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Doyle´s (MM B: 104907)


Fokker
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Descripción:

El local consta de dos plantas:

Planta baja:
En este lugar funcionará el bar. Los clientes tendrán a su disposición unos peculiares y elegantes sillones de color rojo, dispuestos alrededor de una amplia barra de color blanco, con unas altas sillas rojas, reconocido lugar para los solitarios que sólo van en busca de diversión y un buen trago de alcohol. Toda la planta posee un ambiente intimo, a pesar de ser un bar las parejas nunca faltan, mucho menos sus muestras de afecto, sin mencionar que el color rojo sangre, puede incitar a lo pasional. En esta parte del local siempre puede escucharse una interesante música de fondo, incluso existen días en los que se realizan karaokes y en el centro del lugar está lo que se reconoce como pista de baile, dónde varios de los clientes demuestran sus habilidades para este arte.

 

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Planta alta:
Subiendo las escaleras de mármol se encuentra el restaurant. A diferencia de muchos sitios destinados a deleitar el paladar de los comensales este peculiar restaurant posee mesas sin manteles, pero con un delicada decoración sobre la rojiza superficie que hace pasar desapercibida esta diferencia, dichas mesas están acompañadas por unas sillas de la misma tonalidad y con un exquisito diseño. El lugar muestra actualidad y vanguardia, además de una innata elegancia.

 

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Las dos plantas cuentan con sus respectivos cuartos de baño tanto para damas como para caballeros. Así como también en la parte baja se encuentra la cocina y una gran bodega. En la planta alta al lado izquierdo se encuentra la oficina de gerencia.


Encargados:

** Anais:
(Controlado por Claudia Crowley)


** Slyfer La Fayette:
(Controlado por Fokker)

 

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Edad: 25 años

Descripción Física:
Alto, cabello rubio, ojos grandes y penetrantes, sonrisa reluciente donde se ven sus dos colmillos blancos. Tiene un tatuaje en el brazo, aunque nadie lo ha visto. Acostumbra a usar capas sobre su traje o gabardinas, lleva una espada en el cinto. Viste de manera elegante y pulcra. Tiene una fuerza sobrenatural, atribuida a su sangre vampirica.

Descripción Psicológica:
Solitario, se acostumbro a vivir en la soledad, enfrenta desde un principio repulsión por los seres humanos, tal vez generada porque los envidia por su capacidad de ser felices. La seriedad domina sus acciones, aunque a veces tiene arranques de humor.
 



** Carlos Cartairs:
(Controlado por Juliene Black Lestrange)

 


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Edad: 22 años

Descripción Física:
Es un joven de tez blanca, posee ojos de color verde esmeralda, tiene el cabello rubio y corto, sus rasgos son delicados y mide, aproximadamente, 1,80 mts. Es un chico delgaducho, pero con un cuerpo estilizado, por lo cual suelen burlarse de él ya que dicen que se parece a los elfos descritos por Tolkien. No es musculoso, pero suele hacer ejercicio para mantenerse en forma.

Descripción Psicológica:
Es un chico inteligente, aunque no se considera muy estudioso. Le gustan los deportes. Algunas veces es arrogante y engreído, pero otras puede llegar a ser un chico dulce, carismático y sociable. Cuando se enoja es capaz de descargar su ira con todo lo que encuentre a su paso, gracias a lo cual se ha ganado apodos cómo "Señor Ira", "Explosión titánica" y "Erupción". Uno de sus secretos más guardados es que le fascina bailar.
 



** Roberto Martinez:
(Controlado por Nats Rambaldi Crowley)

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Elfos:

* Hugo

* Lynce

 


Registro: AQUÍ

** Personajes Creados

Editado por Fokker

Don't make promises you can't keep... but those are the best kind.

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kRRKjq1j.gif         "Perdón por la sangre derramada xD "

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Mery Anne Haughton.

 

Era un día caluroso, sin ninguna nube visible en el cielo, ni una chispa de aire ni brisa. La pelirroja eligió el peor día para ir a pasear e intentar de despejarse de toda la terea pendiente que tenía.

 

En una de las calles, la mortifaga pasó por bar restaurante que le llamó bastante atención. Siguió caminando, dejando atras el local. Frenó repentinamente, no podía olvidar la forma que tenia este, y se giró, entrando en el bar restaurante.

 

La mortifaga quedó boquiabierta al ver todo el local, y se acercó a la barra, aun sorprendida.

 

- ¿Hola? - Preguntó la chica, esperando a ser atendida.

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Carlos Cartairs

 

Era extraño. Sí, definitivamente lo era, pero tenía que hacerlo.

 

Enfocó sus orbes verdes esmeralda en el interior de aquel local que a partir de ese momento tendría que atender, sabía que era una enorme responsabilidad, pero el beneficio de poder bailar sin cesar era algo que no desaprovecharía y además unos cuantos galeones no le harían mal, tampoco es como si estuviera en la ruina, pero era bueno aumentar la fortuna familiar, sobretodo por lo que habían perdido ya.

 

Escuchó una voz femenina y supo que el momento de trabajar había empezado. Llevó su mano derecha hacia sus dorados cabellos, peinándolos y colocando una cálida sonrisa en su rostro, a la par que salía al encuentro con la fémina presencia, sus orbes se pasearon por la etérea figura de la misma, sin que la susodicha se percatara, y no pudo evitar acrecentar su sonrisa, era increíble que aún esa parte de su personalidad no hubiese cambiado.

 

Buenos días, señorita… ¿en qué podemos servirle?―inquirió lo más formal que pudo.

 

May había sido lo suficientemente clara con él, debía comportarse lo más que pudiera, aunque eso no le impedía que sus ojos se deleitaran con unas cuantas figuras femeninas, las cuales, estaba seguro, abundarían en el local, además de que podría enseñar a bailar a varias de las susodichas.

Editado por May Juliene Malfoy Feltom

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Mery Anne Haughton.

 

Mientras esperaba ser atendida, Mery observó con detención cada detalle del negocio. Estaba bastante bien, casi perfecto, aunque algunas cosas no eran del gusto de la pelirroja. Se volvió a girar al escuchar la voz de un caballero, que, para su suerte, estaba detras de la barra para atender a la chica.

 

- Buenos dias caballero... Pues... Me gustaria tomar un ron con cola. - Dijo sonriente y con su tono de voz frio, aunque no sesagradable. Se sentó en un taburete de la barra, cruzando sus piernas. - Perdona, una duda que me vino a la mente... ¿La señorita Maylis Juliene se encuentra aquí? - Así finalizó la conversación por el momento entre el estupendo caballero y la Haughton.

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May Black Lestrange

 

Aquí estoy, Mery… ¿Para qué soy buena?―mencionó la Black Lestrange adentrándose al local. Fijó su vista en el rubio y le hizo una breve seña, mientras este le servía el trago a la mortifaga, retirándose luego en completo silencio.

 

La castaña se sentó frente a Mery, mirándola fijamente. No tenía idea del por qué la mortifaga la buscaba, pero estaba segura de que su nombre no había sido susurrado en vano. Tomó un mechón de su ondulado cabello y comenzó a retorcerlo más, no tenía idea del por qué adoraba tanto hacer ese gesto con su cabello, le ayudaba a pensar y concentrarse.

 

Delineó sus ojos por su local, habían decidido no hacer fiesta de inauguración al menos no por ahora, aunque en realidad su decisión no había sido consultada con sus demás socios, tal vez ellos tendrías unos planes muy diferentes para el local, que podría saber la castaña, cada cabeza era un mundo.

 

Estaba satisfecha, ciertamente, el local lucia tal y como se lo había imaginado, incluso hasta mejor, era una completa lástima que no tuviera el tiempo necesario para encargarse de él y por lo tanto tendría que poner a Carlos como su persona de confianza a cargo. Era extraño porque al joven lo había conocido sólo unos meses atrás, pero una parte de si le dictaba que su querido Doyle´s estaba en buenas manos.

 

Tú dirás, Haughton―agregó enarcando una ceja.

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Mery Anne Haughton.

 

Tras decir el nombre de May, apareció de momento. "Esta chica es una caja de sorpresas" pensó la pelirroja mientras reia silenciosamente. Cógió el vaso de ron, y le dió un trago, escuchando las primeras palabras de su acompañante.

 

- No eres buena para nada, May, no te intentes engañar... - Bromeó la ojigris, mientras sonreia agradablemente. Parecía que estaba esperando a que preguntara por ella para aprecer de golpe, así, sin más.

 

Se levantó de un salto, colocando su vestido, y, justo despues, colocando su larga melena roja, dejando ver su espalda al aire, ya que la camisa que llevaba solo tapaba la parte delantera del tronco.

 

Volvió a sentarse, y se quedó mirando a su compañera. ¿Cuanto hacía que no se veian, meses? Seguro, aunque no era de extrañar, Mery había estado totalmente desaparecida por culpa del bando contrario al que pertenecia.

 

- ¿Tengo que tener un motivo para reclamarte? - Preguntó friamente la vampiresa. - Si no recuerdo mal, puedo venir a ver a una vieja amiga, aunque puedo equivocarme, claro... - Finalizó la martifaga, cruzando de nuevo sus piernas.

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May Black Lestrange

 

Podría ser, Mery, pero yo que tu no lo diría con tanta seguridad, podría sorprenderte―la Black Lestrange se levantó de su asiento y se adentró a la barra, buscando entre las botellas el licor deseado.

 

Sonrió triunfante cuando encontró la botella de vodka y se sirvió de manera sustanciosa, mientras observaba fijamente a la mortifaga. No pudo evitar divagar cuando sería la ocasión en que ella portaría la marca en su antebrazo, demostrando sus ideales a esos odefos que solían molestarle cada vez con sus inconstantes visitas a las mansiones donde residía.

 

Tomó sus cabellos castaños y los amarró en una alta coleta dejando expuesto su cuello y mostrando aún más las finas facciones de su rostro, la Haughton también le observaba con atención, se alzó de hombros, al parecer tenían un buen tiempo sin verse, ella por las miles de responsabilidades que ahora portaba en sus hombros y la mortifaga seguramente por cosas relacionadas con ese bando al que deseaba pertenecer.

 

Ingirió otro trago de su vodka y no pudo evitar admitirse a sí misma que se sentía cómoda en aquel lugar que era suyo, no completamente, pero `por lo menos una efímera parte de él le pertenecía y eso le gustaba. Sólo esperaba no tener que soportar visitas indeseadas o situaciones peligrosas en aquel negocio que se había propuesto rescatar.

 

Touche― mencionó la Malfoy sonriendo brevemente― Si, Mery, eres bienvenida, pero no puedo negar que tu visita me sorprende… ―agregó―. En fin, ¿cómo has estado, Haughton?

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No sabía cómo, pero ya tenía otro trabajo. Tal vez la joven se estaba volviendo demasiado avariciosa; empleada en el Ministerio, dueña de un negocio y ahora ayudaría en aquel lugar. Ni siquiera sabía para que quería tantos galeones; no tenía hijos que mantener, o sobrinos que consentir, pero al final, allí estaba, frente al imponente local de dos pisos.

 

Se dirigió a la puerta trasera, no estaba de humor para atravesar la primera planta entre la multitud de personas, por lo mismo que lucía un simple atuendo muggle; botas altas, negras, igual que su pantalón, blusa blanca que le quedaba algo suelta y una chaqueta negra de cuero, esperaba estar presentable para atender el bar, y solo por prevenir, se despeinó un poco el cabello. Era parte de una de sus extrañas ideas, si estás despeinada ya no puedes estar peor.

 

Adentrándose al establecimiento quedó un poco aturdida ante tan colorada decoración. Todo cuanto le rodeaba era de algún tono de rojo, sobrecargando su vista, en un principio, pero después de unos momentos, le pareció más agradable.

 

Su objetivo era trabajar en el bar, pero al acercarse a éste observó a Maylis junto a otra mujer en la barra; interrumpir conversaciones no era lo suyo, así que tendría que buscar otra cosa en la que ocuparse. Sonrió ante la ironía de la situación; la Black trabajaba para ella y viceversa. Se preguntó qué tan común era aquello mientras subía las escaleras. Quizás podría ayudar a atender las mesas del restaurant, no más, la cocina definitivamente estaba muy lejos de ser una de sus habilidades.

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¿Vas a algún lugar, preciosa?―inquirió el Cartairs al notar que la chica culminaba de ascender las escaleras.

 

Enfocó sus orbes verdes esmeralda en la joven, no recordaba haberla visto nunca, lo cual era extraño considerando lo sociable que solía ser, mucho más con el género femenino. Sonrió abiertamente, sin poder contenerse, lamentablemente no estaba en ese lugar para ligar, mucho menos si se trataban de clientes, bien claro se lo había dejado la Black Lestrange al contratarle.

 

Dejó caer brevemente su etérea figura sobre el barandal, cruzándose de brazos frente a la recién llegada, tenía cierta curiosidad, comenzando porque la susodicha había entrado al local por la puerta de empleados y no de clientes… ¿Acaso ella también trabajaría allí? Ninguno de los dueños le había avisado de otros empleados, pero suponiendo lo grande del local no sería extraño que aparecieran unos cuantos de un momento a otro.

 

Exhaló un suspiró, sin quitar su mirada la intrusa, hermosa ciertamente, pero intrusa al fin y al cabo. Observó hacia abajo de reojo, May continuaba hablando con la joven que había solicitado su presencia, no tenía caso interrumpirla, no creía que la Black Lestrange se lo tomara bien. Así que era mejor resolver ese asunto por si sólo, después de todo él era el encargado, al menos hasta el momento era el único, sabían que habían otros, más no tenía idea de cuando llegarían.

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Apenas había terminado de subir las escaleras cuando la voz de un hombre le llamó la atención, haciéndole levantar la vista. Debía reconocer que probablemente era lo más sexy que había visto. Con el cabello castaño y los ojos verdes estaba muy cerca del ideal de belleza de la Macnair, pero la forma en la que le había llamado, difícilmente, era algo con lo que la chica se sintiese cómoda. De hecho, había empeorado su ya mal humor.

 

A pesar de eso, ella era capaz de controlar su comportamiento, al menos la mayoría del tiempo; además la sonrisa del hombre no resultaba en absoluto desagradable. <<Si tan solo no hubiese hablado>>. Pensó. A veces creía que era muy displicente con los de sexo masculino, pero no podía cambiar. Nunca dejaría la idea de que lucían mejor callados.

 

—A trabajar —respondió a la pregunta del castaño de forma distante pero educada, al fin y al cabo, aún no sabía si se trataba de un cliente—. ¿Algo en lo que te pueda ayudar? —Continuó forzándose a sonar más amable.

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