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(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)


Sally Sigel
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Carlos, Lestat y Natasha

 

(Bailarines y meseros exóticos del local)

 

 

 

 

 

Las luces del local comenzaron a bajar, el segundo espectáculo daba comienzo, primero sonó aquella música de suspenso y carlos y natasha salieron a escena, la mujer de piel morena y figura amazónica salio con una linterna en la mano, su hermano del lado contrario hacia lo mismo, entre la espesura oscuridad de la escena ellos alumbraban mientras daban algunos movimientos con sus cuerpos ágiles y flexibles,

 

la música fue creciendo junto a la música, el nivel coreográfico de los dos hermanos era único juntos recrearon un momento donde ellos parecían ser unos seres animalescos contoneando su cuerpo de diferentes maneras abstractas, poco a poco una cortina de humo los fué llevando hasta que estos bajaron de la tarima, fué en ese momento que apareció aquel bombero, con un sobretodo ocultando su figura miro a todos lados, el castaño siguió la música que ahora cambiaba para una tonada mas suave y rítmica.

 

 

 

Los movimientos de este mostraban a aquel hombre castaño, fornido de brazos con pectorales en aceite que solo mostraban la musculatura definida de todo vampiro...

 

En su muestra de baile dejó caer aquel sobre todo,bajo el estaba aquel atuendo atrevido de bombero, su casco amarillo ocultaba un poco aquella mirada perversa que el mago le mostraba a su publico bajando un poco la mirada en una forma de complicidad.

 

 

 

girando y haciendo una muestra de sus movimientos aerobicos, se unió a la coreografía junto a Natasha y carlos...Los tres hacían un juego seductor hacia su publico que en este momento llenaban el bar....

 

 

 

 

Los tres parecían unos dioses mostrando toda su sensualidad en aquel escenario...

 

Lestat sonrió al ver a los recien llegados era hora de darles una sorpreza, al parecer en el publico mas allá estaban reunidos unos grandes amigos, con unas señas El myrddin y los dos hermanos comenzaron a bajar del escenario, mágicamente aparecieron unas bandejas en sus manos que habian creado con sus varitas y encima de aquellas deslumbrantes bandejas de plata, tenían bebidas una para cada uno de los recien llegados.

 

Lestat les guiñó el ojo sabían que tenían que hacer y enseguida se dispersaron cada chico con una de las chicas y la chica directo al caballero.

 

Bienvenidos al renovado "Dumblendore`s Nigth", bebidas cortesía de la casa— dijo Natasha con su cuerpo espanpanante hacia gitax...

lindas Damas, quieren un traguito con estos guapetones— Carlos les guiñó un ojo a Lisa y a Mei colocando una de las copas muy cerca de sus labios mostrando aquella sensualidad viril.

 

Es un gusto verlos por estos lares han llegado a encontrarme en mi verdadero trabajo nocturno—Dijo Lestat a todos los presentes con una sonrisa picara y guiñando un ojo, dando una de las bebidas que cambiaban de colores mágicamente al resto de los presentes.—Ahora a disfrutar y que comienze la fiesta—

 

Off: Descubierto mode on :perv:

Editado por Lestat Rambaldi

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La vida era complicada, eso no era ningún secreto, pero a mi modo de ver las cosas sólo era complicada porque así lo decidíamos. Es cierto que mi pasado tampoco era un campo de flores silvestres, unicornios y arcoiris, tenía mis propias épocas oscuras, mis grandes errores e innumerables fallos que me habían hecho quien soy ahora, una combinación de azar y de suerte en las decisiones de los demás.

 

Así eran las complicaciones de nuestra vida diaria y por lo mismo me había citado con mi sobrina Mey, una de mis familiares que más estima le tenía. A mi regreso al país me enteré que ella también se había ido, alejándose de todo y de todos, siendo una de las exhiliadas que más me dolía. Cuanta alegría me había dado recibir aquel mensaje de que nos viéramos de nuevo, ambos estábamos al fin cerca y podíamos ponernos al día.

 

- ¡Hasta que al fin te veo!

 

Su voz llegó hasta mis oídos y de inmediato me levanté para fundirla en un gran brazo y darle un par de besos en cada mejilla, estaba a punto de hablar cundo noté detrás de ella a más personas conocidas. ¿Acaso ésta era una reunión más grande de lo que pensaba? Gitax, un viejo amigo y compañero de bando, estaba sentado en la barra delante de Mei y Lisa Delacour. Esa combinación me causaba un poco de ruido y mi rostro era demasiado fácil de leer.

 

- Ofrecería asientos pero creo que están todos ya instalados en la barra, ¿quieres que los acompañe?

 

MI pregunta iba más específicamente a la relación que tenía Mey con esas personas, aún estaba un poco desinformado de que tanto conocía mi querida sobrina; sabía que Saya le había borrado la memoria de todo lo que había vivido en su tiempo por la Orden del Fénix y también podía estar casi al cien por ciento seguro de que Mei y Lisa no habían tenido otro tipo de relación con ella fuera del bando. Esto no me gustaba para nada.

 

Al menos podía estar seguro que lo que decía no era escuchado por mis compañeros de bando, uno de los bailarines exóticos estaba junto con ellos y eso me daba un poco de tiempo y espacio para conocer lo que en verdad quería la Potter Black.

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Por un momento había tenido la esperanza de que Mey se creyera la historia de San Mungo que había inventado Mei, pero nuevamente hacía presencia la desconfianza característica de la Potter Black y la líder fenixiana tenía que formular una nueva respuesta convincente. Si bien el muchacho había estado observando hacia otro lugar, sus oídos seguían atento a la conversación, en la cual realmente no tenía intenciones de intervenir hasta en ese momento.

 

— Tal vez sí visitaste San Mungo más veces de las que recuerdas — dijo, mientras sonreía ante los recuerdos de tantas batallas que probablemente Mey no recordaba, pero dentro de las cuales probablemente había terminado herida o muerta. Las visitas a San Mungo no habían sido abundantes, muchas veces gracias a la gran habilidad que había poseído la ex Demon Hunter, pero sí eran muchas más de las que recordaba como simple neutral —. Digo... con el pasar de los años, a veces se nos olvidan cosas...

 

Se encogió de hombros, analizando la posibilidad de que Mey lo insultara por ofender su memoria. Aunque en realidad, tengo mi punto pensó, conformándose en su estado de casi ebriedad.

 

— Bienvenidos al renovado "Dumbledore's Night", bebidas cortesía de la casa — dijo la mujer que hace momentos había estado bailando sensualmente y que se acercó peligrosamente atractiva hacia donde Gitax se encontraba, cautivando la mirada del Weasley y haciéndolo sonreír como un verdadero est****o.

 

— Oh, y... ¿algo más que bebidas? — hace momentos había estado pensando en Aimé y ahora venía una mujer con un trago gratis y un cuerpo tentador. Algo afectado por el alcohol, agarró la copa que Natasha le ofreció y tras tomar un trago, le agarró una nalga, ignorando lo que probablemente sería una bofetada terrible en toda su mejilla.

 

Era curioso que no se hubiera percatado de la presencia de Adrián, un miembro de la Orden del Fénix que tenía años ya de experiencia y que había conocido desde sus tiempos en la Academia. Obviamente Mey no había podido ignorarlo, y de pronto comenzó a tener una charla con él, por lo que Gitax aprovechó que Mey se había separado tanto de Mei como de Lisa, quien acababa de volver de buscar los tragos, y habló con voz baja y una posición disimulada (para no llamar la atención de los otros dos).

 

— No sé si habrás entendido el mensaje que te dejé — dudó Gitax, hablando con la líder. Al no tener respuesta movió una de sus manos en el aire, como quitándole importancia y trató de apurarse —. En resumen... Ya saben que Mey no recuerda nada de su tiempo dentro de la Orden, pero ahora necesita ayuda. Su esposo muggle murió defendiendo a su hija en América. Alma está en peligro y por lo tanto, dentro de su ignorancia actual, Mey también.

 

Si bien estaba hablando un poco gangoso, se esforzó de que fuese entendible y así no tener que repetir de nuevo, ya que poseía poco tiempo para dar el mensaje. Cuando terminó y observó los rostros preocupados de ambas brujas, y se dio cuenta que sí habían captado todo.

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*~*~* Eres una Gatita mentirosa *~*~* | |*~*~* Pero aún así, mía *~*~*

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Se mordió el labio de forma inconsciente luego de darle aquella orden a su mejor amiga, había escuchado las palabras de Mey, tenía una excusa para dar, algo que a fin de cuentas era real, pero de una forma que probablemente no recordaba. Se volteó para responder y antes de que pudiera hacerlo, la muchacha ya se alejaba en dirección a una mesa, donde sorpresivamente se encontró con los ojos de ni más ni menos que Adrián.

 

Se giró para hablar con Gitax, pero antes de que algo saliera de sus labios, la mandíbula se le cayó y quedó casi en el suelo. El espectáculo que había comenzado no le había dado real atención en un principio, pero en cuanto los bailarines aparecieron próximos a ellos y vio al que encabezaba el trío, sintió que su sangre se le subía directamente a la cara a una velocidad de vértigo, dejándola a un rojo vivo.

 

¡¿Qué hacía allí el novio de su hija?! O bueno, ex novio… No tenía muy claro realmente qué eran aún, pero de todas formas no podía concentrarse en eso realmente, le incomodaba de sobremanera la poca ropa que llevaba encima y que se sintiese tan confiado. Vaya, aún cuando vuelvo a estar con un hombre sigo sintiendo rechazo por el resto pensó gratamente sorprendida; e incluso una imagen atravesó su mente, una en la cual el Van Halen miraba de mala gana a Lestat, pero a su vez sonreía de forma triunfante al notar su reacción.

 

Sacudió la cabeza, intentando quitarse de encima aquellas ideas y pensamientos para recibir el whiskey de fuego que le había ofrecido de forma gratuita.

 

Así que una doble vida, ¿eh? – comentó como quien no quería la cosa – ¿Y esto lo sabe alguien más? – agregó, con un claro mensaje entre líneas.

 

Se tomó de un solo trago el whiskey y volvió a dejarlo sobre la bandeja que llevaba, y sin esperar respuesta alguna a las preguntas que había hecho, se giró y quedó de frente al Weasley, quien ya comenzaba a hablar aprovechando que la Potter Black se había alejado.

 

Espera, ¿realmente estas insinuando que…? ¿Quieres que yo…?

 

No pudo terminar la frase y aunque lo hiciera, Gitax parecía tener demasiado alcohol en sangre como para que lo próximo que dijese se le entendiese al todo. Sintió que el estómago se le contraía, ¿sería capaz de convencer a la muchacha de unirse a la Orden del Fénix? ¿Cuál sería su reacción? ¿Lo haría bien? Si había algo que no se le daba bien, era el reclutar gente…

 

Se armó de valor, aspirando hondo y quitándole de las manos el trago a Gitax para bebérselo de un solo sorbo. Se lo entregó nuevamente, aunque vacío y sin más, se dirigió hasta la mesa donde Adrián y Mey hablaban con confianza. Se paró frente a ellos de forma erguida, interrumpiendo su charla y llamando la atención de ambos.

 

Disculpen que los interrumpa, pero debo hablar contigo – dijo, dirigiéndole una penetrante mirada a Mey –. Tengo una propuesta que hacerte…

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Pese a la distancia y el tiempo transcurrido, aquel abrazo continuaba siendo cálido, familiar y, en medio de un mundo que no paraba de mutar, Mey lo agradecía. Una franca sonrisa asomó entonces sus labios, correspondiendo a la de su tío, quien no se demoró en besar sus mejillas. A Mey el contacto físico excesivo nunca le había agradado del todo, pero eso le limitaba sobre todo a los desconocidos. Fue entonces cuando notó el repentino cambio en la expresión de Adrian y, siguiendo el trayecto de su mirada, encontró el motivo:

 

Ese maldito pervertido...

 

Por supuesto, Mey no tenía forma de saber que el verdadero cambio de actitud de su tío se debía más al recelo por encontrarla junto a aquel variopinto grupo de fenixianos, tanto como el hecho de haber visto cómo Gitax le apretaba el trasero sin pudor alguno a la pobre camarera desnudista. De haber sido físicamente posible, el rostro de la bruja hubiese mutado a un rojo por la furia, pero como no podía, el mismo se tornó tan lívido como enfermizo.

 

... ¿quieres que los acompañe?

 

—¿Emh?

 

Saliendo de su soliloquio interno de insultos hacia Gitax, notó perpleja que le habían hecho una pregunta. Pero no pudo pedir que se la repitieran, ya que Mei ya se acercaba a ella y le planteaba el inicio de conversación más extraña que había tenido en su vida (o por lo menos que recordara). A su vez, Gitax se acercaba al grupo trastabillando en el camino. Mey no era buena para enfocar su atención en dos cosas a la vez, por lo que no dudó en ignorar a la Líder fenixiana el tiempo necesario para tomar un tarro de cerveza de mantequilla y lanzárselo a Gitax por la cabeza. La mujer tenía prioridades.

 

¡¿Por queeeé...?! —comenzó Gitax, pero Mey no lo dejó terminar:

 

Por ser un es.tú.pi.do pervertido misógino del demonio —exclamó parándose de golpe —. Que sea la última vez que te veo tratando a una mujer como un mero objeto, Gitax Weasley, o te juro que la próxima vez será un poco más incómodo que tener cerveza derramada en el cabello.

 

Sin que nadie supiera cómo, la varita mágica había asomado su diestra y apuntaba a la entrepierna del joven. Resultaba fácil hacerle perder la paciencia, pero mucho más si había algún tipo de abuso de por medio, fuera su mejor amigo o un completo desconocido, si había algo que Mey consideraba injusto o incorrecto, reaccionaba de la única forma que le era posible.

 

Ahora bien... —regresando a su lugar —. Adrian, ya conoces al pervertido Gitax. Y ellas dos son Mei y... ¿Lisa? Si, Lisa eh... —los segundos de incomodidad que siguieron a esta innecesaria presentación la regresaron a la realidad —. Pero supongo que no es necesario que los presente ¿no? —Su lenguaje corporal cambió de inmediato, tensándose —. Y supongo también que tu propuesta no se trata de un trío con tu amiga —apuntó, enarcando una delgada ceja sin apartar sus ojos de Mei Delacour —. Bien, habla.

 

Imperativa como ella sola, Mey no tenía ni la más remota idea de que estaba tratando con la mismísima Líder de la Orden del Fénix... Aunque, a decir verdad, de haber tenido este conocimiento en su poder probablemente no hubiese cambiado en mucho su actitud.

Editado por Mey Potter Black
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Parpadeó varias veces en cuanto vio la escena que daba suceso frente a ella. Era increíble cómo y aún sin recordar su verdadero pasado, Mey podía resultar tan igual que siempre, la había ignorado totalmente hasta el momento aun cuando se había mostrado de forma firme y algo autoritaria, pero no podía esperar menos de la Potter Black.

 

En varias ocasiones estuvo a punto de lanzarse a reír con ganas, pero se contuvo cuanto pudo. Le agradaba volver a ser partícipe de momentos como aquellos junto a ella, pero aún no había olvidado aquello por lo cual se había acercado de forma imprudente a la mesa. Si hay algo que sí le sorprendió fue notar la rapidez con que la bruja aún manipulaba su arma mágica, develando que, lejos de haberse visto afectada por el tiempo fuera de batallas, no parecía haber cambio absoluto en todo su ser. Excepto por el hecho de que tenía una hija, y había estado casada, ¡eso sí que o lo esperaba! No era que se la imaginara felizmente casada y siendo una ama de casa…

 

Salió de sus pensamientos en cuanto notó que volvían a nombrarla, por lo que prestó atención a lo que ahora hablaban. Ah, sí, ahora sí que le tocaba.

 

Vaya, no sabía que pensabas eso, pero si realmente deseas un trío puedo arreglar las cosas – una sonrisa entre malvada y pícara se escapó de sus labios.

 

Bromeaba, se lo había dejado servido en bandeja y no iba a desaprovecharlo, por lo que, mientras veía la reacción de ella, la Delacour ya había sacado su varita con disimulo y había colocado un hechizo Muffliato alrededor de todo aquel particular grupo, impidiendo que cualquiera que no debiese los escuchara.

 

Hablando en serio, – dijo repentinamente, guardando su varita en la capa y cambiando su actitud juguetona a una más seria y algo sombría. Nunca había hecho eso, nunca le había revelado a nadie su verdadera vida, lo cual la hacía sentirse como un superhéroe a punto de ser descubierta su identidad, aunque no podía compararse exactamente con un héroe… – verás, Gitax me habló de ti, de tu vida y lo que te había sucedido… No, no, tranquila, no te la agarres con él, – se apresuró a decir, atravesándose por delante del ebrio muchacho – lo hizo porque está preocupado por tu seguridad y la de tu hija; además… nosotras ya nos conocemos, hemos tenido cierta confianza en el pasado, más de la que te imaginas realmente.

 

Hizo una leve pausa. Le costaba horrores que las palabras le salieran de la boca, porque ¿cómo reaccionaría ella? ¿Le creería? ¿Sus recuerdos volverían si le develaba aquella información? Estaba por averiguarlo.

 

Me gustaría ayudarte y proporcionarte algo de protección, yo puedo, como así también Adrián, Gitax y Lisa. Como líder de la Orden del Fénix, te ofrezco y me encantaría que te unas al bando, no, en realidad, que regreses.

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Con qué de eso se trataba la reunión improvisada en el lugar, ya decía yo que Mei y Lisa no estaban ahí por casualidad y, seguramente, Gitax tendría que ver con todo eso. Me crucé de brazos mientras bufaba, la verdad es que no me gustaba que hablaran por mi, sobre todo en una situación como esa tan... delicada, al final de cuentas nunca me había gustado la idea de que se le ocultara tanto a mi sobrina.

 

- Conmigo cuentas siempre estés o no estés en... - me interrumpí e hice un ademán haciendo referencia a la organización que la líder acababa de decir - ese lugar. Sólo quiero hacer lo necesario para que estés bien, eso nunca lo dudes.

 

Miré de reojo a Lisa que estaba al lado de Mei, como su sombre, y me pregunté la razón por la que ella se encontraba en el lugar. Sí, entendía a la Black Delacour por ser líder, Gitax la habría convencido de hablar con Mey pero, ¿Lisa? Sólo se me ocurría una cosa y no era nada bueno: estaba ganándose su lugar como mano derecha de Mei y eso no me gustaba.

 

- Considera las cosas, - continué hablándole a la Potter Black - puedes tener nuestro apoyo, mi apoyo, en todo momento aunque te mantengas como hasta ahora, en la neutralidad de estos asuntos.

 

¿Cómo explicarle todo en tan poco tiempo? ¿Cómo le hacia entender que si estaba mejor lejos de la Orden del Fénix se mantuviera así, lejos? ¿Cómo poder decirle todo eso si ni siquiera se acordaba de su paso por aquel grupo de defensa mágica? ¡Odiaba sentirme así!

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«¡Así no se puede hacer esto!» Pensaba, entre divertida y frustrada al escuchar el comentario de Mei sobre el trío, al tiempo que una cantarina carcajada surgía de sus labios y arruinaba por completo su fachada de seriedad. Pero la Líder fenixiana seguía hablando y poco a poco el asunto perdía hilaridad para adquirir un tinte definitivamente extraño. Los sentimientos encontrados no tardaron en sorprender a Mey, quien por un lado se sentía sumamente traicionada por Gitax y su enorme bocota, y por el otro confundida por las afirmaciones que le proporcionaba la Delacour

 

Pero si en un principio era confusión y enfado lo se sentía, en nada se pudo comparar a lo que siguió a continuación, cuando poco a poco su interlocutora fue descubriendo el verdadero motivo de aquella reunión. Por supuesto que la primer reacción de Mey fue negarse a aceptar lo que le decían. Aquello era absurdo después de todo; no tanto el hecho de que Mei Delacour fuera miembro y Líder de la Orden del Fénix al igual que el resto de los presentes (aquello explicaba muchas cosas), como el que se conocieran tanto y que Mey no lo recordara.

 

—...Como líder de la Orden del Fénix, te ofrezco y me encantaría que te unas al bando, no, en realidad, que regreses.

 

—¡Bueeeeeno! —la detuvo Mey agitando una mano nerviosa y mirando de un lado a otro, sin saber que Mei había desplegado un encantamiento muffliato en torno a ellos —. Te agradezco que quieras ayudarme, en verdad lo hago. No esperaba menos de la Orden del Fénix, pero creo que te equivocas de persona. De Potter Black asumo, sé que hubo muchos miembros de mi familia que pertenecieron a sus filas, sin ir más lejos mi abuela fue una de las más longevas liderando.

 

Buscando apoyo en Adrian, buscó su mirada para que la ayudara. Él sabría mejor que nadie que ella nunca había tenido mayor relación con aquel Bando que el conocimiento de su existencia. Para su sorpresa, Adrian no negó nada de lo dicho por Mei, limitándose a expresar su punto de vista sobre la "oferta" brindada por la Líder fenixiana que, a decir verdad, la contrariaba.

 

Eeeh... gracias Tío Adrian —atinó a musitar sin salir de su asombro —. Pero realmente no tengo la menor idea de qué hablas Mei. Además... ¿Yo en la Orden del Fénix? Soy mala hasta para las tareas domésticas con magia —aquello no era del todo cierto, también era mala Ama de Casa si lo intentaba mugglemente.

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¿Aquello habia sido una orden? La probé durante un segundo, retándola con la mirada, ¿Cómo era capaz de usar su cargo allí? No me gustaba, ni por asomo, por mi condición, acatar mandatos, mucho menos en mi tiempo de relax, pero su mirada amenazante fue suficiente para darme cuenta de que la Delacour no bromeaba. Masculle entre dientes, mire al cielo suspirando y asumí las cosas.


Di media vuelta y me perdí entre la multitud, no sin antes maldecir el nombre de Mei. Confiaba ciegamente en ella, la adoraba y pondría mi vida en riesgo por su bienestar, pero en cuanto la pillase a solas, le iba a pegar tal patada que se iba a enterar de cual era mi nombre completo. ¿Para qué demonios la habia acompañado si ahora me relegaba con un mero ¨piérdete¨?


Aunque rezumaba rabia, no me aleje mucho de su persona. A pesar de mi bajo rango y después de todo lo que habíamos vivido juntas, mi deber como legionario y como su tía era custodiarla y velar por su seguridad. Aunque si bien era cierto que se hallaba entre amigos, era mucho mejor prevenir que luego lamentar una perdida. Tome una copa de las que me ofrecía un joven camarero y apure el tiempo observando el lugar.


El tiempo transcurría de forma diferente dentro de la discoteca. Las luces de neón, la música alta y el calor enfermizo de la sala te hacían perder la razón por minutos, creando una especie de burbuja en la cual todos los pecados capitales hacían acto de presencia. Omití a todo aquel que se acercaba a mi cuerpo, asi como palabras necias de algunos de los lugareños y me centre en la conversación que se estaba llevando a cabo entre la paladín y nuestra futura compañera de bando.


No hable en ningún momento, aunque si estuve tentada a hacerlo en variadas ocasiones, sobre todo cuando el inconsciente de mi sobrino apretó la nalga de la joven camarera o cuando la misma Potter Black le arreglo una torta por aquello. Era mi familia, mi esencia natural me decía que actuase y detuviese la mano de la fémina, pero habia hecho lo correcto ¿desde cuándo se habia vuelto tan vulgar el niño? Yo misma le habia enseñado códigos que le recordaría en cuanto pudiese.


Sin lugar a dudas el encuentro con la morena iba a ser interesante. La proposición de la Argentina no se hizo esperar, como tampoco las reacciones. Ella tenía una historia dentro de la orden, una muy buena de hecho. Habia sido una excelente guerrera de la luz, tenerla de nuevo de nuestro lado y con todos los recuerdos de vuelta seria impactante y esperanzador.


Mordiéndome la lengua para no intervenir, espere a que las fichas se moviesen. En aquella partida de ajedrez nunca se sabe cuándo un peón podía obstruir tu camino.

Editado por Lisa Weasley Delacour

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— ¡Peeero qué deemoniios! — gritó sin entender nada, cuando recibió en su cabeza un tarro lleno de cerveza de mantequilla. Se había llevado instintivamente su mano a la manga de su túnica, para sacar su varita, pero no llegó a defenderse y ni siquiera se agachó para esquivar el golpe. Claramente sus reflejos habían sido afectados drásticamente por la cantidad de alcohol que corría por sus venas. Aún así, se sentía enojado y pronto giró hacia Mey, quien había provocado que ahora el mago estuviese con toda la cabeza empapada y un dolor agudo allí donde había golpeado el tarro — ¡¡¿¿Pooo-r que-é??!!

 

Mey se puso de pie y empezó a gritarle. Entendía lo que le decía, pero aún así él no mostraba señales de arrepentimiento y no disimulaba su enojo. En sí entendía que no había estado muy bien haber hecho lo que hizo, pero mucho más le molestaba la manera de la chica para remarcarle el error. Y mucho más porque ahora Nefertiti estaba apuntando peligrosamente hacia la virilidad de Gitax, quien se puso a la defensiva y dio un paso hacia atrás, tambaleándose.

 

— Ooye, ¡Noo me apuntees con tu vaarit justo ahí! —. Aunque él también tenía la suya en la mano derecha, no quería mostrarse agresivo y comenzar algún disturbio en medio de esa pseudo-reunión. Aún no estaba seguro -aunque posiblemente SÍ SE PUEDE- de llegar a lograr, mínimamente, invocar un escudo tan simple como un Protego estando así de ebrio, todo en el supuesto caso de que la mujer se pusiera a la ofensiva. Lo cual no sucedió, por suerte, y la conversación volvió a fluir con Mei, Lisa y Adrián alrededor.

 

Lo que sucedió a continuación fue lo que había estado esperando toda la noche: Mei dijo lo que debía decir y la Potter Black tenía ahora en sus manos una propuesta que, esperaba, no rechazara sin analizarla bien antes. Y en realidad, no podía negarse ni poner peros, porque era sabido que la Orden del Fénix era una opción de mayor confianza que la oficina burocrática y hasta incluso inútil del Departamento de Aurores.

 

Y entonces... las dudas de Mey se hicieron presente. No creía haber sido parte de la organización fenixiana, y ¡Hasta incluso dudaba de su potencial!

 

—Soy mala hasta para las tareas domésticas con magia...

 

Fue allí donde Gitax la interrumpió, tomando una gran bocanada de aire y aguantando el mareo. Todo para intentar hablar correctamente.

 

— En eeso —señaló al aire con uno de sus dedos — estás equivocada — empezó a sonreír —. Fuuiste una poderosa bruja, terror de los mortífagos y malhechores, y por sobre todas las cosas...—infló el pecho, lleno de orgullo— mi compañera de batallas en una infinidad de veces... — el enfado que llevaba desde hace unos minutos se esfumó, cuando los recuerdos de tantas batallas disputadas vinieron a su mente—, no eres ninguna inútil, Mey. Simplemente no recuerdas aún cuán poderosa y habilidosa eras. ¡Fuiste una Demon Hunter, una Warrior! ¡Demoonios!

 

¡Warriors! ¡The Hunters! Una idea se plantó en la parte sobria del cerebro de Gitax, y recordó que el local estaba oculto por un encantamiento Fidelio y la guardiana del secreto era justamente la chica que tenía en frente.

 

— Entonces, por supuesto que estás dudando, ¿Eh? — en parte adoraba poder jugar por primera, y posiblemente única, vez con la Potter Black — Quiero que me respondas una pregunta, que según tú, no tendrías por qué saber.

 

Era inevitable su respuesta, que obviamente la dejaría desconcertada. Pero tal vez así empieces a creer en la posibilidad de haber sido miembro de la Orden del Fénix.

 

— ¿Sabes cuál es la ubicación del Cuartel General de la Orden del Fénix, aquí en Londres?

 

No se habría animado a hacer aquella pregunta si hubiese habido otras personas alrededor suyos. Pero no había nadie lo suficientemente cerca como para escuchar la conversación, y si lo hubiese estado, el hechizo Muffliato de Mei habría servido como una defensa extra para conservar la confidencialidad de la conversación.

Editado por Gitax Weasley

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