Floristería Las Tres Hermanas (MM B: 78830)

[Sagitas E. Potter Blue]

Miré a Reena y a Nely y me di cuenta de la mirada que esta última dirigía a mi marido. Le sonreí, orgullosa de Jack, aunque algo cohibida. ¿Y si ahora me hacía una escena? El pasado era el pasado y ... moví la cabeza, negando las imágenes de aquel pasado que ahora parecía que se abría hacia mí de nuevo. En el fondo, me hubiera gustado saber qué es lo que ella pensaba de Jack [bicho, es muuuuy guapo]

 

Supongo que fue eso, que me quedé ensimismada en lo sucedido en el pasado que no me di cuenta que me había quedado calladita mientras ellos hablaban. Como lejos, me pareció que mi amiga le llamaba guapo a Jack y que decía que me quería.

 

-- ¡Eh! ¿Qué? -- contesté a la pregunta de Tamarindo, completamente aturdida sin saber a lo que se refería. Intenté recuperar lo que había oído y analizarlo con presteza para poder contestar con propiedad. -- Ah, no, claro, que me gusta verle cuando se ruboriza porque le digo que le quiero.

 

Era raro que Tama dijera que no me veía casada y correteando libre con el pelo al viento. Sonreí.

 

-- Bueno, los que piensan que soy rara por casarme con un fantasma, también piensan que soy rara por un montón de cosas más, así que no me enfado. En realidad, ni me preocupan. Me interesan más los que aprueban el Amor sin ataduras físicas, con lo que un fantasma es totalmente aceptable.

 

La pregunta de Tamarindo no la esperaba. ¿No se lo había mencionado nunca? Carraspeé. Era una historia larga y triste, aunque con un final feliz. Sonreí a Jack y le dejé que lo explicara, me encantaba su voz y escuchar nuestra historia de sus labios parecía mucho más emocionante de lo que en realidad había sido.

 

Harpo me miró con cierta cara de rebeldía. Sonreí, aún embelasada por el resumen más que corto de nuestra historia de amor. Harpo entendió y trajo más té a Tamarindo, aunque a regañadientes.

 

-- Hizo todo eso y más, me dio dos hijos, Matt en vida e Ithilion en muerte, para que veas...

 

Y ahora tomé una galletita.

 

-- Mi marido es mi héroe. Me salvó la vida y murió por mí. ¿Cómo no iba a volver a casarme con él?

 

Aunque era verdad, no era del todo cierto, pero prefería la versión idílica que no mencionaba los malos tragos; esos podíamos olvidarlos. Pero Tamarinda es linda dentro de esa apariencia de ingenuidad y no de no enterarse de nada. Noté que Jack callaba y me miraba. Le sonreí y le alcancé la mano, entrelazando los dedos.

 

-- Puedes contarle todo. Quien tiene que juzgarte soy yo y nadie más, y decidí casarme contigo de nuevo, así que para mí está bien.

 

Harpo dejó el té encima de la mesa y contempló la vajilla roja, como si temiera que Tamarindo la rompiera. Después salió a la tienda a atender a un cliente.

 

 

 

Harpo y Aysha:

 

El elfo atendió a la muchacha, sabiendo quien era y a quien se refería. Pero si ella no decía nada, no le iba a decir que la conocía, por si quería comprar de incógnito.

 

-- Un ramo de flores blancas para una madre. Por supuesto, señorita, ha venido al lugar idóneo. Tenemos muchos ejemplares de ramo que le gustarán. Pase por aquí, por favor. Valore el que más le guste, ya verá como le gustan. Entre todas las que ve, puede escoger y le hacemos un ramo personalizado.

 

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[Matt Blackner]

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Reí levemente y negué con la cabeza, no podía comer, y i que era cierto que al principio era raro ver comer a los demás, igual que para Sagitas era casi imposible comer nada en mi presencia.

 

- No te preocupes, ella era incapaz de comer nada estando yo delante. Menos mal que se acostumbró.

 

Yo hablaba, era tan raro ver como atendía a cada cosa que decía, igual que si contara un cuento a Ithilion...y no estaba mal.

 

- Creo que has acertado si. Tardó semanas en querer hablarme y casi tuve que arrastrarla para que me acompañase fuera de la biblioteca en nuestra primera cita.

 

Entonces llegó lo que siempre temía contar, recordar siquiera. Si, lo uqe entre nosotros siemrpe había sido idílico se rompió por culpa mia.

 

Sagis parecía metida en su mundo, y creo que tenía que ver con Reena y su acompañante. Temía hablar, pero ella reaccionó y airmó que no le enfadaba que la llamaran rara por casarse con un fantasma porque no te preocupaba.

 

Eseraba que me dijese algo, no se...no sabía si quería que los demás supiesen aquella parte de nuestra historia.

 

-- Hizo todo eso y más, me dio dos hijos, Matt en vida e Ithilion en muerte, para que veas...

 

Reí levemente, asintiendo.

 

-- Mi marido es mi héroe. Me salvó la vida y murió por mí. ¿Cómo no iba a volver a casarme con él?

 

Su mano busco la mia y se entrelazaron los dedos, volviéndose muy copóreos, más reales. Me volví turbio y agaché un momento la vista, hacia nuestras manos.

 

-- Puedes contarle todo. Quien tiene que juzgarte soy yo y nadie más, y decidí casarme contigo de nuevo, así que para mí está bien.

 

Tomé aire y alcé la vista hacia Tamarindo.

 

- No, no fue todo tan bonito. Cuando estaba embarazada de Matt supe que una demonio quería matarla. Por protegerles, salí en su busca, pero fallé. Me hizo creer que había muerto y en la desesperación, vendí mi alma a aquella demonio, al vendí por ella, no quería seguir vivo. Lo que no sabía es que era una trampa de la demonio. Perdí mi alma y todo lo que era.

 

Cerré los ojos y me agarré a su mano.

 

- Le robé a nuestro hijo Matt sin siquiera dejar que le cogiese, y la dejé a merced de la demonio. Pero...de algún modo mantuve con vida al niño, lo único que me quedaba de ella, a la que creía muerta, igual que ella creía muerto al niño.

 

Sonreí levemente, mirando a Sagitas y luego a la joven.

 

- Maté a la demonio para salvar al chico, y para eso tuve que dejarme matar. Fue entonces cuando supe que Sagis seguía viva después e tantos años.

[Sagitas E. Potter Blue]

Mordisqueé la galleta mientras miraba al frente, sin fijar la vista en ningún lugar, escuchando a Jack y la parte amarga de nuestra relación. Ni cerré los ojos, aquella parte en que él robaba al niño, a Matt bebé, ya estaba superada. Casi... Aún sentía la voz de aquella demonio que pretendía matarme en el momento del nacimiento para quedarse con mi hijo. Pero era pasado. El presente había cambiado mucho.

 

Aún así, me mordí el labio inferior, sin darme cuenta, mientras escuchaba como él moría por salvar al niño. Al final, nunca me había dicho donde estaba su cuerpo y si podía enterrarlo. Ahora me pregunté eso pero suspiré brevemente. No quería enturbiar el momento.

 

-- Bueno, esa parte es lúgubre. Es mejor la parte que, estando ya muerto, conseguí yacer con él y tener un hijo suyo. Ithilion es medio raro, hijo de un fantasma y de una humana. Pero no lo digas, no podemos decirlo a según que personas. Seguro que en el departamento de Misterios del MM estarían interesados en estudiar al niño y, la verdad, no me apetece nada que diseccionen al chiquitín.

 

Y como si no hubiera dicho ninguna barbaridad ante lo que cualquier humano, muggle o mágico, se sentiría escandalizado, le ofrecí la lata de galletas.

 

-- ¿Un poco más de té, Tama?

[Tamarindo]

Ni galletas comí mientras me contaban toda esa historia. ¡Y tanto que era lúgubre! Jo, pense que lo mio con Shaki era tragico pero al lado de esto era solo una riña tonta de unos meses. Ni siquiera riña, sino un tiempo separados mutuamente de acuerdo. Aunque lo habia pasado mal

 

Que eso no viene a cuento.

 

-Si, mas té, gracias Sugus. Oh, Sagitas, Jo, no sé como puedo llamarte, delante de tu marido y tal...

 

Me puse nerviosa por un momento.

 

Comí una galleta para callarme y pensar un rato.

-Bueno, todo ese pasado da igual, mientras sigáis juntos ahora y os lo hayáis perdonado todo, qué mas da. Si es pasado, pasado está. Solo importa que los dos estáis juntos...

 

Me contaron mas secretitos y cuchicheos (?) o.O

 

-Tranquilos, el secreto lo guardaré bien. No tengo a quien contarselo. Y dudo que a Shaki le interese saberlo, lo digo porque es al unico que se lo contaria si en algun momento lo cuento. Pero tranquilos. Boca sellada -hice el gesto de cerrar la cremallera en la boca y tirar la llave.

[Matt Blackner]

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Agaché la cabeza, el pasado era pasado si, pero eso no borraba las cosas malas, horribles que había hecho, lo que había causado, a pesar de que el presente era todo lo contrario, y de que al final todo había terminado más o menos bien.

 

Aunqeu Sagis me sacó una sonrisa al recordar como habíamos logrado tener a Ithilion. Si que era raro ese niño, pero no más raro que los padres, eso desde luego.

 

Pero aquella forma de ofrecer te, como si nuestra conversación fuese sobre temas de lo más normales, terminó de sacarme la carcajada. Tamarindo escuchaba encantada, y opinaba como al final nosotros hacíamos, era pasado y debíamos dejarlo atrás.

 

- Bien...veras, nunca estuve con nadie más que con ella. aun la echaba de menos, me torturaba lo que le había hecho mientras permaneceía muerto en el infierno. Alguien me dio la oportunidad de pasar el día de nuestro aniversario con ella, a si lado, a condición de que olvidaría lo sucedido hasta que fuera oportuno que recordase.

 

Fruncí el ceño y miré a Sagitas.

 

- Crees que deberíamos darle detalles? tal vez se traumatice y venda mis secretos sexuales a alguna editorial para hacerse millonaria

[Sagitas E. Potter Blue]

-- ¡Oh, demonios! ¡No! Los detalles quedan para nuestra intimidad. Si hay que venderlos, lo haré yo en algún periódico sensacionalista que pague bien.

 

Y me acerqué a él y le di un beso en los labios. Al principio besé el aire y después fui notando su corporeidad, aquellos morritos aparecían bajo los míos. Como siempre, tuve un escalofrío, mitad placer de saberle mío, mitad contacto helado con el fantasma de mi marido.

 

Suspiré con la alegría reflejada en los ojos. Volví la mirada hacia Tamarindo.

 

-- Sugus, mujer, me gusta que me llames Sugus porque es nuestra historia particular. Todos me llaman Sagitas, este nombre es a tan común...

 

Agradecí que ella entendiera nuestra situación tan peculiar y, en cierta manera, me sentía orgullosa de tener amigas tan fieles que entendían a la primera y no cuestionaban la rareza de la situación.

 

Le serví más té y le acerqué la jarrita de la leche y la del limón, para que se sirviera lo que más le apeteciera. Yo tomé uno y , como siempre, le puse tres cucharitas de azúcar.

[Tamarindo]

Vi como se besaban, queria apartar la mirada para dejarles intimidad, pero a la ves quería mirar porque era raro ver a una persona besarse con un fantasma. Al final me quedé mirandolos de reojo para que no se notara mucho que los estaba observando mientras se besuqueaban. Y eché de menos a Shaki.

 

Sagitas me sirvió el té y me pasó leche y limón. Yo soy mas de leche con el te´, asi que eché leche y dos y media de azucar. Habia que cuidarse un poco la linea y 3 cucharadas eran muchas (?) (jajaja) pero 2 y media era buena cantidad.

 

-Bueno, no sigamos por temas tristecillos, hablemos de cosas mas agradables. Algo mas que querias contarme de vosotros. Me está gustando mucho vuestra historia y lo malo ya lo hemos pasado, asi que queda lo bueno.

 

Removi el té mas de lo usual, como siempre, y escuché atenta lo que me contarían.

[Matt Blackner]

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ME eché a reir y abrí los brazos en señal de evidente rendición.

- Lo siento Tamarindo, la jefa ha hablado. Los detalles quedarán para los futuros artículos de cotilleos.

 

Correspondí encantado a su beso, notándome más corpóreo, más real. Mi mano se enredó en su pelo, sonriente, la besaba una y otra vez, me olvidé de ella, de Tamarindo, solo un instante.

 

Ahora fui yo el que tuvo curiosidad, ya que Tamarindo no dejaba de llamarla Sugus, y Sagitas decía que era parte de una historia particular.

 

- Pues cuando nos casamos nos fuimos a vivir en una casa en la playa, en la Costa Brava, los dos solos. Pero a Sagitas le encantaba la herbología y allí no podía, asi que le construí un invernadero como regalo de bodas - dije, todo feliz, recordando como lo había construido, solo, usando las manos.

 

- Por cierto, alguien va a contarmeesa historia vuestra del Sugus?

[Tamarindo]

Alaaa alaaaa, que beso, que aqui no se puede comer delante de pobres... Bueno, que el mio está en casita pero jo, que no se hace eso. O si, anda, que se besen, que es bonito y romantico.

 

ala, que se sigan besando, que es bonito. Y como me repito,

 

esas galletas tenian ajo o que, porque no puedo repetirme mas que el ajo pensando lo que pienso.

 

-Sugus? Quieres saber la gran historia que se eesconde detras de Sugus. Jo, a lo mejor te defrauda la historia por lo boba que es... a lo mejor el misterio con ella es mejor que saber la verdad. pero si quieres oir la verdad solo dimelo y te lo digo sin problema.

 

En realidad digo todo esto porque estoy intentando hacer tiempo y redordar de que iba esa historia, porque tengo trozos pero no el principito, el libro no, que conste.

[Sagitas E. Potter Blue]

Cuando tomé aquel té tan bueno me di cuenta que Tama nos miraba de forma muy atenta. Sonreí, algo sonrojada por ello.

 

-- Sí, eso que dice Jack, me construyó un invernadero precioso, donde podía cultivar todo tipo de flores y plantas. ¿Creías que esta tienda había salido así, sin una idea previa? La floristería surgió porque amaba aquel invernadero que el tiempo cubrió de hiedra. Y porque mis dos hermanas me siguieron en la locura, claro...

 

Eso era cierto, ¿cómo se dejaban convencer para hacer lo que yo quisiera? Me habían malacostumbrado a concederme todos mis deseos y ahora no sabían pararme. Habían creado un monstruo.

 

-- ¡Oh! ¿Quieres saber de donde viene lo de Sugus? -- sonreí, misteriosa.

 

Aunque... ¿De dónde venía el mote de Sugus? Ahh, Tamarindo se acordaba, pues que lo contara ella.

 

-- No es una historia interesante, pero estoy seguro que Tama te lo explica mejor. Un concurso, un grupo, un caramelo... Explica, explica, Tama, que Jack es muy curioso.

 

En realidad quería que lo explicara ella porque...era uno de esos motes que te pones y ya no recuerdas como fue...