(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)

[Lestat Rambaldi]

Carlos Da silva

Mesero del local y aprendis de lestat como bailarin exotico.

Atendiendo a Sally Siguel

 

 

El moreno terminaba su lujubre baile frente a el publico que ya dentro del local comenzaba a hacer vida nocruna, El moreno de ojos azabache y piel canelatermino su rutina haciendo unas piruetas al aire y tomando a su hermana nathasha fué hacia el frente resibiendo los aplausos que arrancaban de su clientela.

miró a un lado y lestat ya se lanzaba a hablar con los clientes, lo vió con una joven dama que seguramente lo conocia, pues esta comenzaba a sonreirle y hablarle muy cerca.

 

Carlos atendió a los aplusos y cuando se dirijia hacia los camerinos como el resto de sus camaradas, vió que justo en una de las mesas se sentaba la dueña del local, hacia mucho tiempo no la veia por esos lares, o por lo menos siempre habia visto a su jefe lestat en el local los ultimos ocho meses, era extraño verla y de seguro esperaba hablar con lestat, no podia esperar aque el castaño termina su trabajo, era momento de atender a su exelentisima jefa que se encontraba sola y esperaba en aquella mesa.

 

Se acercó lentamente, era cierto que el brasilero era hermoso, aquellos ojos negros y su porte masculino lo hacian el centro de varias miradas y con su gutural voz dijo a la señorita sally.

 

— Bienvenida, jefa, es un fusto verla por aquí ¿quiere que le traiga algo de tomar?¿ o espera a nuestro compañero lestat, como está ocupado me pareció conveniente venir a hablar mientras con usted, si así lo decea por supuesto—Dio educadamente el brasileño a sally....

 

@@Sally Sigel

[Sol Lestrange Black]

El show había sido excelente, sin duda Lest se había preparado para ello con mucho esmero, su cuerpo y su actuación lo decían todo, y yo me había quedado sin palabras. Sonreí ante su invitación, la noche era joven y teníamos que ponernos al corriente de todo lo sucedido en los últimos años.

 

- El show estuvo espectacular, se nota que no eres un improvisado- dije en tono de broma mientras le regalaba la mejor de mis sonrisas. - Me encantaría tomar algo suave y dulce...quizás una piña colada por favor.- pedí al recién llegado que de inmediato atendió mi pedido.- Pues veo que has estado muy ocupado este tiempo sin vernos, me parece una muy grata sorpresa verte aquí, jamas imagine que te dedicabas a algo así- dije encogiéndome de hombros- No lo tomes a mal , por el contrario, me parece que haces excelente un trabajo.

 

Las bebidas llegaron mas pronto de lo que esperaba, sonreí agradecida al mesero que se marcho dejándonos nuevamente solos, o todo lo solos que podíamos estar en medio de aquella animada multitud (xD)

[Lestat Rambaldi]

Lestat

Bailarin exotico junto a @

 

 

El myrddin solo sonrió a los alagos y los piropos de sol, se sento a su lado y vió como las lucescomenzaban otra vez a colocarse de una manera mas fuertes pues ya el primer show habia terminado. Ahora lasvoces de los clientes comenzaban a pulular por todo el local como avejas en su panal.

 

Mas allá lestat divisó a sally, mas tarde iria a acompañarla, pues ya era atendida por su pupilo carlos da silva.

 

Lestat respondió a sol.

 

—La verdad, es que han pasado como bien dices un monton de años, y pues este es uno de mis trabajos en el mundo magico, claro, que desde hace mucho lo llevo a escondidas pues en el dia soy todo un ejecutivo, pues trabajo para el area legal del ministro de magia. Y pues aquí solo doy rienda suelta a esos talentos escondidos que todos llevamos, como vez me gusta bailar,y que mejor que hacerlo en un local nocturno—Sonrio divertido— No creas tiene sus ventajas como sus desventajas, pero la unica manera de darme lujos es trabajando duro, si vez este local estuvo al punto de cerrar, pero junto a mi socia y yo logramos levantarlo, creando un grupo especializado de bailarines de distintas partes del mundo, la verdad que ha traido buenas monedas en los ultimos tiempos, y es uno de los pocos de este estilo por la zona— dijo El caastaño, esta vez haciendo aparecer un saquito con su bebida oculta, aquella que tomaba para no dormirse durante su labor....

[Axel Rexdemort]

Iris Apfel

 

 

Era la primera vez de Iris en el callejón Diagón, aunque sus túnicas fueran una marca conocida en aquel lugar, ella jamás había acudido a conocer las boutiques del callejón, pues siempre escucho que aquel lugar solo era un pasaje comercial, pero desde su llegada a Londres sintió curiosidad por lo pudiese encontrar allí; la dirección de Axel Rexdemort, el joven hombre al que iría a visitar había confundió a la anciana, sin embargo ella seguía caminando por el callejón, arrastrando su enorme boa de plumas purpuras en la cual se encontraba enredada la mujer, siempre con el cuello erguido esa caminata de modelo que brillo hace años cuando Iris Apfel fue la sensación de las pasarelas no desaparecía tras las arrugas.

 

- Que lugar tan desagradable. – Dijo Iris moviendo un poco el cuello y la cabeza al ver un letrero brillante con el nombre “Dumbledore’s Night” acomodándose sus grandes anteojos sin esconder esa mueca de desagrado, no podía creer que encontró un antro de esa índole en un pasaje comercial (así decidió llamar Iris al Leicester Square) Iris se apresuró a alejarse del lugar, una dama en un lugar como aquel. Pensó la viuda Apfel, moviendo las manos y haciendo sonar sus numerosas pulseras de madera y jade. Notando la palabra streeap bajo el nombre del local. Iris pasó una mano sobre sus lentes y parecía que intentaba ajustarlos, intentando ver que nadie le prestaba atención, lo cual era casi imposible una pequeña anciana cubierta hasta el piso en una boa de plumas y con más pulseras en los brazos que un tianguis de artesanías.

 

Levantando nuevamente el cuello y sobreactuando su forma de ser, Iris se apresuró para entrar como si fuese una operación secreta.

 

- Alfombra roja de terciopelo. – Gimiendo un poco. – Que horrible, y que mal gusto. – Bufó la anciana con una cara de reproche total, mirando todo a su alrededor, hasta llegar a la barra. Iris se sentó lentamente, tenía que cuidar su cintura no quería usar bastón.

 

- Hola disculpen, alguien que pueda atenderme. – Dijo con su característico tono despectivo de primer mundo que Iris Apfel solía usar para esconder que un lugar o alguna situación le agradaba, levantando una mano a la altura de su cara. – Necesito un whisky. – girando aun la mano sin dejar de ver a las personas.

[Sally Sigel]

Uno de los streaper se había acercado a Sally quien repentinamente se sintió algo acalorada al verlo. Hacía bastante tiempo que no visitaba el local y mucho más tiempo había pasado desde que viera a un hombre semidesnudo, se sintió algo incómoda ante la presencia de aquel brasilero pero un momento después logró calmarse y no prestarle mucha más atención de la que merecía. Le sonrió agradecida.

 

- Me imagino que tú eres Carlos... @@Lestat Rambaldi me ha hablado de tí. Esperaba poder hablar un momento con él, asuntos de negocios - puntualizó mirando de soslayo la libreta que tenía sobre la mesa y en la cual había trazado algunos planos que no se lograban entender a simple vista, ideas para un evento, probablemente para San Valentin. - Pero parece que tendré que esperar. Estoy bien por el momento, no te preocupes, puedes continuar con tu trabajo - lo tranquilizó mostrandole su caipiriña aún a la mitad.

 

Esperó a que el brasilero se fuera para continuar haciendo algunas anotaciones mientras de vez en cuando observaba a su alrededor tomando otro sorbo de su bebida. Estaba esperando también a @@Kris Gryffindor a quien se había encontrado fortuitamente el día anterior, quedando para platicar un poco aquella noche. Si mal no recordaba hace un par de años que no se veían, seguramente había mucho de lo que ponerse al corriente.

 

 

Luis Soier

Bartender atendiendo a Iris Apfel

 

Aquella noche al igual que muchas otras había bastante gente en el local, aquello le alegraba al mulato pues significaba buenas propinas además de una noche entretenida en el trabajo. La dueña del local estaba allí, ya no recordaba cuándo fue la última vez que la vio, seguramente se traería algo entre manos o no estaría allí. Le había pedido una caipiriña que no tardó en realizar especialmente para ella y que volvió a servir después de un rato sólo para tratar de ver qué era lo que escribía en su libreta. Se tranquilizó al ver sólo planos, al parecer su puesto no estaba en peligro solamente se trataría de una remodelación o eso pensaba.

 

Después de que su paisano, Carlos Da Silva, se retirara vio entrar al local a una mujer de bastante edad que veía todo a su alrededor con aire despectivo, aquello no le agradó pero con tantos años de experiencia había aprendido a sobrellevar a aquel tipo de clientes, una buena y esmerada atención era suficiente para hacer desaparecer todo tipo de perjuicios incluso en los clientes más difíciles, y aquella mujer parecía serlo.

 

Pero... ¿qué hacía una anciana en un lugar así? ¿realmente tendría gustos tan extravagantes a su avanzada edad? Probablemente, como muchos otros, había quedado de encontrarse con alguien allí, se preguntó si aquella persona ya se encontraría allí o la mujer había sido la primera en llegar, con suerte y si lograba hacerle una buena plática pudiera despejar sus dudas, por lo pronto se encargaría de hacerla sentir a gusto con su atención.

 

- Buenas noches y bienvenida al Dumbledore's Night - se adelantó el mulato hacia Iris Apfel, sirviendole uno de los mejores Whiskys que tenía - Espero sea de su agrado, si gusta uno diferente o quizá una bebida más exótica no dude en pedirla - le dijo sonriendo con simpatía a la mujer.

 

@@Axel Rexdemort

[Axel Rexdemort]

Iris Apfel

 

Iris seguía mirando todo a su alrededor, pero la anciana no se esperó que un apuesto hombre apareciera casi debajo de la barra, poniendo su mano sobre su pecho para hacer notar que estaba sorprendida, sobreactuar sus reacciones, típico de la viuda Apfel.

 

-Grrracias. – Dijo discretamente Iris, al ver como el mesero le traía el trago que la vieja bruja había ordenado, sin dejar de mirarle su pecho, si algo atraía a la mujer eran los hombres exóticos, y aquel varón tenía un inusual tono de piel, muy raro en su original Praga.

 

- Eres un adorado, un divino, mi amor, gracias. – Moviendo un poco la enorme boa de plumas rosadas, Iris tomó el vaso, y lo acerco a su rostro para intentar encontrar el aroma, sonrió ligeramente y lo volvió a colocar en la barra.

 

- Glen Glant, una suave cosecha, mi amor eres un divino, adorado, casi santo. – Dirigiéndose al joven hombre, la anciana dejo el vaso en la barra, y llevando su dedo índice al borde del mismo, para recorrerla con el dedo, después introducir el dedo y salpicar un poco la yema del dedo, finalmente llevándolo a sus labios los cuales se encontraban con un brillante rojo borgoña y saborearlo.

 

- ¡Divino! ¡Qué bárbaro! El scotch en las rocas es divino. – Dando el primer sorbo a la bebida. – Ño probaba algo así desde la recepción de la boda de Lady Virgina Woolf con Sir Philip McCree, una boda horrorosa, el vestido de Lady Virgina... tenía un tren, que para que te cuento, pero era obvio quien pone a los elfos a diseñar un vestido de novia. – Dejando el vaso y acomodarse mejor en el asiento, riendo un poco.

 

- Eso si, el vino exquisito, al menos valió la inversión de los padres de Virgina, honestamente quien se casa con una bruja que no sabe ni cómo hacer un hechizo de desaparición, o maquillarse bien. –

 

Dejando el vaso y haciendo ruido con los hielos al golpearse. – En fin, tu escoces es magnífico, un producto de muy buena calidad, uff y el empaque que lo acompaña. – Mirando al hombre de arriba abajo, para dar un nuevo sorbo. – Nada se compara a un buen whisky y un hombre apuesto, y tu mi amor eres hermoso. – Dejando el vaso, para volver a acomodar aquella boa enorme la cual se oponia a los viejos hombros de Iris, y sacar una bolsa negra de la casa West. – ¿Está permitido fumar aquí corazón? – Preguntó la anciana, sacando su cigarrera, al ver que no encontraba algún cenicero cerca.

[Kris Gryffindor]

La tarde había caído en las inmediaciones del Callejón Diagón, cinco minutos para las tres de la tarde, marcaba el reloj en la zurda de aquél hombre trajeado, del cuál no se habría sabido mucho desde su partida del mundo mágico, y que hasta la tarde del día de ayer no se le habría visto. Sus pasos eran un tanto lentos, disfrutaba la vista de cada uno de los locales, habían cambiado mucho desde su partida, incluso las florerías con tristeza habrían cerrado, sabía que los tiempos cambiaban y la sociedad al igual lo hacía, no habría tiempo para aquellas personas que degustaban de las tradiciones que él habría compartido a lo largo de su vida.

 

Y ahí estaba él: Kris Gryffindor, de nueva cuenta entre aquél callejón tan famoso llamado Diagón, recordando la primera vez que visitó el lugar para comprar su primer varita, su primer capa, e incluso visitándola para hacer lo mismo con sus hijas. Tantas cosas habría pasado el Gryffindor que sin duda hubiera querido regresar el tiempo, cuando todo era tan diferente. Sin darse cuenta su reloj ya pasaba de las tres: tres y dos minutos exactamente marcaba su artefacto. Él quién vestía con un simple traje a dos piezas que constaba de un saco y pantalón completamente negros y una camisa en color vino de la cuál como era habitual en él dejaba abierto los primeros dos botones de la misma; comenzó a dar pasos cada vez más apresurados mientras miraba como en el piso habrían bastantes vendedores ambulantes los cuáles por suerte aún no habrían sido reportados al ministerio.

 

Se acercó hasta uno de aquellos, el cuál vendía todo tipo de dulces en cajillas de regalo. Observó detenidamente mientras escogía una de las tantas que se encontraban regando en una manta tirada. -- Esta -- Musitó mientras entregaba unos cuantos Galeones al vendedor, el cuál tomaba la misma preguntando al Gryffindor si ocupaba una bolsa, a lo cuál negó con un movimiento en la cabeza y simplemente la tomó para seguir su camino por el callejón.

 

Sonrío al notar unas cuantas parejas escondiéndose entre los callejones que pasaban, no sabía realmente las acciones que intentaban hacer escondiéndose entre callejones obscuros... o quizá sí, pero comprendía que era fruto de la adolescencia, sin embargo se preguntaba si en verdad sus hijas habrían pasado por lo mismo. Agitó su cabeza por un instante para intentar borrar aquellos pensamientos e intentando de convencerse "Son tiempos diferentes" Pensó para sí mismo al momento que notaba a lo lejos aquél viejo cartel iluminado al estilo de los ochenta y justo debajo de él aquellas dos puertas de vidrio en las cuáles se dejaba ver el reflejo de quién quisiera entrar. Sonrío al notar que su vista al menos no fallaba y que en él se vislumbraba ya un poco de cabellera plateada, el cuál se escondía entre la mayor parte de la castaña, no había tenido tiempo de rasurarse por lo que en su fino rostro se lograba denotar un poco de barba y en ella unos puntos blanquecinos que resaltaban de entre aquella tonalidad castaña.

 

Apenas un instante en el reflejo le habría hecho pensar muchas cosas: "El tiempo no pasa en vano". Inmediatamente sonrió el Gryffindor quién empujó un poco una de las puertas con su mano libre, para luego de entrar dejar que la misma se cerrara. Alzó la mirada en busca de aquella mujer con quién habría quedado aquél día, temía que por los cinco minutos tarde se hubiese ido; sin embargo observó como un hombre desnudo se encontraba charlando con aquella mujer, no logró evitar una sonrisa al notar los intentos fallidos por no ver el cuerpo del hombre de parte de Sally. También a lo lejos una anciana se encontraba a la espera de quizá un mesero, el cuál ya se encontraba de camino para atenderla, algo realmente extrañísimo, ¿una anciana en un lugar como aquél?, bueno quizá sí, todos tengan derecho a divertirse, y al notar por el striper, no dudaba de aquellas negras intenciones.

 

Justo cuando el striper se alejó de Sally fué cuando el Gryffindor se acercó hasta la mujer.

 

-- Lo siento...uhmm... creo que no tengo excusa hoy... -- Se limitó a decir el vampiro con una sonrisa en los labios. -- Pero te traje esto para compensar. -- Dijo el vampiro acercandose hasta la mujer para dejar un calido beso en su mejilla de saludo e inmediatamente darle aquella caja cerrada. -- ¿Llevas esperando mucho? -- Preguntó el castaño quién tomaba asiento a un costado de ella. -- Veo que su local sigue siendo pluricultural ehh... ¿Me pregunto que hará gente de la tercera edad para divertirse en un lugar como éste... bien podría infartarse la gente no ó será que busquen otro tipo de diversión? -- Bromeó el vampiro. -- ¿Cómo has estado? -- Preguntó.

[Lestat Rambaldi]

Lestat Myrddin

Bailarín y socio del local

 

Lestat siguió bebiendo, un poco de aquella bebida espirituosa para no caer de sueño, la noche comenzaba a trascurrir y los bailarines ya se preparaban para el segundo show, sin esperar mas, le dió un beso en la mejilla a su amiga sol, y le dijo:-- Amiga necesito prepararme para el proximo show, en la tarima espero que disfrutes del espectáculo, y pide lo que necesites y l pones a mi nombre, no te preocupes yo pago---

 

El myrddin sonrió y entonces vió que en otra de las mesas se encontraba su compañera y jefa del local Sally, n podia irse sin dejar de hablar con ella, tenia que aprovechar los momentos en losque esta pasaba por el local para preparar las cosas administrativas del lugar y hablar de lo que nos competía.

 

Caminó entre las mesas y vió que llegaba kris un viejo amigo,lestat se puso justo a su lado y dijo:

 

---Buenas, compañeros y viejos amigos ¿como están?--- Se acerco el myrddin, viendo como mas allá su compañero carlos, ya se preparaba para dar el show..

@@Kris Gryffindor.@@Sally Sigel

Editado 20 de Enero del 2016 por Lestat Rambaldi

[Isabelle.]

Habia sido un largo día para Megan, su vuelo salió de madrugada desde Italia y aun no se reincorporaba a su natal Inglaterra; eran tantos los años fuera del país que temía no reconocer los viejos callejones abarrotados de magos y brujas, en su mente, la imagen de ella perdida la había inquietado todo el vuelo y para su sorpresa, muchas cosas permanecían igual que hacia cinco años atrás, cuando la bruja decidió marcharse a Roma; ahora llegaba en busca de un familiar y era consciente de que aquella tarea le llevaría algunas semanas, incluso meses pues no tenia ni un solo dato sobre ella.

 

Resignada decidió salir del hotel en busca de algún lugar donde encontrar algo de beber, su andar pausado y cauteloso dejaba en claro que era la primera vez después de años que circulaba ahí, llamando la atención por la forma en que toda su silueta era cubierta por su anochecida túnica, pareciendo incluso culpable de algún pecado al esconder así su identidad.

 

Levantando el rostro dejó caer su capucha y así su cabello al descubierto jugo con la suave brisa, sacudió levemente la cabeza y mordiendo su labio dudó en entrar a aquel llamativo lugar; sus luces conseguían la atención hasta del mas despistado mago y la música que escapaba por las ventanas incomodo a Meg casi de inmediato, arqueando una ceja dio un paso atrás pero luego de ver que nada parecía mas atractivo en ese callejón, negó con la cabeza al ingresar, sorprendida con ella misma.

 

Lo primero que encontró su mirada eran las mujeres y hombres que casi sin prendas de vestir daban un show a la clientela, ni siquiera se detuvo a buscar a nadie en particular, perdería su tiempo siendo nueva en la ciudad y reconocer a alguien podía ser tan probable como encontrarse con Crazy, el Ministro de Magia.

 

Con delicadeza se quitó la túnica y la colgó en un perchero en el recibidor, su figura consiguió la mirada de mas de uno de los hombres presentes pues su pantalón a la cintura ajustaba la blanca camisa que poco dejaba a la imaginación con aquel escote. Caminó decidida al recorrer el lugar y en segundos llegó a la barra, con un movimiento de sus dedos buscó la atención del cantinero mientras tomaba asiento, cruzando sus piernas giró la cabeza y encontró lo mas curioso del lugar: el porte de aquella mujer era envidiable para su avanzada edad, sin embargo, la forma en que era atendida por aquel musculoso hombre dejaba mucho que desear, quizá había elegido mal el lugar.

[Axel Rexdemort]

Acomodándose sus enormes gafas, Iris seguía bebiendo; el lugar le parecía de pésimo gusto por la decoración, incluso rozando en lo vulgar, pero el mesero era tan atractivo que no le importo seguir allí durante un par de minutos más.

 

Aunque como era posible que no hubiera un condenado cenicero en toda la barra, la viuda Apfel, abrió su bolso negro y saco un fino pañuelo de seda y su varita; una varita de caoba, con un fino y detallado mango, haciendo que la misma tuviera un porte muy elegante.

 

La vieja bruja dio un sorbo a su scotch, para después doblar en dos el pañuelo y colocarlo en la barra, justo a su derecha. Tomando su varita entre sus huesudos y delgados dedos, Iris hizo una floritura detallada para que su pañuelo cambiara en un cenicero de cristal en menos de un minuto. La mujer solo sonrió, para sacar una breva de cigarrera de plata y llevarla a su boca.

 

Aun con la varita en mano, Iris hizo un movimiento hacia adelante muy rápido, que termino incendiando la punta de su varita. Enseguida prendió su cigarrillo y volvió a repetir el moviente ahora “apagando” su encendedor.Iris tomo aire y soltó una bocanada de humo, para volver a guardar su varita y su cigarrera en su bolsa.– Divino, lo necesitaba – Dijo para sí misma, cuando tomo el cigarrillo con la punta de los dedos y quito un poco la ceniza de la punta.

 

Iris había llegado a Inglaterra buscando el negocio de su alumno, pero ahora se encontraba en un bar, lleno de gente, girando un poco la cara se percibió que una mujer la miraba, a Iris eso no le molestaba estaba acostumbrada a ser el centro de atención, así que solo le sonrió mirándole el escotado pecho. – Que vulgar. – Pensó aun sonriéndole a la joven mujer, para levantar su scotch y darle un sorbo de nuevo.

- Eres una linda jovencita, ¿También trabajas desnudándote aquí? – Pregunto la mujer, con su casual tono de voz. - La casa pierde si no te pones a trabajar –Susurró.