~ La Rosa Negra ~ (MM B: 101997)

[Cissy Macnair]

Coloqué los brazos a los lados de mi cadera flexionados y ladee la cabeza, entrecerrando los ojos al mirar a Hades.

 

-¿Ayudarte?- inquirí, era una pregunta retórica-. Si sabes que la Heredera legítima soy yo, ¿no?- luego cambié la cara seria y sonreí. Habíamos tenido aquella charla, una en la que él sabía que debía heredar la Hermandad en tanto yo siguiera siendo humana, lo que en parte había hecho que él no volviera a insistir con convertirme. ¿Acaso no quería que fuera la soberana del grupo de vampiros más poderoso del mundo? No, a él no le importaba el poder porque ya era muy poderoso. Lo que él temía era que yo tuviera más responsabilidades que me apartaran de él o de Kore... O que terminase muerta-. Ya lo sé, no voy a discutir eso- miré de reojo a la bebé dormida.

 

Había crecido un montón en estos últimos meses. Ni siquiera parecía que tenía dos meses de vida, sino casi seis. ¿Sería ese crecimiento apresurado parte de su herencia vampira?

 

Había notado la mirada de todos sobre nosotros pero tan pronto como Hades echó un vistazo, todos volvieron a sus charlas vacías y aburridas. Oh, estaban muy atentos, pero ninguno era tan est.úpido como para enfrentarse a Ragnarok o a mi; aún siendo humana no dejaba de ser una bruja poderosa con una mente milenaria, llena de enigmas y secretos y muchos lo sabían.

 

-Nadie va a atacarnos en la Rosa Negra. Esto es terreno neutral- le recordé-. Además, los vampiros que vienen aquí suelen ser afines a mi causa- miré a tres de ellos que se encontraban en la mesa más cercana y los tres asintieron una vez, volviendo luego a su conversación.

 

Desde que había abierto el hostal, el lugar había vuelto a llenarse, muchos curiosos por ver qué había sido de mí. Por suerte la mayoría eran viejos conocidos, vampiros que habían pasado por la Hermandad o que eran de algún clan con el que tenía relación, incluso amigos de amigos que conocían mi reputación o mi nombre. Claro que, al ver el de Hades al lado del mío, se habían preguntado quién era... No tardaron mucho en averiguar quién era el sire de mi prometido y, así, decidido que no era bueno meterse con él.

 

-Creo que incluso la ayuda que podamos encontrar entre algunos de ellos nos sea útil para posicionarnos en Rumania... Podríamos incluso hablar con algunos vampiros que ya conocemos... ¿Darla?- me encogí de hombros, pues no había visto a la vampiresa desde hacía, por lo menos, nueve años.

 

@@Hades Ragnarok

[Hades Ragnarok]

Puso los ojos en blanco ante aquello. Aunque no era el lugar ni el momento como para iniciar por millonésima vez aquella discusión. Sin embargo, en algo la ex vampiresa tenía razón. La verdadera heredera de la hermandad y quien decidía que se haría y que no era ella, sin embargo, el problema de su humanidad seguramente estaría en discusión y dudaba que aunque contaran con muchos aliados y personas que la querían, respetaban o temían otros, los más radicales aceptaran aquello, por ello es que allí intervendría el hijo de la noche, al ser el único de los Lores vivos a parte de la Macnair quizás tendría que ser él quien tomara aquel puesto o reclamara el preciado trono de la hermandad. Sintió el peso del anillo en su dedo.

 

-Sé quién eres y de lo que eres capaz, pero el problema es que no dejaran por las buenas a una humana tomar el poder o el control de la hermandad, deberemos estar muy claro en ello –comento el vampiro.

 

El vampiro escucho el razonamiento de la Macnair y tuvo que admitir para si mismo que tenía razón, que de una u otra forma aquel local era un lugar de “tregua”, un lugar neutral para cada uno de los clanes de vampiro que quisieran llegar allí, claro estaba, él había visto y conocía muchísimos casos de ataques en lugares o zonas neutrales y por ello no se fiaba mucho, aun así, estaría preparado para defender a su prometida y a su pequeña hija quien dentro de poco no cabria en el cochecito.

 

-Bueno Macnair, yo hare lo que creas que se debe hacer, confiare en ti y en tu juicio, pero también espero que confíes en mi y en mi juicio cuando tenga que actuar o a hacer alguna cosa –la miro a los ojos- y no quiero berrinches, pucheros, quejas, mordidas, y demás cosas ni nada de eso cuando por tu seguridad y la de mi hija me ponga un poco borde y mandón o te obligue a desaparecer a algún lugar seguro si empieza algún tipo de guerra o batalla

 

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