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(¯\_¤~-Dumbledore's Night-~¤_/¯) (MM B: 100837)


Sally Sigel
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—Es un gusto conocerte alex...—Lestat reparó al chico de pies a cabeza, aquellos ojos dorados le decian algo mas, seguramente era otro inmortal como el, pero no dijo nada solo se dejo llevar por los alagos que este le hacia,— Nada de opacar, eres igual de bendecido con tu belleza—Lestat inmediatamente chasqueo los dedos y un elfo domestico inmediatamente le trajo su bebida, y una bandeja de ricos manjares para degustar gunto a aquel invitado.

 

La noche comenzaba de buena manera y con aquella compañia parecia mas grata, El myrddin no dejaba de observarlo tenia curiosidad, queria conocerlo así que le pregunto luego de el dar tambien un trago largo a su bebida...—pues...—

 

Pero justo en ese momento el joven alex lo interrumpio y busco acientos para ambos, fue en ese momento que aquel chico comenzo la converzacion...

 

—Me ganaste en preguntar—Sonrio divertido mientras se sentaba— Aventuras muchas, he vivido un largo tiempo en londres y pues he tenido muchas anecdotas como lo es la vida, deliciosa y rica en experiencia, pero puedo contarte un poco de mi igualmente, soy patriarca de la familia myrddin, por las noches trabajo aqui pues hace unos meses deje el ministerio... era el fiscal magico... ahora solo me dedico a disfrutar de buena comapañia como la de usted y pues a pasar las noches entre bailes y notas musicales...—Decia muy tranquilo el myrddin, sonriente y divertido a la vez que lo veia frente a frente...

 

—¿Y que puede contarme de su vida?, ¿que hay mas allá de esa hermosa sonriza?— jugueteo lestat al ver que le joven no paraba de sonreir...

 

@@Alexander Fox

Editado por Lestat Rambaldi

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Salió una leve risa al enterarse que había tomado ventaja en la conversación, él siempre le gustaba comenzar, en cierta forma lo hacía sentir seguro, porque a pesar de todo tenía ese lado desconfiado que ocultaba sutilmente.

 

Se concentró mucho en lo que su acompañante decía, sorprendiéndose bastante de su historia, el cambio que había hecho de trabajo resultaba dramático, y su apellido llamada la atención del pelirrojo " Myrddin" Sí no mal recordaba ya lo había escuchado, pero por parte de otra persona.

 

-Debe tener una vida muy emocionante, de verdad me alegro por usted que haya conseguido un trabajo que pueda disfrutar, seguramente resultaba un poco estresante su anterior empleo y si lo compara con este algo aburrido - comentó mientras daba un trago a su bebida.

 

-Jajaja gracias por el halago, aunque debo confesarle que no soy de ocultar mucho, soy alguien bastante... sencillo - respondió buscando esa palabra mientras mostraba una sonrisa un poco más enigmática, solo para divertirse - Pertenezco a las familias Lockhart y Lenteric - comenzó hablar con suavidad mientras jugaba con su vaso.

 

- Por mi parte, estuve trabajando en el ministerio, en el departamento de transporte... pero me aburrí.. no soy de mantenerme mucho en un solo lugar - esa había sido la verdad - ahora estoy de vago, saliendo a tomar y si tengo suerte como hoy, logrando de disfrutar de maravillosas compañía como la suya - declaró divertido, estaba tranquilo, aunque sabía que debería buscar un empleo o como le habían sugerido abrir un local.

 

-Mi único detalle especial, serian mis colmillos - habló con ligereza mostrando delicadamente sus colmillos afilados mientras sus ojos se mezclaban con un color rojizo - pero sospecho que no soy el único - se la había jugado con aquellas palabras, no había estado seguro del hombre, no sentía grandes indicios, pero había decido jugársela para averiguar más.

 

@@Lestat Rambaldi

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La noche había caído hacía horas y lo único que se podía escuchar en los alrededores era el rumor de la música de Dumbledore's Night, que resonaba a través de las parades del propio local como si en realidad no tuviera la intención de que se escuchara en la lejanía. Sin embargo lo hacía y fue eso lo que atrajo a los dos Mortífagos, ocultos por las sombras que los abrazaban desde el callejón Knocturn, el que habían abandonado hacía un rato entre pasos pausados y una conversación floja. No porque no tuvieran nada de qué conversar, sino porque querían seguir tranquilos de momento. Si las escuchaban terminarían en un jaleo en plena calle y al final no disfrutarían como tenían previsto.

 

Quizás por ello el local era su destino, porque parecía ser lo único con vida nocturna verdaderamente activo en aquella zona. Leah fue la primera en llegar y casi como si no estuviera portando la máscara de plata que la marcaba como miembro del bando oscuro, empujó la puerta principal y se adentró junto a su compañero de bando, Ariel, fijando sus ojos en la pista de baile. Estaba llena, no se podía negar, pero si había algo realmente relevante era un hombre en el medio de todo, bailando sin camisa y con movimientos que era evidente que no salían de su sobriedad. Sonrió de medio lado y pasó entre una pareja que se toqueteaba, sin que nadie prestara atención a lo que estaba pasando.

 

La rubia portaba una túnica blanca e impoluta que captaba las luces con gracia y la máscara casi parecía un reflector, pero nadie la veía. Porque aparte de que estaban muy ocupados en otras cosas, ella en realidad no estaba haciendo nada más que ir al bar mientras el resto movía los cuerpos al ritmo de la música, apoyando el olor a sudor corporal y otras esencias que podrían atribuirse al alcohol. Por su parte, pretendía hacer parte del grupo casi como si hubiera ido de fiesta. Saltó la barra, dedicándole una sonrisa al bartender y antes de que hiciera algo, le dio una patada que lo lanzó al piso y con una llave veloz que no la despeinó, rompió su cuello antes de ponerse en pie. Nadie lo notaría.

 

—¿Quieres un trago, guapo? —preguntó a su compañero, echando una mirada atrás—. Parece que tenemos de todo y que va por cuenta de la casa, antes de que destruyamos todo, por supuesto.

 

Sonrió con malicia.

 

—Será divertido.

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—¿Este lugar es como cualquier otro?

La pregunta fue hecha por un joven desde detrás de su máscara plateada que miraba a la Ivashkov con interesa por el lugar. No había necesidad de agregarle la palabra aburrido. Ya que últimamente aquellos lugares así eran, aburridos y monótonos. Pero le dio el beneficio de la duda y camino hasta con ella a lo que parecía ser una barra donde la mujer había tomado el lugar del bartender.

Bueno, dame lo más costoso del lugar… quizás así los dejemos en la ruina.

Negar que la música que sonaba en aquel recinto no le hacía mover los pies era una mentira, pero también sabía sus limitaciones. Nunca había sido bueno para bailar, por más que su hermana gemela le había enseñado unos cuantos pasos de baile aquel no era su fuerte. Pero al final no estaban ahí para bailar, estaban para poder tomar unos tragos y ya con el suficiente alcohol en la sangre quizás hacer trizas el lugar.

¿Y que hace una mujer tan guapa y de tan buena clase trabajando en un lugar como este?

Le coqueteaba, claro que así era. Aries disfrutaba de coquetear con mujeres. Aunque su preferencia fuera otra, y coquetear con Leah le parecía su más grande reto. Y estaba seguro que aquella noche sería tan divertida por lo que mucha gente pudiera decir.

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—Me he puesto la meta de acabar con todo el alcohol, buen joven —le lanzó una mirada cómplice, con un dejo de picardía que no pasaba la raya de lo que podía permitirse como una mujer casada.

 

Dio media vuelta en su lugar, pasando los ojos por la repisa de licores, buscando lo más caro. Movió los dedos juguetonamente por el aire hasta que el índice tocó la superficie fría de una botella de Bourbon. Y con la otra mano, tomó una botella común de Whisky de Fuego. Tardó practicamente un segundo en poner un vaso frente a Aries, con hielo y empezar a llenar la cantidad justa de licor, una mezcla perfecta de ambos. Era un trago fuerte a las rocas y a cualquiera le arrancaría un carraspeo por lo menos, pero lo acercó al muchacho con simpleza y se quedó esperando a que lo probara.

 

Una vez que lo hizo, regresó sobre sus pasos y se hizo con una botella de Ginebra, de la que bebió directamente de la botella antes de escuchar un pequeño revuelo cerca de la barra.

 

Alguien se había percatado de que la bartender y el hombre que atendía portaban máscaras, que el tatuaje de la Marca Tenebrosa marcaba sus brazos y que en el suelo, iluminado de forma tétrica, estaba un hombre con el cuello en una posición anormal. Ivashkov no prestó atención a los rumores, ni a la gritería, en vez de eso rebuscó en la barra hasta que dio con un limón y exprimió un par de gotas en su boca antes de que el primer cobarde se lanzara contra la puerta.

 

Levicorpus.

 

La muchacha quedó colgada del tobillo con un solo pensamiento de la rubia y ella, regodeándose de su poder, selló las puertas con la varita entre sus dedos, que había sacado en un abrir y cerrar de ojos. Extendió una sonrisa que logró que un silencio incómodo, además de un temor inminente, se apoderara del local.

 

—¿Alguien más quiere intentar salir?

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Los coqueteos entre ambos era como ver a dos amigos mirarse en complicidad, no había nada detrás de esas miradas. Quizás el hecho de que la Ángel Caído sabía más de la cuenta acerca de sus sentimientos. Pero no se dijeron nada, el intercambio de palabras había sido sutil y el primer trago de licor que se deslizaba por sus labios le parecía lo más ardiente que había probado. Carraspeo. Debía sacar de algún lado la voz con la cual dirigirse a la multitud que parecía asustada.

 

Calma pueblo, ¿qué es este griterío…?

 

Su varita fue dirigida a las personas que bailaban sobre una de las pistas del lugar, por su cabeza paso flechas de fuego y en seguida varios filamentos fueron directo a algunas prendas de vestir de aquellas personas que no paraban de gritar.

 

—Esto es más divertido que terminar con el alcohol del lugar…

 

Era más que obvio que el castaño se refería exactamente al hecho de ver como dos personas se prendían en llamas ya que el fuego de su ropa comenzaba a dañarles, sin la necesidad de usar algún hechizo de rango. Los gritos había ido en aumento, las peticiones de que los dejaran vivos se hacían mas y mas fuertes. Cualquier mago que no usará la varita para defenderse no merecían siquiera vivir

 

Fuego Maldito.

 

Una serpiente se formo frente a él y deslizándose hasta donde se encontraban mas personas se enrosco a una y la calcinó hasta morir. Era una de la mujeres que berreaba mas fuerte que las otras del lugar. Y aquello le resultaba molesto.

 

------------------------------

 

*Desaparezco*

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[justify]Llevaba algunas semanas sin arder la Marca Tenebrosa que tenía tatuada en el antebrazo izquierdo, tantas que comenzaba a creer que los mortífagos estaban portándose bien, aunque nadie mejor que ella sabía que eso era prácticamente imposible, por lo que en el instante en que sintió como esta comenzaba a regresar a la vida, en sus labios se formó una media sonrisa. Era momento de ponerse en marcha, con la mirada decidida, se levantó de su cama y se encaminó hasta su armario.

 

Colocándose una simple túnica negra cubrió su cuerpo, mientras su rostro fue protegido por la conocida máscara plateada con incrustaciones de obsidiana, que combinaban con sus ojos. Mirando a su alrededor, dio una media vuelta, para perderse envuelta en una fina capa de humo blanco, que no dejo rastro alguno, hasta que comenzó a aparecer nuevamente en las calles del Callejón Diagón.

 

Al escuchar la música que salía de un local, sintió como el ardor la conducía hasta allí. Por lo que sin siquiera pensarlo, ingresó al lugar y se encontró con dos mortífagos y algunas personas más, hasta que alguien llamó su atención. Era una rubia que conocía muy bien.

 

Estás cazada cariño, vamos... será divertido. —siseó con diversión al colocarse al lado de Leah, mientras después prestaba atención en su acompañante.

 

Era justamente eso lo que tenía que hacer, ¿no? no estaba segura, pero por el momento, tenía que volver a concentarse en lo que hacía y eso era atacar al alto rango de la Orden del Fénix que tenían delante de ellos.

 

—Matalo... no merece vivir. —añadió con tranquilidad. Mientras sacaba su varita mágica.

 

____

 

*desaparezco*

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La puerta volvió a abrirse, sólo que desde afuera, y la mortífaga ladeó la cabeza hacia Mía con curiosidad. ¿Cazada? ¿Cómo que estaba cazada? Alzó una ceja dispuesta a preguntarle y entonces un "Click" resonó en su cabeza, por supuesto, la guerra de rangos. Rodó los ojos y asintió, ya sin poder hacer nada al respecto, porque la verdad era que no podía hacer nada por su propio descuido. Sin embargo, su atención se desvió hacia la joven que había colgado y las palabras de Mía tomaron cierta verdad. ¿Cómo podría dejar a una cobarde viviendo?

 

Cinaede.

 

Su varita vibró gracias al efecto, aunque aún no se había visto en la necesidad de alzarla o siquiera apuntar. Sus pensamientos estaban dirigidos a la gritona boca abajo y por ello, el veneno cubrió su cabeza de inmediato sin que hubiera hecho mucho más que sólo imaginar lo que sucedería. Lo primero que sucedió fue un espectáculo un poco grotesco, la asfixia de la mujer fue tan inmediata como sus movimientos desesperados por librarse del dolor y posteriormente, cada movimiento empezó a disminuir su intensidad hasta que dejó de moverse. Era un veneno directo que entraba directamente al torrente sanguíneo y para mala suerte de la mujer, el suyo era el doble de poderoso de lo normal, el máximo de hecho. Sonrió.

 

—Nuestro compañero —señaló a Aries— ha encontrado cierta diversión en quemar cuerpos pero me temo que tenemos muchos más. ¿Alguna idea?

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—Había olvidado que tan pésimo es el sabor del whiskey de fuego.

 

Claudia apartó, a un lado de la pequeña mesa, el licor restante. Tenía pocos minutos de haber llegado y ya quería marcharse de aquel lugar. Los bares del Callejón Diagon no eran precisamente sus favoritos, pero el deber con su rango la había traído hasta Dumbledore's Night. Irse no era una opción, no hasta que cazara a un despistado Mortifago.

 

Suerte o casualidad, lo que estaba pensando ser materializó muy cerca a ella. La Marca ardía en su brazo, indicándole que otros de su bando no estaban precisamente ahí para tomar un trago y mover los pies al ritmo de la incipiente música.

 

—Has olvidado decir algo, cariño—la bruja, en pie y con varita en mano, tomó sorpresivamente por el brazo a la mujer que acababa de lanzar un Fuego Maldito. Ariel era su primera captura—¿Crees que antes de llevarte conmigo debo lanzar un hechizo? Ya sabes, no llevo la máscara, aunque poco me importa si este de la Orden o empleado del Ministerio me reconoce.

 

Blandió la varita, apuntando a la mañana de un aterrorizado cliente de mejillas hinchadas.

 

Absorvere—el chasquido de los pequeños huesos al romperse la hizo sonreír—Hora de marcharnos mi querida presa. Prometo alimentarte bien mi hogar.

 

 

*Desaparezco*

But she said, where'd you want to go? How much you want to risk?

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| Semper Fidelis |

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—Claro que tengo algunas ideas —su mente era un hervidero de ideas, por lo que decidida a comenzar a utilizarlas, pensó en algunas de las cosas qué podía hacer.

 

Sin siquiera pensarlo demasiado, sacó su varita mágica, apuntando a uno de los clientes del lugar, sacando de entre su túnica un prqueño frasco, soplo a unos cuantos clientes un poco de semillas de hielo, causando de estos comenzaran a congelarse lentamente, ¿qué les ocasionaría congelarse? sentir como sus órganos iban dejando de funcionar lentamente, siendo carcomidos por el hielo, mientras los otros se quemaban, ¿qué era más bello? no podía saberlo.

 

—Quién es nuestro compañero, me lo tienes que presentar... no había oído hablar de él. —susurró a Leah casi en el oído, mientras saludaba al caballero con una mano. — Sabes que soy un poco curiosa. —añadió sin poder evitarlo.

 

Mirando a su al rededor, supo que la noche tenía fuertes oportunidades de convertirse en algo divertido. por lo que sonrió con tranquilidad, mientras lanzaba unas flechas de fuego a una persona que no dejaba de mirarla fijamente, sí, le molestaba eso y lo había pagado.

 

___

 

*desaparezco*

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