de la moto. Mi varita fue apuntando a algunos presentes—. Vengo aquí a llevármelo. Quien se atreva a hacer algo, será lo último que haga.

Estuve a punto de seguir haciendo un lindo show. Pero si había aprendido algo de los errores de los demás, era de resguardarme algunos trucos. Avancé unos pasos más, con mi capa ondeando por detrás de mi y mi máscara observando a Illidan a unos cinco metros.

— Muchacho… debes tener más cuidado… ¿Qué has hecho para merecer ésto?

@ Illidan Black Lestrange

[Illidan Burke]

El lugar se veía animado, el estruendo era tal que la pista estaba en su éxtasis, la gente parecía no tener problemas, como si el mundo fuera del antro no existiera. Volvió a sorber su cerveza y tomo del bolsillo interno de su campera el móvil, aquel artefacto muggle tan útil. - Cillian, si te quieres pasar estaré un rato en el dumbe..... - Pudo escribir hasta escuchar el estallido. Le dio enviar inconscientemente y dejo caer el móvil al suelo. 

Las puertas salieron volando de su sitio, sin pensarlo tomo su varita, en lo que la música paraba, la gente comenzó a gritar y correr hacia todos los sitios, despejando la pista de baile, una cosa monstruosa se hizo presente, en lo que Illidan intentaba entender que pasaba, era una especie de criatura metálica, con partes animal, garras y dientes, y misteriosamente se le hacía familiar, era su moto... 

Una figura le seguía, era mucho más alto que la bestia, por lo que el mago no dudo, al ver que era un mortifago. Aquel habló nombrándolo. - Sectusempra - Lanzo por encima se la bestia, levantando su brazo por encima, buscando un ángulo para que el rayo pasara por sobre la bestia, directo a su enemigo. 

Fue allí donde se desprendió del suelo. Se aferró a la varita, y al queda de cabeza vio algunas monedas caer al suelo, se sintió agradecido por unos instantes, pues al estar en el aire, aquella cosa no le haría daño de momento. - Zancadilla - pensó nuevamente apuntando a aquel mortifago. - Pensaba que ustedes estaban extintos, hace meses no veo un mortifago... - Diría sincero, y lejos de preocuparse, si aquel sujeto lo hubiera querido matar no habría entrado de ese modo. 

@ Mael Blackfyre

[Mael Blackfyre]

Lo brazos del mago rubio revoloteaban mientras había quedado colgando. De la misma manera, que cayeron al suelo algunas monedas de oro. Aquel pequeño encuentro que había generado, había logrado hacer escapar a casi todas las personas que habían ido a pasar un lindo momento. No le presté atención a ninguna, ya que mi objetivo estaba delante. Y asentí con la cabeza al ver que se trataba de un mago que al menos, por primera vez, presentaba batalla.

Estiré los dedos de mi mano libre y cuando los cerré, fue alrededor de una daga Kansho, que apareció entre ellos. Automáticamente la coloqué delante, como un escudo mientras ésta absorbía el rayo que venía directamente sobre mi. Levanté la daga sobre mi cabeza, y de un tajo en el aire, le devolví el ataque hacia Illidan, el joven que colgaba desde el tobillo. Agradecía que la moto estuviera por debajo de ése trayecto.

— ¡Ajá! Mira nomas… alguien sabe hablar. Cuidado, no vayas a morder y tragar tu propia lengua —sonreí, detrás de mi máscara. No solo quería que su propio hechizo impactara y abriera el pecho en varias heridas. Ése ensangrentamiento sería un show para ver. Ahora lo apuntaba con mi varita. Lo necesitaba vivo porque necesitaba información. ¿Me estaba subestimando?—. ¡Cinaede!

Un lazo me envolvió los tobillos y que al juntarse me hicieron caer al suelo. Caí con ambos codos pero había hecho mi hechizo exitosamente.

Una explosión gaseosa color verde rodeó el cuerpo del Joven Illidan, adentrándose por sus fosas nasales, directamente a sus pulmones. Además de dañarlo, lo envenenaría.

— ¿Sabes por qué es eso? Porque la gente sólo me ve una vez. ¡Observa a Goldor y será lo último que veas! —comenté, sonando soberbio más de la cuenta.

@ Illidan Black Lestrange

[Illidan Burke]

Apenas quedaban algunos espectadores agazapados debajo de las mesas o detrás de la barra, cuando vio aquella daga, supo que no tenía oportunidad con él, Illidan sabía, que su nivel iba de la mano con el de un recién graduado, pues sus años lejos del mundo mágico le pasaban factura, como si su poder, se negara a aflorar como antaño. 

Pensó un Episkey, pasando la varita por sobre su pecho, aquella camiseta era nueva, y aquel la había arruinado. Aunque sintió un poco de regocijo al ver al sujeto en el suelo, el cual no terminaba con su acometida. Un gas venenoso comenzó a rodearlo, cerrando sus vías respiratorias, comenzó a dudar. 

 Anapneo, aun se mantenía en silencio, más débil que antes, pero sin la posibilidad de hacer más curaciones, su rostro comenzaba a tomar un tono escarlata, la sangre se le acumulaba en la cabeza, mientras que aquel, Gordor, mostraba una actitud, que le recordó a sus años de mortifago.

- Mie...., quien iba a decirlo... - la oscuridad comenzaba a rodearlo, no pudo evitar pensar en sus amigos, no puedo evitar pensar en ella, cuando la luz se apagó. Su varita cayó al suelo, rodó por los peldaños y llego a los pies de la criatura, allí en medio de la pista de baile. ¿Estaba muerto?, parecía, aunque era difícil decirlo para los espectadores. 

@ Mael Blackfyre