Ravenclaw ╬ » Castillo de la Familia Ravenclaw « ╬ (MM B: 101487)

[Danny Lestrange]

Danny mira a Albus con los ojos entornados al leerle los labios, ¿Dudaba de que fuese su amigo? El chico se aclara un poco la garganta e intenta sonreír, aunque por la situación en la que se encontraba no sentía el menor deseo de hacerlo. Su cabeza le dolía y el cuerpo se sentía cada vez más débil. No sabía qué iba a pasar y ahí estaba ese chico, preguntando si tendrían algo planeado para la transformación como si fuese un día de campo común.

Lo único que quiero es no causar problemas durante la transformación, señor... digo, Albus. Tú también puedes tutearme o será incómodo.

Le responde menos avergonzado y mira a su amiga a continuación esperando su respuesta. El tiempo se les estaba agotando y esa no era precisamente una buena noticia. Por lo regular Danny había pasado los días de luna llena en confinamiento en una habitación especial que sus padres adoptivos habían acondicionado para tal fin, así que la idea de encontrarse en libertad en su estado salvaje no le era para nada grato. Al menos imaginar lo que podría pasar si no corría con suerte...

¿Ariadna? ¿Tú qué dices?

Pregunta. Danny comenzaba a sentir incomodidad y su piel un poco dolorida. Tenía frío también y sentía una especie de malestar tal, como si fuese a enfermar de un resfriado un tanto fuerte, acompañado de fiebre y todo.

OFF: Perdonen el rol corto, no sé qué escribir >.<

@

@

@@Ariadna Macnair Gryffindor

@@albus Seeverus Potter Peverell

[Ashley Emily Black Lestrange M.]

El jefe de departamento de Comunicación y propaganda le había encargado a Ashley realizar la entrega personal de algunos invitados a La Gala de Beneficencia del consulado italiano.

 

Para fortuna de la Black Lestrange ya estaba escaso de terminar la entrega de invitaciones y podría ir a buscar un lindo vestido para aquella velada tan importante para el Ministerio Italiano.

 

-Toc, Toc, toc - Se escucho la gran puerta - Soy Ashley, aprendiz del ministerio Italiano, vengo a dejar algunas invitaciones. - Dijo la Joven sacando las invitaciones

 

- Será un honor contar con la presencia de Randal Ravenclaw, Keaton Ravenclaw, Ariane Dumbledore y Cissy Black Lestrange, claro toda la familia esta invitada

 

 

La Black Lestrange esperaba contar con la presencia de aquellos magos en el ministerio, se tratarían temas importante como aquel virus que estaba atormentando el mundo entero, y la gala era con que por medio de una investigación pudieran encontrar alguna cura.

@ Randal Ravenclaw  @ Keaton Ravenclaw  @Ariane Dumbledore @Cissy Black Lestrange 

 

 

[pandora dyonel]

Cuánto tiempo: desde mi aventura de ser nómada funciona bien con ellos me volvi alejada de todos lo que me rodean , regresé a ver a quien se supone es mi familia o eso dicen a lo lejos de mi vista está el inmaculado castillo Ravenclaw quien sería testigo mudo de los pasares de mi vida inquieta si entrar  o no me tomo un poco de tiempo hacerlo la intriga corría por mis venas 

Hola!!!!!! Hay alguien vivo aquí empiezo a sospechar que todo está abandonado  o están de viaje Atrevida pase ya que nadie respondió

[Keaton Ravenclaw]

¿Qué hay, quién es, qué quiere?

 

Keaton no lo podía creer, se había prometido con todo su ser no volver a Inglaterra y ahí estaba, ¿haciendo qué? ni Voldy lo sabía, pero de salgo estaba seguro, de menos, en su visita, tendría que hacer algo productivo, y qué mejor que ver a su marido, porque pues si, lo extrañaba y todo, aunque siendo realistas, Matthew debería de estar enojado con él por, de nuevo, irse sin siquiera darle explicaciones. Enarboló la varita de cerezo con fuerza y la agitó, haciendo que  en un pergamino con una nota para el Black se desplegara avisándole que él estaba en el Castillo Ravenclaw y que deseaba verle.

 

El vampiro había cambiado, ya no era el ser amoroso de antes, ese del que Matthew se había enamorado, ahora era mucho más frío, distante, sin muchas ganas de entablar conversaciones ni de siquiera socializar, pero Matthew era Matthew, él, ahora, era lo único que lo haría hacer algo en aquella nación. Ya no le importaba su familia, ni su banda, ni su trabajo, reputación o popularidad, ya solo era, siempre había sido él...

 

-Solo espero que aún me recuerde...

[Matthew Black Triviani]

Matthew Black Triviani

Sus pasos seguros lo guiaban a través de los terrenos Ravenclaw, donde el rumor de amenas conversaciones lejanas lo tenían sin cuidado, así como todo lo demás. Tenia los ojos fijos en aquel papel, un pergamino extendido entre sus elegantes manos donde la tinta brillaba tanto que era imposible ver algo más que el mismo nombre de Alexander. Black veía perfectamente, su tinta era mate, y el contenido insignificante, pero dentro de sus prioridades, se encontraba el saber si realmente era verídico aquel mensaje o se trataba de una juerga de Hawthorne.

Anhelaba con todo su podrido corazón, encontrarlo nuevamente.

Apareció en la sala de los Ravenclaw, en un abrir y cerrar de ojos, como era su costumbre. 

Suspiró después de un rato de silencio, no tendría mas remedio que comunicarse con el elfo. De reojo, miró al sirviente, aún encorvado en una reverencia, y una mueca de disgusto se dibujo en sus facciones bonitas. Detestaba a aquellas criaturas, tal vez demasiado, razón por la que él y sus primos habían optado por tener Squibs en su lugar; inservibles en igual medida, pero al menos no tan desagradables. 

—Busco a Keaton, ¿dónde puedo encontrarlo?

El elfo balbuceó un par de sugerencias y el pelinegro asintió, sin darle tiempo a más explicaciones. No obstante, se detuvo al pie de las escaleras y solicito una ultima cosa, antes de aparecer arriba. 

—Tráeme un poco de Ginebra en cuanto lo encuentre, tal vez dos —subió sin decir nada más y la mueca de su rostro desapareció al tiempo en que un estruendo proveniente de la partida del elfo retumbo en la sala—. Esplendido. 

Una leve brisa llegó hasta él, y al parecer en un descuido Alexander dejo escuchar sus pensamientos, por lo que rápidamente pudo saber donde se encontraba, en la vieja habitación que compartían, apretó sus pasos hasta llegar a ella, y con una floritura de su varita hizo que se abriera violentamente... Frente al gitano, estaba él, con su estilo tan muggle, sus ojos oliva resaltaban con la escasa luz de las velas, su cabello perfectamente desordenado. 

—¿Debería asesinarte acá mismo? —apretó con fuerza a Frida.

Se mordió el labio, tomó el vaso que el elfo posaba en una bandeja de hierro símil plata, recurrió al alcohol y ahogo cualquier quiebre que podría haber tenido. Secó sus lagrimas, adoptó un semblante sombrío y trató de comportarse como el hombre que era entonces. Se acercó hacia su en aquel tiempo esposo, lo rodeo por la cintura y simplemente lo beso sin darle tiempo a una explicación. 

[Keaton Ravenclaw]

—¡Por el amor de Merlín, haz una maldita cosa bien, asqueroso elfo! —Espetó el ojiverde y un haz de luz roja salió despedida de su varitabde cerezo haciendo gemir de dolor a la esquelética criatura tras impactar en su pecho y tirándolo sobre su trasero.

 

Y es que el vampiro estaba vuelto una fiera, ¿Qué había pasado por su cabeza al dejar los terrenos en manos de Franko e Isabella? Era un completo tarado, pero bueno, las cosas estaban hechas, aunque evidentemente no les perdonaría a los elfos que aquel sitio estuviera hecho un verdadero chiquero. Con varita en mano estaba haciéndolos trabajar lo que seguramente no habían trabajado en, por lo menos, un año.  Justo en ese momento, Lancy, su elfo más viejo, dejó caer uno de los relicarios del Triviani.

 

—Con un demonio maldito elfo hijo de... — bramó haciendo uso de un lenguaje tan florido, que hasta las bombachas de Merlín se le hubieran caído de la impresión —Hasta aquí has llegado, ¡AVADA KEDAVRA! — Y un haz de luz verde salió de la varita del Mago Oscuro impactando de lleno en el pecho del elfo, elevándolo del piso uno centímetros, para después caer completamente muerto a los pies de alguien bastante conocido que le decía que si lo asesinaba ahí mismo —Por favor, te lo suplico —Dijo abriendo los brazos esperando le asestara el pecho la misma maldición que había usado contra Lancy.

 

Sin embargo, lo que el Ravenclaw recibió fue un beso por parte de su aún esposo. Aquello fue el colmo de todo. Una oleada de sentimientos lo invadió, porque amaba a aquel adefesio de gitano, lo amaba como jamás lo había hecho con más nadie; por otro lado, lo odiaba como jamás había odiado a nadie. Se había prometido no amar, olvidar ese sentimiento porque lo hacía débil, lo vulneraba, lo hacía débil, y justo por eso había huido de Gran Bretaña, pero siempre él, siempre Matthew, siempre en sus pensamientos cada mañana, tarde y noche. No pudo más.

 

—¡Crucio! —Espetó el Triviani apuntando al pecho del Black haciéndolo salir disparado contra la pared —Tú te crees muy importante en mi vida, ¿no?, te crees lo más amoroso del mundo por venir a besarme después de abandonarte por años, ¿cierto? ¡Pues no, Matthew! —Gritó Keaton sin poder impedir que miles y miles de lágrima corrieran por sus mejillas haciéndole mancharse la camisola que cubría su pecho.

 

Se dejó caer en su polvorienta cama dejando escapar una nube de polvo que invadió el ambiente nublando un poco la vista de ambos.

 

—Te amo —Dejó escapar y siguió en llanto.

[Matthew Black Triviani]

Matthew Black Triviani

—Hay cosas que se escapan de tí, aunque seas mi esposo. 

Rendido en sus brazos, luego de aquel beso, sus labios se movieron al unísono de aquella palabra. Matthew simplemente sonrió y se dejo golpear por la maldición que su amado durante tantos años, expulsó contra el. Pudo sentir el escozor por cada parte de su cuerpo, sus puños se habían cerrado y sus garras habían aflorado, generando cortes en ambas palmas por la fuerza ejercida, para intentar así, soportar el dolor de aquel fugaz rayo escarlata. 

Su cuerpo había chocado violentamente contra la pared, haciendo que varios cuadros de la habitación se cayeran al piso, una mofa se figuro en sus facciones mientras tocaba su abdomen y quejidos involuntarios emanaban de el. Cerro los ojos por unos segundos y se dejo caer completamente, regresó las pupilas a Keaton. Le gustaba pensar que aquella personalidad perduraría.

Lo vio. Una persona como Black sabia reconocer la desesperación, porque solía causarla una y otra vez en sus enemigos, en los que le temían. Pero la expresión de Alexander no se parecía en nada a ese tipo de desesperación. Él pedía a gritos ayuda, su ayuda. Era curioso pensar como se había reído hacia unos años de aquella expresión, en todos los comentarios punzantes que se le habrían ocurrido en un segundo a raíz de aquellos ojos vidriosos y en como, ahora era incapaz de verlo a los ojos sin sentir la necesidad de ayudarlo. 

Se levantó entre el pequeño alud de polvo que la descarga de magia había generado y como pudo se acercó hacia sus aposentos, para caer a un costado del pelinegro. Suspiró. 

—Cuanto aumenta tu poder se desata el verdadero Keaton, que paradójico —chasqueó los dedos y de pronto el vaso de Ginebra fue remplazado por el elfo domestico personal de Matthew, en silencio—. También te amo, Alexander... De lo contrario, no estaría aquí, no hubiera dejado que me ataques... Pero me haz hecho vulnerable, perdí la magia y la razón. 

Regresando la bebida a sus labios, ésta vez se permitió saborear. La primera acción fue casi como quemar su garganta para que las palabra duras emergieran, ahora tocaba relajar sus cuerdas vocales para el relato que seguiría a continuación; el lema de la familia por algún motivo siempre hacia retumbara la voz de su padre en las paredes del cráneo. 

Se giro apoyando su cabeza en el brazo derecho, mientras acomodaba sus cabellos alborotados y secaba las lagrimas de Triviani, como él, había jurado nunca amar a nadie, pero en el fondo de su oscuro corazón, Alexander pudo hacerlo sentir y por consecuencia, prometió protegerlo, amarlo y siempre esperarlo, aun si fuera el fin del mundo, siempre lo esperaría en la terraza donde se habían conocido, en aquella sombría y bella torre.  

—Te ves tierno cuando lloras. Aunque para serte sincero, tu personalidad malvada me agrada más. —rodeo su rostro con la gema de sus dedos hasta llegar al mentón para proporcionarle un suave beso en la comisura de los labios. —Creo que me he acostumbrado a tu abandono, pero ¿volverás a irte? siempre regresas, nos amamos, y vuelves a desparecer, como si estuvieras huyendo de alguien—hizo una pequeña pausa— Ha pasado tanto tiempo, y tantas cosas con el. 

 

[Keaton Ravenclaw]

Había ocasiones en las que la serenidad del Black le causaba un no sé qué que qué se yo al Ravenclaw. A veces deseaba que el gitano arremetiera contra él de la misma manera en la él lo atacaba, pero no, resultaba algo complicado, era más que eso, algo dentro del vampiro hacía calmar el instinto malévolo del Triviani, y aunque en la mayoría de las ocasiones aquello era algo bueno, en ese preciso momento no lo era. 

 

—¿Cómo es que me soportas? ¿Cómo es que que me esperas, cómo es que amas a alguien tan complicado y tan egoísta como lo soy yo? Te dejo por largos periodos de tiempo, mi vida entera es un capricho, no encuentro mi camino y no tengo realmente a nadie junto a mi mas que a ti... ¿Qué viste que decidiste quedarte? —Espetó el ojiverde 

 

Se quedó pensando en las palabras del Black unos momentos. ¿Huía de algo o de alguien realmente? Alexander se sentía solo la mayoría del tiempo, sus antiguos amigos ahora lo odiaban por darse la oportunidad de cambiar, lo odiaban por no ser aquello que ellos querían que fuera, por no lograr lo que se esperaba de él... Odiaba tener amigos precisamente por eso, siempre había expectativa, siempre había algo qué esperar...

 

—Huyo de ti, Matthew, porque gracias a ti me di cuenta que yo solo me basto para estar bien, que yo puedo y que no debo demostrarle a nadie que puedo, sin embargo, el haberme hecho ver eso, me ha vuelto solitario, ajeno a todos los que antes quería incondicionalmente... —Suspiró y tomo la segunda copa de ginebra que aquel apestoso elfo aún mantenía entre sus esqueléticos dedos, solo para acabarse el contenido de un solo trago —Sin embargo, te amo por ello, me di cuenta de quienes verdaderamente están para mi, de quienes son mi familia, mis conocidos y mis ahora ex amigos porque, fortuitamente, ahora eres mi mundo entero —Acabó y besó al gitano como hacía mucho.

 

El sentir los labios suaves de aquel hombre, el saber que era algo más que algo físico, que una oleada de emociones se liberaban cada que pasaba... aquello era magia.

 

 

[Matthew Black Triviani]

Matthew Black Triviani

—Simplemente no lo hago, una parte de mi solo desea poder arrancarte las extremidades sin algún tipo de remordimiento. —dibujo una media sonrisa mientras acariciaba su cuello, estaba seguro de que en sus oscuros ojos podía verse reflejada la piel nívea de Alexander—. Pero algo dentro me detiene, y solo me hace protegerte, cuidarte e incluso, esperarte...

—¿Egoísta, dices?— soltó una carcajada y dejo caer su cuerpo en totalidad en la cama.

Estiro su azabache cabellera hacia atrás con ambas manos, acompañando aquel gesto de un suspiro. ¿Por qué se había quedado? aquella pregunta que recurría a su mente a diario, nunca había tenido una respuesta, simplemente no quería encontrarla, solo sentía algo, y hacia mucho tiempo que eso no sucedía, por lo que solo decidió conservarlo, quizás por el mero hecho de sentir que pertenecía, que tenía... Afecto. 

Mientras expresaba sus sentimientos, Matthew recorría con sus labios la mejilla de él, disminuyendo la velocidad al llegar a la comisura de sus labios, su respiración se había acelerado y su mano izquierda rozaba de nuevo el abdomen; levantó la mirada, misma mirada que ahora estaba cargada de deseo y travesura; sonrió y rozo sus labios con los de él mordiendo ligeramente la línea de su labio inferior. 

—¿Seguro que huyes de mí, y no de tí?—preguntó en un susurro al alejarse unos centímetros de sus labios para luego morderle el labio inferior. —Me genera orgullo que pudieras aceptar quien eres en realidad, lo que sientes y aprendas que tu independencia no depende de nadie, más que de tí. —justo, cuando estaba por decirle cuánto lo deseaba, se percato que Termidor seguía allí, por lo que con un ademan de su mano izquierda lo despachó. 

[pandora dyonel]

 tarde de fiesta de te : liverpool Londres @ -_Vegueta_-  un día nublado hermoso de cielo gris y ese aire frío me enamora esacamente  se puede oír lo relámpagos al fin llegué un pequeño descanso de todo mis deberes entre mis intenciones era ponerme al día seleccionaba quien será el afortunado de llevar mi carta minutos después Alastor Alcon peregrino  me gusta mucho tener que hablar contigo y saber que es de ti abrazos y besos para ti mi cielo  al finalizar mi carta me desapareci en silencio intentando no dejar rastro de mi presencia 

ser parte del personal de beubatonxs tiene muchas ventajas en está ocasión  los carruajes a lo cuales tengo acceso  para mis diposner  estoy feliz mi primera  vista en meses arriba abajo y un mar de va y ven todo tenía que ser perfecto para mí visita y nada más y nada menos de al puro estilo de Beubatonxs  canapés y bocadillos de Italia 

 

muy bien Bruno  es hora de que llegue