(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)

[Ernest Dumbledore Prior]

El hechicero habia aparecido en el Leicester Square en Londres, habia sentido el llamado de una compañera mortifaga, por suerte habia tomado un poco de pocion multijugos antes de aparecer a 15 metros del local que se iba a asaltar, sus facciones habian cambiado a una nariz ganchuda y una boca carnosa mientras que el color de ojos habia cambiado a un color azul claro, mientras que el pelo era de un color blanco canoso.

 

Miro a lo lejos el local llamado Dumbledore´s Night y empezo a caminar rumbo a este, mientras su pantalon de color beige y zapatos color caqui resaltaban y hacian juego con el saco y traje del mismo color.

 

Entro al local, dispuesto a lo que podria ser para el un poco de diversion...

 

-Estoy listo....- dijo jugueteando con la varita entre las manos, mirando el como se desarrollaba la situacion ahi dentro, era obvio que la situacion en cualquier momento se pondria candente y en ese momento el Macnair tomaria venganza, Esperaba que pronto pasara eso pero mientras tanto repasaba los movimientos de los nuevos hechizos en la mente quedandose a 5 metros lejos de la gente del local que corria despavorida. El Macnair se quedo mirando el cielo azul estrellado la marca de los mortifagos. Era bastante linda.

 

-Espero pronto tener a esa calavera en mi brazo- dijo el mago..

[Hades Ragnarok]

El Ragnarok llevaba la varita en una de sus manos y en la otra aquella filosa Katana de plata. Paso la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos expectante, con ganas de jugar y saciar su sed de sangre. Tanto él como su varita querían disfrutar de aquel liquido vital. Observo su Katana, aquella que había sido forjada especialemnete para el, esperando que llegara el momento de empelarla y causar tanto daño que los odefos y sangre sucias tuvieran que huir pidiendo misericordia.

 

-¡Celerus Expectro Protego! - Gracias a esa invocación inmediatamente de la punta de la varita comenzó a formarse una figura oscura la cual segundos después tomo la forma de un Graphorn adulto.

 

Aquel ser oscuro tenía complexión grande y jorobada, sus grandes zarpas de cuatro dedos eran afiladas y tenía dos cuernos muy largos y afilados y como su criatura real era de una naturaleza extremadamente agresiva.

 

-<<¡Necrohand!>> -Invoco. Inmediatamente del suelo salieron unas manos fantasmales que le protegerían de aquello que le fuera lanzado. Se habían colocado frente a él dispuestas a cumplir sus deseos.

 

Tras haber hecho aquellas defensas el Ragnarok volvió a mover la varita.

 

-¡Fuego Negro! -musito, provocando que apareciera una bola de fuego negro que levito a 2 metros y medio. Y la cual tenia ordenes de evitar cualquier ataque que pudiera ir contra ella, ya que tenia un propósito, causar daño.

[Jank Dayne]

- ¡Expecto Patronum!

 

Las luces que salieron desprendidas de su varita formaron una esfinge frente a sus ojos, tan pura y perfilada que Jank creyó que su rostro jamás podría existir en la tierra. Su cola le rozaba la melena cada vez que giraba en torno al cuerpo de su invocador, intentando evocar una sensualidad oculta para atraerlo. A él solo le pudo sonsacar una sonrisa antes de que abriera la boca nuevamente para informarle acerca de su nueva misión. Su tarea, ni más ni menos, sería informar a todos sus compañeros activos de la Orden del Fénix para que acudieran a la defensa del famoso local de Sally Sigel, sin chistar. Cuando ésta se perdió entre las nubes, Jank se quitó los lentes de sol e impuso sobre su rostro una luz naranja inmutable.

 

Durante la espera, decidió mascar una goma. Era eléctrica y dejaba su lengua fresca y ágil, lo suficiente para ejecutar los hechizos sin preocupaciones de la deshidratación. Estaba plegado a la puerta doble del negocio Dumbledore Night, haciéndoles señas al vigilante para que huyese. El mago, suponiendo lo que se armaría dentro, salió corriendo tan rápido que Jank lo perdió de vista en un santiamén. Sacó a Libra de la manga de su suéter gris, y acomodó sus pies dentro de las confortables botas para invierno que había deseado calzar. Sostuvo la varita con tanta fuerza que no tardó en conseguir la conexión que necesitaba..

[Arya Macnair]

—Su biberón está en la segunda puerta a la derecha, su peluche favorito bajo la cama y si llora...

 

Él la interrumpió en seco, no era la primera vez que debía abandonar sus deberes como madre para acompañar a sus compañeros en una batalla que no sabía sería 100% victoriosa pero ésta vez le costaba mucho alejarse de ella. Ámbar lloriqueaba como la niña que era y escondía el rostro congestionado en el pecho que la acunaba, vería partir a la mujer pero no la vería regresar, estaría dormida entre las sábanas de la cama matrimonial que una vez más ella dejaría enfriar. —Prometo que será breve— dijo acortando la distancia para plantar un beso en su frente acalorada y en el par de labios que le sonreían con nostalgia, él jamás la juzgaría.

 

Desapareció con un nudo en la garganta memorizando las palabras de la esfinge enviada por Jank, aun no se hacía a la idea de oír su voz y no sentir el corazón desbocado. Giró sobre sus talones y fue una sombra entre las sombras con su túnica enteramente negra para pasar desapercibida, una capucha que ocultaba su melena platinada y aquella característica luz que ocultaba su identidad del mundo ajeno a sus lealtades.

 

Seré breve. Lo repetía mientras se mentalizaba,Dumbledore´s Night.

[Romina Black Lestrange]

Se encontraba deambulando por el callejón diagón sin la intención de regresar temprano a su casa. Estaba buscando un lugar en el que pasar la noche o al menos quedarse hasta el amanecer, pero al parecer los deberes que tenía con su bando eran más importantes. El patronus de Jank, una Esfinge, apareció a tan solo medio metro de la joven Targaryen con la orden de que debía estar lo antes posible en el negocio Dumbledore’s Night. Asintió ante el patronus, dando a entender que iría lo antes posible.

 

En esa ocasión llevaba puesto un pantalón de Jean, una remera y un par de zapatillas. La varita la sostenía por delante de su rostro al tiempo que daba pasos apresurados para llegar lo antes posible al local. Sabía que estaba cerca, por lo que no había necesidad de aparecerse. Como siempre, se detuvo a pensar en si debía ponerse o no la luz en el rostro, pero como la mayoría de las veces decidió no hacerlo, no le importaba que el resto descubriera quien era realmente, ¿Qué podía ser peor que los ataques constantes de los mortífagos?

 

Soltó una pequeña sonrisa al ver el negocio que se encontraba a tan solo unos metros. Y no solo se puso feliz de eso, sino de también encontrar allí a varios de sus compañeros, por lo que esperaba que esa batalla si fuera interesante, y no como en la última que recordaba que ningún mortífago había sido capaz de aparecer. Soltó un pequeño suspiro y se mantuvo a cinco metros de la puerta del negocio, para aparecer en cuanto fuera preciso.

[Ley Gryffindor Rosier]

-No puede ser- dije saltando de la cama y lanzando hacia un lado la sábana con la que me cubría el cuerpo.

 

Tomé la varita de la mesa de noche y la pasé por mi rostro para conjurar la luz que protegería mis facciones de ser reconocidas. Me levanté con cuidado para no despertar a mi amors y rápidamente me calcé mis botas. Ya llevaba puestos unos jeans y una chamarra. Hice a un lado mi cabello y partí hacia donde tenía que ir. Minutos antes se había presentado en la habitación un patronus de esfinge, que provenía de Jank, Demon Hunter de la orden solicitando ir a Dumbledores Night, pues los mortífagos una vez más estaban atacando.

 

Desaparecí de la casa y aparecí a 15 metros del local. Allá se veía todo el jaleo, alcancé a ver a Jank y a los demás compañeros de la orden. No pude evitar pasar saliva, eran demasiados, pero la orden jamás se acobardaba y si tenía que morir allí mismo, lo haría, no me importaba para nada.

 

-Caray, ¿es que ustedes no duermen o qué?- grité con la varita en alto.

[Jank Dayne]

En cuanto entró, eligió a su objetivo antes que nadie. Aun con firmeza enarboló a Libra y le apuntó, sin esperar la intervención de nadie. El tiempo sería crucial.

- ¡Ardius... - empezó, achinando los ojos para concetrarse en el final - ¡Confundus!

El encanto aturdidor dejó totalmente desorientada a Leah, su contrincante, quien se hallaba a unos cómodos ocho metros de él. Jank apartó las sillas que le interferían el paso y no dejó ni por un segundo que su varita se desviara a cualquier lugar. El enfrentamiento sería limpio, sin los juegos sucios que tanto les atraían a los mortífagos sacar a la luz durante los combates. Esa noche, había encontrado lo que no se les había perdido..

- ¡Strellatus! - dijo después, haciendo que los ojos de Jessie, Leah, Deiveid y Liam quedaran totalmente ciegos por el impacto, produciéndoles una terrible picazón infecciosa que tendrían que remediar si aún tenían vanas intenciones de salir ilesos del evento. Jank aprovechó de hacerles señas al bar tender para que huyera o al menos se cubriera tras la barra; los civiles se convertían siempre en su prioridad..

- Limitate!

Conjuró al final, limitando el poder mágico de Leah a solo efectos. Ni rayos ni invocaciones saldrían de su vara mágica por un buen y provechoso período de tiempo..

[Leah Snegovik]

Y ahí estaban, haciendo aparición. Sonrió con malicia.

 

-Celerus… Confundus.

 

El efecto cayó sobre Jank, haciendo que el Demon Hunter cayera al instante en un estado de confusión que le impediría realizar su primera acción como era debido. La vio perder el hilo de su visión, como si se estuviera desmayando y sonrió, aquello era una buena señal para empezar con la matanza. Al mismo tiempo, había enviado a su Hipogrifo a enterrar las grandes garras en la piel del hombre, haciendo que tuviera que ocuparse de ello o morir en el intento.

 

Confundus.

 

Con el pensamiento, la Atkins era capaz de crear hechizos más fuertes que otras personas de rangos menores y fue por ese motivo que la varita vibró, sabiendo que lo había logrado, mostrándole que el efecto había dado contra Jank. De ese modo, perdería la otra acción también.

 

-Absorvere -las manos donde Ley, Jank y Romina portaban las varitas se rompieron de inmediato, produciendo un crujido espantoso que le indicó a la Nigromante que todo había salido a la perfección. De ese modo, no podrían apuntar bien y tendrían que curarse para no perder la mano o, en todo caso, arriesgarse a sólo cambiarla de ubicación.

[Ley Gryffindor Rosier]

Entrando al local me posicioné cerca de mis compañeros, inmediatamente fijé mi objetivo, aquel mago que ya había comenzado haciendo sus protecciones, pero que de nada le iban a servir.

 

-Ya llegué mis amores, no me extrañen- riendome como una loca los observé y levanté la varita para comenzar con la diversión.

 

-Strellatus!- bramé hacia los mortífagos, específicamente hacia Aaron y Ernest, ambos mortífagos quedaron ciegos al recibir aquel efecto que salió de la punta de la varita. Un rayo tan cegador como los rayos del sol pegaron en los ojos de ambos magos. Por mas que quisieran no verían nada más que borroso o tal vez luces de colores. Sentí como vibraba mi varita en respuesta a que el ataque había surtido efecto. Inmediatamente luego volví a atacar.

 

-¡Limitate!- con una floritura pude sentir correr la magia por mi cuerpo. Nuevamente una vibración, lo que me indicó que el efecto había salido directo a Aaron nuevamente. Ahora su varita quedaría limitada a solo realizar efectos y no podría realizar ni rayos ni invocaciones durante tres largos turnos. Tendría que ver la manera de cómo hacer algo que de verdad nos dañara.

Sentí como tenía el dolor de la mano quebrada, pero igual no me importó de momento.

[Romina Black Lestrange]

Al ver que el resto de sus compañeros entraban al local, decidió hacer lo mismo. Al entrar tuvo que evitar poner cara de sorpresa, al parecer esta vez habían reunido a más gente para hacer de las suyas, aunque no le sorprendía, casi siempre pasaba lo mismo o al final terminaban huyendo, como habían hecho en una de las recientes batallas.

 

—Floreus— al decir eso apuntó con su varita directamente a la de Liam Hawthorne, aunque no era necesario. El efecto sería inmediato y actuaría directamente sobre la varita del mago, haciéndola vibrar en cuanto este quisiera lanzar su siguiente hechizo, del que solo saldría un pequeño ramo de flores.

 

—Limitate— pronunció apuntando nuevamente a Liam, pero esta vez hacía su garganta, lo que le impediría lanzar rayos e invocaciones por un lapso de tiempo, hasta que los efectos del Limitate terminaran; por lo que esperaba con ansias que su hechizo funcionara a la perfección.

 

Mientras tanto se mantuvo en su lugar, prestando atención a todo lo que pasaba, ya que esta vez quería ser más rápida que en otras ocasiones para no morir. No le importaba tener a la final alguna herida, prefería eso antes que la muerte.