Calles del Callejón Knockturn

[justo]

Opte por la tercera opcion, tenia el Elixir en la mano y, sin vacilaciones, lo bebi.

Fue ¿como describirlo? Como si mi cuerpo experimentara una transformacion. Mi pelo se cayo y en su lugar crecio una mata de pelo negro y fuerte. Mis dientes cayeron y fueron sustituidos por una dentadura perfecta, sin problemas. Notaba un vigor excepcional y que mis poderes se acrecentaban hasta el infinito. Oia una voz en mi interior que me preguntaba que edad deseaba mostrar y me decidi por los 35 años y esa es la edad que aparento desde entonces.

Ireneo me miro y asintio complacido, ya era su igual.

- ¿Cuando murio Ireneo?

- Vive aun, ahora reside en Estado Unidos.

- ¿Es mas viejo que tu?

- Un poco mas joven, creo que le saco unos 50 años.

- ¿Usaste las otras facultades?

- Por supuesto. ¿De donde crees que proceden nuestras reservas de oro? ¿Y como crees que mantenemos tan buena salud? Si, es muy buena la alquimia.

- ¿Y que fue de Valeria?

- Se caso en vida de su madre y tuvo hijos. Hay numerosos descendientes suyos, tu conoces algunos.

- ¿Yo...? ¡Anda ya! Lo sabria...

- Amas a una, ya sabes...

Y entonces me quede mudo. Los Greengrass eran descendientes suyos ¡menuda sorpresa!

[Monica Malfoy Haughton]

Una vez que le agarró la muñeca no tuvo tiempo de reaccionar; al instante estaban ya envueltos en un espacio que no era ni allí ni aquí. Aquella sensación era bastante conocida para Mónica pero odiaba cuando alguien la arrastraba a una aparición de forma involuntaria y sin previo aviso, así que cuando sus pies volvieron a tocar el suelo no pudo más que soltar un fuerte resoplido.

 

- Que no se te ocurra volver a hacer eso – dijo entre dientes y clavando la mirada en la del mago como tuviera dos puñales en ella. El tiempo no había curado su, en ocasiones, mal carácter.

 

Guardó silencio cuando alguien, fuera de su vista, les habló. No necesitaba de la experiencia para saber que si habían aparecido allí sin que ni siquiera ella supiera exactamente donde estaban era porque iban a hablar de algo secreto. Por los tratos que a ambos les había unido y sabiendo en quien se había convertido el mago también sabía de que podría tratar la conversación, así que simplemente se limitó a observar a Aaron mientras este ponía los medios necesarios para que nadie los pudiera escuchar. No necesitaba ver lo que hacía para reconocer una acción como esa.

 

Cuando volvió a hablarle lo hizo sin rodeos, algo que a Mónica le agradó. Le gustaba la gente directa.

 

- Felicidades por tus posiciones, pero no te diré que estuve en primera lineal de batalla porque no me gusta mentir – respondió sin levantar la voz a pesar de saber que hablaban solo el uno para el otro. Sus ojos brillaron con cierto misticismo, de pronto el verde de estos pareció más brillante-. Estuve… haciendo investigaciones – espetó, sin muchas más explicaciones. La posición actual del mundo mágico le creaba ciertas inquietudes, mas no era algo que estuviera dispuesta a compartir aún con nadie. Como así tampoco podía revelar aún en qué había estado trabajando tras recuperar la memoria.

 

- ¿Hemos venido aquí a hablar únicamente de donde he estado? - preguntó ¿Dudaría de hacía donde se inclinaba la fidelidad de la bruja?

Editado 3 de Noviembre del 2020 por Monica Malfoy Haughton

[justo]

Me fui de Alemania y viaje hasta Francia. Con el oro que llevaba y mis nuevos poderes todo fue facil. En Paris me uni a un grupo de peregrinos que iban a Santiago de Compostela. Viajamos hasta Castilla, pero la Castilla que conoci habia cambiado mucho, era mas extensa y no conocia a nadie. Mi familia estaba extinguida y me senti muy solo. Es el problema de los inmortales, tarde o temprano estas solo.

Asi que llegue hasta Santiago y alli contacte con otros magos. Nos reconocemos sin problemas ya lo sabes. En vez de quedarme alli me dirigi a Leon y luego descendi hasta Toledo.

Toledo era el paraiso de los magos en esa epoca. Habia barrios enteros de magos por toda la ciudad. Contacte con magos musulmanes que me hablaban de Egipto, de Oriente, pense en ir hacia Malaga y embarcar hacia alli.

Y viaje hacia el sur. Pernocte en Calatrabah, una ciudad pequeña pero atractiva. Ahora esta en ruinas y se llama Calatrava la Vieja. Pense en tomar el camino hacia Cordoba y de alli a Malaga. pero algo salio mal, era invierno y la nieve me impedia llegar a Cordoba asi que me desvie hacia Ubeda, en el reino de Jaen. Creia que podia llegar a Malaga a traves de las montañas pero me perdi y acabe en Cazorla.

[Aaron Black Yaxley]

>>Estuve... haciendo investigaciones<<

 

-Entonces oí bien...- murmuré.

 

Desenvainando mi varita, la agité al seco para recoger la manga del antebrazo izquierdo de la bruja. La gélida mirada gris que me caracterizaba expidió un particular brillo de excitación, pues ahí estaba el tatuaje que nos unía como tal. Alterné la mirada entre sus ojos y el tatuaje de la calavera con la serpiente enroscada, hasta que finalmente extendí mi mano para acariciar esa parte de su piel con la yema de mis dedos; solté una risa genuina y prudente cuando sentí como la marca cobraba vida con el poder que me había sido conferido.

 

-...hemos venido hasta acá, porque mi cabeza tiene un precio y la orden del fénix abarca popularidad entre la comunidad de brujas y magos, sobre todo ahora con el inquisidor como piedra en el zapato...- comenté, aún fijando la vista en la piel desnuda de la bruja, recorriendo camino hasta observarle directo a la ojos. Penetrante, determinante y sin una pizca de duda, acaricié su rostro con la varita en mi mano, deslizando la madera por el contorno de sus mejillas-... estás acá porque nos perteneces, Mónica Malfoy... Haughton- sostuve, marcando una pausa entre sus apellidos mientras observaba cada facción sombría de su rostro ante la tenue luz del lugar- ...estás acá porque pretendo reconstituir a una casta de brujas y magos que se cree ligeramente extinta. Semper Fidelis...- recalqué entre dientes- quiero que me cuentes sobre tus investigaciones...

 

@@Monica Malfoy Haughton

[justo]

En Cazorla corria el rumor de que en algun lugar de las montañas habia un valle de eterna primavera. Un valle deshabitado pero no se sabia donde. Asi que decidi buscarlo, me interne en las montañas y no regrese jamas.

- Y ¿Donde fuiste?

- Descubri el valle. Lo llame Kwanji. Un nombre raro, lo se, pero curioso. Usando mis enormes poderes lo hice inmarcable y despues, lo aisle del mundo mediante un poderoso encantamiento y asi sigue.

- ¿Y su poblacion?

- Sali del valle y fui buscando magos por toda España. Buscaba gente discreta y solitaria, tambien buscaba alquimistas. Poco a poco el valle se fue poblando. Empezaron a nacer niños con nuestras facultades, el valle era un oasis de paz en mitad de un mundo en ebullicion.

- Hermoso.

- Pero yo sabia que mi obra no estaria completa sin un respaldo y decidi crear Los 3 Circulos.

- ¡Fantastico!

[Arya Macnair]

Mi regreso a Ottery había sido silencioso y con cautela, nadie supo de mi y quería que continuase así al menos por un tiempo más. Dejé Londres hacía casi un año y medio ya y su recibimiento fue de todo menos grato. Retomé viejas mañas, acudí al llamado de Aaron pero no creí que lo que me esperaba fuese tan duro de soportar, menos ahora que me había vuelto más dura, toda una mujer de su casa, con tres niños que cuidar y un esposo al que amaba más no le podía ser fiel. Y tampoco él a mi, Aidan parecía haberse casado conmigo por protección, para cuidarme de cualquier cosa que él creyese podía pasarme, éramos familia y nos debíamos a Sybilla, ambos, quizás en algún punto confundimos eso con amor, o tal vez si había una cuota de sentimiento en nuestros corazones, nunca lo sabría, y menos ahora que la decisión final había sido congelar las cosas. 

La luna protegía las acciones de todos los magos y brujas noctábulos. Las calles del Knockturn eran perturbadoras durante el día, pero por la noche parecía las puertas al mismísimo infierno, y sus respectivos callejones de mala muerte. 

Una silueta masculina se escabulló, mezclándose entre las sombras, dentro de unos de los hospedajes camuflados de la zona. Esperé unos dos minutos y le seguí el paso a trote suave. No me había sido difícil seguirle el rastro, podría olvidarme de muchas cosas más nunca de su aroma. Crucé la puerta junto con una bruja tuerta que me pateó insultando en algún idioma que desconocía, aquel lugar apestaba a humedad, suciedad y malos pensamientos, suponía que trataba de desviar pistas alojándose allí, o quería creer que no dormiría en un colchón repleto de pulgas más de una noche. 

Cuando Caelum vociferó victorioso que él mismo había asesinado a Elvis el puñal resultó sorpresivo y certero, por poco me toca un órgano vital, más continuando con su "actualización de las cosas" comentó que Weasley seguía prófugo y no existía un pelirrojo de esa estirpe que causara tamaño desprecio en Black que Nathan, lo advirtió en el tono que su voz adquirió cuando lo nombró. Entonces sí, el Líder de La Marca Tenebrosa retorció el puñal haciendo de la herida algo insoportable. Todavía me ardía la garganta por gritarle y me dolían los nudillos por el pleito, no había nadie en el bando que desacatase el respeto como yo, mucho menos en una situación así. 

Me dije a mi misma que lo había abandonado, que fui demasiado egoísta jugando a la familia feliz muy lejos de aquí mientras él lidiaba con el exilio. Y por muy sangre sucia que Aaron me llamase, jamás le daría la espalda a Nate, mi fidelidad no valía perderlo. 

Corrí jadeante por todo el lugar persiguiendo su esencia mientras un hombre gordo me perseguía, a él sí le entendía por lo que apuré el paso, si me agarraba sería la próxima cena de todos esos vagos. Subí unas escaleras y zigzagueé entre magos borrachos y brujas interesadas para perder al casero de vista, justo a tiempo para ver tras qué puerta intentaba perderse aquella melena rojiza y lanzarme detrás antes de que se cerrase por completo. Su rostro al verme fue sublime, tenía la apariencia de un perro pero era ligeramente más grande que uno doméstico, incluso mis dientes se veían amenazantes. Lo miré totalmente aliviada, un par de enormes ojos verdes incrustados en pelaje dorado. 

Me senté sobre mis cuartos traseros y ladeé la cabeza ¿Sabía quién era? se vía distinto. 

@ Nate Weasley ❤️ 

[Nate Weasley]

Junio de 2021

Hacía ya casi tres meses desde que la orden de captura a su nombre había sido emitida. Tres meses de un incesante moverse de un lugar a otro, sin destino aparente, tan sólo con el objetivo de no tener un destino para que nadie lo encontrase. Desde su fuga de las premisas del Ministerio de Magia, donde incineró los registros del Escuadrón de Inquisidores que buscaban aplicar el primer Edicto de la Ministra Potter Blue, no pasaba más de un par de días en un lugar antes de moverse a otro. Había llegado a aquella pocilga tan sólo unos días antes, más el Weasley era consciente de que su tiempo allí se estaba agotando a pasos agigantados: después de todo, el Callejón Knockturn no era el lugar más seguro para él – lleno de simpatizantes de la Ministra o de gente que por su conocida afiliación a la Orden del Fénix lo quería preso o, aún más, muerto – y, sin embargo, aquella era la razón por la cual era el lugar perfecto para esconderse.

Nadie esperaba verlo allí, nadie creía que el pelirrojo Weasley que meses atrás había candidateado para Ministro de Magia sería tan est****o como para aparecerse por allí. Ciertamente aquel lugar era de sus últimas opciones, y pronto debería abandonar tierras Londinenses en lo que esperaba que alguien con la suficiente sensatez le pusiera un fin a las medidas autocráticas de la Ministra o bien Inglaterra entraba en razón y votaba un sucesor un poco más racional. No obstante, una más que humilde casona en el medio de uno de los callejones del Knockturn le había abierto las puertas a un pelirrojo con la cara llena de cicatrices, los ojos negros como la noche sin luna y las orejas puntiagudas de una manera tal que, para los ojos de cualquiera, Nathan no era más que un error de la naturaleza. Ciertamente, la Metamorfomagia le había salvado el pellejo más de una vez en los últimos días.

Debía admitir, sin embargo, que se encontraba agotado física y mentalmente. Constantemente utilizaba la Animagia, Metamorfomagia, Legilimancia y Oclumancia para safarse de situaciones que le ponían la vida en peligro, y era sólo a través de un uso juicioso de las mismas que lograba mantenerse en pie. Ahora mismo, sólo quería llegar a su habitación y, enfocándose en mantener su apariencia distorsionada, se abrió paso entre la muchedumbre, escaleras y pasillos para poder llegar a su habitación. Tan enfrascado estaba en mantener sus apariencias y la mente cerrada ante cualquier legilimante, que hizo caso omiso de quien lo seguía: si hubiese tenido un poco más de energía, quizá hubiera podido notar la presencia de una mente humana enfrascada en un animal abriéndose paso detrás de él.

No fue hasta llegar a su habitación y, por simple agotamiento, perder cualquier falsa apariencia que notó la presencia de aquel chacal frente a él. Su rostro se ablandó víctima no sólo del cansancio y el pesar de un largo día, sino también de que reconocería aquellos ojos verdes en cualquier lugar. Las rodillas se le aflojaron y la cefalea incipiente que había estado cocinando por unas horas ya se desvaneció inmediatamente: el efecto de aquella mujer (o de su idea, más bien) en su cuerpo era aparente y tan vivo como la primera vez que la había visto. Más tarde probablemente se avergonzaría de la facilidad con la que su alma encontraba formas de complacerse, y sin embargo las palabras salieron en tono de súplica antes de que él pudiese premeditarlas:

– ¿Arya? 

Lo último que recordaba de la muchacha era un rostro pálido y grisáceo, casi inerte, en los ríos sanguinolentos del Averno. Recordaba haber perdido una parte de sí mismo allí aunque, como quien pierde piezas de un rompecabezas, no recordaba precisamente qué había perdido: en su lugar, solamente había vacío. Ella, no obstante, ahora estaba allí: viva y aparentemente sana, o no tendría las fuerzas suficientes para utilizar la Animagia. Suspiró, esperando una respuesta, notando más claramente que nunca que aún a pesar del tiempo la esencia de la muchacha lo atravesaba a él como un hilo a una aguja: todo lo que el tejía estaba impregnado de ella. No era casualidad, después de todo, que aún llevase sus cabellos de aquel color tan poco camuflable pero tan fácilmente reconocible y que, mucho tiempo atrás, ella había trenzado sin parar bajo las hojas de un manzano.

[Arya Macnair]

Junio 2021

No me había equivocado y daba gusto. Nathan conocía cada faceta de mi, incluida la magia más primitiva que albergaba en el interior. Aullé por instinto y di un paso al frente cambiando por completo mi apariencia. Los huesos de mi columna doblaron su longitud, mis patas se alargaron y el pelaje que cubría mi cuerpo me dejó completamente desnuda antes sus ojos, sonreí de lado, nada que no hubiese visto antes más que desviase la mirada por recato o respeto era lo que me gustaba de él. Rápidamente me hice con una camisa ancha que había en un perchero a mi izquierda y cuando la tela cubrió mis curvas la varita la transformó en un vestido sencillo que me permitió acercarme por completo y aferrarme a él. 

—Yo oí...— me detuve ¿Qué le diría, cómo sabía que estaba prófugo, quién me lo había dicho? 

Cerré las manos afincada a su ropa, como si de un momento a otro el pelirrojo fuese a esfumarse en una nube de humo. Tenía miedo de no volverlo a ver, de que le sucediese algo siendo yo capaz de impedirlo. Un año completo duró mi exilio de Londres, criando a un par de gemelos, haciendo las paces con Ámbar y sintiéndome en paz conmigo misma durante todo ese tiempo. Pero por las noches volvía a aquel sitio oscuro, muerto, húmedo de donde él me sacó; veía su sonrisa, sus ojos perdidos, Weasley había sacrificado su cariño hacia mi, aunque no lo supiera a ciencia cierta, la ausencia de aquel particular brillo en sus ojos al verme me hacía sospechar. 

—Él me dijo que estabas prófugo, que te buscaría y te mataría... lo que estoy haciendo es traición. 

El susurro se mezcló con la angustia. El tatuaje en mi antebrazo se retorcía de manera dolorosa, era como si me estuvieran marcando con un atizador ardiendo. Desvié la mirada hacia el ardor, le permití que lo viese contrastando en mi nívea piel, creía recordar que no era la primera vez que le confesaba aquello y aun así temía su reacción. 

Tomé su mano y me senté en el borde de la cama para que me acompañase, el hedor a humedad asfixiaba en aquella habitación de mala muerte, no concebía la idea de que siguiera escapando y ocultándose en sitios como este. Debía tomar una decisión que podría poner en riesgo mi confiabilidad dentro de La Marca y de mi propia familia ¿Pero Sybilla me había cedido el Matriarcado a ojos cerrados por algo, no? actué casi sin pensarlo, de pronto mis oídos agudos de walpurgis captaron pasos firmes en nuestra dirección ¿Me habrían seguido, los conduje hasta él? le miré desesperada, con la misma súplica con que Nate deseeo que ese can fuese yo en el momento más agónico de su vida.

—Ven conmigo

Le dije.

—Jamás te buscarán allí, quizás sí en la editorial, pero nunca se les ocurrirá profanar la Mansión Macnair, Nate, por favor.

@ Nate Weasley

 

 

[Afrodita.]

Hacía frío esa noche particular dónde no había luna ni estrellas cuando con un chasquido apareció en el medio de la oscuridad una figura encapuchada, sigilosa y con un toque particular, el aire se llenó de una fragancia de jazmín tan dulce con solo su presencia. Era una bruja bastante particular la que se movía por el callejón, se notaba que no tenía rumbo alguno, solo caminaba hasta que vio una banca entre los locales sucios y se sentó. 

 

Unos pocos magos pasaron a su lado e intentaron de una u otra forma acercarse y ver cómo robarle, pero solo con levantar el rostro y ver los ojos azules que parecían dos zafiros que mostraban peligro hacían que cualquier persona se alejara, algunos incluso la reconocieron y susurraron su nombre como si se tratara de veneno. Ella simplemente se mantuvo en silencio como observadora, hasta que decidió quitarse la capucha.

 

Una melena rubia brillaba con la poca luz que transmitía un faro y la piel tan pálida y blanca como la porcelana. Parecía una muñeca, pero las personas que la vieron sabían de ante mano que era peligrosa, una presencia incluso más antigua de lo que aparentaba ese rostro juvenil.

 

-Vaya, parece esto un poco muerto - Comentó a la nada, observado el lugar y preguntándose mentalmente si existía alguien conocido todavía a los alrededores. Cruzo las piernas y levanto la mirada hacia el cielo, recordando viejas historias y se pregunto en ese momento así misma como era que había pisado Londres de nuevo, la atrajó la curiosidad.

[Anthony R. Dracony M.]

Sus pasos resonaban... se mueve el mago con parsimonia...

Ya le dejo nota el lugarteniente @ Mael Blackfyre indicándole que buscará aquellos integrantes del grupo que parecen "haber desaparecido del mapa" lo cual no le parece a él, algo preocupante, piensa que quizá solo hubiesen usado su magia para encontrarse en un lugar "inmarcable" pero obedecía en realizar aquella búsqueda.

En un principio dudaba de poder elegir un lugar para iniciar la tarea, pero bueno, el callejón Knockturn es muy frecuentado por sus compañeros y compañeras, hasta algunos tienen un local abierto en tan singular lugar... si, más pronto que tarde, los iría encontrando y pasaría la solicitud del Alto Mando.

El cielo bramaba, pero a él no le sobrecogía temor alguno, se detuvo para tomar una decisión... ¿Debía sacar la varita y tocar su marca? sería la primera vez en emplear aquel tipo de comunicación pero tal vez la líder @ Sagitas E. Potter Blue  deseará hacerlo ella misma... tal vez no debería apresurarse...

Molesto saca su daga y la comienza a lanzar, ese juego lo calma, la daga se eleva cuando el peliverde la lanza al aire, da un giro sobre su eje y cae, es cuando el ojimiel la atrapa sin problema, no es aquello lo que deba ocuparse sino en cumplir con la encomienda. Toma la daga por la empuñadura y observa la letra grabada en ella... tal vez... si, tal vez y fuera una buena idea pedir ayuda a su hermano de guerra @ D►D3LTA◄  como un excelente mercenario, le es muy fácil realizar tarea así. En sus ojos miel cruzo un brillo rojizo... Dracony no puede darse por vencido de buenas a primeras, no si desea continuar en el grupo del Alto Mando, debe reunir a los miembros que se encuentren en el callejón y dar el mensaje que lleva en misión.

Dracony gira la cabeza con lentitud, sintió que en su nuca, se clavaba la mirada fiera de alguien, se cruzó con la frialdad de unos ojos azules, lo cual le hizo sonreír... su cabello rubio adorna aquella cabeza de una femina hermosamente mortal y el peliverde pensó que quizás fuese una de las integrantes más recientes del Bando.... tal vez, lo que es seguro, es que es alguien bastante interesante.

@ Afrodita.